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Transcript
Manual de consejos para el
cuidado de las platas
Contenido
Las Plantas ........................................................................................... 3
Consejos para el cuidado de tus plantas ............................................ 3
Formas y tiempos de regarlas las plantas .......................................... 6
Periodicidad del riego..................................................................... 6
Cuándo regar .................................................................................. 7
El método más adecuado .............................................................. 7
Árboles frutales .................................................................................... 9
Consejos ............................................................................................. 13
7 Consejos Para Cuidar Tus Orquídeas ........................................ 13
10 consejos para cuidar tiestos y macetas cuando llega la
primavera ......................................................................................... 14
El cuidado de las hojas de las plantas variegadas ....................... 15
El ficus y sus cuidados....................................................................... 16
El ficus, una de las plantas de interior más difundidas ................. 16
Algunos datos útiles para el cultivo del ficus ................................. 17
Poda y plagas del ficus ................................................................... 18
Las Plantas
Las plantas son organismos autótrofos, es decir, sintetizan su propio alimento,
utilizando la energía del
sol,
el agua y los nutrientes del
suelo. Mediante el proceso
de
la fotosíntesis transforman
la
energía solar en energía
química y la almacenan en
los
azucares (carbohidratos).
Las células de las plantas
se
caracterizan por su pared
de
celulosa y por los
cloroplastos, organelos
celulares que contienen
clorofila, el pigmento verde que lleva a cabo la fotosíntesis. La producción de
energía química por las plantas sostiene a la gran mayoría de los organismos
en el planeta. Las plantas con sistemas de conducción desarrollados se
conocen como plantas vasculares
Las plantas se han dividido tradicionalmente en varios grupos: algas, musgos
(briofitas), helechos (pteridofitas), y plantas con semilla: cícadas, ginkos, pinos
(los tres grupos se consideran gimnospermas). Las plantas con flores
(angiospermas) incluyen dos grandes grupos: pastos y palmeras
(monocotiledóneas) y magnolias y margaritas (dicotiledóneas).
La diversidad de plantas de México es una de las mayores en el mundo, pues
se ha calculado que en nuestro país viven alrededor
de 18,000 a 30,000 especies de plantas. Del total de especies se calcula que
entre 10,000 a 13,000 son endémicas, las cuales se concentran principalmente
en las zonas áridas y semiáridas.
Consejos para el cuidado de tus plantas
A las plantas de interior debemos prestarle atención todos los días para que
crezcan sanas y fuertes, y nos hagan sentir satisfechos al mostrar su aspecto
lozano y saludable.
Es mucho más sencillo cuidar una planta que lo muchos creen, pese a que
algunos lleguen a creer que cuidar una planta es engorroso o difícil.
No obstante, ocurre que en ocasiones por más que le dediquemos toda nuestra
atención o cuidado, ellas no nos muestran su mejor cara. Se marchitan, sus
hojas se secan, las puntas se entristecen, las flores apenas duran e incluso se
llenan de bichos y plagas que amenazan su vida, y vemos como van muriendo
sin saber cómo actuar.
Adoptando una serie de indicaciones básicas para estos casos donde nuestras
plantas presentan síntomas de descuido o mal aspecto, se podrá poner
remedio.
Eliminar parásitos
Los parásitos irán matando nuestras plantas poco a poco. Nos daremos cuenta
de su presencia si encontramos manchas en las hojas, o están deprimidas,
recortadas y más débiles.
Para quitar los parásitos debemos colocar algunos fósforos clavados cabeza
abajo dentro de la maceta. ¿Porque? El azufre que contienen los fósforos irá
destruyendo los molestos parásitos sin provocarle ningún daño a nuestro
vegetal.
Mejorar sus nutrientes
A veces las plantas lucen tristes, como si le faltaran vitaminas. En tal caso
podemos reforzar la tierra con abono, y no hace falta que lo compremos en el
vivero, podemos fabricarlo nosotros mismos mezclando en un recipiente hojas
caídas de árboles, césped, café molido usado, tierra y un poco de agua. Esto lo
colocaremos sobre la maceta o con la tierra del jardín. Además, podemos
introducir un par de clavos de hierro oxidados en la maceta. Para el caso de
plantas que posean flores, unas gotitas de aceite de oliva cerca del tallo, donde
se hunde en la tierra, serán muy buenos y mejorarán su aspecto.
Curar tallos heridos o cortados
Si el tallo o parte de la planta presenta algún corte o rasguño, debemos actuar
de la siguiente manera. Tomamos un poco de cera caliente (si es de abejas
mejor, de lo contrario una vela también puede servir) y con un pincel cubrimos
la zona herida. Al endurecerse la cera creara una capa protectora que evitará
que el tallo pierda agua por el corte, conservando la humedad.
Espantar insectos
Los insectos pueden ser mortales para nuestras plantas, o al menos las dañan
lo suficiente como para quitarles su color verde característico. Para repeler a
los insectos podemos colocar hierbas aromáticas como jazmín, lavanda, sauco,
perejil, orégano o albahaca.
Quitar pulgones
Los pulgones son insectos muy dañinos ya que absorben la savia e impide el
crecimiento de las plantas.
Para lograr que estos molestos bichos no se posen más sobre nuestro jardín,
es suficiente con un chorro de agua con jabón para que caigan al suelo. Aun
así, cuando la plaga ya es preocupante, se puede recurrir a elementos más
drásticos que se pueden comprar en floristerías, tiendas de jardinería y viveros.
Otra opción es crear un insecticida natural con las hojas de plantas que no son
alimento de estos bichos, como por ejemplo los crisantemos, el anís, el cilandro
o las caléndulas. Para ello se cocinan las hojas de estas especies vegetales y
con esto tendremos venenos naturales.
Limpiar las plantas
Para que su aspecto se mantenga siempre vivo, podemos limpiar e higienizar
las plantas de forma cotidiana.
Primero hay que quitar el polvo de las hojas, y luego pasar un trapo o una
esponja humedecida en agua a temperatura ambiente y secar con un trapo
limpio y seco. También se suele llevar a cabo este procedimiento usando un
poco de cerveza mezclada con el agua.
Otra alternativa muy beneficiosa es sacarlas afuera los días de lluvia durante
unas horas y quedarán como nuevas (cuidado de que no sea una lluvia muy
fuerte, en el caso de las plantas con flores y hojas delicadas).
Si las hojas de las plantas presentan pelusas pequeñas, no se deben limpiar
con esponja o un trapo, ya que retiraríamos la pelusa que cumple una función
protectora en la planta. En ese caso lo mejor es retirar el polvo con un pincel
muy suave.
Si la planta está en plena floración, no debemos tocar las flores. Ni siquiera
pulverizarlas con agua, ya que en esta etapa son muy vulnerables y delicadas.
Formas y tiempos de regarlas las plantas
Uno de los factores principales para que las plantas del hogar se
mantengan saludables es el riego. Sin embargo, ésta es una tarea difícil de
llevar a cabo, ya que hemos de tener en cuenta múltiples factores como, por
ejemplo, si son de exterior o de interior.
Para evitar resultados negativos sobre nuestras especies, es recomendable
conocer la cantidad exacta de agua que éstas requieren, así como el
momento y el lugar más adecuado para realizar esta vital labor.
Periodicidad del riego
Cada ejemplar, dependiendo del tipo que sea, necesita una mayor o
menor cantidad de agua, por lo que conviene informarse en el lugar de
compra para saber cada cuántos días hay que realizar esta tarea y cuánta
cantidad hay que suministrar.
No es conveniente regar las plantas de manera automática cada cierto
tiempo, sino que antes de hacerlo, es conveniente revisar el estado de la tierra
y comprobar si ésta se encuentra más o menos húmeda.
En caso de que conserve un pequeño grado de humedad, no hay que
excederse en el riego, ya que esto puede ocasionar problemas en la salud de
la planta.
Lo óptimo es suministrar el agua necesaria y no volver a hacerlo hasta que la
tierra esté seca, ya que hacerlo de un modo frecuente y en pequeñas
cantidades es perjudicial.
No obstante, existen unas reglas generales que cabe conocer sobre la
cantidad necesaria. Así, es recomendable regar más a menudo las plantas
jóvenes o en fase de crecimiento, las delicadas y de hojas pequeñas y
aquellas que estén situadas en algún lugar cálido de la casa, como cerca de
una ventana.
Asimismo, es conveniente suministrar más agua a las plantas durante el
verano. Por el contrario, necesitan menos líquido aquellas que no posean
flores y que tengan hojas fuertes y gruesas, así como las que se encuentren
plantadas en tierra que conserve bien la humedad.
Cuándo regar
El mejor momento del día para regar es la mañana, con el fin de que
cuenten con el resto del día para absorberla. Si el riego se realiza durante la
noche, es posible que la planta se encuentre demasiado tiempo con exceso de
humedad debido a la falta de movimiento.
Asimismo, si el ejemplar se encuentra en un lugar muy caluroso del
hogar, conviene vigilar que las hojas se encuentren húmedas durante la
mañana. Sin embargo, cuando se pulverice por la noche, no es adecuado dejar
el agua sobre el follaje mucho tiempo, ya que puede dar lugar a hongos.
El método más adecuado
Las plantas que se encuentran en macetas se pueden regar de dos
formas distintas. La primera de ellas consiste en suministrar el agua sobre la
superficie de la tierra, mientras que la segunda es colocar la maceta sobre un
plato que contenga agua.
La mayoría de los expertos coinciden en señalar que la mejor forma de
proceder al regado consiste en ir vertiendo agua por la superficie de la
maceta, en forma de lluvia.
El agua que la planta no necesite quedará en el plato colocado bajo la
maceta. Es conveniente retirar estos restos antes de que haya transcurrido una
hora del regado, ya que en ese periodo el ejemplar habrá podido absorber el
agua que haya necesitado.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la importancia de pulverizar las
hojas, para refrescarla. Durante el invierno esta tarea debería ser
prácticamente diaria, para evitar el daño que la calefacción puede hacer a las
plantas y para regar con menor frecuencia.
Para llevar a cabo esta operación, conviene utilizar agua a temperatura
ambiente procedente del grifo, aunque conviene dejarla reposar durante un
día para que se evapore el cloro que pueda contener.
Árboles frutales
Los árboles frutales son muy especiales porque, desde el punto de vista de la
alimentación y a diferencia de los vegetales, producen por muchos años. Las
frutas son fuente de vitaminas y minerales, algunas pueden también contener
grasas, aceites y proteínas. Las frutas son un buen refrigerio para los niños.
Los árboles son buenos para dar sombra, madera y soporte para plantas
trepadoras como el maracuyá. Una selección de diferentes frutales producirá
frutas a lo largo de todo el año y así la disponibilidad de alimentos
complementarios se incrementará en beneficio de la familia.
Dónde plantar los frutales
Todas las plantas crecen mejor donde las condiciones son favorables. Los
árboles frutales ocupan los niveles medio y superior del huerto y la mayoría
prefieren luz solar directa. Los cultivos pueden ser sembrados debajo o entre
los frutales para maximizar la producción del huerto (ver cartilla tecnológica 12).
Los árboles pueden crecer en un rango amplio de suelos pues pueden
encontrar agua y nutrientes a mayor profundidad. La mayoría de los árboles
frutales no toleran suelos muy húmedos (a excepción del banano). En suelos
húmedos es necesario cavar un canal de desagüe para evitar el daño de los
frutales. Los árboles jóvenes crecerán más rápido si están protegidos contra
vientos fuertes de montaña o salados del mar, evitando que las flores y los
frutos puedan ser arrancados de los árboles. De todas maneras, los árboles
frutales, como el tamarindo y el coco, pueden ser sembrados creando cercas
vivas para la protección de otros cultivos.
FIGURA 1 Protección para árboles jóvenes
Factores para la selección de frutales
Al seleccionar plántulas o variedades injertadas de frutales para un huerto
familiar se debe estudiar las características de los árboles padres. Escoja
siempre aquéllos que luzcan saludables y con raíces rectas. A este respecto,
conteste a las siguientes preguntas:
Tiempo de cosecha. ¿Hay frutas todo el año o sólo una vez al año?
Tamaño, sabor, textura y uso del fruto. ¿Las condiciones de su huerto
favorecen el desarrollo del frutal? ¿Puede usted sembrar cultivos debajo
de
los
frutales
o
sus
hojas
tapan
la
luz
solar?
Tamaño y forma del árbol. ¿La variedad tiene ramas fuertes o éstas se
inclinan hacia abajo poniendo los frutos muy cerca del suelo? ¿Es fácil
de
cosechar
la
fruta?
Resistencia a plagas y enfermedades. Descubra si hay plagas y
enfermedades e infórmese cuáles son los métodos para controlarlas.
Escoja variedades de frutales de los que se conozca su resistencia a
plagas y enfermedades locales.
Propagación
Para propagar árboles frutales de alta calidad se requiere experiencia y
habilidades especiales por lo que es mejor dejarlo en manos de viveristas.
Otros agricultores pueden comprar árboles después de estudiar las
características de cada variedad. La compra de árboles reduce el riesgo y la
demora que implica su siembra (ver cartilla tecnológica 14). Los mejores
árboles para comprar son aquéllos cuidadosamente seleccionados e injertados,
lo que significa que serán copias idénticas de la planta madre. Árboles
injertados o propagados por estacas reciben nombres especiales para cada
variedad.
Siembra
Se deben tomar cuidados especiales para sembrar plántulas o variedades
injertadas lo que permitirá su establecimiento rápido y seguro. Las raíces nunca
deberán recibir luz solar directa o evitar su deshidratación. Haga un agujero el
doble de profundo que las raíces de la plántula y mezcle una cantidad
generosa de compost y fertilizante con el suelo antes de colocar la planta al
fondo del agujero. Mientras se sostiene la planta, rellene el agujero con tierra y
más compost (figura 2). Si el área es húmeda, siembre el árbol en un montículo
de tierra más alto que la superficie general del suelo. Si el área es seca,
siembre el frutal en una cavidad más baja que el suelo de alrededor.
FIGURA 2 Siembra
Espacio entre árboles frutales
Siembre los árboles dejando espacio entre ellos para reducir la competencia.
Observe un ejemplar adulto del árbol que quiere sembrar para hacerse una
idea del espacio que ocupará. Por ejemplo, en la figura 3 las ramas de un
cítrico se esparcen 1,5 m de diámetro. Este tipo de cítrico por lo tanto debe
sembrarse por lo menos con un espaciamiento de 1,5 m. Muchos árboles
frutales desarrollan raíces alimentarias en la superficie del suelo que compiten
con otros cultivos, si se piensa sembrar un cultivo intercalado se lo debe hacer
con mayor distanciamiento.
FIGURA 3 Espaciamiento
Control de plagas y enfermedades
Los árboles frutales estarán mejor preparados para resistir plagas y
enfermedades si están plantados en condiciones que les sean favorables como
una adecuada luz solar, sombra, protección, drenaje y tipo de suelo. Muchos
problemas pueden evitarse si se practica una buena higiene agrícola. Plante
sólo árboles sanos, remueva para que caiga el compost y los frutos infectados,
pode las ramas muertas y no lleve al huerto plantas infectadas de los
alrededores. Para mayor información (ver cartilla tecnológica 8).
Cultivo de frutales
Los árboles frutales, al igual que otras plantas, crecerán y producirán mejor si
reciben los cuidados necesarios.
Podas. Algunos árboles se benefician de las podas. Al sembrar,
seleccione ramas fuertes superiores para que se conviertan en el tronco
del árbol. Mientras el árbol crece pode las ramas que están muy cerca o
rozándose entre ellas. Esto permite que el aire y la luz circulen por el
árbol, reduciendo plagas y promoviendo la fructificación. Es necesario
podar las ramas débiles, las que se inclinan demasiado dejando los
frutos cerca del suelo y aquéllas donde animales o enfermedades las
puedan atacar. Eliminar del huerto las ramas podadas para que no
sirvan de caldo de cultivo a plagas y enfermedades.
FIGURA 4 Podas
Fertilización. La fertilización beneficia a los árboles, principalmente en el
momento de la siembra. Generalmente 2 kg de compost deben aplicarse
al plantar y luego, cada cuatro meses, se debe aplicar otro poco. Se
puede poner fertilizante o compost antes de la floración, nunca durante
la misma, y otra vez cuando el fruto está medio maduro. Colocar materia
orgánica o mucho debajo del árbol, ayudará a proveer de materia
orgánica, controlar malezas y retener la humedad en el suelo.
Riegos. Los frutales jóvenes son muy sensibles a sequías y necesitan
riegos diarios durante la temporada seca en los dos primeros años de
vida. Los árboles más viejos son más resistentes. Frutales como la
papaya se beneficiarán de riegos diarios durante toda su vida.
Consejos
7 Consejos Para Cuidar Tus Orquídeas
Las Orquídeas como cualquier planta, tiene requerimientos que deberás
atender para conseguir un buen crecimiento y una buena floración, que haga
saltar de belleza el espacio que tienes decorado con ellas. El éxito con estas
plantas dependen de que sepas como tratarlas desde el primer momento.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que las Orquídeas son plantas
diferentes al resto de las que conoces. Tienen necesidades diferentes,
especiales, para su cuidado y cultivo.
1.Riega Tus Orquídeas siempre en las mañanas:
A las orquídeas no les gusta dormir mojadas. Si riegas en la tarde o en la
noche las estas exponiendo a que se enfermen con hongos y bacterias.
La cantidad de agua depende del medio de cultivo donde esté creciendo.
Generalmente, el coco y las raíces de helecho o materiales similares necesitan
menos agua, porque retienen bastante la humedad.
2. Asegúrate que Tus Orquídeas están recibiendo la iluminación que
realmente necesitan:
Dependiendo de la especie que tengas, deberás conocer la cantidad de luz que
necesitan. Si no sabes, ofréceles una iluminación media y ellas se encargarán
de decirte si es mucha luz o poca luz. Generalmente cuando las tienes en
condiciones de mucha luz, se queman o se ponen amarillas. Cuando le estás
ofreciendo poca luz, las verás de un color verde oscuro.
3. Revisa periódicamente a Tus Orquídeas para detectar problemas de
plagas:
Esto es muy importante. Trata de revisar las hojas, las flores y los tallos de tus
orquídeas, al menos una o dos veces por semana. Con esta sencilla práctica
estarás previniéndolas constantemente de cualquier insecto que quiera
dañarla.
4. Dale comida a Tus Orquídeas. Fertilizante
Compra un fertilizante de lenta liberación (tiene forma de pequeñas esferas y lo
puedes encontrar en las tiendas de jardinería). Aplica una cucharada de este
fertilizante cada seis o siete meses.
Coloca una o dos veces por semana algún abono foliar tal como el 20-20-20 o
alguno similar, que sea balanceado (la misma cantidad en los tres números).
5. Trasplántalas cada dos o tres años.
Las orquídeas caminan por la maceta o tiesto. Cada cierto tiempo, se salen de
ese tiesto y tienes que cambiarlas para que sus raíces no empiecen a sufrir y
para que tu orquídea no pierda estabilidad.
6. Protégelas de la brisa.
Algunas orquídeas detestan la brisa fuerte a su alrededor. En este caso, esta
brisa las deseca y las marchita rápidamente. Evita las corrientes fuertes de
viento.
A las bandas por el contrario, le encanta la brisa, haciéndolas desarrollarse y
florecer muy bien.
7. Asegúrate si Tu Orquídea es terrestre o no.
La mayoría de las orquídeas no se siembran en tierra, son muy pocas las
Orquídeas terrestres. La mayoría de las que normalmente encuentras en las
tiendas de jardinería o que te regalan, son EPIFITAS, no requieren tierra.
Ponerlas en tierra es hacerlas morir definitivamente.
10 consejos para cuidar tiestos y macetas cuando llega la primavera
1. Ya puedes plantar los nuevos tiestos,
pero espera hasta que haya pasado la época
más fría si piensas cultivar plantas vulnerables a
las heladas. Hasta entonces, mantenlas en el
interior y en lugar soleado, de modo que
estén bien desarrolladas cuando el peligro haya
pasado y puedas sacarlas.
2. Fortalécelas de forma gradual, dejándolas fuera un poco más cada día.
3. Conserva húmeda la tierra de los tiestos,
especialmente en aquellos recién plantados.
4. Ya puedes sembrar y trasplantar las plantas anuales o
permanentes. Para ello descarta cualquier tipo de protección (plásticos, telas,
etc.) y cualquier brote muerto o no deseado. Elimina los 5 cm superiores de
la tierra de cultivo y reemplázala con tierra nueva, incorporando algunos
gránulos de fertilizante de liberación lenta.
5. También puedes empezar a trasplantar y
cortar las herbáceas perennes. Esto
incluye abonar y resembrar el césped, por
ejemplo.
6. A medida que aumenta la temperatura
exterior, busca señales de enfermedades y
plagas, y ataca los problemas de
inmediato.
7. Comprueba los tiestos colgantes y
los soportes de las jardineras de
ventana, para asegurarte de que siguen
bien sujetos y en buen estado (el frío y la
lluvia pueden estropear los materiales de
sujeción y provocar un accidente
importante).
8. Ya puedes plantar bulbos y rizomas,
cuidar y colorear las hortensias, y
abonar y cuidar los rosales.
9. Toca podar ya los setos caducifolios y
perennes, así como practicar esquejes,
acodos y estacas.
10. Ya se puede labrar la tierra y abonar en general
El cuidado de las hojas de las plantas variegadas
Se debe evitar que las plantas variegadas queden expuestas a las
corrientes de aire. Si las sufren, su vida no correrá peligro, al menos si no son
corrientes muy fuertes. Pero, como consecuencia, perderán las hojas, su
principal valor decorativo.
Para cuidar sus hojas, por otra parte, sobre todo las más grandes y lisas (que
abundan en géneros como la maranta o la calatea), conviene limpiarlas cada
dos o tres semanas con un paño húmedo, con el fin de quitar el polvo y la
suciedad que pudiera acumularse sobre su superficie. El agua con que se
humedezca el paño tiene que estar a temperatura templada, para asegurarse
de no dañar las hojas.
Si se efectúa una poda de formación, hay que priorizar, por supuesto,
la eliminación de las hojas no variegadas. No solo porque quedarán más
bonitas en ese momento, sino porque, además, de esta forma se favorece que
este tipo de hojas sean mayoritarias en el desarrollo futuro del ejemplar. Y
también son los tallos con hojas variegadas los que conviene utilizar en caso
de que se desee multiplicarlos por medio de esquejes.
El ficus y sus cuidados
El ficus es una de las plantas de interior más difundidas, debido a que se
adapta bien a las temperaturas altas y a condiciones de poca luz y humedad
I
Existen varios tipos de plantas de
interior conocidas como ficus, pero en
realidad es un género de 900
especies, entre las cuales se
encuentran también árboles y
arbustos. En España se conoce por
ser una presencia clásica en la
decoración de salones y otras
estancias internas, además de terrazas y patios. Este artículo reseña las
características del ficus y proporciona algunos datos útiles para su
cultivo, como sus necesidades de riego, luz y poda, y qué plagas lo
atacan con mayor frecuencia.
El ficus, una de las plantas de interior más difundidas
Se llama ficus a un género compuesto por unas 900 especies vegetales,
muchas de ellas árboles y arbustos de buen tamaño. También pertenecen a
este mismo grupo muchos tipos de trepadoras y algunas de las plantas de
interior más conocidas y extendidas en nuestro país. De hecho, cuando se
habla de ficus, en general es para aludir a algunas de estas especies de
interior, como el llamado ficus lira (Ficus lyrata), el ficus benjamina (Ficus
benjamina) y el árbol del caucho o gomero (Ficus elastica).
El árbol del caucho, gomero o ficus de hoja grande es una de las plantas de
interior más famosas. Sus hojas son ovaladas, de un color verde oscuro y
alcanzan los 30 centímetros de largo. Las del ficus lira son algo más pequeñas
(miden entre 20 y 25 centímetros) y hacen que esta planta se conozca
como ficus de hoja de violín, ya que su forma presenta cierto parecido con la
de este instrumento musical. Las hojas del ficus benjamina, por su parte, son
mucho más pequeñas.
Pero también la higuera común, cuyo nombre científico es Ficus carica, forma
parte del mismo género, al igual que otras especies similares, como la
higuera africana (Ficus cyathistipula), el higuerón (Ficus citrifolia), la higuera
sagrada o de las pagodas (Ficus religiosa) o la higuera herrumbrosa (Ficus
rubiginosa).
Algunos datos útiles para el cultivo del ficus
Como suele ocurrir, la gran difusión de estas
especies se debe, en buena medida, a que se
adaptan muy bien a condiciones de alta
temperatura y poca luz y humedad. Las
temperaturas más apropiadas son las que se
encuentran entre los 13 y 24 ºC, aunque en
general pueden vivir al exterior en zonas que no
sufran heladas (es decir, donde la temperatura no
baje de 0 ºC) incluso expuestas al sol. Si se
cultivan en interior, se debe procurar que les dé la
mayor cantidad posible de luz natural.
Necesitan poco riego: dos veces por semana
en verano y una en invierno (o incluso menos, en regiones húmedas: cada 8
o 10 días). En general, conviene observar que el drenaje del sustrato sea
bueno y que este se halle seco antes de regar de nuevo. Si las hojas
amarillean y tienden a caerse, será una señal de exceso de riego. En tal caso,
hay que dejar de regar hasta que la tierra esté seca. Pero si las hojas se
marchitan, el problema será el contrario: falta de agua.
Una característica de estas plantas es la secreción de una sustancia lechosa
llamada látex. Su función original es proteger al ejemplar de posibles
depredadores, además de sanar sus heridas. Contiene hidrocarburos, goma,
alcaloides, aceites y enzimas, y durante mucho tiempo se empleó para la
fabricación del caucho (de ahí el nombre árbol del caucho). Hay que tener
cuidado con este látex, pues es tóxico para los seres humanos y el mero
contacto con la piel puede causar irritaciones.
Poda y plagas del ficus
La poda que se utiliza con estas plantas es sobre todo de formación y
para evitar que crezcan demasiado. De hecho, al podar las ramas superiores
se favorece un mayor crecimiento de hojas en la parte inferior y se logra que el
conjunto gane en frondosidad. Además, como se multiplican por esquejes,
las ramas cortadas pueden dar lugar a nuevos ejemplares.
El ficus segrega una sustancia lechosa llamada látex, usada durante mucho
tiempo para la elaboración de caucho
En general, tras la poda, el látex de la propia planta debería actuar como
un cicatrizante natural. Pero si se observa que tarda en secar o que podría
infectarse, los expertos recomiendan utilizar polvo de carbón o ceniza para
acelerar el proceso.
Los ficus son muy resistentes a las plagas. Los agentes que más pueden
afectarlos son las cochinillas, que se eliminan con alcohol metílico (aplicado
con un trocito de algodón), y la araña roja, ante cuya aparición es conveniente
pulverizar una solución de agua y algún acaricida. En menor medida, el ficus
puede ser atacado por pulgones o sufrir el efecto de hongos en las hojas o
bacterias que generen tumores en las raíces.