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RECONSTRUYENDO LAZOS.
EL SENTIMIENTO NACIONAL ESPAÑOL ENTRE LA
CIUDADANÍA DE IZQUIERDA: EDAD Y TERRITORIO1
Antonia María Ruiz Jiménez
Manuel Jiménez Sánchez
Manuel Tomás González Fernández
(Universidad Pablo de Olavide de Sevilla)
*****
INTRODUCCIÓN
Hasta ahora, una gran parte de la investigación sobre la identidad nacional española
(entendida como una identidad nacional de ámbito estatal) se ha centrado en la cuestión
de su compatibilidad o incompatibilidad con otros niveles de identidad; con las
identidades nacionales de ámbito autonómico especialmente (Moreno, 1997; Safran y
Máiz, 2000; Martínez-Herrera 2002 y 2005); pero también con identidades supraestatales, fundamentalmente la europea (Menéndez-Alarcón, 2000 y 2004; Diez Medrano
y Gutiérrez 2001; Diez Medrano 2003; Ruiz Jiménez y González 2007).
Algún trabajo más reciente que se aparta de esta línea para centrarse de forma concreta y
explícita en el análisis de la identidad nacional española de ámbito estatal, señala el
desarrollo de un nuevo “patriotismo democrático”, aparentemente compartido por el
grueso de la ciudadanía española (Muñoz, 2009 y 2012). Se trataría de una evolución
paralela al desarrollo de la democracia y la descentralización administrativa del Estado
español, en el que se abandonan modelos excluyentes de identidad y se desarrollan
modelos duales conforme a la experiencia política del Estado de las Autonomías
(Martínez-Herrera, 2002 y 2005; Jiménez y Navarro 2012). En resumen, estas
investigaciones señalan la marginalidad de un modelo de identidad nacional española
exclusiva, vinculado ideológicamente a la derecha, y que cada vez habría ido perdiendo
más peso entre la ciudadanía, especialmente entre los jóvenes. Así como el desarrollo
paralelo de un modelo de identidad dual, o anidada, a través de la cual los ciudadanos se
vinculan afectivamente tanto con su Comunidad Autónoma como con el Estado español;
con marcadores tanto étnico-culturales como cívico-políticos. Hay coincidencia también
en señalar diferencias cualitativas de este modelo dual de identificación nacional en
Comunidades Autónomas.

Esta investigación ha sido posible gracias a la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación a través del
proyecto I+D+i: “Nacionalismo español: discursos y praxis desde la izquierda (1982-2008)”, Ref. CSO200801182CPOL. Al tratarse de un primer borrador preliminar, rogamos solicitar permiso a los autores antes de
citar este trabajo. Contactar con Antonia María Ruiz Jiménez en [email protected].
1
La mayor parte de dichas investigaciones utiliza datos de encuesta y técnicas cuantitativas
que, con excepciones2, no permiten un análisis en profundidad de la identidad nacional
como variable dependiente. Sus conclusiones no siempre están carentes de ambigüedad
(Ruiz Jiménez, 2007); y, aunque señalan el desarrollo de identidades duales en detrimento
de las exclusivas, no aclaran qué jerarquía y qué relaciones específicas se establecen entre
ellas. En realidad, muchas de las conclusiones que alcanzan pueden entender, en parte,
como un conjunto de directrices e hipótesis que deberían ponerse a prueba (Muñoz, 2012:
139-40). Esto es lo que, en parte, se plantea en esta investigación.
Así, nuestro trabajo se caracteriza por utilizar datos y técnicas cualitativas para analizar el
vínculo afectivo que los ciudadanos establecen con la nación Española. Frente a los datos y
técnicas cuantitativos, esta aproximación nos va a permitir profundizar en cuestiones
como la naturaleza e intensidad de la identificación con España, su articulación en el
discurso de la ciudadanía, el tipo de relación que se establece con otros tipos de
adscripciones territoriales, etc. En cierta medida, al tener presente datos de otras
investigaciones, constituye también un ejercicio de triangulación de información que nos
permite alcanzar mayor validez externa en nuestras conclusiones; al mismo tiempo que
contribuir a la matización y mejor comprensión de los resultados de investigaciones
cuantitativas.
Sin embargo, nuestro análisis se centra exclusivamente en los ciudadanos con una
ideología de izquierda. La identificación entre el bando ganador de la Guerra Civil España y
la nación como tal, en el proceso que Bal-Tar (1997) ha denominado “monopolización del
patriotismo”, deslegitimó y reprimió cualquier alternativa ideológica como antipatriótica,
contaminó ideológicamente el concepto de nación, y terminó alienando al bando perdedor
de sus posibles vinculaciones afectivas con España. Por tanto, resulta especialmente
interesante conocer hasta qué punto, en qué sentido, y con qué estrategias, han podido los
ciudadanos de izquierda “re-construir” sus vínculos afectivos con la nación española3. Es
decir, ¿son generalizables las conclusiones sobre el desarrollo de un nuevo “patriotismo
democrático”, alcanzadas para el conjunto de la sociedad española, también al grupo
formado por los ciudadanos simpatizantes de partidos de izquierda?
En cuanto al nacionalismo español y la izquierda en España, la investigación reciente se ha
centrado más en la élite que en la ciudadanía. El rasgo que más han destacado estos
trabajos ha sido la “invisibilidad” de este nacionalismo español, explicada en función del
rechazo ideológico de los partidos de izquierda hacia el régimen anterior, y en base a
razones estratégicas que los llevaron a aliarse con movimientos nacionalistas periféricos
en su lucha contra el régimen franquista (Quiroga, 2008 y 2011; Balfour y Quiroga, 2007;
Nuñez Seixas, 2001 y 2010; Ruiz Jiménez y Ferri Fuentevilla, 2010 ; Humbelaek, 2011) 4.
Pueden citarse como excepciones el estudio CIS 2667 y el trabajo de Jordi Muñoz (2012) que se basa en él.
Por otro lado, se encuentran más investigaciones de tipo cualitativo entre las investigaciones recientes sobre
la compatibilidad de las identidades nacional española y europea.
2
El estudio de la identidad nacional de este grupo amplio de ciudadanos es doblemente relevante. Por un lado,
la identidad nacional, de forma general, suele jugar un papel fundamental en las teorías sobre el nacionalismo
y la construcción del estado-nación. Independientemente de que la existencia de una identidad nacional se
considere anterior (tesis esencialistas o primordialista) o posterior (tesis constructivistas) a la creación del
estado-nación, estas teorías entienden la identidad nacional como un atributo de la nación necesario para su
legitimación y estabilidad políticas (Easton, 1965; Smith, 1991; Dalton, 1998 y 2004). Por otro lado, “la
nación” es un objeto de estudio especialmente relevante en nuestro país, ya que continúa siendo objeto de
controversia y de lucha, ideológica y estratégica, entre partidos desde finales del siglo XIX (Linz 1973; Núñez
Seixas 2010: 142).
3
Esta “invisibilidad” aparente del nacionalismo español, interpretado muchas veces como negación o
abandono de la idea de nación española, ha comenzado a ser investigado y reinterpretado recientemente.
Véanse, entre otros, Muro y Quiroga (2005), Balfour y Quiroga (2007), Nuñez Seixas (2010). Para Jordi Muñoz
4
2
Por otro lado, más recientemente se ha comenzado a estudiar y sistematizar los discursos
de la izquierda sobre la nación española (Balfour y Quiroga, 2007; Balfour, 2009; Nuñez
Seixas, 2001 y 2010; Muñoz, 2012: 64-67; Ruiz Jiménez y Ferri Fuentevilla, 2011; Ruiz
Jiménez y Humlaek, 2012; Fuentevilla, 2013). En este sentido, los resultados destacan la
diversidad o heterogeneidad de los mensajes que es posible encontrar5, y que Balfour
(2009) achaca, hasta cierto punto, a la relación dialéctica, y muchas veces contradictoria,
entre socialismo y nacionalismo que todavía pervive dentro de sus filas (véanse también
Archiles, 2009; y Rodríguez-Flores Parra, 2012).
Frente a estos avances respecto a los discursos de la élite de izquierda, nuestro
conocimiento de la evolución de las actitudes de los ciudadanos de izquierda hacia España
como nación es, sin embargo, más escaso.¿Hasta qué punto son consistentes los
imaginarios nacionalistas de la ciudadanía y las élites de izquierda? ¿En qué medida las
pautas que se encuentran para el conjunto de la ciudadanía se repiten también entre la
izquierda sociológica? O, de forma más concreta: ¿Se ha desarrollado entre los ciudadanos
de izquierda un sentimiento similar al “patriotismo democrático” del que habla Jordi
Muñoz (2012)? ¿Son las identidades duales más propias de las generaciones de izquierda
más jóvenes, como afirman Martínez-Herrera (2005) y Jiménez y Navarro (2012)? ¿Qué
jerarquía existe entre estas identidades y cómo se relacionan entre sí? ¿Persisten
identificaciones españolistas exclusivas entre las generaciones de izquierda de mayor
edad? ¿Encuentran también los ciudadanos de izquierda más dificultades en su vínculo
afectivo con España en algunas comunidades (Muñoz 2012; Martínez-Herrera 2005;
Jiménez y Navarro 2012)? ¿Tienen los elementos étnico-culturales una importancia
similar a la que adquieren en el conjunto de la ciudadanía dentro del nuevo “patriotismo
constitucional” referido por Muñoz (2012)? Y, en comparación con lo que sabemos sobre
las élites de izquierda, ¿carecen los ciudadanos de un discurso articulado sobre el
significado de ser español; en qué medida encontramos posiciones heterogéneas dentro de
este grupo?6
(2012: 44-45), a pesar de la persistencia de efectos deslegitimadores del régimen anterior, especialmente la
negativa del nacionalismo a reconocerse como tal, parte de la invisibilidad sería consecuencia de su
asimilación al modelo de “nacionalismo banal” (Billing, 1995). Este investigador discute, sin embargo, que
España se ajuste completamente a este modelo de nacionalismo banal, especialmente por la falta de consenso
sobre elementos claves (el territorio y los símbolos nacionales) y por el desafío que representan los
movimientos nacionalistas periféricos.
5
Balfour (2009: 5):
Pueden distinguir[se] cuatro tendencias estratégicas en la izquierda que emergieron a raíz de las
contradicciones surgidas a partir de la construcción de las autonomías, sobre todo desde la década de
los noventa. La primera es una suerte de neo-regionalismo que reivindica un alto grado de
descentralización de un modelo simétrico de subsidiariedad (este último concepto entendido como la
devolución máxima de competencias apropiadas a cada nivel de gobernación). Esta tendencia
considera a España como la única nación en el Estado. La segunda tendencia, para la cual las
comunidades históricas son naciones y España es una nación o estado de naciones, aboga por un
federalismo plurinacional y asimétrico. La tercera pone el énfasis en España como nación de
ciudadanos en la que cualquier descentralización no debe socavar el papel del Estado como garante
de la igualdad y la coherencia social. La cuarta tendencia aboga por un proceso de autodeterminación
de una o más comunidades históricas, o bien a través de la combinación de lucha política y armada
según las pautas de las luchas anticoloniales, o únicamente mediante vía política, proceso que
terminaría en un confederalismo de naciones soberanas libremente asociadas dentro de la UE.
Véase también Nuñez Seixas (2010: 138), Ruiz Jiménez y Ferri Fuentevilla (2010), Humbelaek (2011), Ferri
Fuentevilla (2013).
En el caso de Cataluña, por ejemplo, existe evidencia del radicalismo de las élites de los partidos, incluyendo a
los no independentistas, en comparación con sus bases o simpatizantes. Véanse los artículos de Pau Marí-Klose
y Francisco Javier Moreno Fuentes (2013) y de Martínez-Herrera (2013) en ElDiario.es
(www.eldiario.es/agendapublica).
6
3
Estas son las preguntas generales a las que pretendemos responder a través del análisis de
11 grupos de discusión, realizados con ciudadanos simpatizantes de partidos de izquierda
de ámbito nacional, de diferentes edades, en cuatro Comunidades Autónomas. La
investigación forma parte de un proyecto más amplio que analiza, de forma empírica y
sistemática, el discurso y la praxis nacionalista española de los partidos de izquierda desde
19827. Una de las cuestiones que se analizan es la relación entre, por un lado, los
comportamientos y discursos de la élite y los de la ciudadanía por otro. En este trabajo nos
centramos en los discursos sobre la identidad nacional de ámbito estatal de los ciudadanos
de izquierda que, más adelante, trataremos de conectar con los discursos y actitudes de la
élite8. En este sentido, el proyecto de investigación se abre a una hipótesis alternativa a la
que domina en los estudios más recientes. Frente al planteamiento elitista, centrado en los
mensajes y políticas de instituciones y partidos que, desde un enfoque constructivista,
influirían sobre la identidad nacional de ámbito estatal en la ciudadanía española
(Martinez-Herrera, 2002 y 2005: Muñoz, 2012; véase también Chandra, 2012),
planteamos la alternativa de que los mensajes y políticas de los partidos respondan a las
actitudes y preferencias de los ciudadanos, también en lo que a su identidad nacional se
refiere (Ruiz Jiménez y Pérez-Nievas Montiel, 2010)9. Obviamente, se trata de dos
modelos complementarios que contribuyen a explicar una realidad compleja. El modelo
alternativo que exploramos en el proyecto de investigación ha sido, sin embargo,
ampliamente ignorado hasta el momento10.
En los siguientes apartados presentamos, las hipótesis de investigación principales que
guían la investigación y nos detenemos en la explicación del diseño y las técnicas
utilizadas. A continuación se presentan los principales resultados del análisis atendiendo a
las dimensiones definidas en las hipótesis, para finalizar concluyendo respecto a las
identidades nacionales de ámbito estatal y autonómico de los ciudadanos de izquierda, así
como la importancia de la edad y el territorio en los procesos de reconstrucción de sus
vínculos afectivos con España.
HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN
Basándonos en lo anterior, así como otros fundamentos teóricos y hallazgos empíricos que
iremos señalando, es posible plantear una serie de hipótesis que orientarán la exploración
de los grupos y la presentación de resultados. El análisis que planteamos gira en torno a
tres preguntas fundamentales: (1) en qué medida los ciudadanos de izquierda encuentran
aún dificultades para vincularse afectivamente con España; y qué diferencias pueden
“Nacionalismo Español: Discursos y Praxis desde la Izquierda (1982-2008)”, Ref. CS02008-01182CPOL
(http://www.upo.es/proyectos/nacionalismo_esp/proyecto/index.jsp).
7
Para ello, el proyecto dedica un paquete de trabajo a realizar entrevistas en profundidad con representantes
políticos en niveles intermedios (cargos orgánicos y representativos a nivel regional y local) en los mismos
lugares en los que se desarrollan los grupos de discusión. Se han realizado un total de 58 entrevistas en las
cuatro CCAA consideradas. Este estudio permitirá contrastar con una mayor riqueza, y en un número mayor de
comunidades, la sugerencia de Martínez-Herrera (2013) sobre el distanciamiento que se produce entre la
ciudadanía y las élites que los representan en lo que respecta a su identidad nacional.
8
9
Véase también Bonet, Pérez-Nievas e Hierro (2010: 337).
A las explicaciones que se han venido dando a la aparente invisibilidad de nacionalismo español,
especialmente por parte de la izquierda, y que tienen que ver con razones ideológicas y estratégicas
relacionadas con el régimen franquista anterior, o la asimilación de nacionalismo española a un modelo banal,
añadimos una tercera que esperamos que pueda ser contrastada a partir de los datos que facilite este trabajo y
el análisis de los entrevistas llevadas a cabo con cuadros intermedios de los partidos de izquierda. Esta tercera
explicación se relaciona con la representación de intereses y actitudes que son diversas, cuando no
contradictorias, y, en parte, también desconocidas por la élite política, por lo que resultarían difíciles de
agregar en un paquete ideológico que sea coherente y ampliamente compartido por la izquierda sociológica.
10
4
encontrarse, principalmente en función de la edad, pero atendiendo también al territorio;
(2) cómo articulan los ciudadanos de izquierda las identidades de ámbito autonómico y
estatal; y qué diferencias pueden encontrarse, principalmente en función del territorio,
pero atendiendo también a la edad; y (3) qué elementos definen, de forma general, la
identidad nacional española de los ciudadanos de izquierda. A continuación se desarrollan
diferentes hipótesis en torno a ambas preguntas de investigación, que trataremos de
contrastar a través de la información proporcionada por los grupos.
1) Los ciudadanos de izquierda encuentran aún difícil vincularse afectivamente con la nación
España.
La literatura que hemos venido comentando nos habla de una evolución general de la
ciudadanía española hacia un modelo de “patriotismo democrático” (Muñoz, 2012), en el
la identidad española se combina con las diferentes identidades territoriales en forma de
identidades duales, predominantemente entre los jóvenes (Martínez-Herrera, 2005;
Jiménez y Navarro, 2012). Si bien la identidad española exclusiva habría disminuido en
volumen, la identidad española dual (en combinación con la autonómica) habría
aumentado, con un resultado que es cualitativa y cuantitativamente diferente del
predominante al inicio de la transición.
Ahora bien, ¿ha ocurrido lo mismo entre los ciudadanos de izquierda? Creemos que no; o
al menos no en la misma medida que para el conjunto de la ciudadanía. Si pensamos
explícitamente ene el grupo de los ciudadanos que simpatizan con partidos de izquierda,
creemos que resulta plausible esperar que persistan dificultades a la hora de concretar sus
vínculos con España, derivadas de tres fuentes: en primer lugar, la alienación de la
identidad nacional española consecuencia de la monopolización del patriotismo por el
régimen anterior (más notable para este grupo); en segundo lugar, la aparente
“invisibilidad” del nacionalismo español de los partidos de izquierda, que hace difícil
contar con referencias positivas sobre el significado de una identidad nacional española de
ámbito estatal, alternativa tanto a los modelos del pasado como a la narrativa de la
derecha; en tercer lugar, la persistencia de la identificación de la izquierda, en el
imaginario ciudadano, con representaciones más ligadas a la defensa de los intereses de
clase que al nacionalismo11.
Por otro lado, la evidencia con la que contamos, y en que la se basan los estudios
mencionados anteriormente, es principalmente cuantitativa; tenemos indicios para
sospechar que las encuestas tienden a “infrarrepresentar la ambigüedad del sentimiento
de identidad nacional, obviando de este modo el primer problema que se encuentra al
tratar de analizar en qué consiste el sentimiento de identidad nacional” (Ruiz Jiménez y
González, 2007: 150). Efectivamente, es bien conocido el efecto a través del cual las
encuestas no sólo miden, sino que crean opinión (Asher, 2004; Bishop, 2005). En el caso
de expresiones de identidad nacional, la propuesta de categorías de respuesta cerradas
que el entrevistado no tiene que elaborar ni justificar, probablemente facilita que declare
una identidad aún sin saber muy bien qué significa. Un problema adicional es que la escala
que suele utilizarse para medir las identidades en las encuestas (escala Linz o Moreno)
Aunque parte esta identificación vendría reforzada por el rechazo al aparato nacionalista puesto en marcha
durante el franquismo, creemos que responde también, en parte, a la pervivencia de la corriente ideológica de
inspiración marxista e internacionalista que, presente entre las élites, pervive entre la ciudadanía de forma
sutil. Desde esta perspectiva, el nacionalismo es una ideología burguesa. En este sentido, frente a quienes
enfatizan las tradiciones ideológicas nacionalistas de la izquierda, ligadas al republicanismo en España,
creemos que debería ponerse en valor estas otras tradiciones ideológicas. Para una discusión sobre su peso
entre las élites de izquierda en España pueden verse Archiles (2009) y Rodríguez-Flores Parra (2012).
11
5
ofrece datos cuya varianza puede ser explicada tanto por las preferencias de los
entrevistados como por el tipo de formulación que se utilice en la pregunta (Ruiz Jiménez,
2007). Finalmente, una limitación importante de las aproximaciones cuantitativas basadas
en encuesta es que difícilmente pueden indicar la intensidad de las identidades.
Obviamente, no se trata sólo de constatar la existencia de estas dificultades, sino de
explorar sus significados, así como las estrategias y argumentos a través de las cuales los
ciudadanos de izquierda pueden vincularse afectivamente con España. Por otro lado,
entendemos que hay variaciones en los niveles de dificultad vinculados especialmente a la
edad de los entrevistados, aunque también podrían darse diferencias en función del
territorio.
1.1) La edad influye sobre la identificación nacional española de los ciudadanos de
izquierda.
En términos generales, y con diferentes formulaciones, los estudios más recientes sobre la
identidad nacional de ámbito estatal (española) encuentran que ésta, formulada en
términos exclusivos sobre la escala Linz-Moreno (me siento únicamente español), ha
venido disminuyendo desde la transición a la democracia, siendo actualmente una
categoría residual con mucha mayor presencia en las generaciones de mayor edad que
entre los jóvenes (Muñoz, 2012). De forma complementaria, las identidades duales (el
porcentaje de ciudadanos que se identifica simultáneamente con España y con su
Comunidad) habrían venido aumentando, especialmente entre las generaciones más
jóvenes (Muñoz, 2012; Jiménez y Navarro 2012; Martínez-Herrera 2002 y 2005). Por
tanto, estos estudios establecen la influencia de la edad sobre las identidades, y la
dirección de la influencia: a mayor edad, menor probabilidad de mantener identidades
duales (o, mayor probabilidad de mantener una identidad española exclusiva). En cuanto a
los mecanismos que explican estas diferencias, encontramos alguna discusión en Muñoz
(2012: 9-23).
Ahora bien, ¿son generalizables estas conclusiones también al grupo formado por los
ciudadanos de izquierda? ¿Existe esta influencia? ¿En la misma dirección? En este sentido,
nuestra respuesta plantea más incertidumbres.
Partiendo de las asunciones de que la identidad nacional no es algo que los ciudadanos
poseen de forma natural (tesis esencialista), sino que es producto de una construcción
social (tesis constructivista), y de que los Estados contemporáneos actúan como agencias y
ámbitos de socialización capaces de crear identidad nacional (Martínez-Herrera, 2005), las
cohorte nacidas y socializadas en momentos y contextos diferentes, diferirán también en
sus identidades nacionales. La identidad nacional es entendida, de este modo, como una
actitud política.
De acuerdo con las aproximaciones culturalistas, el cambio de estas actitudes es lento y
difícil y se produce a través del reemplazo generacional. En este sentido, si los
planteamientos de las investigaciones mencionadas son aplicables también a los
ciudadanos de izquierda, encontraríamos que los grupos de discusión formados por
ciudadanos de izquierda de mayor edad, que han sido socializados durante el periodo
franquista mantendrían identidades nacionales española de carácter exclusivo forma más
clara y/o evidente que las generaciones más jóvenes. Sin embargo, entre las generaciones
mayores de ciudadanos de izquierda, actúan también variables que operan en el sentido
contrario: precisamente estas generaciones resultaron afectadas por la monopolización
del patriotismo durante el Franquismo, por la marginación y por la persecución de su
interpretación de la identidad nacional española. Como correlato, el rechazo y la
6
deslegitimación de los principios ideológicos del Franquismo, incluida su visión de la
identidad nacional española, debería ser especialmente fuerte una vez superada la
dictadura. Si fuera así, la identidad exclusiva española sería más escasa y difícil de
mantener y argumentar en los grupos de mayores deque lo que la literatura sugiere. Por el
contrario, aceptando, como proponen otros estudios, que el aprendizaje y el cambio de las
actitudes son posibles en la edad adulta, a través de procesos racionales de adaptación al
entorno, encontraríamos que los mayores de izquierda habrían desarrollado esquemas de
identidades duales similares a los de los jóvenes.
En este sentido, los datos de encuestas no terminan de aclarar si existe o no un efecto
cohorte, por lo que esperamos poder aportar algún dato interesante. Jiménez y Navarro
(2012) han comprobado que el nacionalismo español se ha configurado de manera
creciente sobre la base de una identificación dual, siendo más patente entre los jóvenes.
No obstante, este proceso no parece responder exclusivamente a un efecto generacional,
fruto del envejecimiento de las bases sociales del nacionalismo español tradicional y la
experiencia de socialización de las nuevas generaciones en un contexto de
descentralización autonómica, sino que puede entenderse como un proceso
intergeneracional. De manera similar, Muñoz (2012) señala que mientras que la identidad
española tradicional tiende a erosionarse con el reemplazo generacional, la identidad
española democrática no guarda una relación tan fuerte con edad. Cabe preguntarse
entonces, de forma específica, qué diferencias existen entre las generaciones jóvenes y
mayores de ciudadanos de izquierda.
Para contrastar esta hipótesis, el diseño de los grupos de discusión ha incluido la edad
como una de las variables a controlar en la composición de los grupos. Así, los grupos
numerados como 1 y 2 se refieren a jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los
25 años (diferenciados entre los subgrupos 1 y 2 en función de sus perfiles sociodemográficos); y los numerados como 3, a personas mayores con edades comprendidas
entre los 40 y 55 años (dos grupos) y los 56 a 65 años (dos grupos) –véase tabla resumen
en el anexo. Hemos realizado más grupos con jóvenes (7, frente a 4 con mayores)
asumiendo que, si ha habido evolución respecto a los vínculos afectivos de los ciudadanos
de izquierda con la nación, esta se habrá producido entre los jóvenes con mayor facilidad o
probabilidad que entre los mayores.
1.2) El territorio influye sobre la identidad nacional española de los ciudadanos de
izquierda
Diversos estudios coinciden en señalar que las identidades nacionales de ámbito estatal y
autonómico se combinan de forma diferente según la Comunidad Autónoma de la que se
trate. Jiménez y Navarro (2012: 9-12) señalan que la identificación con España se matiza
en cada CCAA según sus especificidades culturales y dinámicas políticas. Muñoz (2012:
cap. 6) muestra igualmente como, cualquier tipo de identidad nacional española (de
ámbito estatal), sea tradicional o constitucional, encuentra menor apoyo en CCAA con
movimientos nacionalistas alternativos12. Sin embargo, estas tendencias no están carentes
de complejidad. Martínez-Herrera (2002: 443) señala también algún repunte de la
identidad nacional española de ámbito nacional de ámbito estatal (española) en Cataluña y
País Vasco; inclusive de carácter exclusivo en Cataluña, lo que interpreta en términos de
Martínez-Herrera (2013) matiza, sin embargo, en un estudio se centrado en Cataluña que la identidad
nacional española (ya sea exclusiva o dual) es bastante más frecuente entre los simpatizantes que entre las
élites de los partidos, ya sean federaciones de Partidos de Ámbito Estatal, o bien Partidos de Ámbito No
Estatal.
12
7
resistencia de algunos ciudadanos a las políticas lingüísticas y educativas de los gobiernos
nacionalistas (y que pone en relación también con la inmigración).
¿Y los ciudadanos de izquierda? ¿Les es más difícil identificarse con España en algunas
comunidades? Aunque los hallazgos de la literatura basada en encuestas no pueden ser
completamente validados en el estudio que planteamos, el análisis de los grupos de
discusión nos permitirá profundizar en las dinámicas y los planteamientos de los
ciudadanos de izquierda en Comunidades que hemos considerado claves.
Para contrastar esta hipótesis, los grupos de discusión se han realizado en cuatro CCAA
concretas, seleccionadas a partir de una tipología de casos basada en el análisis de datos
de encuesta, y creada exprofeso con el propósito de seleccionar los contextos más
adecuados que nos permitieran contrastar esta hipótesis. Las CCAA son Andalucía,
Cataluña, Galicia y Madrid (etiquetadas como A, C, G y M) –véase el anexo 1.
2) Los ciudadanos de izquierda mantienen identidades duales, aunque con una vinculación
cualitativa y cuantitativamente diferente con España.
Como se ha mencionado previamente, la literatura más reciente sobre la identidad
nacional de ámbito estatal (española) coincide en señalar el desarrollo de las identidades
duales en España a costa del descenso de las identidades exclusivas, ya sea de ámbito
estatal (española) o autonómico (Martínez-Herrera 2002; Jiménez y Navarro 2012). En
general, esperamos que entre los ciudadanos de izquierda el tipo de identidad
predominante sea también de tipo dual. No obstante, como esperamos que persistan
dificultades para identificarse con España (como hemos desarrollado en la primera
hipótesis), creemos que los ciudadanos de izquierda tenderán a diferenciar ambos niveles
de identidad, dándole un estatus “inferior” a la identidad nacional española. Por inferior,
nos referimos tanto a diferencias que pueden ser de tipo cuantitativo (menos intensidad
del vínculo con España), como cualitativo (vínculos basados en elementos diferentes para
cada una de ellas; más sustantivos o concretos para la identidad autonómica que la
estatal). De alguna manera podríamos expresarlo como “un dualismo escorado hacia el
autonomismo”.
La exploración de los grupos que se plantea a partir de esta hipótesis puede aportar
información muy relevante sobre aspectos infra-investigados en los trabajos cuantitativos.
Por ejemplo, en cuanto a las formas, y los mecanismos, en la que ambos niveles de
identidad de vinculan y matizan mutuamente. También en cuanto a la importancia de
algunos elementos clave adquieren para cada nivel de identidad. De nuevo, creemos que
pueden existir diferencias en cuanto a la articulación de las identidades duales atendiendo
a la edad y el territorio, en un sentido similar a lo argumentado en las sub-hipótesis 1.1) y
1.2)
3) La identidad nacional de ámbito estatal de los ciudadanos de izquierda se fundamenta
tanto en marcadores cívicos y políticos como étnicos y culturales.
En cuanto a los contenidos y el significado de la identidad nacional de ámbito estatal de los
partidos de izquierda, aunque la investigación tiene un carácter exploratorio, resulta
interesante tratar de contrastar qué elementos del patriotismo democrático común al
grueso de la ciudadanía española, identificado por Muñoz (2012), es posible encontrar
explícitamente en los grupos de discusión de ciudadanos de izquierda, así como su estatus
y tratamiento. En concreto: el idioma español como elemento básico de identidad; una
Historia común (tanto del pasado remoto, como reciente, en su sentido positivo y
8
negativo); la unidad de España como garantía de igualdad y solidaridad; el mito de la
Transición (incluida la valoración positiva de la Constitución); y el mito de la
modernización y prosperidad económica de España.
En tanto que la metodología Q utilizada por Muñoz (2012) y las técnicas de encuesta
(estudios del CIS) provocan la reacción de los entrevistados frente a objetos dados y con
unas opciones de respuesta también limitadas, las técnicas cualitativas y, en este caso, el
grupo de discusión no fuerzan la toma de posición respecto a objetos de estudios
concretos o previamente definidos, sino que los propios participantes definen cuáles son
esos objetos que dotan de sentido a la identidad española y frente a los cuales se
posicionan. Por eso, es posible que la coincidencia diste de ser completa. En cualquier
caso, la argumentación respecto a los elementos que definen el vínculo afectivo con la
identidad española de ámbito estatal es en sí mismo interesante. Se trata por tanto de un
ejercicio de triangulación de información, y un primer paso para seguir profundizando con
diferentes técnicas (que deben entenderse como complementarias) en una cuestión tan
compleja como la que nos ocupa.
DISEÑO METODOLÓGICO
Tal como se ha indicado en la introducción, la recogida de información se realizó mediante
el análisis de los discursos de ciudadanos de izquierdas (simpatizantes de partidos de
izquierda de ámbito estatal13 y, por tanto, votantes potenciales de estos partidos)
producidos durante la celebración de 11 grupos de discusión. Las decisiones en las que se
fundamentó la configuración de los grupos así como el guion de referencia para su
desarrollo, parte de un conocimiento anterior que se cimenta, en gran parte, en
investigaciones cuantitativas previas basadas en datos de encuestas.
El diseño de los grupos pivotó sobre dos criterios básicos: el de su ubicación territorial y el
de la edad de sus integrantes, en función de las hipótesis y sub-hipótesis que hemos
desarrollado en el apartado anterior. Además de estas dos variables, la selección de los
participantes incluía otros criterios, cuyo fin último ha sido permitir la representación de
la mayor cantidad posible de discursos diferentes por parte de los ciudadanos de
izquierda. Así, todos los grupos han incluido una composición equilibrada en cuanto al
sexo de los participantes; todos han incluido simpatizantes de izquierda “nonacionalista”14, considerando tanto las federaciones de IU como las de PSOE en esta
categoría, con una composición equilibrada15; se han tenido en cuenta, además, diferentes
posiciones sociales, mediante combinaciones diferentes de nivel de estudio y situación
laboral; finalmente, hemos atendido a las características propias de algunas de las
Comunidades seleccionadas para matizar, en ellas, la composición de algunos grupos16.
Véase el anexo 1 para la información concreta y detallada en cuanto a la composición de
cada uno de los grupos.
Para seleccionar la ubicación territorial de los grupos de discusión hemos considerado dos
criterios: la comunidad autónoma de residencia y, de manera secundaria, el contexto
Básicamente PSOE e IU, y sus partidos federados en las diferentes Comunidades donde se han llevado a cabo
los grupos de discusión.
13
14
Es decir, excluyendo los partidos de izquierda de ámbito no estatal.
Excepto los grupos de Galicia, donde la menor relevancia social y electoral de IU hizo que nos inclináramos
por no incluirlo.
15
En Cataluña, por ejemplo, hemos distinguido dos grupos de jóvenes según sus orígenes familiares se
encontraran o no fuera de la Comunidad.
16
9
sociopolítico inmediato. Con este propósito, realizamos un estudio cuantitativo previo en
el que definimos las CCAA en función de los valores promedios de dos escalas bipolares
creadas a partir de cuatro preguntas presentes en el estudio del CIS 266717. Estos valores
permiten caracterizar a los encuestados según su nivel de apego con España en
comparación con el que mantienen con sus espacios autonómicos de referencia. En
concreto, la primera medida, que hemos denominado “escala de diferencial de
identificación territorial”, mide las diferencias en el grado de identificación con España
respecto al sentimiento de identificación hacia la comunidad de residencia. Por su parte, la
segunda medida, que hemos denominado “escala de diferencial de sentimientos
nacionalistas”, mide las diferencias en la intensidad del sentimiento españolista respecto
al sentimiento regionalista / nacionalista. Consideramos que la primera escala compara
dos sentimientos más fácilmente compatibles y que recoge una adscripción de naturaleza
más cultural de apego al territorio, frente al componente más politizado de los
sentimientos españolistas o autonomistas (y tendente, por tanto, a sentimientos
excluyentes o enfrentados)18.
Como puede observarse en el Gráfico 1, los valores promedio para los encuestados de las
distintas comunidades tienden a situarlas en un continuo (eje horizontal del gráfico) desde
posiciones donde los sentimientos nacionalistas y de apego al territorio son más intensos
en relación con las comunidades autónomas que en relación con España (como en el País
Vasco, en el extremo, junto con Cataluña, y en menor medida Navarra) hacia posiciones
más donde los sentimientos “españolistas” son relativamente más fuertes: las
comunidades que se sitúan en el cuadrante derecho superior. No obstante, en este polo
encontramos dos tendencias (eje vertical del gráfico): según los valores positivos en la
escala de “sentimiento nacionalista español” coincidan en algunos casos con sentimientos
de identificación territorial igualmente intensos respecto a España y la Comunidad
Autónoma (sería el espacio ocupado desde la posición de Galicia hasta Valencia, pasando
por Baleares o Andalucía) o con el predominio de la identificación con el territorio de
España sobre el autonómico (espacio ocupado por Aragón, Extremadura, Murcia, las dos
Castillas o Madrid). Sobre la base de esta diversidad de patrones, se seleccionaron las
siguientes cuatro CCAA como representativas de distintas configuraciones de los
sentimientos hacia España: Cataluña y Galicia con sentimientos españolistas más débiles
que en la media (total) de la población española, y Andalucía y Madrid19.
17
“La identidad nacional en España”, 2006. Véase: http://www.cis.es/
Las dos escalas están correlacionadas entre sí (coeficiente de correlación Pearson 0,57). Podemos pensar
que la menor fuerza de la correlación de la escala del diferencial de las identificaciones territoriales con la
escala ideológica (coeficientes Pearson 0,18 y 0,25 respectivamente) es coherente con la naturaleza menos
política (más cultural) de las adscripciones al territorio.
18
En otro lugar (Jiménez y Navarro, 2012), a partir de datos agregados por comunidades autónomas basados
en la escala de identificación bipolar de Linz y las preferencias sobre el modelo territorial de organización del
Estado, se detectó que hacia 2012, momento en el que se llevaron a cabo los grupos de discusión un proceso de
acercamiento de Cataluña hacia los valores del País Vasco. Esta tendencia, junto con la ausencia del terrorismo
independentista, determinó la selección de Cataluña frente al País Vasco. En el caso de Andalucía, su selección,
en lugar de Valencia (caso extremo de españolismo junto con apego al territorio autonómico), se fundamenta
en el deseo de incluir una comunidad con larga trayectoria de gobiernos de izquierdas.
19
10
Gráfico 1: Posición de los residentes en las distintas Comunidades Autónomas en
función de escalas territoriales de “apego” al territorio (identificación territorial)
y sentimiento nacionalista (2006).
Diferencia escalas sentimientos nacionalistas (valor españolista - valor
regionlista/nacionalista
3,0
Valencia
Castilla y Léon
2,0
Andalucía
Baleares
Madrid
Castilla-La Mancha
Canarias
TOTAL
Murcia
Extremadura
Aragón
1,0
Galicia
Cantabria
-2,5
-2,0
-1,5
-1,0
Asturias
,0
-,5
,0
,5
1,0
1,5
2,0
2,5
La Rioja
Cataluña
Navarra
-1,0
País Vasco
-2,0
-3,0
Diferencial escalas identificación territorial (España - CCAA)
Fuente: Elaboración propia a partir de Estudio del CIS 2667 (2006).
[Escala de diferencial de apegos territoriales = Valor de la respuesta P504 – Valor de la respuesta
P502] en la pregunta: Todos nos sentimos más o menos ligados con la tierra en que vivimos, pero
unos nos sentimos más ligados a unos ámbitos que a otros ¿En qué medida se siente Ud.
identificado con el pueblo o ciudad donde vive? Para contestar utilice una escala de 0 a 10, en la
que 0 significa que Ud. se siente "nada identificado" y 10 que se siente "muy identificado". P504 se
refiere a España y P502 a la Comunidad Autónoma de residencia.
[Escala diferencial de sentimientos nacionalistas = Valor respuesta P6 ó P6A – Valor respuesta P7].
P6: En relación con el sentimiento nacionalista (catalán, vasco, gallego, valenciano, navarro,
canario, andaluz, balear), ¿podría decirme, por favor, dónde se colocaría Ud. en una escala de 0 a
10, en la que el 0 significa “mínimo nacionalismo” y el 10 “máximo nacionalismo”. P6A: En
relación con el sentimiento regionalista (madrileño, asturiano, riojano, extremeño, cántabro,
castellano-leonés, castellano-manchego, murciano y aragonés), ¿podría decirme, por favor, dónde
se colocaría Ud. en una escala de 0 a 10, en la que el 0 significa "mínimo regionalismo" y el 10
"máximo regionalismo". P7: ¿Y en una escala de 0 a 10, en la que 0 significa “mínimo
españolismo” y 10 “máximo españolismo”?
Por último en el proceso de captación de los integrantes de los grupos se consideró
también, un segundo criterio relativo al contexto sociopolítico inmediato. Así se centró,
salvo en un caso, los grupos se configuraron con residentes de grandes ciudades: Sevilla,
Coruña, Madrid (y zona metropolitana) y Barcelona. En el caso de Cataluña, se
seleccionaron residentes en zonas o distrito electoral con porcentaje de voto a Partidos de
Ámbito Estatal (o, más exactamente, sus formaciones federadas) similar al conjunto de
España.
11
Los grupos se desarrollaron en marzo de 2012. Tuvieron una duración media de 90
minutos a partir de un guion en el que se buscaba abordar diversos temas, desde la idea de
España, sus símbolos o su articulación territorial hasta la percepción del nacionalismo
español, su tratamiento por parte de los diversos partidos o sus repercusiones
electorales20.
ANÁLISIS DE DATOS
Este apartado recoge los hallazgos generales, y más importantes, de la investigación de
forma exploratoria. En el apartado de conclusiones, debatimos las diferentes hipótesis que
planteamos anteriormente y profundizamos en las dinámicas de las identidades
nacionales de nivel estatal y autonómico entre los ciudadanos de izquierda.
Para los ciudadanos de izquierda continúa siendo difícil definir su vínculo afectivo con
España.
La primera observación que cabe hacer es que, en su discurso explícito, todos los grupos
se han sentido incómodos o incapaces a la hora de expresar, y concretar, su identidad
nacional española; llegando incluso a plantearse que es contradictorio ser de izquierda y
manifestarse nacionalista español.
Así, los silencios incómodos y la extrañeza han sido frecuentes cuando la cuestión de si se
sienten españoles ha aparecido en los grupos. Aún más, el concepto España ha suscitado
escaso apego y, a veces, rechazo entre los simpatizantes de la izquierda. Salvo lo expresado
por algún participante singular en los grupos compuestos por personas más mayores (M3
y, en menor medida, G3); lo cuál sería, por otra parte, motivo de controversia y oposición
por el resto de componentes de esos grupos. A la hora de exponer esas dificultades de
forma más detallada, podemos señalar que los participantes fueron prácticamente
incapaces de explicitar la “sustancia”, los contenidos o significados de lo que es España.
Incluso aquellos a los que este término les producía menos rechazo, no llegaron a expresar
algo diferente a una imagen débil, difusa, fragmentaria e inconsistente, ni a ir mucho más
allá de la definición de España como una simple agregación de partes, regiones o
territorios, diferenciadas. En ese sentido, han dominado las referencias a contenidos
banales de lo que significaría lo español: la representación a través del deporte –
especialmente de los éxitos deportivos-, la comida, la extroversión como rasgo
generalizado entre los españoles... cuando no las referencias a tópicos y lugares comunes.
Por otro lado, lo español se reconoce (o es más fácilmente reconocible), principalmente, a
través de la diferenciación con el exterior, algo así como ser español “de puertas para
afuera” o “por exclusión”. En otros casos, la idea de España adquiere un carácter
puramente formal o administrativo en los discursos.
El guion para la realización de los grupos ha generado debates interesantes entre los miembros del grupo, y
ha consumido una cantidad de tiempo notable, que damos por bien empleados dada la complejidad del tema a
tratar. Finalmente, se optó por una estrategia mixta, quizás poco ortodoxa: al inicio de cada grupo se
entregaba un breve cuestionario a los participantes, cuyo objeto era tanto contrastar que los perfiles de los
participantes coincidían con lo diseñado, como introducir de forma muy general el tema sobre el que iba a
girar la discusión. Tanto los cuestionarios como el guion genérico para los grupos pueden se han incluido en
los anexos 2 y 3 respectivamente. El guion ha sido aplicado de forma flexible en función de la dinámica de cada
grupo.
20
12
Hombre 3: El sentimiento español es como si hubiese nacido en Francia pues
tendría sentimiento francés o en Pakistán, sentimiento Pakistaní, no sé, no es un
sentimiento, es un…. Vives en un sitio ¿No? Y te ha tocado ahí y ya está.
Mujer 4: Totalmente vamos, es que lo primero es que en España, lo que es
sentirse español, muy pocos (Risas) (Grupo M1).
El rechazo del nacionalismo franquista y de la narrativa nacionalista de la derecha constituye
un obstáculo para el vínculo afectivo de los ciudadanos de izquierda con España, con
independencia de su edad.
Como esperábamos, parte del problema proviene de la identificación, que aún persiste,
entre la idea de nacionalismo español y la dictadura franquista; a la que se suma la
percepción de su vinculación con una ideología conservadora y de derechas, ya durante el
régimen democrático. Este vínculo se percibe especialmente gracias a la exaltación de los
símbolos nacionales, sobre todo la bandera, por parte de la derecha.
Los símbolos nacionales, en general, concitan un rechazo bastante generalizado entre los
simpatizantes de izquierda participantes en el estudio. Se identifican por buena parte de
los grupos con la dictadura, lo que no se habría visto amortiguado por el paso del tiempo,
al haber sido apropiados –llegan a emplear el término “secuestrados”, por la derecha.
Algún grupo (G3) recoge la necesidad de que existan símbolos colectivos que refuercen la
unidad estatal. Sin embargo, son incapaces de definir cuáles son o serían esos símbolos21.
Por otro lado, existe una hostilidad generalizada de los grupos hacía los términos de
“nación” y “nacionalidad”, identificados con valores conservadores y “españolistas” (salvo
en el grupo A1, donde el término nacionalidad remite a contenidos separatistas);
únicamente en los grupos realizados en Madrid desaparece esta actitud tan negativa.
Es interesante destacar como, al contrario de lo planteado en las hipótesis, la percepción
de esta “contaminación” no desaparece en las generaciones más jóvenes22, en parte por la
socialización familiar (especialmente los abuelos), pero que se acrecienta por la
renovación del discurso nacionalista español de la derecha, como hemos mencionado
también más arriba.
Hombre 4: (…) abuelo que me ha “contao” que tenían un toque de guerra a las 8 de
la tarde. Tenían que estar “tó” el mundo en sus casas porque es que venía la policía
y te pegaban dos palos y te metían en el cuartelillo. A mí me ha “contao” eso mi
abuelo y me ha hecho ver. Vamos yo lo sigo viendo pero menos, a España como...y
ahora todavía más que ha “salío” el PP que es de la derecha que está relacionado
con la derecha ¿sabes? pues eso es lo que me hace sentirme así. (Grupo A2).
***
Mujer 2: Yo creo que lo que pasa que tenemos tanta población mayor, en España,
que es imposible…O sea, por lo menos por ahora seguir un pasito adelante porque
Si entendemos la monarquía constitucional como un símbolo, también sobre esta prevalece una imagen
negativa generalizada, más expresa entre los grupos madrileños.
21
Mujer 4: “Es que parece que es antes, es que no es antes, es que hace treintaisiete años que murió Franco”
(Grupo M1).
22
13
todos, ya sean abuelos rojos o abuelos fachas, te van a enmarcar a ti ¿sabes? Te van
a contar sus historietas y tú por mucho que intentes mirar un poco siempre…
Hombre 1: La costumbre de tu entorno siempre te va a influir. (Grupo M2).
La percepción de desigualdades dentro del Estado español constituye un obstáculo para el
desarrollo de una identidad nacional de ámbito estatal entre los ciudadanos de izquierda;
discursos sobre simetría, solidaridad y respeto a las diferencias.
Otros elementos que han aparecido relacionados con la dificultad de identificarse o
vincularse afectivamente con España tienen que ver con la percepción de diferencias en
los servicios y derechos de los ciudadanos en las Comunidades Autónomas que componen
España. Los participantes ponen en cuestión que pueda existir una comunidad nacional de
ámbito estatal cuando los ciudadanos que la forman tienen derechos y reciben servicios
diferentes dependiendo de su Comunidad de residencia. Esta demanda o deseo de
igualdad entre ciudadanos y territorios se convierte en uno de los elementos comunes que
configurarían la identidad nacional española de los entrevistados, que se concretaría en la
demanda de una mejor articulación, simetría y solidaridad entre las Comunidades
Autónomas. Por ello, algunos grupos (esto resulta especialmente obvio en los celebrados
en Andalucía) plantean como desideratum cooperativo superar y trascender las
diferencias territoriales –a veces identificadas como competitivas (A3)-, pero no
encuentran elementos que materialicen o puedan materializar esa cohesión. En un sentido
contrario, lo español lleva connotado, especialmente para algunos de los grupos catalanes,
el constituir una plataforma desde la que se “arremete” contra otras identidades (C2, C3,
también G1).
Con todo, parece importante señalar que, en buena parte de los grupos, se afirma el valor
de la diferencia y el carácter indispensable de la autonomía para mantener la articulación
y la persistencia del Estado. Algo que, salvo en casos puntuales –algunos integrantes de A3,
G3 y M3, con lo que comprobamos la existencia de las diferencias discursivas en función
de la edad-, se piensa no podría resolverse en un modelo unitario centralizado.
Hombre 1: Por ejemplo, si no hubiera Estado de Autonomías… a lo mejor no
habría España. (Grupo C3).
Esto no significa que los discursos estén exentos de contradicciones, especialmente
cuando se hace referencia a la solidaridad interterritorial, lo que genera comparaciones
entre CC.AA y cierto enfrentamiento al categorizar como “nosotros” a la propia CC.AA
frente a España o el resto de Comunidades (“los otros”)23. A pesar de todo, es llamativa
Esta contradicción, empero, se suele atribuir también a la manipulación por parte de los político, a quienes
interesa el enfrentamiento entre comunidades (crítica que se hace especialmente hacia los nacionalistas).
23
Hombre 3: Yo creo que si el Estado de las Autonomías se hubiese llevado… bien llevado, se hubiese
hecho bien, no habría ni una cuarta parte de los problemas que… (Mujer 4: Hay) hay hoy en día. Lo
que pasa es que se ha utilizado el término éste de los estados… del Estado de las Autonomías desde
un punto de vista político, para sacar provecho y entonces a partir de aquí pues han puesto a unas
autonomías en contra de otras. (Grupo C3).
***
Hombre 3: Yo creo que en todo caso lo importante es que tú te sientas participe de un proyecto
común y eso es lo que ningún político en España ha conseguido transmitir a la gente.
Mujer 2: Ahí está.
Hombre 3: Los políticos que triunfan en España ahora son los que intentan crear su núcleo para su
propio beneficio eso es el gran fracaso de las autonomías en España, que no han servido para
14
esta fuerte coincidencia en todos los grupos, especialmente si lo ponemos en relación con
la dispersión en los discursos de las élites de izquierda, que van desde las preferencias por
una mayor re-centralización del Estado de las Autonomías, hasta las demandas de
federalismo, autodeterminación o independencia, pasando la concepción de “España como
nación de ciudadanos en la que cualquier descentralización no debe socavar el papel del
Estado como garante de la igualdad y la coherencia social” (Balfour, 2009:5).
Mujer 4: ¿Y si todos somos del mismo país porque no somos todos iguales? (Grupo
A2).
***
Hombre 2: Escúchame, lo que yo trato de decirte es que los españoles no somos
iguales en Galicia en Andalucía, en el País Vasco o en otro lado,
Mujer 2: Pero eso nunca, no lo fuimos nunca
Hombre 2: Pero habrá que lo, pero algún día habrá que serlo. ¿Qué hay que hacer?
Decirles a los políticos que hagan, que renueven la Constitución y todas estas
diferencias que nos separan que nos unan. (Grupo G2).
***
Mujer 3: No, no, que realmente tampoco tendría que ser así, sabes, porque todo el
mundo somos ciudadanos de España, entonces dentro de eso el que vive en Madrid
tendría que tener los mismos privilegios que el que vive en Segovia o en Teruel.
(Grupo M2).
La ausencia de un discurso abiertamente nacionalista español entre las élites de los partidos
de izquierda dificulta el desarrollo de una identidad nacional de ámbito estatal (española)
entre sus simpatizantes;
Los ciudadanos de izquierda manifiestan, como consecuencia, un nacionalismo español
reactivo y “por oposición” a lo que entienden como el nacionalismo español de la derecha.
Entre las dificultades a la hora de desarrollar un sentimiento nacionalista español merece
una mención destacada la ausencia de un discurso explícito sobre la nación española por
parte de los partidos de izquierda, con la que los simpatizantes de estos partidos pudieran
identificarse. En este sentido, aunque los participantes quieren pensar que la izquierda
tiene un modelo alternativo para España, son incapaces de verbalizar en qué consiste.
Esta cuestión se inscribe en el contexto de una visón muy negativa y crítica de los políticos,
que, como algún grupo puntualiza (M1), no es necesariamente extensible a la política
como tal. En los grupos andaluces, catalanes y gallegos esas críticas son más manifiestas y,
en buena parte de los casos, ocupan una parte importante del debate. Estas se centran en
el carácter instrumental que, según ellos, ha adquirido la política, cuyo objetivo primordial
es el poder como fin en sí mismo. Se hacen numerosas referencias a la corrupción
generalizada y, en ocasiones, a la impunidad con que esta se ejerce. En los grupos con
integrantes más cercanos a IU la crítica se extiende al bipartidismo. Alguno de los grupos
(A2) considera que los políticos y la corrupción contribuyen de manera decisiva a la
integrarnos y repartir la riqueza que era lo que finalmente debía, sino lo contrario, crear parcelas de
poder y cada vez hacerse más endogámico
Hombre 4: No es un problema de los ciudadanos
Mujer 2: No, es un problema de los políticos. (Grupo G2).
15
devaluación de la imagen de España, particularmente en el exterior, lo que como hemos
visto se percibe de manera generalizada.
Con todo, se considera en general que el modelo de país de la derecha y la izquierda de
ámbito estatal es muy diferenciado. En general, las ideas están muy claras sobre cuál sería
el modelo de la derecha: una idea de España que se entiende como más excluyente,
centralista, autoritaria y menos respetuosa con las diferencias culturales en los distintos
territorios. En resumen, consideran que la derecha tiene una idea más clara sobre España,
y que exponen de manera más abierta, al tiempo que la utiliza y rentabiliza como
argumento electoral. Estos planteamientos, además, tienen claras resonancias franquistas
para muchos de los participantes, lo que lleva a que, en algunos de ellos (A1, M1), se
explicite el rechazo a un españolismo de izquierdas.
Moderador: ¿ Y en qué consiste esa diferencia que percibimos…? (Hombre 4: Pues
son el PP…) ¿Qué España defiende el PP, qué España defiende el PSOE …?
Mujer 5: El PP una España facha
Hombre 4: El PP la España de “una grande y libre”.
Hombre 2: El PP la que le interese. Si en cierto sitio le interesa decir: que viva
España, lo dirá. Y si en cierto sitio no le interesa yo considero que no lo dirá.
Hombre 3: El PSOE estuvo ahí en Cataluña con el Estatut y tal.
Hombre 1: Sí, yo al PSOE le veo como más…
Mujer 1: Que mira como más a Cataluña. (Grupo C2).
Como se ha mencionado, aunque buena parte de los grupos y los participantes reconocen
que la izquierda tiene una idea diferente de España a la que plantea la derecha, encuentran
muchas dificultades para definir en qué consistiría esta diferencia. Existen serios
problemas a la hora de reconocer y concretar en qué sentido el PSOE o IU tienen un
proyecto o una visión alternativa de España. No obstante, se aportan elementos tentativos
que marcarían la diferencia con la visión monolítica de España que se asocia a la derecha.
Cabe destacar que esos elementos carecen de prácticamente ninguna referencia étnica o
cultural, remitiendo a elementos igualitarios, solidarios o de tolerancia. Así, en el plano
territorial, algunos de los grupos plantean que la izquierda tendría una visión más
integradora en un sentido cooperativo (A1), pluralista y descentralizada (C1, G2, M1).
Asimismo, para la mayoría de los grupos la política social, incluso el carácter de clase de
sus programas, sería el elemento identitario de la izquierda española: la defensa de las
clases trabajadoras, del Estado de Bienestar, una mayor sensibilidad social y políticas
redistributivas. La izquierda tendría también un programa diferente en la tolerancia hacia
las libertades públicas y privadas (mencionándose por ejemplo la legalización de las bodas
homosexuales) (G1).
Mujer 1: Intenta envolverlo mejor.
Hombre 4: Se supone que… (Hablan a la vez) con los trabajadores. Se supone
(Hombre 2: Se supone) Claro, claro. (Grupo C2).
Parece obvio que el tema nacionalista español no es un tema de preocupación
prioritaria entre los simpatizantes de izquierda, y que sus demandas no giran en torno a
las cuestiones territoriales de forma central. Esto puede interpretarse tanto en función
del perfil sociodemográfico mayoritario entre estos simpatizantes, como por la vigencia
16
(también entre la ciudadanía) de tendencias ideológicas marxistas e internacionalistas
que dan prioridad a la defensa de los intereses de clase frente la nación24.
Aunque entre los ciudadanos de izquierda predominan las identidades duales, las identidades
nacionales de ámbito estatal y de ámbito autonómico se combinan de formas complejas y
diversas
Anteriormente hemos planteado la hipótesis de que también entre los ciudadanos de
izquierda predominen las identidades duales, española y autonómica, aunque con un “un
dualismo escorado hacia el autonomismo”, por las razones de señalábamos en el apartado
de hipótesis.
Los resultados de los grupos de discusión, corroboran que los ciudadanos de izquierda se
caracterizan, principalmente, por mantener identidades duales. El análisis de los grupos,
sin embargo, presenta una imagen más compleja de las formas identitarias de estos
ciudadanos, nos muestra los contenidos de esas identidades y nos confronta con
diferentes combinaciones en función del peso que cada una de las identidades adquiere.
Más allá del nivel más superficial, en ningún caso aparece nada similar a lo que podríamos
llamar una identidad dual equilibrada o simétrica entre lo autonómico y lo español, sino
formas identitarias relativamente complejas, e incluso con expresiones contradictorias
entre los diferentes niveles –explícitos e implícitos- del discurso. Asimismo, es interesante
destacar como los elementos básicos de una identidad étnica y cultural no son rechazados
de forma radical por los ciudadanos de izquierda. Por el contrario, se aceptan como
legítimos, pero se asocian únicamente a la identidad nacional de ámbito autonómico,
mientras que esta posibilidad se desestima, prácticamente en todos los casos, para la
identidad española, incluso aunque no se participe de un sentimiento nacional
autonómico. En ese sentido, la identidad nacional de ámbito estatal es re-elaborada por los
participantes despojándola prácticamente de cualquier elemento primordialista o
esencialista, como un “accidente” de nacimiento que no determina en absoluto su carácter
o el comportamiento como ciudadanos, al contrario de lo que ocurriría con la identidad
nacional de ámbito autonómico.
Un desarrollo de esta concepción, lo encontramos en los grupos catalanes, donde ser
español se entiende como un criterio administrativo (poseer la nacionalidad española o
“tener el DNI español”), y no un sentimiento verdadero (como sí lo sería, por
contraposición, la identidad autonómica).
Mujer 3: Yo creo que la cultura (…) no, no nos une en ese sentido. Porque hay
mucha diversidad de cultura. Por ejemplo, la cultura que tengo yo, que considero
que es catalana, no… no me identifico para nada con un vasco, con un gallego, con
un… (Mujer 5: pero sí que hay elementos en cambio comunes.) Sí, hay elementos
comunes, está claro, pero… (Hombre1: Hay cosas que sí y hay cosas que no) Y cosas
que no. Pero a lo general… hay… También hay comunidades autónomas que sí que
se distinguen más. (Grupo C1).
***
Mujer 2: Yo creo que se entiende por sentimiento... Una cosa es sentirse español
porque tengo el DNI… (M1: Claro, pero…) y otra cosa es el sentimiento de patria.
(Grupo C1).
24
Desde esta perspectiva el nacionalismo es considerado como una ideología burguesa.
17
La tabla 1 sintetiza los modelos de identidades que hemos encontrado en los grupos, sobre
los que profundizaremos a continuación: identidades duales, bien de tipo más o menos
simétrico, bien polarizadas; e identidades exclusivas, tanto de ámbito nacional como de
ámbito autonómico.
Tabla 1. Modelos identitarios contenidos en los discursos de los ciudadanos de
izquierda
Asimétrica
Existen disonancias entre ambos niveles, ya sean latentes o implícitos. Aparentemente
igualitaria, aunque realmente más autonómica (“dualismo escorado hacia autonomismo”)
DUAL
Más peso de la identidad española
Polarizada
Más peso de la identidad autonómica
Fuerte
Estatal/española
EXCLUSIVA
Con contenidos étnicos. Cierto rechazo de la identidad
autonómica
Laxa, banal o difusa
Se es español por exclusión: ausencia de la identidad
autonómica
Autonómica
En aquellos casos, mayoritarios, en los que se da una combinación dual de la identidad
autonómica con la nacional de ámbito estatal25, los discursos oscilan entre la expresión de
un modelo asimétrico (de forma más generalizada) y una identidad nacional (estatal o
autonómica) polarizada. En cuanto a la identidad dual asimétrica, la mayoría de los
participantes en los grupos se identifican expresamente con una identidad española y
autonómica al mismo tiempo, pero con componentes marcadamente más sustantivos en la
segunda, incurriendo así en una cierta disonancia entre el nivel más superficial, y
manifiesto, del discurso y sus contenidos. Así, la identidad andaluza, gallega o catalana
aparece “naturalizada” y connotada con elementos étnicos y culturales. Por el contrario, la
identidad española les resulta mucho más difícil de definir, y suele asociarse con rasgos
formales, políticos y económicos. Como se decía más arriba, y como resultado de las
dificultades de establecer elementos de identificación con España entre los simpatizantes
de la izquierda, es en relación con el extranjero donde más visibles y –para los
informantes, más aceptables- son las adhesiones a una identidad española:
Mujer 4: Lo que pasa es que yo creo que entre países sí que nos diferenciamos.
(Mujer 1: Sí) O sea, sin querer las costumbres son diferentes (Mujer 1: Claro…)
(hablan a la vez)…, un alemán, por ejemplo, porque yo trabajo con un alemana,
es totalmente diferente a nosotros en costumbres, en… (Mujer 1: Sí…). (Grupo
C2).
Por su parte, en la versión más frecuente del modelo polarizado, la identidad autonómica
se expresa de manera casi exclusiva, y la española se considera en consecuencia residual o
accesoria, si bien también nos hemos encontrado algunos casos en que ocurre justamente
lo contrario.
25
Como se comenta más adelante, la excepción la representarían los grupos de Madrid.
18
Entre los ciudadanos de izquierda se dan también, aunque con menor frecuencia,
identidades exclusivas; no se deben desdeñar ni las de carácter autonómico –es, sobre
todo, el caso de algunas de las personas participantes en los grupos catalanes– ni las de
carácter estatal. Éstas últimas adquieren a veces un carácter testimonial y minoritario en
términos de frecuencia, pero contundente en términos de expresividad y búsqueda de
protagonismo. Pero aunque en casos puntuales se expresa con más contenidos
sustantivos –no muy diferente a la que se reconoce en el discurso de la derecha-, es más
frecuente encontrarla de manera laxa, difusa y desdibujada. Y esto llama especialmente la
atención cuando se trata de una identidad exclusiva, como en el caso de los grupos
madrileños26.
Existen diferencias en la forma de articular ambos niveles de identidad en función de la
Comunidad y la edad.
Salvo los grupos de Madrid, donde los ciudadanos de izquierda no parecen haber
desarrollado una identidad nacional de ámbito autónomico consistente (y, prácticamente,
no se identifican con su CCAA), en el resto de grupos y Comunidades prevalece una
identidad dual, española y de la comunidad respectiva, si bien con contenidos
diferenciados.
La manifestación de una identidad española exclusiva de carácter difuso y laxo tiene un
particular interés, como se ha mencionado, y sería la característica de la mayoría de los
participantes de los grupos madrileños –especialmente los más jóvenes. En estos grupos
(M1 y M2, fundamentalmente), es interesante remarcar que no se expresa una adhesión a
la identidad autonómica antes por carencia –no se reconoce nada semejante a una
identidad madrileña- que por negación. A las dificultades y a los elementos de indefinición
respecto a lo español señalados hasta ahora, unen un discurso marcadamente crítico con
un españolismo “exaltado”:
Hombre 3: Olvidan que...O sea yo creo que se olvidan de que la gente no es de
una nación y no pertenece a una nación ni pertenece a un lugar la gente es
persona, humana y da igual el color raza o tipo o...
Mujer 1: Somos todos iguales hayas nacido...
Hombre 3: De carne y hueso, qué donde ha ti te ha tocado vivir, te puede haber
tocado vivir en Camerún, si es que es el azar el que ha hecho eso, entonces para
el mí el patriotismo yo creo que es como, como ponerte unas barreras
Mujer 1: Encasillarte. (Grupo M1).
Por otro lado, la dificultad de definición y articulación de una identidad española que
coexista con las identidades autonómicas se expresa particularmente en Cataluña,
curiosamente también entre las personas que no son originarias de la comunidad. En
principio, especialmente los más jóvenes (C1, C2), le restan sustancia a la identidad
española, al considerar que ser catalán equivale a ser español “desde la diferencia”. Es lo
que hemos denominado como modelo de identidad polarizada, en este caso hacia la
nacionalidad autonómica. Una dificultad añadida a la consideración y adhesión a una
identidad española desde estos discursos la constituiría el rechazo que perciben desde
Esto último ocurre especialmente en aquellos territorios, como Madrid, en los que prácticamente no se ha
desarrollado una identidad autonómica consistente.
26
19
otros lugares de España hacia lo catalán –o, en su caso, como plantean algunos integrantes
del G1, a lo gallego27:
Mujer 4: Además, fuera de aquí, “el catalán” (con énfasis despectivo) (Mujer 3: Sí,
es verdad) No sé por qué, pero…
Hombre 2: Es un tema de discriminación.
Mujer 3: Yo tengo familia en Andalucía que me llaman “la catalana”. (Grupo C2).
A pesar de este tipo de afirmaciones, en los grupos de mayor edad (A3, G3, M3 y, en menor
medida, C3), se reconocen elementos del discurso crítico con lo catalán –extensible a las
posiciones nacionalistas periféricas- por parte de algunos participantes. En el grupo M3
incluso se plantean algunas posiciones impositivas respecto al uso del castellano. También
es en éstos –especialmente en Madrid y Andalucía- donde aparecen expresiones más
explicitas de adhesión a una identidad española que, por otra parte, resulta difícil de
concretar en su calado y no deja de generar controversia en el grupo, en línea con lo
planteado en el apartado anterior. Estos casos encajarían con el modelo polarizado –
sesgado hacia el nacionalismo español- o exclusivamente españolista.
Es uso del castellano como lengua común para todo el territorio nacional aparece con uso
meramente instrumental, y como como una característica cultural común de los españoles
En cuanto al español, o castellano28, que Muñoz (2012) señalaba como elemento
importante en el modelo de patriotismo democrático que sería común a ciudadanos de
izquierda y derecha, éste aparece de forma espontánea en todos los grupos, a excepción de
los andaluces. Sin embargo, la tónica general, en lo que a la lengua española se refiere, es
tratarla de forma instrumental, como vehículo de comunicación, más que como un
elemento de identidad cultural29 (aunque esto ocurre en el grupo M3).30 Es destacable que
este sea el discurso inclusive en los grupos de Cataluña y Galicia quienes, a pesar de tener
lenguas propias, mantienen posturas muy pragmáticas en cuanto al uso del castellano31.
Son posturas que deben entenderse en relación al discurso de la igualdad de todos los
ciudadanos españoles, al que nos hemos referido con anterioridad, en concreto con su
derecho a comprender y entender; especialmente en relación con la administración
(escuelas, hospitales, oposiciones, etc.) y los servicios (contratos de todo tipo, atención al
turista). Los ciudadanos tienen que entender lo que se les dice, y eso debe determinar la
Un aspecto de particular interés en ese sentido es que, en el contexto antes planteado de críticas a la acción
política, los y las participantes ponen de relieve la instrumentalización de determinados conflictos entre
comunidades -como el lingüístico-, pues se considera que contribuyen a sobredimensionarlos en razón de sus
intereses electorales o partidistas (C3, G3):
27
Hombre 3: Lo que pasa es que se ha utilizado el término éste de los estados… del Estado de las
Autonomías desde un punto de vista político, para sacar provecho y entonces a partir de aquí
pues han puesto a unas autonomías en contra de otras. (Grupo C3).
Ambas expresiones aparecen referidas a la lengua común de España. Español, sin embargo, es menos
frecuente (aparece en los grupos A1, C1, C2, C3, G1, G2, M2 y M3).
28
El sentido de la variable utilizada en el estudio de Muñoz (2012: 145) es claramente cultural: “El idioma
español es un elemento básico de nuestra identidad”.
29
Únicamente en este grupo (M3) llega el debate sobre el uso de la lengua castellana a tener matices
claramente excluyentes y opuestos al uso de las lenguas co-oficiales, aunque sea de forma puntual.
30
Por otro lado es comprensible, y también consistente, con lo mencionado anteriormente: la lengua española
es despojada de su carácter cultural (“desnaturalizada”) en ese sentido, y se convierte en algo aceptable
porque no es cultural ni impuesto, sino un “mero” instrumento de comunicación.
31
20
lengua que se utilice, y no criterios culturales o territoriales32. Es más, se llega a criticar el
uso político que en algunos casos se hace de las lenguas co-oficiales, que se ponen al
servicio de la competición política en lugar de ser un elemento de comunicación entre
ciudadanos. Y puesto que existen diferentes lenguas co-oficiales en España, el castellano se
refuerza, además, como lengua común entre todos los residentes en CC.AA con lenguas
propias33.
Mujer 2: Y entonces una persona que es del pueblo, una persona mayor que no
tenga estudios —(…), por lo menos que sepa lo que le estas diciendo y que te
entienda. (…) Pues eso es lo mismo: si tu vas a la administracion y es un papel
importante... Aunque no sea importante, quieres saber lo que estas haciendo; y lo
que te estan pidiendo, porque a veces te piden el DNI y a saber lo que te dicen, o
sea, no entiendes que es el DNI. ¿Sabes? Adaptarse un poco a la persona que te
viene, a los papeles... (Grupo G1).
***
Mujer 5: Entonces… Yo tengo que saber lo que estoy firmando. Y entonces cuando
iba… Fui a abrir una cuenta en el banco y me dijeron: “¿Cómo quiere usted que le
mande los impresos, en catalán o en castellano?” Eso me pareció más correcto.
Pues en castellano. (Grupo M3).
En cuanto a las “otras lenguas”, aunque Muñoz (2012) no utiliza ese ítem por su baja
relación con el resto de ítems34, sí que tiene importancia y un peso específico entre los
ciudadanos de izquierda de las comunidades con lenguas propias (Galicia y Cataluña, en
este caso –pues no se realizaron grupos en el País Vasco).
Ni la Historia, ni el Mito de la Transición tienen una importancia destacada en la narrativa de
la identidad nacional español de los ciudadanos de izquierda
Muñoz (2012: 145) operacionaliza dos variables relacionadas con la Historia, que
encuentra que tienen peso en el patriotismo democrático de los españoles en general,
incluidos los ciudadanos de izquierda: “Historia 2” (los países tiene un carácter propio que
se manifiesta en episodios de su historia: para España podrían ser el Cid, los Reyes
Católicos, el descubrimiento de América, entre otros) e “Historia 1” (la historia que
compartimos, con sus cosas buenas y males, es la que nos hace a todos españoles).
El papel de castellano como lengua instrumental es especialmente patente en los grupos realizados en
Cataluña en municipios con mayoría de población inmigrante.
32
Mujer 4: Es como… (hablan varios a la vez) Las cartas que llegan a casa por ejemplo ahora, mi padre
me dice: me lo puedes leer. Y yo: sí, claro que te la leo.
Mujer 2: A mí me pasa con mi abuelo, para cosas de médicos que vienen en catalán…
Mujer 4: Sí, sí. Las de los bancos a veces son por alante en castellano…, pero las de médicos y tal… me
acuerdo que hay cosas que no sé, si quieres te la leo, pero que no creo que sea…, no creo que sea justo
para mi padre que no entienda lo que le están mandando. Lo que pasa es que claro, como está en
Cataluña pues… (Grupo C2).
No obstante este discurso instrumental sobre el castellano, se combina con la precaución y las advertencias
sobre el cuidado para no perder la lengua originaria del territorio (Catalán y Gallego en este caso); y no impide
que se exija respecto para las otras lenguas, que también son “lenguas españolas” junto con el Castellano.
33
“Quizás el castellano sea la lengua de la mayoría, pero el gallego, el catalán o el euskera también son lenguas
españolas” (Muñoz 2012: 145).
34
21
Según nuestro análisis de los grupos de discusión, la concepción historicista de la nación,
sin embargo, no parece que sea compartida por los ciudadanos de izquierda de forma
generalizada. En algunos grupos se admite que la historia es algo compartido o incluso
algo que puede unir a los españoles, aunque no se interprete en un sentido precisamente
positivo: se trataría de aprender del pasado y de cerrar sus heridas (C1 y G3) –en ese
sentido sería similar a la variable “Historia 1”. Las visiones más críticas señalan a la
historia como algo manipulable y que ha sido utilizado con fines políticos en nuestro país
(G3 y M2). Únicamente algunos componentes del grupo M3 compartirían una visión más
cercana a la variable “Historia 2” que utiliza Muñoz (2012) en su estudio, abogando
incluso por un currículo común en esta materia para todas las CC.AA. La concepción
historicista de la nación no aparece en ninguno de los grupos andaluces (A1, A2, A3), ni en
los grupos C3, G1 o M1. No obstante, debemos matizar que elementos relacionados con el
pasado reciente, la guerra civil y el régimen dictatorial, si aparecen con mayor frecuencia,
aunque su influencia en la vinculación afectiva con la nación española no es precisamente
positiva, como se ha visto en apartados anteriores.
Sobre la Transición se habla puntualmente en algún grupo, también en pasado, como parte
de la historia reciente de nuestro país, en el contexto de la Dictadura. La evaluación dista
de ser tan positiva como la que, con frecuencia, se encuentra entre las élites.
Hombre 1: Yo creo que… una cosa… Tenemos una historia y no nos hemos de
olvidar de ella y hemos de aprender de nuestros errores pero para ir a mejor, o sea,
creo también… esto de la memoria histórica… sí, hemos de pasar página pero ¿en
qué condiciones? O sea, tampoco… hemos tenido una Guerra Civil, hemos tenido
unos muertos… pues si pasamos página, pues quitar todas las cosas que nos
puedan recordar a una pasada Dictadura, pues a la gente que esté en fosas que
tengan su reconocimiento y que lucharon en un bando o en el otro y una vez que
hemos acabado de esto sí que entonces podremos llegar y centrarnos más en el
futuro y estar a por todas.
Mujer 3: Es que no se puede tirar para adelante con un problema así. O sea, es
como una losa…
Mujer 1: (no se entiende, comienza a hablar a la vez) con la de problemas que hay
ahora lo que tampoco te puedes es parar ahora en una cosa así.
Mujer 3: No, claro que no, pero no puedes tirar para adelante un país con unos
ideales teniendo a un montón de gente que tiene a su abuelo en una cuneta.
Mujer 2: Claro, es que el problema es ese. Que desde el principio… como es lo que
decía él, se hizo muy rápido y no se hicieron bien las cosas. Si estas cosas se
hubieran hecho hace tiempo no habría tanto resquemor y tanta competitividad
entre… mucha gen… entre muchas comunidades. (Grupo C1).
El desarrollo de vínculos afectivos relacionados con el desarrollo y la prosperidad de España
no ha tenido efectos, o han sido coyunturales, entre los ciudadanos de izquierda.
La modernización y el europeísmo, promovidos por las élites de izquierda desde 1982
como uno de sus ejes ideológicos principales y que, además, “se suponía que favorecería
también el desarrollo de una conciencia nacional española” (Muñoz, 2012: 65), de haber
tenido efectos, habrían sido únicamente coyunturales. Así, muy al contrario, los
comentarios que encontramos sobre la situación económica no hace a los participantes de
izquierda sentirse orgullosos de su nacionalidad española, sino al contrario. Los
elementos adicionales relacionados con la crisis económica, pero también política, que
abundan en la problemática identificación de los ciudadanos de izquierda con España. En
22
términos generales, se observa además que la coyuntura de crisis profundiza la imagen
negativa, tanto interior como exterior, que se asocia a España.
Hombre 2: Lo que interesa mucho es si los andaluces nos sentimos, yo creo que es
eso, de que si los andaluces nos sentimos españoles o no españoles. Yo por mi
parte me siento español pero hay veces que ojalá no fuera español, es la verdad,
porque para que nos traten como nos tratan.
Hombre 4: Es nuestro país, es que yo lo considero como mi país, ya está, no lo
puedo considerar más.
Hombre 2: Es mi país pero como para nos tratan fuera. La imagen que nos dan no
me gusta “ná”, ni mucho menos. (Grupo A2).
***
Moderador: Yo lo que veo es que todo lo que os suena a España es bastante
negativo (Risas) (Hablan varios a la vez)
Hombre 2: ¿Y qué quieres? Cinco millones de parados y… (Grupo C2).
CONCLUSIONES
El análisis de los grupos de discusión ha mostrado resultados interesantes. Quizás el más
llamativo, y sobre el que queremos llamar la atención, es la diferente concepción sobre las
comunidades políticas a las que pertenecen los ciudadanos de izquierda españoles. Estas
distinciones encajan, y pueden entenderse de forma más adecuada, a partir del concepto
de comunidad política de David Easton (1965: 177-8). El conjunto de personas que
participa en estructuras y procesos políticos comunes forman una comunidad política.
Esta definición tiene una aplicación directa en sistemas políticos multinivel. Así, en el caso
de España, podremos hablar de la comunidad política de ámbito estatal y la comunidad
política de ámbito autonómico (Martínez-Herrera, 2002: 428). Las cuales, como señala
Easton (1965: 182) pueden presentar diferentes niveles de inclusividad, pudiendo existir
anidadas unas dentro de otras y con diferentes grados de cohesión interna.
Easton distingue dos dimensiones dentro de este concepto. El nivel de la estructura
política y el nivel de sentimiento de comunidad (esto es, el sentimiento de pertenencia).
Este sentimiento puede darse con diferentes intensidades o no estar siempre,
necesariamente, presente entre todos los miembros que conforman una comunidad
política.
En este sentido, los participantes en los grupos, tienen a conceptualizar a España
fundamentalmente en el nivel de estructura política, incluso dándole un estatus
administrativo únicamente. La conceptualización de España como comunidad imaginada
(Anderson, 1991) es bastante más difícil de materializar y concretar para estos
ciudadanos. En muchos casos se niega que “ser español” sea un “sentimiento”. Se confirma
así la hipótesis primera que planteaba la investigación. Queda constatado, también, que las
dificultades para vincularse afectivamente con España, para desarrollar una identidad
nacional de ámbito estatal, siguen estando relacionadas con la monopolización del
patriotismo español durante el régimen franquista. La percepción de los ciudadanos de
izquierda sobre la vinculación del nacionalismo español con la dictadura, y de forma
general, con la derecha se mantiene no sólo entre las generaciones socializadas durante el
franquismo, sino también en las posteriores: en parte por la socialización familiar de los
generaciones más jóvenes, a quienes los mayores han transmitido estas percepciones;
pero también por la recuperación de la narrativa nacionalista española por parte de la
derecha y su visibilidad gracias a la exhibición de los símbolos nacionales, especialmente
la bandera, que son rechazados tanto por mayores como por jóvenes. A estas dificultades
23
se suman otras que dificultan el desarrollo de un “sentimiento” español: la ausencia de un
discurso explícito y positivo sobre la nación española por parte de las élites y los partidos
de izquierda, la percepción sobre la desigualdad entre los ciudadanos de las diferentes
Comunidades Autónomas, y el contexto general de crisis económica, pero también política,
que los ciudadanos de izquierda denuncian.
No obstante la ausencia de este “sentimiento” español en el nivel explícito y más
superficial del discurso, sí existe un profundo anhelo de poder constituir una comunidad
imaginada. Además de ser sujetos de una estructura política (España), los ciudadanos de
izquierda reclaman la igualdad y la solidaridad entre todos los españoles,
independientemente de su Comunidad de residencia. En este sentido, diferentes autores
ponen de manifiesto que estas relaciones de solidaridad no pueden existir sin un
sentimiento de comunidad entre sus miembros (Kaina y Karolewski 2009: 14); o, con
otras palabras, que las relaciones de solidaridad son una manifestación del sentimiento de
comunidad política en sentido horizontal (Martínez Herrera, 2002: 84; citando, entre
otros, a autores como Verba, Elkins y Simeon, Inglehart, y Muller y Seligson). Es decir, los
ciudadanos de izquierda, a pesar de su manifiesta incomodidad para vincularse con
España en un nivel afectivo (de forma explícita), se reconocen, y reconocen al resto de los
españoles, como algo más que sujetos de una estructura política (de forma implícita).
Cuando se trata de definir qué es eso “algo más” que constituyen los españoles, los
participantes en los grupos acaban definiendo un concepto híbrido entre la “nación de
clase” y la “nación de ciudadanos” que describe Lepsius (2004); rechazando de forma
clara, simultáneamente, los conceptos de “nación étnica” y “nación cultural” aplicados a
España35. Es decir, los ciudadanos de izquierda tienen un discurso centrado en la igualdad
de derechos y deberes de todos los miembros de la comunidad política estatal, pero que da
un peso e importancia especiales a algunos derechos sociales adquiridos recientemente y
que protegen a las clases trabajadores de forma específica. La idea de igualdad entre
todos los españoles, unido la crítica a las diferencias que se perciben entre los residentes
en diferentes Comunidades mencionada más arriba, afecta a la idea de orden sobre la que
debe basarse el sentimiento de comunidad únicamente, no al modelo de estructura
política. Es decir, la garantía de igualdad no pasa necesariamente por re-centralizar el
estado, como podría inferirse de la crítica que se realiza de la situación actual del estado
de las Autonomías y las desigualdades que, se percibe, genera. Por el contrario, la recentralización sólo encuentra apoyos marginales entre las generaciones de mayor edad,
entre quienes es algo más frecuente encontrar, también, identidades españolas exclusivas.
Esta visión sobre España proviene también, en parte, del rechazo al modelo de nación
española percibido como propio de la derecha, así como de la ascendencia de las ideas
marxistas e internacionalistas que aún tienen cierta vigencia entre los ciudadanos de
izquierda en España.
Sin embargo, el rechazo de las ideas de “nación étnica” y de “nación cultural” aplicadas a
España como colectividad, no implica que los elementos étnico-culturales sean rechazados
de plano como fundamento de la identidad nacional entre los ciudadanos de izquierda. Son
rechazados para la identidad nacional de ámbito nacional, pero no así para la identidad
nacional de ámbito autonómico. Esta identidad es definida explícitamente como un
sentimiento, no hay problema en declararse orgulloso de poseerla, y contiene, sobre todo,
De forma muy sintética, para Lepsius (2004) la “nación étnica” se constituye sobre la base de la creencia o la
idea de la descendencia étnica común de un una colectividad de personas. La “nación cultural” se constituye
sobre la base de la existencia de una cultura común compartida por un grupo humano. La “nación de clase” se
fundamenta en la idea de llevar alcanzar igualdad de posición de clase (la revolución proletaria, realizando los
intereses de clase de los trabajadores y campesinos; como en el caso de la República Democrática Alemana o la
URSS. Finalmente, la “nación de ciudadanos” se basa en la igualdad de derechos civiles y la legitimación
democrática por los ciudadanos.
35
24
elementos culturales como base. Por el contrario, la identidad nacional española de los
ciudadanos de izquierda no se sustenta en marcadores étnicos o culturales de forma
sustantiva. Aunque la lengua española aparece como elemento de cohesión entre la
ciudadanía, lo hace más con un sentido instrumental, ligado a la idea de igualdad de todos
los españoles, más que en un sentido estrictamente cultural. De igual modo, no existe una
concepción historicista de la nación española clara o ampliamente compartida por todos
los grupos. La historia reciente tiene algo más de peso, pero su efecto dista de ser positivo
sobre el desarrollo de vínculos afectivos con una identidad española de ámbito estatal; por
el contrario, sigue siendo una de las principales dificultades para desarrolla este tipo de
identidad nacional.
Estas diferencias, la mayor facilidad para identificar los elementos definidores de la
identidad nacional de ámbito autonómico, y para declararla en el nivel más explícito del
discurso, así como el carácter de estructura política con el que se identifica España, al que
nos hemos referido más arriba, creemos que confirman también nuestra segunda
hipótesis. Es decir, aunque la identidad española y la autonómica aparecen de forma dual y
compatible, la española se conceptualiza de manera más débil. Por lo demás, el análisis de
los grupos ha mostrado que la forma en que ambos niveles de identidad se interrelacionan
es bastante más complejo que el de un simple “dualismo escorado hacia el autonomismo”.
Finalmente, el análisis de los grupos ha confirmado que existen diferencias en las
tendencias generales señaladas. En cuanto a la edad y en cuanto al territorio. Al contrario
de lo que hipotetizábamos, los jóvenes no encuentran más fácil identificarse con España
que las generaciones de mayor edad, ya que la incomodidad ligada a la contaminación
franquista ha sido “heredada” por muchos de los jóvenes a través de la socialización
familiar. Por otro lado, la recuperación de un discurso nacionalista español explícito por
parte de la derecha, unido a la exhibición de símbolos, se suma a este rechazo ideológico
del nacionalismo español que manifiestan jóvenes y mayores con la misma intensidad. Sin
embargo, sí existen diferencias en función de la edad, respecto a actitudes “españolistas”
que aun siendo escasas en general, aparecen con mayor frecuencia entre los mayores.
Estos suelen compartir también actitudes más críticas hacia lo catalán, y son más
favorables a una posible recentralización de competencias que los jóvenes. Todo ello
encaja con los resultados de otras investigaciones cuantitativas, como la de Muñoz (2012).
En cuanto al territorio, hemos encontrado algunas diferencias, aunque no tan grandes
como los resultados de otros trabajos nos harían suponer. Cabe destacar que los estudios
mencionados en la introducción, en los que se encuentran diferencias más notables en
Comunidades recogen las actitudes y opiniones del conjunto de la población, incluyendo a
los simpatizantes tanto de partidos de ámbito estatal como de ámbito no estatal (partidos
nacionalistas). Nuestro estudio, por el contrario, se centra únicamente en simpatizantes de
partidos de izquierda de ámbito estatal, y sus federaciones en los diferentes territorios
analizados. Es este sentido, encontramos homogeneidad en cuanto a las dificultades para
identificarse con lo español, y las razones sobre las que se fundamentan estas dificultades;
la caracterización de España como estructura política frente a la propia Comunidad,
respecto a la que sí existe un sentimiento de pertenencia a una comunidad mucho más
clara; la consideración de elementos culturales como base de la identidad nacional
únicamente en el ámbito autonómico; el anhelo de que España sea una “verdadera”
comunidad política y no sólo una estructura de gobierno; la concepción de una comunidad
de ciudadanos con iguales derechos y deberes, y una comunidad de clase donde se
protegen los derechos sociales de los trabajadores.
En resumen, las únicas diferencias reseñables se refieren a las connotaciones negativas del
nacionalismo española, que es más fuerte en los grupos catalanes; y la ausencia de una
marcada preferencia por la identidad autonómica en los grupos madrileños, donde la
hostilidad hacia los términos de nación y nacionalidad ha sido, también, menor.
25
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Safran, William y Ramón Máiz (2000) Identity and territorial autonomy in plural societies,
London: Routledge.
Smith, Anthony D. (1991) National identity, London: Penguin Books.
28
Anexo 1. Diseño muestral de los grupos.
C1
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSC o de ICV
(proporción 7-2 ó 6-3).
--Excluir simpatizantes de partidos
nacionalistas catalanes.
--Estudiantes universitarios de
titulaciones diferentes.
--Max. 20% trabajadores con estudios
finalizados; Max. 30% compaginan
trabajo y estudio.
--Distrito electoral con: a) voto
predominante de izquierda; b)
población de origen catalán
mayoritaria; c) participación electoral
similar a la media española.
--Entorno urbano.
G1
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSOE.
--Excluir simpatizantes de partidos
nacionalistas gallegos.
--Trabajadores con estudios
obligatorios (primarios o secundarios)
o Bachillerato/FP; Máx. 25% parados.
--Entorno urbano.
M1
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSOE.
--Trabajadores con estudios
obligatorios (primarios o secundarios)
o Bachillerato/FP; Máx. 25% parados.
--Entorno urbano: aprox. 40%
residente en área metropolitana; resto
Madrid capital.
A1
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSOE.
--Excluir simpatizantes de partidos
nacionalistas andaluces.
--Estudiantes universitarios de
titulaciones diferentes.
--Max. 20% trabajadores con estudios
finalizados; Max. 30% compaginan
trabajo y estudio.
--Entorno urbano.
CATALUÑA
C2
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSC o de ICV
(proporción 7-2 ó 6-3).
--Excluir votantes y/o simpatizantes
de partidos nacionalistas catalanes.
--Trabajadores con estudios
obligatorios (primarios o secundarios)
o Bachillerato/FP; Máx. 25% parados.
--Distrito electoral con: a) voto
predominante de izquierda; b)
población de origen inmigrante
mayoritaria; c) participación electoral
similar a la media española.
--Entorno urbano.
GALICIA
G2
MADRID
M2
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de IU.
--Estudiantes universitarios de
titulaciones diferentes.
--Max. 20% trabajadores con estudios
finalizados; Max. 30% compaginan
trabajo y estudio.
--Entorno urbano: aprox. 40%
residente en área metropolitana; resto
Madrid
ANDALUCÍA
A2
--Jóvenes 18-25 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de IU.
--Excluir simpatizantes de partidos
nacionalistas andaluces.
--Trabajadores con estudios
obligatorios (primarios o secundarios)
o Bachillerato/FP; Máx. 25% parados.
--Entorno urbano.
C3
--Mayores 40-55 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSC o de ICV
(proporción 7-2 ó 6-3).
--Excluir votantes y/o simpatizantes
de partidos nacionalistas catalanes.
--Trabajadores con estudios
universitarios; Max. 25% parados y
prejubilados.
--Entorno urbano.
G3
--Mayores 56-65 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes del PSOE.
--Excluir votantes y/o simpatizantes
de partidos nacionalistas gallegos.
--Trabajadores entre los que no se
admite ninguno sin estudios, ni
tampoco con estudios universitarios;
Max. 25% parados y prejubilados.
--Entorno urbano.
M3
--Mayores 40-55 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes de PSOE e IU
(proporción 7-2 ó 6-3).
--Trabajadores con estudios
universitarios; Max. 25% parados y
prejubilados.
--Entorno urbano: aprox. 40%
residente en área metropolitana; resto
Madrid
A3
--Mayores 56-65 años.
--Sexo: 5 mujeres por 4 hombres.
--Simpatizantes del PSOE e IU
(proporción 7-2 ó 6-3).
--Excluir votantes y/o simpatizantes
de partidos nacionalistas andaluces.
--Trabajadores entre los que no se
admite ninguno sin estudios, ni
tampoco con estudios universitarios;
Max. 25% parados y prejubilados.
--Entorno rural: no área
metropolitana.
29
Anexo 2. Cuestionarios
Cuestionario sociodemográfico
P1. Por favor, indique su sexo
□ Hombre
□ Mujer
P.2. ¿Qué edad tiene usted?
______________________
P.3. ¿Nació usted en Andalucía?
□ Sí
□ No
P.3.1. ¿En qué Comunidad Autónoma nació?: ___________________
P.3.2. ¿Desde cuándo reside usted en Andalucía?: _______________
P.4. ¿Qué nivel de estudios tiene usted terminados?
_____________________
P.5. ¿A qué se dedica usted habitualmente?
□ Estudio
□ Trabajo
□ Compagino estudios y trabajo
□ Busco empleo
□ Me dedico a las tareas del hogar
□ Soy pensionista / jubilado
□ Otros: ________________
P6. Ideológicamente, ¿donde se situaría usted?
Extrema
izquierda
0
1
2
3
4
5
6
7
8
Extrema
derecha
9
10
P7. ¿Con qué partido simpatiza usted más?
_________________________
P8. A qué partido votó en las últimas elecciones generales
_________________________
30
Cuestionario proyecto
P1. En qué medida se siente usted español
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
P2. En qué medida se siente usted (topónimo)
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
P.3. ¿Qué significa España para usted?
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ El Estado del que soy ciudadano
□ Mi país
□ Un Estado formado por varias nacionalidades y regiones
□ Un estado ajeno, del que mi país no forma parte
□ Mi patria
□ La nación de la que me siento parte
P4. ¿Existe un sentimiento “españolista” en España?
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Sí
□ No
□ No lo sé
P5. ¿Existe un sentimiento “españolista” en (CC.AA)?
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Sí
□ No
□ No lo sé
P6. En términos de sentimiento “españolista”, ¿qué partido representa mejor ese
sentimiento?
(Elija SÓLO UNA respuesta, marchando la casilla con una x)
□ IU
□ PP
□ PSOE
□ UPyD
P7. Cree usted que la gente tiene en cuenta el “españolismo” de los partidos a la
hora de emitir su voto
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Sí
31
□ No
P.8. Con el Estado de las Autonomías, ¿cree usted que España está más o menos
unida que antes?
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Más
□ Menos
□ Igual
□ No lo sé
P9. Qué tipo de organización del Estado preferiría usted para España
(Elija SÓLO UNA respuesta, marcando la casilla con una x)
□ Un Estado más centralizado, con menos competencias de las CCAA
□ El modelo de Estado actual
□ Un Estado menos centralizado, con más competencias de las CCAA
□ Un Estado en que las CCAA pudieran independizarse
□ No lo sé
P9. ¿En qué medida está usted de acuerdo con las siguientes afirmaciones?
(Elija SÓLO UNA respuesta para cada afirmación, marcando la casilla con una x)
España es plural, diversa, multilingüe y pluricultural
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
España es una Nación con más de cinco siglos de historia, una realidad política
incuestionable y un proyecto común de libertad y solidaridad que se construye día a día
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
Un Estado tan descentralizado como el español, debe plantearse el mantenimiento de los
factores de vertebración que nos configuran como una nación, en la que todos los
ciudadanos gozan de idénticos derechos en cualquier lugar del territorio.
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
España es uno de los Estados más descentralizados del mundo habiendo solucionado uno
de sus problemas históricos
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
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España está constituida por una serie de nacionalidades y regiones diferenciadas
□ Nada / muy poco
□ Algo
□ Mucho
33
Anexo 3. Borrador de guion para la realización de los
grupos
Presentación del proyecto
Estudio de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla en un proyecto de investigación
sobre la identidad de los españoles.
Presentación personal de los intervinientes y administración de cuestionarios
Invitación a presentarse brevemente (debe permitir la identificación de las voces para la
transcripción fina de los grupos).
Pregunta introductoria

OPINION SOBRE EL CUESTIONARIO
Temas

SENTIMIENTO ESPAÑOL COMÚN A TODOS LOS ESPAÑOLES
(Pretende que identifiquen si existe un sentimiento de pertenencia a España y en qué se
basa; qué expliquen qué entienden por nacionalismo español; qué es España como
nación.)
POSIBLES PREGUNTAS CLAVE:
 ¿Existe un sentimiento español?
 ¿Creéis que es igual aquí que en el resto de CCAA?

EFECTO DE LA GENERACIÓN EN EL SENTIMIENTO ESPAÑOL
(Se pretende que identifiquen el efecto de la generación sobre el sentimiento español al
que se han referido antes.)
POSIBLES PREGUNTAS CLAVE:
 ¿Y pensáis que los jóvenes tenéis/tienen (según edad del grupo) una idea diferente de
España con respecto a los mayores/jóvenes (según edad del grupo)?

NACIONALISMO DE LOS PARTIDOS
(Pretende que hablen sobre la medida en que los diferentes partidos de ámbito estatal
representan el sentimiento de nacionalismo español; que hablen específicamente del
nacionalismo español de los partidos de izquierda; y qué piensen en qué medida su
sentimiento español está representado por los partidos de izquierda por los que sienten
simpatía.)
POSIBLES PREGUNTAS CLAVE:
 ¿Hay algún partido que lleve ese sentimiento español más lejos que los demás?
 ¿Y dentro de los partidos de izquierda?
 ¿Os sentís representados por PSOE/IU/PSC/ICV (según contexto)?

ARTICULACIÓN DE ESPAÑA
(Pretende que hablen sobre los factores de unión y separación entre los españoles; del
concepto de España como nación; que indiquen las razones y la evolución en los factores
de unión y separación; también que indique de los factores que facilitan o dificultan la
convivencia o unión entre los españoles.)
34
POSIBLES PREGUNTAS CLAVE:
 ¿Pensáis que España está más o menos unida que antes?
 Se puede preguntar explícitamente a posteriori, en caso de que sea necesario
provocar discusión, por la valoración de elementos concretos que pueden facilitar
o dificultad la convivencia y unión: Estado de las Autonomías, triunfos deportivos
de la selección española, etc., y permitir libertad para que a partir de estas ideas se
mencionen otros aspectos.

IMPACTO ELECTORAL
(Pretende que hablen sobre si el nacionalismo español de los partidos de izquierda tiene
incidencia a la hora de decidir el voto.)
POSIBLES PREGUNTAS CLAVE:
 ¿Tiene la gente en cuenta el sentimiento español de los partidos cuando vota?

OTRAS CUESTIONES QUE CONSIDERE IMPORTANTES
(Permitir a los entrevistados que toquen otras cuestiones que consideren importantes o
relevantes sobre el tema.)
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