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El análisis social en la ordenación
cinegética
Cuando la gestión de la caza fracasa en un coto,
menos veces es por razones legales, ecológicas o
cinegéticas que por causas sociales o económicas.
JOSÉ MIGUEL MONTOYA OLIVER | 25/10/2012
Antecedentes
Al igual que no es admisible hoy un proyecto, tanto de cualquier ingeniería como de
arquitectura, que no incluya como parte fundamental el cálculo de la estructura física
proyectada (probar que “no se rompe”), tampoco es admisible un proyecto de ordenación que
no incluya un cálculo de la estructura biológica proyectada (probar que “es sostenible”). En las
prácticas técnicas actuales en materia de ordenación no se está prestando la debida atención
al cálculo de sostenibilidad de las estructuras cinegéticas, y en particular a sus aspectos
sociales y económicos. Es preciso recordar que cuando el manejo de los recursos naturales
renovables quiebra, casi nunca lo hace por cuestiones puramente legales, técnicas o
ecológicas, sino que en la mayor parte de los casos la quiebra se produce o por razones
sociales o por razones económicas.
Justificación
Toda ordenación racional persigue el logro de los tres objetivos básicos de la sostenibilidad:
1º. Máximo empleo y recreo generados (lo social).
2º. Óptimo rendimiento medio en capturas (lo técnico-ecológico).
3º. Mínimos costes de producción (lo económico).
Implica esto la ineludible necesidad de realizar: 1º/ un Análisis social, 2º/ un Análisis técnicoecológico, y 3º/ un Análisis económico. Desarrollaremos ahora el primero.
Objetivos
Establecer los siguientes tipos de datos y conceptos:
1º. Coeficiente de asistencia real.
2º. Número, valor unitario, y valor total de las jornadas de cazador ejecutadas.
3º. Coeficiente de tensión social de la ordenación.
4º. Análisis de las limitaciones, potencialidades y oportunidades sociales presentes.
Toma de datos
Los datos precisos para realizar el Análisis social, corresponden a las primeras preguntas que
haría un cazador que quisiera comenzar a cazar en un coto: condiciones legales, qué se puede
cazar, con qué modalidades, extensión útil, cuánto se viene cazando de media hasta la fecha,
durante cuántos días hábiles, y cuántos cazadores comparten el coto y cómo. Adoptar desde el
primer momento la perspectiva de los cazadores, ayuda enormemente al autor de la
ordenación. Estos datos, previos y bien conocidos por los cazadores de cada coto, son los
“datos naturales” sobre los que debería fundamentarse siempre la ordenación. Son la base de
partida del Análisis social, y el fundamento central de todos los cálculos posteriores técnicoecológicos y económicos. Partir de estos datos, asumiendo humildemente que son los
cazadores quienes mejor conocen la realidad de su coto, permite su participación e integrarlos
desde el principio en los intereses de la ordenación.
Por tanto, un diálogo constructivo debe establecerse siempre entre el proyectista que ordena,
los gestores del coto, y los cazadores del mismo. El diálogo debe realizarse en el “idioma”
propio de gestores y cazadores, lo que exige del proyectista un conocimiento práctico de la
caza lo más profundo y directo posible. En particular un buen conocimiento del Código de
buenas prácticas o Reglas del arte cinegético que sean aplicables en cada caso: en cada cultura
local.
Metodología básica
1º. Coeficiente de asistencia real
Concepto
No siempre un cazador irá a cazar durante todos los días hábiles de los que disponga en un
coto. Los complejos procesos sociológicos que denominamos: 1º/ de dispersión, 2º/ de
asistencia básica, 3º/ de marginalización, y 4º/ de supra-marginalización, (complejos, pero
identificables y perfectamente calculables) conducen a que el número de jornadas de cazador
ejecutadas, sea menor que el número de las inicialmente habilitadas.
Número de jornadas de cazador habilitadas = Número de cazadores autorizados x Número de
días hábiles para la caza
N º jornadas de cazador habilitadas ≥ Nº jornadas de cazador ejecutadas
Nº jornadas de cazador ejecutadas = N º jornadas de cazador habilitadas x Coeficiente de
asistencia real
Establecimiento
El coeficiente de asistencia real que liga ambas cifras de jornadas, es un número siempre igual
o menor que uno y, porque no son posibles ni recetas generales ni simplificaciones groseras,
no puede establecerse nunca de manera discrecional; sino que tiene que ser:
a) Objeto de un cálculo consecuente con los cuatro procesos sociológicos antes mencionados
(dispersión, asistencia básica, marginalización, y supra-marginalización).
b) En algunas ocasiones puede ser establecido mediante procesos de control directo, de difícil
ejecución en la práctica por razones sociales (ocultación), técnicas (medios), y económicas
(costes).
Utilidad
Sin determinar previamente el coeficiente de asistencia real, no pueden calcularse en el
Análisis social ni el valor total de las jornadas de cazador ejecutadas, ni la tensión social de
ordenación existente, y además sería imposible calcular posteriormente los dos aspectos clave
del Análisis técnico-ecológico de la ordenación:
a) Las existencias o censos de ordenación, cuando se establezcan (como es lo más aconsejable
en la mayor parte de los casos) por deriva desde los resultados de caza logrados bajo los
modelos de caza aplicados hasta hoy.
b) La presión de caza que realmente soportan las diferentes especies cinegéticas objeto de
ordenación ¿Cazamos de más, de menos, o lo justo? Nada hay más importante en una
ordenación ¿Se romperá la sostenibilidad de la estructura cinegética que manejamos?
2º. Número, valor unitario, y valor total de las jornadas de cazador ejecutadas
Concepto
Tratamos de establecer la suma de los valores que los cazadores “ponen en total” durante sus
afanes por cazar. Lo que de verdad les cuesta el ir a cazar (“coto” aparte). Esto exige
determinar previamente el número de jornadas de cazador ejecutadas y en valor unitario de
cada una de ellas, datos ambos de clara naturaleza sociológica. El producto de ambos datos
establecerá el valor total de las jornadas de cazador ejecutadas.
Establecimiento
El valor de cada jornada de cazador ejecutada depende de la tipología de los cazadores que
cazan en el coto: de sus características socioeconómicas, establecidas ahora por la cuantía de
su captura marginal (abandono de cacerías por insuficiencia de resultados). Como en el caso
del coeficiente de asistencia, este valor debe ser objeto, o de un cálculo normalizado o (más
rara vez) de un control fiable, riguroso y continuado.
Siempre:
Valor de cada jornada de cazador ejecutada = Gastos + Sacrificios + Esfuerzos + Colaterales ->
Un tipo socio-económico de cazador
Valor total de las jornadas de cazador ejecutadas = Nº de jornadas de cazador ejecutadas x
Valor de cada jornada de cazador ejecutada
Utilidad
Calcular finalmente este valor total con la mayor precisión posible, es necesario para
cuantificar la distancia existente entre el valor en punto de entrega de lo cazado y su valor en
vivo (antes de ser cazado). Sin este dato, los posteriores e imprescindibles cálculos del Análisis
económico de la ordenación carecerían de buen sentido, y los planes de inversión (mejoras del
hábitat, guardería, infraestructuras...) carecerían de racionalidad y fundamento, en lo que
concierne a su cuantía (cuánto invertir) y a su distribución (en qué y cómo y cuándo gastarlo).
Siempre:
Valor total en punto de entrega = Mercado + Subjetivo + Oportunidades + Gestión
Valor total en vivo = Valor total en punto de entrega – Valor total de las jornadas de cazador
ejecutadas
Este valor total en vivo es el fundamento numérico del Análisis económico de la ordenación.
Un valor que no podría obtenerse, sin identificar y valorar previamente las clases socioeconómicas de los cazadores en cada coto y su coeficiente concreto de asistencia; datos
ambos de clara naturaleza sociológica.
3º. Coeficiente de tensión social de ordenación
Concepto
El establecimiento de una ordenación verdaderamente sostenible, puede llegar a generar
tensiones con los cazadores. Este coeficiente mide estas tensiones, que afectan directamente
a la aceptabilidad y aplicabilidad social de la ordenación. Si no recibe una verdadera aplicación,
nunca será aplicada.
Establecimiento
El coeficiente de tensión social de ordenación (TSO) es el resultado de restar 1, al cociente
entre:
1º. El número de unidades de satisfacción límite (NUSL): las que los cazadores querrían llegar a
aplicar en un manejo banal (cazar libremente y hasta el aburrimiento).
2º. El número de jornadas de cazador potenciales (NUEP) previstas por la ordenación: las que
la ordenación les permite de hecho en un manejo ordenado.
TSO = (NUSL / NUEP) - 1
Cuando la TSO es negativa (NSUL < NUEP), los cazadores suspenden voluntariamente su
asistencia a cazar. Cuando es positiva (NUSL > NUEP), aparece la tensión social. Los cazadores,
sobre todo en ausencia de una formación, concienciación, y participación suficientes,
desearían seguir yendo a cazar, pero la ordenación se lo impide. La tensión social será tanto
mayor, cuanto mayor resulte este dato.
Utilidad
El coeficiente de TSO, de cálculo obligado en toda ordenación, tiene una relevancia sociológica
enorme; pues la ordenación no debe generar jamás una tensión social excesiva, pero tampoco
puede renunciar a sus rectos objetivos de sostenibilidad. Algunas ordenaciones calificables de
“laxas”, evitan artificialmente tensiones y conflictos sociales de aceptabilidad, programando
más jornadas de cazador habilitadas que las que los cazadores querrían llegar a ejecutar. Se
trata sin duda de ordenaciones fraude; pues en realidad es lo mismo que no ordenar, pasando
a ser el manejo claramente banal en vez de ordenado, y por tanto claramente insostenible.
4º. Análisis de limitaciones, potencialidades y oportunidades sociales
Si a efectos del cálculo de sostenibilidad de la estructura cinegética afectada, resultan
fundamentales estas tres cuestiones numéricas previas (coeficiente de asistencia real, valor
total de las jornadas de cazador ejecutadas, y tensión social de ordenación), el Análisis social
dentro la ordenación no puede limitarse sólo a calcular éstas: no todo son números. Además
debe analizar cualitativa y cuantitativamente las limitaciones, potencialidades y oportunidades
existentes en el ámbito social implicado, con el fin de que las decisiones a tomar, respeten y
potencien todas ellas, y tengan una clara viabilidad y aceptabilidad social.
Conclusiones
Instrucciones de ordenación
• El Análisis social debe iniciar todo proyecto de ordenación cinegética, porque los datos que
suministra (coeficiente de asistencia real, valor total de las jornadas de cazador, y tensión
social de ordenación) son imprescindibles y previos al cálculo de cualquier otro, de tipo
técnico-ecológico o de tipo económico.
• Urge revisar las “Instrucciones de ordenación” vigentes en algunas comunidades autónomas,
porque sitúan los aspectos sociológicos al final del proyecto y, por tanto, en contra del orden
natural propio de los cálculos cinegéticos. Por otro lado el Análisis social no queda
suficientemente normalizado en ellas, ni en sus contenidos ni en sus cálculos, concentrándose
habitualmente en aspectos puramente descriptivos y estadísticos, ajenos a la concreta realidad
social de cada coto.
Aspectos formativos
• Urge incluir la sociología cinegética en la formación de los futuros profesionales en este tipo
de materias: técnicos y gestores en particular. Infravalorarla es una seria limitación para la
sostenibilidad cinegética.
• Neutralizar la tensión social inicial que puede aparecer en las ordenaciones verdaderamente
sostenibles, exige también reforzar los esfuerzos de formación y concienciación entre los
colectivos de cazadores.
Aplicación de las ordenaciones
• Mientras que las ordenaciones no resulten bien explicadas por sus autores y suficientemente
entendidas y aceptadas por sus destinarios, y éstos no se sientan partícipes en su
establecimiento, directamente implicados en ellas y corresponsables en el éxito de su
aplicación, estos documentos tan sólo serán “papel mojado”, porque no serán aplicados
(¿Acaso está pasando otra cosa?). Participación, implicación y corresponsabilidad son las tres
palabras clave de la sociología cinegética.
• Esto obliga a producir documentos de ordenación aligerados, prácticos, bien comprensibles
por sus destinarios, y adecuadamente desarrollados, expuestos y defendidos por su autor,
hasta lograr la plena comprensión de gestores y cazadores. Un largo camino a recorrer.
José Miguel Montoya Oliver