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Emperador Adriano 76-138 DC Cuidando al paciente – cuidando el error Estimados amigos, seguimos trabajando y bregando por una medicina dirigida a evitar el error y brindar un cuidado a los pacientes. Por ello seguimos diariamente conduciendo todas las acciones que fueran necesarias a tal fin.Nadie es ajeno a esta realidad con la que convivimos cotidianamente y por la cual se modifico definitivamente nuestro accionar, nuestro destino y seguramente nuestro futuro.Definitivamente sigo sosteniendo que fueron tantos los eventos que condujeron a este escenario, pero uno de esos elementos terminantemente somos nosotros con nuestra falta de responsabilidad y aunque nos duela, la falta de humanismo. Hay un relato, que hace unos años leí, sobre un párrafo de la novela de Marguerite Yourcenar en las “Las Memorias de Adriano” , en donde se narra la visión de Adriano junto a su enfermedad frente a su médico: “ Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y también es difícil aguardar la calidad de hombre. El ojo de Hermogenes solo veía en mí un saco de humores , una triste amalgama de linfa y sangre. Esta mañana pensé por primera vez que mi cuerpo, ese compañero fiel, ese amigo más seguro y mejor conocido que mi alma, no es más que un monstruo solapado que terminará por devorar a su amo”…” como viajero que navega entre las islas del archipiélago ve alzarse al anochecer la bruma luminosa y descubre poco a poco la línea de la costa, así empiezo a percibir el perfil de mi muerte”. Me sorprendió la forma de narrar la visón que tenia Adriano de su médico (Hermogenes), al decir : “El ojo de Hermogenes solo veía en mí un saco de humores, una triste amalgama de linfa y sangre”. Él, el emperador, el más grande, pero vulnerable, ve en su medico alguien frío, deshumanizado en sus actos, ante tan importante personaje y ante el evento más importante de su vida que era su posible muerte. De esta novela y de la visión actualizada de su esencia, surge la descripción de dos Síndromes: el de Hermogenes y el de Adriano. En ellos se describe la visión de una medicina deshumanizada por un lado, y la visión simplista y despreciativa del acto médico. Ambos ejemplos de vivencias muy actuales, muy contemporáneas en nuestro ejercicio médico. La visión tipo Adriano, minimiza el acto médico, lo rechaza, y lo pone en duda. Actitud sentida por una parte de la sociedad y seguramente con una mirada parecida de tipo empresarial de algunas sociedades de medicina pre paga y de algunas obras sociales gerenciadas por grupos asociados a una ideología, pero alejada de las necesidades de los pacientes. La visión tipo Hermogenes, es la que se acerca a la de algunos pacientes que tienen de sus médicos, que deshumanizan su acto y se alejan de ese vinculo que se tendría que desarrollar entre el médico y su paciente. Tristemente veo y escucho repetir a los pacientes anécdotas de sus consultas o del trato que recibieron de algunos colegas que nada tiene que ver con la misión que seguramente se juraron y juraron profesar. Pero también veo y escucho a médicos, que en charlas ocasionales, manifiestan la desazón de un ejercicio profesional, minado por cuestionamientos de los pacientes, opiniones vertidas por otros médicos sobre su indicación, los condicionamientos técnicos-administrativos de las instituciones de salud y la sospecha cernida de la Obra Social a su prescripción de alguna práctica.Descreo de un escenario muy diferente y menos en el corto plazo. Pero seguramente podríamos comenzar siendo más dedicados, más tolerantes, más prójimos y a la vez menos conformistas, menos tolerantes de la injusticia y menos desentendidos de nuestro comportamiento. La mayoría seguramente sufrimos por igual, pero está en la adaptación o no a este sistema despersonalizado, poco solidario y anti ético que tenemos. La no adaptación probablemente se acompaña de decisiones que alejan al profesional del ejercicio de la medicina y lo lleva a buscar alternativas que a lo mejor le proporcionan menos stress y angustia. Los que se adaptan, tal vez se alejan un poco más, de sus pacientes, de su contención o de su consuelo. Esto no pretende ser más que un simple disparador reflexivo, de una visión personal de nuestro cotidiano andar profesional; sin intención de menoscabar los sentimientos de nadie, pero con el deseo de que sea un puntapié inicial a un debate que nos debemos.Hermogenes? NO. Adriano? TAMPOCO. MÉDICOS…..