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MONTE HELICÓN
En la mitología griega Helicón era el dios que personificaba el monte homónimo, entre
el Parnaso y el Citerón, en Beocia. Como la mayoría de los ourea, Helicón era hijo
partenogénito de la Tierra, y se le representaba como un anciano con grandes barbas
encaramado a las rocas de su cima. Oto y Efialtes fueron sus primeros habitantes, y lo
consagraron a las musas, siendo por tanto un lugar muy utilizado para sus torneos de
cantos y artes. En él tenían las nueve diosas dos fuentes consagradas: Aganipe e
Hipocrene, y algunos templos a ellas dedicados, por lo que recibían el epíteto de
heliconiadas.
El monte Helicón era también el hogar de numerosas ninfas, como las libétridas, que
tenían allí una cueva consagrada. También fue el lugar donde pacía el caballo alado
Pegaso y donde estaba el sepulcro de Orfeo. Los tespios celebraban en el bosque
sagrado del Helicón un festival anual en honor de las musas, y otro en el de Eros. Una
vez que las musas se enfrentaron a Las Piérides su canto fue tan hipnotizador que
incluso el cielo, las estrellas, el mar y los ríos se detuvieron a escucharlo. Extasiado por
tal belleza, Helicón fue creciendo más y más hasta que Poseidón se dio cuenta y
ordenó a Pegaso que lo detuviera golpeando con su pezuña la cima de la montaña.En
una ocasión participó en un concurso de canto frente al monte Citerón, próximo a él.
El canto de Citerón versaba sobre cómo Zeus había sido escondido para protegerlo de
su padre, y recibió la mayoría de los votos de los dioses que formaban el jurado, así
como sus bendiciones. Enfurecido por su derrota, Helicón arrancó una roca de la
montaña, haciéndola retumbar, y quejándose lastimosamente la golpeó
resquebrajándola en cientos de piedras, lo que explicaría la orografía de la zona.
En la mitología griega las musas (en griego antiguo μοῦσαι mousai) eran, según los
escritores más antiguos, las diosas inspiradoras de la música y, según las nociones
posteriores, divinidades que presidían los diferentes tipos de poesía, así como las artes
y las ciencias.
Al final terminaría consolidándose en toda Grecia el número de nueve Musas. Homero
menciona unas veces a una Musa (singular) y otras a unas Musas (plural), pero sólo
una vez dice que eran nueve. Sin embargo, no menciona ninguno de sus nombres.
Hesíodo es el primero que da los nombres de las nueve, que a partir de entonces
pasaron a ser reconocidos. Plutarco afirma que en algunos lugares las nueve eran
llamadas por el nombre común de Mneiae, ‘recuerdos’.
Las nueve musas canónicas son:
Calíope (‘la de la bella voz’); musa de la poesía épica (canción narrativa)
Clío (‘la que celebra’); musa de la historia (epopeya)
Erato (‘amorosa’); musa de la poesía lírica (canción amatoria)
Euterpe (‘deleite’); musa de la música, especialmente la de la flauta
Melpómene (‘cantar’); musa de la tragedia
Polimnia (‘muchos himnos’); musa de los cantos (himnos)
Talía (‘florecer’); musa de la comedia
Terpsícore (‘deleite de la danza’); musa de la danza y poesía coral
Urania (‘celestial’). musa de la astronomía y poesía didáctica
A pesar de la extendida creencia, no había correlación entre las artes tradicionales
(que por otra parte eran seis) y las Musas, siendo tal asociación una innovación
posterior.