Homosexualidad y catolicismo
La Iglesia católica considera el comportamiento sexual humano dentro del ámbito del matrimonio y destinado de modo natural a la procreación. Sexo anal y homogenital son considerados pecaminosos ya que los actos sexuales, por naturaleza, son desde esta perspectiva unitivos, procreativos y de amor. Cabe señalar, sin embargo, que la Iglesia critica los actos homosexuales, no la condición de homosexualidad misma (por tanto, si bien el acto homosexual es pecado, el hecho de ser homosexual no lo es). La Iglesia también entiende que la complementariedad de los sexos es parte del plan de Dios. Al igual que cualquier acto sexual realizado fuera del matrimonio católico, los actos sexuales entre personas del mismo sexo son incompatibles con esas creencias, al no estar destinados a la procreación (ser desordenados en la terminología católica):[...] 'los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados'. Son contrarios a la ley natural [...] No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.Estas enseñanzas no están limitadas a la homosexualidad, sino que también son la premisa general para las prohibiciones católicas contra, por ejemplo, la fornicación y todas las otras formas de sexo que no persigan la procreación dentro del matrimonio, tales como la contracepción, la pornografía y la masturbación.