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Investigación y Textos: Agripina García Díaz
ANIMALES MITOLÓGICOS
EN LA CULTURA DE LA INDIA
Agripina García-Díaz*
*Investigadora del Museo Nacional de las Culturas.
En todas las culturas los animales han sido imprescindibles para el desarrollo de la humanidad:
constituyen el alimento fundamental de los pueblos cazadores y proporcionan valiosas materias
primas, son fuerza motriz y algunos se emplean como medio de transporte; son compañeros del
hombre en el trabajo y en la guerra; también son ancestros míticos, héroes culturales, emisarios
entre el hombre y los dioses, y suelen ser la misma representación de las divinidades u objeto de
sacrificio ante éstas. Están presentes en la religión, en la mitología y en el arte; dioses, héroes
culturales, forjadores de la agricultura, de los oficios, se han simbolizado mediante diversos
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animales que sintetizan y representan algunas de sus cualidades; finalmente existen los que se
convierten en el ideal moral de una sociedad.
El Minotauro representa las posibilidades simbólicas de la unión de lo humano con lo animal y
provoca la ira de Poseidón, dios del océano, ya que es el fruto de la unión de Pasifae con un toro.
Los animales fantásticos, terribles, enigmáticos y atrayentes, como las sirenas, dragones y
unicornios, están vivos en la fantasía humana y encierran sus ideales y temores. Un ejemplo lo
tenemos en los unicornios, los caballos con un cuerno recto en mitad de la frente, que se
transformaban en dóciles corceles ante la presencia de bellas doncellas.
Por otro lado, también el hombre adquiere poder y un lugar especial al transformarse en animal,
como el hombre-lobo o en simples conejos que por las noches espían y durante el día, ya como
humanos, chantajean y amenazan a los espiados.
En resumen, muchos animales representan las debilidades y bondades humanas, aparecen como
personajes de canciones y leyendas, forman parte de la literatura de los pueblos y toman cuerpo
en elementos evocadores de esas historias y a la vez se incorporan a sus rituales. Esa fauna
sagrada, legendaria, mitológica presente en las culturas de la humanidad hasta nuestros días,
forma parte de la cosmovisión que alimenta y fortifica la imaginación de los hombres.
ANIMALES REALES E IMAGINARIOS EN LA INDIA Y EL SURESTE DE ASIA
En los territorios de la India y el sureste de Asia la fauna es muy rica y comprende una diversidad
de especímenes típicos del bosque ecuatorial y la pradera; además, hay otros animales que desde
su domesticación han tenido una estrecha relación con las actividades del hombre.
El culto a los animales
Los habitantes de la India, a través de su larga historia, han tenido gran veneración y respeto por
los animales; desde las épocas en que dominaba la civilización del Valle del Indo(2500-1500 a.C.),
sus pobladores les rendían culto y lo manifestaron en cientos de sellos y en las representaciones
de sus juguetes de arcilla con preciosas tallas de toros, elefantes, caballos, búfalos y unicornios,
entre otros. Posteriormente los inmigrantes arios introdujeron la domesticación y el ganado
constituyó la medida de su riqueza, hecho que se refleja en la iconografía: aparecen figuras
monumentales de elefantes ante una especie de pesebre y bestias prosternadas ante los
hombres. Tanto los hinduistas y budistas como los jainistas daban igual importancia a todas las
formas de vida, a las que tenían como encarnación de una fuerza vital y creían que al morir su
energía volvía a nacer en una forma distinta; por eso se prohibía matar, ya que incluso los insectos
podían contener la energía del alma de algún antepasado. Todavía en el siglo XVI los mismos
musulmanes se sintieron atraídos por esas actitudes y sus artistas recrearon numerosas
representaciones de animales.
La compleja mitología de la India tiene sus fuentes en los antiquísimos mitos de los tratados
védicos, aumentada con los grandes poemas épicos del Mahabharata y el Ramayana. De esas dos
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corrientes, la védica y la épica, mezcla de elementos brahmánicos y populares, se estructuró la
mitología del hinduismo que respecto de muchas otras ofrece una diferencia esencial: todavía está
viva y actuante, en ella encontramos muchos dioses con atributos universales que tienen un
importante significado cultural en la cosmovisión del pueblo indio.
El emblema nacional es una réplica del capitel de los leones que fue erigido por el emperador
Asoka en el siglo III a.C., en el sitio donde Buda proclamó su “credo de la paz”, por lo cual se tomó
como el símbolo de la reafirmación de la India contemporánea con su antiguo cometido: la defensa
de la paz y la buena voluntad. Los cuatro leones sobre la “rueda de la ley” son el símbolo que el
rey Moka impuso a su pueblo en representación de las “cuatro verdades” del budismo.
Capitel de los leones del emperador Asoka
ANIMALES FANTÁSTICOS DE LA INDIA
Ganesa, el dios con cabeza de elefante
Según la mitología hindú los primeros elefantes volaban y se desposaban con las nubes. Un día,
un grupo de ellos se posó en una rama bajo la cual un santón enseñaba a sus discípulos. La rama
se rompió y al caer sobre los alumnos mató a varios; el santón, furioso, invocó a los dioses para
que les quitaran las alas a los elefantes y así sucedió, pero entre ellos y las nubes continuó la
amistad, por eso pueden hacer que sus amigas descarguen las lluvias. Debido a esta facultad son
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venerados en toda la India, ya que están relacionados con la lluvia y las buenas cosechas.
El símbolo de la buena suerte es una divinidad con cabeza de elefante llamado Ganesa, uno de los
hijos de Shiva y Parvati, es el señor de los principios del hinduismo y el benigno “eliminador de
obstáculos”, patrón del estudio, dador de la fortuna y una divinidad muy popular hoy en día. Los
poetas lo invocan al inicio de sus libros, su imagen se coloca en el solar donde ha de alzarse una
nueva casa y es honrado por quienes van a iniciar un viaje o emprender un negocio, siempre se
invoca al principio de los cultos y los estudiantes al presentar un examen.
La imagen de Ganesa puede tener su origen en un tótem animal tribal; las historias acerca de
cómo adquirió su cabeza de animal suelen verse como el reflejo de la asimilación de su culto tribal
en la corriente principal del hinduismo. Actualmente se le adora como hijo de Shiva, aunque la
leyenda dice que éste no fue su verdadero padre. El relato más extendido de su nacimiento es el
que cuenta que mientras Parvatj se estaba lavando, cogió un poco de polvo y ungüento para
formar una pequeña figura de hombre; dio vida a la figura, encargándole que guardara la puerta
mientras ella se bañaba. Su marido, Shiva, volvió y se encontró a un extraño hombre-dios en su
casa, y cuando trató de pasar por la puerta, Ganesa le negó la entrada. Furioso, Shiva cortó la
cabeza del intruso y descubrió que había matado al hijo de Parvati.
Shiva envió a sus ganas (demonios y enanos ayudantes) a traer la cabeza de la primera criatura
que encontrasen; volvieron con la de un elefante Shiva la colocó sobre los hombros de Ganesa y le
devolvió la vida. El valor de Ganesa al defender la puerta de Parvati lo convirtió inmediatamente en
guardián de las entradas y “señor de las nuevas aberturas”. Así, suele encontrarse en las entradas
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de los templos y hogares. Sus atributos son una trompa de elefante, un nudo corredizo y un
cuenco de manjares que se lleva a la boca eternamente. A menudo se le muestra con una mano
alzada en un gesto de ausencia de temor, el colmillo roto que lleva en la mano se usó como pluma
para escribir partes tardías del poema épico Mahabharata.
Ganesa heredó rasgos del ascetismo de Shiva: una cobra está enroscada sobre su vientre y
mechones de cabello enmarañado recuerdan los mechones del “señor del yoga”. Su nacimiento se
celebra en el festival Ganesa Chaturthi el cuarto día del mes lunar Bhadrapada (agostoseptiembre). En el estado de Maharashtra, y en su capital Bombay, se pasean por las calles
elaboradas imágenes de arcilla del dios. El festival ha adquirido enormes proporciones y acuden a
él miles de habitantes de la zona.
Hanuman
Los monos son aliados de dioses y hombres y de ellos destaca
Hanuman el dios-mono de la mitología hindú, que de la India a
Camboya y de Borneo a Sumatra, en la epopeya Ramayana, es
el más fiel servidor de Rama, encarnación del dios Visnú,
personifica a la bhakti (devoción) y ofrece alegremente su vida
al servicio de su dios. Es el hijo de Vayu, dios védico del viento
del que hereda la fuerza de los huracanes y la capacidad de
volar, además de que puede transformarse en lo que quiera.
Hanuman se volvió más fuerte y más sabio a través de los años,
nos dice el Ramayana, destruyendo demonios, matando
elefantes solitarios e incluso volando hasta coger el Sol
naciente, al que confundió con una manzana; pero sobre todo
ayudó a Rama a rescatar a su esposa, Sita, del demonio
Ravana, después de que el héroe le contó el rapto de ella;
Hanuman se dio cuenta de que su destino era servir junto a
Rama, reunió un ejército de monos y destruyó el reino de Lanka
y a su rey demonio Ravana, y a Sita la reunió con su esposo.
La vaca sagrada
En la India, durante siglos, el ganado ha sido esencial. Los toros sirvieron de animales de tiro y las
hambrunas hicieron de la leche de vaca el alimento básico. A menudo sus productos y hasta el
excremento, usado durante miles de años como combustible, se emplean en los rituales.
Para el hindú, la veneración a las vacas, arraigada en profundas tradiciones de hace unos tres mil
años, es parte inseparable de su vida. Surabhi es la vaca divina que representa la fertilidad y la
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abundancia en la mitología; es la proveedora total y por lo mismo es la forma encarnada del
aspecto benigno de la “gran diosa”, la que nutre y mantiene la vida que surge de su “vientre
infinito”. Se les permite vagar libremente por la calle y está prohibido matarlas. Más recientemente
se dice que se han vuelto un símbolo de la “madre India”, la mítica personificación del moderno
estado.
El toro blanco Nandi
Al toro se le tiene gran respeto en la India, y está asociado con el dios hindú Shiva, al que le sirve
de compañero y montura cuando lucha contra los demonios. En los templos dedicados a Shiva
siempre hay una estatua de Nandi ante la puerta principal del santuario, para que pueda vigilar a
su amo. En las pinturas que representan a la divina familia de Shiva, su esposa Parvati y sus hijos
Ganesa y Skanda, siempre aparece Nandi, el toro blanco, el que comparte muchos de los atributos
de su dios: es fuerte, feroz y sexualmente potente, es la personificación del poder que se consigue
al domar la fuerza bruta y controlar la pasión; según la mitología hindú es el hijo de Surabhi, la
vaca divina.
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Serpientes nagas
En el arte y la religión, las vacas, los toros y las serpientes, especialmente la cobra, tienen un gran
valor simbólico; están consagrados específicamente a Shiva, pero hay elementos del culto a la
serpiente (naga) y a la vaca que aparecen en los atributos y mitos de las principales deidades
hindúes.
El culto a las deidades en forma de
serpiente se cree que precedió a la
religión de los vedas, que traían los
invasores guerreros arios, y hasta hoy se
practica en el sur de la India, en zonas
rurales. Su importancia se refleja en la
permanencia de las deidades nagas en
las principales religiones, por ejemplo: la
serpiente Shesha personifica, en la
mitología hindú, a la Vía Láctea y sus
cuatro grandes anillos representan los
cuatros yugas (edades) del tiempo
cósmico; en la mitología budista se
presenta el relato de Muchilinda, un rey
serpiente que fue intimidado por los
poderes de concentración de Buda; en la
mitología jaimista el príncipe serpiente
Dharanendra protege a Parshva en sus meditaciones, y en una leyenda visnuita, el dios Visnú y su
esposa Laksmi descansan sobre la gran serpiente Ananta de mil cabezas, quien los protege.
Cobra
La contradictoria naturaleza del dios
Shiva como creador y destructor,
ascético y erótico, es compartida por uno
de sus símbolos de apoyo más
importante: la cobra que adorna su
cuello como protección. También
Ganesa, su hijo, es cuidado por las
cobras que lleva en los tobillos y en el
pecho y Muragan —en su origen una
deidad tamil y más tarde identificado
como otro hijo del dios— va montado
sobre un pavo real con una cobra en la
boca.
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El ave Garuda
Para los antiguos indios, así como para todo pueblo primitivo, las aves cruzando los cielos fueron
fuente de inspiración; las relacionaban con otro habitante celestial: el Sol, que en la India es la
fuerza agotadora que seca la tierra hasta la llegada de las benditas lluvias monzónicas.
Las aves reales y míticas figuraron en la tradicional vida de la India desde la cultura del Valle del
Indo, cuando sus habitantes hacían numerosas representaciones de pájaros nativos como gallinas
y palomas. Al surgir y avanzar el hinduismo, la potencia del Sol se representó con una figura mitad
ave y mitad hombre a la que se denominó ave Garuda, gran pájaro mítico de la literatura hindú y
montura favorita de Visnú, dios protector y conservador del universo.
Como encarnación del principio espiritual es la aspiración a la verdad y se le invoca como un dios,
dispuesto a ayudar a la humanidad en su lucha contra los demonios; por eso lleva a Visnú ya su
esposa Laksmi a través de los cielos para cumplir con la misión de proteger el mundo. El gran don
que Garuda da a los hombres es el soma, el néctar de la inmortalidad que ha robado a los dioses.
En Indonesia, Garuda significa el águila del Sol, y su admiración por esta imagen es tal, que la
nación la ha adoptado como su escudo de armas y la reverencia como un gran icono.
El pavo real
En 1963 el gobierno de la India lo adopto como el ave nacional, no sólo por su amplia distribución
sino también por su larga asociación con la vida y la cultura del pueblo, ya que los lazos que unen
al pavo real con sus habitantes son muy antiguos y estrechos.
En la mitología hindú es considerado un ser divino, pues especialmente el vahana (vehículo)de
Kartikeya, hijo del señor Shiva y comandante en jefe de los ejércitos de todos los dioses. En una
ocasión, cuando los dioses tomaron la forma de diferentes pájaros, Devraj Indra(el dios de la lluvia)
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escogió la forma del más refinado, el pavo real, y desde entonces cuando el dios envía lluvia a la
tierra, todos los pavos reales danzan de júbilo y de felicidad.
En el famoso poema épico Ramayana se encuentran muchas referencias a estas aves; también en
un cuento folclórico budista jataka titulado “Mahamor” (El gran pavo real) se narra cómo Gautama
el Buda era un pavo real dorado antes de nacer como ser humano.
Desde la civilización del Valle del Indo se conoce el papel preeminente que la gente le concedía al
pavo real, ya que había una creencia popular según la cual después de la muerte el alma humana
viaja a su morada celestial con su ayuda y su forma. Los gobernantes maurias y guptas otorgaron
un rango especial a las especies e incluso criaron a estas aves en los jardines de sus palacios. El
emperador Moka (siglo II a.C.) prohibió su muerte para utilizarlo como alimento y algunos de sus
edictos en piedra lo muestran visiblemente. Durante el periodo gupta, siglo V, se acuñaron
monedas con la imagen de esta ave, que fue un tema favorito del arte de ese tiempo. Esta
preferencia continuó en diferentes formas, aun durante el periodo medieval, cuando se impusieron
los gobiernos musulmanes.
Pavo Real
Babur, el primer emperador mogol, lo describe en sus memorias como “ave espléndida y de bellos
colores; su forma no se puede comparar con su color y belleza”. Sin embargo fue Shah Jahan,
quinto emperador mogol, quien admiró al ave y le rindió un extraordinario homenaje cuando mandó
construir el trono del pavo real, con pavos de gran tamaño, adornados con piedras preciosas:
rubíes, diamantes, esmeraldas y perlas, entre otras, que es una obra de arte única.
Shah Jahan tenía la creencia, según el código musulmán, de que el pavo real era el guardián
original de las puertas del paraíso y según el mito persa dos pavos reales, uno enfrente del otro a
los dos lados del árbol de la vida, simbolizan la dualidad de la naturaleza humana. Durante más o
menos un siglo el trono del pavo real fue el símbolo más prestigioso del poder y de la autoridad
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mogol.
Avatares de Visnú
El dios Visnú se describe en los textos purana como el señor del universo y protector de la
humanidad. Sus atributos son el chakra (disco), la shankha (concha), el gada (mazo) y el padma
(loto). Su esposa Laksmi es la hermosa diosa de la riqueza, el honor, la fe y el amor, y se
representa sentada en una flor de loto.
Sin embargo, Visnú es más conocido a través de sus “avatares” o descendimientos, o sea las
encarnaciones que asume para ayudar a la humanidad en su lucha contra la oscuridad. Al principio
se le adjudicaron veintiocho avatares, pero a medida que iban apareciendo nuevas deidades, en el
siglo VIII se le reconocían sólo diez. De éstos, los tres primeros corresponden a animales que son
criaturas mitológicas procedentes de los relatos cosmogónicos de los vedas, ninguna de las cuales
estaba relacionada con Visnú en los textos originales:
1) Matsiavatara o encarnación en pez, que se transformó en un gigantesco animal para advertirle a
Manú, progenitor de la humanidad, del peligro del diluvio y enseñarle a fabricar una nave donde
embarcaría una pareja de cada especie viva y semillas de todas las plantas para salvarlos de la
destrucción.
2) Kurmavatara o encarnación en tortuga, cuando los devas(dioses y titanes) batieron el mar de
leche para encontrar la ambrosía y recuperar los tesoros perdidos.
3) Varaharatara o encarnación en jabalí; como tal se sumerge Visnú en el océano, para rescatar a
la Tierra que desde hacía un milenio tenían prisionera los demonios; mataal jefe de aquellos y en
sus grandes colmillos trae a la luz a la Tierra, representada como la diosa Bumidevi.
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BIBLIOGRAFÍA
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