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LA CAPACIDAD DE ADAPTACION DEL SER HUMANO ES LA BASE DE TODO Todo ejercicio deportivo supone un esfuerzo y de la intensidad del mismo dependerá que los cambios originados en los diversos órganos o sistemas sean más o menos soportados por el deportista. El entrenamiento no es más que un proceso mediante el cual el deportista se habitúa a los múltiples cambios bioquímicos originados en su organismo, para de este modo adquirir una buena forma. Aunque el término “estar en forma” es muy difícil de explicar o de definir, estamos de acuerdo con De Vries en que una buena constitución deportiva puede venir dada por la existencias de varias cualidades físicas y fisiológicas como son PRIMERO, la existencia de un buen estado motor caracterizado por la combinación de diversos factores entre los que se encuentran la fuerza, la velocidad, la agilidad, la resistencia, la coordinación y el equilibrio. SEGUNDO, en segundo lugar, la presencia de una excelente capacidad para soportar el trabajo a la que contribuyen de un modo especial una función cardio-respiratoria y un metabolismo correcto. TERCERA,es la necesidad de contar con un peso corporal ideal en el que exista un equilibrio perfecto entre sus diversos componentes y especialmente entre el músculo y la grasa. Y, por último, todo lo anterior debe ser acompañado de una gran flexibilidad y capacidad para la relajación tonto estática como dinámica. Para adquirir dicho estado de forma se necesita un correcto planteamiento de las tareas a desarrollar lo que depende del perfecto conocimiento de la fisiología del deportista, así como de su capacidad para resistir el considerable esfuerzo al que debe someterse. El ser humano como tal se ve sometido constantemente a presiones que atentan contra su equilibrio biológico, que sólo su capacidad de adaptación y el entrenamiento de superación a circunstancias ambientales desfavorables le permiten superar. El hombre hace de su vida una lucha biológica para mantener homeóstasis, el equilibrio dinámico de los tejidos y su funcionalismo en relación con las exigencias del medio ambiente. En la práctica es difícil precisar cuáles son las técnicas propiamente enmarcables en una u otra vertiente del entrenamiento, genérico o específico. En realidad el sistema de administración de dichas técnicas es lo que verdaderamente conferirá a la preparación un carácter preferentemente genérico o preferentemente específico, pero lo que sí es cierto es que en todo entrenamiento global la concepción clara y determinante de los que son objetivos y de los que son medios deben tenerse muy en cuenta, así como la justa y ponderada base de equilibrio en que debe apoyarse todo entrenamiento para ser eficaz y fisiológico. Roux en 1881 demostró que era posible entrenar al músculo en tres aspectos: fuerza, velocidad y resistencia según el estímulo a que se someta, y basado en ellos dictó tres simples reglas biológicas que hoy rigen, en gran parte, al entrenamiento: 1- La función forma al órgano heredado, lo conserva y desarrolla. 2- La función cambiada adapta al órgano. 3- La función demasiado fuerte y demasiado constante debilita al órgano. Estas leyes biológicas de ROUX fueron completadas más tarde por el higienista hamburgués LORENTZ con estas otras dos: 1- La falta de función hace agonizar al órgano. 2- La función puede curar al órgano enfermo. En nuestro siglo las investigaciones deportivas han corroborado lo expuesto por estos dos investigadores, yendo hasta detalles sofisticados que permiten manejar más concienzudamente la capacidad de adaptación del ser humano y que constituye la piedra angular en la preparación de los deportistas. EFECTOS POSITIVOS DE LA PREPARACIÓN FÍSICA EN EL ORGANISMO: En términos generales hemos de convenir que pese a que tradicionalmente se insista en hablar de las modificaciones biológicas provocadas por el entrenamiento en aspectos puramente estructurales (morfológicos) son los adaptación funcional los que condicionan de forma definitiva el mejor rendimiento del organismo. Es por ello, que en muchas ocasiones la obsesión por las modificaciones exclusivamente anatómicas de órganos y sistemas -error frecuente en la práctica deportiva- ha provocado la alarma en el ambiente médico; sin embargo, un buen planteamiento de la preparación deportiva debe perseguir, por encima de todo, la acomodación funcional del organismo al esfuerzo debiendo ser las modificaciones anatómicas consecuencias de aquellas y no al revés. El entrenamiento deportivo afecta en general a la totalidad del organismo del entrenado y lo hace de forma plurivalente, tanto en cantidad como calidad, según sea la orientación específica que se dé a la preparación deportiva. La adaptación funcional al esfuerzo debe obedecer a un todo genérico, insistiendo específicamente después en él, o los sistemas orgánicos más directamente comprometidos, según sea la especialidad deportiva de que se trate, o mejor, para que el individuo este más capacitado. Al deportista se le debe concebir como un todo con respecto a la respuesta del organismo ante un trabajo, siendo esta función una unidad fisiología que responde integrando su funcionalismo. ¿Cuáles son los efectos de la preparación física ( y en sentido general del entrenamiento) en el organismo?. En primer lugar estudiaremos los efectos generales que todo entrenamiento produce, y, en segundo lugar, los que específicamente se alcanzan según el tipo de entrenamiento. EFECTOS GENERALES. Como ya sabe, el oxígeno se encuentra en la hemoglobina de los glóbulos rojos en su mayor parte, aunque también puede encontrarse disuelta en el plasma, La carga de oxígeno en la sangre arterial es siempre máxima y generalmente constante por unidad de masa. Durante el reposo, el individuo consume una determinada cantidad de O2, a la que se denomina requerimiento basal de oxígeno, con el ejercicio moderado se produce un aumento de consumo de este gas, siendo tres veces mayor que el basal, transformándose en 4 a 8 veces más, con el ejercicio intenso y superado las 8 con el máximo. Como el trabajo muscular se encuentra limitado por la cantidad de oxígeno que le llega por la sangre y como sabemos que la hemoglobina se encuentra en condiciones normales saturadas de oxígeno, para incrementar éste en el músculo, el organismo no tiene más remedio que aumentar la cantidad de sangre circulante, para lo cual el corazón tiene forzosamente que aumentar lo que se conoce como volumen minuto o gasto cardíaco, es decir, la cantidad de sangre que el corazón es capaz de movilizar en un minuto, que, como sabemos en los individuos normales y en reposo oscila entre 5-7 litros pudiendo alcanzar hasta 20 o más durante el ejercicio; para ello el corazón puede recurrir a los siguientes procedimientos: 1- Aumentar la cantidad de sangre movilizada en cada litro que en las personas normales en reposo vienen a ser de unos 80-90 CM3, alcanzando la de 100-130 durante el esfuerzo. 2- Aumentado el número de pulsaciones por minuto de 60-80 a 120-180. 3- Combinando ambos procedimientos que es generalmente lo que sucede. El mantenimiento durante periodos de tiempo prolongados de un gasto cardíaco elevado, origina un aumento del volumen cardíaco. En términos generales se puede decir que el aumento del volumen cardíaco puede ser realizado a expensas del aumente de su pared, o de la dilatación de sus cavidades. Aquellos deportistas en los que existe un corazón con predominio de la pared han realizado durante épocas largas de su vida ejercicios de gran intensidad, en los cuales la frecuencia del pulso se sitúa alrededor de 160-180 PXM, trabajo que supone una gran deuda de oxígeno. Por el contrario, aquellos otros atletas cuyo trabajo se desarrolla durante periodos muy largos de tiempo, pero cuya intensidad es pequeña y en los cuales prácticamente no se produce deuda de oxígeno, el aumento del volumen cardiaco se realiza preferentemente a expensas de sus cavidades, la inmensa mayoría de los expertos en medicina deportiva opinan con SECHER que la hipertrofia cardíaca no es otra cosa que la adaptación del corazón al aumento continuo de su trabajo mecánico. El trabajo cardíaco, cuando permanece constante la frecuencia del pulso, puede ser aumentado de dos manera: PRIMERO: elevando la presión arterial (en el interior de la aorta) aumenta del mismo modo el trabajo ventricular y consumo de oxígeno, SEGUNDO: incrementando el gasto cardíaco; la cantidad de oxígeno consumido es mucho menor que en otros casos. En opinión de SARNOFF, la necesidad metabólica del miocardio en actividad está producida por el desarrollo de la tensión cardiaca, sin considerar el grado de acortamiento de las fibras miocardiacas, lo que quiere decir que la mayor parte de los requerimientos energéticos del corazón se hallan determinados por el mantenimiento de la tensión por el músculo cardíaco. El corazón de un atleta entrenado posee otras capacidades de las que carecen las personas sedentarias, tales como el acortamiento de los periodos de eyección, disminución de la frecuencia del pulso y acortamiento del tiempo de recuperación. La mejoría del rendimiento deportivo no descansa únicamente sobre la mejor eficiencia del corazón, sino que existe al mismo tiempo otra serie de factores que comparten la responsabilidad con la bomba cardíaca, así se sabe que el entrenamiento deportivo prolongado origina un aumento general de los capilares, lo que conduce al mejoramiento de la provisión de oxígeno y al aumento de la superficie del sistema vascular, en el que tiene lugar los procesos de intercambio. Resumiendo podemos decir que cuando el trabajo físico es constante, metódico, progresivo y adecuado al deportista, éste reacciona adaptándose y mejorando su capacidad de rendimiento mediante las siguientes transformaciones generales positivas: 1- Aumenta la cavidad del corazón, se engruesa y fortalece su miocardio, disminuye su frecuencia de contracciones y aumenta el chorro sistólico, también mejora el retorno rápido de la frecuencia y la presión sanguínea a la normalidad. 2- Se pone en funcionamiento latentes capilares y se forman nuevos. Según Petrénhasta un 40% más. 3- Mejora la constitución de la sangre. 4- Aumenta la capacidad vital pulmonar y la hematosis. 5- Mejora la irrigación sanguínea y el metabolismo, lo que alimenta mejor la fibra muscular, aumentando su grosor y consecuentemente la masa muscular. 6- Se fortalecen las membranas musculares: sarcolema, perimisio y epimisio, así como los tendones y ligamentos. 7- El crecimiento de la masa muscular viene acompañada de modificaciones bioquímicas (aumento de contenido de glucógeno, de creatina, de actina, de calcio, de magnesio) y del aumento en un 45% de diámetro de los vasos. También produce modificaciones en la cronaxia eléctrica y de la frecuencia de la descarga eléctrica en las fibras musculares. 8- El músculo se vuelve más sensible al influjo nervioso. 9- El hígado alcanza una mejor capacidad de destrucción (más rápida incluso) de los productos de desecho del metabolismo, especialmente de los ácidos láctico y pirúvico. 10- Aumentan las secreciones endocrinas relacionadas con el esfuerzo, especialmente la adrenalina y la cortisona.