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VICARÍA ZONA SUR
Pastoral de Espiritualidad
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
EVANGELIO DE LUCAS 2, 1-14
Domingo 25de Diciembre de 2016
Natividad del Señor
Preparación. La Lectura Orante nos da una pauta para leer y orar un texto bíblico, bajo la
Luz del Espíritu Santo. Necesitamos tener el corazón abierto y estar preparados para
escuchar lo que Dios dice en el texto y lo que quiere decirnos hoy, para nuestra vida actual.
Preparemos entonces el ambiente exterior, un lugar y tiempo tranquilo. Preparemos también
nuestro templo interior, alejando los pensamientos que puedan distraernos, porque vamos al
encuentro del Señor de la Palabra.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.
¡Espíritu de Vida, que revoloteando sobre la superficie de las aguas de la creación,
has llevado vida y belleza allí donde reinaba el caos!
¡Espíritu de Vida, que guiando a Israel como columna de fuego en la noche,
has conducido a los esclavos a la libertad!
¡Espíritu de Vida, que cubriendo a María con Tu sombra silenciosa y eficaz,
has llevado a Dios Hijo entre los hombres!
¡Espíritu de Vida, que comunicando la Luz de la Verdad del Padre en el Hijo,
nos haces capaces de confesar la fe en Jesucristo el Señor!
¡Espíritu de Vida!, guíanos hoy sobre las calles de nuestro Belén ,
para descubrir en el gozo la presencia de Dios Hijo en el hijo de María,
que vive hoy y siempre en medio de nosotros. Amén.
LECTURA. ¿Qué dice el texto de Lucas 2, 1-14?
Lee el texto varias veces, en forma detenida y pausada, con ánimo de descubrir su contenido
más profundo. Ésta es una escena llena de personajes, lugares, tiempos, situaciones,
sentimientos, palabras y acciones. Pon atención a las palabras y frases que se repiten.
Contenido. Frente a la humildad de María y de José, se encuentra el poder del emperador
que decreta el censo de todo el mundo conocido en aquella época. Lucas señala unos datos
iniciales (vs.1-3) no por satisfacer la curiosidad intelectual, sino para conectar el nacimiento
de Jesús con la historia universal: Jesús nace en un tiempo y en un contexto histórico marcado
por circunstancias sociopolíticas concretas.
Pero el emperador Augusto no sabe que Dios se sirve de él para realizar el cumplimiento de
Sus promesas de salvación. El gran censo imperial se pone al servicio de un evento puntual:
toda la historia de la humanidad converge hacia la gruta de Belén. Allí se encuentran José,
María y su primogénito. ¿Qué maravilla ha acontecido?
Del censo nadie se acuerda. En cambio, por el nacimiento del Hijo de María todos hemos sido
salvados y Su ingreso en la historia de la humanidad sigue infundiendo fe y esperanza.
Los pastores son gente pobre; velan toda la noche para cuidar el rebaño. Sienten temor ante la
presencia del Ángel del Señor, pero se dejan envolver e iluminar por la luz. El primer anuncio
es para ellos: “Hoy les ha nacido un Salvador”, porque los pobres son los verdaderos
destinatarios del acontecimiento. Isaías ya lo había anunciado: “Un niño nos ha nacido, un
hijo nos ha sido dado” (Is 9,5).
El nacimiento de Jesús ocurre en la extrema pobreza: “lo envolvió en pañales y lo acostó en
un pesebre”. ¡Quién más frágil y vulnerable que “un niño recién nacido… acostado en un
pesebre”! Paradójicamente, el que viene a salvar al mundo llega al mundo como un necesitado,
como un excluido.
La Buena Noticia es que el recién nacido es el Salvador, el Mesías esperado, el Señor. El cielo
y la tierra cantan llenos de alegría y gozo: ¡Gloria a Dios!
Algunas preguntas para releer el texto.
 ¿Qué acontecimientos históricos se presentan al comienzo de la narración?
 ¿Por qué motivo José tiene que viajar de Nazaret a Belén? ¿Quién viaja con él?
 ¿En qué lugar dio a luz María? ¿Por qué en ese lugar y en esas condiciones?
 ¿A quiénes se apareció el Ángel del Señor? ¿Qué hacían ellos en la noche?
 ¿Qué Buena Noticia les anuncia el Ángel?
 ¿Cuál es la señal para encontrar al Salvador?
 ¿Cómo se describe en el texto la alegría que hay en el cielo y la tierra?
MEDITACIÓN. ¿Qué me dice (o nos dice) el texto deLucas?
El texto leído tiene un mensaje para todos nosotros y para todos los tiempos. Con algunas
preguntas, tratemos de descubrir lo que nos dice, a cada uno(a), aquí y ahora.
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¿Tengo la capacidad de José y María de “desinstalarme” de mis propias seguridades y
avanzar hacia lo nuevo y lo desconocido?
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“No había lugar para ellos”. ¿Qué lugar ocupa Jesús en mi corazón y en mi vida diaria?
¿Qué lugar ocupan en mi corazón y en mi vida los preferidos del Señor: los excluidos,
los migrantes, las víctimas de la violencia y el desamor, los necesitados de consuelo?
“Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. ¿Cómo me impacta la pobreza del
pesebre de Jesús? ¿Me dejo tocar por la pobreza y el dolor de nuestros hermanos más
necesitados?
“Hoy les ha nacido un Salvador”. ¿Dónde descubro hoy signos de la liberación y la Gracia
de Dios?
¿En qué aspectos de mi vida espero nacer, o renacer, en esta Navidad?
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ORACIÓN.- ¿Qué le digo al Señor luego del regalo de Su Palabra?
Nuestra oración es respuesta al Señor que nos ha hablado. Quizás Él me reclama hoy una
auténtica conversión, una fe más viva, una esperanza más firme, una caridad más generosa y
activa... ¿Qué le responderé?...
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Gracias Señor, por Tu infinita ternura…
Gracias Señor Jesús, por venir a nosotros en Navidad y cada día…
Gracias Señor, por mostrarme caminos de reconciliación y de
paz…
Te pido Señor, por nuestros enfermos, Tú conoces sus nombres y
dolencias…
Te suplico me des valor para acompañar a quienes están tristes y
cansados…
Ayúdame, Señor, a pensar más en Tus proyectos que en los míos…
Dame Tu Amor y Tu Gracia, que eso me basta. Amén.
CONTEMPLACIÓN. - Dejo que el Señor me ame y me transforme.
El teólogo Karl Rahner nos ofrece un texto para la Contemplación:
Dios ha venido. Está aquí. (…) Proclamar que es Navidad significa afirmar que Dios, a
través del Verbo hecho carne, ha dicho Su última Palabra, la más profunda y la más bella de
todas. La ha introducido en el mundo, y no podrá retomársela porque se trata de una acción
decisiva de Dios, porque se trata de Dios mismo presente en el mundo.
Y he aquí lo que dice esta Palabra: «Mundo, ¡te amo! Hombre, ¡te amo!».
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En silencio, me dejo amar por el Señor, sobre todo me dejo convertir por Él según Su
voluntad. Dejo que el Espíritu abra mis ojos y mi corazón para ver el mundo, la
historia y a nuestros hermanos con la misma misericordia con que Él me ha visto a mí.
Dejo que el Señor transforme mi corazón de piedra en un corazón de carne, que se
conmueva con todo dolor, desgracia o injusticia que clama al cielo.
Me dejo sanar, perdonar, fortalecer y transformar por Él, para renacer a una vida
animada por Su Espíritu, obediente a Él, capaz de amar y servir en Su nombre.
En silencio, dejo que mis ojos y oídos se abran al misterio del “Dios-con-nosotros”,
Jesús nuestro Salvador, en esta Navidad.
ACCIÓN. Y ahora, ¿cómo haré vida esta Palabra?
El Papa Francisco en su exhortación “La alegría del Evangelio” nos dice: “El Hijo de Dios, en
Su encarnación, nos invita a la ’revolución de la ternura’.”
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¿Cómo voy a acoger esta invitación de Jesús? ¿Qué haré –concretamente– para vivir
con más ternura mi vida familiar, social, laboral, comunitaria?
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¿Qué pequeños gestos me comprometo a hacer, para que esta Navidad sea anuncio de
salvación y de vida nueva para alguien en particular? ¿Para quiénes?
ORACIÓN FINAL.
Saludo de Navidad del Papa Francisco.
La Navidad suele ser una fiesta ruidosa:
nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor.
Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
Eres también la luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás
con la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú,
cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
Eres también los reyes magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quién.
La música de Navidad eres tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aún cuando sufras.
La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente,
recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones;
tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne
que establece el Reino dentro de ti.
¡Una Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad!