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TEMA 2: ROMA
¡AVE alumnos!, empezamos aquí nuestro periplo por la historia de la mejor manera que
podemos hacerlo, donde la dejamos el curso pasado: LA CIVILIZACIÓN ROMANA, una de las
civilizaciones que más ha influido en nuestra cultura y en nuestra forma de pensar. A ella le debemos
nuestro lenguaje, la distribución de nuestras carreteras, el derecho, el arte, y un largo etcétera.
MONARQUÍA (753- 509 a.C.)
Durante el segundo milenio antes de Cristo, pueblos provenientes de Oriente (ligures, vénetos,
samnitas, sabinos, latinos) se fueron asentando en la Península Itálica, imponiéndose a los núcleos
neolíticos que allí vivían. En torno al siglo IX a.C. apareció un nuevo pueblo, el etrusco, del que poco sabemos. Estos
pueblos se establecieron en el centro y norte de la península, donde crearon ciudades-estado.
La mayoría de pueblos en esta época vivían de la agricultura, la ganadería y el comercio,
favorecido por ser zona de paso entre las prósperas ciudades etruscas del norte y las ricas colonias griegas
del sur, con las que mantuvieron estrechas relaciones comerciales. En la parte central de la península, el
Lacio, cerca del río Tiber, los latinos se fusionaron con los sabinos y sus aldeas se confederaron en la Liga
de las Siete Colinas, junto a las que fundaron la nueva ciudad de Roma (753 a.C.). Orgullosos de su
pasado y amantes de la Historia, los romanos siempre tendrán la mítica fecha de fundación de su capital
como referencia para contar el tiempo y se referirán a cualquier acontecimiento con el latinajo "ab urbe
condita", es decir, "desde la fundación de la ciudad". La mitología atribuye a Rómulo la fundación de esta
ciudad, una historia mucho más divertida, pero nada científica.
En un primer momento en Roma se establece una Monarquía, donde el rey tiene todos los poderes (judicial,
ejecutivo, militar y religioso). De los siete reyes que tuvo Roma, los cuatro primeros fueron latinos y los tres últimos
etruscos, ya que este pueblo invadió la ciudad en el S. VI a.C. Bajo la tutela y dirección de los etruscos se engrandeció
la ciudad con grandes construcciones y obras de ingeniería (puentes, alcantarillado, acueductos, murallas, etc.).
En esta primera etapa el pueblo romano se organizó socialmente en dos grandes grupos:
 los patricios (descendientes de los fundadores de Roma) que son minoría pero que controlan la
política y eran los más ricos y poderosos, y
 los plebeyos, que a pesar de ser la mayoría de la población (artesanos, campesinos,
comerciantes) no tenían derechos políticos.
Será el enfrentamiento de estos dos grupos lo que puso fin a la monarquía. Los reyes etruscos favorecieron a los
plebeyos en detrimento de los patricios, ya que mientras que las familias patricias basaban su poder en la posesión de la
tierra y el ganado, el rey y las familias allegadas se volcaban en las actividades comerciales y artesanas. En el año 509
a.C. los patricios se sublevaron y abolieron la Monarquía para defender su posición de privilegio y crearon una nueva
forma de organización política llamada República.
REPÚBLICA (509 a.C.- 27 a.C.)
Se inicia entonces el segundo período político, la llamada República de Roma (509-47 a.C.), aunque se considera
más una oligarquía patricia que una democracia, y contaba con una serie de instituciones para su funcionamiento:
Los Comicios: asamblea de ciudadanos romanos donde se elegían a los magistrados, se proponían
leyes y se decidía sobre la guerra. La votación en los Comicios se hacía por clases sociales (se dividía en 5
en función de la riqueza), empezando por los más ricos y dejando la votación cuando se alcanzaba la
mayoría, por lo que los más pobres nunca llegaban a votar, de ahí que se cuestione lo democrático de este
sistema.
Las Magistraturas: forman el gobierno de Roma y son elegidas cada año. Ejercían diversos cargos:
Pretor, Edil, Cuestor, Censor y Cónsul; estos últimos presidían el Senado y los Comicios.
El Senado: compuesto por 300 antiguos cónsules. Ratificaban las leyes aprobadas por los Comicios,
al tiempo que resolvían conflictos de política exterior y de finanzas. Eran la máxima autoridad de Roma.
Todos reconoceréis la figura del Senador romano con toga blanca.
A nivel social, durante doscientos años los plebeyos lucharon para obtener los derechos que se les negaba
(participación política), y lo consiguieron en el S. V a. C., con el Tribuno de la Plebe, que fue representante y defensor
de sus intereses. Más adelante, consiguieron una ley escrita, la Ley de las Doce Tablas, y finalmente otros derechos
como su acceso a la magistratura, al Senado y a contraer matrimonio con los patricios. Esta igualdad de derechos con
los patricios benefició principalmente a los plebeyos más enriquecidos. A partir de este momento la sociedad romana
vuelve a dividirse en dos grandes grupos, según se tuviera o no la ciudadanía romana.
Las mujeres, con independencia de su origen social o de su riqueza, nunca fueron consideradas ciudadanas.
Tampoco los esclavos romanos, que no tenían ningún derecho, y podían ser vendidos, asesinados o emancipados a
voluntad del amo. Se encargaban de las tareas más duras (campo, minas, gladiadores) y también hacían tareas
domésticas. Pasaban a ser libertos cuando recuperaban la libertad (comprada o cedida por su amo).
Es en el periodo republicano cuando Roma inicia su expansión por el Mediterráneo y tierras de Oriente. Entre el
500 y el 250 a. C. Roma ocupó la Península Itálica, enfrentándose con Cartago en el Sur de Italia, lo que dio origen a
las guerras Púnicas (250-146 a. C.) y la victoria romana supuso su hegemonía sobre el Mediterráneo Occidental. Entre el
S. II a.C. y el I. a. C., conquistaron Grecia, el Mediterráneo Oriental, Hispania y Britania. Los territorios conquistados se
dividieron en 50 provincias, dirigidas por un gobernador. Para defenderse de los pueblos extranjeros (bárbaros) se
construyeron las limes (fortificaciones).
Pero la República morirá de éxito. La gran expansión territorial realizada durante este periodo hacía muy difícil
su gobierno por parte de una administración pensada para una ciudad. Las provincias, cincuenta, eran casi autónomas
del poder central de Roma.
Por otro lado, las conquistas enriquecieron a Roma,
pero aumentaron las desigualdades sociales, pues solo se
beneficiaron los caballeros (comerciantes) y patricios
(compraban esclavos para trabajar sus latifundios). Los
campesinos se arruinaron pues tenían que servir al ejército
y abandonaban sus tierras, por lo que se endeudaban,
llegando algunos a la esclavitud. La falta de reparto en las
riquezas creó enormes tensiones sociales porque las
diferencias de recursos entre los grupos de población iban
en aumento. La plebe, dirigida por los hermanos Graco,
provocó una revuelta (S. II a. C.) y poco después también
hubo una revuelta de los esclavos (Espartaco, S. I a.C.).
Para frenar estos problemas, el Senado otorgó todo el poder a generales y dictadores, pero las rivalidades entre
ellos dieron lugar a guerras civiles y un periodo de inestabilidad. Los ejércitos empezaron a defender a sus generales
directos, que les recompensaban con botines y tierras, y a preocuparse menos de los intereses comunes de Roma, de
manera que la coordinación desapareció y la ambición de poder de los generales se convirtió en el motivo de lucha,
son las Guerras Civiles del siglo I a.C. La lucha más famosa fue la de Pompeyo y César, de la que César salió victorioso y
fue nombrado por el Senado dictador perpetuo. Ante el temor de que se proclamara rey a sí mismo, algunos senadores
lo mandaron asesinar en los idus de marzo, 44 a.C. Pero su muerte desembocó en una nueva guerra civil que ganó el
hijo adoptivo de César, Octavio. El Senado le concedió el título de Augusto (elegido por los dioses) y Octavio organizó
la concentración de poderes en su persona como emperador. Empieza así la última etapa de la Historia de Roma.
IMPERIO (27 a.C.- 476)
Augusto supo resolver los problemas que las instituciones republicanas no pudieron. Creó instituciones para
pacificar el extenso Imperio y administrarlo más directamente (provincias imperiales y senatoriales), reestructuró el
ejército pagando a los soldados y creando colonias para los veteranos, realizó grandes obras públicas y aseguró la
distribución gratuita de trigo entre la población y mantuvo el reconocimiento y el respeto hacia el Senado, aunque
perdió todo papel político y quedó como algo simbólico. Estos cambios generaron una gran estabilidad en todos los
campos, iniciándose un periodo que se conoce como Pax Romana y que sirvió para integrar los territorios y
profundizar en su romanización. Ejemplo de ello fue la concesión de ciudadanía a todos los habitantes del Imperio por
parte de Caracalla. Pero el sistema imperial también tenía sus defectos. Para empezar, no había un sistema sucesorio
claro y, aunque el emperador solía nombrar a su sucesor de entre sus familiares, pronto el ejército intervino en este
nombramiento provocando enfrentamientos entre familias importantes.
Pero a partir del siglo III se frenaron las conquistas y se empiezan a manifestar síntomas de decadencia. Es la
conocida crisis del siglo III. Es cierto que la presión de los pueblos bárbaros se suele colocar como causa de la caída del
Imperio, pero siempre habían estado controlados cuando el poder de Roma había sido fuerte. Durante este siglo III los
problemas de fondo se acentuaron: la debilidad del Senado creció por el reforzamiento del poder del ejército.
Volvieron a aparecer guerras civiles que acabaron con la unidad de acción de la máquina militar romana en las
fronteras, que se debilitaron y se hicieron permeables a los pueblos bárbaros. Esto también generó problemas
económicos, pues la falta de esclavos hizo que disminuyera la agricultura y, los bárbaros cortaron vías de comunicación,
dificultando el comercio, por lo que el Imperio se empobreció. No obstante, gracias a la debilidad de Roma muchos
germanos se instalaron en tierras de Roma sirviendo como soldados o colonos. De esta manera los germanos se
romanizaron, pero también Roma se fue germanizando y en sus últimos años los principales generales del ejército
romano eran germanos.
Con la crisis del siglo III, el Imperio romano se vio obligado a aceptar dentro del "limex" (fronteras fortificadas) a
ciertos pueblos que venían presionando y que ya se encontraban bastante romanizados en sus costumbres. Se admitió a
ciertas comunidades a las que se otorgó la cualidad de foederati, de pueblos federados a Roma. Esta federación se
realizaba mediante acuerdos (foedus): Roma dejaba a estos pueblos que se establecieran dentro del Imperio, y a
cambio, vigilaban las fronteras de otros pueblos más belicosos. El conjunto de pueblos más conocido y que más
colaboró con el Imperio fueron los godos.
La mayor entrada de germanos en el imperio romano se produjo en el s IV, cuando los hunos, dirigidos por
Atila, llegaron al centro de Europa desplazando a los pueblos allí asentados. No fueron los únicos, suevos, vándalos y
alanos cruzaron el Rin y tras saquear la Galia se instalaron en Hispania; los anglos, jutos y sajones cruzaron el Canal de
la Mancha y se asentaron en las Islas Británicas; los burgundios ocuparon el Ródano y los francos el norte de la Galia.
La crisis económica y la crisis monetaria hundieron la economía vaciando las ciudades y trayendo de nuevo el
trueque. El ejército no cobraba del estado y los generales se apropiaron otra vez del poder de las legiones para su
beneficio propio. En la Galia, en Germania, en Grecia, las fronteras no pudieron resistir la presión y, aunque se ofreció
la posibilidad de alianzas a muchos pueblos, finalmente la invasión no se pudo evitar.
A todos estos problemas hay que añadir una crisis ideológica muy profunda provocada por la aparición del
cristianismo, que con su mensaje de igualdad y de monoteísmo frente al culto imperial, pasará de ser religión
perseguida duramente por Diocleciano (catacumbas, siglo II ) a religión admitida por Constantino en 313 ( Edicto de
Milán) y a convertirse en religión oficial con Teodosio.
A la muerte de este emperador (395) el Imperio se
divide para intentar salvarlo: el Imperio Romano de Occidente
pasa a su hijo Honorio, y el de Oriente a su hijo Arcadio. Pero
el de Occidente está tan debilitado que sucumbe ante los
bárbaros que nombran a su propio emperador Odoacro, quien
destituye al último emperador romano Rómulo Augústulo (de
diez años de edad) en el año 476.
Se pone fin así al imperio romano de occidente, que se
fragmenta en multitud de pequeños reinos germanos. El
imperio oriental, sin embargo, consigue resistir la oleada de
invasiones germánicas y sobrevive hasta el s XV.
¡Pero aún no hemos acabado!, el mundo romano es mucho más que su evolución política y social y debemos
profundizar en algunos temas, como la religión y la herencia que dejaron los romanos en nuestro territorio y en el resto
de Europa.
El primero de ellos es la religión, de carácter politeísta y emparentada con la religión griega. Durante el Imperio
se impuso el culto imperial, que obligaba a rendir culto y fidelidad al emperador, lo que provocó algunos problemas.
En el s I, con la conquista de Palestina se introduce en el Imperio la religión judaica, monoteísta, que espera la llegada
de un Mesías que reclamaría el reino de Israel. Poco después se difundió una nueva religión, el cristianismo, entre los no
judíos del Imperio. El desarrollo de esta nueva religión fue muy importante en las provincias orientales, no tanto por
sus creencias, sino por que su monoteísmo implicaba la negativa al culto al emperador y a participar en el ejército
romano, por lo que fueron perseguidos y en muchos casos asesinados. En el s III los cristianos eran tan numerosos que
se aceptó su religión. En el 313 Constantino permitía la práctica de esta religión y él mismo se convirtió a esta nueva fe.
Más tarde, Teodosio hizo del cristianismo la religión oficial del Estado.
El segundo tema a destacar es la herencia que los romanos dejaron en los territorios conquistados. Y aunque es
muy amplia, hay dos aspectos en los que los romanos fueron los principales impulsores en el mundo occidental: la
urbanización y el arte, en especial las obras de ingeniería.
Todas las ciudades romanas tenían una estructura similar: planta cuadrangular rodeada de murallas y
organizada en torno a dos calles principales cardo (N-S) y decumano (E-O) en cuyo cruce se ubicaba el foro o plaza
pública de la ciudad, que albergaba los edificios principales. En estas ciudades no sólo había puentes, alcantarillas,
fuentes públicas y calles empedradas, también había una gran cantidad de edificaciones para el ocio y el esparcimiento
de los ciudadanos tales como el circo, el teatro, el anfiteatro, las termas, los templos, etc.
La cultura romana se fijó en todos los pueblos que fueron conquistando y en todos aquellos no conquistados
pero próximos a sus fronteras. De hecho, los reinos germanos se constituyeron sobre la base de la cultura romana, ya
que su cultura era muy inferior. Tenían distintas costumbres en lo referente a la familia, sus leyes eran mucho más
primitivas y su forma de gobierno solía ser una monarquía. Sus monarquías, muy frágiles, empezaron siendo electivas,
según las costumbres germanas, pero, por influencia romana aunque de manera muy lenta, acabaron convertidas en
hereditarias en muchos reinos.
El latín fue la siendo lengua oficial en toda Europa, incluso después de la caída del Imperio Romano de
Occidente. También se extendieron el uso del el derecho romano, se mantuvo la moneda y la estructura de las ciudades
y caminos, e incluso el cristianismo triunfó como religión oficial.
En esta dirección podréis ver un divertido video en el que se enumeran algunas de las cosas que debemos a los
romanos: http://youtu.be/WYU5SAQwc4I
Tras el año 476, y con la llegada de los germanos, las ciudades se despoblaron y quedaron como centros
administrativos o sedes de obispado. Se perdió el concepto de ciudadano y la sociedad se ruralizó. La vuelta al campo y
la inseguridad hizo que los campesinos buscaran protección en aquellos poderosos que pudieran defender sus aldeas,
dando pie a unas relaciones de fidelidad y dependencia que darán origen al vasallaje feudal. La tierra se convirtió en la
principal fuente de riqueza y su posesión quedó en manos de unos pocos nobles germanos. El comercio decayó y en
algunos lugares prácticamente desapareció al quedar reducido a mercados locales en los que era más frecuente el
intercambio de productos.