Download Historia, Geografía y ciencias Sociales
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Historia, Geografía y ciencias Sociales Profesora: Andrea Pereira Luna Colegio San José LA GUERRA FRÍA EN EUROPA. Durante los veinte años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Europa debilitada y relegada a un segundo plano en la política mundial, fue el principal escenario de la Guerra Fría. Allí las potencias intentaron limitar la influencia de su enemigo mediante programas de ayuda económica, como el Plan Marshall, implementado por Estados Unidos desde 1947 y que consistía en el otorgamiento de préstamos de bajo interés destinados en su mayor parte a Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia; y el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME o CAMERCON) creado por la URSS para impedir que los países de Europa Oriental aceptaran la ayuda económica norteamericana y cuyo propósito era promover la industrialización de los países miembros y el intercambio comercial entre las naciones del bloque. En el terreno militar, el enfrentamiento entre las potencias se manifestó a través de la constitución de alianzas. En 1949, los norteamericanos impulsaron la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que agrupaba a la mayoría de los países capitalistas noratlánticos en una alianza defensiva que comprometía a sus miembros a prestarse ayuda en caso de agresión a terceros. En 1955, los soviéticos respondieron con la creación del Pacto de Varsovia, una organización militar que reunía a los países comunistas. La mayor tensión de la Guerra Fría en Europa se relacionó con la crisis de Berlín en 1947, cuando ambos bloques se disputaron el control y la ocupación de esa ciudad. División de Alemania y construcción del muro de Berlín. Un primer síntoma de lo que sería la Guerra Fría se pudo apreciar con motivo de la repartición que los aliados hicieron de Alemania, después de la derrota de los nazis. Las diferencias entre la URSS, por un lado, y las potencias occidentales, por el otro, impidieron unificar las cuatro zonas de influencia que se habían establecido en 1945 y así, en 1949, nacieron dos Estados nuevos: la República Democrática Alemana (RDA) y la República Federal de Alemania (RFA). La capital, Berlín, También permaneció dividida, lo cual implicó que al interior de la RDA hubiera un enclave occidental que se regía por otras leyes. La tensa situación en la frontera que separaba los dos sectores de Berlín, los atentados y sabotajes de que fue victima Berlín Oriental originaron, en 1961, la construcción del emblemático “muro de Berlín”, símbolo de la Guerra Fría. Primavera de Praga. El movimiento renovador checoslovaco del socialismo, conocido como la “Primavera de Praga”, intentó alcanzar un socialismo menos rígido. Apoyado por gran parte de la ciudadanía, el presidente comunista Alexander Dubcêk procuró liberalizar el régimen, proceso que se inicia en 1968. Un año después, las tropas de la URSS invadieron el territorio checo, se depuso a Dubcêk y se anularon las reformas. LA GUERRA FRÍA EN ASIA ORIENTAL. Asia fue la región del planeta en que las superpotencias compitieron durante todo el desarrollo de la Guerra Fría. Las fuerzas comunistas eran muy poderosas y habían tenido un gran protagonismo en la liberación del país del dominio francés, por lo que rechazaron la división del país postulando que Vietnam era uno solo. Pero Estados Unidos se opuso a la unificación y envió tropas desde 1962 para rechazar la guerrilla comunista, pues el Ejército de Vietnam del Norte comenzó a invadir el Sur para unificar el país. Desde esa fecha y hasta 1974, los Estados Unidos intervinieron en el conflicto, bombardeando y destruyendo gran parte del país. Si embargo, la resistencia del ejército comunista hizo que las tropas de Estados Unidos se retiraran sin lograr su objetivo. De hecho, al año siguiente de su retiro, en 1975, los comunistas se tomaron la capital de Vietnam del Sur, Saigón, y unificaron el país bajo un gobierno comunista. La Revolución China: en 1949 el líder comunista Mao Tse-Tung se impuso y extendió el régimen comunista a toda China. Inicialmente, la relación entre este país y la URSS fue cooperativa. Durante la Guerra de Corea, China reforzó su alianza con los soviéticos mientras rompía con los Estados Unidos y sus aliados. Hacia fines de los años cincuenta las relaciones chino-soviéticas se tensaron y culminaron con una ruptura total con la URSS a comienzos de la década del sesenta, donde plantearon una vía de construcción de una nueva sociedad y una nueva cultura. Entre las medidas adoptadas más importantes, desarrolladas por el Partido Comunista Chino, destaca una gran reforma agraria, pues la mayoría de la población china era campesina y, por otra parte, una gran reforma cultural. En la actualidad, el gobierno chino sigue siendo dirigido por el Partido Comunista, pero ha desarrollado un proceso donde abrió la economía a la inversión extranjera y a la empresa privada. La Guerra de Corea (1950-1953): Lo mismo que Alemania, la Península de Corea fue dividida luego de la Segunda Guerra Mundial. En 1948 se formaron dos Estados: Corea del Norte: comunista y aliada de la URSS; y Corea del Sur, aliada de Estados Unidos. A raíz de una disputa fronteriza, el ejército de Corea del Norte invadió el país del Sur. Estados Unidos se involucró de inmediato en esta guerra, enviando tropas para pelear contra el ejército coreano comunista. Luego de que el país más poblado del mundo, China, se hiciera comunista en 1949, Estado Unidos temía que todo el sudeste asiático se hiciera comunista. Era el llamado “efecto dominó”: si cae un país (en el comunismo) caen todos. De esta forma, Estados Unidos intervino agresivamente en ese conflicto, incluso algunos de sus generales propusieron lanzar una serie de bombas atómicas en la zona de la frontera chino-coreana. Pese a todo, al cabo de tres años de guerra, la frontera de las dos Coreas se mantuvo como en un comienzo. La Guerra de Vietnam (1962-1974). La Guerra de Vietnam fue la más larga y cruenta de todo el período. Liberada del Colonialismo Francés en 1954, Vietnam fue dividida en dos por la comunidad internacional: el Norte Comunista y el Sur capitalista. AMÉRICA LATINA DURANTE LA GUERRA FRÍA. En los años sesenta, la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos eran democráticos. Sólo Paraguay, República Dominicana, El Salvador, Haití y Nicaragua permanecían bajo regímenes dictatoriales. El caso cubano: En 1959 una revolución dio fin a la dictadura de Fulgencio Batista, que se había instalado en Cuba en 1952 con el apoyo de los Estados Unidos, dado que protegía sus intereses. El nuevo gobierno, encabezado por Fidel Castro, realizó profundas reformas: distribuyó las tierras de cultivo, alfabetizó a la población e implementó un amplio programa de salud. En 1961 los Estados Unidos, preocupados por la política cubana, impusieron un bloqueo económico a la isla, y en el contexto de la Guerra Fría, la URSS acudió en apoyo de Castro. La orientación de la Revolución cubana se definió como prosoviética en ese momento y tras el intento de Kennedy de invadir la isla. En 1962 se vivió uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría, cuando instalaron misiles soviéticos en Cuba, en respuesta a los misiles norteamericanos emplazados en Turquía y que apuntaban a Rusia. El gobierno estadounidense respondió a la amenaza declarando el bloqueo económico a Cuba: cualquier buque que se acercara a la isla con material estratégico sería detenido o hundido. La URSS no desafió el bloqueo y después de algunas negociaciones, en las que Estados Unidos se comprometió a no atacar a Cuba y a renunciar a sus misiles en Turquía, la URSS aceptó retirar sus misiles de la isla caribeña. La Revolución cubana y la crisis de los misiles provocaron un importante cambio en la política de Estados Unidos hacia América Latina, teniendo como objetivo el evitar que la experiencia socialista de Cuba se repitiera en otro lugar del continente. Con esa finalidad se implementó bajo el gobierno de Kennedy un programa de ayuda económica, denominada “Alianza para el Progreso”, y se formó a las fuerzas armadas del continente bajo la doctrina de seguridad interior del Estado, que perseguía combatir a los enemigos internos que se desarrollaban en cada país y que, desde el punto de vista de Estados Unidos, correspondían a todas las fuerzas y organizaciones que se identificaran con el ideario socialista. LA GUERRA FRÍA EN ÁFRICA. En este continente las luchas de liberación nacional que jalonaron el proceso de descolonización, se entrelazaron en muchos casos con el conflicto entre los Estados Unidos y la URSS. Aunque el presidente de Estados Unidos, T. Roosevelt, había sido uno de los principales defensores del derecho de las colonias a independizarse, el temor a que los nuevos Estados optaran por un modelo socialista llevó a Washington a respaldar a sus aliados europeos en la conservación de los imperios. El apoyo de la URSS al proceso descolonizador, condujo a Estados Unidos a practicar una política fluctuante, muy atenta a impedir que los nuevos países derivaran hacia el bloque comunista. La descolonización: con el fin de la Segunda Guerra Mundial, los imperios coloniales se desintegraron y dieron lugar va un conjunto de nuevas naciones. Si antes de la guerra alcanzaban los dedos de una mano para enumerar los estados independientes de Asia y África, a fines de 1960 se mantenían muy pocos dominios coloniales y decenas de nuevos Estados habían surgido a la vida independiente. Se trató de un cambio producido, en gran parte, por el debilitamiento de las potencias coloniales y por el auge del nacionalismo independentista en las antiguas colonias, estimulado por la disputa entre la URSS y Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. La primera etapa del proceso se desarrolló en Asia; luego surgieron las nuevas naciones del mundo árabe en Oriente Medio y el norte de África y, por último, las del África subsahariana, que se formaron en rápida sucesión desde fines de la década de 1950. a) Dos modelos: para analizar el proceso de descolonización es útil contraponer el modelo de las potencias coloniales más importantes del siglo XIX, Gran Bretaña y Francia. Cuando Gran Bretaña fue consciente de su declinación, inició un largo proceso de negociación con sus colonias, en el marco del cual, algunas de ellas accedieron al estatuto de “dominios” y adquirieron una semiautonomía. Cuando llegó la hora de la descolonización, Gran Bretaña no se opuso a un curso de los acontecimientos que consideraba irreversible y buscó, en muchos casos con éxito, limitarse a mantener los vínculos económicos y cierta comunidad política con las colonias que accedían a soberanía. El modelo francés se opuso al británico, particularmente, en el caso de las colonias del sudeste asiático y de Argelia. Francia resistió los procesos de independencia y buscó integrar sus colonias con la metrópoli, otorgando, por ejemplo, la ciudadanía francesa a los nativos dominados. Al desconocer la profundidad, la amplitud y el carácter del nacionalismo rebelde, facilitó el desarrollo de cruentas y prolongadas guerras de liberación. Entre 1954 y 1961, las tropas francesas enfrentaron la acción del frente de Liberación Nacional Argelino, que propició la rebelión contra la administración colonial. Después de un violento conflicto, Francia se vio obligada a conceder la independencia. En Indochina, durante la Segunda guerra Mundial, los japoneses habían controlado el territorio con el consentimiento del régimen colaborador de Vichy, lo que provocó la expansión del movimiento de liberación de orientación comunista. A la derrota japonesa en la contienda le siguió la inmediata declaración de la Independencia, que fue rechazada por los franceses. Derrotada militarmente en la famosa batalla de Dien Bien Phu, Francia fue obligada a aceptar el curso de los acontecimientos y, en 1954, liberó el territorio. La situación de Indochina no se resolvió, sin embargo, en ese momento. Durante los años de la Guerra Fría, la retirada francesa dio lugar a la conformación de cuatro Estados diferentes: en 1953, y de una forma relativamente calma, se formaron Laos y Camboya. b) Descolonización sin modelo: la descolonización en oriente medio no siguió ninguno de los dos patrones anteriores. Palestina, por ejemplo, no era una colonia, sino una administración de Gran Bretaña por “mandato” de la Sociedad de las Naciones, desde el fin de la Primera Guerra Mundial. En su territorio, se desarrollaba el proyecto sionista para la creación del Estado de Israel, lo que produjo una expansión importante de la comunidad judía. El también pujante nacionalismo árabe, que ya había logrado la independencia de varios Estados en torno de las fronteras palestinas, se oponía a este objetivo, en el que se veía un cercenamiento de su propio territorio. Cuando terminó la Segunda guerra mundial, los británicos transfirieron la responsabilidad del problema a las Naciones Unidas, donde se resolvió la creación de dos nuevos estados en Palestina: uno judío y otro árabe. La insatisfacción árabe ante esta solución llevó, en 1948, a la primera Guerra Árabe-israelí, comienzo de un ciclo de inestabilidad y conflictos, que se continuó con la Guerra de los Seis Días, en 1967, y la Guerra de Yom Kipur, en 1973. Después de varios ciclos de calma y tensión, en 1999, el conflicto recrudeció; las nuevas formas de enfrentamiento (los atentados y los ataques a la población civil de ambos bandos) han adquirido una dimensión terrible. En cuanto al África negra, las comunidades nativas, poco organizadas, habían sido muy vulnerables a la penetración y la explotación coloniales durante el siglo XIX. En el momento de su independencia, las condiciones institucionales y políticas estaban lejos de garantizar la creación de estados modernos. De todas maneras, en un lapso de veinticinco a treinta años se crearon allí, aunque bastante artificialmente, unos treinta nuevos Estados, en muchos de los cuales, la inestabilidad política, las guerras, las hambrunas y las enfermedades serían permanentes. OTRAS FORMAS DE DIVISIÓN. La división del mundo en dos bloques de poder antagónicos y su enfrentamiento en la Guerra Fría, no se expresó solamente en la lucha por sus zonas de influencia territorial. Con mucha frecuencia, el conflicto alcanzó gran relevancia en el plano de las ideas, en un debate en que ambas potencias atacaban a su rival destacando las bondades del sistema que ellos defendían y el lado oscuro del propiciado por su enemigo. La “demonización” del adversario fue utilizada a menudo por los aparatos de propaganda de ambos bandos, dando lugar a toda una producción cultural muy propia de estos años, que se expresó en la literatura, el cine y la gráfica, en ocasiones de manera irónica y, en otras, con mucha seriedad. Así daban cuenta del ambiente que caracterizó el período y de la visión que cada bando tenía de si mismo y de su enemigo. El miedo a la guerra nuclear: con el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki el mundo entró en una nueva época, la era atómica. En 1945, sólo Estados Unidos poseía la bomba atómica. Con la Guerra Fría, la URSS se lanzó a su fabricación, enseguida Gran Bretaña, más tarde Francia, China, Israel, India y África del sur. El arsenal atómico amenazó la sobrevivencia del planeta, Apocalipsis dejaba de ser un tema bíblico para convertirse en el horizonte de varias generaciones. Con el arma atómica, la “paz nuclear” reposaría en el equilibrio del terror. La competencia tecnológica: en el contexto de la guerra fría, los Estados Unidos y la Unión Soviética vivían enfrentados en una competencia permanente por el prestigio y el poder, y uno de los terrenos donde se manifestaba esa competencia era el orden de los avances científicos y tecnológicos. En 1957, los soviéticos aventajaron a los norteamericanos al convertirse en los primeros en enviar al espacio un satélite artificial (el Sputnik) y ese mismo año, pusieron en órbita al primer ser vivo, la perra Laika. En 1961, el soviético Yuri Gagarin fue la primera persona en comandar un vuelo espacial. Los norteamericanos respondieron con la creación de la Agencia espacial y Aeronáutica (NASA), en 1958, y con el inicio de una agresiva política espacial que tuvo un gran hito en 1969 con la llegada a la luna de los astronautas de la nave Apolo XI. En 1968, más del 80% de los fondos destinados a la investigación y el desarrollo en los estados Unidos, y más del 60% en Gran Bretaña y en Francia, se concentraban en las áreas de defensa, investigaciones atómicas y espaciales