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SUPONGA que una mañana temprano, cuando todavía está en la cama, siente un dolor agudo en el pecho y le falta el aire. “¿Será un ataque al corazón?”, piensa. Reconoce que restarle importancia a los síntomas no servirá de mucho y que convendría tomar medidas urgentes. Así que llama una ambulancia para que lo lleve al hospital. Es posible que el médico le haga un electrocardiograma a fin de establecer un diagnóstico y administrarle el tratamiento adecuado, pues sabe que actuar con prontitud puede salvarle la vida. 2 ¿Cómo está nuestro corazón simbólico? Tal vez sea difícil saberlo. De hecho, la Biblia asegura: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9). El corazón puede engañarnos, haciéndonos pensar que no existe ningún problema espiritual aunque los demás sí perciban síntomas peligrosos y estén preocupados. ¿Por qué podría engañarnos? Porque nuestras tendencias pecaminosas nos juegan malas pasadas, y Satanás y su mundo pretenden enmascarar nuestro verdadero estado de salud espiritual. Con el objeto de examinar nuestro corazón, veamos cómo actuo Jeremías. Para cumplir bien con su comisión, Jeremías debía obedecer las directrices de Dios. Leamos Jeremias13:1-5. Si hubiéramos estado en su lugar, ¿las habríamos obedecido nosotros? , Jehová le mandó que consiguiera un cinto de lino y se lo pusiera. Luego le ordenó viajar hasta el río Éufrates. Si consultamos un mapa, veremos que hay unos 500 kilómetros (300 millas) de distancia. Una vez allí, Jeremías tenía que esconderlo en la hendidura de un peñasco y volver a Jerusalén. Imaginémonos al profeta marchando por las montañas de Judea camino del Éufrates y luego, dependiendo de la ruta que tomara, internándose en el desierto. ¡Y todo eso para esconder un cinto de lino! Su larga ausencia debió de despertar la curiosidad de sus vecinos. A la vuelta, no traía el cinto. Tiempo después jehova se vuelve a comunicar con Jeremias. Que le dice en esta ocacion Leamos jeremias 13:6,7. En total, Jeremías recorrió casi 2.000 kilómetros (1.200 millas). Entre los dos viajes. A algunos críticos bíblicos les parece increíble que fuera hasta tan lejos y caminara durante meses. ¿No habría sido razonable pensar que aquello era una pérdida de tiempo y un esfuerzo inútil? Sin embargo, como Jeremías se había dejado moldear por Dios, no pensó así. En lugar de quejarse, obedeció sin demora. No fue sino hasta el segundo viaje que Jehová explicó a Jeremías que su actuación serviría de telón de fondo para pregonar un contundente mensaje. Leamos Jeremias 13:8-11. ¡Qué manera tan impactante de enseñar! La devota obediencia del profeta en algo que a simple vista parecía trivial fue importante en los intentos de Jehová por llegar al corazón de la gente (Jer. 13:11). 20 Los cristianos de la actualidad no tenemos que caminar centenares de kilómetros para impartir una lección divina. Pero ¿puede ser que nuestra forma de vida llame tanto la atención a nuestros vecinos o conocidos que hasta nos critiquen? Quizás tenga que ver con la manera de arreglarnos, el tipo de estudios que elegimos, nuestra profesión o hasta la opinión que tenemos sobre las bebidas alcohólicas. ¿Estaremos tan decididos a seguir las instrucciones divinas como Jeremías? Si dejamos que Dios moldee nuestro corazón, puede que se nos presenten ocasiones para dar un buen testimonio. De todos modos, nos beneficiará para siempre obedecer las directrices de Jehová recogidas en su Palabra y aceptar la guía que nos llega mediante el esclavo fiel. En conclusión, podemos evitar los engaños de un corazón traicionero y ser como Jeremías. Por lo tanto, no dudemos en dejarnos moldear por Dios; permitámosle que nos convierta en vasos honorables y nos use para la eternidad.