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ROSAL MISIONERO
Coronilla de las doce estrellas
San Luís María G. Montfort.
Coronilla de las doce estrellas
“Un gran signo apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una
corona de doce estrellas sobre su cabeza” (1)
Permíteme, oh Virgen Santísima, tu gloria cantar, y aquel que te ataca por siempre acallar.
Si se cree conveniente se puede ofrecer un Credo.
Corona de Santidad: Padrenuestro, Dios te salve María…
1.
¡Feliz! Pues tuviste en tu seno al Creador,
y, Virgen y Madre, engendraste al Señor. Dios te salve María…
2.
No sé como honrarte: ¡Oh Virgen, Santa e Inmaculada!
has podido llevar al que el universo no puede abarcar. Dios te salve María.
3.
Cómo eres de hermosa, Tú, Virgen María:
en Ti, no hay pecados, hay santa alegría. Dios te salve María.
4.
Hay tantas virtudes, oh Virgen, en Ti:
las noches serenas no brillan así. Gloria al Padre.
Corona de Poder: Padrenuestro, Dios te salve María.
5.
Gloria a ti, Reina del universo:
condúcenos contigo a los goces del cielo. Dios te salve María.
6.
De todas las gracias, eres Tesorera;
otórganos parte de todo tu oro. Dios te salve María.
7.
Dulce Mediadora entre Dios y lo humano:
camino del cielo, Tú, danos la mano. Dios te salve María.
8.
De tantos errores, eres destructora,
de todos nosotros sé fiel conductora. Gloria al Padre.
Corona de Bondad: Padrenuestro, Dios te salve María.
9.
De los pecadores Refugio grandioso: devuélvenos,
rápido, al Dios amoroso. Dios te salve María.
10.
En Ti, cada huérfano encuentra una Madre:
a todos tus hijos conduce hasta el Padre. Dios te salve María.
11.
Gloria a Ti María, alegría de los santos;
llévanos contigo a las alegrías del cielo. Dios te salve María.
12.
En la vida y en la muerte, eres nuestra Abogada:
condúcenos, Madre, a la gran patria amada. Gloria al Padre.
Oración:
Te saludo, María, Hija predilecta de Dios Padre.
Te saludo, María, Madre admirable de Dios Hijo.
Te saludo, María, Esposa fidelísima del Espíritu Santo.
Te saludo, Templo augusto de la Santísima Trinidad.
Te saludo, María, querida dueña y bondadosa Madre mía. Reina de mi corazón; vida dulzura y
esperanza mía ante Jesús; corazón y alma mía. Soy todo tuyo y cuanto tengo es tuyo. Virgen más
bendita que todas las puras criaturas, te pido que tu alma more en mí para glorificar al Señor,
que tu espíritu habite en mí para regocijarse en Dios.
¡Oh Virgen fiel!, ponte como un sello amoroso sobre mi corazón para que en ti y por ti sea
encontrado fiel a Dios. ¡Oh Madre de bondad!, concédeme la gracia de contarme hoy en el
número de aquellos a quienes amas, enseñas, nutres, diriges y proteges como a hijos tuyos. ¡Oh
Reina del cielo!, no permitas que haya en mí algo que no sea tuyo, porque a ello renuncio ahora.
¡Oh Hija del Rey de reyes, cuya gloria principal se haya en el interior!, no permitas que me disipe
en lo visible y pasajero; haz, más bien, que, mediante una abundancia de gracias, esté siempre
ocupado dentro mí mismo, para encontrar allí a Dios, mi delicia, mi tesoro, mi honor, mi gloria y
mi descanso; y a fin de que por medio del Espíritu Santo, tu Esposo fiel, y de ti, fiel Esposa suya,
Jesucristo, tu Hijo, sea formado en nuestros corazones para la mayor gloria de Dios Padre por
todos los siglos de los siglos. Amén.
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Nº 1 Compuesta por San Luís María G. de Montfort; basada en Apocalipsis 12, 1. Tratado de la Verdadera Devoción 234-235