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BOTÁNICA DE CAMPO IX
JARDINES DEL REAL – 2ª PARTE
LA PRIMAVERA EN EL JARDÍN
Ya estuvimos aquí hace solo dos meses
visitando una parte del jardín.
Empezaba a asomar la primavera
y muchos de los árboles, casi desconocidos,
nos miraban contristados y desnudos de su anterior follaje.
Hoy, ya avanzada la estación
donde Natura se atavía con todos sus matices,
podemos volver a saludar a la Sofora
con sus alegres ramos de hojas verdegay,
volvemos a ver al Ginkgo, más maduro,
con sus recientes hojas que semejan extrañas mariposas,
volvemos a ver la Grevillea, pero esta vez con sus cobrizas flores,
y todo aparenta tan distinto que nos parece estar en otro sitio.
Todo parece haber cambiado.
Las gotas de lluvia que entonces nos salpicaron,
se han transformado hoy en gotas de luz
que iluminan y reverberan con fuertes contrastes
los colores de la callada vegetación.
Todo parece distinto menos el pino y el ciprés,
la araucaria y las palmeras, que desde sus alturas,
cabecean con la suave brisa alegrándose por vernos otra vez.
Hoy, ya entrada con fuerza y plenitud la primavera;
renacidos los pétalos y asomadas las yemas,
venimos a pasear entre los viejos árboles amigos,
con la seguridad de que estarán ahí cuando volvamos.
Y al regresar en otra primavera como ésta,
tal vez de la mano de un nieto que escuchará nuestro relato,
sentados en la hierba, admiraremos la hermosa floración
y su nuevo vestido de hojas esplendentes.
EL JARDÍN
Ya visitamos los Jardines del Real, llamados también Jardín de Viveros, en una
salida anterior, concretamente en la clase de Botánica de Campo VII. Ya se explicó
entonces el origen del jardín y todas sus vicisitudes hasta el día de hoy. El último
hecho más importante que afectó al jardín fue en 1903 cuando el Ayuntamiento de
Valencia comenzó a explotarlo como viveros municipales. Desde entonces ha sufrido
algunas mejoras y ampliaciones. En la primera visita entramos por la puerta
principal e hicimos un recorrido por la parte más antigua. En esta ocasión hemos
comenzado por la primera puerta lateral y por el camino que allí se abre, hemos
emprendido el paseo, desde donde lo dejamos, hasta casi el final, dejando de visitar
la zona más moderna que tiene su entrada por la calle Jaca, frente a la Hípica.
DESCRIPCIÓN BOTÁNICA
Así pues, comenzamos la segunda parte de este recorrido, entrando por la
puerta lateral de los jardines, que enfrenta con la avenida de Blasco Ibáñez.
Tenemos en la entrada un robusto Ombú (Phytolacca dioica) que vive como
hermanado con un ciprés de Arizona (Cupressus arizonica), que seguro que tienen
las raíces entrelazadas, pues sale de la misma base del tronco del ombú. Yucas y
cipreses comunes se hayan esparcidos por los alrededores. En el centro del paseo
que nos conduce al centro del jardín, hay una alineación de jacarandas (Jacaranda
mimosifolia). A la izquierda del paseo, arces negundos (Acer negundo), árbol del
amor (Cercis siliquastrum), ficus nitida (Ficus nitida) y laurel (Laurus nobilis). Si
volvemos de nuevo a nuestra derecha, veremos unos tilos (Tilia platyphyllos) con sus
nuevas y nobles hojas, y más cipreses (Cupressus sempervirens), una hermosa ceiba
(Ceiba speciosa, o Chorisia especiosa), algunos ginkgos (Ginkgo biloba) y soforas
(Sophora japonica. var. pendula), para terminar el paseo de la entrada con una vieja
y vigorosa brousonetia (Broussonetia papyrifera).
Ombú (Phytolacca dioica). Detalle del tronco, las hojas y la infrutescencia
Tilo (Tilia platyphillos) con sus frutos
Sofora (Sophora japónica var. pendula)
Morera del papel (Broussonetia papyrifera) con detalle de sus frutos maduros
Hemos llegado al punto donde la vez anterior nos detuvimos a admirar un
precioso podocarpo (Podocarpus macrophyllus) y frente a él, hemos visto tres
bonitos arces plateados (Acer saccharinum), más tilos y una esterculia (Esterculia
platanifolia), también descrita como Firmiana simplex. Continuemos ahora por el
camino donde antes estaba la entrada del Parque Zoológico. Allí veremos una
Cheflera (Schefflera digitata) y desde allí, cruzando al lado opuesto, encontraremos
unos pinos canarios (Pinus canariensis), otras soforas y un cedro (Cedrus deodara).
En la replaza aneja un ficus (Ficus microcarpa), varios almeces (Celtis orientalis), más
pinos carrasco y también brachichiton (Brachychiton pupulneus).
Arce plateado (Acer saccharinum). Detalle de hojas y los frutos alados.
Continuando derechos hacia adelante vemos grupos de altos plátanos
(Platanus orientalis x hispanica) y más pinos carrasco. Con estos desembocamos en
una explanada donde existe una pequeña construcción de madera: un palomar.
Desde aquí nos acompañan más pinos carrasco y gruesos pinos piñoneros (Pinus
pinea), en el centro de la explanada una altísima Washingtonia (Washingtonia
robusta) y a la derecha una drácena (Dracaena drago). Continuan acompañándonos
más pinos piñoneros, yucas, cipreses, un olivo (Olea europea) y un ficus Ali (Ficus
bennendijkii) que reposa recogido y solitario en un pequeño espacio lateral a
nuestra izquierda.
Firmiana (Firmiana simplex. Sin: Esterculia platanifolia).
Seflera (Schefflera digitata)
Hemos llegado al final de nuestro paseo en dirección nordeste, como antes he
dicho, dejaremos delante un amplio paseo escoltado por altos cipreses (Cupressus
sempervirens var. columnaris) que vemos desde lejos y que flanquean la entrada
desde la calle Jaca.
Después de nuestro solitario ficus Ali, nos encontramos con una senda de
losas que se eleva sobre el terreno, formando una curva que nos conducirá hacia el
camino de vuelta. Desde ese pequeño promontorio, vemos unos robles (Quercus
robur), más chorisias, plátanos, cipreses, falsas pimientas (Schinus molle) y algunos
álamos (Populus alba). Continuamos el camino de regreso en dirección sur y
llegamos a un estanque con unos surtidores en el centro que llaman a refrescarnos,
pues el calor y el cansancio ya empiezan a hacer mella, pero no podemos meternos
en la fuente, sería muy divertido, pero no sería correcto. Olvidémonos de la fuente y
el agua de su alberca. Escoltando dicha fuente hay un reducido prado con palmeras
washingtonias, ficus nitida y microcarpa, y a la izquierda de este punto, en una
replaza, descubrimos un rodal con varios árboles del coral (Erythrina crista-galli) y
un joven ciprés de los pantanos (Taxodium distichu. var. pendula) que no hemos
conocido en ninguna otra ocasión.
El resto de los árboles que vamos a encontrar ya los vimos a la ida: plátanos,
chorisias, soforas, jacarandas, almeces, pinos y palmeras washingtonias.
Roble (Quercus robur) con detalle de los frutos
Árbol del coral (Erythrina crista-galli) en flor.
Ciprés de los pantanos (Taxodium distichum pendula)
Desde aquí, continuamos el camino de vuelta vordeando la rosaleda dedicada
al Dr. D. Vicente López Rosat, que fue alcalde de Valencia desde 1969 hasta 1973 y
que nos condujo hacia la entrada principal donde dimos por terminada nuestra
excursión botánica.
Algo cansados por el paseo y un poco agotados por tantas especies diferentes
como vimos, nos llegamos al bar que hay frente al Museo de Ciencias Naturales,
donde descansamos y, como tenemos por costumbre, disfrutamos de una amigable
charla, frente a unas refrescantes cervezas, despidiéndonos hasta el próximo curso
donde volveremos a encontrarnos para conocer más y más cosas de nuestro
entorno vegetal.
Gracias por vuestra asistencia y hasta la próxima.
Podocarpus monumental a cuyos pies reposamos después de la clase.
En un momento de las explicaciones bajo un sol de justicia.