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Material para las Reuniones de Congregación
Estudio de la Atalaya del 15 de Marzo pág. 8
Semana del 6 de Mayo 2013
Estudio de la Atalaya
Cantico 62
¿Está su corazón dispuesto a conocer a Jehová?
(Lucas 13:6-9) Entonces pasó a decirles esta
ilustración: “Cierto hombre tenía una higuera plantada
en su viña, y vino buscando fruto en ella, pero no lo
halló. 7 Luego dijo al viñador: ‘Mira que ya van tres
años que he venido buscando fruto en esta higuera,
pero no lo he hallado. ¡Córtala! ¿Por qué, realmente,
debe hacer que la tierra permanezca inútil?’. 8 En
respuesta él le dijo: ‘Amo, déjala también este año,
hasta que cave alrededor de ella y le eche estiércol;
9
y si entonces produce fruto en el futuro, [bien está];
pero si no, la cortarás’”.
1, 2. ¿Qué interesante comparación hizo Jehová, y
por qué debe interesarnos?
2 En una ocasión, Jehová habló de los higos, pero no
para explicar sus ventajas nutricionales. Más bien, los
comparó a personas. Lo que dijo mediante el profeta
Jeremías tiene mucho que ver con nuestro corazón y
el de nuestros seres queridos. Mientras analizamos
sus palabras, pensemos en lo que implican para los
cristianos.
3. ¿Qué representan los higos del capítulo 24 de
Jeremías?
“Les daré un corazón para que me conozcan, que yo
soy Jehová; y tendrán que llegar a ser mi pueblo.”
(JER. 24:7)
¿QUÉ RESPONDERÍA?
 ¿En qué sentido fueron “incircuncisos de corazón”
muchos judíos en tiempos de Jeremías?
 ¿Por qué debemos todos examinar nuestro
corazón simbólico?
 ¿Qué podemos hacer para tener un corazón
dispuesto a conocer a Jehová?
1, 2. ¿Qué interesante comparación hizo Jehová, y
por qué debe interesarnos?
¿LE GUSTAN los higos? A muchas personas les
encantan, ya sean frescos o secos, y por eso las
higueras abundan en numerosos países. Los judíos
de tiempos bíblicos eran amantes de los higos (Nah.
3:12; Luc. 13:6-9). Este fruto es rico en fibra,
antioxidantes y minerales. De ahí que algunos
aseguren que es bueno para el corazón.
(Nahúm 3:12) Todos tus lugares fortificados son como
higueras con los primeros frutos maduros, los cuales,
si los menean, ciertamente caen en la boca del que
come.
3 Para empezar, veamos lo que Dios le dijo a
Jeremías. Corría el año 617 antes de nuestra era; los
habitantes de Judá estaban muy enfermos en sentido
espiritual. Dios le informó al profeta en una visión lo
que ocurriría más adelante y lo ilustró con dos clases
de higos: los muy buenos y los muy malos (lea
Jeremías 24:1-3). Los malos representaban al rey
Sedequías y a otras personas parecidas a él que
sufrirían a manos del rey Nabucodonosor y sus
ejércitos. ¿Qué puede decirse de Ezequiel, Daniel y
sus tres compañeros, quienes ya estaban en
Babilonia? ¿Y qué hay de algunos judíos que pronto
serían desterrados allí? Ellos eran como higos
buenos. Con el tiempo, algunos regresarían para
reconstruir Jerusalén y su templo. Y eso fue lo que
sucedió (Jer. 24:8-10; 25:11, 12; 29:10).
(Jeremías 24:1-3) Y Jehová me mostró, y, ¡mire!, dos
cestas de higos colocadas delante del templo de
Jehová, después que Nabucodorosor el rey de
Babilonia se hubo llevado al destierro a Jeconías hijo
de Jehoiaquim, el rey de Judá, y a los príncipes de
Judá y a los artífices y a los constructores de
baluartes, de Jerusalén para transportarlos a
Babilonia. 2 En cuanto a la primera cesta, los higos
eran muy buenos, como brevas; y en cuanto a la otra
cesta, los higos eran muy malos, de modo que no se
podían comer de malos que eran. 3 Y Jehová procedió
a decirme: “¿Qué estás viendo, Jeremías?”. De modo
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que dije: “Higos, los higos buenos muy buenos, y los
malos muy malos, de modo que no pueden comerse
de malos que son”.
(Jeremías 24:8-10) ”’Y como los higos malos que no
pueden comerse de malos que son, esto de hecho es
lo que ha dicho Jehová: “Así daré a Sedequías el rey
de Judá y a sus príncipes y al resto de Jerusalén que
se están quedando en este país y a los que están
morando en la tierra de Egipto... 9 yo también
ciertamente los daré para trepidación, para calamidad,
en todos los reinos de la tierra, para oprobio y para un
dicho proverbial, para un escarnio y para una
invocación de mal, en todos los lugares a los cuales
los dispersaré. 10 Y ciertamente enviaré contra ellos la
espada, el hambre y la peste, hasta que se acaben de
sobre el suelo que les di a ellos y a sus
antepasados”’”.
(Jeremías 25:11, 12) Y toda esta tierra tiene que
llegar a ser un lugar devastado, un objeto de pasmo, y
estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia
setenta años”’. 12 ”‘Y tiene que ocurrir que, cuando se
hayan cumplido setenta años, pediré cuentas al rey de
Babilonia y a aquella nación —es la expresión de
Jehová— por su error, aun a la tierra de los caldeos, y
ciertamente haré de ella yermos desolados hasta
tiempo indefinido.
(Jeremías 29:10) “Porque esto es lo que ha dicho
Jehová: ‘Conforme se cumplan setenta años en
Babilonia yo dirigiré mi atención a ustedes, y
ciertamente estableceré para con ustedes mi buena
palabra trayéndolos de vuelta a este lugar’.
4. ¿Cómo nos anima lo que Dios dijo respecto a
los higos buenos?
4 Jehová declaró respecto a los israelitas
simbolizados por los higos buenos: “De veras les daré
un corazón para que me conozcan, que yo soy
Jehová; y tendrán que llegar a ser mi pueblo” (Jer.
24:7). Este es el animador texto temático del artículo
que estamos estudiando. ¡Dios quiere darnos un
corazón para que lo conozcamos! Aquí el corazón se
relaciona con nuestra inclinación. Sin duda, queremos
ser personas dispuestas a conocer a Dios, así como
ser parte de su pueblo. Para lograrlo, hace falta
estudiar y obedecer su Palabra, arrepentirse y
convertirse, dedicar la vida a Dios y ser bautizado en
el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo (Mat.
28:19, 20; Hech. 3:19). Algunos ya han dado estos
pasos, y otros los están dando y asisten a nuestras
reuniones.
(Jeremías 24:7) Y de veras les daré un corazón para
que me conozcan, que yo soy Jehová; y tendrán que
llegar a ser mi pueblo, y yo mismo llegaré a ser su
Dios, porque se volverán a mí con todo el corazón.
(Mateo 28:19, 20) Vayan, por lo tanto, y hagan
discípulos de gente de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
espíritu santo, 20 enseñándoles a observar todas las
cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con
ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema
de cosas”.
(Hechos 3:19) ”Arrepiéntanse, por lo tanto, y
vuélvanse para que sean borrados sus pecados, para
que vengan tiempos de refrigerio de parte de la
persona de Jehová
5. Cuando Jeremías habló del corazón, ¿a quiénes
se refirió principalmente?
5 Sin importar cuántos de esos pasos hayamos dado,
todos necesitamos seguir vigilando nuestra actitud y
conducta. ¿Por qué? La razón la hallamos en lo que
Jeremías escribió sobre el corazón. Aunque algunos
capítulos tratan sobre las naciones vecinas, su libro se
centra en Judá durante el reinado de cinco de sus
reyes (Jer. 1:15, 16). El profeta habló principalmente
de hombres, mujeres y niños que ya estaban
dedicados a Jehová. Sus antepasados habían
aceptado voluntariamente ser el pueblo de Dios (Éx.
19:3-8). Y los israelitas del tiempo de Jeremías
confirmaron que estaban dedicados a Dios al decir:
“¡Aquí estamos! Hemos venido a ti, porque tú, oh
Jehová, eres nuestro Dios” (Jer. 3:22). Sin embargo,
¿qué cree usted que tenían en su corazón?
(Jeremías 1:15, 16) Porque ‘¡mira!, voy a mandar a
llamar a todas las familias de los reinos del norte —es
la expresión de Jehová—; y ciertamente vendrán y
colocarán cada cual su trono a la entrada de las
puertas de Jerusalén, y contra todos sus muros en
derredor y contra todas las ciudades de Judá. 16 Y
ciertamente hablaré con ellos mis juicios por toda su
maldad, puesto que me han dejado y siguen haciendo
humo de sacrificio a otros dioses e inclinándose ante
las obras de sus propias manos’.
(Éxodo 19:3-8) Y Moisés subió al Dios [verdadero], y
Jehová empezó a llamarlo de la montaña, diciendo:
“Esto es lo que has de decir a la casa de Jacob y
anunciar a los hijos de Israel: 4 ‘Ustedes mismos han
visto lo que hice a los egipcios, para llevarlos a
ustedes sobre alas de águilas y traerlos a mí mismo.
5 Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y
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verdaderamente guardan mi pacto, entonces
ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de
entre todos los [demás] pueblos, porque toda la tierra
me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser
para mí un reino de sacerdotes y una nación santa’.
Estas son las palabras que has de decir a los hijos de
Israel”. 7 De modo que Moisés vino y llamó a los
ancianos del pueblo y expuso ante ellos todas estas
palabras que Jehová le había mandado. 8 Después de
eso todo el pueblo respondió unánimemente y dijo:
“Todo lo que Jehová ha hablado estamos dispuestos a
hacerlo”. Inmediatamente llevó Moisés a Jehová las
palabras del pueblo.
hacernos esta pregunta: “¿Cuál era la condición de
corazón de la mayoría de los judíos contemporáneos
de Jeremías?”. Y para contestarla, veamos una frase
un tanto extraña que Jeremías empleó: “Todos los de
la casa de Israel son incircuncisos de corazón”. Con
ello no se refirió a la circuncisión normal que se
practicaba a los judíos varones, pues ya había dicho:
“¡Mira! Vienen días —es la expresión de Jehová?—, y
ciertamente pediré cuentas a todos los circuncisos
que, sin embargo, todavía están en incircuncisión”.
Por tanto, incluso los judíos circuncidados eran
“incircuncisos de corazón” (Jer. 9:25, 26). ¿Qué
significaba eso?
(Jeremías 3:22) “Vuélvanse, hijos renegados. Yo
sanaré su condición de renegados.” “¡Aquí estamos!
Hemos venido a ti, porque tú, oh Jehová, eres nuestro
Dios.
(Jeremías 9:25, 26) “¡Mira! Vienen días —es la
expresión de Jehová—, y ciertamente pediré cuentas
a todos los circuncisos [que, sin embargo, todavía
están] en incircuncisión, 26 a Egipto y a Judá y a Edom
y a los hijos de Ammón y a Moab y a todos los de
cabello cortado en las sienes que están morando en el
desierto; porque todas las naciones son incircuncisas,
y todos [los de] la casa de Israel son incircuncisos de
corazón.”
¿NECESITABAN OPERARSE DEL CORAZÓN?
6. ¿Por qué debe interesarnos mucho lo que Dios
dijo sobre el corazón?
6 Hoy día, los médicos utilizan la tecnología más
moderna para examinar el corazón y comprobar su
estado. No obstante, Jehová va mucho más allá,
como hizo en tiempos de Jeremías. Está
especialmente capacitado para ello, según indican sus
palabras: “El corazón es más traicionero que cualquier
otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede
conocerlo? Yo, Jehová, estoy escudriñando el
corazón, [...] para dar a cada uno conforme a sus
caminos, conforme al fruto de sus tratos” (Jer. 17:9,
10). Escudriñar el corazón no exige un examen
médico del órgano literal, que en setenta u ochenta
años puede latir unos 3.000 millones de veces. Más
bien, Jehová se refirió al corazón simbólico, que
representa lo que la persona es en su interior y
engloba sus deseos, pensamientos, inclinaciones,
actitudes y metas. Ese “corazón” está en todos
nosotros. Dios puede examinarlo, y, hasta cierto
grado, nosotros también.
(Jeremías 17:9, 10) ”El corazón es más traicionero
que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién
puede conocerlo? 10 Yo, Jehová, estoy escudriñando
el corazón, examinando los riñones, aun para dar
a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto
de sus tratos.
7. ¿Qué dijo Jeremías sobre el corazón de la
mayoría de los judíos de su época?
7 A fin de prepararnos para tal examen, podemos
8, 9. ¿Qué debía hacer con su corazón la mayoría
de los judíos?
8 Hallamos una clave para entender lo que significa
“incircuncisos de corazón” en lo que Dios animó a su
pueblo a hacer: “Quiten los prepucios de sus
corazones,
hombres de Judá y habitantes de
Jerusalén; para que no salga mi furia [...] a causa de
la maldad de sus tratos”. ¿Dónde se originaba esa
maldad? En su interior, en su corazón (lea Marcos
7:20-23). A través de Jeremías, Dios hizo un acertado
diagnóstico sobre la fuente de la maldad de los judíos.
Sus corazones insistían en rebelarse, y sus motivos y
pensamientos desagradaban a Jehová (lea Jeremías
5:23, 24 y 7:24-26). Por eso les dijo: “Circuncídense a
Jehová, y quiten los prepucios de sus corazones” (Jer.
4:4; 18:11, 12).
(Marcos 7:20-23) Además dijo: “Lo que procede del
hombre es lo que contamina al hombre; 21 porque de
dentro, del corazón de los hombres, proceden
razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos,
asesinatos, 22 adulterios, codicias, actos de iniquidad,
engaño, conducta relajada, ojo envidioso, blasfemia,
altanería, irracionalidad. 23 Todas estas cosas inicuas
proceden de dentro y contaminan al hombre”.
(Jeremías 5:23, 24) Pero este pueblo mismo ha
llegado a tener un corazón terco y rebelde; se han
desviado y siguen andando en su proceder. 24 Pero no
han dicho en su corazón: “Temamos, ahora, a Jehová
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nuestro Dios, Aquel que está dando el aguacero y la
lluvia del otoño y la lluvia de la primavera en su
estación, Aquel que guarda para nosotros hasta las
semanas prescritas de la cosecha”.
(Hechos 7:51) ”Hombres obstinados e incircuncisos
de corazón y de oídos, siempre están ustedes
resistiendo el espíritu santo; como hicieron sus
antepasados, así hacen ustedes.
(Jeremías 7:24-26) Pero ellos no escucharon, ni
inclinaron su oído, sino que se pusieron a andar en los
consejos en la terquedad de su corazón malo, de
modo que se hicieron retrógrados en dirección, y no
adelantadores, 25 desde el día en que los antepasados
de ustedes salieron de la tierra de Egipto hasta el día
de hoy; y yo seguí enviando a ustedes todos mis
siervos los profetas, madrugando diariamente y
enviándo[los]. 26 Pero ellos no me escucharon, y no
inclinaron su oído, sino que siguieron endureciendo su
cerviz. ¡Obraron peor que sus antepasados!
(Jeremías 4:4) Circuncídense a Jehová, y quiten los
prepucios de sus corazones, hombres de Judá y
habitantes de Jerusalén; para que no salga mi furia
justamente como un fuego, y ciertamente arda sin que
haya quien la extinga, a causa de la maldad de sus
tratos”.
(Jeremías 18:11, 12) ”Y ahora di, por favor, a los
hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén:
‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí voy a formar
contra ustedes una calamidad y pensar contra ustedes
un pensamiento. Vuélvanse, por favor, cada uno de su
camino malo, y hagan buenos sus caminos y sus
tratos”’”. 12 Y ellos dijeron: “¡Es inútil! Porque tras
nuestros propios pensamientos andaremos, y vamos a
llevar a cabo cada cual la terquedad de su corazón
malo”.
8, 9. ¿Qué debía hacer con su corazón la mayoría
de los judíos?
9 En efecto, aquellos judíos necesitaban someterse a
una operación de corazón simbólica, tal como hicieron
sus antepasados en tiempos de Moisés (Deut. 10:16;
30:6). Quitarse “los prepucios de sus corazones”
significaba librarse de todo lo que los hacía
insensibles: los pensamientos, deseos o motivos que
estuvieran en conflicto con las normas divinas (Hech.
7:51)
(Deuteronomio 10:16) Y ustedes tienen que
circuncidar el prepucio de sus corazones y no
endurecer más su cerviz.
(Deuteronomio 30:6) Y Jehová tu Dios tendrá que
circuncidar tu corazón y el corazón de tu prole, para
que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda
tu alma en el interés de tu vida.
.
UN CORAZÓN DISPUESTO A CONOCER A
JEHOVÁ HOY DÍA
10. Siguiendo el ejemplo de David, ¿qué debemos
hacer?
10 Debemos sentirnos muy agradecidos de que Dios
nos permita entender lo que puede pasarle al corazón
simbólico. Ahora bien, ¿por qué debe interesarnos
este asunto a los testigos de Jehová? No es que
muchos cristianos estén practicando la maldad o
convirtiéndose en “higos malos”, como les sucedió a
muchos judíos de la antigüedad. Al contrario, los
siervos de Dios de hoy forman un pueblo puro y fiel.
Con todo, reflexione en el ruego que David, un
hombre justo, elevó a Jehová: “Escudríñame
completamente, oh Dios, y conoce mi corazón.
Examíname, y conoce mis pensamientos inquietantes,
y ve si hay en mí algún camino doloroso” (Sal. 17:3;
139:23, 24).
(Salmo 17:3) Tú has examinado mi corazón, has
hecho inspección de noche, me has refinado;
descubrirás [que] no he tramado. Mi boca no
transgredirá.
(Salmo 139:23, 24) Escudríñame completamente, oh
Dios, y conoce mi corazón. Examíname, y conoce mis
pensamientos inquietantes, 24 y ve si hay en mí algún
camino doloroso, Y guíame en el camino de tiempo
indefinido.
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11, 12. a) ¿Por qué debe cada uno de nosotros
examinar su corazón? b) ¿Qué es lo que Dios no
hará?
11 Jehová desea que todos alcancemos y
conservemos una buena posición ante él. Jeremías
declaró: “Tú, oh Jehová de los ejércitos, estás
examinando al justo; estás viendo los riñones y el
corazón” (Jer. 20:12). Si el Todopoderoso examina
hasta el corazón del justo, ¿no deberíamos nosotros
hacernos un examen honrado? (Lea Salmo 11:5.) Tal
vez descubramos una actitud, una meta o un
sentimiento arraigado que requiera atención. O quizás
encontremos algo que esté endureciendo nuestro
corazón, algo que tengamos que extirpar. Así nos
someteríamos a una operación del corazón simbólico.
¿Qué podríamos buscar en tal examen? ¿Y cómo
podríamos hacer los cambios necesarios? (Jer. 4:4.)
(Jeremías 20:12) Pero tú, oh Jehová de los ejércitos,
estás examinando al justo; estás viendo los riñones y
el corazón. Vea yo tu venganza en ellos, porque a ti te
he revelado mi litigio.
(Salmo 11:5) Jehová mismo examina al justo así
como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a
cualquiera que ama la violencia.
(Jeremías 4:4) Circuncídense a Jehová, y quiten los
prepucios de sus corazones, hombres de Judá y
habitantes de Jerusalén; para que no salga mi furia
justamente como un fuego, y ciertamente arda sin que
haya quien la extinga, a causa de la maldad de sus
tratos”.
verdad que nosotros deberíamos desear lo mismo?
13, 14. ¿Cómo podría causarle daño a un cristiano
su propio corazón?
13 Jesús afirmó: “Del corazón salen razonamientos
inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos,
testimonios falsos, blasfemias” (Mat. 15:19). Por
supuesto, un hermano con un corazón insensible
podría cometer adulterio o fornicación, y si no se
arrepintiera, perder para siempre el favor divino. Pero
incluso un cristiano que no ha cometido tales pecados
podría estar alimentando un mal deseo en su corazón
(lea Mateo 5:27, 28). Ahí es donde un buen
autoexamen puede ser de mucha ayuda. Si lo
lleváramos
a
cabo,
¿encontraríamos
algún
sentimiento impropio hacia alguien del sexo opuesto,
algún anhelo secreto que Dios no aprobaría y que
deberíamos arrancar?
(Mateo 15:19) Por ejemplo, del corazón salen
razonamientos
inicuos,
asesinatos,
adulterios,
fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias.
(Mateo 5:27, 28) ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘No
debes cometer adulterio’. 28 Pero yo les digo que todo
el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una
pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su
corazón.
13, 14. ¿Cómo podría causarle daño a un cristiano
su propio corazón?
14 ¿Y qué hay de aquel que no ha llegado a cometer
un asesinato pero deja que el rencor crezca en su
interior hasta el punto de odiar a un hermano en la fe?
(Lev. 19:17.) ¿Luchará por desarraigar esos
sentimientos que podrían endurecerle el corazón?
(Mat. 5:21, 22.)
(Levítico 19:17) ”’No debes odiar a tu hermano en tu
corazón. Debes sin falta censurar a tu asociado, para
que no cargues pecado junto con él.
11, 12. a) ¿Por qué debe cada uno de nosotros
examinar su corazón? b) ¿Qué es lo que Dios no
hará?
(Mateo 5:21, 22) ”Oyeron que se dijo a los de la
antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que
cometa un asesinato será responsable al tribunal de
justicia’. 22 Sin embargo, yo les digo que todo el que
continúe airado con su hermano será responsable al
tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su
hermano con una palabra execrable de desdén será
responsable al Tribunal Supremo; mientras que
quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará
expuesto al Gehena de fuego.
12 Una cosa es cierta: Jehová no va a obligarnos a
cambiar. De “los higos buenos”, él dijo: “Les daré un
corazón para que me conozcan”. No indicó que los
forzaría a cambiar su corazón. Más bien, ellos debían
desear un corazón dispuesto a conocer a Dios. ¿Y
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15, 16. a) ¿Cómo podría un cristiano ser
“incircunciso de corazón”? b) ¿Por qué cree usted
que Jehová detesta “un corazón incircunciso”?
15 Felizmente, la mayoría de los cristianos no tienen
esa “enfermedad del corazón”. Pero Jesús también
habló de “razonamientos inicuos”, es decir, puntos de
vista o actitudes perjudiciales que influyen en muchos
aspectos de la vida. Por ejemplo, alguien podría tener
un concepto equivocado de la lealtad a los familiares.
Claro está, los cristianos deben amar a sus parientes,
no como muchas personas que carecen de “cariño
natural” en estos “últimos días” (2 Tim. 3:1, 3). Sin
embargo, hay quienes piensan que “la familia es la
familia” y se van al extremo de defender o apoyar a
sus parientes a toda costa. Si estos sufren una
ofensa, ellos se sienten ofendidos también. Piense en
lo que hicieron los hermanos de Dina por abrigar esos
sentimientos tan intensos (Gén. 34:13, 25-30). O
imagínese cuánto odio tendría Absalón en su corazón
para llegar a matar a su medio hermano Amnón (2
Sam. 13:1-30). ¿Acaso no hubo “razonamientos
inicuos” tras estos horribles actos?
(2 Timoteo 3:1) Mas sabe esto, que en los últimos
días se presentarán tiempos críticos, difíciles de
manejar.
(2 Timoteo 3:3) sin tener cariño natural, no dispuestos
a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio,
feroces, sin amor del bien,
(Génesis 34:13) Y los hijos de Jacob empezaron a
contestar a Siquem y a Hamor su padre con engaño, y
a hablar así porque él había contaminado a Dina su
hermana.
(Génesis 34:25-30) Sin embargo, aconteció que al
tercer día, cuando se hallaban adoloridos, los dos
hijos de Jacob: Simeón y Leví, hermanos de Dina,
procedieron a tomar cada uno su espada y a ir
insospechadamente a la ciudad y a matar a todo
varón. 26 Y a Hamor y a Siquem su hijo mataron a filo
de espada. Entonces tomaron a Dina de la casa de
Siquem y se salieron. 27 Los otros hijos de Jacob
atacaron a los hombres mortalmente heridos y se
pusieron a saquear la ciudad, porque habían
contaminado a su hermana. 28 Tomaron sus rebaños y
sus vacadas y sus asnos y lo que había en la ciudad y
lo que había en el campo. 29 Y todos sus medios de
mantenimiento y todos sus niñitos y sus esposas se
los llevaron cautivos, de modo que saquearon todo lo
que había en las casas. 30 Ante aquello, Jacob dijo a
Simeón y a Leví: “Me han acarreado extrañamiento,
haciendo de mí un hedor a los habitantes del país,
para los cananeos y los perizitas; mientras que yo soy
pocos en número, y ellos ciertamente se reunirán
contra mí y me asaltarán y tendré que ser aniquilado,
yo y mi casa”.
(2 Samuel 13:1-30) Y después de tales cosas
aconteció que Absalón hijo de David tenía una
hermana hermosa cuyo nombre era Tamar, y Amnón
hijo de David se enamoró de ella. 2 Y esto tenía a
Amnón tan angustiado que se sentía enfermo por
causa de Tamar su hermana, porque ella era virgen, y
era difícil a los ojos de Amnón hacerle cosa alguna.
3
Ahora bien, Amnón tenía un compañero cuyo
nombre era Jehonadab, hijo de Simeah, hermano de
David; y Jehonadab era un hombre muy sabio. 4 Así
que le dijo: “¿Por qué estás tú, el hijo del rey, tan
abatido, mañana a mañana? ¿No quieres
informarme?”. Ante esto, Amnón le dijo: “De Tamar la
hermana de Absalón mi hermano estoy enamorado”.
5 Ante aquello, Jehonadab le dijo: “Acuéstate en tu
cama y fíngete enfermo. Y tu padre ciertamente
vendrá a verte, y tienes que decirle: ‘Por favor, que
entre Tamar mi hermana y me dé pan como a un
paciente, y tendrá que hacer el pan de la consolación
ante mis ojos para que yo lo vea, y tendré que comer
de su mano’”. 6 Por consiguiente, Amnón se acostó y
se fingió enfermo, y por lo tanto el rey entró a verlo.
Entonces Amnón dijo al rey: “Por favor, que entre
Tamar mi hermana y haga ante mis ojos dos tortas en
forma de corazón, para que yo, como paciente, tome
pan de su mano”. 7 Ante aquello, David envió [recado]
a Tamar en la casa, y dijo: “Ve, por favor, a la casa de
Amnón tu hermano y hazle el pan de la consolación”.
8 De modo que Tamar fue a casa de Amnón su
hermano mientras él estaba acostado. Entonces ella
tomó la pasta de harina y la amasó e hizo las tortas
ante sus ojos y coció las tortas en forma de corazón.
9 Por fin tomó la sartén honda y la vertió delante de él,
pero Amnón rehusó comer, y dijo: “¡Hagan salir a
todos de junto a mí!”. Entonces todos salieron de
donde estaba él. 10 Amnón ahora dijo a Tamar: “Trae
el pan de la consolación al cuarto interior, para que,
como paciente, lo tome de tu mano”. Por lo tanto
Tamar tomó las tortas en forma de corazón que había
hecho y las llevó a Amnón su hermano dentro del
cuarto interior. 11 Cuando ella se acercó a él para que
comiera, él en seguida se agarró de ella y le dijo:
“Ven, acuéstate conmigo, hermana mía”. 12 Sin
embargo, ella le dijo: “¡No, hermano mío! No me
humilles; pues no suele hacerse así en Israel. No
hagas esta locura deshonrosa. 13 Y yo... ¿adónde haré
ir mi oprobio? Y tú... tú llegarás a ser como uno de los
insensatos en Israel. Y ahora habla, por favor, al rey;
porque él no me retendrá de ti”. 14 Y él no consintió en
escuchar su voz, sino que usó fuerza superior a la de
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ella y la humilló y se acostó con ella. 15 Y Amnón
empezó a odiarla con un odio sumamente grande,
porque el odio con que la odió fue mayor que el amor
con que la había amado, de modo que Amnón le dijo:
“¡Levántate, vete!”. 16 Ante esto, ella le dijo: “¡No,
hermano mío; porque esta maldad de enviarme es
mayor que la otra que has hecho conmigo!”. Y él no
consintió en escucharla. 17 Con eso, él llamó a su
servidor que lo atendía y dijo: “Envía a esta persona
de junto a mí, por favor, afuera, y echa el cerrojo a la
puerta tras ella”. 18 (Ahora bien, ella llevaba puesto un
traje talar rayado; porque así solían vestir las hijas del
rey, las vírgenes, con vestiduras sin mangas.) De
modo que su criado procedió a sacarla
completamente afuera, y echó el cerrojo a la puerta
tras ella. 19 Entonces Tamar se puso ceniza sobre la
cabeza, y rasgó el traje talar rayado que llevaba
puesto; y mantuvo las manos puestas sobre la cabeza
y se fue andando de allí, dando gritos al andar. 20 Ante
esto, Absalón su hermano le dijo: “¿Acaso fue tu
hermano Amnón quien estuvo contigo? Y ahora,
hermana mía, calla. Es tu hermano. No pongas tu
corazón en este asunto”. Y Tamar empezó a morar,
impidiéndosele asociación [con otros], en la casa de
Absalón su hermano. 21 Y el rey David mismo oyó
todas estas cosas, y se encolerizó mucho. 22 Y
Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno; pues
Absalón odiaba a Amnón por el hecho de que había
humillado a Tamar su hermana. 23 Y resultó, después
de dos años completos, que Absalón llegó a tener
esquiladores en Baal-hazor, que está cerca de Efraín;
y Absalón procedió a invitar a todos los hijos del rey.
24 Así que Absalón entró a donde el rey y dijo: “¡Ve
que tu siervo tiene esquiladores! Vaya el rey, por
favor, y también sus siervos, con tu siervo”. 25 Pero el
rey dijo a Absalón: “¡No, hijo mío! No vayamos todos,
por favor, para no ser una carga sobre ti”. Aunque
siguió instándolo, no consintió en ir, pero lo bendijo.
26 Por fin dijo Absalón: “Si no [tú], que Amnón mi
hermano vaya con nosotros, por favor”. A lo que dijo el
rey: “¿Por qué debe ir él contigo?”. 27 Y Absalón
empezó a instarlo, de modo que él envió a Amnón y a
todos los hijos del rey con él. 28 Entonces Absalón dio
orden a sus servidores, y dijo: “Vean, por favor, que
tan pronto como el corazón de Amnón esté de humor
alegre con el vino, y yo ciertamente les diga:
‘¡Derriben a Amnón!’, entonces tienen que darle
muerte. No tengan miedo. ¿No les he dado orden yo
mismo a ustedes? Sean fuertes y prueben que son
hombres valientes”. 29 Y los servidores de Absalón
procedieron a hacer a Amnón tal como Absalón había
mandado; y todos los otros hijos del rey empezaron a
levantarse y a montar cada uno en su mulo y a huir.
30 Y aconteció que, estando ellos en camino, llegó a
David el informe mismo, que decía: “Absalón ha
derribado a todos los hijos del rey, y ni siquiera uno de
ellos ha quedado”.
15, 16. a) ¿Cómo podría un cristiano ser
“incircunciso de corazón”? b) ¿Por qué cree usted
que Jehová detesta “un corazón incircunciso”?
16 Por supuesto, los cristianos verdaderos no
cometen ningún asesinato. Ahora bien, podría suceder
que un hermano le abrigara resentimiento a otro
porque creyera que ha tratado mal a un pariente suyo,
sea esto cierto o no. Tal vez rechace sus invitaciones
o nunca le muestre hospitalidad (Heb. 13:1, 2). Esos
sentimientos tan negativos y esa frialdad no pueden
tomarse a la ligera, pues revelan falta de amor. De
hecho, Aquel que examina los corazones quizás
diagnostique que ese hermano es “incircunciso de
corazón” (Jer. 9:25, 26). Y recuerde lo que Jehová les
dijo a los judíos: “Quiten los prepucios de sus
corazones” (Jer. 4:4).
(Hebreos 13:1, 2) Que su amor fraternal continúe.
2 No olviden la hospitalidad, porque por ella algunos,
sin saberlo, hospedaron a ángeles.
(Jeremías 9:25, 26) “¡Mira! Vienen días —es la
expresión de Jehová—, y ciertamente pediré cuentas
a todos los circuncisos [que, sin embargo, todavía
están] en incircuncisión, 26 a Egipto y a Judá y a Edom
y a los hijos de Ammón y a Moab y a todos los de
cabello cortado en las sienes que están morando en el
desierto; porque todas las naciones son incircuncisas,
y todos [los de] la casa de Israel son incircuncisos de
corazón.”
(Jeremías 4:4) Circuncídense a Jehová, y quiten los
prepucios de sus corazones, hombres de Judá y
habitantes de Jerusalén; para que no salga mi furia
justamente como un fuego, y ciertamente arda sin que
haya quien la extinga, a causa de la maldad de sus
tratos”.
ADQUIERA Y CONSERVE UN CORAZÓN
DISPUESTO A CONOCER A JEHOVÁ
17. ¿Cómo nos ayuda el temor de Dios a tener un
corazón más receptivo?
17 Es posible que, tras examinar su corazón
simbólico, descubra que no sigue la dirección de
Jehová como debería y que, hasta cierto punto, es un
corazón “incircunciso”. Puede que detecte temor al
hombre, anhelo de prominencia o de lujos o hasta una
inclinación a la terquedad o la independencia. En tal
caso, usted no es el único (Jer. 7:24; 11:8). Jeremías
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escribió que los judíos infieles de su época tenían “un
corazón terco y rebelde”, y añadió: “No han dicho en
su corazón: ‘Temamos, ahora, a Jehová nuestro Dios,
Aquel que está dando el aguacero y la lluvia del
otoño’” (Jer. 5:23, 24). ¿No indica eso que cultivar un
mayor temor de Dios y una mayor gratitud hacia él nos
ayudará a “circuncidar el corazón”? Ese temor
saludable nos permitirá tener un corazón más
receptivo a lo que él desea que seamos.
(Jeremías 7:24) Pero ellos no escucharon, ni
inclinaron su oído, sino que se pusieron a andar en los
consejos en la terquedad de su corazón malo, de
modo que se hicieron retrógrados en dirección, y no
adelantadores,
(Jeremías 11:8) Pero ellos no escucharon ni
inclinaron su oído, sino que siguieron andando cada
uno en la terquedad de su corazón malo; de modo que
traje sobre ellos todas las palabras de este pacto que
[les] mandé poner por obra, pero que no pusieron por
obra’”.
(Jeremías 5:23, 24) Pero este pueblo mismo ha
llegado a tener un corazón terco y rebelde; se han
desviado y siguen andando en su proceder. 24 Pero no
han dicho en su corazón: “Temamos, ahora, a Jehová
nuestro Dios, Aquel que está dando el aguacero y la
lluvia del otoño y la lluvia de la primavera en su
estación, Aquel que guarda para nosotros hasta las
semanas prescritas de la cosecha”.
quienes estableció un nuevo pacto: “Pondré mi ley
dentro de ellos, y en su corazón la escribiré. Y
ciertamente llegaré a ser su Dios, y ellos mismos
llegarán a ser mi pueblo”. * En cuanto a conocerlo de
verdad, añadió: “Ya no enseñarán cada uno a su
compañero y cada uno a su hermano, diciendo:
‘¡Conozcan a Jehová!’, porque todos ellos me
conocerán, desde el menor de ellos aun hasta el
mayor de ellos [...]. Porque perdonaré su error, y no
me acordaré más de su pecado” (Jer. 31:31-34).
(Jeremías 31:31-34) “¡Mira! Vienen días —es la
expresión de Jehová—, y ciertamente celebraré con la
casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto;
32 no uno como el pacto que celebré con sus
antepasados en el día que los tomé de la mano para
sacarlos de la tierra de Egipto, ‘el cual pacto mío ellos
mismos quebrantaron, aunque yo mismo los poseía
como dueño marital’, es la expresión de Jehová.”
33 “Porque este es el pacto que celebraré con la casa
de Israel después de aquellos días —es la expresión
de Jehová—. Ciertamente pondré mi ley dentro de
ellos, y en su corazón la escribiré. Y ciertamente
llegaré a ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi
pueblo.” 34 “Y ya no enseñarán cada uno a su
compañero y cada uno a su hermano, diciendo:
‘¡Conozcan a Jehová!’, porque todos ellos me
conocerán, desde el menor de ellos aun hasta el
mayor de ellos —es la expresión de Jehová—. Porque
perdonaré su error, y no me acordaré más de su
pecado.”
19. ¿Qué maravillosa perspectiva tienen los
cristianos verdaderos?
18. ¿Qué prometió Jehová a aquellos con quienes
estableció un nuevo pacto?
18 Y podemos colaborar con Jehová si él nos da un
corazón dispuesto a conocerlo. De hecho, eso es lo
que él prometió en el caso de los ungidos, con
19 Sea que usted anhele beneficiarse para siempre de
ese nuevo pacto en el cielo o en la Tierra, debe
mantener el deseo de conocer a Jehová y ser parte de
su pueblo. Para que usted reciba tales beneficios, él
tiene que perdonarle sus pecados sobre la base del
rescate de Cristo. El mismo hecho de que Dios pueda
perdonarlo debe impulsarlo a perdonar a los demás,
incluso a aquellos a quienes quizás guarde algún
rencor. Librarse de cualquier mal sentimiento de ese
tipo le hará bien a su corazón. No solo demostrará
que desea servir a Jehová, sino también que lo
conoce cada vez más. Será como las personas de las
que Jehová dijo mediante Jeremías: “Ustedes
realmente me buscarán y me hallarán, porque me
buscarán con todo su corazón. Y yo mismo
ciertamente me dejaré hallar por ustedes” (Jer. 29:13,
14).
(Jeremías 29:13, 14) ”‘Y ustedes realmente me
buscarán y [me] hallarán, porque me buscarán con
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todo su corazón. 14 Y yo mismo ciertamente me dejaré
hallar por ustedes —es la expresión de Jehová—. Y
ciertamente recogeré a su cuerpo de cautivos y los
juntaré a ustedes de todas las naciones y de todos los
lugares a los cuales los he dispersado —es la
expresión de Jehová—. Y de veras los traeré de
vuelta al lugar del cual los hice ir al destierro.’
Cantico 60 y oración
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