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Cátedra de FARMACOBOTANICA – Inst. de Estudios Vegetales Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMAN TALLO I. Caracteres generales y funciones El cuerpo primario de las plantas superiores (plantas con semilla) así como el del esporofito de las pteridofitas (helechos y plantas afines), se caracteriza por presentar un eje llamado Cormo, formado por una raíz y un vástago (Fig. 1). El vástago, a su vez, es la combinación de hojas y tallos. La función primordial del vástago es la fotosíntesis, la cual se lleva a cabo principalmente en las hojas, donde se forman los carbohidratos y demás compuestos orgánicos básicos que se utilizan con distintos fines tanto en las hojas como en las partes restantes de la planta. El tallo, así como la raíz, es habitualmente cilíndrico y de estructura unifacial, es decir que presenta una superficie semejante en todo su entorno, es de simetría radial en un corte transversal y está capacitado para crecer en longitud de una manera teóricamente indefinida; en cambio las hojas son generalmente aplanadas (estructura bifacial), presentan simetría dorsiventral en un transcorte y son de crecimiento definido. Por otro lado, el tallo que generalmente consiste en formaciones aéreas erguidas, puede crecer debajo del suelo (tallos subterráneos) o al ras del mismo (tallos rastreros) y en algunos casos su desarrollo es tan escaso y poco visible que a las plantas que los poseen se las denomina acaules (sin tallo). El tallo se diferencia de la raíz por originarse en yemas y poseer nudos y entrenudos, llevando en los nudos hojas, yemas y a veces raíces (Fig. 2A). Además el tallo, y no la raíz, presenta cicatrices foliares, cicatrices de escamas y de yemas, y lenticelas (Fig. 2B). Finalmente, es posible distinguir al tallo de la raíz y de la hoja por su anatomía interna. FIGURA 1 HOJAS TALLO FIGURA 2 A B El tallo representa un sistema de transporte para conducir el agua y los minerales hacia las hojas, las cuales requieren del abastecimiento de diversas materias primas provenientes del suelo tales como agua y minerales, ya que sirve de vinculación entre la raíz, órgano fijador y absorbente, y la hoja, órgano asimilador. También se encarga de conducir las sustancias orgánicas producidas en las hojas hacia el resto de la planta. Otra función muy importante del tallo es la de sostener las hojas en una posición adecuada para recibir la luz solar, además de servir de soporte para flores y frutos. Aparte de su rol como órgano de conducción y de soporte, el tallo puede desempeñar la función de almacenamiento de sustancias de reserva y de agua y, en algunos casos, también es capaz de realizar fotosíntesis y de servir como órgano de multiplicación o propagación. Origen y crecimiento. El primer tallo o yema de una planta aparece al formarse el embrión. En la semilla el eje del embrión consta de un hipocótilo y de una radícula. En el extremo del hipocótilo se encuentra uno o más cotiledones y la yema del vástago o plúmula (Fig. 3A). La plúmula consta normalmente de un eje, el epicótilo, y tiene unos cuantos entrenudos que no se han alargado y algunos primordios foliares. Con la germinación de la semilla, el embrión aumenta de tamaño y crece. El meristema apical del vástago joven añade más primordios foliares. Aunque el meristema apical de los vástagos puede presentar diversas formas de organización, es posible distinguir tres tipos básicos: a) Célula apical única, de forma acuñada, piramidal o tetraédrica, que se dispone con su cara basal hacia el ápice caulinar y que se divide según planos paralelos de sus 3 caras restantes para originar células derivadas que, a su vez, forman los tejidos del tallo (Fig. 4). Se encuentra en plantas vasculares que no producen semillas, como helechos y equisetos y se ubica en el centro del meristema del vástago y es semejante a lo que se observa en las raíces de las mismas plantas. b) Zonificacaión citohistológica, en la que en vez de una única célula apical se encuentra un grupo de primordios apicales o complejo inicial, en el que las células pueden dividirse anticlinal o periclinalmente (perpendicular o paralelamente a la superficie). Por debajo de estos primordios y derivados de éstos, se encuentran las células madres centrales, generalmente de mayor tamaño, más vacuoladas y de divisiones menos frecuentes que las células circundantes. Las células derivadas lateralmente a partir de aquellas forman la zona periférica, mientras que las derivadas basales forman el meristema de las nervaduras y el meristema fundamental que posteriormente formará la médula. Este tipo de organización presenta una amplia variación entre especies de gimnospermas y de algunas angiospermas. c) Túnica y corpus, son las regiones en que se estratifica el ápice de la mayor parte de las angiospermas y de algunas gimnospermas muy evolucionadas. La túnica consta de una o más capas de células con disposición bastante uniforme que cubren la superficie del vástago. Sus células se dividen principalmente en el plano anticlinal (formando ángulos rectos con la superficie del órgano). El corpus comprende una masa de células cuya organización no es tan ordenada y que ocupa el centro. Sus células se dividen en cualquier plano. Los derivados laterales de túnica y corpus forman una zona periférica activa y los derivados basales del corpus dan lugar al meristema de las nervaduras (Fig. 5). En la yema apical, los entrenudos situados entre los primordios inferiores se alargan y en las axilas de las hojas en desarrollo se forman nuevas yemas que dan lugar a la ramificación del vástago. De este modo, en la planta adulta el tallo se desarrolla a partir de meristemas apicales presentes en una yema apical y su crecimiento en longitud también se debe a la actividad de dichos meristemas (Fig. 3B). La zona de alargamiento en el tallo abarca de 2 a 10 cm, pudiendo comprender varios nudos y entrenudos -a diferencia de raíz donde dicha zona se extiende sólo por 2 a 10 mm-. El tallo crece en tamaño principalmente en las regiones de los entrenudos, cuyo crecimiento resulta de una combinación de división y de alargamiento celular. Aunque el meristema apical presenta una gran importancia en la formación de hojas y yemas, el crecimiento del tallo es más bien resultado de la división y crecimiento celular de porciones subapicales de dicho órgano. La actividad meristemática provoca mayor alargamiento del entrenudo en la base del mismo que en otros lugares. Si dicha actividad meristemática se prolonga, se obtendrán meristemas intercalares, los cuales se encuentran en gran cantidad de especies, tanto monocotiledóneas como dicotiledóneas (Fig. 6). Estos son especialmente evidentes en las gramíneas, en las que se localizan en la base de los entrenudos y en las hojas con forma de vaina que envuelven al tallo. FIGURA 3 A B FIGURA 4 FIGURA 5 FIGURA 6 Nudos y entrenudos. Los nudos son el lugar donde se insertan las hojas en el tallo con el cual forman un ángulo agudo que se conoce como axila, mientras que los entrenudos son los segmentos comprendidos entre nudos contiguos. En muchas dicotiledóneas no existe gran diferencia en el aspecto de nudos y entrenudos, incluso en tallos adultos. Sin embargo, en monocotiledóneas, los nudos aparecen algo hinchados y contrastan con los entrenudos más delgados. En las gramíneas, como el maíz o la caña de azúcar, todo el entrenudo se encuentra con frecuencia rodeado por la base envainadora de la hoja, la cual parece nacer del nudo inmediatamente superior. El número de hojas que se encuentran en cada nudo es específico para cada clase de planta. De esta manera, existen distintos patrones de disposición de las hojas en el tallo regular para cada especie- los cuales son objeto de estudio de la filotaxis (del griego: filo, hoja y taxis, orientación). Así, las hojas pueden disponerse de manera 1) alterna o esparcida, cuando se encuentra una hoja por nudo, 2) opuesta, cuando las hojas se encuentran de a pares en cada nudo (verticilos dímeros) -llamándose disposición decusada si el par de hojas opuestas se disponen en ángulo recto con respecto a los pares vecinos y disposición dística si las hojas opuestas (o alternas) se disponen en dos filas (ángulos de 180º)- y 3) verticilada, en los casos en que hay tres o más hojas en cada nudo. Yemas. La axila de cada primordio foliar contiene un vástago en estado embrionario que consta de un meristema apical rodeado de un grupo de hojas jóvenes. Esta estructura axilar recibe el nombre de yema (Figs. 3B, 5 y 6). Es decir que la yema es un rudimento del vástago donde se encuentran los primordios foliares que a su vez pueden estar protegidos por pequeñas hojas modificadas llamadas pérulas (yemas peruladas, cubiertas o protegidas) o bien carecer de ellas (yemas desnudas). Las plantas herbáceas presentan yemas desnudas, mientras que las yemas recubiertas son generalmente de mayor tamaño y más visibles que las desnudas. Muchas yemas son casi microscópicas, mientras que otras son muy grandes, como por ejemplo la cabeza de una col, que constituye una yema extraordinariamente grande. Las yemas varían en cuanto a su ubicación y contenido. Así, todas las hojas tienen yemas axilares capaces de desarrollarse en ramas, lo cual constituye una diferencia más entre tallos y raíces. Varias yemas adicionales, denominadas yemas accesorias, se pueden ubicar en una sola axila. Las yemas ubicadas en el ápice de una rama o tallo son las yemas terminales. Los brotes que contienen flores son las yemas florales y los que contienen tanto hojas como flores se denominan yemas mixtas. Las yemas de numerosos árboles y arbustos pueden producir dos tipos de tallo: uno, de crecimiento indefinido, con entrenudos largos y hojas más o menos esparcidas, llamado macroblasto (brote largo), y el otro de crecimiento más o menos definido o limitado, con entrenudos cortos y hojas dispuestas en roseta llamado braquiblasto (= microblasto, brote corto) como ocurre en especies de pinos (Pinus) y cedros (Cedrus). Cicatrices y lenticelas. Las cicatrices foliares presentes en el tallo de las plantas caducas son las señales que quedan en los sitios donde estaban implantadas las hojas. Señalan el lugar donde se produjo la capa de abscisión en la base del pecíolo. La forma de la cicatriz foliar es específica para cada especie y puede usarse hasta cierto punto para la identificación de los árboles durante el invierno. En los tallos también es posible apreciar cicatrices de escamas de las yemas, pequeñas y estrechas, y cicatrices de flores y frutos, a veces muy visibles. Las lenticelas aparecen sobre tallos leñosos en forma de pequeñas aberturas o poros, ligeramente elevados o mamelonados. Facilitan el intercambio gaseoso entre el interior del tallo y la atmósfera. Son estructuras multicelulares que aparecen frecuentemente en los lugares que previamente ocupaban los estomas y cuyas formas y tamaños son características de cada especie (Fig. 2B). II. Morfología y tipos Tamaño y forma. Los tallos presentan amplias variaciones de tamaño, forma y estructura. Su longitud varía desde menos de un centímetro hasta varios metros, en tanto su espesor puede ir desde estructuras muy delgadas, del grosor de un cabello, hasta troncos de 15 metros de diámetro. La consistencia de los tallos también es variable pudiendo ser tiernos, carnosos o acuosos, o bien leñosos y duros. La clasificación de las plantas en hierbas, arbustos y árboles depende del tamaño y del carácter leñoso de los tallos. Así, las hierbas son plantas que carecen de tallos leñosos persistentes aéreos, son generalmente de escaso porte y pueden estar provistas de tallos suculentos o carnosos. Los arbustos y árboles son plantas perennes de tallo leñoso; los arbustos generalmente son más bajos que los árboles y están formados por diversos troncos principales, mientras que los árboles constan generalmente de un solo tronco o eje. Ramificación. Los troncos grandes y aparentes de los árboles presentan diversas formas. El tallo columnar o estípite es cilíndrico, sin ramificaciones y lleva generalmente en su extremo un grupo de hojas, como se ve en las palmeras y el bambú, entre otras monocotiledóneas. En los tallos ramificacados, el tipo de ramificación está estrechamente relacionado con la posición de las yemas vegetativas. La ramificación puede ser monopodial cuando el alargamiento efectivo del tallo se hace en línea recta por acción de la yema terminal y en consecuencia prevalece el eje principal, cuyo ápice permanece en forma indefinida y las yemas axilares producen ramas laterales. Este tipo de ramificación es característico de las coníferas (Pinus, Cedrus, Araucaria, etc.) y en muchos otros grupos de plantas (Fig. 7). Otro tipo de ramificación es la simpodial, en la que la rama o tallo principal crece durante un período del año, luego cesa y se transforma en flor o muere, y el crecimiento es producido por otra yema lateral y así sucesivamente. El caso más frecuente de simpodio es el monocasio, en el que un solo brote lateral sobrepasa al eje principal bloqueado y, de este modo, continúa el crecimiento de todo el sistema hasta que es reemplazado por otro brote y así sucesivamente (por ejemplo la vid). Otros tipos de simpodios son los dicasios y pleocasios en los que dos o más brotes laterales del mismo rango, respectivamente, sobrepasan al eje principal bloqueado (Fig. 8). FIGURA 7 ANGIOSPERMAS: Grevillea sp GIMNOSPERMAS: Araucaria sp Clasificación. Los tallos pueden clasificarse según diferentes criterios, tales como su hábito (aéreos y subterráneos), consistencia (herbáceos y leñosos) e incluso según las modificaciones que sufren para adaptarse a diferentes funciones. De este modo, existen diferentes tipos de tallo según se detalla a continuación: 1- Tallos subterráneos o hipogeos a) Rizomas. Son tallos horizontales que crecen por debajo de la superficie del suelo. Tienen nudos, hojas escamosas, yemas y raíces adventicias. A veces acumulan sustancias de reserva. Constituyen estructuras perennes que permanecen vivas durante el invierno. En la primavera algunas yemas originan vástagos aéreos, en tanto otras ramifican al rizoma. Los llamados rizomas definidos presentan entrenudos muy cortos y una yema terminal que emerge dando lugar a vástagos aéreos (Ej.: Arundo donax o caña de Castilla), mientras que los rizomas indefinidos tienen entrenudos más largos y una yema terminal que no emerge del suelo y que continua su crecimiento en forma horizontal (Ej.: Sorghum alepense o sorgo de Alepo). b) Tubérculos. Se producen por agrandamiento de la extremidad de un rizoma como consecuencia de la acumulación de sustancias de reserva. La papa (Solanum tuberosum) es un tubérculo y en él se observan nudos y entrenudos muy cortos. En los nudos se encuentran los “ojos” que son yemas protegidas por pequeñas escamas, su médula se encuentra muy desarrollada y acumula reserva amilífera en el parénquima. c) Bulbos. Son tallos cortos en los que las catáfilas (hojas protectoras de las yemas) pueden acumular materias de reserva o bien pueden hacerlo en el mismo tallo. Los bulbos tunicados, como el de la cebolla (Allium cepa) o el junquillo (Narcisus tazetta) consisten en un tallo muy corto, disciforme (en forma de disco), totalmente rodeado por las vainas de las hojas, persistentes, reservantes, que encierran a la yema terminal. Las escamas externas son papiráceas y reciben el nombre de binzas. En los bulbos escamosos las escamas no envuelven totalmente unas a otras, como en el bulbo tunicado, sino que se disponen en forma imbricada como por ejemplo la azucena (Lilium candidum) y el ajo (Allim sativum). Los bulbos que consisten en un rizoma corto, generalmente ovoides, donde se acumulan sustancias de reserva y se encuentran recubiertos por las bases de las hojas secas, como en el caso del gladiolo (Gladiolus sp.) reciben el nombre de bulbos macizos o cormos (Fig. 9). 2- Tallos aéreos o epigeos a) Tallo propiamente dicho. Corresponde a los tallos herbáceos sin elementos leñosos. b) Tronco. Es el que posee abundantes elementos lignificados y fibras y es típico de los árboles. c) Estípite. Es generalmente de gran longitud y sin ramificaciones. Característico de las palmeras. d) Caña. Se caracteriza por presentar nudos y entrenudos muy marcados y por poseer un pequeño diámetro en relación a su longitud. Puede ser fistuloso (hueco) o macizo y es característico de las gramíneas (Ej. caña de azúcar, caña hueca). e) Escapo. Es un tallo herbáceo desprovisto de hojas pero con flores en su ápice, que nace de un bulbo o rizoma. Es frecuente en monocotiledóneas (Ej. cala). f) Cálamo. Es herbáceo, cilíndrico, sin nudos, en cuyo ápice desarrollan hojas en forma de rosetón junto a las flores (Ej. junco). g) Tallos trepadores o enredaderas. Crecen y suben aferrándose a objetos que les sirven de soporte. Reciben el nombre de tallos volubles, cuando se enroscan al soporte de derecha a izquierda o en sentido contrario (Ej.: Convulvus arvensis) o de tallos adherentes, cuando se adhieren al soporte por medio de raíces adventicias, como en Hedera helix (hiedra), zarcillos, como en Vitis vinífera (vid) o de uncinos, como en Bignonia ungis-cati (bignonia). La presencia de espinas o aguijones también puede favorecer la adhesión al soporte. h) Tallos rastreros o postrados. Crecen tumbados apoyándose en el suelo, pudiendo echar raíces en los nudos o no. Entre estos tallos encontramos estolones, que presentan entrenudos largos y nudos que emiten raíces adventicias y vástagos aéreos, como por ejemplo Fragaria chiloensis (frutilla) y Cynodon dactylon (grama de España). Mientras que los tallos decumbentes son tallos no erguidos que crecen inclinados con tendencia a echarse sobre el suelo. i) Tallos fotosintetizadores o asimiladores. Son tallos verdes, con clorénquima, que realizan fotosíntesis como las hojas. También reciben el nombre de cladófilos, entre los que se encuentran los cladodios, de crecimiento indefinido, como en Cactus sp. y Casuarina sp. y los filocladios, de crecimiento definido, como en Asparagus sp. (espárrago) y Ruscus sp (rusco). j) Tallos suculentos. Se caracterizan por constituir órganos de almacenamiento de alimento y de agua. El parénquima almacenador de agua forma mucílagos debido a la presencia de compuestos pécticos. Son tallos gruesos y carnosos, como los de los cactus y de muchas otras xerófitas, fotosintetizadores y con hojas reducidas a espinas. k) Espinas. Se caracterizan por que nacen en las axilas de las hojas como si fueran una rama común. A veces pueden llevar hojas. l) Zarcillos. Esta adaptación es común en plantas trepadoras como la vid. Son tallitos muy delgados, enrollados y muy sensibles a estímulos de contacto, lo cual favorece la sujeción de la planta a un soporte. Al comenzar su desarrollo son herbáceos y clorofílicos, y cuando entran en contacto con un soporte se enroscan por haptotropismo y crecen en forma de espiral. Luego pueden formar elementos lignificados y tomar aspecto leñoso, suberificándose en su superficie. m) Tallos reservantes. Presentan un parénquima que contiene sustancias de reserva, como el almidón, y pueden ser de forma globosa o subglobosa. FIGURA 8 MONOCASIO DICASIO FIGURA 9 Tallos subterráneos Rizomas Bulbo tunicado Bulbos escamosos Tallos aéreos Estolón Cladodio Tallo voluble Tubérculos III. Anatomía Aunque existe una gran variación en lo referente a la anatomía del tallo, en líneas generales se pueden considerar tres grandes grupos cuyas estructuras caulinares difieren notablemente entre sí: Dicotiledóneas, Monocotiledóneas y Gimnospermas. 1- Dicotiledóneas a) Estructura primaria. Se llama así a la estructura formada por los tejidos primarios que derivan de los meristemas apicales del tallo. En un corte transversal de esta estructura se diferencia externamente la corteza y hacia adentro, el cilindro central. En la corteza se distinguen, de afuera hacia adentro, la epidermis, formada de una sola capa de células con las paredes externas gruesas, a veces cutinizadas y en ocasiones lignificadas y las paredes internas por lo general delgadas. En la epidermis pueden observarse estomas que en la estructura secundaria serán reemplazados por las lenticelas. Por debajo de la epidermis se encuentra el colénquima que puede formar una banda más o menos continua o bien estar interrumpida en ciertos lugares y un parénquima cortical, a veces constituido por clorénquima en las capas más externas y en las interiores por células que acumulan sustancias de reserva. En el parénquima cortical a veces puede observarse células pétreas y con mucha frecuencia, cristales. La capa más interna de la corteza puede diferenciarse en endodermis, sobre todo en tallos subterráneos, siendo poco frecuente en tallos aéreos. Se considera que en el tallo falta el periciclo. El cilindro central está formado por los haces vasculares, separados entre sí por los radios medulares primarios, formados por una o más capas de parénquima fundamental que van desde la corteza hasta la médula y que por lo general acumulan sustancias de reserva. Los haces vasculares son frecuentemente colaterales abiertos. En algunas familias, como Solanáceas o Cucurbitáceas, los haces vasculares pueden ser bicolaterales por encontrarse floema externo y también floema interno, en las proximidades de la médula. En el floema primario la parte más externa está habitualmente formada por fibras liberianas, encontrándose luego tubos cribosos, células anexas y parénquima liberiano, mentras que en el xilema primario se encuentran vasos leñosos, fibras leñosas y parénquima leñoso. Estos tejidos vasculares primarios tienen su origen en el procambium, el cual también dará origen al cambium intrafascicular que produce el crecimiento secundario del haz vascular y que se encuentra entre floema y xilema. La porción de floema primario que se forma primero se denomina protofloema. Aparentemente los tubos cribosos que lo constituyen funcionan durante un corto tiempo hasta su destrucción posterior (obliteración) y su, en algunos casos, transformación en fibras. La parte de floema primario que madura más tarde recibe el nombre de metafloema y es el que persiste en aquellos tallos que no tienen crecimiento secundario. Cuando hay crecimiento secundario, el metafloema también sufre obliteración. En el xilema primario, el que se forma primero se denomina protoxilema, en el que se encuentran vasos con espesamientos anulares y espiralados, mientras que el que aparece tardíamente recibe el nombre de metaxilema y presenta vasos reticulados y punteados. La médula se encuentra en la parte central del tallo y está constituida por parénquima reservante (Fig. 10 A y B). FIGURA 10 A Epidermis Colénquima Corteza Parénquima cortical Floema primario Xilema primario Procambium Médula Cilindro vascular Radio medular FIGURA 10 B Corte transversal de tallo de Dicotiledóneas. Estructura primaria b) Estructura secundaria. Se observa en aquellos tallos de Dicotiledóneas que experimentan crecimiento en grosor por la acción de dos tejidos meristemáticos laterales o secundarios: cambium y felógeno. El cambium forma en el tallo un cilindro cambial integrado por el cambium fascicular, también llamado intrafascicular, originado en el procambium y el cambium interfascicular que se origina por procesos de diferenciación de células parenquimáticas de los radios medulares. El cambium intrafascicular produce hacia afuera floema secundario y hacia adentro xilema secundario; en tanto que el cambium interfascicular ocasiona el crecimiento de los radios medulares primarios en las porciones floemáticas y xilemáticas del cilindro central (Fig 11 A, B y C). En el xilema se observa la formación de capas concéntricas conocidas como anillos de crecimiento. Cada anillo consta de una capa interna de leño de primavera y otra externa, más compacta, de leño de verano. Esta diferenciación es producida por la alternancia de crecimiento activo y de reposo invernal. Ello puede servir para la determinación de la edad del árbol. En muchos tallos leñosos el xilema más joven o de los últimos años funciona principalmente en la conducción y almacenamiento de alimentos. Esta parte se denomina albura y presenta color más claro que el resto del xilema. La madera más vieja se presenta teñida por acumulación de aceites, resinas, materias colorantes, cavidades obturadas por productos gomosos y tílides que impiden la conducción. A esta parte del xilema se llama duramen y por lo general proporciona una madera de mayor valor comercial que la albura. Existen especies que no presentan diferenciación entre albura y duramen. El felógeno o cambium suberoso forma hacia afuera súber o corcho, también llamado felema, y felodermis hacia adentro. El conjunto de felodermis-felógenofelema recibe el nombre de peridermis. El felógeno puede originarse a partir de distintos lugares de la corteza, como de capas subepidérmicas o de la misma epidermis, o bien de capas más profundas, a veces incluso del tejido floemático. Cada año se produce interiormente una nueva capa de felógeno que produce hacia afuera súber. Todo el conjunto de tejidos muertos que quedan por fuera del felógeno formado en el último año recibe el nombre de ritidomis o ritidoma. El ritidoma puede permanecer siempre en el tallo formando un conjunto de tejidos suberificados o bien puede desprenderse de diferente manera, a veces en placas como en Platanus acerifolia (plátano) o en fajas longitudinales como en distintas especies de Eucaliptus (eucalipto). FIGURA 11 A Felema Felógeno Felodermis Peridermis Casquete de fibras Floema primario Floema secundario Cambium fascicular Cambium interfascicular Xilema primario Xilema primario Médula Radio medular FIGURA 11 B FIGURA 11 C Peridermis Casquete de fibras Floema primario Floema secundario Cambium vascular Xilema secundario Xilema primario Radio medular Médula FIGURA 12 2- Monocotiledóneas. En general están formados por tejidos primarios originados del meristema apical. Sólo excepcionalmente (Yucca, Dracaena) presentan crecimiento secundario. Se puede describir como una masa de tejido fundamental atravesado por haces fibrovasculares aislados y exteriormente recubierto por una capa de tejido epidérmico. En muchas plantas se puede observar varias capas de esclerénquima, de gruesas paredes, formando un cilindro casi inmediatamente por debajo de la epidermis. Los haces vasculares son generalmente colaterales y cerrados (sin cambium), y se disponen en forma dispersa, agrupados en la parte central o en un anillo bien definido. El floema se ubica hacia afuera y está formado por tubos cribosos y células anexas de tamaño menor, cuadradas en sección transversal. El xilema, dispuesto hacia adentro, presenta vasos anillados, punteados, algunas fibras y parénquima. Con frecuencia se observa un gran espacio intercelular o laguna en la región de las células del protoxilema. El haz vascular está rodeado casi completamente por tejido esclerenquimático. El centro de la estructura, la médula, puede estar ocupado por tejido fundamental aunque en ocasiones hay ausencia de tejido y se origina un tallo fistuloso o hueco (Fig. 13). 3- Gimnospermas. Se trata de tallos generalmente leñosos cuya estructura es semejante a la de los tallos leñosos de las dicotiledóneas, aunque presentan algunas diferencias que se manifiestan sobre todo en la constitución del xilema y del floema. El xilema se encuentra íntegramente formado por traqueidas con puntuaciones areoladas, de paredes gruesas y de forma cuadrangular en corte transversal. No existen vasos ni fibras leñosas y, por lo general, falta también parénquima leñoso. En muchas gimnospermas aparecen conductos o canales resiníferos dispuestos radial y longitudinalmente a través del tallo, revestidos por células parenquimáticas, que producen y conducen resina. En el xilema de las gimnospermas también se observan anillos de crecimiento que se evidencian por la diferencia de tamaño entre las traqueidas de primavera más amplias y las de verano, más pequeñas. En tanto el floema no presenta células anexas y en vez de tubos cribosos hay células cribosas con placas cribosas en las paredes laterales. Los tallos leñosos de las gimnospermas alcanzan generalmente grandes dimensiones como en Sequoia y Abies (secuoias y abetos), del hemisferio norte, y Fitzroya cupressoides (alerce) en los bosques andino-patagónicos. FIGURA 13 ep Mxi l Pxil Par: parénquima fundamental; fxv: haz fibrovascular; esc: esclerénquima; flo: floema; ep: epidermis; Pxi: protoxilema; Mxi: metaxilema. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Dimitri MJ & Orfila EN 1985. El Tallo en: Tratado de Morfología y Sistemática Vegetal. Ed Acme S.A.C.I. Buenos Aires. Pp 111-125. Esau K 1976. 15 El tallo en: Anatomía Vegetal. Ed Omega S.A. Barcelona. Pp 382-452. Strasburger E, Noll F, Schenck, H, Schimper AFW 1997. Capítulo III Morfología y anatomía de las plantas vasculares: III El eje caulinar. En Tratado de Botánica. Ediciones Omega. Barcelona. Pp 180-215. Valla JJ 1987. 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