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COMPARACIÓN ENTRE LOS PLANTEAMIENTOS SOFISTAS Y LOS DE
SÓCRATES
Santiago Castillo Trujillo
Epígrafe
“Yo sólo sé que nada sé”
-Sócrates-
Resumen
El nacimiento de la filosofía se remonta a los finales del
siglo VII a.C. En estos tiempos se empezó a plantear la
validez de los mitos y a analizar racionalmente las
preguntas acerca de los misterios del mundo por parte
de los griegos, se pasó del mito al logos. Hacia el siglo
V a.C., la filosofía griega dio un giro antropológico,
donde aparecen personas como los sofistas y el famoso
Sócrates que exponen sus ideas de la ética, el saber y
la naturaleza, entre otras. Los sofistas trabajaban en la plaza educando y
convenciendo a las personas acerca de lo que se debe hacer en la sociedad,
dependiendo de con quién hablaran. Sócrates, por su parte, llevaba discusiones
con el fin de encontrar definiciones universales sobre los distintos elementos de la
sociedad, al lado de sus pupilos (entre ellos, Platón). La pregunta es acerca de la
confrontación ideológica entre este grupo de filósofos y este individuo: ¿El uso de
los discursos debe encaminarse hacia la búsqueda de definiciones universales
como lo propone Sócrates o el arte de convencer como lo piensan los Sofistas?
Palabras claves:
Intelectualismo moral, mayéutica, areté, relativismo, escepticismo
Los Sofistas
La palabra sofista viene del griego “sofós” que significa sabio. El movimiento
sofista nace en Atenas, el centro cultural del mundo griego, hacia mediados del
siglo V a.C. La filosofía hasta entonces se había preocupado primordialmente por
estudiar la naturaleza, los fenómenos astronómicos, la ubicación de la tierra, la
composición de los átomos y estructura de la vida, entre otros temas científicos.
Sin embargo, en Atenas durante el siglo V a.C., hay un desplazamiento de la
physis a la polis. Esto significa que la filosofía había dado un giro antropológico,
donde se estudiaba al comportamiento del hombre y la sociedad, más que a la
naturaleza y ciencias exactas. El contexto histórico es el siglo de Pericles, Atenas
se erige como una capital grande del mundo, luego de haber derrotado al
poderoso ejército Persa en las Guerras Médicas.
La isonomía (la clave de la democracia en Atenas, la igualdad de todos los
hombre ante la ley y la participación directa con el Estado) encontrada en la
democracia radical de Pericles influye en el pensamiento sofista, especialmente
porque el campo de desarrollo de éstos fue la plaza pública o el ágora. Los
sofistas hacen su entrada a la vida social y se definen como maestros de virtud y
cultura, que prevalecían sus opiniones con su ciencia y oratoria. Su relación con la
vida pública ateniense fue total, y varios filósofos se enriquecieron al cobrar por
sus lecciones a jóvenes interesados en estudiar los deberes de la sociedad en
relación con la política y el poder.
Los sofistas tenían ciertos convencimientos comunes, como que cobraban sus
enseñanzas, tenían una preocupación humanista frente a las especulaciones
astronómicas del pasado y una actitud crítica ante las instituciones, a las que les
dicen que se fundaron en falsas leyes naturales. Muy especialmente confiaban en
el valor de la formación y educación desde la dialéctica y retórica. Eran escépticos
frente a la capacidad de conocimiento humano y las posturas racionales
verdaderas (precisamente para ellos la única era la duda). También expresaban
su relativismo frente a la verdad y los valores morales, condicionando sus
opiniones a la situación que se les presentara. Los sofistas plantean además la
necesidad de distinguir entre la ley natural y la ley humana.
Escepticismo y Relativismo de los Sofistas
Protágoras y Gorgias son considerados como los principales sofistas. A pesar de
ambos ser parte de este grupo de filósofos, pero diferían en varias ideas acerca de
la opinión y el ser humano. Protágoras decía que “El hombre es la medida de
todas las cosas”. Según esta cita, ninguna opinión es más verdadera que otra,
pues nadie puede determinar que lo que el otro dice es un error, sólo se puede
saber si una idea es mejor a juicio de la mayoría, la sociedad hace presión sobre
la opinión. Protágoras también negaba la existencia de los dioses, lo consideraba
un conocimiento que no alcanza el hombre a tener. Por su parte, Giorgias sostiene
un escepticismo radical, donde expresa que no existe realidad alguna; si algo
existiera no sería conocido, y si algo en efecto se conociera, no podría ser
comunicado. Uno se reservaba la verdad de toda opinión diciendo que ninguna
era más cierta que otra, mientras que el segundo las declaraba falsas por hablar
de algo desconocido, y a pesar de que fuera conocido, no podría ser comunicado.
Sócrates
Sócrates era un filósofo de familia humilde, su padre era cantero y su madre
partera, una profesión que uso para describir la misma suya. Este filósofo no pedía
dinero por sus enseñanzas, ofrecía la búsqueda de la verdad como tal, e incluso
afirmaba que era ignorante. Tenía un convencimiento profundo de la existencia de
la verdad de valor universal, una idea muy importante para su filosofía, y
precisamente buscaba el logos definiendo los elementos de la sociedad y la
política con el conocimiento verdadero de lo que son. Sócrates afirma también que
el bien de un individuo y de la sociedad debe coincidir. Él no se pone a analizar lo
dicho por los filósofos cosmólogos anteriores, sólo dice que sus estudios son
inútiles, pues no resuelven problemas que preocupan a la sociedad. Por esto, él
se dedica a las cuestiones éticas. Los sofistas también lo hacen, pero difieren en
muchas ideas nombradas anteriormente como el análisis de filósofos anteriores, el
ánimo de lucro y especialmente la búsqueda de la verdad.
Sócrates se centra en el conocimiento de la ética, la justicia
y la virtud. Los
cuestionamientos acerca de estas tres ideas son vitales para crear una definición
de ellas, se debe preguntar de qué se tratan, y ver las distintas facetas de éstas,
para tener en cuenta excepciones y distintos puntos de vista, y poder saber cuál
es la definición más pertinente. El resolver estas cuestiones tiene un fin justo, que
la sociedad tenga intelectualismo moral. Éste es un planteamiento hecho por el
mismo Sócrates, donde quiere definir la unión entre lo que es la razón y el bien. El
fin de esta idea es que cada individuo sepa cómo comportarse ante la sociedad,
una mala conducta es un error de conocimiento, pero el mal es de la persona es
involuntario, por lo tanto se le debe enseñar la ética desde el intelectualismo
moral. Durante su enseñanza, este maestro creó la mayéutica (método basado en
la dialéctica, donde se interroga a una persona para llegar a convencerla de el
desconocimiento y conceptualizar éste mismo), y la usó como principal elemento
de enseñanza, donde incluso a los sofistas los hacía caer en la confusión para
deshacerse de pensamientos previos y llegar a una definición de la idea que se
está analizando. La primera parte del proceso hacía a los interrogados confundirse
y ver que eran ignorantes, la segunda parte los llevaba a pensar en la verdad
acerca de lo que fuera la pregunta o cuestión. De esta forma, Sócrates
comunicaba sus definiciones, convenciendo a los demás de ellas, y haciéndolos
desarrollar su pensamiento crítico.
Respuesta
El uso de discursos debe encaminarse hacia la búsqueda de definiciones
universales, como lo propone Sócrates. Por el otro lado, el arte de convencer no
es la forma en que se usen los discursos, como lo pensaban los sofistas. Si se
mira concretamente, la búsqueda de definiciones universales le hace un bien a la
sociedad presente y futura del filósofo, y resuelve muchas cuestiones de una vez
por todas, solamente se trata de analizar las definiciones, se vuelven un
conocimiento histórico y determinante. Por ejemplo, si se mira la belleza en
comparando dos objetos o personas, no habrá una definición clara de este
concepto, y por lo tanto dependerá de la situación, pero si se tiene una definición,
se analizará la belleza basada en unos principios, habrá un punto de partida. Si
cada vez se tiene que hacer un análisis distinto de alguna idea, se está haciéndole
un bien a la sociedad, pero es un bien inmediato, que no es trascendental, y no es
tomado en cuenta en distintas situaciones, pues cada una debería ser analizada,
como lo pensaban los sofistas. Si se mira históricamente, los sofistas terminaron
con una imagen
de engañadores, que sólo tenían como objetivo el arte de
convencer al contrario, sólo de mostrar que está en lo correcto, y de aquí se deriva
la visión negativa de sofista como creador de discursos vacíos y la palabra
sofisma. Por el contrario, Sócrates tiene un reconocimiento muy superior al de los
filósofos sofistas individuales, y es por esta misma razón, porque tener
definiciones universales hace que las cuestiones siempre se miren desde un punto
de vista específico y racional, y en consecuencia sean estudiadas bajo las ideas
de una persona.
Conclusión
Para el autor es claro que las ideas de Sócrates se sobreponen a las de los
sofistas por lo presentado anteriormente. Además, el legado de la definición y uso
de las verdades universales se puede ver en lo que es la ley en los distintos
países que tienen sistema judicial constitucional. La mayoría de países crean sus
leyes basados en principios universales que deben tener, con un intelectualismo
moral común entre quienes las hacen, buscando claramente la unión entre la
razón y el bien. Si bien es cierto que las leyes humanas se derivan de las leyes
naturales y hay que diferenciarlas, como dicen los sofistas, la esencia del derecho
está en que las leyes sean lo suficientemente claras y justas para ser aceptadas
como lo correcto, y en este caso la idea de Sócrates, de que el saber y la virtud
coinciden, sería cumplida, junto con la idea de tener definiciones universales. Esta
idea es muy importante para el sistema judicial porque se necesita tener una
definición clara y concisa de los delitos y los castigos que éstos conllevan, para
ser tomados como principal facto y punto de partido de los jueces.
Es evidente que este pensamiento, junto con su forma de enseñanza, llevó a
Sócrates a ser un hombre tan reconocido. Es de destacar además su coherencia
frente a sus actos, tanto que murió por sus ideales, cuando fue condenado a la
pena capital por los políticos y prefirió no escapar de Atenas, sino beber el veneno
luego de dar su discurso de la inmortalidad del alma. Junto con esto, a pesar de su
gran habilidad para enseñar e inteligencia, se destacó por su humildad frente al
saber, al declarar su ignorancia como muy valiosa, una actitud distinta a la de los
sofistas, quienes creían que eran unos sabios. Es paradójico que un hombre de
tanta influencia al mundo moderno hablara bien de la ignorancia, pero es cierto
que en ese tiempo quedaba mucho por conocer, al igual que en el presente, y esto
se debe tener en cuenta para que las personas se den cuenta que falta mucho por
decir. Esta valiosa actitud de Sócrates fue inmortalizada con su célebre frase “yo
sólo sé que nada sé”.
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