Download Un día durante la oración, vi una gran luz y de esta luz salían rayos
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HORA SANTA SANTA MARÍA FAUSTINA KOWALSKA APOSTOL DE LA DIVINA MISERICORDIA OFRECIMIENTO: Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de ti, Belleza incomprensible. Y aunque te has escondido y ocultado, y has ocultado tu belleza, mi ojo iluminado por la fe, llega hasta ti y mi alma reconoce a su Creador, a su bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración (1692). Mi Creador y Señor, tu bondad me animó a conversar contigo. Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa al Creador de la criatura. Hablar contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte cada vez más profundamente. Aquí los torrentes de las gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh mi Creador y Señor, además de ofrecerme estos dones, tú mismo te entregas a mí y te unes íntimamente a tu criatura. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Su tema es nuestro secreto que otras criaturas desconocerán. Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. Por esta inconcebible bondad tuya, te adoro, Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable y pequeña, no obstante estoy serena, porque sé que tú sabes que ella es sincera aunque tan imperfecta (1692). Amén. LECTOR 1: Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro. Sus padres tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo gran ejemplo de vida espiritual. A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo. Una indicación de este hecho fue un sueño que ella tuvo a la edad de 5 años. Su madre recuerda que en esa época Elena dijo a su familia: “Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios en un jardín precioso”. Muchas veces, aún antes de los siete años, la niña se despertaba durante la noche y se sentaba en la cama. Su mamá veía que estaba rezando, y le decía que regresara a dormir o terminaría perdiendo la 1 cabeza. “Oh, no madre”, Elena le contestaba, “mi ángel guardián me debe haber despertado para rezar.” (7). Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas para mantenerse a sí misma y ayudar a sus padres. Ya desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Plock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios. LECTOR 2: Su espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío —escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242). Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia. Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el Diario escribió: Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni 2 la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (1107). LECTOR 3: LA VIRGEN MARÍA, LAS ALMAS DEL PURGATORIO Y LOS MORIBUNDOS: En este camino de perfección, su maestra y Madre fue la patrona de su Congregación: María, Madre de la Misericordia. Virgen María: “Tu vida debe ser similar a la mía, silenciosa y escondida; deben unirse continuamente a Dios, rogar por la humanidad y preparar al mundo para la segunda venida de Dios” (625). Casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le preguntó al Señor por quién más debía orar y la noche siguiente tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido, solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a las almas que es lo que más las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia” (20). Era despertada para rezar y sufrir por los moribundos y almas del purgatorio. “Por la noche fui despertada súbitamente y conocí que un alma tenía necesidad de oración, con toda mi alma pedí al Señor la gracia para ella. Al día siguiente pasado ya el mediodía entré en la sala y vi a esta persona agonizante cuya agonía había empezado la noche anterior cuando me pidió oraciones. De repente oí en el alma la voz, reza la coronilla que te he enseñado por ella. Mientras la rezaba ella abrió los ojos, y murió con una asombrosa serenidad” (esta alma fue la primera que experimentó la promesa dada a la coronilla). “El ángel custodio me recomendó que rezara por cierta alma, y a la mañana siguiente supe que era un hombre que había empezado a agonizar. De modo sorprendente Jesús me da a conocer cuando los moribundos necesitan mis plegarias y sacrificios” (820). TODOS DE RODILLAS: “Oh dulce Madre de Dios, sobre Ti modelo mi vida, Tú eres para mí una aurora radiante, en ti me pierdo extasiada. Oh Madre, Virgen Inmaculada, en ti el rayo divino se refleja. Tú me enseñas cómo amar a Dios entre las tormentas, Tú eres mi escudo y mi defensa contra el enemigo "(1232). Padre nuestro, Ave María, Gloria, En los cielos y en la tierra… LECTOR 4: 3 El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstol de su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo su gran mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba a los profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (1588). La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas: – Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona. – Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo. – La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina. LECTOR 5: Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas, por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco. 4 OBEDICENCIA AL CONFENSOR: Frecuentemente Jesús le hizo saber la conveniencia de escuchar y obedecer a su director espiritual, y que debía dar más importancia a las palabras del confesor que a todas las iluminaciones interiores que pudiera recibir. Jesús le dice en varias ocasiones: Yo te contestare por su boca, quédate tranquila. Comprendí que tengo que rezar mucho por cada confesor para que el Espíritu Santo los ilumine, porque cuando me acerco al confesionario sin rezar antes ardientemente el confesor me comprende poco (647). He aprendido que para que Dios pueda obrar en un alma, ésta tiene que renunciar a su propia cuenta, ya que en el caso contario Dios no realizará en ella su voluntad (1790). La paciencia, la oración y el silencio refuerzan al alma. Hay momentos en los cuales el alma debe callar y no conviene que hable con las criaturas; aquellos son los momentos de insatisfacción de sí misma, en tales momentos vivo exclusivamente de la fe... (944). TODOS DE RODILLAS: Oh Jesús mío, maestro y director espiritual, fortifícame, ilumíname en estos momentos difíciles de mi vida, no espero ayuda de parte de los hombres. Oh Jesús, contigo todo puedo, haz de mí lo que te agrade, dame solamente tu Corazón misericordioso y será suficiente para mí (650). Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (240). Padre nuestro, Ave María, Gloria En los cielos y en la tierra… LECTOR 6: EL DOLOR, ENFERMEDAD Y MUERTE. El sufrimiento es un don de Dios, Santa Faustina descubre su valor y su sentido de eternidad: a través del sufrimiento el alma se parece más a Jesucristo. Durante la Cuaresma de 1933, experimentó en su propio cuerpo y corazón la Pasión del Señor, recibiendo invisiblemente los estigmas. Ella lo narra así: "Un día durante la oración, vi una gran luz y de esta luz salían rayos que me envolvían completamente. De pronto sentí un dolor muy agudo en mis manos, en mis pies, y en mi costado, y sentí el dolor de la corona de espinas, pero esto fue sólo por un tiempo bien corto." Padezco sufrimientos en las manos, los pies y el costado, en los lugares que Jesús tenía traspasados. Experimento particularmente estos sufrimientos cuando me encuentro con un alma que no está en el estado de gracia.”(705). “Pasé toda la noche con Jesús en Getsemaní. Un continuo gemido de dolor salía de mi pecho. La agonía natural será más leve, porque durante ella se agoniza y se muere, 5 mientras aquí uno agoniza sin poder morir. Oh Jesús no creía que existieran sufrimientos de este tipo” (1558). Sufre rechazos, juicios, desprecios, abandonos, incomprensiones– y las acechanzas y venganzas del demonio. Su recompensa..... alcanza la conversión de muchos “Hoy mientras rezaba el Rosario, vi de repente el copón con el Santísimo Sacramento. El copón estaba descubierto y con bastantes Hostias. Desde el copón salió una voz: Estas hostias fueron recibidas por las almas convertidas con tus plegarias y tu sufrimientos” (709). Sor María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y así como de las gracias alcanzadas por su intercesión. La Secretaria de la Misericordia de Dios fue elevada a los altares por el Santo Padre Juan Pablo II, el 30 de abril del año 2000, Fiesta de la Divina Misericordia. Siendo así la primera santa que fue canonizada en el año jubilar 2000 y en el milenio. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia-Lagiewniki." DIRECTOR: Hemos visto algunos ejemplos de lo que una vida que ha abrazado por amor la vocación al sufrimiento puede lograr para el bien de la humanidad. Esta generosidad heroica solo proviene de la fuerza del amor crucificado de Cristo, de Aquel que se ha entregado por nosotros, que ha vencido el mal con el poder del bien. El amor triunfa, porque el amor que es capaz de sufrir, es el único que es fecundo. Solo el amor es capaz de abrir, rasgar el corazón para engendrar la vida de Cristo en el mundo. Gracias Santa Faustina, por manifestar con tu vida lo que nos enseña S. Francisco de Sales: “el límite del amor es amar sin límites”. TODOS DE RODILLAS: ORACION PARA SER MISERICORDIOSO “Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti. Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo. Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. 6 Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos. Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas. Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (163). Padre nuestro, Ave María, Gloria En los cielos y en la tierra… DIRECTOR: Santa María Faustina, nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías (281,1582). Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que "distribuyeras las gracias como tu quisieras, a quien tu quisieras y cuando tu quisieras" (31). Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión para ser una de las almas de las que Jesús te regalo su salvación. Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén. ¡No Te olvidaré, pobre tierra! aunque siento que me sumergiré inmediatamente toda en Dios, como un océano de felicidad, eso no me impedirá volver a la tierra y dar ánimo a las almas e invitarlas a confiar en la Divina Misericordia. Al contrario, esa inmersión en Dios me dará unas posibilidades ilimitadas de obrar (1582). BIBLIOGRAFIA -“Diario de Santa María Faustina Kowalska” Marian, Press. -“Orar con la Divina Misericordia” Ma. Angeles Manglano Miguel Gracia Manglano Cobel Ediciones. 7