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EL SERVICIO
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada,
si es de servicio, en servir.....” (Ro 12: 6-7)
INTRODUCCIÓN
Todo aquel que fue llamado por el Señor debe ser un servidor (Ex. 8:1). Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto para que
lo sirviera, así mismo nos sacó a nosotros del dominio de las tinieblas para llevarnos a su luz y hacernos útiles en su
obra. El servicio al Señor es un don especial, sin embargo, cada hijo de Dios trae una función específica para desarrollar
dentro del cuerpo de Cristo (1 Co. 12:14-18). Debería ser un llamado familiar, como dijo Josué, quien llama al pueblo a
servir a Dios con integridad y en verdad y luego reafirma que él y su casa servirán a Jehová (Jos. 24:15).
DESARROLLO
Para ser un servidor de Dios, lo fundamental es que antes seamos adoradores de Dios (Mat. 4:10) esa fue la diferencia
que tuvieron María y Marta, para poder servir adecuadamente Al Señor (Luc. 10:40-42). La palabra hebrea más usada
en el Antiguo Testamento para servicio es Abodá que significa trabajo de toda clase, ser esclavo para servir, ser idóneo,
labor, ministerio o ministrar, obra, oficio, rito, servidumbre, siervo, tarea y trabajar.
En el nuevo testamento se utilizan varias palabras griegas de la palabra servicio.
Diakoneo = servir a, administrar, ayudar, expedir, ministrar, distribución.
Diakonía = ayuda, quehacer, servicio, socorro, ministerio.
Diakonos = hacer mandados, ayudante, ministro, servidor, sirviente.
Leitourgía = función pública de un servidor.
CARACTERÍSTICAS DEL SERVICIO
El servicio no se reduce a tener privilegios dentro de la iglesia, es una función específica dentro del cuerpo de Cristo, que
comienza cuando estando en la calidad de Santos, somos capacitados (gr. Katartismos: equipar completamente) primero
para la obra del ministerio (gr. Diakonia) luego para poder edificar (gr. Oikodome: edificar, construir) al cuerpo de Cristo
(Ef. 4:12) por eso es que El Señor al hablar del servicio se expresó como algo más allá de ocuparse de las tareas de una
congregación “... el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.”
(Mat. 20:28).
El servicio debe ser hecho como para el Señor (Col. 3:17)
Debemos servir mucho mejor, porque son hermanos los que se han de beneficiar de nuestro servicio (1 Ti. 6:2) además
que se hace como para El y no para los hombres (Ef. 6:6-8). Si partimos de esta base, entonces no debemos de pensar
si será reconocido nuestro trabajo, porque aunque nadie sepa lo que hemos realizado, fue tomado en cuenta por Dios y
nos darán un galardón, aunque haya sido solamente un vaso de agua lo que servimos (Mat. 10:42).
Condiciones del servicio
Delegación. En el tabernáculo de moisés, los Levitas se distinguían por las vestiduras que tenían para poder servir en el
tabernáculo (Ex 31:10). Esto es figura de la delegación para servir porque nadie puede servir si no ha sido enviado o
delegado, al ser enviado, el trabajo que hacemos es más productivo, como Felipe que fue a predicar a Samaria (Hch.
8:5-8). Cuando Jesús envió a los discípulos a predicar, al regreso ellos venían contentos de ver cómo se les sujetaron
demonios en el nombre de Jesús (Luc. 10:17)
Instrucciones. Es necesario saber cómo realizar la obra que nos han encomendado, cuando Dios llamó a moisés para
libertar a su pueblo, le dio instrucciones específicas de la forma en que tenía que presentarse delante de Faraón (Ex.
3:11). Pablo dijo al rey Agripa que Dios lo había llamado para que le abriera los ojos a los gentiles y convertirse de las
tinieblas a la luz (Hch. 26:16-18).
La ubicación. Para hacer un buen servicio, Dios da sabiduría y dones para que podamos trabajar. Bezaleel y Aholiab
recibieron sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario (Ex 36:1). Estos hombres no
solo recibieron estos dones sino también la capacidad de enseñar a otros (Ex 35:34). Dios nos llama a servir por nuestra
fidelidad, no porque seamos aptos (2 Ti. 2:2). Dentro del cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros tiene una función que
puede cumplir, como Tabita que sabía muy bien la función que le correspondía y era de mucha bendición para todas las
viudas que estaban dentro de la iglesia en Jope (Hch. 9:36-39).
Actitudes en el servicio al Señor
En la parábola de los 2 hijos, Jesús compara la respuesta de ambos cuando son llamados a servir a la viña del Padre, y
pregunta quien fue el que hizo la voluntad del Padre (Mat. 21:28-31). En el llamado a servir es donde se muestra
actitudes que hará evidente el gozo con el que estamos sirviendo a Dios. Veamos algunas actitudes.
SERVIR CON TEMOR (Sal 2:11) Dios ve y conoce nuestro corazón, si servimos como el mayordomo que fue encontrado
fiel, lo pusieron sobre todos los bienes, el mayordomo infiel al contrario, es un ejemplo de la forma en la que no debemos
de comportarnos en el servicio (Luc. 12:41-46). Cuando le entregaron talentos para administrarlos a los 3 hombres, el
que no tuvo temor, sino miedo, escondió el talento y cuando lo llamaron cuando para dar cuenta de su servicio, le
quitaron aún lo poco que tenía (Mt 25:15-29).
SERVIR CON ALEGRIA (Sal 100:2) Cuando los apóstoles fueron llamados al Sanedrín, salieron gozosos de ser
hallados dignos de padecer por causa del nombre del Señor (Hch. 5:40-41). Pablo le escribe a los Filipenses que todo lo
que hagan sea sin murmurar ni contender porque es Dios quien ha puesto en ellos el querer como el hace para efectuar
un buen servicio (Fil. 2:13-14)
SERVIR CON SINCERIDAD (Col 3:22-24) El servicio es para hacerlo en todo momento, no solamente cuando nos están
mirando, esperando la recompensa celestial del Padre. Pablo decía que algunos predicaban por envidia y contienda, con
el propósito de añadirle males a sus prisiones, pero otros lo hacían por amor (Fil. 1:15-17) según como sea nuestro
corazón para servir, tendremos recompensa “porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido y sirviendo aún, a los santos” (Heb. 6:10)
ALGUNAS FORMAS DE SERVICIO AL SEÑOR
Para servir a nuestro Dios no existe solamente una forma, lo podemos hacer en todo lugar, pero la Biblia marca algunas
que son necesarias de realizar, recordemos que todo lo que hagamos debe ser como para El Señor
CON NUESTROS BIENES (2 Co 8:4, 9:12) Debemos estar atentos para cubrir a otros, espiritual y materialmente. “por
cuanto lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, a mí lo hicisteis.” (Mt 25:40). Diezmando, ofrendando y dando de lo propio
para la obra y necesidades de otros o dar porque amamos y tenemos gratitud por la provisión recibida. Durante el
ministerio terrenal del Señor, muchas mujeres le servían con sus bienes para sostenerlo a El y a sus discípulos (Luc 8:3).
CON AYUNOS Y ORACIONES. (Luc 2:37) Intercediendo por la familia, la congregación, el país. Esta es una forma de
servicio, no se mira pero que produce efectos grandiosos dentro del cuerpo de Cristo. Cuando la iglesia hacía oración
para que Pedro fuera liberado, Dios envió un ángel que le abrió las puertas de la cárcel y lo sacó fuera (Hch 12:5).
CON NUESTRO TIEMPO (Mar. 1:16-20) Cuando Jesús le hizo el llamado a los primeros discípulos, ellos estuvieron
dispuestos a dejar todo para seguirlo. No es necesario para servir a Dios que dejemos todo, sino que el tiempo que
estamos ofrendando a Dios sea lo que Él espera de nosotros. Filemón estaba dispuesto a hospedar a los hermanos y les
confortaba cuando los atendía en su hogar (Flm. 1:6) Timoteo y Enésimo eran ayudas de Pablo y eran enviados con el
propósito de bendecir a las iglesias.
CONCLUSIÓN
La ministración que recibimos de parte de Dios para realizar nuestro servicio, va a repercutir en la forma de trabajar
secularmente y en todos los ámbitos de nuestra vida. Los frutos de un buen cristiano se van a evidenciar entre los de
afuera (1 Ti: 3-7). La Biblia nos exhorta a servir bien aún a aquellos que son difíciles de sobrellevar. Pablo nos anima a
hacerlo con sencillez de nuestro corazón, “no sirviendo al ojo humano, como los que quieren agradar a los hombres, sino
como siervos de Cristo, de corazón, haciendo lo que a Dios le agrada, sirviendo de buena voluntad” (Ef. 6:5-7)
(1 Sa. 12:24) “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes
cosas ha hecho por vosotros.”