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| issn 1669-9092 | KONVERGENCIAS FILOSOFÍAS DE LA INDIA LA FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA DEL MAṆDALA ORIENTAL 1 Grace E. Cairns © Traducción: Daniel López Salort I. Introducción. Hay muchos síntomas que muestran que el estado de ánimo dominante en el sentimiento hacia el universo del hombre del Siglo XX, tanto en sus aspectos cósmicos y humanos, es uno de alienación. Esto se demuestra en estudios como El Hombre Irracional, de William Barrett, en la que "La era actual" se describe como una falta de sentido espiritual. 2 El existencialismo en filosofía -como en el arte contemporáneo, la literatura y la ciencia- muestra al hombre tanto en un estado de andar a tientas en la agonía de algún centro espiritual de significado para su vida, o tratando de vivir una existencia horizontal, una en la que todos los valores son de igual importancia -lo que Barret llama el “aplanamiento de los valores”. La urgente necesidad psicológica y filosófica del hombre 1 Publicado originalmente en Philosophy East and West, Vol. 11, N° 4, pp. 219-229, University Hawai Press, 1962. 2 William Barret, Irrational Man, New York, Doubleday & Co., 1958. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 18 occidental de hoy es un retorno a lo vertical, a un principio espiritual ideal central sobre el que pueda orientar su vida y superar sus sentimientos de alienación y falta de sentido. El Budismo Zen es popular en el mundo occidental, ya que proporciona una respuesta a esta necesidad, y el interés en esta filosofía exóticas atestigua el hecho de que el vacío espiritual que necesita ser llenado. Otras escuelas budistas y zen tienen filosofías importantes y técnicas sabias que pueden satisfacer las necesidades espirituales del hombre, superando sus sentimientos de alienación y haciéndolo capaz de sentir su hogar en el cosmos. El Hinduismo, el Islam y el Cristianismo, especialmente en sus formas místicas filosóficas, también son adecuados para esta tarea, y hay importantes filosofías "seculares" que intentan la misma clase de “hacer centro” en la vida del hombre. El tema que impregna todos los modos de pensamiento en lo que respecta a los problemas espirituales del hombre y a sus necesidades, se puede decir que es uno de alienación y retorno. El simbolismo más compacto en el que se expresa este tema es el diagrama del maṇdala del budismo tibetano. Contrariamente a la opinión de muchos occidentales, el maṇdala no es un mero "círculo mágico". Esta idea falsa de su naturaleza ha sido corregida por estudios recientes. El Profesor Snellgrove, de la Escuela de Londres de Estudios Orientales y Africanos, nos informa que el maṇdala es un círculo de formas simbólicas que siguen un patrón básico: "un símbolo en el centro, que representa la verdad absoluta en sí misma, y otros símbolos dispuestos en los diversos puntos de la brújula, que representan los aspectos manifestados de esta misma verdad". 3 La función de esta forma simbólica es siempre la misma, la reintegración del aspirante, su unificación con la realidad cósmica total. 4 Es bien sabido que el maṇdala juega un papel importante en la forma tántrica del budismo Mahāyāna que prevalece en el Tíbet. Esa la vida verdaderamente espiritual puede ser lograda siguiendo una forma tántrica del budismo, que se demuestra en el pensamiento y la práctica del más grandes yogui del Tíbet, Milarepa. 5 Milarepa, un devoto del yoga tántrico, alcanzó por sus medios una espiritualidad sin igual en cualquiera de las filosofías religiosas. El maṇdala es una representación gráfica de esta filosofía del yoga tántrico por medio de la cual es vencida la alienación del hombre de sí mismo, de la naturaleza y de Dios. 3 David Snellgrove, The Tantras, in Buddhist Texts Trough the Ages, E. Conze, I.B. Horner, D. Snellgrove, ad A. Waley, eds., New York, Philosophical Library, 1954, p. 246. 4 Ibid. 5 WY Evans-Wentz, Tibet Gran Yogui Milarepa, Toronto, 2da. Ed., Londres, New York, Toronto, Oxford University Press, 1951. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 19 En el budismo tántrico del Tíbet, como en el hinduismo tántrico, el significado general de la maṇdala es la interpenetración de los mundos materiales y espirituales, es decir, de saṃsara y nirvāṇa. La base filosófica para la representación de esta interpenetración de los dos mundos tiene tres fuentes: (1) la enseñanza de la escuela Yogācāra , que todas las cosas son manifestaciones del espíritu absoluto, (2) el concepto Mādhyamika: el espíritu absoluto en su forma trascendental es Śūnyatā (Vacío), y (3) la idea central des Buddhāvataṃsaka Sūtra: la interpenetración del Vacío trascendental y el mundo de saṃsara. Es esta idea del Buddhāvataṃsaka Sūtra lo que es fundamental en el simbolismo maṇdala.6 Para hacer más claro a los lectores occidentales que no estén familiarizados con el simbolismo del maṇdala y cómo interpreta los mundos eternos y fenoménicos manifestados en esta forma simbólica, vamos a describir un maṇdala típico. Este será el Maṇdala Demchog, de particular interés porque jugó un papel importante en la reintegración del gran Milarepa. El aspirante empieza imaginando el maṇdala o dibujándolo en el suelo. El Maṇdala Demchog emplea el simbolismo de la stūpa, un simbolismo común en maṇdalas, para mostrar la interpenetración del mundo material y espiritual, es decir del saṃsara y del nirvāṇa.7 En el centro del círculo maṇdala (que sería el núcleo espiritual de la stūpa simbolizada por el más allá más allá de la punta del eje central) está simbolizada la última realidad espiritual –la Śūnyatā alcanzada por la unión de prājña y upāya. Prājña es la sabiduría, pasiva e inerte, representada como una deidad femenina; upāya es la compasión, activo y masculino. La unión de los dos, Śūnyatā, es la realidad eterna nouménica donde procede el mundo de los fenómenos del espacio y del tiempo, el mundo de saṃsara. Śūnyatā, significa “que el universo y Nirvāṇa no son dos, sino uno o Śūnyatā, al igual que la mente y el cuerpo en cualquier individuo, son aspectos de una unidad”. 8 Esta es la idea central y significativa de ésta y del maṇdala en general. El resto del contenido de la forma maṇdala simboliza el mundo de los fenómenos que emanan – y son interpenetrados- por la eterna realidad espiritual nouménica. En el Maṇdala Demchog, que es típico, los cuerpos fenomenales del Buda -el sambhogakāya (el cuerpo celeste) y el nirmāṇakāya (cuerpo terrenal) -se muestran procedentes del Centro, de Śūnyatā, la dharmakāya (ley-cuerpo). El sambhogakāya y el 5 Bhikshu Sangharakshita, A survey of Buddhism (Bangalore: The Indian Institute of World Culture l, 1957), ver pp. 406-431 para una descripción de las interrelaciones entre saṃsara y nirvāṇa. 7 Ibid., pp. 409-410. 8 Arthur Avalon (Sir John Woodroffe), ed., Shrīchakrasambhāra Tantra, Tantrik Texts, Vol. VII (The Buddhist Demchog Tantra), Kazi Dawa-Samdup, ed. (London: Luzac & Co.; Calcutta: Thacher, Spink & Co., 1919), p. xxxiii. Introduction by Lama Kazi Dawa-Samdup. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 20 nirmānakāya se representan como círculos concéntricos graduados con un idéntico Centro (Śūnyatā o dharmakāya). Hay un círculo para cada uno de los siguientes estados: la felicidad, la mente, el habla -todas estas pertenecen al cuerpo celeste, el sambhogakāya. La última y fuera del círculo representa el cuerpo físico, el nirmāṇakāya, que es la concreción material de la sambhogakāya, donde aquello emana (nirmāṇakāya). Las deidades apropiadas llenan cada uno de los círculos. La intención es simbolizar toda realidad del macrocosmos universal, tanto espiritual como material, y demostrar la interpenetración de los dos. Puesto que el propósito del maņdala es su uso funcional en la reintegración del yogui, el siguiente paso es la identificación del microcosmos maņdala interno con el macrocosmos exterior. Esto se lleva a cabo en un proceso llamado reintegración interior. 9 El yogui procede a reconocer en sí mismo un maņdala interno percibido como los chakras del cuerpo. Estos chakras, cada uno con un loto de cierto número de pétalos, se encuentran en la cabeza, la garganta, el corazón y el ombligo, y cada uno se identifica con un círculo correspondiente en representación del sambhogakāya y el nirmāņakāya del maņdala macrocósmico . A continuación, a través de un proceso psíquico circulatorio, que procede a través de los chakras, el aspirante finalmente experiencias la Śūnyatā, el estado no-dual. En este estado, el yogui es el mismo dharmakāya; es el microcosmos del macrocosmos. La reintegración del yogui se ha logrado. II. El valor filosófico y psicológico del simbolismo del maņdala. Es evidente que el maņdala simboliza la realidad total en ambos fenómenos y sus aspectos nouménicos. Funciona, por lo tanto, como ayuda psicológica potente en el proceso de reintegración del aspirante que, en la meditación, se concentró en este dispositivo simbólico, y capta claramente la unidad del cosmos en todos sus niveles jerárquicos de la verdad y la realidad y, a continuación, en el proceso de concentración del maņdala microcósmico interior, que se percibe a sí mismo como idéntico al maņdala macrocósmico externo. El proceso sin fin de los ciclos de la creación y la destrucción de los universos –el sinsentido del ego no iluminado bajo la esclavitud de los procesos kármicosadquiere así un carácter enteramente nuevo. Las cosas que se consideraban antes de la experiencia como entidades separadas, cada una en su propio tiempo y localización espacial, se ven ahora como parte orgánica de un ser unificado, la esencia de Buddha, que es su substrato unificador eterno. Todos los hombres, de cualquier nivel del vicio o la virtud, animales, insectos, las mismas rocas y las piedras, son el ser del yogui en sí mismo, ya que todos, como él, tienen su realidad en lo incondicionado, la esencia absoluta del Buddha. Esta toma de conciencia de unidad con el Ser eterno supera siempre las ideas de 9 David Snellgrove, The Hevajra Tantra, 2 vols. (London: Oxford University Press, 1959); Vol. I, pp. 35-39, da un relato lúcido sobre el proceso interno de reintegración, el maṇadad dentro del cuerpo del yogui. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 21 alienación y falta de sentido, y es nueva una libertad sin límites y con experiencia. El yogui sabe que ya no está vinculado a las vicisitudes de un ego transmigrante, su experiencia de iluminación ha quitado por siempre la ilusión del ego, la fuente de los vicios humanos, y los sentimientos de separación, de alienación. Ha descubierto por la experiencia directa que lo real es la identidad de saṃsāra y nirvāņa, la unidad pura, sin distinciones. Ahora, libre de egocentrismo y sus deseos sin fin en su conciencia intensa de la identidad con el Absoluto, el yogui se convierte en dueño de su destino en lugar del esclavo de un yo irreal. Ya no centrado en el ego, pero centrado en el eterno Uno, su comportamiento ético a partir de ahora se caracteriza por su espontaneidad y toda su conducta será altruista. Su meta restante dominante es ahora la del bodhisattva, es decir, salvar a todos los seres de la ilusión del ego, ayudarles a reintegrarse y alcanzar la budeidad. El valor psicológico de este tipo de reinserción, cuando se cumpla plenamente, es enorme. Budistas, hindúes, musulmanes, taoístas, y los santos cristianos dan testimonio del poder de una experiencia al revolucionar las actitudes morales y sociales. El hombre contemporáneo necesita desesperadamente una reintegración similar en la experiencia. La alienación, la falta de unidad, en la más pequeña hasta la más grande de las sociedades humanas se ha hecho popular una filosofía existencialista, que se centra en estos sentimientos de alienación, de abandono en un flujo sinsentido de los acontecimientos, en un espacio-tiempo continuo vacío que no tiene preocupación por los valores humanos. El hombre en nuestra época debe destruir la ilusión del ego, que es la causa fundamental de la alienación y la falta de unidad en todos los niveles. Es significativo que Jung como un psicólogo y un psiquiatra crea que esto se debe hacer por medio de la clase de experiencia de reintegración que hemos estado describiendo. Jung cree que sólo a través de este tipo de experiencia la voluntad del hombre es capaz de resolver los aspectos espirituales, sociales, éticos, y los conflictos políticos de nuestro tiempo. La salud social depende de la salud de las personas, y la reintegración es esencial para esto. Es muy significativo que Jung, como un psiquiatra que encontró que el problema básico de todos sus pacientes de más de treinta y cinco años de edad, haya sido el religioso-filosófico de tratar de reintegrarse a una realidad espiritual más amplia para dar vida a su valor y significado.10 Jung cree que esto demuestra que la psique humana es de tal naturaleza que la integración es fundamental para su unidad. Jung también se encuentra en su estudio de sus pacientes que los enfoques meramente teóricos al problema de la reinserción no son adecuados. Una vívida experiencia de liberación, una experiencia de "iluminación" es esencial. Este tipo de experiencia, más intensa en los grandes yoguis y santos de Oriente y Occidente, da al hombre una libertad espiritual nueva, dice Jung, que se manifiesta en cuatro “dones de la gracia” espirituales. 11 Estas son: (1) el amor en lugar de la sexualidad, 10 Carl Gustav Jung, Modern Man in Search of a Soul. Harvest Books, W.S.Dell and Carry F. Baynes, eds., trans., New York, Harcout, Brace, 1933, p.229. 11 Ibid., pp. 225, f. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 22 (2) la fe en lugar de miedo, (3) la esperanza en lugar del cinismo y la desilusión con el mundo, y (4) la comprensión en lugar de sentimientos de insignificancia y la confusión sobre el significado de la vida y el cosmos. En la forma general seguida por sus pacientes que consiguieron resolver el problema de la reinserción, Jung descubrió que es la misma que la seguida por todos los grandes yoguis y santos de Oriente y Occidente, es el motivo maņdala del centro, es decir, la reintegración del aspirante con el hombre y el cosmos en una unidad orgánica. Jung concluye de ello que el motivo maņdala es una idea arquetípica en el polo espiritual del inconsciente. Esto es evidente, piensa, porque varios de los maņdala que examinó, tanto en el maņdala de sus pacientes como en el maņdala oriental, ambos son al parecer las variaciones sobre un tema básico significado "central". 12 Los efectos de esta idea arquetípica de la conciencia psíquica son "espirituales", afirma Jung sobre la base de su estudio de sus pacientes. El proceso de centrado fue una ayuda potente y el factor crucial en su recuperación. Otro factor que jugó su papel era el otro polo, el instinto inconsciente (el elemento biológico), el puente a la materia inanimada. Entre el polo espiritual y el instinto está la psique consciente, que se caracteriza principalmente por la voluntad. Jung escribe que los dos polos, espíritu y materia en las concepciones arquetípicas y en las percepciones instintivas… se enfrentan entre sí en el plano psíquico. La materia tanto como el espíritu aparece en el ámbito psíquico como cualidades distintivas de los contenidos conscientes. La naturaleza última de ambos es trascendente, es decir, nouménica, ya que la psique y sus contenidos son la única realidad que se da a nosotros sin un medio. 13 La psicología analítica de Jung tiene por objetivo la consecución del "yo" a través de la supresión de la soberanía del "yo subjetivo y de la conciencia colectiva." El "yo" se realiza a través de un "proceso de individuación". Se trata de una reintegración de los polos instintivo y espiritual con la psique consciente. El proceso de individuación es similar al proceso de reintegración de la filosofía yóguica oriental simbolizada en los diagramas del maņdala. El primer individuo debe darse cuenta de la existencia de la "sombra", que es el inconsciente colectivo en el nivel biológico o instintivo. La viva conciencia de este nivel tiene "el sentido de un sufrimiento y una pasión que implican a todo el hombre." 14 Es la "noche oscura del alma" familiar para el mundo occidental en los escritos de los místicos como San Juan de la Cruz, es el reconocimiento de las raíces del egocentrismo en las filosofías orientales como el Mahāyāna y el maņdala de la escuela tántrica, que se describe anteriormente. Este aspecto del inconsciente pertenece a la biosfera, la esfera 12 Carl Gustav Jung, The Spirit of Psychology, in This is my Philosophy, Whit Burnett, ed., New York, Harper & Bros, 1957, pp. 156-157. 13 Ibid., p. 158. 14 Ibid,, p. 151. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 23 destacada por Freud. En el reconocimiento de este aspecto del inconsciente en uno mismo, Jung encuentra que se pierde una egoísta auto-justicia. Esto hace que la persona empiece a sentir una simpatía general con los vicios de los demás, a pesar de que no puede sancionar. Jung deja claro que el proceso de individuación es básicamente un proceso de transformación 15 en el que el reconocimiento del "pecado" es una característica esencial. En las filosofías orientales, hindúes y budistas Mahāyāna, los vicios humanos cardinales son reconocidos como los aspectos de la conciencia cósmica fenomenal (estos vicios y sus virtudes correspondientes, los cuales liberan al hombre de ellos, están representados en el círculo de la sambhogakāya maņdala), ya que estos son aspectos necesarios de egoísmo, de las existencias individuales. La emancipación de la ilusión del egoísmo y sus males concomitantes se forja a través del contacto de la psique con el polo espiritual, el sentido de que es "central". Cuando este significado inconsciente inunda la psique en una experiencia de iluminación intuitiva, la persona se reintegra con toda la humanidad y el cosmos total. A continuación, encuentra que su orientación egocéntrica es falsa, y que está habilitada, por lo tanto, para aniquilar a los deseos tanto del yo consciente y del inconsciente libidinoso. El proceso de transformación en su experiencia culminante ha inundado la psique con la luz del polo espiritual numinoso (la idea arquetípica de lo "central" o la unidad completa), de modo que ahora se ve en su verdadera perspectiva en relación con su ego fenoménico (el ego de la biosfera, la "libido") y su fundamento espiritual trascendente, el sentido último que integra todos los egos fenomenal y todo el cosmos. Cuando todo esto se realiza y se entiende, Jung piensa, la integración se ha logrado. En apoyo de este punto de vista de Jung utiliza los relatos autobiográficos de los grandes místicos, orientales y occidentales, que, en su realización del estado unitivo, han logrado la individuación a gran escala, mucho más allá de la limitada individuación alcanzada por los pacientes de Jung. Sin embargo, en la perspectiva de Jung, la individuación en todos los procesos tiene la misma forma general. Jung nos recuerda que las grandes religiones del mundo son ricas en simbolismos de transformación, cuya función es la individuación. En el ritual católico de la Misa, por ejemplo, el comulgante confiesa sus pecados, los rendimientos de sí mismo (su ego) como una ofrenda del sacrificio, lo que significa la aniquilación de egocentrismo y, a continuación, bajo la influencia de la idea arquetípica de la unidad (o lo "central"), se une con Cristo (el polo espiritual trascendente) en el pan y el vino. Aunque no muchos comunicantes experiencian este rito como un proceso de transformación completo y de experiencia de la individuación como San Pablo podía experimentarlo, la intención y el sentido simbólico del ritual es la transformación del ego es el alma –un proceso de individuación. Este rito y similares ritos en las grandes religiones, como el rito del maṇdala, 15 Carl Gustav Jung, Psichology and Religion, West and East, R.F.C. hull, trans., Bollingen Series XX, New York, Pantheon Books, 1958. Jung da una discusión completa del proceso de transformación y sus simbolismos. En Parte I, Capítulo III, trata la Transformación del simbolismo en las masas, un transformación del simbolismo occidental; en Parte II, Cap. VII, trata la transformación del simbolismo en el Budismo Tántrico Tibetano, un tema especialmente relevante sobre el tópico en este trabajo. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 24 funcionan como simbolismos de transformación, cuyo objetivo es la reinserción del individuo con el hombre, la vida y el cosmos, de la que ha sido enajenado o está en peligro de convertirse en marginado. Muchos conocen bien la filosofía occidental y sus obras filosóficas clásicas están impregnadas de simbolismo de transformación, representadas con mayor claridad en las formas maṇdala oriental. La Divina Comedia es el maṇdala clásico del viaje espiritual del hombre desde el punto de vista cristiano. El proceso de individuación comienza con el descenso a los infiernos -el reconocimiento del pecado, del egocentrismo, ni orgullo, como la fuente de la alienación - y luego el retorno de la alienación se inicia con el proceso de transformación que trabaja en la depuración del pecado en el purgatorio. Aquí el ego libidinoso reconocido en el Infierno es aniquilado por el sufrimiento, y luego en el Paraíso su completa individuación se logra mediante la unión con Dios, el polo espiritual que tiene el arquetipo que significa "central", porque Dios es el amor y el conocimiento que unen a todas las cosas en el universo. 16 El maņdala del viaje espiritual de Dante, a su vez, se inspiró en el "maņdala de ascensión" de viaje de Muhammad por la noche a través de las esferas planetarias para el trono de Dios. El relato de este viaje fue elaborado por Ibn Arabi, el español, (1165-1240), en un relato de un viaje espiritual a través del universo total - a región infernal, las esferas celestes, el paraíso de la visión de Dios con los santos y coros de los ángeles en torno a Dios-, una hermosa mujer como guía, probablemente el prototipo de Beatriz de Dante en su aspecto espiritual.17 Entre los místicos musulmanes, los sufíes, el viaje del alma sigue un patrón similar al del maṇdala. La fuente de ambos, los musulmanes y los patrones del maņdala cristiano y de la mística cristiana, en general, ha sido el neoplatonismo. En esta filosofía, el maņdala universal, forma de alienación y vuelta (o emanación y vuelta) es especialmente evidente. El proceso de alienación (una alienación-proceso de almas) se inicia con la emanación del Uno del mundo de las ideas, luego el mundo de las almas, y por último el de la materia y el no-ser, y luego el viaje de regreso de las almas que se describe como un proceso de transformación en el que la materia del mundo es negada, y luego, por medio de las Ideas, toda separación (egoísmo) se supera y el polo espiritual se realiza la unidad absoluta con el uno. En la filosofía clásica cristiana ortodoxa, tal como fue formulada por San Agustín y sus seguidores, hay un proceso similar de transformación a través de una alienación y el retorno. La alienación es la caída causada por el "pecado original" del egoísmo (orgullo), 16 Dante Alighieri, The Divine Comedy, the Carlyle-Wickstedd translation, Modern Library, ed., New York, Random House, 1932. Paraíso, Canto XXXIII, el final de todo el trabajo. 17 Alfred Guillaume, Islam, Baltimore, Penguin Books, Inc., 1954, p. 148. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 25 como en las filosofías orientales, el modelo para el proceso de transformación o cambio está representado por Cristo, el nuevo ser, que arroja el orgullo (egoísmo) y participa en Dios, la base unitiva y el origen del ser (ver a Paul Tillich, The New Being). En la filosofía contemporánea de la historia, el modelo de retirada y retorno de la creatividad humana en Toynbee es como la caída y la redención o la fórmula de alienación y retorno de San Agustín. Todos son simbolismos de transformación, los procesos donde la individuación se logra. La filosofía de de la historia Hegel es otro claro ejemplo del modelo simbólico del maṇdala. En la filosofía de Hegel, el Absoluto se objetiva en el mundo de datos concretos, que a nivel humano son egos conscientes. Tales egos están alienados hasta la iluminación del retorno, el proceso de la transformación provocada por una visión filosófica en la realidad. Esta idea se inspira en la idea arquetípica, la idea de que el cosmos es una unidad espiritual; el ego separado, como tal, es una ilusión y la causa de la alienación. Hegel, al igual que los filósofos orientales, destaca el egoísmo como la fuente básica de lo que sufren el hombre, y el "pecado"; la meta del hombre es el retorno de esta ignorancia, esta alienación. En la filosofía de tipo marxista, el polo espiritual, como tal, no se reconoce, sin embargo, la idea arquetípica de la unidad o "central" es también dominante. Aunque la humanidad se encuentra en el centro del maņdala, la alienación sigue la forma común del maņdala; alienación es nuevamente egoísmo. También existe el mismo modelo de maņdala en el proceso de transformación del retorno: el ego enajenado debe darse cuenta de su unidad con todos los demás hombres en una sociedad sin clases, una fraternidad humana de intercambio voluntario y cooperación. En los ejemplos anteriores hemos tratado de mostrar que hay elementos de base de acuerdo entre las filosofías orientales y occidentales, así como en las religiones, en relación a las fuentes de la alienación del hombre y el tipo de proceso de transformación que debe llevarse a cabo para facilitar el retorno. También hay desacuerdos característicos entre Oriente y Occidente en relación con el lugar del hombre en el cosmos. Las filosofías orientales hacen hincapié en la inefable realidad espiritual divina como núcleo y centro del universo (el polo espiritual de Jung); la mayoría de las filosofías occidentales, especialmente desde el siglo XVIII, son el lugar del hombre humanista en el centro del maņdala. Es el comentario de Jung sobre los orígenes históricos, y el significado de esta diferencia muestra una visión mucho más interiorista y lo que se necesita para un encuentro de Oriente y Occidente: El hecho de que toda la experiencia inmediata es psíquica y que la realidad inmediata sólo puede ser psíquica, explica por qué es que el hombre primitivo pone la aparición de los fantasmas y los efectos de la magia en un plano con los eventos físicos. “... Cuando el mundo primitivo se desintegró en el espíritu y la naturaleza, el Occidente rescató la naturaleza por sí misma. Era propenso a creer en la naturaleza, y sólo Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 26 devino más enredado en ella con todo el esfuerzo doloroso para hacerse espiritual. El Oriente, por el contrario, tomó la mente por su propio ser, y explicando la materia exterior como mera ilusión (maya), continuó soñando en la inmundicia y la miseria asiática. Pero como sólo hay una tierra y la humanidad es una, Oriente y Occidente no pueden desgarrar a la humanidad en dos mitades diferentes. La realidad psíquica existe en su unidad original, y espera de antemano al hombre en un nivel de conciencia donde ya no crea en una parte, y niegue la otra, sino que reconozca los elementos constitutivos de una psique.18 El Profesor Northrop también da cuenta de iluminación en las diferencias características entre estas culturas y los valores que cada una puede ofrecer a los demás.19 Él hace hincapié en el hecho de que la característica central de la filosofía oriental es la notécnica, la aproximación no-matemática a la comprensión del universo. Por esta razón el filósofo oriental nunca se ha separado de la naturaleza como un extraño, ni ha tratado de explotar y controlar la naturaleza como el hombre occidental. El filósofo oriental ve todos los elementos del universo como aspectos de una unidad espiritual de la cual él mismo es también una parte. El filósofo occidental, por el contrario -comenzando con los griegos- ha dado un objetivo tecnológico de aproximación matemática a la naturaleza. En el lado negativo, el enfoque occidental ha llevado a muchos males egoístas y los sentimientos de alienación resultante de la Naturaleza y de los otros hombres; sin embargo, en el lado positivo, esta actitud occidental ha contribuido mucho al mejoramiento de la vida humana en este mundo a través de tecnología, y, además, en la parte teórica, ha contribuido significativamente a la conciencia abstracta de la ley de auto-ideas de los derechos humanos que deben garantizarse a todos. Estos aportes tecnológicos de Occidente y el ideal occidental de los derechos humanos -el derecho a un nivel material de vida adecuado y el derecho a la igualdad en la dignidad humana- ya se han dejado sentir en el Oriente, que está experimentando rápidos cambios revolucionarios. La cultura occidental, sin embargo, tiene que aprender de Oriente la aproximación estética para el hombre y la naturaleza, la intuición de la unidad de todos los hombres, de toda la vida, de todo el cosmos, que es el concepto del bien en el Este. 20 Al comienzo de este trabajo se observó que los síntomas en el mundo occidental muestran la urgente necesidad de una filosofía cósmica unitiva. El simbolismo mandálico de Oriente es una representación gráfica de una filosofía unitiva. La necesidad psicológica de hombre para ella y las respuestas del inconsciente colectivo se basan también en la naturaleza del hombre entendido desde el punto de vista evolutivo. Julian Huxley habla 18 Jung, Modern Man in Search of a Soul, p. 191. 19 F.S.C. Northrop, Man’s Relation to the Earth in its Bearing of His Aesthetic, and Legal Values, in William L. Thomas, et al., eds., Man’s Role in Changin the face of the Earth, Chicago, Universisy of Chicago Press, 1956, pp. 1052-1065. 20 Ibid., p. 1057. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 27 para el mundo del conocimiento científico al señalar que el cuerpo del hombre está hecho de la misma materia que toda la totalidad física del cosmos; biológicamente, el hombre está “vinculado por una continuidad genética con todos los otros seres vivos de su planeta.21 En el plano mental que vive en la esfera del pensamiento "Teilhard de Chardin ha bautizado la noosfera, en la misma modo de clase en que los peces existen y tienen su ser en el mar material de agua que los geógrafos incluyen en el término hidrosfera”.22 No fue hasta hace poco tiempo que el hombre surgido en el nivel psicológico de su evolución, la noosfera, y la dirección general de la historia evolutiva, así como la psicología del hombre, muestra la tendencia, si no la necesidad, de dar énfasis a la idea de la unidad, la unidad del hombre con el hombre y del hombre con el cosmos. Esto no excluye la colocación de un alto valor a la persona humana como tal. Algunas de las mentes creativas más dinámicas del hombre en la historia humana -constructivamente-, han sido la de aquellos santos que han perdido la conciencia del yo egoísta. La responsabilidad de la actividad creativa en nombre de los demás ha sido una consecuencia del sentimiento de la unidad de sí mismo con todos los hombres, toda la vida y el cosmos total, fenoménica y nouménicamente. El sentimiento opuesto, el de la alienación, de extrañamiento de los otros hombres y del cosmos, lleva con demasiada frecuencia a la actividad destructiva de los derechos humanos y por lo tanto también de los valores cósmicos. Para la salvación del hombre contemporáneo en un mundo desgarrado por conflictos, el hombre necesita sentir la unidad espiritual de la humanidad que es el máximo reflejo fenoménico que sabemos de la unidad espiritual del cosmos total. Sentir la unidad espiritual es el regreso al centro, el núcleo espiritual del ser, después de la ola humana de "pecado", de la enajenación de egoísmo personal y nacional. Esta es la enseñanza espiritual fundamental y el valor del simbolismo del maṇdala. 21 Julian Huxley, The Evolutionary Vision, University of Chicago Magazine, LII, N° 4, january, 1960, 18-23. Ver también de Huxley: Introduction to Pierre Teilhard de Chardin’s The Phenomenon of Man, New York, Harper & Bross, 1959. 22 Ibid., argumento de Teilhard de Chardin, fundado sobre la evidencia de una historia evolutiva de vida, está el hombre destinado a unir este globo –alrededor de un nivel de noosfera unificada- en un todavía más alto y último estado. El estado final tendrá amor como un vínculo de unidad. Konvergencias, Filosofías de la India, N° 5, 2015 | 28