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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
SHVETAKETU
Guía de trabajo
© Equipo de Didáctica de CETR (www.otsiera.com)
¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
Todas las imágenes tienen licencia Creative Commons: es.creativecommons.org (excepto las que
puedan ser propiedad de otsiera.com)
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Unidad 3: SHVETAKETU
PRESENTACIÓN
Es cierto que el mundo es lo que vemos y, sin embargo, tenemos que aprender a verlo –decía Maurice Merleau-Ponty (1908-1961)–. Es algo que podemos comprobar en cualquier ocasión: siempre
podemos descubrir más que lo que damos por bueno en una primera mirada superficial. Miremos
donde miremos, también en las personas, en cada uno de nosotros mismos, siempre hay más que
lo que se ve a simple vista. Y de telón de fondo, otra lección: “real” no es sinónimo de “palpable”;
hay realidades no tan tangibles pero, no por ello, menos reales. Desde esta perspectiva, las propuestas de esta unidad nos invitan a explorar que:
• No todo lo que es real se ve y se toca.
• Una cosa es mirar y otra es ver, que hay más que lo que se ve a primera vista; que se puede ejercitar una mirada capaz de profundizar cada vez más, de la misma manera en que se
entrena la capacidad de correr.
• No es fácil hablar de las realidades sutiles; a menudo nos ayudaremos de imágenes, comparaciones, gestos...
• Hacerse preguntas es muy importante.
El texto que alimenta el itinerario de trabajo nos llega del patrimonio de sabiduría de la India:
se trata de un diálogo entre Shvetaketu y su pandilla, y un sabio, un rishi; es una adaptación de
un fragmento del Upanishad Chandogya (del siglo VII-V a.C., aproximadamente. Ofrecemos más
información sobre el texto y su contexto más adelante, en el apartado de Información complementaria). Shvetaketu y sus amigos se hacen preguntas, con ello evidencian que preguntar
no es signo de ignorancia, todo lo contrario. Sólo quien se interesa por las cosas puede llegar
a formularse preguntas, y las preguntas nos ayudan a explorar, a atender, a indagar, reflexionar,
contemplar. Las preguntas abren caminos y nos acompañan en la búsqueda.
Interrogarse significa querer ir más allá de lo que ya sabemos. A menudo la respuesta será una nueva pregunta, un nuevo paso. En la actitud del rishi podemos ver que hay maneras de responder en
las que el adulto no pone un punto y final a una inquietud, sino que aprovecha la oportunidad que
brinda un interrogante para acrecentar la capacidad de indagación.
La respuesta del rishi apunta al profundo valor de toda realidad, a un dar valor a todo que pertenece más al ámbito de la experiencia personal, que no al de las descripciones. Una experiencia personal que “ve” la realidad en hondura, que percibe el “corazón que late en las arterias del Universo”
(Raimon Panikkar); y, “viendo”, es cuando puede generarse la experiencia de asombro: la cuna de
la verdadera ciencia y del verdadero arte –dirá Albert Einstein–, el alimento de la actitud buscadora
en todas sus formas. Con imágenes, símiles, poemas, hombres y mujeres de las más diversas épocas y culturas apuntan hacia esa posibilidad e invitan a ponerse en camino en una indagación que
no tiene fin. Siempre “hay más” pues –tal como le decía el zorro al principito– lo esencial es invisible a los ojos, sólo vemos bien con el corazón. Y no resulta sencillo poderlo expresar con palabras.
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
OBJETIVOS
• Predisponer hacia el descubrimiento que hay más de lo que se ve a primera vista.
• Afinar la percepción.
• Dar a conocer realidades tangibles / realidades sutiles.
• Darse cuenta de la dificultad para hablar de las realidades sutiles.
• Dar valor y consistencia a los niveles sutiles de la realidad.
• Poner en contacto con el proceso de conocimiento como proceso en el que participan
todas las capacidades, todo el ser, no sólo la mente.
• Interrogarse para profundizar.
• Entrar en contacto con algunos aspectos y aportaciones del hinduismo..
CONTENIDOS
• Palabras fáciles / palabras difíciles: dificultad para hablar de las realidades sutiles. El lenguaje simbólico.
• Los aspectos sutiles de la realidad: más allá de la mirada superficial.
• La interrogación como instrumento de indagación.
• Diferentes aspectos del hinduismo: yoga, rishi, la importancia de la contemplación.
• Atención plena: “tirar del hilo”, respiración, observación del cielo.
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Unidad 3: SHVETAKETU
ACTIVIDADES
ACTIVIDAD PREVIA: “qué se esconde detrás de…”
Les mostraremos una imagen grande, atractiva, evocadora, por ejemplo la de un árbol frutal florecido (o alguna otra imagen que nos parezca adecuada para esta actividad). Desde el árbol algunos
hilos nos llevarán hasta lo que hay “detrás” de...; por ejemplo, la semilla, las raíces, el campesino
trabajando la tierra, el sol, el viento, la lluvia, los frutos... Se puede dejar algún hilo preparado para
que escriban o añadan algún otro dibujo relacionado con el árbol.
Al explicar la actividad, podemos representar con gestos cómo vamos tirando del hilo, mostrando
el gesto de esfuerzo de tirar más y más, de tal forma que noten que su mirada, su comprensión,
puede estar así de activa, “tirando” de la realidad, queriendo realmente ver más allá de lo aparente.
Tras haber “tirado del hilo” con la
imagen del árbol, podemos ir repitiendo la propuesta con otras imágenes:
una carta, pan, una deportista victoriosa, un músico, un plato cocinado
o un pastel, un regalo.
Ante cada imagen animar a conversar con preguntas como:
- ¿Qué ves?
- Si tiramos del hilo... ¿qué hay detrás de...?
- ¿Las cosas son sólo lo que vemos?
- Después de tirar del hilo, ¿lo vemos distinto? ¿en qué sentido?
Detendremos la actividad cuando veamos que ya no da más de sí.
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
LECTURA DEL TEXTO
Muchaescucha y su saco de historias nos puede ayudar a despertar la atención de
la clase hacia el texto que vamos a leer. La historia que nos ofrecerá hoy viene de
la India. Antes de empezar a leer, podemos interesarnos por lo que les llama la
atención de la India, que saben de este país, lo situaremos en un mapa, etc. Y ya
estamos a punto para escuchar.
SHVETAKETU Y LA SAL
A Shvetaketu y su pandilla no sólo jugaban juntos; también les gustaba plantearse todo
tipo de cuestiones. Y cuando no encontraban ninguna pista que les ayudara a resolver algo,
se adentraban en el bosque para visitar al rishi. El rishi vivía en una cabaña, en un claro del
bosque. La verdad es que les daba un poco de reparo importunarle, pero sabían que el rishi
no se molestaba con su visita. Siempre les recibía amablemente. Si al llegar le veían sentado
meditando, esperaban a que abriera los ojos y les saludara.
- Buenos días, amigos míos, acercaros. ¿Con qué me venís hoy?
- Buenos días, rishi Varuna. Nos preguntábamos cómo podemos saber lo que las cosas son de
verdad.
El sabio guardó silencio unos momentos y luego dijo:
- ¿Veis esa sal? Echadla dentro de aquella jarra de agua y volved mañana.
Shvetaketu cogió la taza de sal y la vertió en el agua. Se despidieron del rishi muy intrigados.
A la mañana siguiente quedaron temprano para volver pronto donde el rishi.
- Buenos días, amigos míos, dadme la sal que Shvetaketu vertió ayer en el agua.
Miraron el agua, pero la sal había desaparecido.
- No está, no se ve por ningún lado.
- ¿De verdad ha desaparecido? Probad un poco el agua de la superficie. ¿A qué sabe?
- Está salada.
- Probad la del medio, ¿a qué sabe?
- También está salada.
- Probad ahora la del fondo.
Vertieron el agua en otra jarra hasta poder probar la del fondo y también la encontraron
salada.
- ¿Qué me decís?
- Pues que, aunque no la veamos, la sal está en todas partes –respondió Gargi.
- Exactamente. Pues igual como la sal en el agua, por todas partes, también en cada uno de
vosotros, hay algo que los ojos no perciben. Es la esencia de cada cosa, también la vuestra,
aunque no la veáis.
(Adaptación del Upanishad Chandogya. India, s.VII-V a.C.)
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Unidad 3: SHVETAKETU
Hablemos de ello
Comentaremos la lectura: ¿qué nos debe querer decir esta historia? Antes de acotar más la reflexión con preguntas más concretas, dejaremos tiempo para que expresen lo que les haya podido
sugerir la propuesta del rishi.
Después podemos continuar conversando, poniendo de relieve algunos aspectos a partir de preguntas como, por ejemplo:
--
¿A quién visitan Shvetaketu y su pandilla? ? (Explicaremos que “rishi” significa sabio en sánscrito, la antigua lengua de la India).
--
¿Para qué van a verle?
--
¿Cómo responde Varuna, el rishi, a su pregunta?
--
¿Qué les pide que hagan? ¿Qué sucede al día siguiente?
--
¿Qué les quiere decir con ese experimento?
Al final podríamos proponerles que lleven a cabo el experimento. Alguien puede ir al comedor a
buscar lo que nos hará falta (algún vaso, una jarra de agua, una cuchara, sal); o podemos tenerlo
todo disimuladamente preparado y a mano, sin que se hayan dado cuenta. .
¿Os animáis a hacer el experimento?
Comentaremos lo que hayan podido ver a partir de la experiencia, y pasaremos a la siguiente actividad.
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
ACTIVIDADES
¿Resulta fácil explicar las cosas?
A partir de un listado, cada alumno/a intentará explicar el significado de una palabra al resto de la
clase. Y según el grado de dificultad que encuentren, las irán clasificando en dos grupos: palabras
fáciles de explicar, palabras difíciles de explicar.
El objetivo de la actividad es que se den cuenta de que hay realidades y experiencias de las que no
es tan fácil hablar. Necesitamos otros recursos para podernos acercar a ellas. El rishi, por ejemplo,
ha hecho servir el experimento de la sal para que pudieran darse cuenta de ese nivel esencial y sutil
de la realidad.
Si utilizamos el Cuaderno, en la ficha correspondiente se recogen algunas palabras, que serán
como el punto de partida de la actividad, y dos columnas para clasificarlas. Una vez explicadas y
clasificadas las del cuaderno, iremos proponiendo más palabras: podrían ser las de la ficha anexa
que se incluye al final de esta guía. En esa ficha las palabras están presentadas entre líneas para
poderlas recortar fácilmente. Pues otra posibilidad puede ser esa: recortarlas, introducirlas en una
caja o bolsa que iremos pasando para que cada uno coja un papelito y explique su palabra a los
demás. Lo importante es que el listado incluya términos más concretos y otros más abstractos o
difíciles de explicar.
Entre todos comentaremos las listas, compararemos los dos grupos de palabras. ¿Cuáles han resultado más fáciles de explicar? ¿cuáles más difíciles? ¿por qué? A continuación podemos proponer
las siguientes preguntas para profundizar un poco más en todo ello:
--
¿Es fácil lo que el rishi explica a Shvetaketu y a sus compañeros?
--
¿Qué hace para que entiendan? ¿Les puede ayudar?
Juntos pensaremos otros recursos (como los cuentos, la música, las imágenes, etc.) que nos ayudan a comprender más y mejor las cosas. Si el grupo ha hecho la actividad del mar (de la Unidad
El elefante), les podemos preguntar si ven alguna relación. Como conclusión y síntesis del trabajo
realizado se podría colgar en clase esta frase, bien visible:
Los cuentos, los poemas, la música, las imágenes,
los experimentos...,
nos ayudan a comprender más y mejor muchas cosas.
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Unidad 3: SHVETAKETU
¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?
Actividad complementaria. Hemos visto que Shvetaketu y su grupo, además de jugar, se planteaban muchas preguntas. Comentar con el grupo:
•
•
Con tus amigos y tus amigas, ¿alguna vez os planteáis preguntas?
Y tú, ¿te haces preguntas?
Les propondremos que observen algunas fotografías que les puedan resultar sugerentes. Una posibilidad es hacer servir la ficha anexa o, también, imágenes elegidas y aportadas entre todos. Se
les invitará a que, individualmente, observen las imágenes, apuntando lo que les sugieren, en qué
piensan, qué les gustaría saber.
•
¿Por qué...? ¿Cómo puede ser que...? ¿Quién...? ¿Para qué sirve...?
Comentaremos lo que han escrito haciendo hincapié en el proceso de observación. Esta actividad
está al servicio de estimular la interrogación y la capacidad de sorprenderse ante la realidad; al
servicio de adquirir una mayor conciencia sobre el hecho de que plantearse alguna pregunta ya es
fruto de la observación y es una ayuda para poder seguir indagando.
Podemos continuar la actividad proponiendo unos momentos de reflexión personal, sobre algo
que les sorprenda, algo que les cuestione:
•
Escribe una pregunta que tú te plantees; algo que te sorprenda.
Probablemente aparecerán preguntas de muy distinta naturaleza. Todas serán válidas, mientras no
salten con la primera cosa que les pase por la cabeza, sino que realmente dediquen unos momentos a recuperar y formular alguna curiosidad o interrogante que tengan.
Finalmente, para acabar de resaltar la importancia de hacerse preguntas, pueden reflexionar sobre
estos puntos y comentamos las respuestas:
• ¿Por qué te parece que es importante hacerse preguntas?
--------
Para estudiar con más ganas.
Para buscar y encontrar respuestas.
No sirve para nada.
Para poder conocer más a fondo las cosas y las personas.
Para darse cuenta de que hay cosas que no sabemos.
Para comunicarnos con los demás.
Para elegir algo de entre las muchas cosas que no sabemos.
Como final de la actividad podemos colgar esta frase en el aula:
Con las preguntas hay que tener paciencia.
Hay preguntas que pronto obtienen respuesta,
pero hay otras que te acompañan mucho tiempo.
Esta frase puede ser un cartel que haya dejado Muchaescucha. O quizás se trata de una conclusión
acordada entre todos. Y también es posible que, a partir de lo que hemos reflexionado y comentado, queramos colgar alguna otra frase.
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
¿Qué nos cuenta el rishi?
Nos adentraremos un poco más en el contexto cultural del relato acercándonos a un elemento
importante de la tradición hindú, el yoga, del que es posible que ya hayan oído a hablar. Presentar
el yoga nos ofrecerá la oportunidad de volvernos a poner en contacto con la atención plena, valorando su cultivo y su aportación.
El Yoga es muy, muy, antiguo. Se originó en la India, aunque ahora ya se practica por todo el mundo.
Cuando practicamos yoga nos ejercitamos para ver y comprender quiénes somos y lo que son las cosas. Porque el yoga es una manera de sintonizar, de
afinar, de poner a punto la mente y el corazón, para poder escuchar y ver más
y mejor, hacia afuera y hacia adentro.
Hay muchas clases de yoga. La más conocida es el yoga que se practica haciendo ejercicios físicos . Hay gente que cree que es como hacer gimnasia. Puede parecerlo
por fuera, pero por dentro no. Los movimientos y las posturas deben hacerse con mucha
atención y respirando bien. Cada persona debe encontrar el punto adecuado en el que
se esfuerza pero sin hacerse daño. Esto puede parecer muy fácil, pero no lo es, se va
aprendiendo poco a poco.
Tener el cuerpo sano, despierto y atento, nos ayuda a poder atender mejor a todo, a
mirar en profundidad y, poco a poco, vamos dándonos más cuenta de las cosas y descubriéndolas.
Conversando, podemos comentar las siguientes preguntas:
• ¿Conocéis a alguien que practique yoga?
•
De lo que explica el rishi, ¿qué es lo que os parece más importante?
La ficha de trabajo propone, en tono de pregunta, hacer una pequeña práctica. Si hay posibilidad
de hacerlo, y hay elección, mejor en el exterior. Los niños y niñas se tumbarán, la espalda contra el
suelo, la nuca estirada (pero no tensa) y la barbilla ligeramente inclinada sobre el pecho. Las piernas pueden estar rectas o dobladas con la planta de los pies tocando al suelo. Mejor con los ojos
cerrados, pero si alguien se siente incómodo, basta con dejar descansar los párpados, dejando
los ojos un poco entreabiertos. Repasaremos la postura, notando cómo relajamos cada una de las
distintas partes del cuerpo; a continuación les propondremos observar la respiración. Para ayudar a
mantener la atención, contarán las respiraciones (inspiración y expiración), del 1 al 10, observando
bien el aire que entra, su recorrido, el movimiento del cuerpo al inspirar, y el movimiento al expirar.
Dedicarle unos pocos minutos, el tiempo que el grupo en su conjunto pueda mantenerse haciendo
la práctica sin dispersarse. ¡Más vale pecar de breve! Necesitamos de su atención despierta para
poder continuar.
El siguiente paso podría ser abrir los ojos y observar el color del cielo. Cerrarlos e intentar ver, reproducir mentalmente, el mismo color; si hay nubes, observarlas bien, cerrar los ojos, reproducirlas.
Observarlas de nuevo. Elegir una, seguirla, en sus cambios, en su movimiento. Al final, volveremos
a llevar unos momentos la atención hacia la respiración, y poco a poco dejaremos el ejercicio.
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Unidad 3: SHVETAKETU
Acabada la práctica, comentaremos cómo ha ido. Por ejemplo,
• ¿Cómo ha ido? Cómo os habéis sentido?
• ¿Qué es lo que más os ha costado?
• ¿Habéis podido manteneros observando todo el rato?
Dejaremos el diálogo muy abierto, sin esperar respuestas preestablecidas. Si han tenido dificultades, destacaremos que no es fácil mantener la concentración, es algo que se aprende poco a poco.
A continuación, comentaremos que hay posturas de yoga que tienen nombres divertidos y les
propondremos relacionar los nombres de las posturas con los dibujos que tienen en su Cuaderno
o ficha.
1. la cobra
2. la pirámide
3. el gato
4. la pinza
5. el guerrero
6. el pequeño puente
Rabindranath Tagore
En el contexto del hinduismo, podemos presentar a Rabindranath Tagore (1861-1941), sabio y
poeta, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1913. Tagore dedicó muchos esfuerzos
en mejorar la educación, un interés que se concretó en la creación de unas escuelas experimentales (que María Montessori -con quien compartía muchas ideas- visitó). Leeremos una frase suya
dejando un espacio de tiempo para que, individualmente, puedan pensar qué les sugiere:
qué nos querrá decir, de qué nos habla, etc. Tras esos momentos de reflexión personal,
compartiremos sus comentarios, valorando la diversidad de aportaciones.
“Si lloras por perder el sol, las lágrimas
no te dejarán ver las estrellas.”
A modo de conclusión
Proponemos aquí algunas posibles actividades de síntesis de la Unidad; que se lleven todas a cabo
o no, eso dependerá del tiempo que podamos dedicarle. Evidentemente, no se trata de ir a la carrera, sino de diseñar un final de itinerario que invite a saborear y consolidar lo aprendido.
A partir de alguna breve actividad de observación, podemos recordar la importancia de observar
atentamente y contemplar las cosas; recuperaremos aquello de que siempre habrá algún hilo del
que podamos tirar. El objeto de observación podría ser uno o varios frutos, por su relación con la
lectura siguiente. Pero cualquier otro elemento presente en el aula podría servirnos para refrescar la
memoria sobre la importancia de hacerse preguntas, de tirar del hilo, de contemplar… Para constatar, de nuevo, que siempre podemos descubrir algo más.
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
Si estamos observando un fruto, primero recopilaremos todo lo que sepamos y nos sugiera ese
fruto. A continuación nos dispondremos a observar. Nos pondremos en contacto con el fruto, un ratito, observando, contemplando: con la mirada, con el tacto, con el olfato. Y después por dentro: lo
abriremos y lo probaremos. ¿Como describiríamos su gusto? Antes de decirlo en voz alta, dejaremos
unos momentos para que cada uno saboree y busque su forma de expresarlo. El hecho de buscar la
forma de expresar algo nos fuerza a ser más conscientes de lo que percibimos.
Después de comentar el gusto percibido, y su tarea como observadores, podríamos leer un nuevo
diálogo con el rishi. Nos preparamos para escuchar un nuevo fragmento de los Upanishads.
Unos días después de haber vertido la sal en el agua, Shvetaketu, Gargi y toda su pandilla
fueron, una vez más, a visitar al rishi Varuna.
- Buenos días, rishi
- Buenos días, amigos. Uno de vosotros que suba a la higuera y coja un higo.
En un santiamén, Gargi trepó y bajó del árbol con un higo.
- Ábrelo, Gargi –le dijo el rishi–. ¿Qué veis en su interior?
- Unos granitos, son las semillas me parece –respondió Shvetaketu.
- Abre alguno. ¿Qué ves?
- Nada –dijo el chico. Y todos estaban de acuerdo.
- Pues la higuera a la que acaba de trepar Gargi ha salido de eso donde vosotros no veis nada.
Fijaos bien en estos granos tan pequeños y en este árbol tan grande: hay algo importante que
no se ve con los ojos. Es la esencia de todo, también la vuestra, Shvetaketu.
(Adaptación a partir del Chandogya Upanishad. S. VII-V a.C)
Una vez más, les invitaremos a ahondar en el significado del texto, qué les sugiere; daremos tiempo
a su reflexión personal y, a continuación conversaremos a partir de lo que hayan podido ver. Algunas preguntas que nos pueden ayudar:
• ¿De qué habla este texto?
• ¿Qué opinas?
• ¿Encontráis alguna relación entre esta historia y la primera, la de la sal?
Sabemos bien que no se trata de buscar un único significado válido, sino de valorar el esfuerzo de
cada uno para descubrir algún significado.
Cuanto más ricos y densos son los textos, más significados y pistas se desprenden de ellos. Lo que
ofrecen varía según la edad de los lectores, las condiciones, los itinerarios personales, etc. Constatar esa pluralidad de significados, también es parte del aprendizaje.
Si se ve oportuno, se puede acabar invitando a que cada uno piense y escriba una pregunta que le
gustaría poder plantear al rishi Varuna.
• ¿Qué pregunta le harías tú al rishi?
Podemos, finalmente, compartirlas y comentarlas.
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Unidad 3: SHVETAKETU
Información complementaria
Los Upanishad
Nos acercamos a la tradición hindú a partir de un pequeño diálogo extraído del Upanishad Chandogya, que es muy representativo del tipo de búsqueda que se propone desde esta tradición. En
la versión original quien visita al rishi es unicamente Shvetaketu, mientras que en la adaptación que
ofrecemos hemos añadido a su grupo de amigos; una licencia que no nos aleja del entorno en el que
nacieron estos textos, como veremos, pues aunque en este caso se trataba de una conversación con
un solo discípulo, a menudo eran “lecciones” dirigidas a grupos de buscadores de distintas edades,
hombres y mujeres, reunidos en torno a los maestros.
Entre el grupo de compañeros de Shvetaketu, damos protagonismo a una niña, Gargi. Gargi no aparece en este Upanishad, pero existió; fue una joven de reconocida sabiduría, a la que, por ejemplo,
podemos encontrar dialogando con el rishi Yñanavalkya, en el Upanishad Brihadaranyaka. Su nombre
se incluye entre los de los grandes pensadores de la India.
¿Qué es un Upanishad? La palabra sánscrita Upanishad significa “sentarse atentamente a los pies
de...”, y bajo este nombre se recoge una amplia tradición de enseñanzas de los rishis (literalmente:
“sabios”) a sus discípulos. Podríamos decir que se trata de algo así como unos apuntes de clase. Hay
más de cien Upanishads, compuestos entre los siglos IX a.C. y XV d.C. y, de entre éstos, hay una docena que se considera como el núcleo clásico (de los siglos IX-IV a.C.), los más importantes, los más
comentados y traducidos. El Chandogya es uno de ellos. La enseñanza de estos sabios supuso una renovación de la religiosidad de la antigua India, en una época en la que la religión se había convertido
en un rígido sistema social (el de la división de castas) bajo las riendas de la casta de los sacerdotes,
los brahmanes.
Vedismo y hinduismo
Echemos un breve vistazo histórico a esa realidad tan plural y compleja que pretendemos abarcar con
el término “hinduismo”. En primer lugar no hay que perder de vista que no es lo mismo “pertenecer
a la India” y “ser hindú”. En la India conviven personas hindúes, musulmanas, sijs, parsis, budistas,
jainistas, cristianos, etc. ¿A qué llamamos “hinduismo”?
Los intelectuales europeos dieron el nombre de hinduismo al conjunto de la cultura tradicional de la
India. Hacia el tercer milenio antes de la era contemporánea, en las riberas del río Indo, en el Norte de
India, unos pobladores, los “drávidas”, habían desarrollado una importante civilización de la que no sabemos mucho, a día de hoy; quedan algunos vestigios como son los restos de las ciudades de Harappa
y Mohenjo-daro. Hacia el 1700 a.C., por algún motivo la civilización drávida entró en crisis; quizás debido
a cambios climáticos que pudieron generar dificultades alimentarias. Trescientos años después, unos
pueblos arios, venidos de Asia Central, se habían adueñado del territorio. El sánscrito era su lengua.
Vedismo es el nombre que recibe la civilización aria de la India porque se fundamentaba en los Vedas,
sus textos sagrados. Los Vedas son cuatro colecciones de himnos y otros textos, que versan sobre
los dioses, las ceremonias para honrarlos, los orígenes del mundo y de sus habitantes…; en su interpretación se fundamentaba, también, el sistema de gobierno. Con el paso del tiempo, el vedismo se
convirtió en un complicado entramado de rituales dando forma a una sociedad rígidamente dividida
en castas, en la que la casta de los sacerdotes, los brahmanes, se otorgaba todo el poder. Como
contrapeso a la estructura religiosa regida por los brahmanes, empezaron a proliferar los rishis, unos
maestros que estudiaban, meditaban y comentaban los textos sagrados, apartados de los templos y
de todos sus sacrificios y rituales. Estos sabios vivían en los bosques, en lugares retirados, junto con
aquellos que querían aprender de ellos y con ellos. Insistían en que vivir la vida humana, de forma
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¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
adecuada, no tenía que ver con complicados actos de adoración a los dioses, sino con crecer en sabiduría y con actuar en consecuencia.
Sin desacreditar al panteón védico, los rishis veían a los dioses como formas simbólicas que expresaban las mil caras del misterio sagrado del universo: el Uno, Brahman, “eso” inefable que todo lo es,
lo impregna todo. Gracias a esta distinción explícita, la tradición hindú pudo conjugar sin conflicto
la representación de lo sagrado como personal (las divinidades) y como más allá de lo personal y lo
impersonal, “Eso”, “eso que es”. El despliegue de millones de dioses se hacía compatible con una
dimensión Absoluta de la existencia que trascendía nombres y formas.
La enseñanza de los rishis aportó una renovación espiritual que poco a poco fue tomando forma en
varias líneas de pensamiento que dieron lugar a distintas escuelas filosóficas y prácticas espirituales.
Todo ello es lo que recoge el término “hinduismo”. Alguno de estos sabios llegó a cuestionar tan
frontalmente las creencias tradicionales y el papel de los brahmanes que, más que una reforma dentro
del sistema, su enseñanza acabó tomando cuerpo como vía espiritual paralela al hinduismo. Sería el
caso, por ejemplo, de Mahavira (s. VI a.C.), con quien se originó el jainismo; o de Siddharta Gautama,
el Buda (s. VI-V a.C.), punto de partida del budismo.
A lo largo de los siglos las aportaciones del hinduismo, con sus innumerables textos de sabiduría,
maestros espirituales, recursos para la interiorización, etc., han sido inmensas. Constituyen un legado
de una riqueza y una diversidad impresionantes.
El Yoga
La palabra sánscrita Yoga significa “unión”: estado de unión con lo Absoluto, estado y proceso de unificación interior como camino de sabiduría. El yoga, como vía de unión, busca armonizar los aspectos
mentales, los emocionales y la actuación del ser humano, integrándolos en la realización plena; invita
a superar lo que separa, lo que oculta la visión de la verdad, dentro y fuera de cada uno. Y ofrece un
conjunto de propuestas prácticas para trabajar con las distintas capacidades humanas y ámbitos de la
vida. De ahí que podamos hablar de varias vías yóguicas. La división clásica las ordena así:
Karma yoga, que significa “yoga de la acción”: madurar como ser humano por medio del cultivo de
una actuación que no persigue los propios intereses, una forma de actuar gratuita.
Jñana yoga o “yoga del conocimiento”: el trabajo desde la mente para comprender la verdad, para
avanzar en el autoconocimiento.
Bakhti yoga, o “yoga del conocimiento”: el trabajo desde la mente para comprender la verdad, para
avanzar en el autoconocimiento.
Hâtha yoga, el yoga de la atención y la concentración. Una forma de ejercitar la atención es concentrarse en la vida, desde el propio cuerpo, observando la respiración y los movimientos, poniendo así
en práctica la unificación de las facultades.
De hecho son vías complementarias ya que no vivimos compartimentados, con la cabeza por un lado, el
corazón por otro y la acción por otro. Todo se interrelaciona, pero puede resultar muy útil disponer de
recursos específicos para trabajar sobre los distintos elementos que configuran al ser humano. La profundización en de cada una de estas vías, siglo tras siglo, ha dado lugar a una gran variedad de propuestas
y de escuelas. Vemos pues que la propuesta yóguica va mucho más allá de unos ejercicios físicos.
La formulación más antigua que se conoce, sobre el yoga como vía de unión que abarca todos los
ámbitos de la vida, son los Yoga Sûtra -es decir, los “Aforismos del Yoga”- del sabio Patanjali, que
vivió hacia el siglo II a. C. El sistema que propone recibe el nombre de yoga integral o Raja Yoga
(yoga “real” o “rey” de los yoga) por el hecho de trabajar y aunar los distintos aspectos del proceso
de unificación.
14
Unidad 3: SHVETAKETU
Anexos
15
¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
¿Resulta fácil explicar las cosas?
Palabras para recortar y repartir. Cada niño/a explica la que le ha tocado.
LÁPIZ
LIBRO
SILLA
DUCHARSE
LUNA
ALEGRÍA
CUCHARA
AMAR
COLOR
ARDILLA
MIEDO
TIERRA
ALIMENTO
SERVILLETA
GOMA
VERGÜENZA
NUBE
TIJERAS
PAÑUELO
AMISTAD
PAPEL
PALABRA
ÁRBOL
BOTÓN
BOLÍGRAFO
CABELLO
LLORAR
ELECTRICIDAD
RELOJ
AGUA
16
Unidad 3: SHVETAKETU
¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?
Shvetaketu y su grupo, además de jugar, se planteaban muchas preguntas.
• Con tus amigos y tus amigas, ¿alguna vez os planteáis preguntas?
• Y tú, ¿te haces preguntas?
¿POR QUÉ...?
¿CÓMO PUEDE
SER QUE...?
¿QUIÉN ...?
¿PARA QUÉ SIRVE ...?
17
¿Y TÚ QUÉ ME CUENTAS?
Escribe...
Una pregunta que tú te plantees:
Algo que te sorprenda:
Con las preguntas hay que tener paciencia.
Hay preguntas que pronto obtienen respuesta,
pero hay otras que te acompañan mucho tiempo.
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