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PRINCIPIOS Y CONCEPTOS BÁSICOS DEL PARTIDO LIBERAL
Con el fin de ofrecer al Partido Liberal un conjunto de ideas y conceptos básicos para en primer
lugar entender los problemas públicos y luego guiar las propuestas de soluciones, se proponen las
siguientes ideas, principios y conceptos.
Sin embargo, antes de desarrollarlos es preciso realizar algunas advertencias:
En primer lugar, que no creemos en verdades absolutas y que las ideas, principios y
conceptos que proponemos pueden y deben ser revisados periódicamente para evaluar si sus
fundamentos mantienen vigencia.
En segundo lugar, reconocemos a los grandes pensadores liberales como una referencia
obligada a la hora de definir nuestras ideas, principios y conceptos. Estudiarlos, interpretarlos,
cuestionarlos, y difundirlos es una labor esencial de los miembros de nuestro partido.
Finalmente, y sin perjuicio de los establecido en el punto anterior, recordar que somos un
partido político de liberales plebeyos. Esto significa que nuestra labor no es realizar discusiones de
salón de escaso interés y sensibilidad por la realidad ya que estas conclusiones terminan
indefectiblemente siendo de poca utilidad práctica especialmente para los más desaventajados. Muy
por el contrario, nuestro deber es interpretar nuestras ideas, principios y conceptos de acuerdo
a la realidad para ofrecer los relatos y soluciones que, de acuerdo a las particularidades de
cada momento, permitan que todos (y no sólo una elite privilegiada) podamos gozar de
proyectos de vida dignos y autónomos. Sólo de esta forma podremos imaginar, discutir y
desarrollar el país y el mundo en el cual queremos vivir.
PREAMBULO
En la convicción de que el goce efectivo de los consensos civilizatorios mínimos
alcanzados a nivel mundial son posibles en la medida en que se equilibren los principios de libertad
e igualdad, el Partido Liberal se construye sobre el principio que reconoce que: “Las personas nacen
libres e iguales en dignidad y derechos”. Este principio encuentra su antecedente en Declaraciones
Liberales tales como la Declaración de independencia de los Estados Unidos (Revolución
Norteamericana), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano Francés (Revolución
Francesa) y también en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Los principios y conceptos básicos sobre los cuales construimos nuestro Liberalismo.
LA PERSONA HUMANA.
Nuestro punto de partida
La persona humana es el punto de partida de nuestro análisis y el centro de nuestras
preocupaciones. La forma de concebir al ser humano resulta crucial, ya que dependiendo de esta se
construirán los principios de justicia sobre los cuales las personas se relacionan.
Reconocemos a la persona humana como un ser integral. La racionalidad, afectividad,
empatía y la sociabilidad entre otras muchas dimensiones del ser humano, le permiten diseñar
proyectos de vida individuales pero no necesariamente aislados. En efecto, es común observar que la
vida se desarrolla a través de redes, grupos y relaciones sociales que libremente elegimos formar o
poner término. Así dadas las cosas, las relaciones interpersonales no se estructuran únicamente en
virtud de relaciones de competencia, sino que también de colaboración.
Hacemos nuestra aquella declaración que cambió para siempre la historia de la humanidad:
“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. En esta línea, el principio de la libertad
supone reconocer a todas las personas el mismo derecho de los demás para imaginar y ejecutar el
proyecto de vida que mejor estimen adecuados para alcanzar su mayor realización integral posible,
siempre que con este no se dañe a otros.
Este principio también supone reconocer que los efectos de las decisiones y acciones
ejecutadas en la persecución del proyecto de vida deseado, son de responsabilidad personal.
Por otra parte, el principio de igual dignidad y derechos, reconoce que el ejercicio de la
libertad supone supone ciertas condiciones materiales básicas sin las cuales esta resulta ilusorio.
LA CONSTITUCIÓN
El consenso básico de una sociedad
Entendemos la Constitución como: el consenso básico que alcanzan personas libres e
iguales en dignidad y derechos respecto de los principios de justicia sobre los cuales se fundan
las relaciones entre los miembros de una sociedad y la organización del Estado.
En sociedades como las actuales, esto es, diversas, plurales y complejas, existen múltiples y
a veces antagónicas concepciones acerca del bien. Para que este acuerdo sea amplio y transversal,
su contenido debe incorporar los valores compartidos por las distintas concepciones acerca
de lo bueno, pero sin tomar partido por ninguna concepción del bien.
El consenso básico que supone una Constitución se alcanza en circunstancias
extraordinarias. En ellas, la totalidad de los miembros de la sociedad nos involucramos activamente
en el debate destinado a alcanzar el contenido del consenso básico que guiará nuestras vidas. Estas
circunstancias extraordinarias difieren de los períodos ordinarios de la política, en donde el
involucramiento de los miembros de la sociedad no alcanza el grado y la intensidad de la participación
de aquellas y, por ende, la posibilidad de tomar alcanzar consensos básicos disminuye. Entonces, las
decisiones adoptadas en períodos de normalidad política no pueden modificar las decisiones
adoptadas en circunstancias extraordinarias, las cuales en todo caso podrán ser reevaluadas
si se garantizan las condiciones en que se tomaron estas. Finalmente, con el fin de resguardar
que el consenso básico sea mantenido o modificado por los procesos adecuados, es legítimo
establecer un mecanismo de justicia constitucional.
Una de las finalidades esenciales de toda Constitución es reconocer y garantizar
Derechos Fundamentales. Dicho reconocimiento implica demandar del Estado distintas actitudes.
Así, con el fin de garantizar la libertad será necesario establecer límites al actuar del Estado. Para
hacer posible el ejercicio de la libertad será necesario asegurar el acceso efectivo a aquellas
prestaciones que la hacen posible. Por su parte, el reconocimiento del derecho a participar en
procesos democráticos, supone que el Estado se organice de forma tal que garantice que todos
tenemos el mismo valor a la hora de incidir en las decisiones públicas. Finalmente, para garantizar
los derechos de las futuras generaciones será necesario que resguarde el uso sustentable de los
recursos naturales.
LO PRIVADO Y LO PÚBLICO
Dos conceptos que deben replantearse.
Reconocemos que cada persona es soberana para decidir respecto de aspectos relativos a
su propio cuerpo y espíritu. Asimismo, reconocemos como propio del ámbito privado a aquello que
es de utilidad de un sólo individuo.
Por oposición a lo privado, entendemos por el ámbito de lo público a aquello que es de
utilidad común, es decir, la creación de bienes públicos, a través de la deliberación.
No solamente el Estado puede crear bienes públicos. Estos también pueden ser
creados por las personas a través de la colaboración previa deliberación. Lo que no deben poder
hacer los sujetos privados es crear regulaciones de derecho público, función que le corresponde
exclusivamente al Estado
EL MERCADO
“La oferta de un espacio de libertad que en Chile sólo alcanza a una promesa inconclusa”
Tradicionalmente, el mercado ha sido entendido como un espacio de interacción humana
en el cual las personas libremente acceden a bienes y servicios para satisfacer sus
necesidades luego de acordar un precio.
Una economía basada en el mercado ofrece a cada persona la posibilidad de auto realizarse
individualmente a través la elección individual, el premio al esfuerzo personal y la competencia. El
desarrollo del libre emprendimiento ha constituido una de las bases del progreso y un ambiente
propicio para la creatividad de la humanidad.
A nivel mundial, en aquellos lugares en los cuales se desarrollaba el libre comercio, también
florecieron las sociedades abiertas, diversas, pluralistas y en definitiva, la tolerancia.
Sin embargo, el mercado tiene límites. En ocasiones, cuando el mercado falla se pierden los efectos
beneficiosos de este. Entonces, se justifica la intervención del Estado.
En otras ocasiones, organizar la satisfacción de las necesidades más básicas de una persona de
acuerdo al mercado, puede significar dejar sin satisfacción adecuada las necesidades de quienes no
están en condiciones de ofrecer una suma de dinero suficiente para que un oferente acepte contratar.
En estas situaciones, se justifica la organización de la provisión de dichas prestaciones de acuerdo a
lógicas y reglas distintas al mercado.
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, el concepto del mercado debe ser actualizado. Esto
es así, ya que por efecto de las nuevas tecnologías y tendencias el mercado ha evolucionado
constituyéndose en un espacio que, basado en la confianza, facilita la interacción humana
especialmente a través de la colaboración voluntaria entre las personas, ya sea con o sin precio
mediante.
EL ESTADO
“Ni Leviatán ni Fetiche, simplemente un instrumento al servicio de la persona”
Entendemos al Estado como una institución creada por las personas para servir a la
persona humana. Las funciones que este deba realizar encuentran como fundamento esencial y
como límite a la dignidad humana. Esto supone que nadie puede ser considerado un medio para
los fines de otro, razón por la cual la única autoridad legitima es aquella respecto de la cual hemos
consentido. Asimismo, las únicas decisiones que pueden públicamente exigir obediencia son
aquellas respecto de las cuales hemos tenido la oportunidad de participar en su deliberación.
La dignidad humana exige distintos tipos de conductas por parte del Estado. Así, ante
la creciente multiplicidad de proyectos de vida propios de una sociedad libre, plural y diversa, el Estado
debe ser neutral. La posibilidad de que todas las personas puedan diseñar y desarrollar proyectos de
vida libres y dignos supone que el Estado de manera proactiva garantice el acceso a las
condiciones materiales básicas para que todas las personas puedan efectivamente ejercer la
libertad. Una vez garantizadas estas condiciones, el diseño y desarrollo del proyecto de vida es de
responsabilidad personal, ante lo cual el Estado debe abstenerse de intervenir. Finalmente, para
hacer efectiva la posibilidad de proyectos de vidas dignas y libres a las generaciones por venir, el
Estado debe velar por un uso sustentable de los recursos naturales.
La decisión acerca de qué funciones deban ser asumidas por el Estado dependerá de las
necesidades públicas del momento y el proyecto de país que se proyecte. La legitimidad de esta
decisión dependerá tanto del respeto a la libertad y dignidad humana como de la amplitud de la
deliberación democrática pero, en ningún caso de prejuicio o dogma alguno.
ESTADO LAICO
El partido liberal es un defensor del Estado Laico, el cual implica que respecto a cuestiones
de carácter religioso, el Estado debe asumir una posición de neutralidad, es decir que no debe
promocionar las religiones en general ni menos una religión en particular. Esto no significa que las
religiones deban ser prohibidas. Muy por el contrario, consientes de que para determinadas personas
la vida de acuerdo a los dictados de los valores y deberes de una determinada religión constituye un
elemento esencial del proyecto de mayor realización personal, reconocemos al ejercicio de las
religiones (siempre que no afecte los derechos de terceros) como una parte del ejercicio de libertad
personal (en este caso libertad de conciencia) que el Estado debe reconocer y proteger a cada
persona.
Un Estado que respeta por igual la libertad de las personas en materia religiosa y valórica,
debe promover la toma de conciencia de que en el espacio público los derechos y deberes no
necesariamente son los mismos que en el espacio privado. Así dadas las cosas, en este último el
Estado debe defender un espacio libre de intervención en donde cada persona pueda profesar el credo
que mejor lo identifique, siempre que este no dañe a otros. Por su parte, en el espacio publico, el
Estado debe contribuir a crear las condiciones para que todos tengan la misma oportunidad para
expresarse, también en la medida en que no se perjudique a terceros. Asimismo, debe promover una
formación ciudadana tal que habilite a cada persona a ser consiente de que, en el ámbito público, la
forma de respetar a todos por igual es mediante la toma de decisiones fundadas en razones que todos
somos susceptibles de entender (por oposición a las razones que sólo los miembros de una
determinada religión entienden y comparten). Finalmente, no puede haber un Estado Laico sin que se
reconozca que sólo estamos obligados jurídicamente a cumplir las decisiones en las cuales todos
hemos tenido la oportunidad de participar (las leyes), emanadas exclusivamente de las autoridades
reconocidas como tales en las leyes civiles. La apelación a la autoridad moral de textos sagrados o
divinidades debe quedar reservada exclusivamente a aquellos espacios en los cuales estos son
aceptados por todos los presentes (espacios privados). De esta forma es posible conciliar el ejercicio
de la libertad de conciencia con el principio secular de soberanía.
ESTADO DESCENTRALIZADO
El principio democrático del autogobierno, debe ser replicado en todas las unidades
territoriales en que este sea posible. En este sentido, el Partido Liberal continúa la senda de aquellos
liberales chilenos del siglo XIX que lucharon por un Estado Federal.
DEMOCRACIA
Entendemos la democracia como un sistema de Gobierno que además de reconocer la
pluralidad existente en una sociedad, promueve de manera sustentable la convivencia en disenso.
Este tipo de régimen político produce instituciones bajo un criterio de pluralismo, lo que la diferencia
de experiencias en las que se utiliza la democracia solo como un mecanismo de elecciones pero no
como un criterio permanente en el eje rector de gobierno. Una democracia sustentable solo puede
desarrollarse adecuadamente en un ambiente de transparencia a todo evento, que va más allá de
una norma jurídica entendiéndola como un principio ético.
La democracia promueve el establecimiento de relaciones sociales en una esfera pública
que constantemente se exige estándares de pluralismo, es decir, relaciones sociales bajo el marco de
la libertad, igualdad y diversidad. Creemos en la democracia porque es un sistema que promueve la
comunicación desde el reconocimiento de diferentes intereses, ideas y realidades de todos los
ciudadanos, y para que esto sea efectivo garantiza las relaciones en un marco de libertad de
expresión. Para que todo lo anterior sea sostenible en el tiempo, los liberales creemos en la
democracia como un sistema equitativo de la distribución del poder en las relaciones humanas,
ya que esto brinda a todos los ciudadanos la posibilidad y capacidad de comunicar y transmitir sus
ideas, opiniones e intereses.
Promovemos un sistema democrático que sea consistente con los consensos mayoritarios
y de manera paralela, busca que prevalezcan criterios que protejan los derechos de las minorías.
Reconocemos la necesidad de los sistemas democráticos representativos como principio
general en la convivencia de una sociedad moderna. Sin embargo, reconoce los vacíos de
participación que este tipo de sistemas genera, por lo que constantemente busca promover
mecanismos de democracia directa como soluciones particulares. Hoy los avances en democracia
digital se fundan en principio de democracia directa