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LOS DIEZ ESTADOS DE LA VIDA JIKKAI La preocupación primordial del Budismo se cifra en nuestro estado de vida: la alegría o el sufrimiento que experimentamos a cada momento. El estado de vida de un individuo se concibe como la interacción entre las condiciones externas y las tendencias internas; visto de ese modo, las mismas circunstancias (el mismo ámbito de trabajo, por ejemplo) que una persona experimenta como una desdicha incesante, pueden ser una fuente de alegre desafío y de satisfacción para otra. El propósito de la práctica budista es fortalecer nuestro estado interior, para que seamos capaces de resistir y, más aún, de transformar las condiciones más negativas y penosas. Basado en su estudio del Sutra del Loto, el erudito chino del siglo VI, T'ien-t'ai, desarrolló un sistema que clasifica la experiencia humana en diez estados o "mundos". Esta enseñanza de los Diez Estados fue adoptada y perfeccionada por Nichiren Daishonin, quien enfatizó la naturaleza interior y subjetiva que estos poseen: "Con respecto a la pregunta de en dónde quedan, exactamente, el Infierno y el Buda, un sutra afirma que el Infierno existe bajo tierra, y otro sutra sostiene que el Buda de halla en el Oeste. Pero un examen más cuidadoso revela que ambos existen en nuestro cuerpo de un metro setenta de altura". Los Diez Estados son diez maneras de sentir que tiene la vida. En conjunto, forman un análisis de la condición que una vida individual manifiesta a través del tiempo y describen las sensaciones que se experimentan en lo más profundo de nuestro ser. Los Diez Estados no son lugares físicos, sino condiciones inherentes a cada uno de nosotros, que experimentamos momento a momento mediante la interacción con el entorno. Los Diez Estados no son planos o lugares físicos, tal como expresaban los sutras budistas provisionales, sino los estados básicos de la vida que existen dentro de cada uno de nosotros, seamos budistas o no. Todas las personas poseen los Diez Estados. Cuando miramos nuestra propia vida, encontramos que ésta cambia a cada instante. Esos cambios de actitud explican la posesión mutua de los Diez Estados. Estemos en el estado en que estemos, podemos manifestar otro en un momento. Si un estado domina en un momento, los otros también están presentes, y cualquiera de ellos puede ser el dominante un instante después. La teoría de los Diez Estados de la vida es uno de los primeros conceptos budistas que los miembros de SGIAR deben comprender. La vida de una persona tiene aspectos positivos y negativos, que cambian constantemente de un momento a otro. Mediante nuestra práctica budista, obtenemos la sabiduría y la fuerza necesarias para elevar nuestra condición de vida desde los estados más bajos, librándonos de este modo, de mayores sufrimientos en el futuro. Ellos son: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Tranquilidad, Alegría, Aprendizaje, Comprensión Intuitiva, Bodhisattva y Budeidad. Los sentimientos que surgen de los Diez Estados surgen de nuestro propio ser, de nuestra vida. Nadie puede disimular esos sentimientos, sean de felicidad o no. Podemos engañar a los demás, pero nunca a nosotros mismos. Infierno (jigoku): (La condición de sufrimiento). El Infierno es el más bajo de los Diez 1 Estados de la Vida y en japonés se llama "jigoku". El Infierno es un estado de desesperación en el cual uno se halla completamente agobiado por el sufrimiento. Es una condición dominada por un impulso de destrucción hacia uno y hacia los demás. Se caracteriza porque la persona no puede escapar del sufrimiento. El Infierno es el estado de la vida en el cual una persona sufre y no puede hacer nada al respecto. No puede escapar, su sufrimiento es constante. Es un estado dominado por un impulso de destrucción que puede hacer no sólo la propia aniquilación sino también la de los demás; también se caracteriza por infelicidad, depresión y angustias constantes. Hay muchos tipos de tormentos: enfermedad incurable, dolor de muelas, tener un hijo delincuente, etc. Lo que caracteriza al estado de infierno es la imposibilidad de acabar con los males. La vida no encuentra salida ni tiene descanso, el tiempo pasa muy lentamente. La vida es débil, no tiene fuerza vital, no puede ver o encontrar solución. En el estado de Infierno, las personas no tienen capacidad para influir en su entorno, ni tienen esperanzas en el futuro; sufren tanto física como espiritualmente. No pueden hacer nada de lo que desean, ni siquiera llorar para liberar su angustia. Cuando invocamos Nam-myoho- renge.kyo, ya no somos débiles, ni aún en el estado de Infierno, porque tenemos el poder de elevar nuestra condición de vida y de utilizar esa terrible situación para nuestro beneficio. Eso se denomina cambiar veneno en medicina. Hambre (gaki): (La condición de deseo insaciable). Es el deseo de objetos o experiencias como la riqueza, la fama y el poder. Es un estado dominado por deseos engañosos que nunca pueden satisfacerse. Se caracteriza por el egoísmo y los celos. Es un estado dominado por los deseos mundanos y egoístas, buscándose siempre la riqueza, la fama, el placer, etc. Es un estado en el cual uno está totalmente controlado por los deseos de fama, riqueza, placer, poder, u otras metas egoístas, y nunca está verdaderamente satisfecho. El estado de Hambre es el segundo de los Diez Estados de la vida. Las personas en esa condición están completamente dominadas por sus deseos; éstos las conducen a la infelicidad y les impiden crecer y prosperar. Si la tendencia básica de vida de una persona es el estado de Hambre, esta persona está completamente controlada por deseos insaciables que yacen en las profundidades más recónditas. El ansia de comida, la lujuria del sexo, la sed de dinero, fama, poder y autoridad, todo, forma parte del estado de Hambre. Sin embargo, no es posible realizar estos deseos, por lo cual surge un estado de frustración. Este estado se caracteriza por el ansia dolorosa de algo que está fuera de nuestro alcance. La palabra japonesa para Hambre es "gaki". "Ga" significa "hambriento", "ki" significa "demonio". El Budismo enseña que buscar felicidad en la satisfacción de los anhelos es inútil, porque todo e este mundo es transitorio. Los deseos mundanos (bonno) causan, finalmente, más sufrimiento que felicidad. Los deseos mundanos son, meramente, el camino para revelar nuestra iluminación, tal como la leña no es la que ilumina nuestro camino o nos da calor, sino el medio para hacer fuego. En otras palabras, si no tuviéramos sueños deseos o problemas que solucionar, no tendríamos razones para practicar el 2 Budismo. Nuestro anhelo de vivir mejor nos lleva a invocar Nam-myoho-renge-kyo, y, cuando invocamos, purificamos nuestra vida, activamos nuestra budeidad y manifestamos inmensurable alegría. Animalidad (chikusho): (La condición de la vida sin esperanza). Animalidad es el estado de la vida en el que las personas se manejan sólo por el instinto. Actúan impulsivamente, sin razón ni moralidad. En este estado priman los impulsos instintivos y se teme al fuerte, al tiempo que se intimida al débil. El criterio que prevalece en sus acciones es la lucha por la existencia, la ley de la jungla. Se aprovechan de las personas más débiles que ellas y adulan a la más fuertes. Es un estado dominado por el instinto, en el cual uno no tiene sentido de razón o moralidad. Alguien en esta condición toma ventaja de aquellos que son más débiles, pero se envilece frente a los más fuertes. Implica un comportamiento animal, en el sólo se actúa por instinto de supervivencia, aprovechándose de los más débiles, retrocediendo ante los más fuertes. Las personas que se debaten en el estado de Animalidad no tienen sentido de sensatez y sus emociones son fácilmente dominadas por el temor y la cobardía. Tal como los animales pueden adaptarse a su medio, pero cuando se enfrentan con situaciones desagradables o extrañas, con frecuencia resultan paralizadas por el temor. No pueden encontrar una salida, pierden toda esperanza y se resignan a su destino. Lo importante es que elevemos nuestro estado de vida y que nos demos cuenta de cuán miserable es ser controlado por estos estados inferiores, una condición común a las personas en los Últimos Días de la Ley. Mediante nuestra práctica de invocar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon, podemos transformar definitivamente nuestro sufrimiento en alegría. El temor se convierte en coraje, la falta de propósito se convierte en sentido de misión y confianza y la desesperanza deviene esperanza. Tal es el poder del Budismo Verdadero de Nichiren Daishonin. Ira (shura): (La condición de conflicto). La Ira (shura) ocupa el cuarto lugar en los estados inferiores de la vida. Junto con el Infierno, el Hambre, y la Animalidad, constituye los cuatro malos caminos, porque éstos son, en esencia, estados de vida que causan infelicidad. A pesar de que asociamos este estado con los tres primeros, existe una diferencia considerable entre la Ira y los otros tres estados. La ira es una condición dominada por el egoísmo. Alguien en este estado se siente impulsado a ser superior a los demás en todo. Este estado está caracterizado por el incontenible afán competitivo de aventajar y de dominar a los demás, con frecuencia, tras la apariencia de la bondad y la sabiduría. A partir del estado de Ira, las personas comienzan a tener conciencia de sí mismas. En los estados más bajos, están completamente dominadas por su entorno. No tienen el control de sus vidas. Sin embargo, en estado de Ira, pueden tomar decisiones conscientes, aunque éstas se basen en una visión distorsionada del bien y del mal. En este estado tan egoísta, sienten un deseo constante de vencer a los otros, y de colocarse en una posición superior o mas ventajosa con respecto a quienes las rodean. 3 La Ira es arrogancia, aún con uno mismo está en constante lucha. Se sienten poderosos ante la destrucción. Son personas que no admiten sus propias equivocaciones. La vida está centrada en el egoísmo, obra en beneficio propio, siente urgencia de imponerse a los demás a toda costa, desprecia a los otros y solo se respeta a sí mismo. Se autoabastece y es competitivo. Las personas con ira actúan en beneficio propio, se siente superior a todos y trata a los demás con desprecio. ?El mundo de las bestias". Se entregan a los instintos sin pensar, como animales. Está en la naturaleza de las bestias amenazar al débil y temer al fuerte. ?El pez grande se come al chico". Ikeda Sensei dice: "Actuar solamente por instinto es buscar el desastre?. En el Budismo, existe el concepto de las catorce acciones en contra de la Ley, que son actitudes que los creyentes deben evitar. Entre ellas, se encuentran los sentimientos de odio, celos y rencor contra los compañeros en la fe. Todos estos sentimientos son producto del estado de Ira. Sólo cuando todas las personas del mundo puedan reemplazar la Ira y el conflicto dentro de sus vidas con un sentimiento de preocupación por los demás y con el deseo de vivir pacíficamente, la paz mundial será una realidad. Por eso, debemos continuar luchando por la causa del kosen-rufu, es decir, la propagación del Budismo de Nichiren Daishonin. Entonces, todas las personas podrán fortalecer su condición de Buda y utilizar su ira en forma constructiva. Aclaración: Estos cuatro estados (infierno, hambre y animalidad) también reciben el nombre de "tres malos caminos" (san 'akudo), debido a la negatividad destructiva que los caracteriza. Los tres malos caminos más la ira son llamados, los cuatro mundos bajos, (shiakuhu). Tranquilidad (humanidad: nin): (La condición de serenidad). Es el estado de humanidad; en él se emplea la razón para controlar los deseos instintivos con la razón y se hacen surgir cualidades como el amor. Uno puede diferenciar lo correcto de lo incorrecto. El mundo de Tranquilidad es pacífico. En ese estado, las personas tienen sentido moral y ética, pueden emitir juicios justos, pensar racionalmente, controlar sus deseos instintivos con la razón, actuar con humanidad y mantener relaciones humanas tranquilas. La Humanidad es una condición de tranquilidad que se distingue por la habilidad de razonar y de elaborar juicios serenos. Si bien es el estado que nos identifica como seres humanos, puede representar, sin embargo, una frágil estabilidad que sucumbe ante cualquiera de los estados bajos, cuando se deben confrontar condiciones negativas. El ser humano está en paz consigo mismo como con los demás, con el mundo. La vida transcurre naturalmente, sentimos que hemos vivido un día cuando la tierra ha girado sobre su eje. Nichiren Daishonin escribió: "La Tranquilidad es (el estado de) Humanidad". Podemos experimentar este estado cuando estamos en casa con nuestra familia, o leemos un buen libro; cuando damos un paseo por el campo o tenemos una conversación placentera con un buen amigo. 4 El presidente Ikeda dijo: "Para llevar una vida tranquila, digna de un ser humano, uno debe tener sensatez, una perspicacia aguda basada en la sabiduría, una conciencia pura para discernir el bien del mal y una voluntad de acero para superar y vencer todas las dificultades. Creer en el Gohonzon e invocar daimoku es la acción más poderosa para impulsar nuestro crecimiento y para perfeccionarnos; es, por lo tanto, la manera más humana de vivir. Éxtasis (ten): (Estado de vida celestial). Ilusión y alegría; el individuo se olvida de todo lo que lo rodea y no tiene sentimientos negativos hacia nada. Dura sólo un instante. Significa el logro de los deseos. Es es un pasajero estado de júbilo que uno experimenta, por ejemplo, al satisfacer un deseo o al liberarse de algún sufrimiento. Es el aspecto en que uno se siente airoso, despejado, alegre. Sin emociones negativas de la vida. Estado totalmente efímero, dura minutos, el tiempo pasa tan velozmente que ilusiona, olvidando lo que nos rodea. Nos sentimos capaces de volar, estamos en el aire. Ejemplo: corner lo que nos gusta, comprar un auto nuevo, ser alabado, escuchar música, es el logro de cosas deseadas. El Éxtasis es el típico estado de dicha que se experimenta cuando se logran los deseos, o bien, cuando se escapa del sufrimiento. La alegría que experimentamos en el Éxtasis, proviene de haber solucionado nuestros problemas. No es un sentimiento constante, sino una profunda sensación de bienestar general, la impresión de que todo está bien en el mundo y de que no podría haber nada mejor. Pero el éxtasis es pasajero. Como el sabor del dulce de leche, su placer pronto se desvanece. El primer bocado de torta de chocolate sabe exquisito, pero al quinto o sexto bocado, el intenso goce da lugar a una simple satisfacción e incluso, culpa. Cuando perdemos lo que nos hace felices, por lo general, caemos en los Cuatro Malos Caminos. Cuánto más dependamos del objeto de nuestra felicidad, tanto más hondo caeremos en los estados bajos. A medida que desarrollamos nuestro estado de vida por medio de la práctica budista, podemos gozar del estado de Éxtasis por lo que es, sin convertirnos en sus esclavos. Nichiren Daishonin dice: ?Sufra lo que tenga que sufrir; goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida y continúe invocando Nam-myoho-renge-kyo pase lo que pase. Entonces experimentará la alegría ilimitada de la Ley?. Estos seis estados son llamados, los seis caminos (rokudo). Alguien en estos estados está, sin saberlo, controlado en sus reacciones por el medio ambiente; basando su felicidad su misma identidad, en cosas externas. Por eso es extremadamente vulnerable frente a circunstancias cambiantes. En contraste a los seis caminos que son en su esencia reacciones pasivas al medio ambiente, los próximos cuatro estados, llamados 'Ios cuatro mundos nobles' (shisei) sólo se alcanzan mediante el esfuerzo deliberado. Aclaración: Los seis primeros estados se conocen como los seis caminos o los seis estados bajos. En ellos, nuestro estado de vida reacciona con el 5 medio. Las influencias externas gobiernan nuestra condición de vida. Son estados en los que, básicamente, se reacciona a las condiciones externas cambiantes y se experimenta la falta de autonomía y de libertad verdaderas. Si hacemos esfuerzos conscientes para una reforma personal, podremos experimentar los estados de vida más elevados, los cuatro estados nobles: Aprendizaje, Comprensión Intuitiva, Bodhisattva y Budeidad. Aprendizaje (shomon): El estado de Aprendizaje (antes llamado Saber), es el primero de los Cuatro Estados Nobles de la existencia. Es la condición de Shomon (en japonés), que significa "aquel que escucha la voz". Aprendizaje describe una condición que aspira a la iluminación. Implica el deseo de superarse, de aprender con humildad y de buscar la verdad a través de las enseñanzas o experiencias de otras personas. Es el estado en que cada uno desea superarse a si mismo, por lo que aprende con humildad los estudios, las experiencias y los pensamientos. Es el momento de cualquier estudio para la superación de uno mismo. Es un estado en el cual uno busca la verdad a través de las enseñanzas de los demás. La palabra japonesa shomon sánscrito ?shravaka" literalmente significa 'escuchadores de voces', y originalmente indicaba a los discípulos del Buda que personalmente escucharon sus enseñanzas. En este estado nos dedicamos a crear una vida mejor mediante el aprendizaje de ideas, conocimientos y experiencias de nuestros predecesores y contemporáneos. Es un camino de esfuerzo en pos del desarrollo. En esa etapa, se vuelve la vista hacia el interior para comprender el significado más profundo de la vida y su relación con el todo. La iluminación parcial lleva a la arrogancia, a la pérdida de la humildad, tan importante para aprender y crecer. Por eso, no debemos perder de vista el riesgo que implica este estado. La sabiduría y el conocimiento intelectual deben estar iluminados por la fe y por la riqueza espiritual para producir una verdadera revolución humana. Comprensión intuitiva (realización autolograda o autorrealización) [engaku]: Este estado puede generar tanto paz y felicidad en el hogar como cambios importantes en la sociedad, en la política y en la economía. Es la inspiración, el talento que manifiestan los artistas, los grandes líderes y científicos. Comprensión Intuitiva indica la capacidad de percibir, por uno mismo, la verdadera naturaleza de los fenómenos. Es una especie de iluminación que se presenta súbitamente, relacionada con algún fenómeno observado o experimentado. El fenómeno puede ser cualquier cosa que nos provoca un brusco entendimiento. Es ese tipo de inspiración que suele presentarse en los artistas, científicos o grandes líderes. Este estado puede originar paz y felicidad en el hogar como cambios importantes en la estructura social, política y económica. Realización (engaku) es un estado en el cual uno busca la verdad con su percepción directa de los fenómenos. El maestro Ikeda dice que este tipo de comprensión es una especie de iluminación que se presenta súbitamente, en relación con algún fenómeno observado o experimentado. La historia registra numerosos casos de científicos, artistas o grandes 6 líderes que gozaron brevemente de este estado y crearon obras trascendentes para la humanidad. Pero este no es un privilegio de los más dotados. Los protagonistas de esos hechos destacados habían estudiado y habían realizado esfuerzos para comprender el universo en que vivían, y eso los preparó para el momento de la verdad. No debemos olvidar que tanto en el estado de Aprendizaje como en el de Comprensión Intuitiva, perdura un elemento de engaño: el deseo de engrandecimiento personal. La verdadera iluminación consiste en poder liberarse de la innata "cualidad oscura de la naturaleza humana". Para finalizar, recordemos que todos podemos lograrlo y disfrutar de esas experiencias en las cosas sencillas de la vida. Nichiren Daishonin dice: "El hecho de que todas las cosas de este mundo sean transitorias es, para nosotros, perfectamente claro ¿No se debe esto a que los estados de los Dos Vehículos están presentes en el estado de Humanidad?". Aclaración: Aprendizaje y Comprensión intuitiva se conocen como los "dos vehículos" (nijo), y las personas que las manifiestan están parcialmente iluminadas y libres de algunos deseos engañosos. Pero una u otra condición pueden ser propicias para que el individuo se abisme en sí mismo; en muchos textos budistas, vemos que el Buda amonesta a las personas de los dos vehículos, por su egoísmo y complacencia. A diferencia de aquellos en los seis caminos, las personas de los dos vehículos entienden que todas las cosas son transitorias y buscan una verdad duradera. Porque esta búsqueda tiende a ser orientada hacia sí mismo hay un potencial de egoísmo en estos dos estados. Bodhisattva (bosatsu): Estado pleno de misericordia, en el cual uno trata de quitar el sufrimiento a las personas. Está lleno de acciones altruistas, gracias a las cuales surge un sentido de agradecimiento hacia los demás. Es el camino verdadero para desarrollar una gran seguridad interior. Toda la vida está sustentada por la fuerza de la misericordia, potente energía que fluye desde lo hondo de la vida. Es altruista, sólo sufre por los demás. Es la persona que quiere quitar infelicidad a otros. Es un estado de misericordia en el cual uno encuentra sentido en su vida aliviando los sufrimientos de los demás, y no desea iluminación personal divorciada de la felicidad de los otros. En el estado de Bodhisattva prima la misericordia, lo que permite sobreponerse a las limitaciones del egoísmo y trabajar incansablemente por el bienestar de los demás. El Budismo Mahayana, enfatiza particularmente el estado de Bodhisattva como un ideal del comportamiento humano. A diferencia de las personas de los dos vehículos, que carecen de la sabiduría última, el bodhisattva libra una batalla frontal contra el egoísmo. Primero se modifica a sí mismo y luego, permite que su luz interior ilumine la maligna oscuridad del mundo circundante. El camino hacia la perfección pasa por la misericordia. El bodhisattva aspira a la iluminación para sí mismo y para los demás. El presidente Ikeda explica que en la definición "bodhisattva de la Tierra", la tierra significa la base fundamental de la vida, la Ley Mística, y afirma: "Sólo el buda inherente a cada uno de nosotros hace 7 posible que manifestemos las cuatro virtudes de los Bodhisattvas de la Tierra". Estas primeras nueve condiciones son llamadas colectivamente los nueve estados, un término usado con frecuencia para referir al estado no iluminado de mortales comunes en contraste a los Budas. Budeidad (butsu): Sus nobles cualidades son el sentido común, la responsabilidad, la fe poderosa, la amistad verdadera, la misericordia, la sabiduría y la creatividad. Quien disfruta de esa condición vive plenamente la vida cotidiana; la existencia tiene fuerza vital ilimitada. La persona en quien se expresa la naturaleza de Buda se presenta a primera vista con: sentido común, bien integrada, fuerte sentido de la responsabilidad, fe poderosa, amistoso con todo el mundo, capaz de pensar con flexibilidad, rico en misericordia, sabiduría y creatividad. No existe fuera de nosotros sino dentro de nuestras propias vidas. Vive plenamente en la vida cotidiana. La vida tiene fuerza vital ilimitada. Puede comprender todas las leyes del Universo. Por eso puede comprender a la humanidad. Es un estado de unión con la verdad última, caracterizada por virtudes tales como el ser verdadero, la libertad absoluta, sabiduría sin límites y misericordia infinita. Nichiren Daishonin enseña que este estado es activado invocando Nam-myoho-rengue-kyo. El estado de Buda es una condición de vida ideal que sólo se obtiene mediante la práctica budista. La perfecta enseñanza del Sutra del Loto ve a un buda como un dotado de las tres virtudes de Soberano, Maestro y Padres, un iluminado a la verdad de todos los fenómenos, que enseña a la gente para salvarla del sufrimiento. Nichiren Daishonin es el Buda Original dotado de las tres propiedades y de las tres virtudes. Su advenimiento hizo posible una práctica encaminada a lograr la unidad con la fuerza vital cósmica, para gozar de infinito júbilo y de libertad. Es, en el mundo actual, la persona que experimenta el placer de vivir, una alegría indescriptible frente a todo aquello que adorna la Tierra: la naturaleza, la música, los colores. El nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte ya no son sufrimientos, sino parte de la dicha que colma su existencia. Ese estado de plenitud indescriptible está latente en nosotros, y de nosotros depende manifestarlo y disfrutarlo. Para ello, sólo existe un camino: la práctica constante frente al Gohonzon. La Budeidad es una condición de plenitud y de libertad perfectas, en la que uno es capaz de percibir la unidad que existe entre la propia vida y la fuerza de vida fundamental del cosmos. Para una persona en el estado de Budeidad, todo, incluso las inevitables y duras circunstancias de enfermar, envejecer y morir, puede vivirse como una oportunidad de experimentar dicha y plenitud. El estado de vida interior de la Budeidad se manifiesta a través del compromiso altruista y las acciones que se llevan acabo en la condición de Bodhisattva. Lo que hemos analizado hasta ahora nos conduce a un aspecto clave de la comprensión del Daishonin acerca de los Diez Estados: cada estado contiene dentro de sí a los otros nueve. Tal como él lo expresa: "Hasta un villano desalmado ama a su esposa y a sus hijos. Él 8 también posee una parte del estado de Bodhisattva dentro de sí". De ese modo, el potencial para la sabiduría y la acción esclarecidas, representado por la condición de la Budeidad, continúa existiendo aún dentro de la persona cuya vida está dominada por los estados más bajos, como el Infierno, el Hambre o la Animalidad. Si se lo considera en el sentido inverso, el estado de vida de la Budeidad no está separado de los otros nueve. Por el contrario, la sabiduría, la vitalidad y el valor de la Budeidad pueden impregnar la vida y transformar la manera en que una tendencia, la Ira, por ejemplo, funciona en la vida de una persona; cuando la Ira se rige por la misericordia de los estados de Budeidad y de Bodhisattva, puede convertirse en una fuerza vital que desafía la injusticia y es capaz de transformar la sociedad humana. El propósito de la práctica budista para los practicantes del Budismo de Nichiren Daishonin, la recitación de Nam-myoho-renge-kyo- es que emerja el estado de la Budeidad, que puede iluminar nuestra vida y nos permite forjar valores perdurables, en nuestra jornada eterna a través de los diez estados. Aclaración: Los cuatro últimos estados son considerados por el Budismo como los ?cuatro estados nobles?, aquí el ser humano realiza el esfuerzo de vivir con integridad, libertad interior y misericordia. 9