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Ética, moral y códigos morales. Caracterización histórica y cultural de la moral
Los seres humanos, en nuestra condición de seres sociales, siempre estamos
inmersos en una comunidad; de manera que nuestras acciones no sólo se guían
por criterios de valor básico, sino también por otro tipo de valores y normas más
específicas de una sociedad, de una época o de un determinado grupo de
personas, a los que se denomina moral.
¿Te imaginas que en nuestro país, México, te cortaran la mano por sorprenderte
robando? Pues así sucede en algunos países árabes, porque sus reglas morales
son diferentes a las nuestras. Cada sociedad tiene su propia moral, por lo tanto
son diversas, particulares y con ciertas diferencias entre ellas; si la sociedad
cambia, también lo hace la moral, lo que significa que ésta es histórica porque
cambia a través del tiempo y en los distintos lugares en donde se vive.
Por otro lado, la moral puede transmitirse de manera escrita o de generación en
generación, ya sea de forma explícita y verbal o de manera implícita mediante
costumbres, los hábitos, los ritos y los estilos impuestos por las necesidades y
novedades del presente.
Cuando las normas éticas se dan por escrito, se plasma en los códigos morales.
Entre los más importantes de la antigüedad están el de Hammurabi, del pueblo
babilónico; la Tabla de Moisés con los 10 mandamientos, del pueblo judío; y el
código Manú, escrito por los sumerios. Actualmente el código moral con que
cuenta gran parte de la humanidad es la “Declaración universal de los derechos
del hombre”, formulada por la ONU en 1948, en la que se expresan y defienden
los valores generales de la humanidad.
La mayoría de los códigos
morales se plasman en
documentos. El que es de
mayor importancia en la
actualidad es la Declaración de
los Derechos del Hombre.
La ética como teoría sobre la moral y como moral filosófica
Podemos entonces determinar que la ética es filosofía acerca de la mora, ya que
introduce determinadas teorías que tienen que ver con el universo de los valores y
las normas, no importa si son básicos o secundarios, si son ideales por cumplir,
deseos o reflexiones internas del individuo, si se reflexionan como costumbres
llevadas a la práctica o como códigos escritos. En todos estos casos se trata de ir
al origen de los fenómenos preguntándonos ¿por qué elaboramos normas?, ¿qué
tanto estamos obligados a cumplirlas? De igual manera, se trata de responder a
los problemas que hemos señalado como centrales de la ética.
Pero a la vez, la reflexión ética implica una guía para vivir con ciertas normas. Esto
significa que toda teoría ética, además de plantearse los problemas antes
descritos, posee una dimensión práctica, es decir propone una cierta forma de
acción fundada en ciertos criterios filosóficos que permiten al ser humano su
reflexión y aceptación de manera consciente y no impuesta.
Una cosa es la moral social que se cumple de manera mecanizada y sin
cuestionarla, como cuando llevamos a cabo ciertas costumbres, tradiciones y
normas porque así son o así nos las han enseñado, pero no nos preguntamos
porque a para que lo hacemos, y otra es la moral filosófica, la cual se asume
desde la propia conciencia, el propio criterio y conociendo sus fundamentos
filosóficos.
Bibliografía
Gaxiola Jarquín, S., Sagols Sales, L. M., & Linares Salgado, J. E. (2007). Ética y valores . México:
McGraww-Hill.