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Sociología Reflexiva
Prof. Cristina Cielo
Consuelo Sánchez
20.10.2011
REFLEXIÓN 1
INVITACIÓN A LA SOCIOLOGÍA REFLEXIVA
En Una invitación a la sociología reflexiva. “Racionalismo y reflexividad: nota al lector
latinoamericano” y parte de “Hacia una praxeología social” (por Loïc Wacquant), pp 7-8 y 29-83.
El texto de Wacquant se constituye como una guía de lectura de la obra general de Bourdieu. El
autor nos introduce en la complejidad de su producción, alejada de las fronteras disciplinares, lo cual
le permite abarcar multiplicidad de temas desde diferentes estilos sociológicos. A pesar de que
Bourdieu es un teórico ampliamente citado, uno de los problemas principales del mundo académico es
el desconocimiento de su obra –que se presenta como una totalidad coherente– y la utilización de
conceptos aislados, lo que conlleva a malinterpretaciones. Se sugiere entonces que su obra se más
interpretada como una propuesta metodológica, que como una teórica. Su método consiste en una
forma de plantear los problemas, determinar un conjunto de herramientas conceptuales para abordarlos
y construir objetos, y transferir e integrar conocimientos de diversas áreas. Así mismo, la reflexividad
y el dinamismo teórico se presentan entonces como centrales en este proceso. Los principales aportes
de su obra se encuentran en la conjugación de las formas de conocimiento subjetivas y objetivas, la
relación entre lo simbólico y lo material, y la combinación entre lo teórico y lo aplicado (teoría de la
práctica).
En cuanto a la definición de la sociología (pág. 30) es interesante destacar que para Bourdieu la
ciencia social no puede tratar los hechos sociales como cosas, sino como objetos de conocimiento.
Desde esta perspectiva se debería entonces tener en cuenta la doble condición de objetividad; por un
lado, la objetividad material y, por otro, la objetividad que se presenta como sistemas de clasificación
de la realidad (habitus) desde los que se produce lo simbólico de la praxis social, es decir que a la
realidad material que se convierte en objeto de conocimiento y punto de partida para la acción, se le
asignan significados. Lo interesante de esta perspectiva es que los sujetos –en la producción de la
sociedad– no son simples reproductores de estructuras y prácticas, sino que sus acciones se producen
también mediante la producción de voluntades, significados e interpretaciones, aunque muchos de
ellos escapen a la conciencia de la acción; es en este sentido que Bourdieu afirma que “la experiencia
de los significados es parte integrante del significado total de la experiencia” (pág. 33) y que se puede
comprender la agencia de los sujetos en la praxis social; los sujetos son entonces agentes sociales
(ubicados en espacios sociales objetivos diferentes) que construyen la realidad social, tanto individual
como colectivamente., aunque no sean ellos los que hayan construido las categorías desde las que la
construyen.
Reflexión1. Invitación a la sociología reflexiva | 2
Desde esta perspectiva, uno de los aportes fundamentales de Bourdieu es que concilia los polos
que se han generado desde las divisiones estructuralistas a través de la observación de su
complementariedad e interacción, y propone lo subjetivo como resultado de la interacción con las
realidades externas a los sujetos; en síntesis, conjuga las perspectivas estructuralista y constructivista
(constructivismo estructuralista).
De otra parte, una pregunta importante en el estudio de la construcción social es la que
corresponde a los orígenes de los esquemas perceptuales e interpretativos y su relación con las
estructuras externas. En este sentido, Bourdieu plantea una interacción entre las estructuras sociales y
las estructuras mentales, que complementan la propuesta anterior. Se suma a esto la propuesta de que
los esquemas mentales son la encarnación de las divisiones sociales. Estas interrelaciones se
complementan con la propuesta de que las estructuras sociales y mentales cumplen funciones políticas,
por lo que los sistemas simbólicos serían, además de instrumentos de conocimiento, instrumentos de
dominación; en este punto es importante destacar que las ideologías funcionan entonces como
estructuras arbitrarias que organizan la realidad, las cuales dependerían, de alguna manera, de las
condiciones materiales de existencia de los sujetos y de las condiciones de historicidad. Solo desde
este punto de vista se podría comprender que los sistemas de clasificación son instrumentos de poder
desde los que se generan las relaciones de género, clase o etnia, por ejemplo.
Estas ideas se pueden relacionar con el proceso de comprensión de la acción colectiva. En la praxis
cultural y social, la intención de la construcción de nuevos significados, la resignificación de los ya
establecidos, o la permanencia de los mismos, permitiría valorar la agencia en cuanto a que ésta haría
posible transformar el mundo transformando las representaciones que se tienen sobre éste. La lucha
por la definición del mundo sería entonces una lucha por la construcción de significados que permita
la modificación de las estructuras que aparecen como dadas de antemano.
Lo anterior conduce a comprender las relaciones entre sociedad e individuo y a ver la sociedad
como un campo, o espacio social, particular, en permanente tensión y construcción, que se hace de
alguna manera predecible y aparece como inalterable por la presencia de los habitus (estructuras
estructurantes que generan percepciones, interpretaciones y acciones y que parten del individuo, pero
lo trascienden). Uno de los temas centrales en la discusión de Bourdieu es entonces cómo los
conocimientos se presentan como ya dados, ya estructurados y naturalizados en las clasificaciones que
de ellos y con ellos realizamos; de acuerdo con esto, las estructuras cognitivas ya están dadas y no se
reconoce el papel activo en la construcción del conocimiento, así, asumimos realidades construidas
por fuera de la historia de los individuos y los grupos.
De acuerdo con esta posición, se tienen de antemano unos marcos a partir de los cuales
actuamos e interpretamos nuestras acciones y las de los otros sin verdadera reflexión ya que se atiende
a categorías generalizadoras dadas de antemano. El habitus genera entonces cierta forma de percibir,
de pensar y de actuar individual y colectivamente y genera un orden social de herencia histórica y
tradición que se actualiza en las prácticas de cada momento, en la manifestación de las instituciones y
Reflexión1. Invitación a la sociología reflexiva | 3
en su apropiación, en la generación de roles dentro y fuera de ellas, con sus obligaciones y privilegios,
y que actúan sobre los cuerpos, las creencias y las experiencias, y que a su vez generan códigos
comunes. En ese sentido, resulta interesante comprender cómo los agentes sociales producen prácticas
de resistencia o no en los campos y de los habitus (estrategias) de acuerdo con las mismas
posibilidades estructurales, materiales y cognitivas.
Por último, cabe decir que la presentación que realiza Wacquant de Bourdieu y su trabajo, lo
postularía como un teórico de los puntos medios, de las conexiones y de las interacciones que se dan
en la totalidad particular y dinámica de la realidad. Ahora bien, si bien la propuesta teóricometodológica de Bourdieu presenta la sociología como una ciencia total, de los “hechos sociales
totales”, no se puede confundir esta perspectiva integradora y relacional con un holismo/eclecticismo
poco riguroso que confunda la construcción de los objetos de estudio. La teoría y la metodología del
estudio de los hechos sociales pueden ser interpretadas a su vez como una metateoría y una
metametodología del hacer científico que reflejan la complejidad de la realidad social, en una fusión
de una especie de teoría de la práctica intelectual con una teoría crítica de la sociedad.