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El papel de la BNV en el desarrollo de la economía costarricense Durante diversas coyunturas económicas del país, la Bolsa Nacional de Valores (BNV), creada hace más de tres décadas, ha contribuido al desarrollo de la economía costarricens; ha demostrado ser un barómetro de la economía nacional y ha permitido resolver necesidades de liquidez, al mismo tiempo que ha apoyado las disposiciones de carácter fiscal y monetario que han establecido las autoridades gubernamentales durante los últimos treinta años. En diversas etapas de la vida nacional, la BNV ha sido un medio eficaz que ha permitido al sector público la captación de recursos, sin dejar de ser, por otra parte, una importante fuente de crédito para el sector privado. Si bien, al momento de su creación, en 1976, la Bolsa fue un proyecto ambicioso en el cual muchos costarricenses no confiaban, a través de su historia la BNV ha logrado posicionarse consolidándose cada vez más en el mercado de valores costarricense. Años ochenta A principios de los años ochenta el país experimentaba una situación de inestabilidad en el nivel de precios internos, es decir, presentaba una elevada inflación en los años 81 y 82. No obstante, a partir del período 83-84 se experimenta una modesta recuperación de la economía tras haber pasado por un decrecimiento a inicios de la década. Ante esta coyuntura económica, la Bolsa logró que muchas de las necesidades del sector público se vieran solventadas a través del mercado bursátil. Si bien, durante los años 83 y 84 el Banco Central adoptó diversas restricciones crediticias, esto provocó a su vez que algunas empresas privadas vieran en ello una oportunidad para acudir al mercado de valores y captar los recursos necesarios para el financiamiento de sus inversiones. Fue así como las empresas CAFESA, CONDUCEN, Francisco Llobet e Hijos S.A., Corporación Abonos Superior S.A., Industria Nacional de Cemento y Atlas Eléctrica se registraron durante este período en la Bolsa con certificados de inversión (CI) dándole un nuevo impulso a esos títulos valores. Además de los CI, los títulos valores que mayor crecimiento y desarrollo tuvieron fueron las aceptaciones bancarias –un título creado en 1982 por la BNV–, con las cuales se buscaba permitir a los sectores comerciales e industriales cubrir sus necesidades financieras de corto plazo. También otros títulos que se consolidaron durante estos años fueron los Bonos de Estabilización Monetaria (BEM), emitidos por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), que buscaban en primera instancia captar recursos del público y así contraer la liquidez, pero también permitieron pagar las exportaciones a Honduras y El Salvador. Como una forma de diversificarse, a partir de 1988 la Junta Directiva de la BNV decide trabajar en la creación de la Bolsa de Productos Agropecuarios, partiendo de la premisa de que la comercialización era el elemento pasivo del sector agrícola. Al finalizar la década de los ochenta, la BNV se centró en realizar una reforma informática que inició con la automatización del mercado primario. A partir de allí, se enlazó a los Puestos de Bolsa al equipo de la Bolsa buscando que las operaciones empezaran a realizarse “a distancia” con la transmisión de datos electrónica. Los noventa Al iniciarse la década de los noventa el país experimentaba una situación de evidente falta de liquidez. La política económica se centraba en el reordenamiento de la Hacienda Pública y la reducción del déficit fiscal y comercial. Adicionalmente, la firma de un convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo necesario diseñar una estrategia de política económica que en primera instancia atenuara el déficit fiscal a través del incremento de los ingresos, elevando del 10% al 13% la tasa del impuesto sobre las ventas; además de posponer gastos corrientes y de capital en el sector público, así como realizar un programa de privatizaciones, reformar el otorgamiento de los CAT, regular las pensiones y exoneraciones, además de realizar un programa de movilidad laboral. Todo ello como parte del programa de ajuste estructural. Para contrarrestar este entorno macroeconómico desfavorable, la BNV decidió, entre otras medidas, disminuir los costos de intermediación bursátil y generar nuevos productos. Como parte de la visión de abrirse paso a nuevos mercados, la BNV impulsó a partir del período 90-91 la creación de la Asociación Centroamericana de Bolsas de Valores (BOLCEN), con ello se da un avance importante en la integración de las bolsas regionales. A mediados de los noventa la BNV culmina su total automatización eliminando en 1994 el corro a “viva voz” y automatizando en forma total el mercado secundario. Además se termina de consolidar el sistema electrónico de subastas, un mecanismo a través del cual captaban los dos grandes emisores de títulos valores: el BCCR y el Misterio de Hacienda. Durante esta década la promulgación de una nueva reforma a la Ley Reguladora del Mercado de Valores cambió sustancialmente las reglas del juego. Por primera vez en ese mismo año se inscriben dos sociedades de fondos de inversión bajo el amparo de la Ley Reguladora del Mercado de Valores. En la segunda mitad de los noventa además de la creación del Indice Accionario de la Bolsa, se establece mediante Ley la estandarización de las emisiones y se sustituyen las carteras de OPAB y CAV por el Mercado de Liquidez. Al finalizar este período se integra la Bolsa Electrónica a la BNV. Al iniciar el nuevo milenio la BNV se enfrentó a nuevos retos en el sentido de atraer a los grandes inversionistas institucionales, los fondos de inversión y los de pensiones, estos últimos que entraron en vigencia en el año 2000 con la Ley de Protección al Trabajador. Ese mismo año se puso en vigencia el sistema de intercambio electrónico de acciones constituyéndose en un gran avance en la negociación de esos títulos valores en términos de seguridad. A partir del 2001 se implementó el vector de precios, como un mecanismo de formación de precios, para dar una indicación transparente del valor relativo que los inversionistas e intermediarios asignan a cada título. Este además es hoy el parámetro de referencia para que las Administradoras de Fondos de Inversión y Pensiones puedan valorar sus carteras administradas a precios de mercado. Asimismo, durante esta etapa más reciente se ha consolidado la normativa de la BNV, ya que, como ente regulador ha fortalecido su posición con el fin de que el inversionista tenga seguridad y se garantice la transparencia en las operaciones bursátiles. Nuevos productos Uno de los temas en los cuales la BNV continúa abriendo espacios para mejorar es el desarrollo del mercado accionario. Para dar impulso a ello, la Bolsa puso en marcha en el 2006, el proyecto “Creadores de Mercado”, que consiste en apoyar a las empresas emisoras ofreciéndoles herramientas para posicionarse mejor en el mercado financiero. Mientras tanto, por el lado de atraer mayores inversionistas, la BNV desarrolló el Código Voluntario de Relaciones con Inversionistas, un medio para facilitar la comunicación entre las empresas emisoras y los inversores. Esta iniciativa busca por un lado, estimular a los emisores para que se mantengan activos dentro del sistema bursátil y por otro dar mayores insumos al inversionista ofreciéndole información, de primera mano, para la toma de decisiones de inversión. Como parte de estos proyectos la BNV también ha impulsado en los últimos años, el Mercado Alternativo para Acciones (MAPA), un mercado a través del cual se espera atraer a la plaza bursátil a empresas medianas. Asimismo, en el tema de atracción de empresas emisoras, la BNV cuenta actualmente con una Unidad de Emisores, que busca la agilización de los trámites de oferta pública para aquellas entidades interesadas en emitir acciones y deuda en el mercado costarricense. Por otro lado, en el tema de la regionalización de las bolsas de valores centroamericanas, se han logrado dar los primeros pasos de esta integración entre las bolsas de El Salvador, Panamá y Costa Rica. De hecho, recientemente estos tres mercados crearon la empresa AMERCA (Alianza de Mercados Centroamericanos), de capital tripartito la cual se encargará de llevar a cabo los procesos operativos, legales y tecnológicos relacionados con la integración de estos mercados.