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DÍA DEL APOSTOLADO DEL MAR -2001LA PRIMACÍA DE LA PERSONA
"TÚ TAMBIÉN CUENTAS"
Mensaje del Obispo Promotor del Apostolado del Mar
Festividad de la Virgen del Camen
Lunes, 16 de julio de 2001
-------------------------------------------------------------------------------Los católicos de la gran familia del mar tenemos cada año una cita especial en torno a
la festividad de la Virgen del Carmen, Estrella de los Mares, nuestra Patrona y Madre.
Es una ocasión propicia para demostrarle nuestro amor y agradecimiento. Lo es
también para reflexionar sobre nuestra situación humana y religiosa.
La Obra del Apostolado del Mar, encargada por la Iglesia para promover la acción
pastoral específica entre las gentes del mar, no puede faltar a esta cita. Con los actos
que en diversos ambientes se suelen organizar en torno a esta fiesta mariana, y por
medio también de este sencillo mensaje del obispo promotor, quiera Dios que toda la
sociedad y, de manera especial, las comunidades cristianas, se preocupen cada vez
más de la compleja problemática de tantos millones de hermanos que viven en o de la
mar. Preocupación que ha de traducirse en apoyo decidido a la solución de sus graves
y urgentes problemas de diversa índole.
Porque estos problemas, no solamente no han desaparecido, sino que se van
agravando de día en día. Así los resumían las delegaciones asistentes a la reciente
Asamblea Nacional del Apostolado del Mar, celebrada en Santa Cruz de Tenerife (abril
de 2001): la falta de éxito en el restablecimiento del acuerdo pesquero con Marruecos,
con sus lamentables consecuencias para nuestra flota pesquera; el incumplimiento de
los acuerdos internacionales sobre inspección de buques; las graves deficiencias en el
régimen de pensiones; la fatiga de los trabajadores del mar, entre otras causas por la
progresiva reducción de las tripulaciones, el exceso de horas de trabajo, las
condiciones inapropiadas para el descanso y las estancias demasiado prolongadas en la
mar, particularmente en la pesca de altura; el problema global de los buques con
bandera de conveniencia, con sus secuelas de una mayor seguridad y siniestralidad en
la mar, el cada vez más frecuente abandono inhumano de buques y tripulaciones en
puerto… La singular dureza del trabajo y de la vida a bordo se manifiesta en un dato
significativo: entre nosotros son cada vez menos, incluso en ambientes
tradicionalmente vinculados a la mar, los jóvenes que buscan un puesto de trabajo en
barcos mercantes o de pesca; ello obliga a que, a pesar del número elevado de
parados en nuestra sociedad, se tenga que buscar trabajadores extranjeros.
Pero el Apostolado del Mar, muy sensible siempre a estos y a otros problemas
humanos de las gentes del mar, detectaba también en la Asamblea de Tenerife, tal y
como es su misión específica, diversos obstáculos relacionados con la evangelización
de estos hermanos: escasa sensibilidad o incluso indiferencia ante el mensaje
evangelizador, dificultades crecientes para un acercamiento misionero por el recorte
progresivo del tiempo de estancia de los buques en los puertos, por defectos en el
lenguaje y en los métodos de los evangelizadores, por el carácter plural de los
tripulaciones en cuento a nacionalidades, lenguas y creencias. Señalaba asimismo la
Asamblea la insuficiente sensibilidad de algunas parroquias y diócesis para integrar la
pastoral marina en la pastoral general, y la falta de marinos que actúen como agentes
pastorales entre sus propios compañeros…
La Asamblea de Tenerife no se limitó, naturalmente, al análisis de los problemas, sino
que trató de buscar también algunas pistas de solución. Insistió, en primer lugar, en la
necesidad de tener un concepto integral de la evangelización, de modo que el anuncio
explícito del mensaje de Cristo acompañe al valiente testimonio de amor a favor de los
hermanos necesitados, colaborando con renovada entrega en la solución de sus graves
problemas. Por ello, como acuerdo para el futuro inmediato, recogía los siguientes:
intensificar la captación, formación y reciclaje de los agentes de pastoral marítima;
aprovechar las fiestas y las vacaciones para conectar con los marinos y prestar mayor
atención a sus familias; coordinar en lo posible las acciones evangelizadoras del
Apostolado del Mar con los planes y programas pastorales de diócesis y parroquias,
propagar los fines y la misión del Apostolado del Mar en los ámbitos universitarios y
escolares, así como también en asociaciones apostólicas y grupos humanos,
invitándolos a que se incorporen a la pastoral marítima; petición a la Dirección
Nacional del Apostolado del Mar para que organice cursos de mentalización y
formación de los agentes pastorales encargados de visitar a los marinos a bordo…
Esta última Asamblea sintonizaba así con el Motu Proprio del Papa Juan Pablo II “Stella
Maris”, al poner un énfasis especial en los mismos laicos marinos, no como simples
destinatarios del apostolado marítimo, sino como sus primeros y más cualificados
protagonistas, con un papel tan propio y notable que todos debemos reconocer,
agradecer y fomentar.
Cada año, en torno a la fiesta del Carmen, la Obra del Apostolado del Mar quiere
también transmitir un mensaje peculiar a través de un cartel mural. El cartel de este
año nos muestra dos barcos, el uno de pesca y el otro mercante y, en primer plano, un
marino que sale a tierra. El lema “Tú también cuentas” quiere fijar la atención de todos
en la primacía del hombre, del trabajador del mar, sobre buques, puertos,
tecnologías…, con ser éstos muy importantes. Porque la persona del marino y del
pescador, su singular vinculación con su familia, su dignidad y derechos, deben primar
sobre cualesquiera otros intereses legítimos e importantes. Legisladores, políticos,
sindicatos, cofradías y todos los responsables de la suerte de estas gentes tan
sacrificadas y necesitadas deberían tenerlo muy en cuenta, especialmente en una
época como la nuestra, en la que otros intereses de tipo económico o estratégico
tienden a sobreponerse al interés humano. La Obra del Apostolado del Mar se
compromete, por su parte, a seguir defendiendo al dignidad humana de las gentes del
mar y sus derechos.
Al término del Gran Jubileo y al comienzo del nuevo milenio, el Santo Padre nos ha
dirigido una bella y rica Carta Apostólica, “Novo millennio ineunte”, invitándonos a
recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con plena
confianza al futuro, apoyados en la presencia de Jesucristo, “el mismo ayer, hoy y
siempre” (Hb 13, 8). Nos alegra el hecho de para ello el Papa se sirva reiteradamente
de una escena de pesca: de aquella en la que Jesús invita a Pedro a remar mar
adentro para obtener una pesca extraordinaria: “Duc in altum!”. Esta invitación
universal la deben recoger la gran familia de las gentes del mar y la Obra del
Apostolado del Mar como dirigida también a ellas. Sabemos que nuestras fuerzas son
escasas y débiles, pero confiamos en la presencia salvadora de Jesús Resucitado y en
la acción de su Espíritu. Estará también a nuestro lado María, la Virgen del Carmen, la
Estrella de los mares, a cuya protección maternal invocamos. “Bajo tu amparo nos
acogemos, Santa Madre de Dios; en nuestras necesidades no desoigas nuestras
súplicas, antes bien, de todo peligro líbranos siempre, oh Virgen gloriosa y bendita”.
@ Carmelo Echenagusía Uribe
Obispo Promotor del Apostolado del Mar
Obispo Auxiliar de Bilbao
Bilbao, 1 de julio de 2001
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