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MAYO DE 2007
“Michel Foucault y los Dispositivos de Poder en el Capitalismo”
Por: Paul Antonio Córdoba Mendoza.
En la actualidad, apreciamos por todo el orbe --hasta en los países más desarrollados-movimientos de resistencia capitalista antineoliberal, en sus múltiples formas de expresión,
(cacerolazos, ollas populares, marchas, cortes de ruta, bocinas, huelgas, cruxificciones, piquetes y
hasta desnudamientos), en las cuales participan, hombres, mujeres, estudiantes, campesinos y de
todos los sectores populares. Todas estas formas de resistencia podemos considerarlas, como
formas de negación, gritos de ira, síntomas del fracaso de la promesa neoliberal y del capitalismo.
Pero como si hay, claramente visible un descontento global frente a la dinámica de poder de
acumulación capitalista, cómo sí cada día crece más el descontento de grandes sectores de
población, ¿Cómo es posible que se mantenga este sistema excluyente? Más aún ¿Cuáles son
los dispositivos de poder que garantizan su cumplimiento efectivo? Estas dos grandes
interrogantes son las que autores tales como Michel Foucault, intentaron darle respuesta en sus
diversos estudios, sobre los dispositivos del poder insertos en el capitalismo. Hoy hay muchos
elementos del pensamiento teórico foucaultiano que se encuentra vigente, para comprender las
anteriores interrogantes.
Para realizar este ensayo sobre los mecanismos o dispositivos del poder propios del capitalismo,
la obra teórica de Michel Foucault, es inminente que sea revisada, ya que el mismo dedicó gran
parte de su vida profesional, a analizar el fenómeno del poder disciplinario desde diferentes aristas
(cárcel, escuela, hospitales, la sexualidad, la burocracia entre otras formas), rompiendo con la
tradición que ubicaba al poder en personas y lugares específicos.
Siguiendo el planteamiento foucoualtiano, el presente ensayo intenta probar que, el poder
disciplinario somete, vigila, excluye, discrimina, normativisa y domeña a los seres humanos, lo
cual es una realidad masiva y lacerante en el conjunto de las instituciones sociales, económicas y
políticas que constituyen la vida diaria de las sociedades surgidas o integradas desde la
modernidad.
En el presente trabajo, entonces desarrollará, las principales perspectivas foucaultianas en cuanto
al tema específico de los dispositivos de poder en el capitalismo. Como lo son: el poder
disciplinario, el poder carcelario, entre otros.
Foucault y el Poder
El análisis del concepto y la (as) forma (as) de poder vienen siendo objeto de numerosos debates
en todas las ciencias sociales al menos en los últimos 30 años. Aunque la definición sociológica
clásica, data de Max Weber (1864-1920), en donde para él “poder es la probabilidad de que un
actor dentro de una relación social, este en condiciones de hacer prevalecer su voluntad incluso
contra su resistencia, al margen de la base sobre la que descansa dicha
probabilidad.”[1] Expresado esto esquemáticamente diríamos que el poder, es la capacidad de
que A logre que B haga C (tanto si B le place o no).
Para Talcott Parsons (1902-1979) el concepto de poder sólo puede ser entendido en la medida
que contemplamos manifestaciones explícitas o “reales” de dicho poder es decir “la significación
del poder en el sistema social, además de la institucionalización de los derechos de posiciones
particulares depende del hecho de su generalización y, como consecuencia su cuantificación” [2] .
En fin algunas definiciones se centran, con diferentes grados de sutileza, en la capacidad que
dispone una persona o un grupo para lograr que otra persona o grupo, haga algo en contra de su
voluntad. Este poder se ubica en los procesos de toma de decisiones, en el conflicto y la fuerza,
cuanto más poder tiene una persona, menos tiene la otra. Otras definiciones distinguen entre
varios tipos de poder, que se entiende que sirven a distintos propósitos y tienen diferentes efectos
en o sobre la sociedad. Entre ellos se incluyen el poder de amenaza, el poder económico, el poder
integrador o el poder para crear relaciones como el amor, el respeto, la amistad o la legitimidad,
entre otros.
Una concepción realmente innovadora y que nos permite analizar hasta las formas más
microscópicas de la concepción del poder nos la muestra Michel Foucault (1926-1984), el autor de
Vigilar y Castigar, develó que la concepción de poder capitalista, como un ente objetivo
institucional, ya sea bajo la forma de Estado, ejército, no se muestra muy clara, ya que, el poder
para él, no lo posee un individuo o grupos de ellos en particular. El poder es una relación social, y
existe más allá de las fronteras del estado y grupos de individuos. Es por lo tanto, una inmanencia;
está presente en todas las relaciones humanas, ya sea como saber, poder físico, religión, deseo
etc. Por eso en cuanto a como funcionan estos mecanismos de poder señala:
“Cuando me refiero al funcionamiento de poder no me refiero únicamente al problema del estado,
o a la clase dirigente, a las castas hegemónicas…sino a toda una serie de poderes cada vez más
sólidos, microscópicos que se ejercen sobre los individuos, en sus comportamientos cotidianos y
hasta en sus propios cuerpos” [3]
Al analizar escritos centrales de la vasta obra de Michel Foucault, en cuanto a nuestro tema
preciso de investigación, “Dispositivos de poder en el capitalismo” debemos comenzar aclarando
que para el filosofo francés, “el poder es una vasta tecnología que atraviesa el conjunto de
relaciones sociales; una maquinaria que produce efectos de dominación a partir de un cierto tipo
peculiar de estratégicas y tácticas especificas” [4]Para Foucault cada formación social existente ha
requerido como condición estructural de su surgimiento y reproducción la existencia de un
régimen de verdad (dispositivo productor de poder que disciplina).
En la Edad Media Se manifiesta una relación de poder fundamentalmente ligada al control y a la
propiedad de la tierra y sus productos el poder se identifica con la sangre mediante la
reivindicación del abolengo de la aristocracia, y con la propiedad a través de la posesión de
enormes extensiones de tierra que simbolizan la grandeza y el poderío en esta época histórica.
Entonces “el poder no se finca en el control disciplinario, sino en la presencia de la soberanía, la
alcurnia el rango, y la heroicidad en tanto que valores sociales y culturales preestablecidos e
incuestionables”[5]
Por ello entonces el poder en el capitalismo para Foucault, estuvo precedido, por el poder de la
soberanía durante la época feudal medieval, principalmente ligado al poder y control de la tierra y
sus productos “El poder en el medioevo gira en torno al domino absoluto, previamente sacralizado
del soberano y del Papa, y se establece sobre la base de agrupación de grandes latifundios que
funcionan como principal fuente de riqueza” [6]
En cuanto a la aparición del capitalismo, este introdujo su disciplina propia, significó el
perfeccionamiento de este mecanismo utilizado en el feudalismo, por ello en este periodo
capitalista se “inventa” una nueva tecnología del poder. En cuanto al poder la disciplina capitalista
implica una aceptación por parte de los dominados de toda una compacta red de obligaciones y
responsabilidades laborales fijadas, contractualmente en la cual ya no es necesario el
sometimiento al poder del soberano.
De lo anterior se desprende que en sus investigaciones, “el objetivo, para Foucault, fundamental
es el de develar la esencia de esa “política de verdad” del sistema capitalista, como fundamento
de la pervivencia de su dominación.” [7] Ya que estos mecanismos o dispositivos centrales no
eran analizados a profundidad, por los intelectuales, ya sea de parte de teóricos del liberalismo
por un lado, ni del marxismo por el otro.
“La Manera como el poder se ejercía concretamente y en detalle, con toda su especificidad, sus
técnicas y sus tácticas, no era algo que preocupara; uno se contentaba con denunciarlo en el otro,
en el adversario de un modo polémico y global: el poder en el socialismo soviético era
denominado por sus adversarios, totalitarismo; y en el capitalismo occidental era denunciado por
los marxistas, como dominación, de clase, pero la mecánica de poder no se analizaba nunca” [8]
Entonces, con la llegada del capitalismo, se hacia necesario correlacionar la nueva cultura liberal,
con el proceso de acumulación capitalista “había que introducir la disciplina en tanto que fuente
creadora de comportamientos reglamentados en la familia, la escuela y todas las instituciones
sociales, como la única forma de poder modelar una especifica conducta tecnocratita y sumisa de
los obreros en las fabricas y de los individuos en la sociedad” [9]
De lo anterior se expresa que la disciplina capitalista es una forma de acumular hombres que
cuenten con una nueva mentalidad reglamentada y normativizada que los convierta en eficaces y
productivos trabajadores asalariados, sustituyendo con ello los antiguos y costosos
procedimientos de control político financiados en el poder de la tradición, el carisma la violencia y
el sometimiento religioso propio del feudalismo.
Por ende la acción permanente de la disciplina en el capitalismo sobre los grupos sociales,
“conduce al objetivo esencial de lo que Foucault llama biopolítica, es decir la fabricación de
hombres y mujeres sumisos a la lógica del poder capitalista.” [10] La disciplina capitalista produce
un doble efecto que actúa en forma reciproca: se domeña y mantiene la sujeción sobre el cuerpo,
así como se doblega y educa el alma para la obediencia.
“Lo que hace que el poder se aferre que sea aceptado, es simplemente que no pesa solamente
como una fuerza que dice no, sino que de hecho circula, produce cosas, induce al placer, formas
de saber, produce discursos; es preciso considerarlo más como una red productiva que atraviesa
todo el cuerpo social, que como una instancia negativa que tiene como función reprimir.[11]
Al ser el poder una relación social y circular en forma de disciplina, dispersa entre las redes
sociales, el autor parte de que en algún momento todos poseemos algún tipo de poder sobre
alguien.
Este poder, produce también mecanismos de valoración y discriminación (crea discursos)
generados por la perorata disciplinaria, mediante el cual el biopoder capitalista puede recurrir a la
exclusión de leprosos “apestados”, enfermos, homosexuales, delincuentes y locos, pretendiendo
la culpabilización de los excluidos y marginados mediante su internamiento en hospitales,
correccionales, cárceles, asilos, con el objetivo de aislarlos de la vida social “normal” y de poder
justificar el ejercicio sistemático de poder. “Por esto cuestionar las formas capitalistas de vida
implica conocer las formas insidiosas mediante las cuales operan poderes y saberes específicos,
pero a la vez asumir en nuestra propia existencia la renuncia de un conocimiento, a una identidad
que nos ha sido asignada” [12]
Ahora en cuanto a los dispositivos disciplinarios de poder que garantizan el cumplimiento efectivo
del capitalismo, la práctica del poder en la era moderna, se ha caracterizado, por un lado, por una
legislación, un discurso, una organización basada en el derecho público, articulado en el cuerpo
social y el status de delegación de cada ciudadano; por otro lado, por coerciones disciplinarias
cuyo propósito es asegurar la cohesión del mismo cuerpo social "En cualquier sociedad hay
relaciones manifiestas de poder que permean, caracterizan y constituyen el cuerpo social, y esas
relaciones de poder no pueden ser establecidas, consolidadas ni implementadas sin la
producción, acumulación y funcionamiento de un discurso" [13]
El discurso se asocia a la disciplina y esos dos instrumentos complementarios, viabilizan el poder.
Michel Foucault denominó disciplina, a esta mecánica de poder basada en la normalización, la
disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles. La disciplina aumenta las
fuerzas del cuerpo (en términos de utilidad) y disminuye esas fuerzas (en términos políticos de
obediencia). Por ende la disciplina capitalista no podría funcionar sin el valiosísimo auxilio que
representa la interiorización de las normas sociales de conducta. “un ser humano disciplinado es
aquel que ha aprendido e integrado totalmente un determinado código de reglas de
comportamientos dictada por el padre, el maestro, el juez, el alcalde, el psiquiatra...” [14]
Pero en la actualidad ¿quiénes, qué o cuáles son los discursos disciplinarios encargados de
garantizar el cumplimiento efectivo e integrar a los individuos al sistema? Son varios estos
dispositivos disciplinarios, en la cual el poder no reprime al sujeto humano, no se mantiene ni se
prolonga hacia el futuro en base a la represión, sino que, al revés, le inyecta o inocula unos ciertos
saberes.
La escuela busca disciplinar el cuerpo y la mente de los individuos para desenvolverse dentro de
determinadas coordenadas de poder. En el caso de la enseñanza el instrumento del examen es
una de las estrategias de reproducción de las relaciones de poder. En la medida en que el
estudiante se encuentra a merced del examinador y que no tiene otra alternativa que moverse
dentro de los parámetros establecidos por aquel, está siendo sometido a un poder manifiesto.
La fabrica aunque ha variado un poco desde que Foucault la vislumbraba como mecanismo de
poder, pero aún mantiene algunos elementos, “se trata a medida que se concentran las fuerzas de
producción, de obtener de ellas el máximo de ventajas y neutralizar sus inconvenientes (robos,
interrupciones del trabajo, agitaciones y cabalas)”[15] en definitiva, para ello era necesario
establecer, vigilantes, castigos, penalidades y multas para quienes violentaran los horarios de
entrada a la fabrica. En cuanto a las disciplinas, las fábricas y los talleres no eran diferentes. Y así
son también las escuelas y las universidades con sus relojes, timbres, uniformes, y
reglamentación. La “puntualidad”, la “frugalidad”, “orden” e “industriosidad” enseñada por algunas
escuelas inglesas de caridad era alabada por los religiosos y los dueños de fábricas por ser la
manera en la que los niños entraban a un nuevo universo de tiempo disciplinado.
En cuanto al hospital, este tiende a convertirse en aparato de “examinar”. El ritual de la visita
médica, se convierte en su forma más llamativa de disciplinar. Cuando una observación regular
pone al enfermo en situación de examen lo cual trae dos consecuencias: en la jerarquía interna, el
médico, elemento ahora externo, comienza a adquirir preeminencia sobre el personal religioso.
Aparece la categoría del “enfermero”. El hospital bien “disciplinado” constituirá el lugar adecuado
de la “disciplina” médica.
La cárcel es la forma de poder más delirante y exacerbada de la disciplina capitalista en la prisión
advierte Foucault “el poder no se oculta no se enmascara se muestra como tiranía llevada hasta
los más ínfimos detalles, poder cínico y al mismo tiempo puro enteramente justificado ya que
puede formularse enteramente en el interior de una moral que enmarca su ejercicio”. [16] Foucault
concibe a las prisiones como la institución por excelencia que cristaliza y materializa la existencia
del poder coercitivo.
Estos y otros dispositivos como la familia etc. son algunos de los dispositivos disciplinarios
necesarios para que se pudiera consolidar el capitalismo, utilizando para ello el mecanismo de la
disciplina “El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la
mirada; un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y donde, de
rechazo, los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se
aplican”.[17] o a su vez comenta también Foucault “se trata de establecer las presencias y las
ausencias, de saber dónde y cómo encontrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles,
interrumpir las que no lo son, poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla
sancionarla, medir las cualidades o los meritos” [18]
Sumado a lo anteriormente expuesto un elemento central de la disciplina de poder en la
actualidad, nos advierte Foucault, proveniente del discurso capitalista y este es el “encierro” en la
cual vive el obrero. “El endeudamiento obrero le obliga por ejemplo a pagar su alquiler un mes por
adelantado, y en cambio cobra su salario a fín de mes, la venta a plazos, el sistema de cajas de
ahorro, las cajas de retiro y asistencia, las ciudades obreras, todos estos han sido medios para
controlar a la clase obrera, de una manera mucho más sutil, mucho más inteligente mucho más
fina y para secuestrarla”[19]
Para concluir este breve ensayo (muy sintético, por lo breve que fue tratado el tema del poder en
el capitalismo siguiendo la teoría focultiana), hay que tener en cuenta que el paradigma marxista
utilizado históricamente para cambiar el mundo y las relaciones de poder, es por medio del control
político del estado, ya sea en cualquiera de sus dos dimensiones la reforma (cambio gradual hacia
el socialismo) y la revolución (cambio radical), estos dos modelos de transformación social, han
descuidado para autores como Holloway “el hecho de que el trabajo esta organizado sobre una
base capitalista significa, que lo que el estado hace y puede hacer esta limitado y condicionado
por la necesidad de mantener el sistema de organización capitalista del que es parte” Por ello
cambiar y/o transformar el mundo y por ende las relaciones de poder no implica necesariamente el
control político del estado, ya que de ser así se separa al estado del cúmulo de relaciones sociales
que lo rodea y se lo eleva como si fuera un autor autónomo.
Por ello se debe tener claridad que si nos rebelamos contra el capitalismo y sus dispositivos de
saberes, los cuales crean poderes, no es porque queremos un sistema de poder diferente, es por
que se pretende construir una sociedad en la cual las relaciones de poder sean disueltas y donde
se crea una sociedad basada en el reconocimiento de la dignidad de las personas.
Por ultimo se debe destacar que el poder no es un atributo ni una esencia es una relación de
fuerza que pasa tanto por las fuerzas dominadas como por los dominantes. No podemos pensar el
poder como algo que unos poseen y otros no (no es apropiable) no podemos pensar que en la
sociedad hay grupos que detentan el poder y otros excluidos del mismo. El poder hay que
pensarlo como ejercicio, el cual no se posee se ejerce.
El poder no es monolítico y totalmente controlado. Aunque en la sociedad hay un grupo de una
clase que ocupa estratégicamente posiciones de poder no controlan del todo el poder ya que este
no esta localizado, en un lugar especifico como los estados, si no en pequeños poderes capilares
(padre sobre el hijo, maestro sobre el alumno, empresario sobre obrero.. etc.) lo que permite y
hace posible que el estado se reproduzca y funcione.
En fin es preciso interpretar la evolución de la sociedad capitalista como proceso de formación y
desarrollo de una "sociedad disciplinar", mostrando los hilos que unen a diversas organizaciones
como la escuela, la cárcel, el hospital, el ejército y la fábrica. Foucault llama disciplinas al conjunto
de métodos que permiten un control minucioso de las operaciones del cuerpo y que garantizan la
sujeción constante de sus fuerzas, garantizando la obediencia para conseguir una mayor utilidad
Las fábricas, las escuelas, los hospitales, las prisiones, en general devinieron en lugares
privilegiados para moldear la experiencia y los modos de pensar en términos del orden social. Por
ultimo queremos señalar que desde el punto de vista del poder la teoría foucaultiana muestra esa
ruptura con el pensamiento clásico tradicional, aportando nuevos y variados elementos para
entender el poder y sus múltiples relaciones.
De lo anterior se desprende que si se rebelan contra el capitalismo, no es porque se quiere un
sistema de poder diferente, es por que se pretende construir una sociedad en la cual las
relaciones de poder sean disueltas y donde se crea una sociedad basada en el reconocimiento de
la dignidad de las personas. Lo anterior tiende a expresarse en la actualidad por medio de la
participación en organizaciones no gubernamentales o por preocupaciones individuales y
colectivas de maestros, médicos, trabajadores en general, etc. Cuyo objetivo central no es ganar
posiciones de poder, sino por el contrario han proporcionado importantes focos para el movimiento
antipoder.
Bibliografía
Foucault, Michel. Microfísica del Poder. Madrid: editorial la piqueta. 1980
Foucault, Michel. El Poder y la Norma. En: “Revista la nave de los locos N 8”. Universidad San
Nicolás Morelia. 1984.
Foucault, Michel. El Sujeto y el Poder. Torres-Rivas Edelberto (comp.) En: Teoría y métodos. San
José: Educa. 1990,
Foucault, Michel. Asilos, Sexualidad y Prisiones. En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona:
Editorial Paidos. 1999
Foucault, Michel. Verdad y Poder. En: Estrategias de Poder. Volumen II. Barcelona: Editorial
Paidos. 2000.
Foucault, Michel. Vigilar y Castigar: el Nacimiento de la Prisión. Madrid. Siglo Veintiuno editores.
2000.
Foucault, Michel. Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos. 2000.
Otros Autores Consultados
Bendix, R, y Lipset, S (comps). Clases, status y poder. Madrid. Editora Euroaméricana 1972.
Ceballos Héctor. Foucault y el Poder. México: Ediciones Coyoacan. 1997.
Holloway, Jhon. Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy, Buenos
Aires: editorial Herramienta. 2002.
Parsons, Talcote. El Sistema Social. Madrid: editorial Alianza 1999.
[1] Bendix, R., y Lipset, S (comps), Clases, status y poder, Madrid. Editora Euroaméricana 1972
[2] Talcott, Parsons, El Sistema Social, Madrid: Editorial Alianza 1999, Pág. 122
[3] Foucault, Michel, 1999, Asilos, Sexualidad y Prisiones, En: Estrategias de Poder. Volumen II,
Barcelona: Editorial Paidos, Pag. 283
[4] Cfr. Foucault, Michel, Microfísica del poder, Madrid: editorial la piqueta, 1980, Pág., 144
[5] Cf. Ceballos Héctor, 1997, Foucault y el Poder, México: Ediciones Coyoacan, Pág. 67..
[6] Ídem., Ceballos, Héctor Pág. 67
[7] Ídem., Ceballos, Héctor Pág. 73
[8] Foucault, Michel, 1999, Verdad y Poder; En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona:
Editorial Paidos, Pág. 46
[9] Cfr. Ceballos Héctor, 1997, Foucault y el Poder, México: Ediciones Coyoacan, Pág. 69
[10] Cfr. Maurizio Lazzarato, del Biopoder a la Biopolitica, documento bajado de Internet, el día 1
de agosto de 2006, http://sindominio.net/arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm
[11] Foucault, Michel, 1999, Verdad y Poder; En: Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona:
Editorial Paidos, Pág. 48
[12] Foucault, Michel, 1999, Estrategias de Poder. Volumen II, Barcelona: Editorial Paidos, Pág.
17-18
[13] Foucault, Michel, 2000, Vigilar y Castigar, Madrid, Siglo Veintiuno editores, Pág. 212
[14] Cfr. Foucault, Michel “El poder y la norma”, En: Revista la nave de los locos N 8, 1984,
Universidad San Nicolás Morelia.
[15] Foucault, Michel, 2000, Vigilar y Castigar, Madrid, Siglo Veintiuno editores, Pág. 146
[16] Cfr. Foucault, Michel, Microfísica del poder, Madrid: editorial la piqueta, 1980, Pág., 81
[17] Ídem
[18] Ídem 147
[19] Foucault, Michel, 1999, A prepósito del encierro penitenciario; En: Un dialogo sobre el poder y
otras conversaciones, Madrid: Alianza Editorial, Pág. 67