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Poblamiento y colonización. Dos nociones para fenómenos y procesos que difieren en sus escalas.
Contribución teórica al estudio del poblamiento humano de la Puna.
Hernán Juan Muscio1
1
CONICET-IDA (instituto de Arqueología, FFyL, UBA)
El concepto de escala es central para el desarrollo de modelos explicativos de las ampliaciones del
rango de distribución de Homo sapiens a nuevos espacios y su variabilidad. Escala es la dimensión
espacial y temporal requerida para la manifestación de fenómenos y procesos determinados y
para la ocurrencia de cambios en sus propiedades y en la importancia relativa de los factores que
explican dichos fenómenos y procesos. La expansión humana hacia los nuevos espacios que
ofreció Sudamérica durante el límite Pleistoceno-Holoceno implicó fenómenos y procesos muy
variados en cuanto a las escalas comprometidas, siendo los de menor escala aquellos con las
menores chances de ser arqueológicamente documentados. Así, resaltando lo crítico de pensar en
términos de escala, en este trabajo se argumenta que los términos “poblamiento” y
“colonización” son conceptualmente diferentes y que su no distinción opaca la construcción de
modelos arqueológicos orientados a explicar la expansión humana en nuevos espacios.
Colonización implica la dispersión (no siempre exitosa) de organismos en hábitats nuevos o
vacantes, por procesos de escala temporal ecológica, de corto plazo, como la migración.
Dependiendo de los entornos de adaptación en cuestión, las colonizaciones son más o menos
fluctuantes, alternando entre abandono, extinción y recolonización de hábitats. En cambio
poblamiento implica un fenómeno poblacional, consistente en la expansión del rango de
distribución efectiva de la especie hacia espacios amplios, mínimamente de escala regional: y es
una consecuencia de procesos biogeográficos y selectivos de escala temporal larga: arqueológica.
Lo que cuenta en los estudios de poblamiento es documentar patrones arqueológicos asociados a
fases exploratorias de uso de nuevos espacios y a fases de consolidación poblacional en geografías
amplias. Es razonable pensar que, a lo largo del tiempo, las historias de colonización exitosa de
nuevos hábitats conduzcan al poblamiento de nuevos espacios. Sin embargo, esta reducción a la
causalidad de microescala no dice nada de los patrones arqueológicos emergentes de fuentes de
causalidad en escalas temporales y espaciales más amplias, tales como la densodependencia, la
selección, la transmisión cultural o la destrucción de sitios. Aquí son instructivos los patrones
arqueológicos de la Puna de Argentina y Chile que tienen sus causas en el marco de una historia de
poblamiento de largo plazo y que son detectables en el registro promediado.
La Puna de Argentina y Chile comenzó a poblarse en torno de los 11 Ky ap por cazadores
recolectores de finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno, contemporáneamente con el
inicio de condiciones finiglaciales más cálidas, más húmedas y más estables: y siguiendo rutas
dispersivas principalmente longitudinales al macizo altoandino (Muscio 1999). El ingreso de
nuestra especie en la comunidad biótica de la Puna significó la entrada de un nuevo predador
social, sin competidores por nichos carnívoros, incluyendo felinos y cánidos que, a la luz de la
evidencia arqueológica, no significaron competencia (Mondini 2009). Esto implicó un contexto
ecológico con buenas oportunidades de dispersión y colonización de hábitats dadas por la
vacancia de nichos, en particular para la caza.
En la Puna, se ha documentado el patrón generalista de consumo de recursos característico del
poblamiento temprano de Sudamérica. Son muchos los factores de los que depende el éxito de
una especie en un espacio nuevo, pero el ciertamente crítico es la disponibilidad de recursos. El
generalismo y la flexibilidad predatoria son dos características que están siempre presentes en
las especies invasivas exitosas (Sol et al 2012). La evidencia arqueológica del uso de fauna de bajo
ranking, chinchillidae, de las primeras ocupaciones en la Puna Argentina y en el Norte de Chile,
son consistentes con el patrón generalista. En términos de adaptación la inclusión de estas faunas
en el nicho humano implicó un comportamiento predatorio subóptimo o de alto costo, y
documenta un alto esfuerzo invertido en la supervivencia (Muscio 1999). Generalismo y
flexibilidad predatoria están bien correlacionados con la capacidad para producir innovaciones
conductuales, incluyendo las tecnológicas (Lefebvre 2013). Más aun, se ha postulado que la
expansión exitosa a un nuevo espacio requiere invertir tiempo y energía en el aprendizaje de
nuevas estrategias de acceso y uso de recursos (Lefebvre 2013). Esta inversión en aprendizaje
adaptativo limita el tiempo y la energía destinados a otras actividades de valor selectivo,
especialmente las reproductivas. Por ello, el éxito de una especie en un nuevo entorno está
también ligado a una estrategia demográfica que no prioriza el esfuerzo reproductivo ni el
crecimiento poblacional rápido, sino que invierte más tiempo y energía en la supervivencia y el
aprendizaje adaptativo (Sol et al 2012). El uso de fauna subóptima de las primeras ocupaciones de
la Puna sumado a la inversión en aprendizaje y replicación sesgada de tecnologías de caza
complejas, con puntas triangulares pequeñas, realizadas con buenas materias primas puneñas,
responde a este alto esfuerzo somático. Sin embargo esta evidencia también sugiere poca
innovación tecnológica durante el Holoceno Temprano, lo que es del todo esperable en
poblaciones pequeñas. Más generalmente, la inversión en aprendizaje adaptativo es crucial en una
fase exploratoria de poblamiento humano de un espacio nuevo (Borrero 1994-1995), para la cual
es predecible tanto el generalismo económico como una baja tasa de crecimiento demográfico. La
señal antrópica del registro radiocarbónico y de sitios para la Puna de Argentina y Chile
documenta una demografía oscilante y de bajo crecimiento para todo el Holoceno Temprano, con
una inflexión hacia un mayor crecimiento alrededor de los 6,3 Ky ap cal., coincidente con un
proceso de intensificación del uso de camélidos y la mayor tasa de innovación tecnológica (Muscio
y López 2016). Además, el análisis cladístico de las puntas de proyectil de la Puna de Argentina y
Chile, documenta un aumento en la diversidad de linajes coincidente con la aceleración del
crecimiento demográfico (Muscio y Cardillo MS). Toda esta evidencia sugiere fuertemente que la
fase de consolidación poblacional en la historia de poblamiento de la Puna de Argentina y Chile
habría tenido lugar durante el Holoceno medio, luego de una fase, extendida en el Holoceno
temprano, donde la colonización y la extirpación local debieron ser frecuentes.
Borrero, L. A. 1994/95 Arqueología de la Patagonia. Palimpsesto. Revista de Arqueología 4: 9-69.
Lefebvre, L. 2013. Brains, innovations, tools and cultural transmission in birds, non-human
primates, and fossil hominins. Frontiers in Human Neuroscience; 7: 245.
Muscio, H. J. 1999. Colonización humana del NOA y variación en el consumo de los recursos: la
ecología de los cazadores de la puna durante la transición Pleistoceno-Holoceno. En: NAyA, Ciudad
Virtual de Antropología y Arqueología.
Muscio, H. J. y López, G. E. 2016. Radiocarbon dates and anthropogenic signal in the South-Central
Andes (12,500-600 cal. years BP). Journal of Archaeological Science (65) 93-102.
Mondini, M. 2009. Tafonomía de carnívoros, las primeras ocupaciones humanas de la Puna, y el
contexto de las investigaciones tafonómicas en Argentina. En: Arqueología Argentina en los Inicios
de un Nuevo Siglo, Laborde Libros, Rosario, 527-537.
Sol, D., Maspons, J., Val Llosera, M., Bartomeus, I., García Pena, G., Pinol, J. Frecleton, R. 2012.
Unravelling the life history of successful invaders. Science 337, 580'583