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JUSTIFICACIÓN PARA LEGUMINOSAS DE GRANO COMESTIBLE La globalización de la economía, la apertura de mercados, el modelo de desarrollo impuesto, etc., han impactado de manera diferente en los estratos de producción agrícola en Ecuador. Los que se han visto afectados por este modelo en el país, han sido los pequeños y medianos productores, quienes han sufrido notablemente el efecto de estos cambios alcanzando niveles de pauperización en su economía. De otro lado, los niveles de pobreza han crecido y en consecuencia ha aumentado la mala alimentación y la desnutrición en el área rural y urbana marginal del país. La mayoría de la población no puede acceder a fuentes de proteína animal y a grasa de calidad. Como alternativa, las leguminosas de grano comestible pueden cubrir una parte considerable de las necesidades dietéticas, debido a que son ricas en proteínas y contienen cantidades considerables de carbohidratos, lípidos, minerales y vitaminas. Representan un importante recurso alimentario de seguridad, soberanía nutricional y alimentaria, cuando se consumen junto a otros cereales para balancear la dieta. Son la única opción de trabajo y sobrevivencia en muchos valles y estribaciones de la Sierra, constituyéndose en la principal fuente de alimentación en miles de familias ecuatorianas. Por ejemplo, a nivel nacional se consume 5 kg por persona por año de fréjol en promedio, sin embargo, en valles como el Chota y Mira el consumo alcanza a 50 kg por persona por año. La ciencia esta demostrando el valor nutraceútico y funcional de las leguminosas como el fréjol, para prevenir diabetes, colesterol y posibles tipos de cáncer y un llamado urgente para evitar un mayor desastre de la naturaleza es el de reducir el consumo de la carne, la alternativa sigue siendo el consumo de vegetales como las leguminosas de grano Según el SICA (2000), en el país se cultivan 18.077 ha de arveja, 121.591 ha de fréjol voluble y arbustivo, 43.174 ha de haba y 4.379 ha de lenteja, solas o asociadas, para consumo en grano seco y/o grano tierno. Es decir, anualmente en Ecuador se cultivan aproximadamente 187.221 ha de leguminosas comestibles y esto es indicador de la importancia económica, social y ambiental que significan para el país. Estimando 1 ha de promedio dedicada a este cultivo por familia, son 187.000 familias que se benefician con trabajo, alimentación y arraigo al medio rural. Sin embargo, los cultivares de leguminosas locales que actualmente están en poder de los agricultores son extremadamente susceptibles a plagas y enfermedades. Por ello, los agricultores recurren al uso indiscriminado de pesticidas para controlar estos problemas. Interesantemente, ha sido demostrado que la generación de cultivares mejorados resistentes a enfermedades pueda disminuir drásticamente el uso y abuso de pesticidas y, por consiguiente, reducir los costos de producción y el impacto nocivo a la salud, el medio ambiente y la reducción de importaciones. El INIAP, al generar variedades mejoradas con resistencia genética a las tres enfermedades foliares más importantes de fréjol, podría ocasionar un ahorro superior a un millón doscientos mil dólares por año en las principales áreas de producción de esta leguminosa, sin contar con el beneficio a la salud y conservación del medio ambiente. Otro importante aporte de INIAP, con la liberación de variedades mejoradas, sería la generación de variedades con características de grano comercial, lo que incentivaría la producción, el consumo y la comercialización de manera más competitiva de las leguminosas, porque adicionalmente se produce semilla de buena calidad para la difusión de las mismas. Así, el INIAP contribuye al fortalecimiento de la cadena agroproductiva y apuntala la seguridad y soberanía alimentaria de los ecuatorianos. El disponer de granos tiernos o secos más sanos, a menor costo, sería otra gran contribución a la sociedad ecuatoriana. . PRONALEG-GA [email protected] JUSTIFICACIÓN PARA GRANOS ANDINOS Ecuador es parte del centro de origen de las plantas cultivadas. En esta parte del mundo fueron domesticadas importantes especies como la papa, el maíz, el fréjol y otras innumerables. Se destacan los granos andinos: Quinua, Chocho y Amaranto. Olvidadas, menospreciadas, subutilizadas hasta hace tres décadas, hoy en día han cobrado tal importancia que son calificados como “granos de oro”. Esto se debe a que aproximadamente 500 años después de la conquista, la ciencia descubre que son los alimentos de origen vegetal más completos que ha dado la naturaleza. El INIAP, desde hace 25 años ha liderado la recuperación, conservación y uso de los mismos. Con todo el esfuerzo realizado en investigación y desarrollo y contando con el apoyo de las Universidades, ONGs y personas particulares, se ha logrado poco a poco cambiar la mala percepción por parte de los consumidores. El estatus alcanzado por los granos andinos ahora es diferente al pasado. Gran aporte se ha realizado con la generación de variedades, semillas, tecnologías de cultivo, cosecha, poscosecha y agroindustria; sin embargo siguen siendo cultivos subutilizados, poco investigados, promocionados y consumidos. El país, en la Sierra dispone de aproximadamente cien mil hectáreas con condiciones de suelo y clima aptos para el cultivo de granos andinos, es decir sin limitaciones de suelo y clima. Según las estadísticas se siembran 5974 ha de chocho, 2000 ha de quinua y 30 ha de amaranto y ataco; es decir 8000 ha aproximadamente. Esto significa apenas el 8% de la superficie potencial disponible. Por otro lado, la producción de estos cultivos está en manos de pequeños productores y si se impulsa el mejoramiento de la productividad y se amplía el consumo a nivel nacional se estaría aportando al desarrollo sostenible de un importante componente de la población de la Sierra ecuatoriana. La experiencia alcanzada por el INIAP en chocho es el claro ejemplo de que con inversión en ciencia y tecnología, un cultivo subutilizado puede ser transformado en un rubro importante para la economía de los pequeños y medianos productores, agroindustriales, comerciantes y una gran oportunidad para los consumidores de disponer alimentos nacionales de alta calidad. Si la sociedad ecuatoriana, a través del gobierno y del sector privado, apoya al INIAP para fortalecer la investigación, el Instituto tendrá la obligación ética y moral de devolver en calidad de nuevas y mejores variedades para los agricultores, de fortalecer vía capacitación, tecnologías o recomendaciones a los demás eslabones de la cadena agroalimentaria. El contenido y calidad de proteína, grasa, minerales, vitaminas y compuestos funcionales, hacen de estos alimentos un grupo estratégico para la seguridad y soberanía alimentaria de los ecuatorianos. Se está demostrando que la desnutrición en los niños, en el sector rural, se deba principalmente a la deficiencia en cantidad y calidad de grasa, por lo cual el incremento del consumo de los granos andinos, en especial del chocho, se podría disminuir los efectos negativos de la desnutrición en el desarrollo y crecimiento de la población. Los granos andinos, sumados a las leguminosas y al maíz, podrían constituirse en la comida de los dos millones de niños ecuatorianos en las escuelas, en la base alimentaria de los hogares pobres, con la consecuente dinamización de la economía nacional, empezando con los pequeños productores. PRONALEG-GA [email protected]