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Economía Solidaria Civil
Roberto Fermín Bertossi
Proponemos temática y metodológicamente el abordaje interdisciplinario e intersectorial de una
nueva economía que ya actúa y/o late entre nosotros.
Hablamos de Economía Solidaria Civil.
Y, porque solidaria?
Porque toda economía es social pero no toda es solidaria.
Porqué civil:
Porque es una economía des mercantilizada.
Proponemos actividades económicas basadas en la solidaridad, en la reciprocidad y en la
mancomunidad que, así son por esto mismo, relaciones muy distintas y distintivas de aquellas que
permiten toda disparidad y lucro en los intercambios, generadores de desigualdades propias e
inherentes a un capitalismo desregulado o, del sistema jerárquico y autoritario propio de la
economía pública o estatal.
Las vinculaciones de esta economía humana con la autogestión, el mutualismo y el cooperativismo
–además de aquellas relacionadas con un modelo de desarrollo integrado-, no pueden desdeñar
factores (no solo tangibles) sino igualmente otros: vg., culturales, sociales, ecológicos, sociológicos
y psicológicos del crecimiento de toda una comunidad que no se resigne a una dimensión
económica sesgada y así entonces, una matriz del aislamiento de la dimensión humana,
inaceptable por cierto.
Todas las metamorfosis del derecho y los proyectos de investigación sobre la realidad económica
sudamericana no deben omitir que estamos situados en el centro de sociedades profundamente
desiguales y en la que la asimetría humana se viene acentuando inequitativa y riesgosamente en
las últimas décadas.
¿Cómo explorar entonces sobre reformas institucionales, políticas, sociales y económicas o de
propuestas de inclusión ciudadana ignorando cuánta población activa de Latinoamérica todavía se
encuentra en la economía informal, sumergida o, en la pobreza extrema e indigencia, lisa y
llanamente?
¿Cómo ignorar los abusos de posiciones dominantes sin envalentonar a sus verdugos?
Sin una metodología económica apropiada capaz de clausurar o aminorar tamaña brecha, los otros
cambios sociales, legales y políticos no superarán formales inquietudes pero, de categoría
superestructural.
Deberemos tener siempre presente que numerosos sectores populares debieron de recurrir como
última estrategia de sobrevivencia a prácticas sociales y económicas informales cuando fueron
excluidos del mercado regular por ser considerados inadecuados en el nuevo modelo globalizador.
Espontáneamente, muchas de estas prácticas informales adoptaron esquemas de organización
solidaria, vecinal y comunal para su mejor ejercicio.
El factor “C” se convirtió en un nuevo elemento racionalizador de esta nueva economía. Factor que
identifica esa “C’ cooperación” por algunos de los analistas de esta economía informal como
Razeto.
Una responsabilidad del Estado para alcanzar un nuevo equilibrio social supone e implica asignar
parte del ahorro popular y partidas del presupuesto público para rescatar e integrar tales prácticas
hacia un reconocimiento regular, pero dotándolas y acompañándolas con los recursos externos de
la capacitación, asistencia técnica, apoyo financiero, competitividad, productividad,
comercialización, capital humano, formación de cuadros, normas de calidad, sistemas de seguros,
comunicaciones, transportes, medios tecnológicos y responsabilidad ambiental que tienen – o
debieran de tener- otros sectores económicos.
La Economía Solidaria Civil que proponemos deberá ir conformando un esquema socioeconómico,
cultural y ambiental integrado por el conjunto de fuerzas sociales organizadas mancomunadamente
en esquemas asociativos identificados por prácticas autogestionarias, vecinales, barriales,
comunales y municipales; solidarias, democráticas y humanistas sin ánimo de lucro para el
desarrollo y proyección personal y comunitario del ser humano como sujeto actor, principio y fin de
la economía.
Para ello, el Estado deberá garantizar el libre y pleno desarrollo de todas las organizaciones de la
economía solidaria civil mediante incentivos, discriminaciones positivas, promoción, fomento,
integración, regulación y control; todo claro está sin perjuicio de su natural e imprescindible
autonomía que deberá ir caracterizando cada versión de esta nueva economía.
Se trata de que este sector de la economía, alcance una expansión y tamaño que le vaya dotando
de cierta invulnerabilidad ante un entorno generalmente hostil propio de economías privadas
capitalistas o del sector público estatal.
Esa masa crítica compleja supone hacia dentro una actividad federativa de apoyo y proyección
mutua y asistencia recíproca que resulte tan eficaz como la que exhiben –aunque animada por
otros intereses y valores-, los sectores privados y estatales de una economía vetusta tradicional,
humanamente obsoleta.
Una estrategia mancomunada de afines mediante la integración de sectores cooperativos,
mutualistas, comunitarios e incluso de economías familiares/personales en esta nueva gestión
económica empresarial, algo así como la “empresa de vivir”, la de cada uno, la de cada cual; la de
todos los todos del todo social.
Estamos ante la oportunidad de un buen instrumento para aproximarnos a ese futuro ideal del
Estado y la sociedad comunitaria.
La vertebración de un derecho solidario empieza en la Constitución y el derecho constitucional que
debe perseguir la coherencia e integración de la comunidad política a la que organiza y para ello
igualar en derechos y garantías a todos sus ciudadanos y cerrar toda brecha de diferencias,
sustentada en ese péndulo de privilegios y exclusiones sociales que nos da una imagen
desequilibrada y deforme de muchas sociedades desfiguradas por múltiples y diversas voracidades
y perfidias que solo mancillan una y otra vez más y más dignidad humana.
Se trata de una investigación sistemática desde el desenvolvimiento histórico de la Cooperación
urbana y rural pasando por el estudio de otras manifestaciones asociativas fincando máxima
importancia en la Educación Solidaria.
El objetivo general no solo explora el más profundo calado teórico posible sino además y
fundamentalmente, una proyección práctica; esto es un camino solidario desde una investigación
pura hacia una investigación aplicada en el campo social solidario de la economía civil.
Entre los objetivos específicos, pensamos, como dice el maestro Antonio Colomer Viadel, en la
importancia en un Estado social y democrático de derecho en el cual sus ciudadanos puedan tener
acceso a bienes y servicios eficientes como educación, trabajo, vivienda, agua potable, energía
eléctrica, transporte, gas, comunicaciones, minifundios, además de sanidad, esparcimiento, etc., y
que todo ello se logre en condiciones de costos que tiendan a la gratuidad o, al menos, asegurar
un costo mínimo para que no produzca la exclusión en aquellas capas sociales lindantes con la
pobreza, y por el contrario sea factor de inclusión social.
Al mismo tiempo la importancia que todo ello tiene y tendrá para la dignidad personal el intervenir
con un protagonismo consciente en la autoorganización, autogestión y autorregulación simplificada
de estos bienes/servicios y en la emancipación de dependencias y exclusiones sociales.
Estas organizaciones solidarias de la economía civil deben promover la integración vecinal y
federal de toda la Nación y a la vez al ser “bienes y servicios autoprestados”, garantizan una
determinada calidad y un precio justo.
De ahí también que deben tener un tratamiento fiscal favorecedor de su permanencia y desarrollo
que permita mantener precios y tarifas solidarias, especialmente para los ciudadanos con
carencias e incluso en situación de indigencia.
La articulación federativa de los distintos sectores de economías familiares, mutuales, consorcios,
cooperativas, etc., en los diferentes ámbitos territoriales, y también con las cooperativas de
producción o trabajo asociado, de crédito y de consumo, como, asimismo en el caso argentino las
empresas recuperadas por los trabajadores tras situaciones de quiebra concursal.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------PRINCIPIOS de la ECONOMIA SOLIDARIA CIVIL:
I) La solidaridad, la cooperación y la democracia como formas de vida y de convivencia humana,
norma que debe cumplir toda persona o comunidad laboral y empresarial que pretenda integrar
este sector de la Economía Solidaria Civil.
II) La supremacía del trabajo sobre el capital, con lo cual se reencuentra el origen de la economía y
del desarrollo humano, rescatando el trabajo y su dignidad de cualquier “menoscabo” provocado o
provocable por el capital sin compromiso humano/social.
III) El trabajo asociado como premisa fundamental de la organización de la empresa, la producción
y la economía, con lo cual se sustituye el trabajo asalariado característico del capitalismo y causa
principal de disparidades y desencuentros sociales, de injusta distribución de la riqueza, de más
pobreza, de más indigencia y de toda exclusión social.
IV) La propiedad comunitaria de los medios de producción y servicios por parte de los trabajadores
en general, de los aborígenes y excombatientes en singular (¿presos?) que, cual productores y/o
servidores directos, son los propietarios y gestores de la empresa urbana y rural como comunidad
de trabajo y, beneficiarios primeros y plenos de los resultados económicos, con lo cual se elimina
la explotación del hombre por el hombre, del hombre por el Estado y la causa fundamental de la
lucha de clases.
V) La autogestión y acción vecinal como forma superior de redignificación, honor y participación
autónoma, independiente y responsable de los trabajadores en la gestión de la empresa, la
economía y la conducción de la sociedad y el Estado, con lo cual se reduce hasta eliminar la
marginalidad y se construye y consolida la democracia real.
VI) La supremacía del servicio, el bien social y la equidad, sobre el beneficio y la acumulación
individual, el lucro y la plusvalía.
VII) La integración entre las unidades y organizaciones de la economía solidaria civil a nivel
horizontal y vertical, hacia la conformación del sector macroeconómico de dicha economía más
humana, más ecológica, más pacifica e inclusiva cuantitativa y cualitativamente, remediando y
reparando históricas marginaciones aborígenes y campesinas.
Algunos obstáculos:
Obstáculos para el desarrollo de una Economía Solidaria Civil (ESC)
Para el Profesor Bastidas Delgado, en principio, los principales obstáculos para un desarrollo
eficaz, gradual y paulatino de este sector de la economía, provienen de diversos sectores: Vg.,
acendrados individualismos; sector financiero, sector mercantil y hasta aquellos provenientes de
seudos cooperativismos como otros de caricaturas y/o simulacros de versiones pseudosolidarias
no inclusivos propios de corporaciones cooperativas, a las que este conocido profesor venezolano
ha dado en llamar cooperativas de maletín, obstáculos y desafíos a los que ahora deberemos
añadir todo lo concerniente a innovación, ecología, economía digital, etcéteras.
Observemos algunos:
- Incomprensión de la ausencia de lucro e intermediarios en las auténticas cooperativas.
-Ignorancia de la doble dimensión Asociación –Empresa de las mutuales, cooperativas, etc.. La
dificultad en comprender esta doble dimensión es una grave frontera. Admitir este singular
asociativismo y comprender la dimensión empresarial, permitiría también incluir a las cooperativas,
mutuales, minifundios y consorcios rurales en el ámbito de las PyMEs y proporcionarles los mismos
apoyos que éstas reciben del gobierno y del sector financiero.
- La confusión entre lucro y excedentes. Todas las variantes conceptuales coinciden en que las
cooperativas son organizaciones sin fines de lucro, entendiéndose por lucro, según la Real
Academia, “la ganancia o provecho que se saca de una cosa”, por lucrativo “lo que produce utilidad
y ganancia” y por “lucrar” es sacar provecho de un negocio, obtener utilidades.
Pero este aspecto del “no lucro”, no está claro tampoco en numerosos cooperativistas; muchos lo
confunden con no obtener excedentes o disminuir estos a cantidades insignificantes por temores a
ser llamados ricos. Puede afirmarse que el “no lucro” es un atributo de la cooperativa y de sus
asociados que no entra en contradicción con la necesaria creación de riquezas y su necesaria
capitalización, ni con el lógico deseo humano de lograr mejores ingresos y niveles de vida.
Aquí dos preguntas son claves para determinar si un asociado o una cooperativa/mutual se lucran:
1.- ¿Quién produjo el bien o servicio?, y,
2.- ¿Quién se apropió del valor generado por ese bien o servicio? Si las respuestas coinciden en la
misma persona no hay lucro, Para que exista lucro, quien no produjo el valor es quien se lo
apropia; y un asociado… ¡jamás se expropiará a sí mismo!
- La ausencia de visión económica en las inversiones. Numerosas personas, instituciones y
organismos públicos perciben a las Mutuales/ cooperativas, sólo con criterios sociales olvidando
la relación costo / beneficio propia de todo Plan Organizacional o de Emprendimientos, como que
ellas son un binomio indisoluble de asociación dueña de una empresa, y empresa que debe
medirse con parámetros de servicio, criterios laborales pero también financieros y económicos
adaptados a su especificidad propia de su singular naturaleza jurídica propia, distinta y distintiva,
sin perjuicio de su mejor productividad y competitividad.
- La búsqueda de “soluciones inmediatistas” por sectores gubernamentales (ignorando neutralidad
política, autonomía e independencia cooperativas) y de ciudadanos que ven en las cooperativas la
panacea para sus problemas. Bernardo Kliksberg lo denomina eficientísimo cortoplacista; consiste
en una resistencia primaria a una Economía Solidaria Civil, cuestionándola en términos de costo y
tiempo. Poner en marcha un proyecto de ESC., implica y supone inversiones y costos económicos
necesarios para el éxito de la organización que se emprende pero se debe estar consciente de que
los procesos de maduración y apropiación de valores y principios, así como la consolidación de
prácticas democráticas son de largo plazo y los resultados no serán inmediatos.
- La subestimación de los aborígenes, de los marginados e indigentes urbanos y rurales, de los
sordomudos, ciegos y portadores de otras capacidades diferentes y/o
minusvalías, los
inmigrantes; de presidiarios/ex presidiarios; ex combatientes, etc. En numerosos espacios,
sectores directivos y profesionales tienen una concepción desvalorizante de las capacidades de
dichas comunidades reales y preexistentes. Creen que son incapaces de integrarse a los procesos
de diseño, gestión, producción, servicios, control y evaluación y que no pueden aportar
mayormente por su debilidad educativa y cultural. También que sus liderazgos son primitivos, sus
tradiciones son atrasadas, y sus saberes son cargas. Nada más alejado de la realidad. Numerosos
miembros de estos sectores postergados y empobrecidos, muchas veces a través de sus
mutuales/cooperativas y otras ONG`s, han demostrado capacidades y logros exitosos.
La idea de "capital social” afirma Kliksberg, “rompe los mitos sobre las comunidades pobres. Una
comunidad puede carecer de recursos económicos, pero siempre tener capital social; ellas tienen
todos los elementos constituyentes del capital social: valores compartidos, cultura, tradiciones,
sabiduría acumulada, redes de solidaridad, expectativas de comportamiento recíproco. Cuando
logran movilizar ese capital social, los resultados pueden ser importantes como los observados por
quien esto escribe en Villa El Salvados del Perú, o en nuestras Ferias de Consumo de Lara. Como
anotara Albert Hirschman (1984): “a diferencia de otras formas de capital, el capital social es el
único que aumenta con su uso”.
- La tendencia a la manipulación de las comunidades. Esta afirmación debe observarse desde
varios ángulos. Desde el lado gubernamental, existen brechas entre las intenciones manifiestas y
las declaraciones. Algunos mensajes, particularmente aquellos provenientes de las más altas
esferas oficiales, empresarias y/o sindicales hicieron daño al mutualismo/cooperativismo.
Afirmaciones como Vg., “formar cooperativas es muy fácil, se reúnen diez personas y listo” o “las
cooperativas son capitalistas” – olvidando que en Cuba el 90% de la comida no importada es
producido por ellas - han sido contraproducentes.
- Si a estos discursos negativos se le suma el vacío operacional de las instancias gubernamentales
que deberían incentivar, fiscalizar, controlar y sancionar eventualmente al sector, la manipulación
se convierte en malabarismos gubernamentales.
Conclusión y propuestas:
Preconclusivamente, los principios que animan, alientan e impulsan a esta económica solidaria civil
son los de crear un verdadero sector de economía solidaria civil abierto a una estrategia de afines
que superando todo obstáculo, vaya
incorporando, integrando y repotenciando
mancomunadamente otras formas solidarias de organización empresarial e incluso empresas
familiares, para alcanzar ese punto de masa crítica, que permitiera –reitero- una cierta
invulnerabilidad del sector frente a competencias abusivas y desleales, y reivindicara instrumentos
de apoyo para este sector de la economía, de carácter científico, productivo, financiero, comercial,
tecnológico, competitivo; de seguros, de mercados y de formación que les permitiera una cierta
igualdad en esa competitividad de mercados con los sectores privados y públicos de la economía.
La sinergia de esta alianza tendrá, sin lugar a dudas, un efecto multiplicador y un beneficio para
todos los ciudadanos-vecinos-contribuyentes-consumidores/usuarios por la reducción de costos, ya
que no es el beneficio el motor movilizador de tal sector solidario civil -complementario de la
economía tradicional-, sino la redistribución equitativa, y la reciprocidad mutual.
En fin, esto implicará un replanteamiento del principio democrático hacia el constitucionalismo
solidario. que nos habla de unos instrumentos tan útiles en este proyecto renovador, como son las
mutuales, los campesinados, los minifundios, las economías personales, familiares y comunitarias,
las cooperativas, los consorcios rurales, los asociativismos y más.
Nuestra propuesta de economía solidaria civil debe ofrecer también un modelo a seguir por otros
Estados sudamericanos que quisieran sumarse soberanamente para avanzar en esta
transformación mediante pasos de cohesión e integración eficaces pero, que al mismo tiempo no
exigen menguar ningún derecho propiedad sino moderar naturalmente a los actores privado
capitalista o público respecto de sus espacios y esferas de influencia tradicional.
Finalmente, lograr esta Economía Solidaria Civil será un paso sincero e inclusivo para esa
reconversión pacífica de nuestra sociedad avizorando un nuevo contexto para una nueva
convivencia, más ética, más equitativa, más solidaria, más entusiasta., más amiga de los
empobrecidos, del ambiente, mas armoniosa y, fundamentalmente, más humana.
Roberto Fermín Bertossi
Proyecto de Investigación para una Economía Solidaria Civil.
Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Universidad Nacional de Córdoba / República Argentina
(2013/2020)
Docente e Investigador universitario.
Profesor de grados y postgrados, UNC., UCCOR., UNL.
Experto de la CONEAU para la Economía del tercer sector.