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Etimología de la palabra “filosofía” La palabra filosofía está compuesta por dos voces griegas: filo y sofía. Filo significa amor, amistad. Sofía significa saber, sabiduría. Ahora bien ¿qué relación se establece entre estas dos voces cuando conforman la palabra “filosofía”? Existen al menos dos interpretaciones: -Amor a la sabiduría. En esta interpretación, es filósofo quien ama la sabiduría, no quien tiene sabiduría, sino que tiende hacia ella, la busca, la desea. El filósofo se diferencia del sabio en que éste posee el saber, mientras que aquél reconoce que no lo posee, pero lo busca. Y se diferencia también de los sofistas (profesores pagos de oratoria y manejo del discurso en la Atenas clásica) en que éstos decían saber, aunque en realidad no sabían, en tanto que el filósofo reconoce su ignorancia. Los sofistas lograban sostener cualquier posición, aunque fueran contrarias las unas a las otras, gracias a las técnicas retóricas y dialécticas. No conocían, aunque decían hacerlo, y hay aquí una primera diferencia con el filósofo, que reconoce que no sabe. Pero además no buscaban conocer, sino persuadir, convencer a un auditorio o a un interlocutor, y éste es un segundo punto de diferencia, pues los filósofos buscaban conocer, aún a costa de generar rechazo frente a interlocutores o auditorios. Sería constitutivo de la filosofía, entonces, una cierta modestia, pues está en su naturaleza reconocer la ignorancia. Claro representante del filósofo es, desde esta perspectiva, Sócrates. De él, el oráculo de Delfos había dicho que era el griego más sabio. Tras múltiples diálogos con personas que se autoconsideraban sabias, Sócrates llegó a una conclusión: él, efectivamente, era el griego más sabio, pero no por poseer conocimientos sobre algo, sino por reconocer su propia ignorancia, por saber que no sabía. El resto no sabe que no sabe, y por eso son ignorantes. -Sabiduría que surge del amor, de la amistad. En esta interpretación, la filosofía denota una forma de vida. Se trata de un saber que surge por relaciones de amistad con otras personas, nunca en solitario, y aquí cobra especial relevancia la forma de organización en escuelas para el cultivo de la filosofía en la antigüedad. Pero además, quien filosofa tiene una relación de amistad con el saber, está cerca suyo, actúa conforme a él, él forma parte de su vida. No se trata de una relación externa saber-prácticas, sino que el cultivar el saber es en sí mismo una práctica, y el resto de las prácticas se condicen con ese saber.