La teología de la liberación es una corriente teológica cristiana integrada por varias vertientes católicas y protestantes, nacida en América Latina tras la aparición de las Comunidades Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia, 1968), que se caracteriza por considerar que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para definir las formas en que debe realizarse aquella opción.Los primeros en definir esta corriente teológica fueron el educador y expastor presbiteriano brasileño Rubem Alves y el sacerdote católico peruano Gustavo Gutiérrez Merino, cuyos primeros trabajos al respecto datan respectivamente de 1968 y 1969.