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Cephalopoda
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Cefalópodos
Sepia común (Sepia officinalis)
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo:
Mollusca
Clase: Cephalopoda
Cuvier, 1797
Órdenes con especies actuales
Sepiida
Sepiolida
Spirulida
Teuthida
Octopoda
Vampyromorphida
Nautilida
Reconstrucción de Cameroceras del Devónico.
Nautilus, un fósil viviente.
Los cefalópodos (Cephalopoda, del griego κεφαλή (kephalé), "cabeza" y ποδός (podós), "pie" →
pies en la cabeza) son una clase de invertebrados marinos dentro del filo de los moluscos. Existen
unas 700 especies,1 comúnmente llamados pulpos, calamares, sepias y nautilos. Todos
pertenecen a la subclase coleoidea, a excepción del nautilos, perteneciente a la subclase
Nautilina.Contenido [ocultar]
1 Características
2 Evolución
3 Taxonomía
4 Gastronomía
5 Referencias
6 Enlaces externos
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Características
En los cefalópodos el pie característico de los moluscos aparece junto a la cabeza, diversificado en
varios tentáculos, desde 8 en los pulpos hasta los 90 que pueden tener los nautilos. En éste último
no existen ventosas en los tentáculos.
Algunos de estos tentáculos (en coloideos) se han modificado en estructuras reproductivas
llamadas espádices que cumplen el rol de introducir espermatóforos (sacos llenos de esperma) en
la cavidad paleal de la hembra. La concha tiende a reducirse, hacerse interna o desaparecer, según
la especie. Cuando tienen una concha bien desarrollada, está dividida en cámaras separadas por
septos y el animal habita la última cámara (la más reciente). En los coloideos, cuando existe, es
interna y se divide en 3 zonas; desde la región caudal a la cefálica estas son rostro, fragmocono
(tabicado) y proóstraco, cada uno con desarrollo variable en cada grupo. En nautiloideos es
externa, planoespiral y tabicada en su totalidad.
Las jibias o sepias, junto a los nautilos, siguen el mismo sistema natatorio que sus antepasados,
llenando de gas ciertas partes de su concha para flotar. Los calamares nadan por medio de la
flotación dinámica, similar a los tiburones, con una propulsión a reacción de agua muy afinada. El
resto de cefalópodos que viven alejados de la superficie desarrollaron un sistema químico de
flotación, llenando de compuestos amoniacales o aceites los espacios de su cuerpo; al ser éstas
sustancias menos densas que el agua, flotan.
Los cefalópodos poseen células pigmentarias sobre el manto llamadas cromatóforos. Dichas
células poseen pigmentos que se expanden o condensan a voluntad por medio de una contracción
muscular controlada por el sistema nervioso. De esta manera pueden cambiar de color en cuestión
de segundos para mimetizarse con el espacio circundante y pasar desapercibidos. También usan
esta capacidad para comunicarse entre ellos por medio de su coloración y gracias a su aguda
visión.
Poseen un complejo sistema nervioso, con unos ganglios alrededor del esófago que forman un
auténtico cerebro. El cerebro se encuentra dividido en dos porciones, llamadas masa
supraesofágica y masa subesofágica según su posición respecto al esófago, aunque ambas partes
están unidas por conectivos. Un rasgo particular y exclusivo de los cefalópodos es que el cerebro
se encuentra rodeado por una masa o caja cartilaginosa en un "intento" evolutivo de formar un
cráneo. Muchos cefalópodos tienen comportamientos de huida rápidos que dependen de un
sistema de fibras nerviosas motoras gigantes que controlan las contracciones potentes y
sincrónicas de los músculos del manto, lo que permite la salida a presión del agua de la cavidad
paleal. El centro de coordinación de este sistema es un par de neuronas gigantes de primer orden
(formadas por la fusión de ganglios viscerales) que dan a neuronas gigantes de segundo orden, y
estas se extienden hasta un par de grandes ganglios estrellados. De estos ganglios estrellados unas
neuronas gigantes de tercer orden inervan las fibras musculares circulares del manto. Neurólogos
de todo el mundo han experimentado con pulpos a lo largo del siglo XX y se ha detectado en ellos
una inteligencia superior a cualquier otro invertebrado; son capaces de encontrar la salida de un
laberinto, abrir botes e incluso aprender comportamientos de sus congéneres.
El ojo de los cefalópodos es un órgano análogo al de los vertebrados, de distinto origen evolutivo y
embrionario, pero por convergencia ambos son muy parecidos. Los cefalópodos poseen el ojo más
desarrollado de todos los invertebrados e incluso rivalizan con el de los vertebrados.
Tienen un cuerpo musculoso y flexible, propiedad que se intensifica en los pulpos, los cuales son
capaces de esconderse en espacios 10 veces más pequeños que su cuerpo.
Poseen oído a bajas frecuencias, como los mamíferos marinos, que les permite localizar a sus
depredadores más allá de su campo visual.
Segregan un líquido negruzco, la tinta, con la que enturbian el agua con objeto de ocultarse. La
tinta es un pigmento que se almacena en la bolsa de la tinta situada encima del recto y puede ser
expulsado a través del sifón.
En el metabolismo de este grupo es destacable la importancia de la obtención de energía a partir
de la metabolización de proteínas, lo que no es una gran ventaja evolutiva frente a otros grupos de
su entorno como los peces, que oxidan las grasas de su tejido adiposo. Aun así esto parece ser es
una de las características que les ha permitido conquistar hábitats tan exclusivos como son las
grandes profundidades, donde a ejemplares de gran tamaño son predados por calderones, zifios y
cachalotes. También esta caraterística metabólica está relacionada con las propiedades nutritivas
cuando esde este grupo es utilizado en alimentación humana: bajo contenido graso, alto
contenido proteico, y en ocasiones sabor amoniacal por la presencia de bases nitrogenadas, restos
de la mencionada metabolización proteica.
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Evolución
Fósil de amonite.
Los cefalópodos se separaron del resto de los moluscos hace alrededor de 500 millones de años
(Cámbrico Medio),1 con la aparición de los primeros moluscos capaces de llenar ciertas partes de
su concha de gas para flotar. Ésta nueva capacidad natatoria, que aún hoy en día conservan
algunas especies, les permitió abandonar el fondo marino al que estaban ligados los moluscos y
acceder a nuevas rutas tróficas más superficiales.
Los últimos descubrimientos indican que los cefalópodos se originaron bastante antes de lo que se
pensaba hasta ahora.2
Pero éstos primeros cefalópodos, de hábitat aún próximo a la costa, fueron desplazados al interior
del mar por organismos más avanzados, tales como peces y reptiles marinos. Otro problema se les
planteaba: su vida superficial les impedía bajar demasiado al fondo marino ya que su concha no
soportaba la presión del agua. Los descendientes con conchas más pequeñas podían bajar más y
tener más posibilidades alimenticias por lo que la selección natural se quedó con aquéllos con
concha pequeña, llegando ésta a hacerse interna o desaparecer. Aproximadamente 470 millones
de años antes de la actualidad (Ordovícico Medio) ya había coleoideos, junto a una gran gama de
cefalópodos extinguidos en la actualidad.[cita requerida]
Según la teoría del meteorito caído en la península de Yucatán hace 65 millones de años (Cretácico
Superior), en ese tiempo la tierra sufrió graves cambios climáticos que ocasionaron extinciones
masivas, como la de los dinosaurios. Dicho meteorito también pudo ser causante de la extinción
de la mayor parte de los cefalópodos, como los amonites. Tan solo sobrevivieron los coleoideos y
los nautiloideos. Por eso se dice que los cefalópodos actuales provienen de un auténtico linaje de
supervivientes. Aunque ahora sean alimento básico de miles de especies, en su momento
estuvieron en lo más alto de las cadenas tróficas marinas.
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Taxonomía
Reconstrucción de belemnites.
Pulpo común (Octopus vulgaris).
Cadáveres de calamares secándose al Sol en Shimane.
En la actualidad sobreviven unas 700 especies, aunque su número se incrementa cada año,
quedando aun algunas especies vivas por descubrir. Aparte se estima que el número de especies
extintas ronda las 11.000.[cita requerida]
Los cefalópodos se subdividen en tres subclases:
Subclase Nautiloidea
Orden Plectronocerida †
Orden Ellesmerocerida †
Orden Actinocerida †
Orden Pseudorthocerida †
Orden Endocerida †
Orden Tarphycerida †
Orden Oncocerida †
Orden Discosorida †
Orden Nautilida (único orden no extinto) - nautilos
Orden Orthocerida †
Orden Ascocerida †
Orden Bactritida †
Subclase Ammonoidea † - amonites
Orden Goniatitida †
Orden Ceratitida †
Orden Ammonitida †
Subclase Coleoidea
Cohorte Belemnoidea † - belemnites
Orden Aulacocerida †
Orden Belemnitida †
Orden Hematitida †
Orden Phragmoteuthida †
Cohorte Neocoleoidea (la mayoría de cefalópodos vivos)
Orden Boletzkyida †
Orden Sepiida - sepias
Orden Sepiolida - sepias
Orden Spirulida - sepias
Orden Teuthida - calamares
Orden Octopoda - pulpos
Orden Vampyromorphida - calamares vampiro
Reconstrucción de Cameroceras del Devónico.
Concha
Los cefalópodos actuales carecen de concha externa bien desarrollada excepto el Nautilus; los
calamares y sepias tienen una concha interna poco desarrollada llamada pluma, gladio o jibión, y
los pulpos carecen completamente de ella.
La concha de Nautilus, considerado un fósil viviente, nos ayuda a entender, junto con los restos
fósiles encontrados del grupo, la estructura de la concha primitiva y su evolución hasta las formas
actuales. Esta concha se encuentra divida por numerosos tabiques transversales vacios, ya que el
animal sólo vive en el último, que está en contacto con el exterior. Existe un cordón visceral, el
sifúnculo (ver fígura 1), que atraviesa todos los tabiques de la concha y produce un gas que queda
retenido en cada una de las cámaras que forman la concha; de esta forma se consigue una
flotabilidad positiva.
Se cree que los cefalópodos derivan de algún grupo de monoplacóforos de concha alta y tabicada,
pero no gasificada, en posición vertical simplemente por cuestiones de espacio entre individuos,
ya que la aparición del sifúnculo fue posterior, y posiblemente en su inicio la gasificación de la
cámara superior sólo serviría para ayudar a mantener la concha vertical mientras que el animal
reptaba por el fondo. Las primeras conchas eran cónicas y curvas, para luego hacerse rectas y
algunos grupos evolucionaron desarrollando de nuevo conchas curvas, generalmente
planospirales. Para la clasificación de estas formas fósiles es importante el tipo de suturas que
quedan impresas entre el tabique y la parte externa de la concha, cuya ornamentación permite
diferenciar entre Nautiloideos, con suturas simples o sencillas, los Ammonoideos, con suturas muy
ornamentadas.
Izquierda: Pavlovia rotunda, Ammonoideo del Jurásico Superior inglés
Derecha: Suturas de un Ammonoideo del Cretácico, Baculites compressus
Un Nautiloideo primitivo tuvo que desarrollar una concha recta y pequeña que fue cubierta
posteriormente por el manto para originar las 4 posibles formas actuales de conchas, excepto la
del Nautilus, que se pueden encontrar. Una de ellas supuso la espiralización de la concha, como
ocurre en algunos grupos de profundidad; en otros, como en Sepia, la concha es plana, algo
gruesa, y permite ver una tabicación; en los calamares, como Loligo, la concha es plana, quitinosa
y transparente, y en los últimos, como los pulpos Octopus, se ha llegado a la pérdida completa de
la concha.
Morfología externa
Los cefalópodos tienen simetría bilateral y como se vió antes, sólo Nautilus tiene una concha
externa. Su cuerpo puede dividirse en dos partes que se aprecian en la fígura 1 y que son:
una anterior, el cefalopodio, formada por la cabeza, una corona de tentáculos, brazos o apéndices
móviles y el sifón.
una posterior, el visceropáleo, formada por el manto, bastante muscularizado, que forma un saco
en cuyo interior están las vísceras y las branquias, dejando una cavidad vacia que es la cavidad
paleal.
Una constricción nucal separa ambas partes, cabeza y manto, pero en la región occipital puede
existir una fusión debido a la presencia de un cartílago nucal que une cabeza y manto. En la cabeza
se encuentran los ojos, una corona de apéndices y el sifón:
Apéndices: su número varía entre los grupos, así, los cefalópodos decápodos tienen 8 brazos y 2
tentáculos, mientras que los octópodos tienen sólo los 8 brazos.
Los brazos se numeran desde el par dorsal al par ventral, y ordenarlos por su longitud, ya que no
todos los pares tienen porque medir igual, es una importante ayuda en su identificación. En la cara
interna de los brazos hay una serie de ventosas, generalmente en dos filas, con un anillo quitinoso
alrededor, aunque en algunas especies oceánicas se han transformado en garfios. Puede haber
ventosas modificadas que intervienen en la cópula y entre ellas puede haber unos cirros
sensoriales. Existe un tejido, umbela, velo o membrana protectora que une los brazos en longitud
variable entre las especies, llegando en algunos hasta el extremo de los brazos.
Todos los brazos del mismo par son de la misma longitud, excepto cuando se trata del brazo
hectocotilizado o hectocotilo, en los machos, debido a ser un brazo modificado para la cópula (fíg.
2). Sus modificaciones, de gran importancia en la clasificación, son muy variables: las ventosas
pueden haberse transformado en órganos copulatorios o en un canal espermatofórico que finaliza
en una especie de cuchara, la lígula.
Los tentáculos, no presentes en todos los grupos, presentan una parte alargada, el pedúnculo, y la
maza, que es la parte final. Ésta última está dividida, de la parte distal a la proxímal, en dactilo, la
mano y el carpo, diferenciadas por el número y disposición de las ventosas, y la presencia de
grafios o almohadillas de fijación. Pueden existir estructuras de natación accesorias como quillas, y
en algunas especies hay unas bolsas donde se pueden retraer los tentáculos completamente.
El sifón no es más que un embudo cónico más estrecho en la parte anterior que se emplea en la
locomoción al expulsar el agua previamente inhalada a presión. En algunos grupos este sifón está
exteriorizado, como en los calamares y sepias, parcialmente fusionado al cuerpo, mientras que en
otros, como los pulpos, está totalmente incluido en el cuerpo y sólo es visible su parte apical.
Existen muchas variaciones en su posición y fusión al cuerpo así como estructuras accesorias,
como puede ser la presencia de válvulas.
El manto no es más que un saco múscular en cuyo interior se encuentran las vísceras. Su forma
guarda relación con el hábitat del animal; así, especies pelágicas nadadoras tienen un manto
ahusado, con aletas estabilizadoras al fina, como los calamares; las sepias lo tienen aplanado con
aletas más grandes que participan en en enterramiento en sustratos arenosos, y los pulpos,
bentónicos de sustratos rocosos tienen un manto sacciforme carente de aletas excepto en fases
larvarias.
La parte externa del manto está formada por un epitelio en el que existen numerosas células con
pigmentos, como cromatóforos, que intervienen en los rápidos cambios de color de estos
animales; por debajo hay una capa de tejido conjuntivo rica en colágeno y por debajo 3 capas
musculares, una longitudinal, una radial y una circular. Gracias a la combinación de las
contracciones de estas capas musculares el animal puede cambiar su forma y vaciar rápidamente
su cavidad paleal de agua, que al ser expulsada por el sifón provaca su desplazamiento de
"propulsión a chorro". Por debajo de los músculos hay otra capa de conjuntivo donde están
alojados los vasos sanguíneos y los nervios y por debajo otra más de protección.
Entre todas estas capas de tejidos pueden existir unos órganos especializados en la emisión de luz
de gran importancia que son los fotóforos.
Intercambio gaseoso
Al igual que el resto de los moluscos, las branquias se encuentran en la cavidad paleal; el óxigeno
llega a ellas disuelto en el agua que circula por las mismas. Todos los cefalópodos, excepto
Nautilus que tiene 4, tienen 2 branquias. A pesar de no existir un mecanismo contracorriente que,
como en los gasterópodos, logra la mayor oxigenación posible de la sangre, el manto tan
muscularizado compensa esto al producir contracciones y dilataciones que favorecen la existencia
de una corriente mucho mas rápida y continua que en otros grupos; las branquias además se
encuentran plegadas para aumentar esta superficie de intercambio. En grupos no nadadores, sin
el mecanismo de propulsión, el intercambio gaseoso puede realizarse por toda la superficie
corporal. En la fígura 3 se aprecia este sistema dentro de un esquema de la anatomía interna de
un cefalópodo ideal.
Sistema digestivo
Los cefalópodos son animales carnívoros adaptados perfectamente a capturar y procesar sus
presas, las cuales detectan con sus ojos, bastante complejos y que se explicarán más adelante, y
que pueden atraer con emisiones bioluminosas que producen en unos órganos especiales
llamados fotóforos. Los brazos tienen numerosas ventosas y en algunos grupos hay además un par
de tentáculos, más largos que los brazos, que acaban en una maza que puede tener ventosas,
garfios córneos e incluso discos adhesivos que atrapan y evitan que la presa escape. Esto ocurre
generalmente en cefalópodos pelágicos, como los calamares, mientras que otros grupos, como los
pulpos, se abalanzan sobre la presa y evitan que huyan al envolverla en el velo que interconecta
sus brazos. Estos brazos y tentáculos dirigen la presa a la boca.
En la boca tienen una rádula, pero es todavía más característica la presencia de una estructura
propia del grupo conocida como pico de loro, que no es más que un par de poderosa mandíbulas
con forma de pico que muerden y desgarran los tejidos de la presa para que luego sean
procesados por la rádula. Estas mandíbulas se encuentran suspendidas en un seno sanguíneo, por
lo que existe una cierta movilidad y capacidad de rotación de las mismas, lo que permite al animal
una mayor capacidad de procesar el alimento. Existe un par de glándulas salivares que producen
una digestión extracelular previa, y en algunos más atras hay otro par de glándulas que producen
veneno, que es expulsado por la boca y paraliza la presa al entrar en sus tejidos por las heridas que
le causa con el pico.
Tras la boca se encuentra el esófago, que experimenta un estrechamiento al pasar entre los
ganglios nerviosos y el cartílago que los protege; en algunos grupos, como los octópodos y
Nautilus, finaliza en una dilatación que funciona como buche previamente al estómago.
El estómago es un saco muscular que tiene un ciego bastante amplio y más o menos espiralizado y
una glándula digestiva que puede diferenciarse en una zona difusa esponjosa, pancreática, y otra
que puede ser considerada hepática, semejante a la del resto de moluscos; en algunos estas dos
partes están totalmente separadas.
La nutrición es totalmente extracelular ya que ambas glándulas vierten su contenido al estómago;
la absorción se produce en el ciego, en las glándulas y en menor cantidad en el intestino, donde
van a parar los restos no utilizados. El ano se sitúa cerca del sifón y las heces son eliminadas con la
corriente exhalante. La glándula rectal en estos moluscos se ha transformado en una glándula de
la tinta, que emite una secreción formada principalmente por melanina, que se expulsa en caso de
peligro para crear confusión al atacante y también tiene cierta capacidad de irritar los ojos.
Excrección
Como el resto de los moluscos el sistema excretor está formado por nefridios, 2 en los coleoideos
y 4 en Nautilus, pero este sistema en los cefalópodos presenta una serie de modificaciones
propias. Entre el pericardio, donde se produce el filtrado, al nefridioporo, hay un saco renal que
comunica con el pericardio por medio de un conducto renopericárdico que lleva el filtrado
producido por las células filtradoras. El saco renal está atrevesado por la vena branquial, que
produce unos apéndices o sacos contráctiles en el interior del saco renal en los que se produce
también una filtración al saco renal. El principal producto de excrección es el amoniaco.
Sistema circulatorio
El sistema circulatorio de los cefalópodos tiene una serie de características especiales que los
separan del esquema ideal presentado en las generalidades de los moluscos y también en las
variaciones presentes en otros grupos. Las principales modificaciones son las dos siguientes:
Son de los pocos invertebrados que tienen las arterias, venas y capilares cubiertos o tapizados por
otra capa epitelial, el endotelio.
Tienen, además del corazón normal, sistémico, otro par de corazones, llamados corazones
branquiales, que bombean la sangre a las branquias. Hacen además aumentar la presión
sanguínea y aceleran el ritmo circulatorio que permite a estos animales de vida tan activa tener
una tasa metábolica alta.
El corazón sistémico recoge la sangre de las branquias y la reparte a los tejidos por la arteria aorta.
De ellos se recoge la sangre que procede del manto por las venas paleales, de la cabeza por la
vena cava anterior y de las vísceras por la vena abdominal; la sangre de estas tres confluye en los
corazones branquiales que la bombean a las branquias, donde se oxigena. De estas al corazón
sistémico regresa por las venas branquiales eferentes.
Sistema nervioso y órganos de los sentidos
También relacionado con la gran actividad de estos animales, el desarrollo de su sistema nervioso
alcanza pocas veces su grado de complejidad en otros invertebrados. Presenta los ganglios típicos
de los moluscos, pero están fusionados en mayor o menor grado formando una especie de
encéfalo que está cubierto por un cartílago a modo de cráneo y rodeando además el esófago.
El ganglio pedio emite nervios al sifón y la parte del mismo llamada ganglio braquial los emite a los
brazos y tentáculos.
El ganglio visceral emite 2 nervios al manto. A cada lado del manto hay 2 ganglios estrellados,
cuyas neuronas son las responsables de los lentos movimientos de ventilación. Cuando es
necesario realizar rápidas contracciones de escape o fuga el sistema empleado es el formado por
dos neuronas gigantes de primer orden presentes en los ganglios viscerales; son excitadas por los
órganos de los sentidos y emiten una señal rápida al ganglio visceral que emite una señal a los
ganglios estrellados por medio de otras neuronas gigantes de segundo orgen; el ganglio estrellado
estimula la músculatura circular del manto para que se contraiga mediante la intervención de unas
neuronas gigantes de tercer orden.
El principal órgano de los sentidos de los cefalópodos son los ojos, semejantes a los de los peces y
sin duda los más complejos entre los invertebrados. Se encuentran situados en la cabeza en una
foseta en cartílagos asociados al encéfalo. Tiene un cristalino rígido y un iris que regula la entrada
de luz y el enfoque se realiza adelantando o atrasando el cristalino, de igual forma que los peces.
Se pueden adaptar a cambio de la intensidad de la luz y algunas especies tienen dos tipos de ojos,
uno para luz solar y otro para luz bioluminiscente.
Alojados en el cráneo también tienen estatocistos, que sólo informan al animal de cambios en la
posición y no de la orientación espacial de forma continuada.
Los osfradios, que median la "calidad" del agua de la cavidad paleal en otros moluscos, están
presentes sólo en Nautilus; el resto tiene en los brazos unas células quimiorreceptoras y táctiles
que desempeñan una función semejante.
Reproducción y desarrollo
Todos los cefalópodos son dioicos. En los machos (figura 10), hay un testículo y un vaso deferente
enrollado traslada los espermatozoides a una vesícula seminal, en la que son empaquetados en
unos espermatóforos y almacenados en la bolsa de Needham que vierte al exterior a la izquierda
de la cavidad del manto. En las hembras (figura 11), hay ovario y un oviducto con una glándula
oviductal.
Antes de la cópula hay un cortejo previo para identificarse como miembros de la misma especie.
Durante ella, el macho pasa a la hembra espermatóforos que recoge al salir por el sifón mediante
un brazo transformado, el hectocotilo, que actúa a modo de órgano copulador. Introduce este
brazo en la cavidad paleal de la hembra y los espermatóforos liberan los espermatozoides en el
interior de la misma. Los óvulos se envuelven al salir en la glándula oviductal con una cubierta
protectora y en muchos casos, la presencia de unas glándulas nidamentarias produce otra cubierta
protectora. La fecundación se produce al salir los óvulos protegidos a la cavidad paleal y la hembra
los deposita en el fondo en forma de cordones; al entrar en contacto con el agua, las cubiertas
protectoras comienzan a hincharse formando unas pelotillas visibles a simple vista. En el género
Argonauta, la hembra produce una cubierta calcárea que mantiene sujeta con dos brazos y en la
que se produce una incubación de los huevos. Tras la puesta es general una protección de los
huevos y ambos parentales mueren tras la reproducción.
El desarrollo es directo, no hay presencia de fase larvaria; los pequeños cefalópodos tienen vida
pelágica y hasta que no alcanzan un tamaño adeacuado en los bentónios no pasan a este tipo de
vida. Los cefalópodos son una clase de moluscos marinos de cuerpo simétricos, cabeza grande con
fuertes mandíbulas y una corona de tentáculos o brazos con ventosas; el verdadero pie forma
embudo en el extremo anterior del manto.
En la mayoría hay una bolsa con tinta que desemboca en la cavidad paleal. Casi todas las formas
actuales carecen de concha externa.
Se dividen en dos subclases: la de los dibranquiales, con los órdenes de: los decápodos, las sepias,
calamares y voladores; y octópodos, los pulpos. La otra subclase es la de los tetrabranquiales, con
un orden viviente, los nautiloideos.
Ambas subclases tienen representantes fósiles, que dominaron los mares paleozoicos y
abundaron también en la era Mesozoica: de los dibranquiales están los belemnites, y los nautilos y
los amonites en los tetrabanquiales.
También es un cefalópodo el calamar gigante o Architeuthis que habita en las profundidades y que
puede llegar a alcanzar los 20 metros de longitud y superar los 500 kilogramos de peso.
Calamar gigante (Architeuthis)
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La clase cefalópodos incluye a los invertebrados más grandes de la Tierra.
Cefalópodo significa literalmente "cabeza con pies" y esa es su principal característica: una cabeza
de la que salen tentáculos.
Pulpo
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La segunda característica es que no poseen concha externa, con la excepción del Nautilus, un
cefalópodo que vive en el Océano Pacífico y muy parecido a los cefalópodos que vivieron en los
mares de la Tierra hace millones de años.
Concha de Nautilus, el único cefalópodo actual con concha externa
Cefalópodo fósil (Ammonites)
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Página sobre los Ammonites
Así, la mayoría de los cefalópodos actuales poseen un resto de la concha en su interior, por
ejemplo la pluma del calamar o el jibión de la sepia.
Pluma del calamar
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Jibión de la sepia
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Los tentáculos están provistos de ventosas que facilitan la captura de sus presas ya que todos son
depredadores, es decir que se alimentan de otros animales.
Los cefalópodos se clasifican según el número de tentáculos:
Orden Octópodos: 8 tentáculos (pulpo)
Orden Decápodos: 10 tentáculos (calamar)
Más ejemplos de cefalópodos son: la sepia, el calamar o las potas.
Potas
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Detalle de las ventosas de los tentáculos
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