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VILLA MARIA ACADEMY DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Immanuel Kant (1724-1804) Introducción Immanuel Kant fue uno de los filósofos europeos más importantes desde la antigüedad; muchos dirían simplemente que es el más importante. Llevó una vida extraordinariamente tranquila en la alejada ciudad prusiana de Königsberg. Era el cuarto de once hermanos de una familia modesta. Pese a lo tranquila que fue su vida, era un hombre querido y respetado por todos. Contaban que su fama llegaba a tal nivel de lo ordenado qe era, que los habitantes de su pueblo arreglaban la hora del reloj cuando el pasaba. Nunca llegó tarde a clases a excepción del momento en que estallo la revolución francesa y cuando recibió las obras dl pensador Rousseau y él mismo dijo que perdió la noción del tiempo leyendo. Cuando murió muchos salieron a la calle, acudieron a su entierro y decían: “El hijo del bastero del pueblo fue enterrado como un rey”. Kant fue un erudito profesor y un estudioso toda su vida. Sintiéndose motivado por el tema del conocimiento y de la ética principalmente. Será este último el que estudiaremos, porque el mismo Kant planteaba que la ciencia y el conocimiento no eran nada si no contribuyen a hacer más humano, autentico y moral nuestro comportamiento. Kant se ocupará del uso práctico de la razón (tema ético) en dos obras: Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres y en La Crítica de la Razón Práctica. Imperativos La cuestión central en torno a la cual dispone Kant su doctrina ética es la de ¿Qué debo hacer? El conocimiento moral no es un conocimiento del ser, de lo que es, sino un conocimiento de lo que debe ser; no un conocimiento del comportamiento real y efectivo de los hombres, sino un conocimiento del comportamiento que deberían observar los hombres. Al parecer, solo el ser humano puede actuar en contra de sus instintos o deseos y actuar de acuerdo a ciertos principios que determinan su voluntad. Cuando los principios son valederos para una cierta voluntad, pero no necesariamente para otra, estamos hablando de Máximas. Ejemplo de esto podrían ser que una persona tomara como máximas “No hablar de política en reuniones sociales” “Enriquecerse a cualquier costo” “No meterse en los problemas ajenos”. De este modo, estas máximas moverán a la voluntad a realizar o no realizar ciertos actos en determinados momentos. Ahora bien, vamos a dar un paso más y entenderemos que Kant sostuvo que las Máximas, pueden ser divididas en dos grupos: Imperativos Hipotéticos e Imperativos Categóricos. Los Imperativos Hipotéticos, son máximas que tienen valor en cuanto ayudan a obtener algo que se quiere tener “estudia si quieres que te vaya bien”. Son ordenes o prohibiciones en función de del objetivo que nos hemos fijado. Son imperativos condicionados a algo que queremos lograr. Sin embargo, hay un tipo de imperativo que no está condicionado al deseo de cosa alguna, sino por si mismo. Éste es el Imperativo Categórico. “Obra de tal modo, que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, al mismo tiempo, como principio de una legislación universal… Una voluntad cuya máxima es siempre conforme a esa ley, es absolutamente en todos los respectos, buena condición suprema de todo bien…” (Kant, Crítica de la Razón Práctica) Las dos definiciones del imperativo categórico: 1. Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse en sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal. 2. Obra de tal manera que tomes a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca meramente como un medio. Referente a los puntos anteriores, sobre el primero podemos resumir que la acción correcta será aquella que nos gustaría que hicieran los demás y respecto al segundo, que el ser humano debe ser considerado en toda su dignidad y que no debe ser instrumentalizado. Es decir, no debe ser utilizado para yo pueda satisfacer mis deseos. Ninguna de las formulaciones del imperativo categórico contiene nada empírico, sino sólo la forma de la moralidad. No nos dice cómo tenemos que comportarnos concretamente, ni nos da ninguna norma, ni nos propone ningún fin interesado. Al mismo tiempo, contiene una exigencia de universalidad y necesidad, pero garantizando la autodeterminación de la voluntad, su autonomía, su libertad. La voluntad, en efecto, no queda determinada por ningún elemento empírico, por lo que es libre, no contiene ninguna norma concreta de conducta, por lo que la voluntad tendrá que darse a sí misma la norma de conducta. Buena Voluntad y Obrar por Deber La moralidad no puede fundarse en nada empírico. Una norma moral ha de ser universal, ha de valer para todos los hombres en todas circunstancias. Ha de ser, por lo tanto, de carácter formal; no puede establecer ningún bien o fin de la conducta, ni puede decirnos cómo tenemos que actuar. "Es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de él que pueda ser llamado absolutamente bueno, excepto la buena voluntad". Con esta frase comienza la "Fundamentación de la metafísica las costumbres". ¿Qué entiende Kant por una buena voluntad? Una voluntad que obra por deber, es decir, no por interés, o por inclinación o por deseo. ¿Y qué es obrar por deber? obrar por reverencia o respeto a la ley moral que la voluntad se da a sí misma. Kant distingue aquí entre obrar "por deber" y obrar "conforme al deber": puede ocurrir que actúe por algún interés particular y esa actuación coincida con la ley moral; en ese caso estoy actuando "conforme al deber". Obro "por deber", sin embargo, cuando mi actuación no persigue ningún interés particular, ni es el resultado de una inclinación o un deseo, sino que está motivada solamente por reverencia o respeto a la ley moral, independientemente de que mi actuación pueda tener consecuencias positivas o negativas para mi persona. La ley moral se basa en la noción de deber; y en la medida en que la ley moral pretende regular nuestra conducta ha de contener alguna orden o algún mandato. Pero como la ley moral es universal y necesaria la orden o mandato que contengan ha de ser categórico, es decir, no puede estar sometido a ninguna condición (no puede ser hipotético). A la fórmula en la que se expresa ese mandato u orden de la ley moral la llamará Kant imperativo categórico. Lo propio de la moral es obrar buscando sólo el cumplimiento del deber, y solo hay buena voluntad cuando la acción moral se realiza con vistas a él y no a causa de nuestro propio beneficio. El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley moral, y sin determinación por inclinación alguna. Sólo la razón puede justificar mandatos por deber. Obrar por deber es distinto a obrar legalmente: cuando obramos legalmente actuamos de acuerdo al miedo o a las consecuencias legales que produciría nuestra acción. Por ejemplo: si no robo en un supermercado por miedo a que me pillen o me multen, estaré obrando legalmente, no moralmente. En esta frase de Kant se resume la formalidad y autonomía de su ética: Haz el bien, no por inclinación sino por deber Cuándo una Acción es Moralmente Buena Una acción moralmente buena no es aquella que está regulada por inclinaciones emotivas, instintivas ni tampoco la que es determinada por los fines o resultados que de ella puedan derivarse. Es decir, actuar de manera desinteresada. La acción será moralmente buena cuando la intención del sujeto lo sea, es decir, cuando éste obre con buena voluntad, al margen de sus inclinaciones y deseos e independientemente de los resultados que espera obtener. La buena voluntad no pertenece al ámbito de los sentimientos o emociones, sino al reino de la razón: la voluntad es la capacidad de obrar según principios, y éstos son dados por la razón. Querer no es desear. Es decidirse en el transcurso de una acción. Según Kant, tal decisión es moralmente buena solamente si se realiza por mor de cumplir el deber. La Ética Formal Kantiana La distinción entre éticas materiales y formales procede de Kant. Según el filósofo las éticas materiales, anteriores a la suya, tenían como tarea fundamental señalar contenidos (bienes, fines, valores) y mostrar lo que debíamos hacer. Lo importante era definir y determinar los valores, bienes o fines supremos para después extraer un criterio de moralidad. Hay cosas que están bien y cosas que están mal, por lo que se pueden establecer mandatos y acciones prohibidas. El problema en este tipo de éticas es que es muy difícil ponerse de acuerdo en sus contenidos morales: para unos lo fundamental es conseguir el placer (hedonismo), para otros consiste en alcanzar la felicidad (eudemonismo), etc. Kant apuesta por una ética radicalmente distinta: la ética formal. Ésta no nos señala ni hace depender el bien moral de ningún contenido, ni nos dice qué debemos hacer y qué no. La voluntad es autónoma frente a lo dado y la ética, lo único que puede indicarnos es que hemos de actuar con buena voluntad, por respeto a la ley moral (imperativo categórico). Su ética es autónoma en tanto busca que el hombre sea capaz de determina qué es lo correcta sin necesidad de alguien que se lo esté determinando, sino solamente usando su razón podrá saber. De este modo, el hombre se hace cargo de su vida y puede decidir por sí mismo. “Sus escritos sobre ética se caracterizan por un incondicional compromiso con la libertad humana, con la dignidad del hombre y con la concepción de que la obligación moral no deriva ni de Dios, ni de las autoridades y comunidades humanas ni de las preferencias o deseos de los agentes humanos, sino de la razón”. "En el mundo natural todo actúa de acuerdo con leyes. Sólo un ser racional es capaz de actuar de acuerdo a unos principios... sólo un ser capaz de adoptar máximas podrá ser moral o inmoral”. “Los Imperativos Categóricos, exigen y obligan el cumplimiento sin condiciones ni excepciones” “Solo cuando lo que nos mueve es la voluntad de cumplir con nuestro deber, podemos decir que somos morales”.