Posmarxismo
El posmarxismo explora en las distintas interpretaciones de la tradición marxista; se propone una teoría de lo social como constituido discursivamente, lo que no significaría una reducción idealista de lo social y material al lenguaje o al pensamiento. Se considera a su teoría realista y materialista, y en cierta relación de continuidad y superación respecto del materialismo histórico de Karl Marx, con el que se propone la existencia independiente del hombre, de ""un mundo exterior al pensamiento"". Pero, también con Marx y gran parte de la filosofía contemporánea, rechazan todo dualismo o ""esencialismo"" que implique la incomunicación entre hombre y mundo, sujeto y objeto, discurso y realidad.El posmarxismo es, sin embargo, una revisión del pensamiento marxista y no su actualización. De hecho, en algunos aspectos corre en una dirección opuesta como, por ejemplo, la superposición de lo político frente a la importancia que tuvo lo científico para gran parte del marxismo clásico. La críticas a esta corriente, que tiene entre sus mayores representantes a Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, está justamente en la desconexión con áreas centrales de lo que fue el marxismo clásico. Algunas de estas son: Renuncia a la idea de totalidad, presente en el marxismo estructural Fin de la superposición del conflicto de clases sobre otros conflictos. Se atiende así a las luchas de género, étnicas, culturales, etc. Promoción de la apertura de las sociedades civiles y defensa de la teoría democrática como valor universal.Con la crítica a la ideología, también se promueve el valor de la multitud. Algunos identifican gran parte de estas tesis con la deconstrucción de Jacques Derrida. Significa un enlace con las transformaciones múltiples que afectan a la llamada sociedad posmoderna y cuyo aspecto más visible es la globalización y la sociedad del riesgo.