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Transcript
GUERRA EN MEXICO PREHISPANICO
La guerra en México, en la época prehispánica es un fenómeno muy complejo de
características sociopolíticas, económicas y religiosas, junto con el sacrificio humano, la
esclavitud y la tributación impuesta a los vencidos se oponen al concepto de un pueblo
promotor de valores de bienestar y convivencia.
La expansión territorial convertía progresivamente al campesino agricultor en guerrero
profesional, de productor de bienes se convertía en miembro de una élite militar que
debía ser sostenida por medio del tributo. Cuando un pueblo era derrotado en la guerra
tenía que pagar tributos al conquistador y debido a ello la guerra se convirtió en la
principal fuente de riqueza de la sociedad azteca. Así los mexicas dependían del tributo
impuesto a los vencidos de tal modo que Tenochtitlán vivía con holgura a costa de los
pueblos conquistados.
La guerra sagrada era un deber cósmico y para hacerla existían reglas que se respetaban
rigurosamente, para atacar una ciudad se necesitaba un casus belli y uno frecuente era la
agresión que recibían los comerciantes durante sus viajes o la negativa a comerciar.
Pero el conflicto no llegaba sino hasta después de agotar negociaciones laboriosas por
medio de delegaciones, regalos y discursos.
Los aztecas se abstenían deliberadamente de las ventajas que proporciona la sorpresa.
Se dejaba al adversario tiempo suficiente para preparar la defensa y hasta se le
suministraban armas, aunque fuese de forma simbólica. Detrás de ello hay que percibir
la idea de que la guerra era un juicio de los dioses. Los guerreros no trataban tanto de
matar enemigos, sino de capturarlos, para sacrificarlos después.
Si bien la guerra buscaba capturar enemigos, el objetivo final era derrotar al adversario.
La derrota era una convención, la ciudad se declaraba vencida cuando los adversarios
habían logrado penetrar hasta su templo, incendiando luego el santuario de su dios
tribal. La toma del templo equivalía a la victoria, pues así los dioses habían pronunciado
su sentencia.
Una batalla podía empezar con una incursión sorpresiva al campo enemigo para hacer
cautivos, pero las guerras más importantes se iniciaban con una gran marcha, portando
banderas y dando fuertes alaridos, al toque de instrumentos musicales. Llevaban así
mismo las imágenes de sus dioses y otras protecciones sobrenaturales. Antes de ir a la
guerra hacían varios ritos propiciatorios y de protección y durante la batalla ejercitaban
actos de magia chamánica como transformarse en águilas o jaguares.
El guerrero que iba a ser sacrificado pasaba un año en que se ejercitaba en toda clase de
artes, ya que en cierta forma representaba al dios viviente. Se desposaba con cuatro
vírgenes las cuales, el día del sacrifico lo acompañaban en una gran embarcación hasta
el lugar donde estaba el gran templo. Ahí lo dejaban y él solo subía por las escalinatas
donde cuatro sacerdotes lo recibían para llevar a cabo el sacrificio. El pecho le era
abierto con un cuchillo y el corazón palpitante era presentado a Huitzilopochtli.
(Continúa)
Conclusiones
La guerra prehispánica no se parece a la actual, aquélla iniciaba y terminaba con una
negociación basada en el principio de que el vencedor favorecido por los dioses, tenía
todos los derechos pero podía renunciar a ellos por medio de una compensación o
tributo. A cambio la cuidad vencida conservaba sus instituciones, sus ritos, sus
costumbres y su lengua. Esta concepción explica por qué la última guerra de
Tenochtitlán terminó de una manera tan desastrosa para la civilización mexica.
Españoles y mexicanos no hacían la misma guerra; en el campo de lo social y de lo
moral, no pensaban en la guerra de la misma manera.
Todas las reglas tradicionales fueron violadas por los invasores, lejos de negociar antes
del conflicto asesinaban por sorpresa y en lugar de hacer prisioneros mataban a todos
los guerreros. Cuando estaba todo acabado, los dirigentes mexicanos no recibían la
oferta del tributo que debían pagar. Ellos no concebían la aniquilación total.
Cabe mencionar que a pesar de todo el concepto de guerra en mesoamérica (época
prehispánica) es muy similar al concepto occidental en la edad antigua, se basa en la
práctica de magia, en la creencia de un dios que guiaba y para ellos el cosmos era
fundamental en la realización del acto guerrero, no se pelea con armas de fuego y más
aún, la guerra se llevaba a cabo basándose en una ideología distinta a la de épocas
posteriores, si bien los objetivos son similares en todas las etapas de la historia
(políticos, expansivos, económicos, etc), cada paso que se daba en la antigüedad estaba
guiado y justificado por el aspecto religioso, o mejor dicho, por los dioses de la guerra;
si los dioses querían la guerra se ganaba o se perdía, las señales indicaban si se debía
seguir o esperar, en fin es por esas semejanzas que considero que el estudio de la guerra
en México en la época prehispánica puede empalmarse con el estudio de guerra en la
edad antigua en el viejo Mundo.
Bibliografía
La caída de México-Tenochtitlan, la capital del Imperio Mexica, fue llevada a cabo
mediante la unión de los conquistadores y facciones locales que odiaban a los aztecas,
estas tribus de miles de soldados tlaxcaltecas anhelaban acabar con el imperio Mexica
que los habia sometido y perseguido tantos siglos como por ejemplo con las Guerras
Floridas que servian para capturar prisioneros para los sacrificios aztecas que a menudo
iban acompañadas de prácticas caníbales. Estos otros imperios y tribus pequeñas se
unieron a Hernán Cortés sin dudarlo. Muchas batallas existieron entre los ejércitos
azteca y español, aquel compuesto mayoritariamente por indígenas.
El episodio final fue el sitio de México-Tenochtitlan, batalla final que marcó la caída de
la civilización mexica y que marca el final de la primera etapa de la Conquista de
México. Siendo la conquista de México parte de la colonización española de América.
La ruta a Tenochtitlan
En abril de 1519, Hernán Cortés, anteriormente jefe magistrado de Santiago de Cuba,
tomó tierra en la costa de México en un punto que nombró Vera Cruz con
aproximadamente 450 soldados. En un principio, Cortés estaba patrocinado por el
gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Velázquez mandó a Cortés dirigir una
expedición en México después de que los informes de unas pocas expediciones iniciales
al Yucatán captaran el interés de los colonizadores españoles en Cuba.3 Sin embargo, al
poco tiempo Velázquez revocó la autoridad de Cortés y envió una gran fuerza bajo el
mando de Pánfilo de Narváez para arrestar a Cortés. De acuerdo con el sistema judicial
español, Cortés carecía de autoridad legal para llevar a cabo su plan, un hecho que
volvería más tarde para atormentarle en su regreso a España.
Según se adentraba, Cortés pronto se encontró con una serie de tribus en contra del
mandato mexica; Cortés realizó escaramuzas con algunos de estos pobladores, como los
Totonacas y los Tlaxcaltecas. Bernal Díaz del Castillo escribió que probablemente no
habrían sobrevivido si fuera por Xicohténcatl el viejo, pero triunfo el deseo de una
alianza de Maxixcatzin, quien optó por aceptar la alianza con Cortés y contra los
Mexicas.4
Un mito ampliamente citado dice que los mexicas inicialmente pensaron que Cortés era
Quetzalcóatl, un personaje mítico cuya vuelta a México estaba profetizada el año que
Cortés desembarcó, desde la misma dirección. En la actualidad, se cree que esta es una
invención post-conquista, y la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que los
mexicas tenían bien claro que Cortés no era un dios. Un encuentro entre Moctezuma, el
Huey Tlahtoani, y Cortés, demuestra que los mexicas sabían que Cortés era un humano
y no una deidad. Moctezuma se subió la camisa, y mostrando su abdomen, dijo: "Soy
mortal como tú eres mortal".[cita requerida] Tras este gesto, intercambiaron regalos. Antes
de conocer a Cortés, no obstante, Moctezuma había sacrificado a sus propios
mensajeros, los cuales habían hablado con los españoles porque "ellos habían visto los
dioses... ellos habían hablado con los dioses!".5
Moctezuma envió un grupo de nobles y otros agentes a su encuentro con Cortés en
Quauhtechcac. Estos emisarios llevaron diversas joyas de oro como regalo, lo cual
satisfizo en gran mediad a los españoles.6 De acuerdo con el Códice Florentino, Lib. 12,
f.6r., Moctezuma también ordenó a sus mensajeros llevar el penacho simbólico de
Quetzalcoatl de Tula a Cortés y colocarlo en su persona. A medida que las noticias
sobre los extranjeros llegaban a la capital, la sensación de temor de Moctezuma fue
incrementando, llegando a considerar la huida de la ciudad, aunque finalmente se
resignó a lo que el consideró el destino de su gente.5
Cortés continuó su marcha hacia Tenochtitlan. Antes de entrar en la ciudad, el 8 de
noviembre de 1519, Cortés y sus tropas se prepararon para la batalla, usando armaduras
tanto ellos mismos como sus monturas, y organizándose en un orden militar. Cuatro
caballeros marchaban al frente de la expedición. Tras estos, cinco contingentes más:
soldados a pie con espadas de hierro y escudos de cuero o madera; caballeros con
coraza armados con lanzas de hierro, espadas y escudos de madera; arqueros; más
caballeros; y más soldados armados con arcabuces; por último, nativos de tlaxcaltecas,
Tliliuhquitepec y Huexotzinco. Los soldados indígenas vestían armaduras de algodón y
estaban armados con escudos y arcos. Muchos de ellos llevaban provisiones en cestas o
paquetes mientras que otros escoltaban los cañones en carros de madera.
El ejército de Cortés entró en la ciudad a través del paso elevado cubierto de flores
(Iztapalapa) asociado con el dios Quetzalcoatl. Cortés fue recibido amistosamente por
Moctezuma, el cual le dijo "Has venido para ocupar tu trono". La prisionera Malinalli
Tenépal, también conocida como La Malinche o doña Marina, ejerció como traductora
del Náhuatl al Maya chontal, y el español Gerónimo de Aguilar tradujo de Maya chontal
a Español.
Más tarde, Moctezuma fue tomado como rehén como medida de seguridad por los
españoles, muy superiores en número. De acuerdo a los testigos, Moctezuma se negó
inicialmente a abandonar su palacio, pero tras una serie de amenazas y discusiones con
los capitanes españoles, accedió a trasladarse al palacio Axayáctal junto a su comitiva.
El primer capitán asignado para su vigilancia no fue otro que Pedro de Alvarado. Otros
señores Mexica también fueron detenidos por los españoles. El palacio fue rodeado por
más de cien soldados españoles para prevenir cualquier intento de rescate del emperador
Huey Tlatoani.7
[editar] Tensiones entre los mexicas y los españoles
Se desconoce por qué Moctezuma cooperó tan fácilmente con los españoles. Es posible
que temiera perder su vida o su poder político, aunque también podría haber sido un
movimiento estratégico, con el fin de recabar más información sobre los españoles o
esperar al cambio de estación para atacar. Sin embargo, no llevó a cabo ninguna de estas
acciones incluso a pesar de los consejos de altos líderes militares como su hermano
Cuitláhuac y su sobrino Cacamatzin. Con Moctezuma cautivo, Cortés no necesitó
preocuparse por ataques o falta de suministros. Asimismo, asumió que podría controlar
a los mexicas a través de Moctezuma. No obstante, Cortés desconocía los sistemas de
gobierno de los mexicas; Moctezuma no era todopoderoso, como imaginaba Cortés. El
acceso al trono y su mantenimiento dependían de la habilidad para gobernar, pudiendo
ser reemplazado fácilmente por otro noble si fallaba. Al primer signo de debilidad, los
nobles mexicas tenían la responsabilidad de rebelarse. A medidad que Moctezuma
cumplía las demandas de Cortés, como reunir tributos para los españoles, su autoridad
iba disminuyendo, y su gente comenzaba a volverse en su contra rápidamente.1
Cortés y su ejército recibieron permiso para permanecer en el Palacio de Axayacatl, y
las tensiones continuaron creciendo. Mientras los españoles estaban en Tenochtitlan. el
Gobernador Velázquez, la mayor autoridad española en las Américas, reunió una fuerza
de 19 barcos, más de 800 soldados, 20 cañones, 80 caballeros, 120 arqueros y 80
arcabuceros bajo el mando de Pánfilo de Narváez para capturar a Cortés y llevarlo de
vuelta a Cuba. Velázquez sentía que Cortés había excedido su autoridad, y había sido
advertido de la mala conducta de Cortés durante aproximadamente un año. Sin
embargo, había esperado la aparición de vientos favorables, y no pudo enviar ningún
contingente hasta primavera. Las tropas de Narváez tomaron tierra en San Juan de Ulúa,
en la costa mexicana, alrededor del 20 de abril de 1520.8
Después de que Cortés advirtiera su llegada, este reunió un pequeño contingente de
alrededor de 300 hombres al campamento de Narváez en Cempohuallan el 27 de mayo.
Cortés atacó el asentamiento en plena noche, tomando a Narváez como rehén y
logrando su rendición. Hay evidencias que sugieren que ambos estaban inmersos en
negociaciones en aquel entonces, y que Narváez no esperaba un ataque. Asimismo,
Cortés también había dividido las fuerzas de Narváez con promesas de vastas riquezas
en Tenochtitlan, acelerando así la rendición. Narváez fue preso en Veracruz, y su
ejército se fusionó con el de Cortés.1
La caída de Tenochtitlan
[editar] La última resistencia de los Aztecas
Los españoles tomaron control de todos los pueblos y ciudades en las orillas del lago,
bloqueron las salidas de la ciudad y cortaron el acueducto que traía agua a la ciudad.
Mandaron una flota de 12 bergantines con un cañón cada uno y miles de balsas
indígenas que arrasaron la flota mexica. Cortés esperaba la rendición rápida de la
ciudad, pero dentro de esta Cuauhtémoc ejecutó a todos los nobles que apoyaban el
negociar con los españoles. Los mexicas se atrincheraron en la ciudad bloqueando el
puerto y los puentes. Cuando vino el ataque español por tierra y agua los mexicas
lucharon casa por casa defendiendo su ciudad. El combate se convirtió en una batalla
urbana.
Cuando las fuerzas españolas entraron en la ciudad, prácticamente cada azotea era una
fortaleza enemiga. Una vez más, los mexicas adoptaron nuevas tácticas, y en esta
ocasión atacaron a los españoles desde sus propios edificios.1 Esto retuvo a los
asaltantes durante un tiempo, pero no impidió su avance por la ciudad, los españoles
empezaron a lanzar ataques con el fin de quemar las casas para luego retirarse dejando
el camino limpio para cuando volvieran. A principios de agosto, la mayoría de la
población se había retirado a Tlatelolco. Cortés envió emisarios indígenas de una ciudad
azteca conquistada con el fin de convencer a los tlatelolcas para que se unieran a su lado
y entregar a los refugiados, pero los tlatelolcas se mantuvieron leales a los mexicas.
Los mexicas se enfrentaron a otro gran problema cuando la gente de Tetzcoco, todavía
leales, cayeron en manos españolas. Durante cuatro días, los ejércitos de Alvarado, Olid
y Sandoval asediaron el mercado de Tlatelolco. Finalmente, controlaron alrededor del
90% de la ciudad.
Durante todos sus enfrentamientos, los mexicas continuaron la práctica de ceremonias
tradicionales, tras algunos contrataques los aztecas capturaron algunos enemigos que se
convirtieron en los últimos sacrificios humanos que hicieron. Aun así, los mexicas no
podían luchar mucho más, su situación era desesperada, ya no tenían agua ni alimentos,
empezaron a morir de hambre y sed, llegaron a beber el agua salobre del lago y a
romper los ladrillos de barro para comer las raíces que tenían. Tras consultar con los
nobles supervivientes, Cuauhtémoc inició las negocaciones con los españoles.
[editar] La rendición
Los mexicas se rindieron el 13 de agosto de 1521. Supuestamente, Cortés demandó el
oro perdido durante La Noche Triste poco después. Cuauhtémoc fue tomado como
rehén y posteriormente ejecutado.
Los mexicas huyeron de la ciudad ya que las fuerzas indigenas aliados de los españoles
continuaron los ataques incluso después de la rendición, masacrando a miles de
habitantes y saqueando la ciudad. Dado que esta no era una práctica habitual en las
guerras europeas, esto hace suponer que los aliados indígenas de Cortés como los
tlaxcaltecas tenían más influencia sobre él de la que él mismo suponía, o fueron mas
bien incontrolables "aprovechando la ocasión" para vengarse de los mexicas. Los
supervivientes abandonaron la ciudad en los siguientes tres días. Casi toda la nobleza
estaba muerta, y los supervivientes restantes eran en su mayoría niños muy jóvenes. Se
estima que 240.000 mexicas murieron durante el asedio, que duró ochenta días, por su
parte Cortés cifra las muertes en 67.000 por combate y 50.000 de hambre.9 En las
fuerzas españolas, sobrevivieron 900 soldados, 80 caballos, 16 piezas de artillería y 13
bergantines.1
Es comúnmente aceptado que los aliados indígenas de Cortés, que podrían haber
sumado hasta 200.000, fueron los principales responsables del éxito, aunque su ayuda
pasó virtualmente inadvertida y aparte de librarse de los mexicas, obtuvieron grandes
beneficios. Dado que varios grupos grandes se contaban entre los aliados, ninguno en
particular fue capaz de alzarse con el poder, algo de lo cual se benefició Cortés.
Noche Triste
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Se conoce como La Noche Triste a la derrota sufrida por las huestes españolas de
Hernán Cortés a manos de las tropas aztecas en la noche del 30 de junio de 1520 a las
afueras de Tenochtitlan (hoy Ciudad de México).
Contenido
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1 Entrada de Cortés en Tenochtitlan
2 Prisión de Moctezuma
3 La matanza del Templo Mayor
4 Escape hacia Tacuba y la Noche Triste
5 Caída de Tenochtitlan
6 Véase también
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
[editar] Entrada de Cortés en Tenochtitlan
Encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma
El día 8 de noviembre de 1519, Cortés y su ejército entraron en la capital del Imperio
azteca, México-Tenochtitlan. El emperador Moctezuma II, rodeado de la nobleza
mexica, lo esperaba. Cortés se apeó para abrazar al señor de los mexicas; pero
Cacamatzin, señor de Texcoco, y Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, lo impidieron, ya que
el soberano mexica era intocable. Cortés se quitó un collar de margaritas y cuentas de
vidrio y lo puso en el cuello de Moctezuma II, mientras los príncipes aztecas, después
de engalanar a Cortés con flores, le colgaron un collar de caracoles del que pendían
camarones de oro. Después del recibimiento, Hernán Cortés fue hospedado en el palacio
de Axayácatl, situado en el centro de la isla-ciudad.
Una vez instalados los españoles en el palacio, surgió la idea de construir su propia
capilla y, puesto que Moctezuma se había negado a que la erigieran en el Templo de
Huitzilopochtli, resolvieron levantarla en su alojamiento, previo permiso del emperador.
Buscando los capitanes el mejor sitio para emplazarla, un soldado que era carpintero
notó en una pared la existencia de una puerta tapiada y encalada de hacía pocos días.
Entonces recordó que se murmuraba que en aquellos aposentos, Moctezuma tenía
depositados los tesoros que había ido reuniendo su padre, Axayácatl.
Allí entraron Cortés y algunos capitanes y, tras la vista de un enorme tesoro, Cortés
ordenó que se volviera a tapar. Empezó a inquietarles la posibilidad de que fueran
asesinados. Cuatro capitanes y doce soldados se presentaron a Cortés para hacerle
presente la conveniencia de capturar al emperador y mantenerlo como rehén.
No llegó a haber ningún principio de acuerdo en esta idea. No obstante, una noticia
precipitó la resolución.
[editar] Prisión de Moctezuma
Artículo principal: Cuauhpopoca
El pretexto para hacer prisionero a Moctezuma II lo obtuvieron en Nautla, un pueblo
totonaca que se había aliado con los españoles. Al llegar los señores de MéxicoTenochtitlan a cobrar el tributo debido, el cacique totonaca se negó a hacerlo bajo el
argumento de que no eran ya vasallos de los aztecas y pidió ayuda a la guarnición
española estacionada en el puerto de Veracruz. Ello condujo a una escaramuza entre los
bandos que culminó con la muerte de siete españoles, entre ellos el capitán Juan de
Escalante.
Cortés, al enterarse del suceso, reprochó a Moctezuma II su hipocresía y le tomó como
prisionero. Moctezuma fue conducido al palacio de su padre Axayácatl, que Cortés
había convertido en su cuartel. Los vasallos de Moctezuma, al verlo pasar prisionero, se
enfurecieron y demandaron arrojar a los españoles de la ciudad. Cortés exigió a
Moctezuma que le entregara al cacique Cuauhpopoca, el noble azteca que había sido, a
sus ojos, el causante de la muerte de los soldados españoles. Moctezuma lo hizo
presentar junto con sus amigos notables. Dos días más tarde, Moctezuma recibió la
segunda afrenta. Los españoles le encadenaron para poder consumar sin temor alguno la
muerte de Cuauhpopoca y su séquito, a quienes dieron muerte atándoles a los postes de
una hoguera.
[editar] La matanza del Templo Mayor
Artículo principal: Matanza de Tóxcatl
Matanza del Templo Mayor. Pintura contenida en el Códice Durán.
Cuando Cortés tuvo que ausentarse para enfrentar a la expedición de Pánfilo de Narváez
dejó como sustituto a Pedro de Alvarado, al cargo de una compañía de 80 soldados que
deberían resguardar y proteger al prisionero Moctezuma II, preciado cautivo que les
aseguraba la neutralidad de los nativos, ya que el emperador los consideraba enviados
divinos y les pedía a sus vasallos los trataran con respeto (aunque la moderna
historiografía no acepta una visión tan simplificadora de los auténticos motivos de
Moctezuma). La situación de los españoles era en extremo delicada, sabían que eran
muy pocos hombres como para contrarrestar un ataque de los mexicas. Alvarado, ante
las continuas noticias (o quizá bulos) aportadas por sus aliados tlaxcaltecas y totonacas
sobre las intenciones agresivas de sus huéspedes, recurrió a la táctica que tantos éxitos
le depararía en el futuro: atacar primero. No está documentado, pero a la vista de los
resultados, parece que Tonatiuh trató de descabezar la posible rebelión eliminando la
clase dirigente tenochca. La orden de atacar a los señores, que estaban indefensos
celebrando un festival religioso para el cual el mismo Alvarado había dado permiso,
acabó en una masacre de la clase dirigente de la ciudad. Los aliados indígenas
aumentaron el horror de la matanza dando muerte a decenas de mujeres y niños llevados
por su inextinguible odio al imperio mexica.
Esta Matanza del Templo Mayor, encendió la mecha de la rebelión. Ésta comenzaría
poco después de que Cortés regresara y tratara de calmar los ánimos. Para ello solicitó a
Moctezuma II que se dirigiera a su pueblo para tranquilizarlo. En un intento para
sofocar el violento tumulto, Moctezuma II se asomó a la azotea (o balconada) de su
palacio, instando a sus seguidores a retirarse. La población contempló horrorizada la
supuesta complicidad del emperador con los españoles, por lo que comenzaron a
arrojarle piedras y flechas que lo hirieron mortalmente, falleciendo poco tiempo después
del ataque. Parece claro que Cortés comprendió inmediatamente las funestas
consecuencias que tendría lo sucedido.
Según la versión azteca, todos los nobles aztecas que se encontraban en poder de los
españoles fueron ejecutados al dejar de ser útiles. Sin embargo la realidad es que varios
de ellos sobrevivieron. El Códice Ramírez, escrito después de la conquista por un azteca
cristianizado, reclama que a Moctezuma no se le administraron los últimos sacramentos,
pues los sacerdotes que acompañaban a Cortés estaban buscando oro, pero en verdad
nada se sabe de cierto de los últimos momentos del emperador y parece seguro que no
estaba bautizado.
Muerto Moctezuma II, los señores y los sacerdotes eligieron a Cuitláhuac como su
gobernante y caudillo de guerra. Éste desplegó gran actividad para alistar tropas, buscar
alianza con algunos pueblos cercanos al lago y con los tarascos (de los cuales recibió
una clara y prácticamente unánime negativa), y tratar de destruir a los invasores
españoles. Sin embargo moriría pronto, víctima de la viruela.
[editar] Escape hacia Tacuba y la Noche Triste
Ahuehuete de La Noche Triste, pintura por José María Velasco.
Los combates entre mexicas y españoles duraban ya una semana, los españoles y sus
aliados indígenas estaban cercados en el palacio de Axayácatl y sus alrededores casi sin
alimentos, por lo que decidieron huir al punto de la medianoche del 30 de junio de
1520. Cortés dio la señal de partida y bajo la consigna de silencio, marcharon por un
puente de canoas en dirección a Tlacopan (Tacuba) sigilosamente, cuidando del relincho
de los caballos. Al llegar al canal Tolteca Acaloco, una anciana mexica que había salido
a tomar agua en un cántaro advirtió la huida de los españoles y avisó a los guerreros
aztecas. Pronto empezó a sonar el tambor de piel de serpiente del templo de
Huitzilopochtli y los españoles se vieron rodeados por miles de embravecidos guerreros.
En cuestión de minutos la laguna que rodeaba México-Tenochtitlan hirvió de canoas
repletas de nativos armados de lanzas y flechas, en tanto desde las azoteas miles de
guerreros atacaban la retaguardia, otros nativos cortaron los puentes a tierra firme, que
estaban hechos de canoas amarradas unas con otras.
Se dice que lograron salvarse los soldados que prefirieron deshacerse de las joyas y oro
que cargaban, en tanto que muchos de los que iban lastrados por armadura de acero,
barras de oro y joyas murieron ricos. Pero también hay aquí algo de leyenda: en una
batalla nocturna sobre una calzada estrecha trazada sobre el agua y atacados por miles
de enemigos, a la vez por ambos flancos y por la retaguardia, la salvación sólo pudo
proporcionarla el valor o la fortuna. El mismo Alvarado fue salvado por Martín de
Gamboa que lo subió a la grupa de su caballo y que declararía luego que éste llevaba
únicamente una armadura de algodón de confección mexica y su espada toledana al
cinto. Hombres y caballos se ahogaron en las acequias y pozas, se perdió la artillería, los
indios aliados de Cortés fueron masacrados (el término es exacto, de más de mil
tlaxcaltecas aliados sobrevivieron apenas un centenar) y la mitad de la tropa española
quedó muerta y heridos casi todos los demás (Bernal Díaz del Castillo afirma que
murieron seiscientos cristianos, más de la mitad de la hueste de Cortés). Se afirmó que
el 90% del producto del saqueo del tesoro de Moctezuma se perdió (lo más probable es,
sin embargo, que se salvara una cantidad mucho mayor que iría sin duda a parar en las
bolsas de los conquistadores).
Las crónicas de Indias coinciden en la tristeza de Cortés. Bernal Díaz del Castillo
describe en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España:
..que como Cortés y los demás capitanes le encontraron y vieron que no venían más soldados, se
le saltaron las lágrimas de los ojos y dijo Pedro de Alvarado, que Juan Velázquez de León
quedó muerto..
...y mirábamos toda la ciudad y las puentes y calzadas por donde salimos huyendo; y en ese
instante suspiró Cortés con una gran tristeza, muy mayor a la que antes traía, y por los hombres
que le mataron antes..
...Acuérdome que entonces le dijo un soldado que se decía el bachiller Alonso Pérez (que
después de ganada la Nueva España fue fiscal y vecino en México): "Señor capitán, no esté
vuestra merced tan triste, que en las guerras estas cosas suelen acaecer"..y Cortés le dijo que
ya veía cuántas veces había enviado a México a rogarles con la paz; y que la tristeza no la
tenía por una sola cosa, sino en pensar en los grandes trabajos en que nos habíamos de ver
hasta tornarla a señorear...
Francisco López de Gómara, describe en su Historia general de las Indias'':
..Cortés a esto se paró, y aun se sentó, y no a descansar, sino a hacer duelo sobre los muertos y
que vivos quedaban, y pensar y decir el baque la fortuna le daba con perder tantos amigos, tanto
tesoro, tanto mando, tan grande ciudad y reino; y no solamente lloraba la desventura presente,
más temía la venidera, por estar todos heridos, por no saber adónde ir, y por no tener cierta la
guardia y amistad en Tlaxcala; y ¿quién no llorara viendo la muerte y estrago de aquellos que
con tanto triunfo, pompa y regocijo entrado habían?...
Francisco de Aguilar describe un corto diálogo en su Relación breve de la conquista de
la Nueva España:
..Sucedió un día que Alonso de Ávila, capitán de la guardia del capitán Hernando Cortés, se fue
a su aposento cansado y triste, y tenía por compañero a Botello Puerto de Plata, el cual fue aquel
que dijo al marqués en Cempoala: "Señor, daos prisa, porque don Pedro de Alvarado está
cercado y le han muerto un hombre". Y así como entró le halló llorando fuertemente y le dijo
estas palabras: "¡Oh señor! ¿Ahora es tiempo de llorar?". Respondióle: "¿Y no os parece que
tengo razón?. Sabed que esta noche no quedará hombre de nosotros vivo si no se tiene algún
medio para poder salir"..
El trayecto de los conquistadores españoles continuó de Tlacopan (Tacuba) hacia
Otumba, En el camino, hacia el oriente del Valle de México, masacraron al pueblo de
Calacoayan antes de pernoctar en Teocalhueyacan (actualmente San Andrés Atenco).
Luego de ello, tuvieron que confrontarse nuevamente con los guerreros mexicas en el
episodio conocido como Batalla de Otumba, la cual terminó con la muerte del capitán
mexica que iba al mando pues los perseguidores se disiparon y huyeron. Finalmente los
invasores pudieron llegar al territorio aliado de Tlaxcala. Pasó más de un año para poder
conquistar la ciudad de México-Tenochtitlan.
Véase también: Batalla de Otumba
[editar] Caída de Tenochtitlan
Batalla de Tenochtitlan.
En Tlaxcala, Cortés reorganizó al ejército, buscó nuevos aliados y construyó trece naves
en el lago Texcoco, y tras cortar el acueducto de Chapultepec, atacó por las tres
calzadas el 30 de junio de 1521, con un ejército reforzado con 80 000 tlaxcaltecas y
soldados procedentes de nuevas expediciones enviadas a Veracruz. Por su parte,
Cuauhtémoc, sucesor de Cuitláhuac, había organizado el ejército mexica y reconstruido
la ciudad, fortificándola para la guerra. También envió embajadores a todos los pueblos
solicitando ayuda, disminuyendo las contribuciones y aun eliminándolas para algunos,
pero consiguió pocos aliados. Al mismo tiempo que avanzaba el cerco de Cortés, se
sucedían riñas internas entre la clase dominante y parece ser que fueron asesinados
muchos nobles, incluidos los hijos de Moctezuma.
Cortés arrasaba la ciudad a medida que la iba conquistando, y los mexicas estaban
desmoralizados al verse privados de una clase dirigente que los organizase. Los
tenochcas que aún quedaban hicieron base en Tlatelolco y se enfrentaron por última vez
a los españoles, logrando hacer prisioneros y ejecutándolos frente al ejército de Cortés.
En la refriega mueren los últimos señores y jefes mexicas. El 13 de agosto de 1521,
Cuauhtémoc salía de Tenochtitlan para negociar la rendición, siendo detenido en
Tlatelolco mientras la ciudad caía en manos de Cortés. Los conquistadores y los
tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados mataron
a más de 40 000 mexicas, según las estimaciones del propio cortes.