Download Jesús, el buen Pastor Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Jesús, el buen Pastor Isaías 53:6 “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” Juan 10:11 “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” La Biblia habla claramente sobre la condición espiritual de la humanidad: “nos descarriamos como ovejas;” somos una gente pecaminosa. Pero, gloria a Dios, hay un Pastor, un amantísimo Pastor, Jesús, que cargó en sí mismo el pecado de todos nosotros. Entregó su preciosa y perfecta vida por ti y por mí. Mientras consideramos la resurrección de Jesús, piense conmigo en el Señor Jesús, padeciendo por nosotros allí en el Calvario. Acordémonos de sus palabras, “Consumado es.,” señalando que El había pagado el precio del rescate de sus ovejas. Mientras contempla usted esa escena, ¿qué palabras expresan sus sentimientos de gratitud? Digámosle. Señor Jesús, al oírte pronunciar esas palabras victoriosas, “Consumado es,” y como comprendo un poquito lo que te costó para poder decir eso, se conmueve mi corazón con sentimientos de (supla las palabras)___ . Con total humildad te agradezco y te alabo, Señor Jesús. Amén. Desamparado de Dios Marcos 15:33-34 “Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? Que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Trate de visualizar esa escena conmigo, querido amigo: Jesús está clavado en la cruz al mediodía (sin embargo, la escena está envuelta en oscuridad). Como leímos anteriormente, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Jesús está padeciendo y pagando la cuenta por los pecados de usted y de mí en aquel momento Jesús, el Hijo, siempre se había gozado de una comunión plena, abierta y sin interrupción con el Padre, desde la eternidad pasada hasta esa hora. ¿Por qué hacía falta que Jesús dijera esas palabras, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado”? Porque Dios es santo, querido amigo. No puede mirar el pecado. Durante esas tres horas, “Dios, al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Corintios 5:20~21) (Énfasis mío) Esa perfecta comunión fue rota por la primera vez en toda la eternidad. Jesús estuvo solo, completamente solo. Me conmueve tanto que Jesús quisiera padecer eso por mí, para que nunca tenga yo que ser desamparado de Dios. Volvamos a usar nuestras propias palabras para expresar nuestros pensamientos al contemplar esa escena intensa: Señor Jesús, cuando pienso en Ti, desamparado de Dios a causa de mis pecados … (dígale cómo le hace sentir) … Gracias, gracias, gracias, Señor. Te amo. ¡Cristo ha resucitado! Juan 10:17-18 “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Lucas 24:5-6 “y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ‘¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,” 1 Corintios 15:3-6 “Porque primeramente os he enseñado de lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.” ¡Amado hermano en Cristo, amamos y servimos a un Salvador VIVO, Cristo Jesús, Señor nuestro! ¡Ha resucitado! ¡Está vivo! ¡Aleluya! Demos gracias: Padre celestial, te alabo y te agradezco que porque Jesús murió, fue sepultado, y se levantó de nuevo, yo tengo esperanza. Y por fe en Aquél resucitado, yo también tengo vida, vida eterna y vida abundante. Gracias, amantísimo Padre. Gracias, Señor Jesús. Amén. A preparar lugar Juan 14:1-2 (Jesús está consolando a sus discípulos antes de que El murió) “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Después de resucitarse Jesús de entre los muertos, pasó cuarenta días más en la Tierra, y cientos de creyentes lo vieron. Entonces, subió y volvió al cielo, y ahora está a la diestra del Padre. La escritura citada arriba ha sido un gran consuelo a los cristianos ya durante más de 2.000 años, y Jesús continuó por decir: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Versículo 3) O, querido creyente, qué gloriosa esperanza nos aguarda como creyentes; estaremos con Jesús en la presencia del Padre por siempre. En vista de eso, ¿Cómo debe ser nuestro modo de vivir? Consideremos este versículo. A ver si te rete a ti como me reta a mí. “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” Oración: Señor Jesús, gracias por prepararme lugar a mí en la presencia del Padre. Señor, tener esa segura esperanza de estar contigo por siempre me llena el corazón de (dile cómo te hace sentir) . Ayúdame hoy a complacerte en todo lo que hago y digo. Ayúdame también a guardar mis pensamientos. Eso te pido en tu nombre, Señor Jesús. Amén. Intercediendo por nosotros Hebreos 7:24-25 “más éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” Antes vimos que el Señor Jesús está preparándonos una morada en la presencia de su Padre para los que lo amamos. Esa es nuestra esperanza segura, que iremos allá para estar con él por siempre. Nuestro versículo de hoy nos asegura que Jesús guarda a los que salva, y que intercede por ellos. Recientemente me ha tocado al corazón cómo debe de sentirse Jesús cuando yo peco. Allí está con el Padre, intercediendo por mí, asegurándole al Padre que había pagado por mis pecados allí en el Calvario. Pero, cómo le dolerá el corazón que yo siga pecando, y a veces a sabiendas. Ese pensamiento está comenzando a hacer una diferencia en las decisiones que tomo durante el día. Querido amigo, dediquémonos a darle gozo al corazón de Aquél precioso quien nos amó y se dio a sí mismo por nosotros. Oración: Padre, gracias te doy por enviar a tu Espíritu Santo a vivir en mí. Ayúdame a obedecer su voz cada hora de cada día, para que yo viva victoriosamente y te dé gozo a tu corazón. Eso te pido en el nombre de Jesús. Amén.