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Teatro Griego
TEMA I
TEMA I: MARCO HISTORICO (ver un desarrollo en http://www.ual.es/personal/fjgarcia/Historia.htm)
I.1. Historia de Grecia: de los orígenes a la Tiranía
I.2. La tiranía y los origenes del teatro
I.2.1. Héroe épico versus héroe trágico.
I.2.2. El surgimiento del pensamiento racional: una revolución intelectual
I.2.3. El culto a los héroes y el culto a Dioniso
I.1.2.4. Cara y cruz de los tiranos
I.3. Historia de Grecia: de las Guerras Médicas (http://www.ual.es/personal/fjgarcia/His_3_1.htm)a
la Liga de Delos (http://www.ual.es/personal/fjgarcia/His_3_2.htm)
I.3.1 Valoración de este periodo (http://www.ual.es/personal/fjgarcia/His_3_3.htm)
I.4. Democracia y teatro
I.4.1. Las consecuencias de la victoria frente al persa y el pensamiento político de Esquilo
I.4.1.1.La antítesis griego/bárbaro y Los Persas de Esquilo
I.4.1.2. La reforma del Areopago y la Orestiada de Esquilo
I.4.2. El imperio ateniense
I.4.2.1. El derecho de ciudadanía y la Medea de Eurípides
I.4.2.2. La autoctonía ateniense y el Ion de Eurípides
I.5. La Guerra del Peloponeso (http://www.ual.es/personal/fjgarcia/His_3_4.htm)
I.5.1. Los desastres de la guerra y Las Troyanas de Eurípides
I.5.2. Panorama político de esta época (http://www.ual.es/personal/fjgarcia/His_3_6.htm)
I.6. La tragedia, espectáculo de la ciudad. El tema de la otredad
MARCO HISTORICO
I. 1. HISTORIA DE GRECIA: DE LOS ORÍGENES A LA TIRANIA
para leer un resumen pulse aquí.
I.2. LA TIRANÍA Y LOS ORIGENES DEL TEATRO
La tragedia surge y se desarrolla en un periodo histórico de profundas transformaciones
sociales, que van desde el régimen tiránico hasta la implantación de la democracia, si bien en
este capítulo vamos a ocuparnos del primer momento de su desarrollo. En Atenas, la tierra a
la que la tragedia queda fundamentalmente asociada, el prier drama fue presentado con toda
probabilidad por el poeta Tespis entre el 536 y el 533, es decir, en pleno gobierno de
Pisístrato, que consiguió imponerse desde el 546 hasta su muerte en el 528. Cuando Pisístrato
llega al poder, la nobleza ática ya había sufrido las renovadoras leyes de Solón, el aristócrata
que supo enfrentarse con su propia casta fundando instituciones como el Consejo de los 400,
que serían básicas para el futuro desarrollo de la democracia. Las reformas de Solón no
conseguirían aplacar el espíritu de guerra civil que dominaba el Ática en su tiempo, pero
marcaron una etapa decisiva en el recorte del dominio de los nobles. Con Pisístrato, el ámbito
agrícola, que presentaba graves carencias para el pueblo, dado que la mayor parte de la tierra
seguía perteniciendo a unos pcos nobles, alcanzó mayor estabilidad. Algo que éste gobernante
consiguió, por otra parte, mediante el impulso de la economía urbana, gracias a la cual
pudieron emplearse muchos campesinos desposeídos. La forma de gobierno de Pisístrato
supuso, en definitiva, un innegable auge económico, pero en ella destaca, además la
importante labor de mecenazgo que llevó a cabo. En la Atenas de Pisístrato, residencia de
Anacreonte y Simónides, fueron acogidos músicos y poetas, arquitectos y escultores que
transformaron la imagen y la vida ateniense. Además Pisístrato fomentó las fiestas dedicadas
a dioses tan populares en Atenas como Deméter y sobre todo Dioniso, fiesta cuyo esplendor
no deacería en la época clásica. La prosperidad que conoce la tragedia, que llegará a
imponerse como el acto más importante de las Grandes Dionisias, se ancla en este auge
experimentado por el culto dionisiaco.
I.2.1. Héroe épico versus héroe trágico
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Teatro Griego
TEMA I
Para percibir la profunda originalidad de la narración trágica basta, en principio, con comparar
la imagen soberbia que los poemas homéricos proporcionan de Agamenón, el soberano de
todos los griegos que actúa bajo la protección directa de Zeus como "buen rey y poderoso
guerrero" (Iliada III, 179), con los episodios de su leyenda que la tragedia elige para poner en
primer plano: su muerte, tan indigna para un héroe, a manos de una esposa que se ha
adueñado del trono y ha tomado un amante en su ausencia. Este distanciamiento entre la
imagen homérica y la imagen trágica de Agamenón muestra que la finalidad de la tragedia no
consiste en seguir recreando idealmente las leyendas ancestrales. El héroe ejemplar de la
epopeya oral o de la poesía coral pierde su entereza en el escenario trágico, que lo muestra
derrotado, que lo exhibe, en definitiva, como ejemplo de lo que no se debe hacer.
La tragedia censura, pues, el carácter individual y soberbio de los héroes que la épica
ensalzaba, otorgando un primer plano a la colectividad que el héroe encabeza. Una operación
que responde, sin duda, al protagonismo creciente que, como vamos a ver, en este momento
histórico empieza a tener el pueblo ateniense en detrimento del que hasta ese momento habían
monopolizado sus dirigentes aristócratas.
I.2.2. El surgimiento del pensamiento racional: una revolución intelectual
Pero se impone señalar que en este replanteamiento del saber tradicional que supone presentar
a los héroes épicos en situación de crisis, tuvo gran influencia el desarrollo de una forma de
pensamiento que se distancia de la explicación mítica del mundo que hasta entonces
proporcionaba la poesía.
Se trata de los primeros pasos que la filosofía empieza a dar en esa franja fronteriza entre
Oriente y Occidente que son las ciudades jonias de Asia Menor. Mileto será concretamente el
lugar en el que se inicia esta primera forma de racionalidad surgida de la estimulante
confrontación entre maneras de percibir el mundo tan diferentes como la griega, la babilonia o
la egipcia. La forma de interrogarse sobre el orden del universo de los llamados fiósofos
presocráticos supone una revolución intelectual que marcará el comienzo del destierro del
mito como principio explicativo y que es indisociable del proceso de desarrollo de la ciudad
griega.
El espíritu crítico que los trágicos adoptan frente a los viejos mitos resultaría tan inexplicable
si lo escindiéramos de esta revolucionaria corriente de pensamiento en la que se inserta, como
si lo aisláramos del contexto sociopolítico en el que emergió.
I.2.3. El culto a los héroes y el culto a Dioniso
La tragedia surge como manifestación de un tipo de régimen que en la Grecia arcaica se
caracterizapor apoyarse en el pueblo en contra de la clase aristocrática. Lo cual explica en
gran medida la actitud crítica adoptada por el género trágico frente a la misma tradición
legendaria que había servido a la lírica para engrandecer la imagen de las familias nobles, tal
y como reflejaba, con particular claridad, la obra de Píndaro. El alcance de esta continuidad
que se da entre la política del tirano y la crítica trágica a los antiguos héroes queda
especialmente claro recordando uno de los textos que citábamos a propósito del origen de la
tragedia. Nos referimos al texto de Heródoto en que nos cuenta cómo Clistenes, tirano de
Sición, despoó al antiguo héroe Adrasto del culto que se le rendía para trasladar los "coros
trágicos" al culto de Dioniso. Una decisión que, al igual que la importancia acordada por
Pisístrato a los cultos estatales debe ser entendida en el contexto de la necesaria inclinación
que los tiranos, como "defensores" del pueblo frente a la nobleza, tienen a favorecer los cultos
populares en derimento de los aristocráticos cultos a los héroes locales.
El culto a los héroes es un fenómeno indisociable del nacimiento de la polis, que empieza a
manifestarse a finales del s. IX. A partir de estas fechas, antiguos monumentos que datan, en
su mayoría, de época micénica, empiezan a ser reconocidos y adoptados como tumbas de
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Teatro Griego
TEMA I
ancestros a los que se atribuyen impresionantes leyendas épicas. La gran cantidad de ofrendas,
esencialmente cerámicas y terracotas, descubiertas por la arqueología ante dichos restos
revela esta eclosión del culto a los héroes que ha sido relacionada con el asentamiento de las
bases de la ciudad aristocrática que le es contemporáneo. En esta época, en la que Grecia
conoce un significativo crecimiento demográfico, la fabricación de genealogías que permitan
remontar a determinadas familias hasta un origen heroico posibilita la legitimación del
derecho de propiedad sobre la tierra. Así, las tumbas de los héroes habrían sido consideradas
como "prueba" de que los ancestros semidivinos de familias elegidas habían poseído y
defendido el territorio que su propio sepulcro marcaba desde tiempos inmemoriales. Teniendo
en cuenta esta estrecha relación entre héroes locales y la implantación de la ciudad
aristocrática, se entiende que aquellos enemigos de este tipo de organización propia de los
siglos VII y VI que son los tiranos emprendieran una política de distanciamiento con respecto
al culto heroico que no sólo simboliza sino que también justifica el dominio de la nobleza.
I.1.2.4. Cara y cruz de los tiranos
A pesar de todo lo dicho, la coincidencia entre el "mensaje trágico" y la intencionalidad
política de los tiranos no es tan exacta como podría deducirse de lo comentado hasta aquí.
Entre otras cosas porque los gobiernos tiránicos tampoco siguen siendo unívocos hasta su
desaparición. Para entender la figura griega del tirano habrá que despojar al término de las
connotaciones peyorativas que para nosotros reviste. Pero también hay que tener en cuenta
que dichas connotaciones las hemos heredado, igualmente, de la propia Grecia, y en especial
del teatro.
Una vez superada la situación de guerra civil, de la que surge habitualmente esta forma de
gobierno tiránica, el pueblo tiende a recuperar el dominio, a seguir consiguiendo mayores
cotas de participación política, por lo que la segunda generación de tiranos se ve obligada a
instaurar un régimen brutal para mantenerse en el poder. Para el periodo democrático
posterior, en el que se desarrollará el teatro, la tiranía se convierte en el enemigo máximo de
la democracia, sinónimo de "déspota". Es normal que en la literaura clásica, de época
democrática, el tirano adopte esta connotación, pero también es cierto que la tradición nos
refiere algunos nombres de tiranos, como Periandro y Pítaco, entre los siete sabios del mundo
griego
I.3. HISTORIA DE GRECIA : DE LAS GUERRAS MEDICAS A LA GUERRA DEL
PELOPONESO
para leer un resumen pulse aquí.
I.4. DEMOCRACIA Y TEATRO
Las obras trágicas conservadas hasta nuestros días cubren un periodo de tiempo especialmente
intenso en la historia de Atenas: las aproximadamente siete décadas que van desde el año 472,
en el que Esquilo puso en escena Los Persas, hasta el 401, cuando muerto Sófocles, su nieto
se encarga de representar Edipo en Colono. Apuntando claramente la conexión entre tragedia
y vida política, la primera de estas obras llega al teatro tan sólo ocho años después de que los
atenienses lograran poner fin a las Guerras Médicas (480 Salamina) y la última coincide
prácticamente en el tiempo con la rendición de Atenas ante Esparta (404), fin de la Guerra del
Peloponeso y el comienzo del gobiero de los 30 Tiranos (403).
I.4.1. Las consecuencias de la victoria frente al persa y el pensamiento político de
Esquilo
Para Atenas este conflicto supuso la afirmación del hellenikón, es decir, un sentimiento
de unidad basado en la sangre, la lengua, los ritos y las costumbres, pero sobre todo un tipo de
civilización. Pero también supuso el encumbramiento definitivo de la joven democracia
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TEMA I
ateniense (en la confederación defensiva formada el 481 había grandes ausencias como Tebas o
Creta); la gran elección ateniense, la flota, comportó la preponderancia de Atenas, frente a las
tradicionales flotas de Corinto, Egina, así como una valorización de las fuerzas populares
atenienses: primero los constructores, después los marinos.
El mejor exponente de esta generación es Esquilo, poeta y combatiente de Maratón.
Aunque su obra es posterior, Esquilo ilustra la mentalidad de que procede la democracia de
Clístenes y posteriormente de Cimón y hace ver la posición de ésta ante las reformas que
realizará Efialtes. La primera imagen de la democracia que nos presenta Esquilo es en su
tragedia Los Persas (472). Aquí se enfrenta a la democracia, encarnada por Atenas, con la
tiranía, encarnada por Persia. La conclusión es ésta: los atenienses son libres, no obedecen a
ningún amo, y la conciencia de defender su libertad y estar, por ello, protegidos por los dioses,
les hace luchar con más ardor y alcanzar la victoria. Hay una igualdad interior y una falta de
agresividad exterior, mientras que la tiranía está caracterizada por la desigualdad interior y la
agresividad contra otras naciones. Tiranía es hybris, castigada por los dioses; democracia es
justicia, protegida por ellos.
Este esquema tan claro deja fuera, como sin mayor relevancia, las diferencias entre
posibles tipos de democracia en que haya mayores o menores diferencias entre las clases. Por
oposición a los persas, lo importante es ese gobierno no tiránico, esa unidad nacional de
hombres y clases. El esquema se inserta, como en Solón pero sin acentos clasistas, en una
concepción religiosa del mundo. Y es señal de la época en que Atenas, todavía, se considera una
potencia no agresiva, no aspira a una expansión militar.
Otras obras de Esquilo recogen posiciones similares a éstas. La tragedia desarrolla
mitos, y el tema del poder no puede expresarse en ella más que en forma mítica: un rey o un
héroe pueden representar, alternativamente, un poder tiránico o un poder basado en el consenso,
un poder popular. Pelasgo, el rey de Argos en Las Suplicantes, que todo lo consulta con la
asamblea del pueblo, a la que persuade, pero no fuerza; que sigue las normas divinas de ayudar
al que sufre hybris de un extranjero, es la encarnación misma de un poder democrático, que
ejecuta la voluntad del pueblo. Zeus en el Prometeo y Agamenón en la Orestea están próximos
al tipo del tirano que abusa, procede por arranques de orgullo y no escucha a sus súbditos. Por
ello, mientras que Pelasgo triunfa, Zeus ha de ceder y Agamenón es asesinado.
Pero, sin embargo, Esquilo deja bien sentada la legitimidad del poder. No justifica más
parcialmente la rebeldía de Prometeo, no justifica en modo alguno el crimen de Egisto y
Clitemnestra. Su lema es la justicia, el seguir la voluntad divina, el "ni tiranía ni anarquía" del
Agamenón, la existencia de un terror saludable para evitar la violación de la ley. En la Orestea
Esquilo acepta que el Areópago sea solamente un tribunal de lo criminal, pues al juicio de
Orestes retrotrae su origen. Pero tiene miedo de que alguien quiera eliminar también esa función
y piensa que eso sería grave para Atenas. Insiste en el apoyo religioso que el tribunal y su
justicia tienen.
En ese punto, la existencia de una ley fundada religiosamente y que es esencial para la
ciudad, es en el que insiste: no en los grados de igualdad práctica de los ciudadanos, tema que
no considera relevante. Y en otro punto: Esquilo ve con aprehensión cómo Atenas se embarca
en una política expansiva. Condena en Las Suplicantes la invasión de los egipcios, en Los Siete
contra Tebas la de los argivos, en la Orestea la guerra de Troya. Cree en la paz con Argos,
defendida en Las Suplicantes y la Orestea. Degradación de la ley en lo interior, con olvido de
los fundamentos divinos de las relaciones entre los hombres, es uno de los temores de Esquilo;
agresión exterior, el otro. Para él la democracia interna y el pacifismo externo son solidarios,
están en la misma filosofía.
I.4.1.1.La antítesis griego/bárbaro y Los Persas de Esquilo
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Teatro Griego
TEMA I
El término bárbaros nunca apareció extensamente en la la literatura griega antes de la Guerras
Médicas, lo que constituye una prueba bastante concluyente de la estrecha relación que los
griegos forjaron entre bárbaro y persa. El valor peyorativo está claro en la medida en que indica
una relación de sentido único, helenocéntrica, como un "anti-modelo cultural" y "enemigo
hereditario". Quede claro, de antemano, que la reflexion griega sobre los persas no se rige por
un deseo de describirlos, como por el simple hecho de que los griegos han vencido a los
bárbaros. Es decir, las sorprendentes vistorias logradas en las Guerras Médicas les llevó a
indagar por qué se habían producido y, especialmente las batallas de Maratón y Salamina fueron
el móvil que les impulsó a demostrar que tras la imagen poderosa de los persas se ocultaba una
gran debilidad, mientras que los griegos, aparentemente débiles, poseían la verdadera fuerza.
Si el tema es extenso en la literatura, la tragedia es una fuente privilegiada. De las trescientas
obras trágicas que conocemos (aunque sólo sea el título) la mitad transcurrían en tierra de
bárbaros o incluían algún personaje bárbaro. La más clara es Los Persas de Esquilo, donde se
inicia la actitud de los que han considrado la victoria griega sobre el persa como el triunfo de la
libertad frente al despotismo, de Europa sobre Asia, etc..
El contraste griego persa es constante en toda la obra:
Persa
Griego
*Elevadísimo numero de guerreros
*Sumados todos, inferior con mucho
*Vestimenta bélica de fuerte colorido, *Casi desnudez heroica del soldado griego
atemorizante
*Lujo, riqueza y opulencia
*Escasez, precariedad y moderación
*Uso del arco que hiere de lejos
*Lanza de acometida cercana
*Valor propiciado por el miedo al soberano *Valor por defender su libertad
*Despotismo persa: el gobernante no tiene *Democracia griega: el gobernante debe
que rendir cuentas ante nadie
rendir cuentas de su actuación
*Pago de tributos al soberano
*Impuestos pagados al Estado
*Saludo al soberano mediante "postración" *Ideal de igualdad política
*Censura
*Libertad de expresión
Sin embargo, lejos de recrearse con los efectos desgarradores de la derrota enemiga, los
espectadores empiezan a reconocer en el escenario trágico los conmovedores inconvenientes de
la hybris, de la "desmesura" por la que Grecia se siente amenazada no solo desde Asia, sino
desde su más reciente pasado (tiranía). En efecto, este principio de alteridad en el que el Rey y
el tirano se confunden, se revela más complementario que opuesto a la identidad ateniense, en la
medida en que mediante esta representación del Otro los atenienses erigen la imagen ideal de sí
mismos. En cierto modo se puede decir que el discurso sobre los bárbaros es tan esencial en la
constitución del pensamiento democrático ateniense como el discurso sobre la negatividad de
los gobiernos del Este lo ha sido para la moderna democracia occidental.
Esquilo LOS PERSAS. ir al texto http://www.ual.es/personal/fjgarcia/MG_Texto33.htm
I.4.1.2. La reforma del Areopago y la Orestiada de Esquilo
El ciudadano democrático por ningún otro rasgo se define mejor que por su participación en la
justicia y en el gobierno. La fuerza motriz de la actividad política de las clases populares era la
responsabilidad de la cosa pública. De tal manera que un ciudadano no acepta tener
representantes o delegar su capacidad de decisión en tercero (como nosotros hacemos con tanta
naturalidad), sino que asume directamente y de forma rotativa, tanto el poder deliberativo como
el legislativo. Esta actividad se ejerce a través de varias instituciones, fundamentalmente la
asamblea y los tribunales. El poder de la asamblea, que reunía a todos los ciudadanos, era, en
principio, ilimitado tanto en asuntos externos como internos. La asamblea designaba
anualmente a los magistrados y ante ella debían rendir cuentas al final de su mandato. En ella
los atenienses, tras escuchar a los demagogos, decidían con su voto asuntos tan diversos como
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Teatro Griego
TEMA I
una declaración de guerra, la expulsió de un determinado hombre de poder cuyas ambiciones
hacían peligrar la democracia o las condiciones en las que se celebraría una fiesta religiosa. En
cuanto a los tribunales, es de destacar la Heliea, compuesto por unos 6000 jueces, aunque
actuaban en cada caso con un número que oscilaba entre 501 y 2001, elegidos rotativamente. El
más antiguo de los tribunales era, sin embargo, el Areópago, formado por exarcontes y con
carácter vitalicio, lo cual, si tenemos en cuentas que los arcontes había sido tradicionalmente
elegidos entre las familias nobles, lo convertía en un auténtico bunquer de la tradición
aristocrática. A partir del 462, por obra de Efialtes, sus funciones quedaron reducidas a asuntos
relacionados con derramamiento de sangre. Este recorte de atribuciones tiene un enorme
significado en el proceso de asentamiento de la democracia, y la tragedia no lo pasará por alto.
En la Orestiada, que Esquilo representa en Atenas en el 458, evoca directamente esta supresión
de los poderes políticos del antiguo consejo aristocrático a través de las oscuras Erinias, las
antiguas diosas vengadoras de los crímenes de sangre, representantes de un mundo gentilico,
aristocrático y claramente tradicional, frente a los nuevos dioses jóvenes, democráticos, como
Apolo, defensor de Orestes, y especialmente Atenea. Las Erinias perderán su antiguo poder y se
especializarán, como diosas benefactoras (Euménides), en proteger a Atenas contra el crimen
desde la colina de Area (Ares Pagos). Pocas obras permiten estudiartan bien como la Orestiada
la significación política que la tragedia tenía para un auditorio compuesto básicamente por esos
ciudadanos atenienses cuyas atribuciones estamos definiendo.
La obra se enmarca dentro de la trilogía La Orestiada compuesta por las obras
Agamenón y Coéforas. En la primera se narra la vuelta de Agamenón de Troya y su asesinato a
manos de su mujer Clitemnestra y de su amante Egisto. Al final de la obra se justifica este
asesinato: por parte de Clitemnestra, como pago al crimen de su hija Ifigenia, sacrificada por
Agamenón antes de partir a Troya; por parte de Egisto, como pago por el crimen de Atreo,
padre de Agamenón, contra su hermano (y padre de Egisto) Tieste, a quien Agamenón dio a
comer sus hijos. El pueblo reacciona contra esta usurpación, que considera una tiranía. En Las
Coéforas se narra la vuelta de Orestes, hijo de Agamenón, quien con su hermana Electra
planean la muerte de su madre Clitemnestra y Egisto, aconsejado por Apolo. Al final de la obra
se le aparecen a Orestes la Erinias, las diosas vengadoras de lo crímenes de sangre, como
monstruos que le persiguen y sólo a él se le aparecen. La trilogía termina con Las Euménides,
donde Orestes, en su huida llega hasta Atenas y se abraza a la estatua de Atenea, mientras las
Erinias danzan a su alrededor. Acude la diosa y, junto con Apolo, celebran un juicio, donde las
Erinias actuan de acusadoras y Apolo de defensor de Orestes. Tras la primera presentación de
las diosas vengadoras, con su relato de los hechos, y la de Orestes, con el suyo, Atenea plantea
el gran dilema. Tiene lugar el juicio y la votación, que arroja un empate, y Atenea en persona,
con su voto, decide a favor de Orestes. Terminado el juicio, tras la salida de Orestes y Apolo de
escena, las Erinias, que se consideran ultrajadas, se preparan para vengarse destilando su veneno
por toda la tierra de Atenas. Ello comporta la transformación de las Erinias de diosas
vengadoras y dañinas en Euménides, diosas benefactoras y protectoras, asentándolas en la
colina del Areópago, donde, con posterioridad se celebrarán las reuniones del famoso tribunal
del Areópago, encargado antes de grandes prerrogativas (aristocracia), pero ahora, tras la
revolución democrática, limitado a delitos de sangre.
Parece evidente que Esquilo ha reproducido en forma de mito el conflicto acaecido en
Atenas. Analiza sus condiciones y causas con una agudeza inusitada y llega a la conclusión de
que la reforma realizada en un principio, al no estar adecuada al problema, se limitó a
modificarlo sin embotar su filo. El conflicto que se desarrolla entre las Erinias, que reclaman el
castigo del matricida Orestes y Apolo y Atenea que interceden para su perdón, se le plantea
como una colisión de dos principios jurídicos, cada uno justificado desde su punto de vista y,
precisamente por eso, difícilmente conciliables: Uno representa el antiguo orden comunitario,
consagrado por la costumbre; el otro, un nuevo orden basado en unas circunstancias y conoci-
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Teatro Griego
TEMA I
mientos diferentes (traducido a la actualidad del día: Aristocracia y democracia). La
intervención del Areópago y la absolución de Orestes tras la correspondiente votación resuelven
el problema práctico del momento, pero no el conflicto básico desenmascarado a su través, ya
que la decisión constituye la victoria de un partido (de los representantes del nuevo orden),
obtenida frente a una dura resistencia, y no un compromiso. Y como la parte perdedora (las
Erinias) no ha sido realmente aplacada y piensa en la revancha, la existencia de la comunidad
entera se ve en peligro por la persistencia del conflicto.
Precisamente porque los dos órdenes tienen sus justificaciones, la comunidad sólo puede
alcanzar la paz y la unión proporcionando a ambos, dentro de su marco, una función que les
permita contribuir cada uno al bien común de acuerdo con su manera de ser y sus posibilidades.
Hay que tomar en serio las amenazas de las Erinias y conseguir la reconciliación. La incorporación de las que fueran enemigas en el nuevo orden triunfante y su transformación en diosas
bienhechoras "benévolas" (Euménides), representa en la obra de Esquilo la realización del
postulado que se deducía de su previo análisis. En el idioma de la política actual significa esto:
De la misma forma que la democracia garantiza la intervención incluso de las clases más bajas,
basándose en lo justo de su reivindicación, y esto repercute en bien de la comunidad (v. Las
suplicantes 698 y sig.), hay que otorgar también al elemento aristocrático un papel de
responsabilidad (el de un contrapeso estabilizador). Sólo así se consolidará el nuevo orden
recién establecido. Reconciliación, unidad, colaboración en pro del bien común, éste es el
mensaje político de Esquilo, formulado desde una posición de compromiso, desde el centro.
Esquilo LAS EUMÉNIDES. ir al texto
http://www.ual.es/personal/fjgarcia/MG_Texto36.htm
I.4.2. El imperio ateniense
El fin de las Guerras Médicas no implica para el mundo griego la desaparición del peligro
persa, lo que condujo a muchas ciudades temerosas de él a agruparse bajo el liderazgo de
Atenas. En el año 478 se proclamó la llamada Liga Délica, en la que una serie de poleis (en su
mayor parte de Asia Menor) se comprometieron a luchar contra los persas, a asumir las
alianzas y enemistades de los atenienses y a pagar tributo a la alianza. La eficacia de este
acuerdo se manifestó en varios enfrentamientos con el rey oriental, pero las ciudades aliadas
no tardaron en percibir la Liga Délica como un instrumento de dominación por parte de
Atenas, la ciudad que decidía por sí sola la distribución de los gastos, la ciudad a la que el
tesoro de la liga (depositado originariamente en Delos) fue trasladado con el pretexto de
protegerlo del peligro persa, la ciudad a la que los añiados tenían que desplazarse para
presenciar la ostentación que del tributo se hacía, precisamente, en las Grandes Dionisias justo
antes de que empezaran las representaciones, cuando el teatro estaba repleto.
El tributo fue, sin duda, el símbolo más evidente de la posición hegemónica de Atenas,
aunque no puede decirse que fuera su única, ni siquiera su principal, fuente de
enriquecimiento. Explicar las razones por las que el control del mar Egeo constituyó un
poderoso motor para la economía ateniense sería bastante extenso. De todas formas,
concluyamos diciendo que el esplendor de la ciudad de Pericles fue en gran medida posible
gracias a un temor que Atenas supo capitalizar: el de muchas ciudades griegas a la amenaza
del bárbaro oriental, o sea, del pueblo que, según la idea que la tradición literaria griega
transmite, representa todo aquello que los demócratas más podían temer.
I.4.2.1. El derecho de ciudadanía y la Medea de Eurípides
Del esplendor da muestra el hecho de que los atenienses dejaran de pagar sus entradas para el
teatro, pues de ellas pudo hacerse cargo el tsoro público. Y la situación de bonanza económica
de la que disfrutó Atenas durante el aproximadamente medio siglo que logró mantener su
posición hegemónica, se debió también en gran medida al envidiable funcionamiento de sus
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TEMA I
instituciones democráticas. Así lo indican, por ejemplo, dos de las medidas con las que
culminó el proceso de democratización de Pericles.
En el año 461 Pericles propuso que los miembros del Consejo y de los tribunales recibieran
un salario, dando así muestras del ideal que consistía en convertir a Atenas en una ciudad que
viviera de la función pública, ideal que presuponía el respaldo de una boyante economía
estatal. El objetivo de la segunda medida, propuesta el 451, consistió en limitar el privilegiado
cuerpo cívico de una ciudad cada vez más codiciada, decretando que la condición de
ciudadano fura reservada a los que habían nacido de padre y madre ateniense. En una Atenas
en que los matrimonios con extranjeros eran cada día más frecuentes, esta medida no dejó de
propiciar situaciones cuya arbitrariedad señalará Eurípides a través de la figura de Medea.
Esta heroina oriental (sobrina de la hechicera Circe) lo había abandonado todo por seguir al
griego Jasón, pero años más tarde éste decide unirse en segundas nupcias con una princesa
griega, alegando que sólo así los hijos semoextranjeros nacidos de Medea tendrían una
posibilidad de alcanzar una integración plena en la polis. Como es sabido la heroina resuelve
su tragedia asesinando con sus propias manos a los hijos tenidos con Jasón. Tal es la
desgarrada ficción que, como decíamos, permitirá a Eurípides reflexionar, en el 431, sobre las
oscuras conscuencias que puede acarrear una ley concebida para proporcionar mayor holgura
a los ciudadanos de pleno derecho.
Eurípides Medea, ir al texto http://www.ual.es/personal/fjgarcia/MG_Texto41.htm
I.5. La Guerra del Peloponeso (431-404 a. de JC.)
para leer un resumen pulse aquí.
I.5.1. Los desastres de la guerra y Las Troyanas de Eurípides
La evolución del ateniense medio a lo largo de una guerra tan larga la podemos observar en la
visión de Eurípides sobre el conflicto: en el 430, al comienzo, nos presenta en Los Heráclidas
(430) la imagen idealizada de la Atenas antigua: en su argumento, sólo su rey Demofonte se
atrevió a acoger a los hijos de Heracles, perseguidos por el tirano Euristeo tras la muerte de su
padre. Euristeo es derrotado y hecho prisionero. De un modo paralelo en Las Suplicantes
Teseo ayuda a las madres de los siete jefes que cayeron en Tebas para que sean enterrados sus
cadáveres: para ello ha de enfrentarse a los tebanos. Atenas en estas piezas es la ciudad libre,
protectora del débil, gobernada por reyes que escuchan a su pueblo, enemiga de los tiranos. El
socorro prestado por Atenas era uno de los elementos del cliché propagandístico ateniense,
que nace en época de Pericles en función de su política y de la Liga marítima. Otro tanto se
dice de la buena disposición de Atenas para afrontar innumerables trabajos (como Heracles)
para ayudar a los amigos en dificultad.
Andrómaca (que fue representada en los primeros años de la guerra del Peloponeso) es la
viuda de Hector, cautiva y concubina de Neoptólemo. En ausencia de éste sufre la hostilidad
de Hermione, su esposa, y de Menelao, hermano de ella y villano de la pieza: a través de él,
Eurípides ataca a Esparta. Sólo la llegada de Peleo, abuelo de Andrómaca, la salva.
Hécuba, hacia el 425, nos lleva a otro tema, evidentemente en relación con el ambiente de
aquellos días: la condenación de la guerra, la crueldad de la suerte del vencido. Hécuba, la
vieja reina de Troya, cautiva de los griegos, ha de sufrir la muerte de su hija Polixena,
sacrificada en la tumba de Aquiles. La llora cuando le relatan su muerte y le traen el cadáver.
Pero luego, le llega el cadáver de su hijo pequeño, Polidoro, asesinado por el rey tracio
Polimestor; y se venga de éste sacándole los ojos. El valor de la desesperación de Hécuba
obtiene la piedad de Agamenón, rey de los griegos. Será en el 515, en el momento en que
Eurípides veía con aprensión el curso de la guerra, cuando nos presentará el drama que nos
ocupa, Las Troyanas, donde el tema de la crueldad de la suerte del vencido, sirviéndose otra
vez del tema mítico de las cautivas troyanas es el que fundamentalmente recorre toda la obra.
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Teatro Griego
TEMA I
Se nos presenta su reparto entre los caudillos griegos, el asesinato del niño Astianacte, hijo de
Hector, la señal del embarque. Es una de las más patéticas de sus tragedias.
Eurípides Las Troyanas, un buen análisis de la película de Cacoyannis comparada con el
original de Eurípides se puede leer en http://es.geocities.com/filellines/troyanas.htm.
I.6. La tragedia, espectáculo de la ciudad. El tema de la otredad
Que la tragedia es un reflejo de la ciudad, una ocasión para que la ciudad se exhibiese a sí
misma ante sus aliados y ciudades vecinas, es una consecuencia más de ese sentimiento que
tuvieron siempre los griegos de ser el centro del mundo y de observar dicho mundo desde una
perspectiva "helenocentrista". Si Delfos era el ombligo (omphalos) del mundo, dicho centro era
griego. Dicho en otros términos, los griegos se pensaron a sí mismos como una "identidad
cultural" rodeada por todas partes de formas más o menos acentuadas de "barbarie". Pero la
identidad griega no se limita a definirse en relación con la alteridad que bordea las dilatadas
fronteras del mundo helénico. Esta dialéctica entre lo Mismo y lo Otro se reproduce en el
propio seno de la ciudad a través de múltiples sistemas de oposición.
El teatro, representado por actores ciudadanos, dirigido por los magistrados, enmarcado en un
acto de Estado, etc., sitúa en el primer plano de sus intereses la ciudad y su forma de gobierno.
Pero, a partir del momento en que dicho interés no persigue la simple idealización, la tragedia
abre un espacio importante a la "alteridad", en el sentido de lo que resulta conflictivo para la
consecución del orden político o se sitúa en los márgenes de éste. En otros términos, el
pensamiento trágico necesita de los aspectos de la alteridad, de lo Otro, para reflexionr sobre lo
Mismo, a saber, la ciudad y sus instituciones democráticas. La tragedia permite a la ciudad
reflejar lo que está en conflicto con sus ideales, lo que tiene que ser reprimido o excluido y lo
que teme o juzga como ajeno, desconocido, lo Otro, en suma.
La tragedia pudo llevar a escena, de manera simbólica, debates contemporáneos acerca de la
moral en general y cuestiones política tales como las restricciones del Areópago (Euménides),
suscitar preguntas sobre los peligros inherentes al ejercicio del poder (Agamenón, Antígona),
poner de manifiesto las desastrosas consecuencias de la discordia dentro de la ciudad (Los siete
contra Tebas), criticar la política bélica de la ciudad (Troyanas) o el ansia de paz (Lisístrata),
representar a los invasores vencidos bajo una óptica de comprensión (Los Persas).
Mientras la lírica tiende a reforzar las tradiciones y los valores de las familias aristocráticas, el
nuevo espectáculo dramático es la forma distintiva de la polis democrática. Con su marco
ciudadano, su estructura de debate dialéctico y las relaciones constantemente cambiantes entre
el héroe individual y la comunidad representada por el coro, la tragedia es la forma adecuada
para la democracia. Los mitos repsentados por la tragedia ya no reflejan los valores
tradicionales de una remota e idealizada época. En vez de esto, se transforman en el campo de
batalla de los conflictos contemporáneos dentro de la ciudad: concepciones más antiguas de una
venganza de sangre se enfrentan al nuevo legalismo cívico (Orestiada), las obligaciones de la
familia se contraponen a las de la ciudad (Antígona), además de conflictos entre sexos y
generaciones (Alcestis).
La tragedia, sobre todo, crea un sentimiento de comunidad dentro del teatro y dentro de la
ciudad. Aquí los espectadores-ciudadanos, pese a sus diferencias, se tornan conscientes de su
solidaridad dentro del marco ciudadano y dentro de la construcción, cívica también, que los ha
reunido. Sus espectadores se hacen espectadores unos de otros en tanto que ciudadanos, así
como espectadores de la propia representación. La comunidad del teatro forja lazos de emoción
compartida y compasión universal. La tragedia, aún más claramente que por asignar culpas y
castigos, se interesa por el problema de la decisión. Casi todas las piezas que nos han llegado
nos muestran a su protagonista atormentado por una difícil elección entre alternativas en
conflicto o bien comprometido en una decisión entre la seguridad y una acción peligrosa o de
incierto resultado. "¿Qué voy a hacer?" (tí draso) es un grito que se repite una y otra vez en
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Teatro Griego
TEMA I
momentos de crisis. Figuras como Medea, Orestes vacilan, dudan, cambian de decisión. La
intransigencia puede ser tan desastrosa como la vacilación o los cambios continuos. Tals
dramatizaciones de la decisión, cambios, rigidez y cosas semejantes podrían ser un atractivo
para la experiencia que el público tenía tanto de las asambleas como de los tribunales.
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TEMA I
ANEXO
RESÚMENES DE LOS DIFERENTES PERIODOS HISTÓRICOS
I. 1. HISTORIA DE GRECIA: DE LOS ORÍGENES A LA TIRANIA
El pasado de Atenas sólo nos es conocido a través de relatos míticos. En ella no hubo
ninguna ruptura histórica después de la época micénica. No llegó a ella la invasión doria y a
partir del s. IX hay un florecimiento del que son testigos los grandes vasos de Dipilón. Es fácil
que por esta época se haya producido una reunificación del Atica, reunificación que la leyenda
atribuye a Teseo y colocaba en época anterior. Es la época mítica de la monarquía; pero,
seguramente, de una monarquía en que lo esencial era ya la clase noble. No sabemos cómo
acabó la monarquía: su paso al régimen puramente aristocrático debió de ser gradual.
En un cierto momento los aristócratas habrían adquirido las funciones militares,
judiciales y religiosas que hasta ahora habían sido confiadas al rey. Éste siguió manteniendo el
control sobre los cultos de la Polis hasta el punto que el basileus sería luego considerado un
miembro más del colegio de Arcontes. La diferencia fundamental entre estas "magistraturas"
públicas y la "autoridad real" era la duración del cargo. Es probable que, en un primer
momento, los arcontes suplantaran al rey repartiéndose sus funciones, pero conservando el
carácter vitalicio; más tarde se establecería un límite (10 años), para hacerse después anual. Pero
la vía pacífica de este cambio del poder monárquico al aristocrático demoró la conclusión, por
lo que hasta el año 682 no se instaura el arcontado anual. También es difícil conocer a partir de
qué momento el poder del rey se encontraba ya limitado por el control de un consejo
aristocrático con sede en la "colina de Ares" (Areopago). Un hecho resulta cierto: aunque a
partir del s. VIII Atenas sea ya una Polis, los particularismo regionales siguen perviviendo en el
sostenimiento de querellas entre los principales jefes de los genos (aristocracia guerrera, dueña
de la tierra, dispensadora de justicia, etc.). La masa popular constituye para esa aristocracia una
especie de clientela, asociada en el seno de las fratrias al culto del antepasado común,
consultada a veces en asamblea, en la que probablemente no tendrían cabida los carentes de
actividad hoplítica
Quizá el proceso de integración en la Polis fue aquí más temprano que en otras ciudades,
por lo que Atenas no participó en la primera fase de expansión colonial ni conoció la tiranía
hasta muy tarde. El predominio de los "eupátridas" se mantuvo al menos hasta el comienzo del
s. VI, cuando la Polis se sumó al movimiento colonizador y algunas familias nobles
promovieron reformas económicas y sociales en defensa de los grupos no aristocráticos. Desde
el 640 a los tres arcontes (basileus, eponimo y polemarco) se le añaden seis miembros,
(thesmothetais) jueces encargados de administrar las leyes (thesmoi).
Pero una vez que Atenas se incorpora a las corrientes del mundo griego se produce el
desequilibrio del que ya hemos hablado (descontento, sublevaciones etc.). Prueba de ello es el
intento de Tiranía de Cilón en 636, reprimido por el gobierno aristocrático del arconte Megacles
(Alcmeónida), que hizo asesinar a sus patidarios en loa altares en que se habían refugiado
(hecho que se le echará en cara a los Alcmeónidas desde entonces), y la constitución escrita de
Dracón (un thesmothete) en el 635, en realidad un código aristocrático, aunque fue el
responsable de la introducción en la regulación penal del supuesto de "intencionalidad",
distinguiéndose el homicidio "involuntario" (cuya pena era el exilio del encausado hasta
conseguir el perdón de la familia de la víctima) del "voluntario" (sujeto a venganza de sangre),
con lo que el Estado intervenía en las luchas y rivalidades entre facciones aristocráticas,
impidiendo o favoreciendo la extinción de algunas importantes familias. Pero la mejor prueba
de este descontento es la decisión en el 594, parece que por consenso entre todos, de nombrar
arconte y diallaktés ("reconciliador") a Solón.
El problema más urgente era el agrario. Los pequeños campesinos, que necesitaban
moneda para comprar precisamente cuando el auge del comercio exterior despreciaba sus
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Teatro Griego
TEMA I
productos, contraían deudas, hipotecaban sus tierras y eran vendidos como esclavos cuando no
pagaban. Muchos estaban en condición semiservil, son los hectemoros, es decir, obligados a
pagar una "sexta parte". Consciente de la amenaza que representaba una agitación campesina
que hubiera podido acabar en una tiranía, proclama la seisacteia o "supresión de cargas",
eliminando las deudas, las hipotecas y prohibiendo la esclavitud por endeudamiento, pero
rechazó la realización de lo que reclamaba la mayoría: el reparto de tierras. Aparte de esto,
estableció un nuevo código que modificaba y humanizaba muchos aspectos del de Dracón. Hizo
que los nobles fueran obligados a admitir al pueblo en sus cultos privados. A su vez, los excesos
del lujo de los nobles fueron recortados mediante leyes suntuarias.
Tuvieron, sin duda, más porvenir las reformas políticas. Consistieron en hacer depender
los derechos políticos de la riqueza, no del nacimiento. Para ello dividió a los ciudadanos en
cuatro clases censatarias :
CLASE DENOMINACION
RENTA
CATEGORIA Sin duda, los nobles
(MEDIMNOS) POLITICA entraban todos en la
primera, pero también
1º
500
Plena
Pentakosiomedimnos
2º
Hipeis (caballeros)
300
Arcontado entraban otros atenienses
más.
Su
objetivo,
3º
Zeugitas (¿?Hoplita)
200
Cargos
probablemente, era definir
menores
4º
-200
Sin cargos las cargas militares de cada
Thetes
uno. Pero el hecho de que
esta definición se hiciera en función de la fortuna y no del nacimiento descubría un profundo
cambio de mentalidad: lo que Solón intentaba era mantener por nuevos criterios las viejas
costumbres aristocráticas.
También reformó las instituciones. Durante el régimen aristocrático el poder dependía
del Areópago, descendiente de la antigua Gerusia o consejo de ancianos, y de los nueve
arcontes, elegidos por él. Areópago y arcontes eran todos nobles. En cuanto a la asamblea del
pueblo, era una asamblea de "elegidos" (Ecclesía) que, por otra parte, apenas debía de reunirse
y carecía de fuerza política. Solón aumenta los poderes de la Asamblea, a la que asisten todos
los ciudadanos y que recobra sus poderes judiciales. Le señala días fijos de reunión,
constituyéndose en tribunal de apelación (Heliea), trasvasando a los ciudadanos, al demos, la
capacidad de administrar justicia, antiguo privilegio de la aristocracia. Con ello quedan
limitados los poderes de los arcontes, mero poder ejecutivo de las decisiones de la Asamblea,
que los elige entre las dos primeras clases. También lanza Solón un ataque contra el Areópago,
que queda reducido al papel de guardián de la constitución (papel importante, por lo demás) y al
de tribunal de lo criminal. Pero además crea un nuevo Consejo (Bulé) formado por 400
atenienses de las tres clases superiores (100 por tribu) que delibera previamente y cuya
propuesta pasa a la Asamblea. Más célebres y duraderas fueron sus reformas judiciales. Un
tribunal popular, la Heliea, abierto a todos, sirve de tribunal de apelaciones. Ello dotó a cada
ciudadano del derecho a actuar en justicia contra quien hubiese infringido las leyes: se asentaba
así la responsabilidad colectiva de los ciudadanos, hasta el punto de que Aristóteles atribuye a
Solón la llamada ley de la Stasis: "Quien, durante una stasis, no tome las armas por una de las
partes, será reo de atimía y privado de sus derechos de ciudadano". Cada cual es, pues,
responsable de la ley y de que sea respetada, le está sometido y protegido por ella, sea cual fuere
su condición social. Pero nadie ha de salirse del lugar que tal ley le asigna: así lo quiere la
eunomía.
Todas estas reformas respondes a un pensamiento político religioso que conocemos por
sus poesías. Su pensamiento se centra en torno al concepto de hybris, el exceso calificado de
adikía, de injusticia. Todo el que quiere ir más allá de lo que le corresponde, abusando de otro
para ello, comete hybris. Es un pecado contra los dioses y Zeus castiga al culpable, o a sus hijos;
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Teatro Griego
TEMA I
o, más incluso, a la ciudad, tanto injustos como inocentes. Es la doctrina de la repercusión social
de la injusticia, considerada como falta religiosa.
El problema es saber qué es lo que corresponde a cada individuo, a cada clase. Solón
ataca la codicia y abuso de los nobles, que no reconocen ningún límite en su búsqueda de
riquezas. Y ataca el "pensamiento injusto" de los jefes del pueblo, que querrían apoderarse de
toda la riqueza de los nobles, sin dejarles nada. Se presenta a sí mismo como un mojón situado
entre dos campos: ha establecido leyes iguales para todos, es decir, que todos deben respetar.
Pero es bien claro que cree en la existencia de una diferenciación de clases: rechaza
explícitamente la igualdad entre ambas.
Solón procura, en definitiva, un retroceso a circunstancias de un mayor equilibrio, roto
por las dificultades económicas de su época; pero, desde luego, con una diferencia económica.
Por otra parte, no desdeña la riqueza, siempre que venga con justicia. Como buen aristócrata,
considera mejor la riqueza que procede del campo, antes que la del comercio. Solón es un noble
consciente de los imperativos de la vida en la ciudad, en la que el pueblo es mayoría. Es este
pensamiento puesto en la ciudad el que incita a las reformas. Pero es mucho más conservador
en lo económico que en lo político. Solón funda la democracia religiosa, basada en un
equilibrio de clases diferentes, no en la idea de la igualdad, que sólo vendrá después.
Los avisos de Solón al pueblo ateniese sobre el peligro de confiarse en un hombre del que
luego no podrán librarse, no surtieron efecto. En el 561 Pisístrato, un noble, logró instaurar la
tiranía, con una guardia de garroteros (agricultores pobres) y con aire justiciero pretende
mantener una política unipersonal en defensa de los agricultores pobres. Mantuvo el arcontado,
aunque poniendo a sus parientes en él. Aunque realizó pequeñas confiscaciones de tierras para
repartirlas entre los agricultores, intentó siempre no buscar enfrentamientos directos con los
nobles terratenientes, sino favorecer a los pequeños agricultores para favorecer su situación y que
no cayeran en el control de los nobles (les concedió créditos fácilmente reingresables).
Realizó una política de obras públicas (templos de Atenea y de Zeus en la Acrópolis),
ocupando a la población en paro e incrementando la actividad artesanal (construcción).
Fortaleció la organización estatal, creando o engrandeciendo fiestas nacionales (Panateneas,
Dionisiacas). Quizá con un carácter propagandístico, pero lo cierto es que dio un apoyo decidido
a los artistas y poetas del momento (se redacta el texto homérico por escrito, se comienzan las
representaciones teatrales.
Con todo esto, Pisístrato, en una época de ascenso económico de Atenas, sentó las bases
para que la democracia fuera posible. Esa mejora económica se refleja, entre otras cosas, en el
aumento del peso de la moneda, que lleva ahora la clásica lechuza. Pero es claro que, pese a
todo, el descontento nuca cesó. Es a los nobles a quienes hay que atribuir la sublevaciones contra
Pisístrato, la muerte de Hiparco (su hijo y sucesor). La familia de los alcmeónidas fue,
concretamente, la que logró con la ayuda de los espartanos expulsarles finalmente.
Ahora bien, en esta lucha los nobles acabaron por encontrar un aliado nuevo: el pueblo.
Cuando, una vez derrocado Hipias, el arconte Iságoras intentó establecer, con ayuda espartana,
un régimen aristocrático, resultó ya imposible. Fue otro noble, Clístenes, un alcmeónida, el que
hizo capitular a Iságoras y los espartanos. Pero no para establecer él a su vez la aristocracia ni la
tiranía, sino la democracia.
Efectivamente, los tiranos habían elevado al pueblo económicamente y ahora ya no eran
necesarios. El pueblo pedía libertades políticas y los tiranos no podían dárselas. Tuvo lugar
entonces la inversión de las alianzas: nobles y pueblo se coaligaron, sellando una alianza
histórica. Hubo un compromiso implícito entre las dos clases. El pueblo abandonaba el viejo
sueño del reparto de tierras. Dejaba que, en la práctica, los nobles desempeñaran el arcontado y
el generalato. En cambio, el poder del pueblo era decisivo en el consejo, en la asamblea, en los
tribunales. Nombraba a los magistrados, podía destituirlos, les exigía cuentas al final de su
mandato. Y se mantenía la política económica que les favorecía.
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Teatro Griego
TEMA I
I.3. HISTORIA DE GRECIA : DE LAS GUERRAS MEDICAS A LA GUERRA DEL
PELOPONESO
Tras la caída de la tiranía, Clístenes se hace con el poder, elaborando una nueva
Constitución que sustituía a la de Solón. Si Clístenes, como antes Solón pero en mayor medida,
creó la democracia devolviendo su vigor a una vieja institución indoeuropea como es la
asamblea, en cambio puso mayor empeño en romper la organización social de base gentilicia,
dominada por los nobles.
Con la nueva Constitución Clístenes perseguía lo siguiente: suprimir las cuatro tribus
tradicionales que eran la base del poder de los nobles y proporcionar unos cauces para que los
grupos artesanales pudieran tener acceso al poder. Para conseguir esto utilizó un procedimiento
original que consistió en dividir a la población en diez tribus territoriales y en aplicar el sistema
decimal, como un medio aséptico, para organizar los elementos de la administración política.
Las nuevas tribus, diez, eran en realidad distritos y ni siquiera distritos con territorio continuado:
cada una se dividía en tres tercios, situado cada uno en una de las tres regiones del Atica: llanura
(generalmente aristócratas terratenientes), costa (generalmente comerciantes) y montaña
(pequeños agricultores y ganaderos). Al dividir las antiguas organizaciones gentilicias y
mezclarlas, favorece la unidad nacional. Este proceso se ha repetido siempre que se ha querido
crear un estado nacional a partir de una sociedad tribal (Roma, antigua Hispania, Africa actual).
El que las tribus llevaran nombres de héroes antiguos, como si sus miembros descendieran de
ellos, era puro arcaísmo, sin significado. Además, las tribus no se dividía en fratrías, sino en
demos o aldeas. En suma: la organización gentilicia era sustituida por una territorial.
Para evitar el que esta Constitución pudiera ser alterada hizo promulgar la ley del
ostracismo que, puesta en manos del pueblo, iba a ser uno de los instrumentos más eficaces para
el progreso de las tendencias democráticas. Era una ley para evitar la tiranía: un ciudadano,
considerado demasiado poderoso, podía ser desterrado por diez años por el voto de la asamblea.
En definitiva, a partir de ahora, era el prestigio de los nobles, su superioridad en la
práctica de la política, la guerra, la economía, lo que era reconocido: el pueblo podía, eso sí,
elegir entre ellos y someterlos a vigilancia. Hay un cierto reparto de poderes entre las clases, pero
es más cuestión de hecho que de derecho. Llegará un momento en que los miembros del poder
ejecutivo procedan del pueblo.
I.3.1. Las Guerras Médicas
Las reformas de Clístenes tuvieron gran éxito por cuanto pusieron término a las
facciones locales. Pero la solidaridad de las clases así lograda se puso duramente a prueba
durante las guerras médicas. Estos acontecimientos bélicos fueron la causa, pero también el
pretexto para la transformación económica, social y política del mundo griego, cuya
organización interior y exterior se presentaba después de las guerras de manera muy distinta a
como antes estaban.
I.3.1.1. Los persas y sus intereses en el Mediterráneo
Durante el reinado de Ciro (559-529) el imperio persa se consolidó anexionándose
progresivamente otras regiones al oeste y este. El hijo de Ciro, Cambises (529-523), continuó la
misma política de su padre. Los reyes persas aplicaron el modelo de la satrapía para administrar
la gran variedad de territorios. Ni económica, ni social, ni culturalmente se podía encontrar
uniformidad en un reino tan grande: el sátrapa, un noble o miembro de la familia real, tenía en
la satrapía los mismos poderes que el rey sobre todo el imperio, pero, a su vez, estaba obligado
a seguir las normas que le vinieran de la administración central (para ello el rey tenía en cada
satrapía espías -"ojos del rey"-). No se podía por este camino -aun admitiendo la propaganda
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TEMA I
A
DI
LI
real- llegar a infundir en los súbditos el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad:
cada pueblo conservaba sus instituciones y tradiciones y los persas eran para ellos dominadores.
Todas las ciudades griegas de Asia Menor, dependientes de la satrapía de Sardes, tenían
que pagar un gran tributo. Su política interior estaba dirigida por grupos oligárquicos que
contaban con el apoyo del gran rey ; pero el grado de evolución que habían alcanzado, en el que
participaban los elementos democráticos que tenían sus mejores intereses en el desarrollo del
comercio y del artesanado, estaba reñido con el régimen establecido. Lo mismo que en la Grecia
continental, los creadores de la nueva riqueza estaban opuestos a la oligarquía y deseaban
regímenes democráticos.
Cuando Darío I (522-488) subió al trono se encontró con un gran reino. La novedad de
su política se encuentra en su interés por conquistar una parte de Europa. En el 513 hizo una
campaña contra las tribus escitas del noroeste cruzando los Estrechos que daban acceso al Mar
Negro mediante un puente de barcas. Esto ponía en sus manos una de las rutas comerciales más
importantes del Mediterráneo oriental, lo que ocasionaba el empobrecimiento progresivo de las
ciudades griegas de Asia Menor.
El comienzo de la sublevación, acaudillada por Mileto (500) y su tirano Aristágoras,
produjo una revuelta democrática que terminó con el control del poder y la expulsión de los
elementos aristocráticos en
todas
las
ciudades.
Aristágoras, consciente de lo
Puente de barcas
que se avecinaba, pidió ayuda
Monte Atos
FRIGIA
a Grecia continental; Esparta
renunció a ayudar, pero
Atenas, hostil a Persia por el
régimen político, envió 20
SARDES
trirremes. Aunque la ayuda no
MARATON
fue muy grande, tuvo un gran
MILETO
valor simbólico. La campaña
de los griegos llegó hasta
Sardes, centro de la satrapía, y,
si bien comenzó con éxito, los
griegos fueron derrotados por
los persas en Efeso (498) y
1ª CAMPAÑA BAJO MARDONIOS (492)
Lade (494). Tras destruir
(FLOTA)
Mileto los persas aplastaron la
2ª CAMPAÑA BAJO DARIO (490)
rebelión en el 493.
I.3.1.2. Primera campaña persa. Maratón.
Si hasta entonces gran parte de Grecia pensó que su actividad política podía estar
condicionada por la proximidad de los persas, tras el fracaso de la rebelión jónica no se dudó. El
individualismo de las ciudades-estado griegas terminó ofreciendo varias soluciones: unas
consideraban que saldrían hanando si se plegaban a los persas, otras estaban dispuestas a
someterse pos miedo, en otras, donde perdominaban los grupos antipersas, eran partidarias de
atacar.
En Esparta, sus dos reyes mantenían posturas enfrentadas: Cleómenes, antipersa,
consiguió que se desterrara a Demarato, filopersa, y se unió a Atenas en una expedición de
castigo contra Egina, que se había mostrado filopersa. Los éforos le acusaron de soborno, pero
él no dudó en organizar tropas de la confederación peloponésica para ir contra Esparta, llegando
a animar a los hilotas a la sublevación. Cleómenes murió (suicidio o asesinato) pero su política
antipersa prevaleció.
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Teatro Griego
TEMA I
En Atenas prevalecieron los elementos antipersas, aunque algunos Pisistrátidas vieran a
Persia como una solución para reinstaurar la tiranía. Aunque Temístocles y Milciades
coincidían en oponerse a los persas, cada uno representaba los intereses de dos tendencias
políticas y de aquí las diferentes tácticas militares que miraban no sólo a la derrota persa, sino a
la defensa de sus propios bienes: Milciades, cuyos intereses estaban ligados a los de los
poseedores de tierras, proponía un fortalecimiento del cuerpo de hoplitas para hacer frente por
tierra a los persas; Temístocles era partidario de la táctica naval, como medio de expulsar a los
persas no sólo del Ática, sino de todo el Mediterráneo, lo que permitiría el incremento del
artesanado y del comercio ateniense.
Mientras tanto en el 490 (hubo una 1ª campaña en 492 que fracasó), tras conquistar el
norte de Grecia y las islas, el gran ejercito persa llegó a Atenas. En la llanura de Maratón los
hoplitas atenienses (10.000) infligieron una grave derrota al ejercito persa (aunque dudoso, 192
bajas por parte griega, 6.400 por parte persa): Milciades fue el alma de esta victoria.
El significado de esta derrota fue grande: se había demostrado que el ejercito de
ciudadanos tenía superioridad sobre el conglomerado del ejercito persa, en el que sus
componentes no tenían ningún interés en la victoria. No hay que pensar que esta derrota
supusiera pérdidas materiales irreparables para Persia, pero sí disminución de su prestigio: los
griegos y otros pueblos sometidos (por ejemplo, los egipcios) que deseaban librarse del yugo
persa veían ahora que el ejercito del gran rey no era invencible.
I.3.1.3. Segunda campaña. Salamina.
Hasta el 480, por motivos
internos,
Persia no volvió a
s
Monte Atos
preparar otra expedición. Tras la
FRIGIA
muerte de Dario, su hijo Jerjes, que
conocía bien el individualismo de
los griegos, empleó todos los
Termópilas
SARDES
medios diplomáticos a su alcance
Platea
ATE
NAS
para dividirlos y atraerse el apoyo o
MILETO
SALAMINA
las simpatías de muchos.
En
Atenas, con la muerte de Milciades,
terminó imponiendose la política y
táctica militar de Temístocles. Los
griegos eran conscientes de que la
batalla de Maratón no les había
privado de una nueva agresión
CAMPAÑA BAJO JERJES (480)
persa. Cada ciudad, en cambio,
Flota
seguía aferrada en un principio a la
defensa de su propio territorio. Los espartanos propugnaban la defensa del Peloponeso
fortificándose en el Istmo. Los continuadores de Milciades (Megacles, Jantipo, Arístides)
proponían igualmente la defensa por tierra. Temístocles tuvo ante todo que resolver la oposición
interior por dos caminos: eliminar, con el apoyo de la Asamblea, a sus opositores y suprimir los
privilegios de los arcontes, magistraturas que eran desempeñadas por gran parte de aristócratas.
El 488 se llevó a cabo la reforma de la Constitución que quedaba así: los arcontes eran elegidos
por sorteo y perdía prerogativas al pasar parte de sus funciones a diez estrategas, elegidos por
votación en la Asamblea. El cargo de arconte fue desde entonces más honorífico que real; la
ciudad ante la inminente guerra se echaba en manos de los estrategas, jefes militares y civiles
elegidos por el pueblo que tenía interés en defender sus intereses en el mar. Temístocles sabía
que los atenienses de la ciudad, desligados de la tierra, apoyarían su política.
Ca
nal
de
Jer
je
DI
LI
A
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Teatro Griego
TEMA I
El segundo paso que tenía que dar Temístocles era el atraerse a otras ciudades a su
política. A pesar de la oposición de Esparta a su política, el enemigo común les facilitó el hacer
una alianza. En el 481, por invitación de Esparta, se reunieron los delegados de algunas
ciudades griegas en Corinto, donde se selló una alianza panhelénica dirigida por Esparta: las
ciudades pertenecientes se comprometían a contribuir con contingentes militares y a castigar a
todas aquellas que apoyasen a los persas contra los intereses de los griegos. La táctica naval de
Temístocles predominó, combinada con la defensa militar por tierra.
Los enfrentamientos con los
BATALLA DE SALAMINA
persas
son muy conocidos. El rey
Eleusis
espartano Leónidas murió con 300
BAHIA DE ELEUSIS
espartanos defendiendo las Termópilas y
permitiendo la retirada del resto del
ejército griego. La gran flota persa fue
deshecha por la griega junto a Salamina
(480). En Platea, la infantería griega al
mando del espartano Pausanias (regente
SALAMINA
durante la minoría de edad del hijo de
Leónidas) aniquiló al ejército persa. La
FLOTA PERSA
marina griega, envalentonada por tantos
FLOTA GRIEGA
éxitos, acudió a liberar a las ciudades
jonias y a luchar contra lo que aún
quedaba de la flota persa: en Micale la flota persa fue quemada y jonia se sublevó. Dentro de la
flota griega, los peloponesios con Leotiquides a la cabeza consideraron que ya habían hecho
bastante. Pero los atenienses y jonios, al mando de Xantipo, continuaron una vigorosa acción
por el Helesponto. Este acontecimiento era significativo como expresión de los respectivos
caracteres de uno y otro estado. Para Atenas fue el primer paso definitivo hacia la jefatura del
imperio; mientras que Esparta, pronto satisfecha, se replegaba a su antigua posición (dominante,
pero restringida) dentro del Peloponeso.
I.3.2.La Pentecontaecia
Para estudiar los problemas de política exterior de Grecia presenta gran unidad el
período denominado Pentecontaecia (período de 50 años que se extiende entre el final de la
segunda Guerra Médica -479- y el comienzo de
la Guerra del Peloponeso -431-). Después de las
grandes victorias griegas, se había conseguido
ATENAS
Acropolis
eliminar la presencia persa en Grecia
continental y en gran parte de las islas y de Asia
m
6K
Menor. Pero los persas seguían presentes en el
PIREO
Egeo y tenían en su poder las ciudades más
importantes para el control de los Estrechos. La
actitud de los griegos ante esta situación, lo
Munichia
mismo
que
antes
de
los
grandes
enfrentamientos, se planteó en términos de
intereses y no pensando en el tradicionalismo
grieg: Esparta y las ciudades del Peloponeso no tuvieron nunca mayor interés que defender la
autonomía de su propio régimen y sus propias tierras; los intereses comerciales y artesanales
pesaban mucho más en Atenas, en las islas y en las ciudades de Asia Menor: estando la ruta de
los estrechos en manos persas no tenían libertad económica y terminarían empobreciéndose
AR
SL
GO
S
RI
CO
S
M
O
UR
M
Pto. de
Munichia
UR
OS
FA
LÉ
Pto. del
Cántaro
Página 17
Teatro Griego
TEMA I
cada vez más. Conviene tener presente que a los griegos de esta época no les resultaba fácil
buscar otros mercados y otros centros de importación de materias primas como los que existían
en las costas del Mar Negro; el resto de las costas del Mediterráneo, además de estar más
alejado, se encontraba repartido entre fenicios, cartaginenses, etc. ¿Qué interés podría tener
Esparta en seguir guerreando contra los persas cuando su Constitución rechazaba todas esas
formas de economía mueble que seguía manteniendo en un grado de desarrollo elemental y
capaz de cubrir sólo las necesidades inmediatas? En el año 478 los espartanos y la
Confederación del Peloponeso abandonaron oficialmente la alianza. En ese mismo año los
atenienses empezaron a reconstruir los muros de su ciudad, uniéndola con el Pireo ("Muros
Largos" hacia el 460)
I.3.2.1.La Confederación de Delos (Ática o Ateniense)
Las ciudades que quedaron dentro de la alianza seguían manteniendo los mismos
intereses en terminar de expulsar alos persas, pero también menos medios desde el momento en
que se produjo el abandono de los peloponesios. Necesitaban reorganizarse y obligarse
mutuamente de alguna forma para poder tener fuerza: la fórmula que encontraron fue la de
formar otra liga con sede en Delos (477). La organización correspondía al modelo de
synmakhía: cada ciudad mantenía su autonomía política, se comprometía a aportar hombres,
material de guerra (barcos) y dinero (fóros). El tributo era colectado por diez funcionarios
(hellenotamiae) quienes, importa notarlo, eran todos atenienses, indicio de la posición
dominante que ocupaba Atenas desde el principio. La isla de Delos, por su emplazamiento
geográfico, fue elegida como centro de las reuniones y como lugar donde se guardaba el tesoro.
La política exterior de Atenas era la que representaba Temístocles; sus opositores no
sólo no habían desaparecido sino que colaboraban activamente en esta táctica militar marítima.
Arístides era el representante de esta tendencia opuesta. A pesar de ello (nos falta quizá
información), el Areópago, como órgano aristocrático, fue adquiriendo poder, así como estos
representantes de los intereses terratenientes. El 471 fue expulsado Temístocles por ostracismo.
Murió Arístides y fue sustituido por Cimón, hijo de Milciades, el vencedor de la batalla de
Maratón.
I.3.2.2. Política conservadora. Cimón
Cimón continuó la política del partido conservador, basada en la prosecución de la
guerra con los persas y el mantenimientode la amistad con Esparta. Como ejemplo de lo
primero está la victoria de Cimón en 468 en el rio Eurimedonte, en Panfilia, al sur de Anatolia;
pero también la flota fue consagrada a propósitos menos legítimos: tal era la compulsión contra
los estados libres para que ingresaran en la Liga a la fuerza, o el castigo contra los que querían
separarse (Naxos 469 y Tasos 463). En este sentido la política de Cimón consistió en
transformar las contribuciones de barcos por dinero y, poco a poco, interferir en los asusntos
internos de los aliados. Finalmente, en 454 se dio el paso definitivo, al transferir el tesoro de
Delos a Atenas. Cuando se organizó la confederación de Delos, quedaron varios aspectos sin
concretar: no se había fijado un límite de duración y tampoco estaba prevista la política que
habría que emplear con los territorios conquistados. Atenas, como ciudad hegemónica,
aprovechó estas imprecisiones para ir controlando paulatinamente la política interior de los
aliados, etc. La Confedración de Delos terminó convirtiendose en Imperio ateniense, pero no de
una vez o en virtud de un cambio de su propia organización, sino por la acción decidida de los
políticos atenienses, quienes supieron aprovechar todos los puntos no precisados en el momento
de su creación.
Mientras Esparta asistía impotente: en 464 se vio destrozada por un terremoto, ocasión
que aprovecharon los hilotas mesenios para sublevarse. Esparta pidió ayuda a Atenas y Cimón,
en cumplimiento del segundo punto de la política del partido conservador, acudió con 4.000
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Teatro Griego
TEMA I
hoplitas. Pero la expedición fracasó al pie del monte Itome y Cimón fue condenado a
ostracismo (461) a instancias de sus opositores Efialtes y Pericles.
I.3.2.3.Pericles
Era hijo de Xantipo, el acusador de Milciades, y de una sobrina de Clístenes. el
legislador, y estaba emparentado con los alcmeónidas.
Las primeras medidas de Efialtes iban encaminadas a privar de todo poder político a los
elementos aristocráticos, simpatizantes de Esparta y enemigos de una política ateniense en
ultramar. Aunque el Areópago ya estaba limitado a los crímenes de sangre, a lo largo de las
guerras contra los persas en que tuvieron que colaborar estrechamente todos los grupos había
ido ganando prestigio y poder: tenía el derecho al veto que, hábilmente manejado, se convertía
en la práctica en una constante interferencia de la voluntad del pueblo. Efialtes redujo
nuevamente la misión del Areópago a los homicidios y vigilancia de la religión, el Consejo o
Bulé perdió su poder decisorio, quedando como órgano preparatorio de la Ecclesía o Asamblea
del pueblo, encargada de la vigilancia de todas las leyes y de tomar decisiones, auténtico motor
de la política ateniense. La función protectora de las leyes fue traspasada a la E.ecclesia con la
institución de la graphé paránomos, procedimiento que permitía a cualquier ciudadano
ateniense recurrir ante la asamblea popular contra cualquier medida o proyecto de ley que
estuviese en desacuerdo con las leyes o el interés público. Efialtes será asesinado (461), pero
Pericles continuará su labor.
Las primeras medidas de Pericles estuvieron enderezadas a completar las reformas de
Efialtes.
1º
En virtud de una decisión (457) los zeugitas, los ciudadanos pertenecientes a la tercera
clase de la ordenación timocrática de Solón, adquirieron el derecho de ser elegidos
arcontes.
2º
El paso siguiente (451) consistió en la institución de dos óbolos por día para los dikastai
de la HelaíaI y la Bulé.
3º
Limitó la concesión del derecho de ciudadanía a sólo aquellos que demostraran ser hijos
de padre y madre ateniense.
Con todo ello no sólo se facilitaba a las clases menos pudientes el ejercicio de sus
derechos de ciudadanía sin sufrir perjuicio por el abandono de su trabajo, sino que la restricción
de la ciudadanía tenía un propósito claramente discriminatorio: se trataba de hacer de los
ciudadanos una clase de privilegiados. Para ellos sólo era el provecho que Atenas sacaba de su
imperio.
Todas la magistraturas eran por sorteo, todas las que no exigen unos conocimientos
especiales. Rige el principio de la anualidad de los cargos que, en general, no son renovables.
En el caso de los generales, esto habría supuesto exponerse a un desastre militar: de ahí que, al
ser reelegible esta magistratura, se convirtiera en la plataforma usual de los demagogos o
"conductores del pueblo" (sin sentido peyorativo, en principio). Por lo demás, todos los cargos
estaban sujetos a las mismas condiciones: había que sufrir un examen para ver si se reunían los
requisitos exigidos y, cuando se cesaba, había que rendir cuentas antes los tribunales.
La principal fuente de poder era la asamblea, a la que asistían todos los ciudadanos: es la
que decide sobre las propuestas del consejo. Ante ella hablan los retores u oradores, es decir,
los políticos. No hay partidos, propiamente hablando: sólo corrientes de opinión en torno a
ciertos hombres. Es la democracia directa, en que las posiciones pueden invertirse de un día a
otro. Estos tribunales populares (como la Heliea) fueron objeto de muchas críticas. Solían
integrarlos los ciudadanos más pobres, que lograban así unos ingresos y satisfacían el sentido de
su propia importancia. Sin duda a veces cometieron abusos y parece claro que la manía de los
pleitos estaba muy extendida en Atenas. De todos modos, hay que advertir que nuestros
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Teatro Griego
TEMA I
testimonios proceden casi todos de fecha posterior, la de la guerra del Peloponeso, en que
proliferaban los sicofantas, denunciadores que aterrorizaban a los ricos.
I.3.2.4. El pensamiento democrático de filósofos y sofistas. La Ilustración
La polis, que había llegado a su culminación en la época de las guerras con los persas,
inició, en el período subsiguiente el proceso de su desintegración, cuando, como resultado de la
tensión entre fuerzas progresivas y conservadoras, se alteraron los supuestos en que descansaba
como estructura social. Atenas, en efecto, ya no era el centro de una pequeña región, sino la
capital de un imperio ultramarino, que obligaba a largos desplazamientos a los ciudadanos
atenienses; la vida económica se desarrollaba en el ancho marco del imperio y a ella se
subordinaba la política: los ciudadanos eran llamados a tratar problemas referentes a regiones
lejanas y, por ello, los políticos hubieron de ser profesionales; el derecho había dejado de ser
obra de un sabio legislador para convertirse en el resultado de las volubles pasiones de las
masas, arrastradas por demagogos que, a su vez, hicieron de la religión un instrumento de
política, precisamente cuando las creencias religiosas informaban cada vez menos la vida de los
ciudadanos. Cada cual había dejado de ser miembro activo de una comunidad armónica, hasta el
punto de que el individuo, tomando su propia vida en sus manos, confiaba exclusivamente en el
poder de su razón para decidir el curso que había de tomar.
Las fuerzas progresistas eran hijas de la Ilustración, iniciada en Jonia y trasvasada a
Atenas, designada en griego con el término sophía. La sophía es la cualidad más apreciada en
un hombre, lo que le da categoría superior. La sophía es el ideal cultural de la época, que está,
por consiguiente, dominada por la preocupación de la educación. Quizás en ningún otro
momento de la historia humana ha sido tan gigantesco el esfuerzo realizado en tan poco tiempo
para librarse de las rutinas, de las supersticiones y de la crueldad y para llegar a una concepción
del mundo, del hombre y de la sociedad, por vía puramente racional.
Lo que preocupaba a los intelectuales de entonces era dilucidar qué cosas eran lo que
eran por su propia naturaleza y cuáles se debían a una convención humana. Porque, en este
caso, el hombre podía pensarlas y realizarlas de otra manera: la lengua, la constitución política,
la organización social, la religión, la moral, todo fue sometido al análisis de la razón, armada
con el inexorable bisturí de la dicotomía physis / nómos (naturaleza / convención humana).
Una muestra del enorme esfuerzo educativo es la afirmación de Aristófanes en 424,
según la cual era imposible encontrar en Atenas una persona que no supiera leer y escribir.
Inspirada por ideales racionales de igualdad, la democracia llegó logicamente a
entregarse a las masas, precisamente a quienes estaban más lejos de aquellos ideales y, por
tanto, eran menos capaces de sentirse movidos por ellos. Políticamente, además, la masa se
imponía, porque era inprescindible para que se pusiera en movimiento la inmensa máquina
naval en que Atenas basaba su poderío. En esta contradicción interna entre Ilustración y
democracia radical, en la que el pueblo soberano impone sus caprichos movido por las fuerzas
oscuras e irracionales, hemos de ver la clave de esta época.
I.5. La Guerra del Peloponeso (431-404 a. de JC.)
1) Primera etapa de la guerra
Esparta no salía perjudicada del desarrollo de la Confederación bajo la hegemonía de
Atenas, pero sí algunas de sus ciudades aliadas. Si el
MEGARA
ATENAS
expansionismo comercial de las ciudades confederadas
CORINTO EGINA
hubiera encontrado lugares nuevos que admitieran sus
ESPARTA
mercancias (cosa que sólo sucedió en escala inferior al
incremento de la economía), las ciudades no alineadas en la
Confederación hubieran podido mantenerse sin serias
dificultades. La excesiva oferta de las ciudades aliadas y en especial de Atenas obligaba, por
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Teatro Griego
TEMA I
tanto, a poner trabas al comercio de Corinto y Megara, al no aumentar al mismo ritmo de la
producción artesanal la demanda de los centros compradores. El único camino que tenía Atenas
era el bloqueo directo o indirecto de estas ciudades competidoras y ajenas a sus protegidas. Esta
es la causa de la Guerra del Peloponeso.
La guerra era inminente. Los estados griegos se alistaban en uno u otro bando, en torno
a ambos protagonistas del conflicto.
A) Esparta dominaba el Peloponeso, excepto Argos y Acaya. Corinto y Megara le daban el
dominio del istmo; en el norte contaba con Beocia, Fócida y Lócrida.
B) Atenas confiaba en su Confederación; y además contaba con Platea al norte, Corcira y
Acarnania al oeste.
Atenas tenía
fuerzas territoriales
suficientes, y su
MACEDONIA
superioridad naval
era indiscutible. Por
su parte, Esparta
EPIRO
podía
reclutar
TESALIA
fuerzas terrestres no
menores, pero era
EUBEA
ETOLIA
inferior en fuerzas
.
TEBAS
marítimas
y
en
ATENAS
ACAYA
recursos monetarios.
ARGOS
En tales condiciones,
ESPARTA
la
estrategia
de
Pericles fue evitar un
Aliados de Atenas
combate
terrestre
Aliados de Esparta
decisivo,
aun
a
Neutrales
expensas
del
CRETA
sacrificio del Ática,
Esparta y Atenas al comienzo de la Guerra del Peloponeso
conservar el dominio
del mar y abstenerse, durante la lucha, de toda adquisición de nuevos territorios.
La guerra que duró desde el 431 al 404 tuvo un periodo intermedio de calma (Paz de
Nicias 421). Por ello se subdivide en dos periodos: el primero, generalmente denominado
"Guerra Arquidámica", por el nombre del rey espartano que la comenzó, abarca del 431 al 421;
el segundo, desde el 415 (expedición de Sicilia) hasta el 404 (capitulación de Atenas).
La primera parte se caracteriza por el empleo de la misma táctica que cada ciudad había
empleado cuando luchaban contra los persas: Esparta ataca por tierra y Atenas desarrolla sus
operaciones con la armada. De esta forma cada uno de los bandos mantenía el control de la
guerra en frentes separados y se debilitan igualmente. El 431 los peloponesios arrasan el Ática,
pero la encuentran desierta, por lo que regresan a su país; tal fue, como estrategia general, lo
que ocurrió en los seis años siguientes. La estrategia de Pericles consistió en que todos los
habitantes se replegaran dentro de los Muros Largos de Atenas (que unen la capital y su puerto,
el Pireo) y permiten la devastación. Abandonar el Ática y defender Atenas y el Pireo podía
parecer razonable. Pero Pericles subestimó el efecto psicológico producido en los jóvenes y en
los campesinos obligados a dejar que los espartanos asolaran la campiña, a unos pocos
kilómetros, sin intervenir. Un año después (430) se declara en Atenas una plaga devastadora
(peste) que diezmó la población e hizo imposible el hacinamiento. A consecuencia de ella
Pericles murió el 429. Le sucedió Cleón como hombre público más influyente. Uno de los
hechos más decisivos fue la conquista (425) por parte de Atenas de Pilos, en la costa Mesenia, a
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Teatro Griego
TEMA I
la espalda de Esparta, y captura de la isla Esfactería (frente a ella), lo que proporcionó a Atenas
una avanzadilla permanente en territorio enemigo. Las ofertas de paz de los espartanos son
rechazadas a instancias de Cleón. Al mismo tiempo, un intento de los atenienses de recuperar el
control sobre Beocia terminó con una derrota en Delio (424). Tras la muerte de Cleón en
Anfópolis (422) y del espartano Brasidas, los más contrarios a la paz, ésta se firmó el 421 por
obra del ateniense Nicias y supuso en esencia una victoria para Atenas, ya que suponía la
devolución de todos los territorios de una y otra parte, tal y como estaban antes de la guerra,
pero, mientras que Atenas conservaba intacto su imperio, los peloponesios no, al negarse
Corinto y Beocia a firmar la paz.
Corinto defraudada se
alió con Argos, eterna
enemiga de Esparta por la
ARGINUSAS
hegemonía del Peloponeso.
406
CORCIRA
Atenas, por influencia de
433
.
Alcibiades, político ateniense,
SAMOS
DECELIA 413
440
Priene
entró en una alianza defensiva
ATENAS
MILETO
MANTINEA
con Argos. El 418, en la
418
ESPARTA
batalla de Mantinea, fueron
ESFACTERIA
425
derrotadas las tropas argivas
MELOS
416
por el poderoso ejército
espartano. Aunque Atenas
Desarrollo de la guerra
estuvo representada por un
pequeño
contingente,
se
consideró que, teórica y formalmente, la paz no se había interrumpido. Posteriormente (416),
Atenas atacó y conquistó Melos, isla que había rehusado unirse a la Confederación, con la
consiguiente ejecución y/o esclavización de sus habitantes. A pesar del tratado con Esparta, a
Atenas le resultaba difícil frenar el desarrollo de su comercio en constante expansión y algunos
políticos atenienses, como Alcibiades, no dudaron en utilizar cualquier medio con tal de que
Atenas siguiera ampliando su control en el Mediterráneo.
Como hemos visto, tras la muerte de Pericles el proceso de unificación social y política
se vino abajo. Los hombres públicos empezaron a reclutarse en los ambientes mercantiles e
industriales (Cleón, el curtidor, etc.). Bajo la dirección de estos hombres Atenas, en vez de
buscar una paz honorable con Esparta, se embarcó en una política agresiva y la guerra hundió la
base económica y moral de la concordia ateniense. La población del Ática se refugió dentro de
las murallas de Atenas y vivía allí miserablemente. Los campesinos acomodados veían
arrasados sus campos por los espartanos y se hacían fuertemente antiespartanos, olvidando toda
su prudencia. El comercio exterior disminuía y la economía se tornaba una economía de guerra.
Y así 27 años.
Más todavía. La democracia ateniense estaba fundada en la Liga Marítima, de la que
procedían gran parte de sus recursos. Bajo la presión de la guerra y de las derrotas de Atenas,
los miembros de la Liga tendían a hacer defección. Ni las finanzas de Atenas ni sus necesidades
estratégicas ni otras consideraciones permitían esto: de ahí las violentas represiones (Mitilene,
Melos). Los demócratas en el poder adquirieron así mala conciencia, pues el régimen
democrático del interior era en realidad sostenido por una opresión violenta en el exterior. Más
todavía, la democracia interior llegó a estorbarles como un obstáculo para ganar la guerra. De
ahí la violencia del lenguaje y la actuación de Cleón y sus sucesores y, también, de la asamblea,
que no vacila en descargar todas las culpas contra los oponentes de su línea política (pensemos
en los continuos ostracismos y rendiciones de cuentas). Pues en este tiempo surge una oposición
conservadora, que pretende en definitiva hacer la paz con Esparta sobre la base del programa de
EGOSPOTAMOS
405
CICICO
410
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Teatro Griego
TEMA I
Pericles. Y también surgen políticos "realistas" como Alcibiades, demócratas sólo de nombre y
que juegan con los diversos partidos para satisfacer su ambición.
2) Segunda Parte
La segunda etapa de la guerra fue llevada de forma más inteligente por Esparta que
había terminado aprendiendo. En primer lugar, Esparta aprendió que sólo atacando en el mar
derrotaría a Atenas: el dinero para equipar una flota lo consiguió de Persia, que empezaba a
interesarse de nuevo por los asuntos del Egeo y no se sentía ya obligada por la Paz de Calias
(Atenas la había rotro antes). En segundo lugar, Esparta desarrolló una intensa actividad
diplomática para conseguir separar a los miembros de la Confederación ateniense que lo
deseaban desde hacía tiempo por no encontrar grandes ventajas en su sometimiento a Atenas.
Y, finalmente, Esparta supo aprovechar las tensiones de los grupos políticos para potenciar el
desarrollo de los políticos oligárquicos que no habían desaparecido de Atenas.
Bajo la dirección de Nicias, jefe conservador, Atenas firmó con Esparta una paz muy
favorable (421). Pero siguió un periodo en que había una guerra encubierta, guerra que estalló
de nuevo en el 414, por obra de Alcibiades y su expedición a Sicilia: en el 415 Alcibiades, con
la oposición de Nicias, consiguió que la Asamblea votara la realización de una expedición a
Sicilia, en contra de Siracusa, antigua colonia corintia. La expedición, que fue un fracaso,
proporcionó a Esparta la ocasión de intervenir en ayuda de Siracusa. La derrota de Sicilia y
otras derrotas más llevaron al golpe oligárquico del 411 y al terrorismo de los extremistas
antidemócratas. ello sólo pudo suceder porque los ciudadanos del centro vacilaban en seguir a
los demócratas radicales, cansados de la política de guerra. Luego se volvió a la democracia y
entonces tuvo lugar, a su vez, el terrorismo de los radicales. La guerra externa se había doblado
en guerra civil y la obra de Pericles estaba destrozada.
Por otra parte, cuando Esparta logró que Persia se aliara con ella, todo estuvo perdido
para Atenas, que quedó sin el dominio del mar. Tras la derrota, Atenas malamente podía
mantener el régimen democrático. La ciudad tuvo que poner al frente a los moderados, dirigidos
por Terámenes. Los desterrados políticos habían regresado en virtud de la capitulación: eran
oligarcas que inmediatamente comenzaron a conspirar para derribar a Terámenes e imponer un
régimen más extremista. Aterrorizaron a la asamblea y lograron que ésta comisionara a 30 de
ellos (los llamados Treinta Tiranos) para restablecer la "constitución tradicional". Este gobierno,
protegido por el espartano Lisandro, chocó con resistencia y desencadenó un verdadero
terrorismo contra sus enemigos políticos. Los ricos industriales demócratas eran asesinados, por
venganza y para confiscar sus bienes. Y sin embargo el régimen de los Treinta duró un sólo año.
Los desterrados demócratas volvieron, con la ayuda del rey espartano Pausanias, en malas
relaciones con Lisandro, restableciendo el régimen democrático.
Esta restauración se hizo bajo un signo conservador: trataba de curar las heridas abiertas,
era opuesta a toda innovación importante. Representó un alivio, pero era un régimen de alas
recortadas y que tenía grandes problemas en su intento de convertir Atenas en una ciudad
pacífica y provinciana. Las finanzas estaban arruinadas, había pobreza, el tema económico es
obsesivo en la literatura de comienzos del siglo IV (Aristófanes, Asamblea, Pluto). No había
impulso para un nuevo desarrollo económico y las reformas interiores eran tabú. El pueblo
desertaba de la política: hubo de establecerse un salario para los que asistieran a la asamblea,
una especie de limosna. Los viejos odios no cesaban: se ve por los discursos de Lisias, que
recogen innumerables intentos de burlar la ley de amnistía y satisfacer cuentas pendientes. Las
sospechas contra todos los innovadores eran grandes: sólo a esta luz puede comprenderse la
condena y muerte de Sócrates.
I.5.1. Panorama político de esta época
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Teatro Griego
TEMA I
1) La escisión de la sociedad
Conviene que precisemos un poco más los efectos sobre la sociedad ateniense de la
guerra y la pobreza, más el fanatismo de los partidos enfrentados. Al comienzo de la guerra
abundaban entre los aristócratas los partidarios sinceros del régimen de Pericles, con
discrepancias sólo de matiz. Una serie de pasos sucesivos que se fueron dando cambiaron esta
situación.
El régimen mixto que, en la práctica, se había establecido, por el que los aristócratas
tenían los puestos ejecutivos, aunque nombrados y vigilados por el pueblo, cambió. Los
demagogos del tipo Cleón azuzaron a la asamblea contra ellos: y hay que saber que los
demagogos no estaban sometidos a responsabilidad (su cargo no estaba en la constitución) y la
asamblea tampoco. Por otra parte, los nobles se empobrecían al hundirse la industria y el
comercio y al caer sobre ellos los impuestos de guerra. Los tribunales populares les acechaban
para multarles, aumentando así los ingresos de la ciudad: un ejercito de sicofantas o delatores
esparcía el terror. Tucídides y Plutarco nos pintan a Nicias, por ejemplo, como constantemente
lleno de temores a la asamblea.
La escisión social tuvo lugar también con las clases campesinas del centro, arruinadas
por la guerra. Sólo así se comprende la revolución oligárquica del 411. La política imperialista
favorecía tan sólo al pueblo sin tierras y a las clases mercantiles e industriales; socavaba la
unidad de la ciudad. Sólo parcialmente se seguía el proceso de igualación económica: surgían
nuevos pobres y nuevos ricos; y reformas de tipo social no era posible hacerlas bajo la presión
de los acontecimientos, sólo se tomaban pequeñas medidas parciales que aumentaban los
resentimientos. Y se perdía la fe en la democracia, a la que Alcibiades llamaba "una insensatez
reconocida". Se llegó a una política realista y amoral, con inversiones de alianzas para dañar al
enemigo común (caso de Alcibiades). El odio de los nobles contra el se observa en la
proliferación de heterias o clubs donde se conspiraba. A su vez, el pueblo veía conspiradores
por todas partes, estaba en un estado de histeria (ver Aristófanes).
2) El hundimiento de las normas tradicionales
Todo esto no quiere decir que no hubiera un sector importante de la democracia que
siguiera funcionando durante los años de la guerra, ni hombres que representaran el espíritu de
Pericles: los había, pero iban quedando desbordados por los extremistas en una situación de
guerra, pobreza y odio. Igualmente, en la vida privada, una parte importante de los antiguos
ideales de igualdad y libertad, de patriotismo y valor, de concordia, permaneció vigente. Obras
como Las Suplicantes y Los Heráclidas de Eurípides (hacia el 425) lo hacen ver claro. Y es el
fondo que trasluce de la Historia de Tucídides como posición del historiador. Pero Eurípides
cayó al final en el pesimismo y se expatrió; Tucídides vivió desterrado, por obra de Cleón, del
424 al 404. Según Tucídides, al describir los efectos de la guerra sobre las costumbres,
menciona como las palabras cambiaban de valor, eran usadas por los distintos partidos según su
conveniencia: las viejas virtudes quedaban burladas, sus nombres eran puro pretexto. Se perdía
el respeto a la vieja religión. Se olvidaba la moral de la sophrosyne o autodominio: en una
situación con el futuro tan oscuro, se buscaba el disfrute personal, el interés colectivo se
despreciaba.
Aristófanes describe una y otra vez el cuadro de la oposición entre las generaciones. A
los viejos que conservan el espíritu austero de los viejos atenienses y sus creencias religiosas,
opone los jovencitos de costumbres relajadas, que no hacen caso de sus padres ni del modo de
ser ateniense tradicional. Son sobre todo los hijos de los ricos los que abusan de su vida libre,
convierten la especulación intelectual y la política en un juego, sueñan con sus caballos y sus
palestras. Otros, cuyos padres no son tan ricos, contraen deudas y les ponen en situación difícil.
En parte todo esto es exageración cómica de ciertas constantes, pero algo hacía,
evidentemente, que la sociedad ateniense se cuarteara. El hedonismo, el interés por la vida
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Teatro Griego
TEMA I
privada nada más, se ve bien claro en una serie de pasajes de Eurípides y de los sofistas. El
pragmatismo, por el cual sólo se aceptan como criterio las relaciones de poder, es doctrina del
propio Tucídides o, al menos, aunque no se adhiere sentimentalmente a ella, considera que
representa una verdad. La antigua fe en que los dioses gobiernan el destino humano, se ha
perdido. La fe periclea en el dominio de la razón también.
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