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A r t i s t a d e l m e s Núm. 5 | juni o | 2012 Víctor T. Rodríguez Rangel El artista pintó el emblemático cuadro La visita de Cortés a Moctezuma. Hablamos de ella este mes porque en junio de 1520 ocurrieron acontecimientos funestos para ambos personajes: el 29 murió el emperador azteca y, al día siguiente, fue la “Noche triste” en que los aztecas diezmaron a la gente del conquistador. Juan Ortega (activo en el último tercio del siglo XIX) La visita de Cortés a Moctezuma, 1885 Óleo sobre tela E n este mes de junio, para ser exactos los días 29 y 30, se cumplen 492 años de la muerte de Moctezuma Xocoyotzin y del episodio de la “Noche triste” -en el que estuvieron involucradas las milicias de Hernán Cortés-, respectivamente. Tanto el emperador azteca como el conquistador español, fueron figuras centrales de una de las epopeyas más asombrosas de la historia de la humanidad: La Conquista de México. A partir del primer encuentro entre ambos en la prehispánica Calzada de Iztapalapa, el 8 de noviembre de 1519 -se dice que fue en el cruce de las actuales calles de República del Salvador con la Avenida Pino Suárez-, se fueron sucediendo los dramáticos acontecimientos que desembocaron en la destrucción de México-Tenochtitlán y la rendición de los mexicas, lo que se ha considerado como el nacimiento del periodo virreinal y la gestación de la cultura mestiza de “padre europeo” y “madre indígena”, si lo queremos ver de esta metafórica forma. 16 1910 Fueron varios los encuentros de estos dos antagónicos de la historia, mismos que desembocaron en la prisión que el capitán español Pedro de Alvarado hizo del II de los Moctezuma, la posterior muerte supuestamente a causa de una pedrada que el mexica recibió de su propia gente, cuando Cortés lo presentó en un balcón con el fin de calmar a su sublevado pueblo, así como la retirada de los españoles por la Calzada de Tlacopan (Tacuba), al día siguiente, y que motivó que los aztecas, alertas y furibundos, masacraran a casi toda la retaguardia de las filas españolas en desordenada acción de huida. Desde nuestra educación básica, cuántas veces se nos ha repetido que Cortés se dio su tiempo en la fuga para sentarse junto al árbol de la “Noche triste”, por los rumbos de Popotla, y derramar lágrimas por aquellos coterráneos que en el camino quedaron sin vida o cautivos. Si lo queremos ver de una manera más justa, esperamos el momento en que se designe un día para conmemorar las decenas de mi- les de indígenas que murieron como consecuencia bélica o epidemiológica de la caída de la capital tenochca, hasta el 13 de agosto de 1521. Entre las representaciones artísticas que confrontan a Cortés ante Moctezuma II, una de las más difundidas y apreciadas es esta pintura de Juan Ortega, con todo y que para algunos no gustó el manejo del color y la luz. El autor fue un destacado alumno de la cátedra de pintura de la Academia de San Carlos de México: ingresó al plantel en 1873. En 1881 fue pensionado de la escuela y en el concurso bienal de 1885 participó con este magno cuadro, calificado por los profesores (jurados) Santiago Rebull, José Salome Pina y Rafael Flores, ganando el premio de 200 pesos para la disciplina y pasando a formar parte de las colecciones de la Academia: ahora resguardado por el Munal. El tema del cuadro era parte de la postura ideológica de la dirección del plantel, desde la República Restaurada en 1867, de favorecer y enaltecer las escenas idealizadas del México antiguo en comunión con el discurso de la “historia patria” de los republicanos y, aun más tratado, durante la dirección del colegio por Ramón S. Lascuráin, posicionado por el presidente Porfirio Díaz. La temática fue sugerida por el director del ramo José S. Pina, “contenida en el capítulo XC de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz de Castillo, donde se describe la visita que hacen Cortés y sus subalternos a los palacios de Moctezuma.”1 Desde el punto de vista de la interpretación idealizada del romanticismo académico del siglo xix, el artista se dio algunas libertades respecto a las descripciones de Bernal Díaz del Castillo. No obstante el esfuerzo de Ortega por lograr la ambientación y las prendas, ante la rigurosa mirada de las inter-disciplinas actuales, le faltaron conocimientos en historia, indumentaria y arqueología. Aun así es válida la recreación, por tratarse de la mirada subjetiva de un asunto del pasado a través de El 1 de junio de 1910 nació en Tonalá, Jalisco, Jesús Guerrero Galván, quien incursionó en la escenografía y estuvo ligado a la denominada Escuela Mexicana; también fue miembro de organizaciones como la Liga de Escritores Artistas Revolucionarios. una obra de arte influenciada por su contexto. En la pintura se identifican, en la izquierda, Moctezuma II flanqueado por sus sobrinos, los príncipes de Ixtapalapa y Tlacotalpan, como lo dice la descripción del asunto en el catálogo de aquella exposición de 1885; mientras que Cortés se acompaña de sus intérpretes D. Marina [La Malinche], y el padre Aguilar; de los capitanes Sandoval, Alvarado, Velásquez de León, Ordaz y algunos soldados. La obra está montada en la sala 21 del Munal, comparte su asunto con otras pinturas semejantes en la construcción idealizada, desde una interpretación oficialmente dirigida, de algunos pasajes de las culturas prehispánicas de la meseta central, al tiempo que se descalificó la barbarie de la “leyenda negra” de los conquistadores, “ávidos de poder y avaricia”, y se subrayó el papel mediático de los misioneros. Esther Acevedo, La Visita de Cortés a Moctezuma, por Juan Ortega, en "Catálogo Comentado del acervo del Museo Nacional del Arte. Pintura. Siglo XIX", t.II, México, Munal/inba, 2009, p. 122. 1