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La motivación para servir a Cristo
Pastor CRISTIAN TEJERO AVILÉS
Dios ha tratado mucho tiempo mi corazón con esto, este es un mensaje directo al
corazón, a nuestro corazón, yo entiendo que todos amamos a Dios y deseamos recibir una
palabra que nos forme como siervos suyos, siervos conforme a su deseo.
¿Cuántas veces nos hemos sentido que estamos en una fila equivocada? Por ejemplo,
estamos en un banco haciendo fila y de repente nos dicen: “no, ésta es la fila para atender
sólo a los clientes de este banco”, y entonces tenemos que irnos a la otra fila, después de
estar horas esperando, para finalmente darnos cuenta que estábamos en la fila equivocada.
Sin olvidarnos de este ejemplo, vamos a hacernos ciertas preguntas. Alguna vez nos hemos
preguntado: “Señor ¿por qué no recibimos bendición? otros se pueden preguntan, “¿por
qué, Señor, la pasamos mal?, ¿por qué vino la enfermedad?”. Todos nosotros nos hacemos
preguntas de ese tipo, nos preguntamos el porqué de situaciones que nos toca atravesar.
Vamos a comenzar en una escritura del Antiguo Testamento.
Deuteronomio 28:47
“Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la
abundancia de todas las cosas”.
Podemos estar sirviendo a Dios pero no con alegría, y no se olvide de las preguntas que
nos estamos planteando, porque nosotros necesitamos descubrir nuestro corazón, el
verdadero corazón con el cual estamos sirviendo en la iglesia hoy es importante para Dios.
¿Por qué la palabra dice con alegría y gozo de corazón? ¿Hay alguna diferencia entre la
alegría y el gozo de corazón? ¿Cuál es la diferencia? El gozo es permanente, viene del
espíritu, si no tenemos gozo entonces no estamos en el espíritu, o sea, el gozo es un estado
espiritual, pero la alegría es un estado emocional, las emociones son algo del momento.
Podemos emocionarnos cuando alguien ora por nosotros y Dios responde a nuestra
necesidad, pero esa alegría no es permanente, nos durará hasta que tengamos una nueva
necesidad que requiera ser suplida.
El gozo del corazón significa que nuestra postura frente a la circunstancia, frente al día a
día, debe estar en gozo permanente, ¿cuál es el gozo permanente? ¿Cómo podemos
mostrar que estamos en gozo permanente? Es cuando hemos decidido que ninguna
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circunstancia nos va a mover del gozo del corazón, cuando nuestras circunstancias, muchas
veces difíciles, no nos desenfocan de vivir en este gozo que tenemos en nuestro interior.
Entonces, a través de esta palabra, hemos descubierto que el servicio es algo que hay que
hacer honrando en todo tiempo a Dios, con el corazón correcto. Muchos de nosotros hemos
perdido el enfoque correcto del servicio porque no consideramos a quien estamos sirviendo
y como lo estamos sirviendo, y aunque no servimos para ser vistos de nadie, lo más
importante es saber que Dios mira en todo tiempo el corazón con que lo hacemos.
“Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la
abundancia de todas las cosas”
Juan 10:10 dice que: “el ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir, pero yo he
venido para que tengan vida y vida en abundancia”, eso es para que tengamos la vida de
Dios, la vida zoe, la vida que es plena, que nada está quebrado, que nada se pierde. Ahora
preguntémonos: ¿cuál es la verdadera motivación para vivir? Seamos honestos y
meditemos. ¿Cuántos han postulado a un trabajo, han tenido que moverse a otro lugar, han
tenido que moverse de un extremo de la ciudad a otra, para ir a buscar el trabajo? ¿Cuántas
veces hemos sabido de los padres o madres de familia, que se van a otra ciudad incluso,
para ganar más recursos? Todos buscamos la forma de movernos de un lugar a otro para
ganar más recursos, y estamos dispuestos a sacrificarnos, a levantarnos temprano, a
ponernos la ropa correcta, estamos dispuestos a quedarnos callados con nuestros
superiores, ¿por qué? Por el dinero. Jesús dijo que tú y yo no podemos servir a dos
señores, amaremos a uno y aborreceremos al otro. La gente está dispuesta a hacer cosas
tan grandes y tan extremas y los sacrificios pueden ser tan grandes por causa de ganar
dinero, pero nunca he conocido a gente o, tal vez, muy poca gente que sea capaz de cruzar
la calle por causa de Cristo, no son capaces de predicar ni siquiera el evangelio al vecino del
lado, y dicen: “yo amo a Cristo, yo amo a Dios”, pero su verdadero dios, a la luz de lo que
estoy enseñando, es el dinero porque dedican y sacrifican mucho más por obtenerlo que
por ser como Cristo y obtener las cosas de Cristo.
Estamos aprendiendo la esencia de servir a Cristo, servir a Cristo no es ganar más dinero,
y Dios no tiene problemas en que podamos ganar más, pero esa motivación de vida no tiene
cabida en el Reino de Dios. El Señor sacó a su pueblo de Egipto lleno de oro y riquezas, y esa
era la sombra de lo que sucedería con nosotros que hemos conocido a Jesús el Señor,
fuimos liberados cuando Cristo nos sacó del polvo del sistema corrupto que existe hoy en
día en el mundo, el que viene a esclavizar nuestra vida y nos trajo verdadera libertad, no
para tener una excusa para no trabajar, todo lo contrario, la Biblia nos enseña a que seamos
buenos proveedores para nuestras familias, pero que ese trabajo por el cual vienen los
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recursos económicos no se convierta en esclavitud, no se convierta en aquello a lo cual
servimos y por lo cual nos sacrificamos hasta trabajar ocho, doce o catorce horas diarias por
dinero, un tiempo que muy pocos son capaces de sacrificar por Cristo y servirlo de la misma
manera en que están dispuestos a hacer para tener más finanzas.
Estamos hablando entonces de nuestras motivaciones, vamos a tratar con ellas. Quisiera
preguntar: ¿Por qué estamos sirviendo? ¿Por qué servimos a Dios? Algunos responden:
“porque quiero honrar a Dios, por gratitud, por amor, porque Él es digno”, pongamos
atención a las respuestas, pero si estamos sirviendo en la iglesia, ¿cuál es la motivación?
Todos podemos dar una respuesta, algunos dicen: “Dios me habló, Dios me dijo, es porque
la biblia dice que hay que hacerlo”, pero vuelvo a preguntar. ¿Cuál es nuestra motivación?
Porque nosotros no somos lo que decimos sino lo que hacemos. Dentro de la iglesia
también hay gente valiente y honesta que reconoce, que al principio, partieron porque
querían ser vistos por los demás, para que algo los mantuviese en la iglesia, etc. pero
después se dieron el tiempo para hacerse ésta pregunta.
¿Cuáles son nuestras verdaderas motivaciones? Como dije antes, muchos responden que
es por amor, y que algunos partieron para que los vieran, otros para que los reconocieran,
ese es sólo un primer paso. Pero si descubrimos realmente cuáles son nuestras verdaderas
motivaciones, y las exponemos delante de Dios, entonces Dios puede ayudarnos y llevarnos
a una transformación real en el corazón, no antes. La forma en que a Él le agrada que lo
hagamos es con alegría y con gozo de corazón por la abundancia de las cosas, o sea, esto
nos lleva nuevamente a la pregunta: ¿por qué sirvo a Dios?, ¿es para desarrollar mi talento?,
¿Para ser el mejor frente a los demás?, ¿es para predicar mejor?, y entonces después de
respondernos, debemos plantearnos: ¿Es esta la motivación correcta?
Hemos hablado entonces que la vida de Dios que Jesús vino a darnos es una vida
completa, la vida zoe, donde nada está quebrado, nada está perdido, entonces bendición no
es lo que tenemos, sino a quien tenemos en nuestras vidas, bendición no es lo que tenemos
ni lo que portamos en el bolsillo, no es la casa que tenemos o lo que hay en nuestro
refrigerador, eso es mentalidad del mundo, el sistema del mundo dice que las cosas
materiales muestran quienes somos y cuanto valemos, pero en el reino eso es una
consecuencia de a quien tenemos, entonces necesitamos ver nuestras reales motivaciones
en el corazón porque eso es lo que cuenta delante de Dios.
¿Por qué servimos a Dios?, ¿Por qué venimos a la iglesia? ¿Por qué levantamos las manos
al cielo?, ¿Por qué cantamos? La verdadera clave para ser un siervo de Dios, es demostrar
nuestro reconocimiento y gratitud con servicio, un servicio que no podemos hacer con un
corazón incorrecto, y entonces ¿cómo es un corazón correcto? Un corazón correcto es
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primeramente obediente, entonces entramos aquí a algo profundo, para que descubramos
nuestra real motivación del porque estamos aquí. Deseo que analicemos nuestra vida y
salgamos del pensamiento religioso de venir a la iglesia porque hay que venir, servir porque
queremos que las luces algún día se posen en nosotros, necesitamos descubrir esto en
nuestras vidas, porque si servimos por cosas externas siempre serviremos al ojo, servir al ojo
es tener el deseo interno de ser visto por los demás, pero descubriremos también que el
verdadero significado de servir a Dios es obedecer, amar a Dios significa obedecer, es tener
en nuestras vidas esa motivación que nos haga alegrarnos en lo que hacemos para Dios, que
provoque libertad y que nuestro corazón lo tenga por sumo privilegio.
¿Por qué estamos dispuestos a obedecer a nuestros jefes en el trabajo? Es tan simple
como lo vimos anteriormente: por dinero. Por dinero nos hacen danzar y bailar como ellos
quieren, y nos solicitan trabajar aún fuera de horario, nos provocan con las horas extras que
nos pagarán y entonces sucumbimos frente al sistema rápidamente, porque nos han hecho
una mentalidad de esclavos en este sistema corrupto del cual vivimos y trabajamos, somos
esclavos del sistema, igual como el pueblo de Israel clamó 430 años, porque los egipcios los
estaban aplastando, le daban las migajas , pescado podrido, ¿para qué? para aumentar la
grandeza del sistema egipcio, y se contentaban con las migajas, pero Dios se está
levantando una nueva generación de hombres y mujeres que no serán esclavos sino que
liderarán , tomarán empresas, y gobernarán en el nombre de Jesús.
Gobernar significa salir del sistema de pensamientos corruptos, y empezar a créele a Dios
por cosas grandes, empezar a ser un hombre y una mujer profética contigo mismo y
empezar a hablar las cosas grandes que Dios va a hacer en nuestra vida. Somos de una
generación de hombres y mujeres que van a gobernar, si no nos vemos así entonces nunca
sacaremos nuestra mente de los pensamientos corruptos y seguiremos siendo esclavos.
Dios nos redimió de la maldición, Dios hizo un pacto con nosotros de no dejarnos, de no
desampararnos, pero nuestra mente nos tiene cautivos en el sistema antiguo, eso lo
trasladamos a la iglesia y es por eso que queremos servir como queremos solamente,
porque nuestro corazón no está con la revelación ni la motivación correcta de quien es Dios
en nuestra vida, porque cuando entendemos cual es la verdadera motivación de un hombre
o mujer de Dios para servirle, encontraremos que en su corazón Dios lo cautivó y como dice
en la escritura “sus cuerdas le cayeron en lugares deleitosos y preciosa es la heredad que le
ha tocado”.
Cuando nos damos cuenta lo que es Dios para nosotros, estamos dispuestos a hacer lo
que tengamos que hacer porque Él lo necesita. Esto es el por qué muchos de nosotros
pasamos amargura, pasamos desesperación, y aún sentimos que hay falta de bendición en
nosotros, es porque nuestro corazón está mal enfocado, hemos perdido el primer amor, la
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pasión de amar a Cristo, creemos que otras cosas son más importantes. En el sistema en el
que Israel estaba cautivo en Egipto por 430 años, no eran sólo esclavos los padres, sino los
hijos que iban a nacer de ellos estaban destinados también a la esclavitud. El diablo quiere la
cautividad para nuestros hijos, para nuestros nietos, pero nosotros tenemos la oportunidad
de romper eso en el nombre de Jesús, entonces tenemos que plantarnos de una vez y
empezar a decir que nuestros hijos tienen un futuro y una esperanza, que el sistema de
esclavitud ya fue vencido por Jesús y que nuestro camino a la libertad está abierto para
nosotros y nuestras generaciones, entonces entenderemos lo que significa regir, gobernar.
La mente de gobierno parte por nuestras propias vidas, debemos aprender a que
nuestras mentes y corazones estén bajo obediencia. El servicio es posicionarte para el
gobierno, Jesús dijo: “yo no vengo a ser servido sino a servir y dar mi vida”, servicio nos
posiciona para el gobierno, estamos dispuestos a dar y estamos sirviendo a Jesús, porque no
servimos a una iglesia, no servimos a un pastor, estamos sirviendo al Dios del cielo. Antes,
no cualquier persona podía servir en el tabernáculo, tenían que ser sólo los levitas, gente
especializada de un linaje perfecto, pero miremos que glorioso es Dios, el hizo de nosotros
un linaje, una nación santa, un pueblo adquirido. Dios nos hizo un linaje desde antes de la
fundación del mundo para que un día pudiéramos servir, era necesario levantar un linaje
para poder servir a Dios correctamente, Cristo abrió la puerta para ese linaje, hoy día tu y yo
somos linaje de Dios, nación santa, hoy podemos servir al Dios de la gloria sin temor sin
vergüenza.
Esto es estar en el nuevo pacto, Jesucristo vino y pagó el precio de una vez y para
siempre, ya no necesitamos sacrificios de animales para acercarnos al Padre, ya no hay
distancia entre nosotros y Dios, Jesucristo fue la fuente para acercarnos, entonces no
podemos decir que servir no es algo extraordinario, después de todo lo que hemos recibido
es lo mínimo que podríamos hacer, pero el problema es que mucha gente está sirviendo
pero con una motivación incorrecta, no puede haber desobediencia y rebelión en el corazón
de uno que sirve a Dios, lo que nos salvará de la rebelión del corazón es estar sujetos en
obediencia a Él, la rebelión se acabará en la medida de que aprendamos a sujetarnos a Jesús
como nuestro Señor, si no aprendemos a obedecerle es como estar en la fila equivocada del
banco, perdimos el tiempo. Entonces necesitamos definirnos hoy, tenemos que tener una
verdadera y real motivación , y cuando tenemos una motivación correcta nada romperá esa
motivación, estaremos sirviendo a Dios porque no tenemos nada más que darle, porque
todo lo que nos dio no podríamos pagarlo, entonces ¿Qué le damos? Le damos nuestra vida,
le damos nuestro sacrificio, le damos nuestro tiempo, le servimos a tiempo completo y bajo
cualquier circunstancia. No estoy diciendo que tengamos que convertirnos en alguien que
no trabaja ni provee cuidados a su familia, todo lo contrario, estoy diciendo que la actitud
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de siervo es de tiempo completo, porque es necesario reconocer que a veces es fácil que
sirvamos en el ambiente de la iglesia pero en nuestras casas no tenemos la misma actitud.
El servicio es más que limpiar algo, es más que actuar en una determinada labor, servicio
es del corazón, es quienes somos. Entonces ¿cómo tenemos que identificarnos? Como
siervos. La biblia dice que un siervo no hace lo que quiere, dice que después de haber
trabajado todo el día cuando llega en la noche, el siervo sirve a su señor y, después de
servirle y darle de comer, se sentará a la mesa. ¿Cuál debe ser nuestra actitud, una actitud
de siervos? Mucho tienen excusas para no tener esta actitud necesaria de un siervo, se
sienten cansados, que nadie entiende que han trabajado todo el día, no tienen tiempo, etc.
Y después vienen las preguntas: ¿Por qué no soy bendecido? ¿Por qué aún no tengo
trabajo? ¿Por qué las cosas no resultan bien? ¿Por qué mi marido no se convierte? ¿Por qué
Señor mis hijos no quieren servirte?
Mateo 22:37,40.
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas ¿de qué mandamiento?
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, ¿qué significa con todo el corazón? Significa
que no deber haber nada que le reste a ese todo, si hay algo que le resta a ese todo,
estamos fallando ahí. Debemos reconocer que muchas veces nuestros hijos son más grandes
y estamos dispuestos a hacer por nuestros hijos lo que no hacemos por Dios, entonces ya le
quitamos un lugar que sólo Dios debería ocupar en nuestro corazón, descubrir lo que hay
dentro de nosotros nos ayuda porque eso nos va a hacer avanzar profundamente,
necesitamos resolver si permitiremos que Dios sea Dios en nuestra vida. ¿Por qué Él desea
que le amemos de esa manera, que sea con todo el corazón? Porque Dios sabe que cuando
el marido, la esposa, los hijos, el trabajo, se hacen más importante que Él, entonces le
damos el poder a esas personas para dañarnos. Los matrimonios se dañan el uno al otro, los
hijos defraudan a los padres en algún momento de la vida, los trabajos dejan de ser, pero
cuando Dios es más grande en nuestro corazón nunca recibiremos dolor que Él no pueda
sanar porque el sanador ya llegó, es por eso que el Señor nos dice que no lo pongamos en
segundo lugar porque cuando lo hacemos Él no puede ayudarnos como Él desea hacerlo. Él
ya tiene la provisión dentro de nosotros, entonces cuando el pastor no nos consideró,
cuando el hermano dijo algo que nos molestó, cuando el marido pegó el grito, cuando
sufrimos por lo que nos dijo el jefe, y recepcionamos eso en el corazón, habrá algo superior,
que está por sobre las personas, eso es la presencia de Dios que nos mantendrá libres del
dolor, de las heridas, porque nos hará comprender que el centro de nuestra vida no son las
personas, no vivimos por lo bueno o lo malo que son los que nos rodean, sino que vivimos
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para amarle y para servirle y entonces recibimos toda la provisión que nuestro corazón
necesita para enfrentar correctamente nuestras relaciones con los demás.
Esto es lo que va a cambiar generaciones, esto es lo que va a regir generaciones, esto es
lo que las generaciones nuevas de Dios tienen que levantar, no esperar que siempre el
sistema nos guie sino que estemos determinados a levantarnos y gobernar. Jesús dijo:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”,
cuando lo ponemos en ese lugar de honor, que nada ni nadie puede ocupar en nuestro
corazón, entonces tenemos la motivación correcta para servir. Es por eso que la escritura
dice que debemos pararnos firmes en la roca que es Cristo, no nos paremos en nuestros
pensamientos ni en nuestra estructura, nuestra forma de ver la vida, afirmémonos en Cristo,
que la palabra sea lo más poderoso que domine nuestra vida, sirvámosle con la motivación
correcta, entonces todo lo que se quiera levantar en contra de nosotros nunca tendrá el
poder para dañarnos.
Cuando sabemos porque servimos a Dios, entendemos que no se trata de servir una taza,
limpiar una silla, tocar un instrumento, es entender que nacimos para servir a Cristo,
nacimos para vivir en una actitud continua de servicio al Rey de la gloria, entonces si
estamos dispuestos a ir a cualquier parte por un trabajo ¿cuánto más lo estaremos para
servir al que ocupa el primer lugar en nuestro corazón? Dios quiere mostrarse en nuestras
vidas como lo que es, Dios está tocando la puerta y nos está diciendo que desea introducirse
más profundo para mostrarnos quien es él, para que no perdamos nuestro tiempo en
amores simples, y entremos en los amores profundos del Dios de la gloria.
La actitud de servicio a Dios es que cuando vayamos a cualquier lugar, sabemos que
portamos algo, entonces si vamos a trabajar dejaremos en ese lugar el olor de aquel a quien
servimos, el perfume de nuestro Maestro, porque hemos pasado tiempo con Él, porque Él
nos ha impregnado de su mentalidad de siervo, tenemos olor a un lugar santo por lo tanto
lo que hacemos a la gente debe cautivarla porque nosotros fuimos cautivados primero
Volvamos a Mateo 22:39 - “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.”
Porque amamos al Señor con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente,
entonces amaremos al prójimo como a nosotros mismos. Cuando se nos hace difícil amar al
hermano es porque no estamos amando a Dios, por eso es que la gente tiene problemas
unos con otros, aquí es donde estamos descubriendo el corazón en realidad, es un problema
de relación con Dios, el problema no es la gente, los pastores, los familiares, los vecinos, el
problema es la relación que hay con Dios, porque en realidad no tenemos la revelación de
que Dios tiene que ser toda nuestra vida, pero cuando tenemos esta clase de relación
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profunda de amor hacia Él, tenemos enfocado el corazón en servirle, existe la motivación
correcta, caminamos en obediencia, lo ponemos en el más alto lugar, entenderemos que
Dios nos llamó a ser siervos que aman, que el servicio al cual fuimos convocados no es algo
personal, sino como Jesús vino a servir y no a ser servido, nosotros también serviremos a los
hombres con esa visión, mostrar quien vive dentro de nosotros y cuán grande es su poder
sobre nuestras vidas.
¡Bendecidos!
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