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Difusión y Divulgación
La ciencia es una actividad grupal, de intercambio de información, ideas y
resultados, que también implica la discusión de la interpretación de los datos con
el objetivo de encontrar la verdad o llegar a un consenso de interpretación;
requiere por lo tanto del acto de la comunicación, que a su vez depende de un
lenguaje.
Para Charaudeau (1984), el lenguaje es un acto de escenificación que “se
desarrolla en un doble espacio de significación que combina las practicas del
hacer (instancia situacional) y del Decir (instancia discursiva).” Para cada uno de
estos espacios se requiere de dos tipos de sujetos: el que comunica y el que
interpreta, en este sentido, la comunicación en y sobre la ciencia comparte
elementos comunes a otros tipos de comunicación; en la comunicación intervienen
un emisor, un mensaje, un receptor, un medio y un contexto (Tappan y Alboukrek,
1992).
Considerando las características de los participantes en el proceso comunicativo
se pueden encontrar dos criterios que definen el tipo de comunicación, estos
criterios son: el estatuto de saber (simétrico o asimétrico) y el tipo de
contrato/contexto de relación entre ellos (Berruecos, 1995). Lo anterior implica tres
posibilidades para el desarrollo del espacio del decir, denominados “dominios”: el
cotidiano, el de especialización y el de vulgarización (Charaudeau, 1985).
En el “decir cotidiano” tanto el emisor como el receptor se ubican en una relación
de igualdad con respecto al “saber” y fuera de un ámbito socio-profesional; el
“decir especializado” establece una relación simétrica entre los participantes, en
tanto que ambas partes comparten un mismo contexto socio-profesional o técnico
delimitado y específico; por su parte, en la “vulgarización” también conocida como
“divulgación” existe una distorsión del estatuto del “saber” sobre un dominio
específico, se asume que una de las partes posee el “saber” mientras que la parte
interpretante no lo tiene (Estrada, 1981).
Definición de difusión
La definición de difusión parte, de acuerdo con Berruecos y otros autores, a partir
del discurso científico. Se establece que es un discurso base, primario y original
con alcances sólo en una comunidad reducida y determinado a un emisor y a un
receptor-interlocutor con posiciones equivalentes respecto a su competencia de
saber. El emisor es un especialista en el mismo campo que el receptor, ambos
pertenecen a una comunidad científica.
Berruecos define a la Difusión de la Ciencia como “la comunicación entre pares”,
es decir, entre colegas que expresan resultados y logros, proponen líneas de
trabajo y buscan encuentros productivos entre múltiples disciplinas. De esta forma,
la especialización establece una relación simétrica entre el sujeto que comunica
(YOc) y el sujeto que interpreta (TUi) respecto al estatuto de “saber” (YOc=Tui),
situándolos dentro de un marco socio-profesional o técnico delimitado y
específico” (Berruecos, 1995).
Otras dos importantes diferencias entra la difusión y la divulgación son el sentido
de la comunicación y el tipo de contrato entre las partes. La difusión es un diálogo
entre iguales, el emisor es a su vez receptor, el receptor del primer mensaje se
encuentra en posibilidades de responder en igualdad de términos al emisor y
establecer un diálogo; aun cuando se presenten ligeras disparidades en el nivel de
conocimiento, ambos aportan y ambos aprenden en el contexto de una estructura
formal. En la divulgación la comunicación es unidireccional, a manera de
enseñanza, pero en un proceso de educación no formalizada en la cual no se
verifica la integración del conocimiento.
Definición de divulgación
La Divulgación de la Ciencia es una actividad relativamente nueva, los
divulgadores (científicos o no) hacen el papel de intermediarios entre la comunidad
y el público en general. El objetivo de la divulgación es ayudar a que los legos
comprendan el discurso científico, para ello se valen de recursos para adaptar,
simplificar y explicar el conocimiento científico a los no científicos; y con ello
contribuir a eliminar ideas científicamente erróneas, pensamiento mágico y
supersticiones (Mora, Fayard).
Algunos autores, entre ellos Schiele y Jacobi, definen a la divulgación como el
acto de llevar los resultados de la investigación científica al mayor número de
personas posible; individuos que no pertenecen a la comunidad científica y que se
encuentran menos beneficiados por la cultura. Para Manuel Calvo se trata de
“transmitir conocimientos en el lenguaje de todos lo que ha sido concebido y
elaborado en el lenguaje de unos pocos” (Calvo), el mismo autor considera a la
divulgación en su más amplio sentido como “todo tipo de actividades de
ampliación y actualización del conocimiento, con una sola condición: que sean
tareas extraescolares, que se encuentren fuera de la enseñanza académica y
reglada”.
El CONACYT también considera que la divulgación se da entre un emisor con el
conocimiento y el público en general. El apartado 1 de los Criterios Generales
2013-2014, del índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y
Tecnológica del CONACYT a la letra establece:
Por definición, las revistas de divulgación científica y tecnológica se dirigen al
público en general, a públicos segmentados o audiencias sectoriales. En tal
orientación, deben estar escritas en un lenguaje accesible y correspondiente al
público objetivo, con un discurso escrito que aproveche al máximo los recursos
narrativos, literarios y gramaticales, así como los recursos del periodismo
generalista y del periodismo de investigación especializado en ciencia y
tecnología.
Diferencia entre Difusión y Divulgación
La difusión se da entre pares, el emisor y el receptor se encuentran en niveles
similares de conocimiento; en la divulgación hay una disparidad en nivel de
conocimiento entre el emisor y el receptor.
El lenguaje, los medios y las formas suelen ser diferentes. De acuerdo con
Espinosa-Santos (2010): “La difusión es la propagación del conocimiento entre
especialistas y constituye un discurso diferente, contiene un conjunto de
elementos o signos propios de un discurso especializado y una estructura que se
constituye en factores a la hora de su evaluación.” La misma autora al citar a
Canale y Swain (1980) menciona que si bien tanto la difusión como la divulgación
son actividades de comunicación, hay diferencias en el discurso en los aspectos
verbal y pragmático. Para lograr una buena comunicación, en ambas, se debe
considerar el conocimiento de las estructuras lingüísticas de los involucrados, la
adecuación al contexto, la coherencia del discurso y las estrategias elegidas para
comunicar el mensaje.
En el proceso de difusión el mensaje (discurso científico) es serio, objetivo,
atemporal e impersonal. El sujeto desaparece para dar autonomía y relevancia al
contenido; hace uso de un léxico específico, producto de definiciones o consensos
en la disciplina para eliminar ambigüedades, tiene por objetivo implantar la
univocidad e instaurar la monosemización y se caracteriza por su alta densidad
semántica; para la completa y correcta interpretación del mensaje ambos
interlocutores deben pertenecer a la misma comunidad y compartir niveles de
saber semejantes (Berruecos, 1995).
En contraste, en la divulgación el emisor y el receptor no pertenecen a la misma
comunidad, las diferencias en el nivel de conocimiento son marcadas y ambos
factores impactan en el discurso. Es preciso decodificar el mensaje, transformarlo
para solventar las diferencias entre el emisor (comunidad científica) y el receptor
(público lego) y que las diferencias en nivel de conocimiento, la pertenencia a
diferentes círculos socio-profesionales y el lenguaje original del mensaje no sean
un problema para la comunicación efectiva; la divulgación es un proceso de
mediación en la transmisión del conocimiento (Berruecos, 1995).
Comunicación del conocimiento científico
La comunicación del conocimiento científico a no científicos puede recibir diversos
nombres: popularización de la ciencia, periodismo científico, divulgación científica,
enseñanza de las ciencias, etcétera.
La popularización de la ciencia es quizá la primera forma de acercar a la
población a la ciencia, pero sólo a sus resultados y con frecuencia en un marco de
misterio y gran expectación, casi a manera de espectáculo. La ciencia se presenta
como una actividad con resultados sorprendentes, altamente vistosos pero no se
explican los conocimientos detrás del espectáculo, o se hace de manera muy
somera. Este tipo de actividad no ha sido bien aceptada por los propios científicos,
quienes opinan que la ciencia se caricaturiza y el conocimiento se distorsiona; se
corre el riesgo de que el público sea más atraído por la forma, dejando en
segundo término los contenidos.
Sin embargo, también se considera a la popularización de la ciencia como una
estrategia democratizadora que contribuye a que poblaciones marginadas de los
espacios formales de aprendizaje participen en la construcción social del
conocimiento científico (Merino, G. y M. Roncoroni, 2000).
El periodismo científico es una actividad que engloba tanto a las actividades
periodísticas como a la ciencia: es periodismo en tanto se ejerce como una
actividad de comunicación con componentes de materia informativa; como
especialidad del periodismo informa al lector sobre temas del ámbito científico y
tecnológico a través de los medios de comunicación. Se distingue de la
divulgación en dos aspectos principales: a) el vehículo utilizado, la divulgación se
vale de diversos medios, el periodismo científico requiere de los medios de
comunicación de masas; b) el periodismo informa, aun cuando para ello requiera
incluir las explicaciones necesarias; en la divulgación los hechos pueden
matizarse, es válido modificar las formas en tanto que se conserve el fondo, es
decir, se respete la información que se desea comunicar.
La comunicación científica pública es una corriente que surge con el objetivo de
democratizar el conocimiento científico y empoderar en materia de ciencia y
tecnología a los ciudadanos; de manera que el público en general pueda participar
en debates en diálogo directo con científicos. El concepto es que un ciudadano
bien informado puede participar en la toma de decisiones sobre cuestiones vitales,
puesto que se parte de la idea de que cualquier ciudadano, si se le explica, puede
entender a la ciencia y la tecnología (Mora, 2000).
Importancia de la Divulgación
Las ciencias y las tecnologías en los últimos años han sido sujetas a la
gobernanza, que comprende la definición de normas de la actividad científica, el
fortalecimiento de las capacidades éticas de los científicos y de la enseñanza de la
ciencia; así mismo se precisa la sensibilización de la población mediante la
divulgación mediática de los conocimientos en ciencia y tecnología. La
participación de los ciudadanos en la toma de decisiones, en la mejora de su
calidad de vida y de los derechos del ambiente y su comunidad cada día depende
más del grado de conocimiento público de la ciencia, y eso llevará a tener mejores
ciudadanos (Calvo, 2002).
El interés creciente por el conocimiento científico por parte de la población en
general hace necesario que los profesionales en ciencia se interesen por construir
un puente fluido de comunicación que ubique a la ciencia y a los científicos en su
justa dimensión. El entendimiento de cómo funciona la ciencia y la tecnología
provocará grandes beneficios, por un lado le permitirá al ciudadano común
incorporar los saberes y sobre todo el pensamiento crítico en su vida cotidiana,
protegiéndolo de la pseudociencia que actualmente goza de gran popularidad; por
otra parte, la comprensión del proceso de generación del conocimiento científico y
la importancia de éste en la sociedad mejorará la imagen pública y conseguirá el
apoyo de los ciudadanos al otorgamiento de los recursos públicos imprescindibles
para el desarrollo y mantenimiento de la actividad científica (Ovejero, 2002).
Complejidades al hacer Divulgación Científica
La divulgación de la ciencia no es tarea sencilla, las teorías científicas son
expresadas frecuentemente en un lenguaje ajeno a la población común, el
conocimiento científico requiere para su comprensión un alto nivel de desarrollo
cognitivo que escapa a la percepción y el sentido común; por otra parte, al público
en general suelen resultarle más atractivos aquellos conocimientos que generan
resultados psicológicamente impactantes, especialmente cuando tienen amplia
cobertura mediática; los resultados en apariencia más modestos no suelen captar
la atención e incluso resultan decepcionantes debido a que no se comprenden las
implicaciones o el proceso involucrado en su gestación (Ursua, 1993).
En cuanto a la transmisión de los contenidos, el divulgador tiene el reto de
condensar la información, pero “la mayor dificultad es hacer compatible la
exposición del hecho o de la teoría científica con la claridad y la amenidad
exigibles a quien se está dirigiendo a un público generalizado y heterogéneo. La
acogida del público, en lo que se refiere a cuestiones de ciencia y técnica, está
relacionada con la combinación, ya citada, del rigor científico con la claridad
expositiva y con el arte de divulgar el conocimiento” (Calvo, 2003).
Más allá de las discusiones sobre los diversos nombres que se le han dado a la
actividad de llevar el conocimiento científico al público en general, existe consenso
en cuanto a que el objetivo va más allá de la transmisión de la información;
también se busca ayudar al público a comprender cómo se hace la ciencia y de
que manera su aplicación lleva a la tecnología. Es importante, aunque este
aspecto no siempre se cubre, que el público se acerque al método científico, lo
conozca y con ello logre una mejor comprensión de cómo trabajan los
investigadores; que se resalte la búsqueda de la objetividad, se contribuya a
desarrollar la capacidad de hacer modelos de la realidad, y se reconozca la
necesidad de la verificación experimental y la aceptación del error (Tagüeña et al,
2006).
Para lograrlo es necesario, además de asumir que hay una brecha de
conocimiento entre el divulgador y el receptor, advertir que la teoría del
aprendizaje demuestra que las personas aprenden mejor cuando los hechos y las
teorías tienen un significado para el receptor, en estos casos aún las personas con
poca o limitada educación formal pueden entender información compleja y
conceptos técnicos especializados si la información es relevante para ellos y sobre
todo si incide en uno o varios aspectos de su vida cotidiana.
La divulgación de la ciencia no es una actividad sencilla ni irrelevante, no solo
supone la transmisión de conocimientos de una elite privilegiada a una población
inculta científicamente, requiere en si misma del mismo rigor y entrega de otras
actividades científicas. La ciencia debe tomar responsabilidad social y el
divulgador debe tener una clara visión del mensaje que desea comunicar, los
objetivos que pretende alcanzar y los medios idóneas para la comunicación; de
manera que pueda diseñar estrategias para construir un puente de diálogo que
permita la comprensión del proceso de generación de conocimiento científico,
escuchar a los no científicos para que lejos de desatender sus ideas, las contraste
con su conocimiento y las someta al rigor de la investigación científica y proponga
soluciones que contribuyan al desarrollo humano; para ello se requiere además de
un sólido conocimiento de su disciplina y dominio del método científico,
sensibilidad a las necesidades humanas, vocación pedagógica y placer por
comunicar (Calvo, 2000; UNESCO, 2005).
Los medios masivos de comunicación (televisión, radio, periódicos y revistas) y los
espacios tradicionalmente destinados al acercamiento del conocimiento científico y
tecnológico con el público (museos, planetarios, bibliotecas, ferias científicas)
pueden complementarse con los recursos que las TICs ofrecen para atraer a una
mayor audiencia.