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Para ver esta película, debe disponer de QuickTime™ y de un descompresor . Eugenio Trías, la conciencia del límite Cuando a alguien le llega la muerte, se suele acostumbrar a llenar de piropos al fallecido; era tan bueno…hoy, día 11 de febrero, los periódicos, que la verdad no he mirado, o alguno que he mirado no decía ni pamplona del fin del filósofo Eugenio Trías (Barcelona, 1942), seguro que se han volcado a dejar sus páginas necrológicas a los hagiógrafos de ocasión. << La muerte del hombre significa: la disolución de esa identidad y la liberación de una profusión de máscaras o disfraces que todos almacenamos, y que inhibimos en virtud de ese fetichismo. Nuestra idea es, pues, disolver esa identidad y liberar una multiplicidad. Recordar que bajo esa identidad o nombre se esconde una muchedumbre que nuestro nombre es, en todo caso, el mismo que el del endemoniado que confesó a Jesucristo: “Legión es mi nombre”>>. Bajo el nombre de Eugenio Trías no creo que legión, pero al menos, al modo de Jano, sí que dos caras se escondían: una, la del filósofo riguroso y serio, y la otra la del articulista alineado en los últimos tiempos con la derecha más rancia. Puede afirmarse, no obstante, sin exageración alguna que el autor de <<Filosofía y carnaval>> es quizá el filósofo del panorama hispano más potente; el único que desde hace años ha despegado de la glosa de otros filósofos para poner en pie su propio sistema filosófico. Allá por los ochenta tuve la ocasión de escuchar a Trías un par de veces por acá: una, en una conferencia en la sala de la Kutxa y otra, en el Congreso de Filósofos jóvenes en la desaparecida facultad de Zorroaga. Escuchar a este hombre era flipar pues sus referencias abarcaban toda la amplitud del abanico del saber: música, literatura, poesía, y por supuesto, filosofía. De ello por supuesto también dan sobrada cuenta sus numerosas obras: << La filosofía y su sombra>>, <<Drama e Identidad>>, << Tratado de la pasión>>, <<Los límites del mundo>>, <<Lógica del límite>>, <<La razón y fronteriza>>, y…no sigo, pues seguiría hasta la cuarentena de obras. Si las primeras lecturas de Trías avanzaban a la sombra del estructuralismo, allá a finales de los años sesenta, más tarde su pensamiento comenzó a dispararse hacia el pensamiento del límite, de la frontera…Un periplo por las sendas del pensar que comenzando por el espacio de la sensibilidad, avanzó por el de la pasión hasta finalizar rumiando el concepto de límite, el ser que limita -nosotros-, en un intento de erigir una ontología de él. Una filosofía propia mas no ajena al pensamiento occidental con el que estaba en constante diálogo / disputa (Platón, Schelling, Heidegger, Kant, Wittgenstein, Hegel, Nietzsche…) y hasta por los lares del pensamiento religioso oriental, en sus incursiones por los terrenos propios de la filosofía de la religión. Una empresa metafísica que trataba de pensar el ser en tanto que ser, intentando hallar la ubicación de ese ser del límite que se va convirtiendo, en su infatigable quehacer, en ser como límite. La razón fronteriza supondrá un giro en su pensamiento al convertir al ser en límite, en ruptura con la visión que procedía de Parménides y continuaba hasta Heidegger que trataba de la relación entre el sujeto y sus límites. Su óptica va a desmarcarse del tono dominante que ha guiado el pensamiento moderno que ha pensado el límite como algo negativo, y si Kant luchó con los límites de la razón, y Wittgenstein con los del lenguaje, Trías pretende dar un vuelco a tal modo de pensar (persona / límite) al considerar que quizá el ser es el límite, y, en consecuencia, el pensamiento ha de enfocarse de otro modo que el que hasta ahora había constituido el dominante; << es lo mismo decir ser que decir límite>>. Al ser límites del mundo esto significa que nuestras emociones, nuestras pasiones y nuestros usos lingüísticos dotan de significado y sentido al mundo. La condición humana se constituye así en gozne, en frontera entre el mundo del más acá en el que vivimos y su más allá…el sentido, el lenguaje, el misterio, etc. Y si los tiempos que corren se muestran más proclives a lo fragmentario y a lo efímero y fugaz, Trías ha mostrado en todo momento su empeño megalómano, e intempestivo, por hallar la articulación, los puentes que unen las distintas esferas del quehacer humano y del pensamiento filosófico, impulsados por las relaciones de carácter simbólico que hacen derivar hacia la ética, la estética, la religión o lo cívico- político, ya que el filosofar era para él << desplegar una Idea sobre los distintos ámbitos en los cuales circula la reflexión filosófica>>; una construcción , work in progress, que se extiende como las ondas en un estanque que partiendo de un centro amplían su influencia a áreas cada vez más lejanas, o por utilizar la metáfora wittgensteiniana -referida al lenguaje- como una ciudad que se va ampliando desde su centro a los arrabales en distintos ensanches, << no es que la filosofía sea solo o exclusivamente filosofía de la religión, o filosofía del arte, o en general filosofía del símbolo. Pero de hecho la filosofía tiene en el acontecer simbólico, y en las revelaciones artísticas que en él tienen lugar, un campo estratégico particularmente apto para revelar la naturaleza y esencia de la existencia exiliada, o de la vida en éxodo que se ofrece como dato de experiencia con la coyuntura del comienzo; es decir, en esa existencia que exige la referencia esencial, recíproca y reflexiva, de ser y límite>>…una constante elaboración de una razón fronteriza crítica que ahora se ha visto truncada. Como sucede en bastantes ocasiones las intervenciones públicas, ciudadanas, de algunos pensadores y artistas fuera del campo de su estricto quehacer espantan a más de un seguidor…algo de esto puede pasar con el ahora fallecido; recuerdo algunos comentarios de hace algunos años en los que se marcaba unas hipótesis más bien alocadas sobre el apoyo argelino a ETA, convirtiendo a los dirigentes de dicho país magrebí en poco menos que los promotores de tal organización. De las últimas lecturas en el diario ABC, preferiría callarme, pues el tono ordenancista, centralista y derechoso atufaba a cualquier napia mínimamente sensible y equilibrada. ¿Será el síndrome de Siracusa del que algunos han hablado, como herencia de La República platónica, con la pretensión aristocrática de convertir(o auto-convertirse) a los mejores, a los más listos, en filósofos-reyes? La enfermedad que desde hace tiempo le carcomía ha puesto fin a la trayectoria de este pensador que ha transitado por muy variados pagos: Opus, PSUC, y en capicúa bucle a la derecha conformista de la piel de toro. Queda, y es lo que de hecho se ha de tomar como su verdadera herencia, su obra filosófica, en su vertiente creadora ya que según su visión <<toda innovación en filosofía consiste en desplazar el centro de gravedad de los conceptos principales que la componen, o en trasladar al centro algún concepto que suele hallarse muchas veces en la periferia de las nociones o ideas que en toda filosofía se manejan>>. El así lo ha hecho durante toda su vida mientras la señora de negro le ha dejado. Iñaki URDANIBIA