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Transcript
.nuestro mundo
XII Congreso de la
Confederación Europea
de Sindicatos (CES) en Atenas
del 16 al 19 de mayo
Del 16 al 19 de mayo se ha celebrado en Atenas el 12 Congreso de la Confederación Europea
de Sindicatos (CES), encuentro presidido por un año de debate interno para aglutinar las
distintas sensibilidades del movimiento sindical y centrar los temas a tratar ante los grandes
retos que tiene Europa en estos momentos. Manuel Bonmati, Secretario de Relaciones
Internacionales de UGT, sabe mucho de esto. Lleva en ello media vida, se ha movido en sus
entresijos, sabe de las dificultades y de la potencia de una organización que representa a
65 millones de trabajadores en toda Europa. “Es la gran organización social europea”, dice,
“no hay una más grande”, pero tiene las dificultades de algo que empieza. “Hay que poner
el esfuerzo, el compromiso y la lucha para conseguir que sea el instrumento de poder que
contrabalancee esa marea de intereses espúreos de este nuevo capitalismo”.
¿Qué retos tiene Europa ante sí que afectan a los trabajadores? Tienen que ver con el propio proyecto de integración europea. La clase política europea le ha dado
un parón absoluto a los objetivos políticos, económicos y sociales que contemplaba el Tratado de Lisboa
y ahora nos encontramos con recetas de unos ajustes
tremendos en relación a derechos de los trabajadores y
un tratamiento de ajuste muy acusado, en términos de
las políticas económicas, que están paralizando prácticamente el proceso de integración europea.
¿Existe la sensación en el movimiento sindical europeo de que algo está fallando, hay una cierta decepción con el proyecto europeo? Europa se enfrenta,
como todos los países industrializados, a una crisis
financiera y económica de envergadura. Éste es un
dato objetivo. Había dos maneras de abordarla, con
una política expansiva, de inversión de fondos públicos que permitieran reactivar la economía y, por
tanto, el empleo… Pero la clase política europea, que
es mayoritariamente conservadora, ha optado por el
plan de ajuste que recae fundamentalmente en los
trabajadores. De ahí viene la gran frustración que
tienen en estos momentos. Detrás del mensaje de la
UE de intentar colocar a Europa en términos de competitividad en el plano mundial, subyace debilitar
todo lo posible el sistema de bienestar social europeo
construido durante los últimos cien años. Europa es
el único sitio del planeta donde todavía se mantiene,
de una manera razonablemente sólida, una estructura del Estado del Bienestar con derechos sociales
y derechos laborales. Eso estorba al capitalismo internacional. Lo que está ocurriendo no es solamente
una respuesta a la situación de crisis, sino que quieren
aprovechar la crisis para derrumbar muchos años de
conquista de derechos sociales.
“El movimiento sindical
tiene derecho de protestar,
salir a la calle y decir que
no quiere esta Europa”
Existe cierta presión y un cierto temor a la expansión de la ultraderecha en Europa… Quien tiene
que tomar nota del auge de la ultraderecha en Europa, sobre todo, es la UE, los distintos gobiernos de
los 27 países y la clase política europea. Se equivocan si piensan que puede irrumpir en la arquitectura
de los derechos sociales y laborales de los trabajadores en Europa, desvertebrando toda una historia
de derechos que se ha construido con muchos esfuerzos, sin que pase nada. El auge de la ultraderecha sobre todo es una deriva de la falta de confianza
que muchos sectores de la población con este tipo de
políticas están buscando extremos. Naturalmente es
un tema muy preocupante que se está dando en países donde hasta ahora era impensable como Suecia,
Finlandia... O se rompe esta dinámica, se va a una
política de solidaridad real y se sigue profundizando
en la integración europea, sin abandonar la sociedad de bienestar que tenemos en Europa o, paulatinamente, grandes sectores de la ciudadanía le van a
dar la espalda a este tipo de políticos irresponsables.
46·unión·Junio 2011
“Si Europa quiere competir
internacionalmente
tiene que hablar
con una única voz”
¿Pero ese diálogo social europeo está siendo posible?
Está institucionalizado en el Tratado de Lisboa, pero
en estos momentos tiene una absoluta debilidad. Éste
ha sido uno de los grandes debates de la CES, precisamente a propuesta de UGT, que se establezca, con
derecho reconocido propio, un proceso de diálogo
social que aborde todas las grandes cuestiones que están trastocando todo el proyecto europeo. Esperemos
que el Consejo Europeo y la Comisión lo recojan porque la única salida es restablecer cierto equilibrio en
la situación de crisis que vivimos. En cualquier caso,
el Congreso también ha ratificado que, cuando el diálogo no es posible y se están agrediendo, de la manera
que se está haciendo, los derechos de los trabajadores,
el movimiento sindical tiene derecho de protestar, salir a la calle y decir que no quiere esta Europa.
De hecho se ha presentado en el Congreso, también
una propuesta de UGT y CCOO sobre este tema. La
enmienda que hemos presentado planteaba que el Congreso y, posteriormente el Comité Ejecutivo, debatiera
fórmulas para la movilización general de los trabajadores en Europa. Ha sido aceptada, y también propone
que, dependiendo de las circunstancias excepcionales
de cada país, se concrete el derecho de huelga general
en Europa. El Congreso se cerró con un llamamiento de
movilizaciones en toda Europa para el 21 de junio.
¿Será posible un día alcanzar un Salario Mínimo Europeo? Cuando hablamos de Salario Mínimo en el ámbito europeo no estamos hablando de un salario igual en
todos los países europeos, sino que estamos hablando
de que existan mecanismos legales para que en cada
país se asegure un mínimo de ingresos en términos salariales para los trabajadores. Este debate tiene que ver
también con la cultura sindical de los distintos países
europeos y esperamos que durante los próximos meses
se pueda concretar una posición común.
fotografías: archivo
¿Qué papel frente a todo esto tiene el movimiento
sindical? Esta situación coloca en una posición muy
difícil al movimiento sindical porque tiene que defender lo conquistado y negociar ajustes para la actualización de determinadas políticas, seguir apostando
por el diálogo social y estar en el centro de la plaza.
El problema es que nos quieren sacar de la plaza y no
a hombros precisamente. Nos toca jugar el papel de
levantar la bandera de los ideales de la solidaridad,
de la justicia social, de la redistribución de la riqueza
y, por eso, nos atacan tanto y por eso preferirían que
no existiéramos. Mientras haya capital y trabajo, se
organizarán sindicatos y el sindicato dará la batalla.
¿Qué piensa un defensor de la Europa social, cuando se están poniendo trabas a la libre circulación de
trabajadores, que es una conquista de todos? Es un
retroceso en el tiempo inaceptable. Si queremos una
integración europea hay que avanzar en la Europa política, en la Europa de la cohesión social. No puede haber una Europa monetaria si no hay una política fiscal
común, un criterio impositivo común, si no se aumentan los presupuestos comunitarios y si no hay derechos
sociales respetados en todo el ámbito europeo. Uno de
ellos básico es que si hay libertad de mercancías y de
empresas, tiene que haber libertad de circulación de las
personas, de trabajadores y de ciudadanos. Eso es una
gran conquista que alguna gente, con un criterio muy
reaccionario de lo que debe ser en el futuro Europa, está
intentando cercenar. Naturalmente nos oponemos.
“Quieren aprovechar la
crisis para derrumbar
muchos años de conquista
de derechos sociales”
Hablas de Europa política. ¿Hemos pasado de reivindicar una Europa social a una Europa política?
¿Qué queremos decir con esto? Una Europa política
significa que Europa, si quiere competir en el plano
internacional, tiene que hablar con una única voz, y
para ello los distintos países que componen la Unión
Europea tienen que trasladar competencias al ámbito
europeo. Por ejemplo, si sumáramos lo que gasta cada
uno de los 27 países en investigación y nuevas tecnologías, Europa sería, con creces, la zona del mundo de
mayor índice de inversión de nuevas tecnologías, sin
embargo, ahora tenemos por delante Japón, Canadá,
Estados Unidos y dentro de poco hasta China.
47·unión·Junio 2011
.nuestro mundo
Durante 8 años ha sido Secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES).
Fue elegido en este cargo en el Congreso que celebró la CES en Praga, en 2003 –el mismo
Congreso en el que se eligió a Cándido Méndez como Presidente de la CES–. En una Europa
convulsa, en la que los mercados financieros dirigen las políticas de los Gobiernos europeos y
en un momento en el que peligran los derechos laborales y sociales, Johns Monks ha legado
un mensaje al movimiento sindical: Unidad.
¿Puede hacernos un análisis Histórico, han pasado
muchas cosas en estos años, desde el comienzo de su
etapa mandato hasta esta etapa final? En los últimos
ocho años hemos experimentado muchos cambios en
el ámbito político y económico. Justo después de mi
elección como Secretario general de la CES en Praga
en 2003, se llevó a cabo la ampliación de la Unión
Europea a los países del Centro y Este de Europa, lo
que también implicó un gran reto para los sindicatos.
El aspecto de los equilibrios entre países se ha desarrollado mucho en estos años: han emergido nuevas potencias económicas como China, India, Brasil
y otras que han comenzado a jugar un papel importante a nivel mundial, esto ha tenido consecuencias
también en las prioridades del movimiento sindical.
La toma de conciencia sobre los riesgos del cambio
climático ha ido en aumento durante mi mandato y
ha supuesto también un gran reto para los trabajadores y los sindicatos en materia de empleo y nuevas
tecnologías.
La CES ha podido identificar, antes que muchos
actores políticos, el peligro de lo que llamamos “capitalismo de casino” y advirtió a las instituciones nacionales, europeas y mundiales sobre la repercusión
que la financialización de la economía tiene sobre la
economía real, en el empleo y la vida de los trabajadores. Desafortunadamente, todo esto se confirmó
por la crisis que estalló justo después del congreso de
Sevilla y que aún está lejos de terminar.
A nivel europeo, durante todos estos años hemos
luchado contra la falta de voluntad política para defender y relanzar el modelo social europeo: en lugar
de replantear nuestro modelo de desarrollo, la profunda crisis que estamos viviendo ha sido utilizada
por los gobiernos y las instituciones europeas para
adoptar medidas de austeridad y una gobernanza
económica que golpea aún más a los salarios, a los
servicios públicos y a la autonomía de los interlocutores sociales.
¿En qué estado se encuentra actualmente la CES para
seguir afrontando una crisis económica y social que
parece no tener fin? ¿Se ha fortalecido o debilitado
el movimiento sindical europeo a causa de la crisis?
La crisis actual es global y golpea profundamente a
todas nuestras economías: ésta es la razón por la que
sería un error tratar de encontrar respuestas a la situación únicamente a nivel nacional. Los sindicatos
afiliados a la CES lo saben muy bien y son conscientes de las consecuencias a las que el proteccionismo
y el nacionalismo pueden conducir. En nombre de la
solidaridad, los sindicatos europeos han sido capaces
de movilizarse juntos, unidos, contra la austeridad y
la gobernanza económica que se está imponiendo y
apoyar y compartir propuestas alternativas. Me gustaría que esta cohesión se mantenga en el futuro.
“Todos estos años hemos
luchado contra la falta
de voluntad política para
defender el modelo social
europeo”
En el Congreso de Sevilla, teníamos un eslogan muy
combativo, “La CES a la ofensiva”, ¿sigue vigente
después de 4 años? ¿De qué manera el movimiento
sindical europeo debe movilizarse ahora para la defensa de la Europa social? Unos meses después del
congreso de Sevilla surgió la crisis financiera y nos
ha colocado a la defensiva ya que se convirtió rápidamente en una crisis social. Tuvimos que reaccionar
no solo para proteger el acervo social, sino también
para asegurar que las futuras generaciones no fueran
sacrificadas en el altar de la crisis. Son los trabajadores los que pagan el precio de la crisis y los jóvenes de
manera especial.
Ahora que la UE ha decidido interferir en los sistemas sociales nacionales espero que los dirigentes
europeos sean conscientes de que están poniendo en
riesgo la democracia. Yo hubiera preferido un plan
Marshall antes que un Tratado de Versalles punitivo,
como ha sido el caso.
Tenemos que seguir presionando, para demostrar
que estamos vivos y no cesaremos en la lucha. Los
sindicatos no se dan por vencidos y, finalmente, conseguiremos hacernos oír.
La austeridad sigue apareciendo como la receta mágica de las instituciones europeas para superar la
crisis y, al menos en algunos países, se ha demostrado que la acentúa aún más. ¿Cuál es la alternativa
de la CES frente a la Austeridad para la salida de la
crisis? Una demanda persistente de la CES ha sido la
existencia de una gobernanza económica europea, lo
que es necesario cuando existe una unión monetaria,
pero la impuesta ahora se desarrolla en una dirección
completamente diferente de la que nosotros proponíamos. En lugar de austeridad en todos los países
europeos, queremos que los responsables de la crisis
(finanzas, los mercados y los especuladores) asuman
el pago a través de un impuesto sobre las transacciones financieras.
48·unión·Junio 2011
fotografías: archivo
Los gobiernos deben impulsar en toda la UE una
política de estímulo en favor del crecimiento, de la
introducción de bonos europeos para financiar inversiones y un refuerzo de la lucha contra la evasión
fiscal, el dumping social y el trabajo precario. Debe
hacerse un esfuerzo especial contra el desempleo juvenil, que está llegando a niveles inaceptables en Europa, y los interlocutores sociales deben participar en
todo el proceso.
“Tenemos que seguir
presionando para
demostrar que estamos
vivos y no cesaremos
en la lucha”
Existe un aspecto humano que los medios de comunicación dejamos de lado para hacer una valoración global de la gestión de los dirigentes en
general y de los responsables sindicales en particular. En este sentido, ¿qué valoración humana hace
John Monks de esta etapa al frente de la CES? Ser
el Secretario general de la Confederación Europea
de Sindicatos ha sido una experiencia extraordinaria. Después de mi experiencia en el Reino Unido en
el Congreso de Sindicatos británicos (TUC), vine a
Bruselas con mi nueva responsabilidad que me dio
la oportunidad única de hacer frente a los desafíos
diarios (y los problemas) de dirigir la confederación
europea. Puedo decir que los sindicatos de todos los
países europeos tienen sin duda algunas diferencias,
en sus prácticas y en sus tradiciones, pero comparten el firme compromiso con la causa de los trabajadores y sus derechos y, además, han demostrado
su solidaridad entre ellos en muchas ocasiones. Ser
Secretario general de la CES durante 8 años ha sido
una experiencia muy enriquecedora desde el punto
de vista personal.
Por último, ¿qué retos debe afrontar la nueva dirección que surja del Congreso de Atenas? Después del
próximo Congreso en Atenas, lo más importante que
espero es unidad, incluso más que hace seis meses.
Los trabajadores se unieron para manifestarse tanto
en el Norte como en el Sur, tanto los grandes como los
pequeños sindicatos. Hay una comprensible preocupación por el hecho de que algunos países no siguen
las reglas, mientras que otros lo hacen. Pero todos admiten que esta postura constituye una amenaza para
la negociación colectiva, los niveles salariales y la
Europa social. Este deseo de unidad, desde el norte
de Europa a la península ibérica y Grecia, es un desafío. Debemos trabajar juntos para resistir y cambiar lo
que necesite ser cambiado.
Será muy difícil, pero creo que si nos mantenemos
juntos, unidos, podemos hacerlo.
49·unión·Junio 2011
.nuestra cooperación
La formación sindical,
clave para el trabajo decente
desarrollamos el Programa PROINFOS, que mantiene
la Academia Sindical Regional para América Latina,
con escuelas en todos los países centroamericanos.
La formación de formadores sociolaborales ha permitido capacitar, con una titulación superior y reconocida oficialmente por la Universidad de Alcalá,
a 23 responsables de implantar la formación en sus
respectivas organizaciones. Varios programas formativos nos han permitido aumentar las capacidades de
liderazgo y organización de jóvenes y mujeres dentro
de los sindicatos, así como promover la capacidad sindical para la defensa de los derechos legales de trabajadores y trabajadoras.
Además, ISCOD-UGT trabaja, junto a organizaciones sindicales nacionales, en la creación o reforzamiento de sus escuelas de formación sindical; este
es el caso, por ejemplo, de Chile, Ecuador, Venezuela, Uruguay y todos los países centroamericanos. En
paralelo, se apoya a la CSA en el desarrollo de una
Red de Escuelas Sindicales Latinoamericanas en la
que las organizaciones dispongan de un espacio para
compartir recursos y herramientas formativas creadas específicamente para la formación sindical. En un
futuro próximo se espera dotar a la Red de mayores
capacidades para la elaboración, ejecución y evaluación de planes formativos que se desarrollen a nivel
continental o regional, contando con apoyos en instituciones educativas fuera del ámbito sindical (centros
de formación y universidades).
El objetivo común es que la formación se convertirá
en una herramienta fundamental para que las organizaciones sindicales latinoamericanas incrementen su
capacidad en la defensa de los derechos laborales y en
el objetivo de universalizar el trabajo decente; un trabajo desarrollado con dignidad y derechos, en libertad y sin discriminaciones: un objetivo compartido
por todos los trabajadores y trabajadoras del mundo.
fotografía: fernando moreno amador
Las organizaciones sindicales se enfrentan a un modelo económico neoliberal que busca la competitividad en la desregularización del mercado de trabajo, en
costes laborales a la baja con desprecio de las Normas
Internacionales de Trabajo de OIT, en la debilidad y
obstrucción del papel de los sindicatos en las sociedades democráticas, así como en la reducción de la
protección social y el Estado del Bienestar.
En este marco, la formación sindical es esencial para
dotar a las organizaciones sindicales de estructuras y
herramientas que permitan asegurar la preparación
adecuada de los sindicalistas, desde representantes de
base a cuadros y dirigentes. Al dotarse de estructuras
de formación e investigación los sindicatos también
“alimentan” la identidad y estrategia de la organización:
ideas, valores, argumentos, y también garantizar la coherencia interna en su difusión. Es necesario que en las
organizaciones sindicales existan sistemas de formación “integrados” que dispongan de espacios de formación estables, con equipos permanentes de formadores,
y que, a través de una adecuada detección de necesidades y buenas prácticas, se establezcan planes de formación adecuados para todos los actores sindicales.
Una parte importante de la estrategia de intervención
de ISCOD-UGT en los países menos desarrollados es
apoyar a las organizaciones en la creación de sus propios sistemas de formación sindical y sociolaboral e
integrarlos en una estrategia conjunta. A través de los
Convenios de Cooperación Sindical al Desarrollo 20072011 firmados con AECID, la Confederación Sindical
de las Américas (CSA), diversas Federaciones Internacionales e ISCOD-UGT han puesto en marcha una
estrategia que se basa en tres planes de acción: la formación de formadores y formadoras, la formación sindical específica y la organización de una red de escuelas
sindicales. Financiado por UGT Andalucía con fondos
de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional,
50·unión·Junio 2011