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Trastorno bipolar
y alteraciones cognitivas
Las personas con trastorno bipolar presentan déficits cognitivos; sobre todo de atención, memoria
verbal y funciones ejecutivas. Ello les dificulta su día a día
BRISA SOLÉ CABEZUELO, ANABEL MARTÍNEZ ARÁN Y EDUARD VIETA PASCUAL
U
RESUMEN
Alteraciones
permanentes
1
La prueba de la
presencia de déficits
cognitivos permanentes
en el trastorno bipolar es
cada vez mayor. Ello rompe con la creencia de una
recuperación total.
2
La correlación entre las alteraciones
n interrogante cada vez mayor ensombrece
la creencia de que los pacientes con trastorno bipolar alcanzan una recuperación completa.
En las últimas décadas se ha visto cómo un grupo considerable de sujetos no logra su nivel de
funcionamiento normal tras la remisión clínica.
Muchos presentan un deterioro cognitivo.
Aunque faltan datos para saber cuáles son las
variables relacionadas con los déficits cognitivos
en el trastorno bipolar, conocer su impacto en la
evolución de la patología y la influencia de los
fármacos en esa disfunción cognitiva, los numerosos estudios van alumbrando, poco a poco, el
terreno. Contrariamente a lo que se pensaba hasta hace poco, los problemas de funcionamiento
podrían asociarse más al deterioro cognitivo del
paciente que a los propios síntomas de la enfermedad. Veamos por qué.
cognitivas y las múltiples
recaídas de los afectados
Funciones neurocognitivas
apoya la hipótesis de la
Una gran parte de los pacientes bipolares padecen alteraciones persistentes. Muchos de ellos
muestran síntomas durante más de la mitad de
su vida aunque sigan un tratamiento farmacológico, en principio, adecuado; incluso los que
consiguen una remisión clínica manifiestan
dificultades para recuperar el nivel de funcionamiento anterior a la enfermedad. Además, se
neuroprogresión.
3
Es probable que algunos déficits neurocog-
nitivos existan antes del
inicio de la enfermedad.
34
está viendo que las disfunciones cognitivas se
asocian no solo a los episodios agudos del trastorno, sino también a los estados de eutimia
(períodos de estabilidad anímica). No obstante, reina una notable heterogeneidad entre las
opiniones de la comunidad científica sobre la
importancia del fenómeno. ¿Por qué motivo?
Es probable que durante largo tiempo se haya
considerado que un peor funcionamiento sociolaboral podría resultar de los síntomas afectivos,
mientras que se infravaloraba el efecto de las
disfunciones cognitivas.
La importancia de evaluar tales alteraciones
estriba en el impacto que desempeñan en el día
a día del paciente. Ya hemos comentado que diversas áreas cognitivas se modifican durante las
fases agudas de la enfermedad, en especial, la
atención, la memoria, las funciones ejecutivas
y la rapidez psicomotora. En cambio, el nivel intelectual general de los pacientes se mantiene,
aunque se aprecian ligeros cambios en función
de su estado anímico. Con todo, los diferentes
hallazgos resultan en ocasiones contradictorios,
porque los estudios no siempre diferencian entre depresión bipolar y unipolar. Existen, además, muy pocas investigaciones con pacientes
maníacos debido a la dificultad que comporta
evaluarlos en ese estado.
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012
© ISTOCKPHOTO / ANDREW OSTROVSKY
ENTRE DOS AGUAS
De momento, los numerosos estudios relacionados con el deterioro
cognitivo en el trastorno bipolar no despejan la duda de si se trata de
alteraciones en el neurodesarrollo, es decir, previas a la enfermedad,
o si es la propia patología la que causa tales disfunciones.
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2
Malestar
3
antes del
Vulnerabilidad trastorno
Primer
genética
(pródromos) episodio
1
4
Episodios
múltiples
ADAPTADO DE MARTINEZ-ARAN ET AL., 2011
Funcionamiento neurocognitivo
Funcionamiento
normal
5
Cronicidad
Atención y memoria de trabajo
© DREAMSTIME / TATYANA KALMATSUY
36
Existe una predisposición genética (1) en el caso
del trastorno bipolar. Antes de que la enfermedad
se inicie, el sujeto presenta algunos déficits neurocognitivos sutiles (2). En los primeros episodios de
trastorno (3) aparecen alteraciones mnésicas que se
convierten en un rasgo cognitivo del paciente debido a la neurotoxicidad producida por los múltiples
episodios (4) a lo largo del tiempo; estos últimos
Progresión de la enfermedad
Los pacientes
muestran
dificultades
para recordar
información
verbal
EVOLUCIÓN COGNITIVA Y DE LA ENFERMEDAD
La atención constituye la base de todos los
procesos cognitivos: su alteración implica dificultades en las funciones psicomotoras y
ejecutivas, el aprendizaje y la memoria. Existe
un cierto consenso respecto al deterioro de la
atención sostenida (capacidad para mantener
la concentración) en pacientes bipolares. Parece claro que se encuentra presente en el debut
de la enfermedad, tal como detectaron en 2010
Iván Torres, de la Universidad de la Columbia
Británica en Vancouver, y sus colaboradores en
una muestra de pacientes recién recuperados
de un primer episodio maníaco. Hallazgo que
confirma el estudio desarrollado por U. S. Kolur
y sus colaboradores en 2006. Los autores seleccionaron una muestra de pacientes bipolares
con una edad media de 22,4 años, una duración
de la enfermedad inferior a cinco años y con un
máximo de dos episodios afectivos. (Dado que
prácticamente no disponemos de información
acerca del rendimiento cognitivo de los sujetos
antes de manifestar la enfermedad, podríamos
presuponer que las alteraciones atencionales
resultan más evidentes con el paso del tiempo,
aunque ya podrían estar presentes al inicio de
la patología.)
Pasemos a la atención selectiva. Se han observado déficits en los períodos activos del trastorno. Pese a que algunos trabajos señalan una
mejoría tras la remisión de síntomas clínicos
(lo que sugiere que la dificultad para focalizar
la atención resulta un indicador del estado clínico), otros estudios indican que individuos deprimidos pueden presentar una atención selectiva
deteriorada a pesar de su mejoría clínica, es decir, seis meses después de su alta hospitalaria.
Investigaciones más recientes han detectado
alteraciones de la atención en individuos con
esquizofrenia o trastorno bipolar, así como en
sus familiares de primer grado.
afectan sobre todo al funcionamiento de la corteza
prefrontal y temporal medial. Con el tiempo, las
alteraciones se tornan persistentes (5).
Por otro lado, en los últimos años se ha descrito un peor rendimiento en la respuesta inhibitoria, es decir, en la capacidad de frenar respuestas
inadecuadas, tanto en pacientes bipolares agudos como en sujetos en remisión; los estudios
se basaron en la tarea de interferencia de Stroop
[véase «El efecto Stroop: una colorida trampa»,
por R. Rosenzweig, en M ENTE Y CEREBRO n.o 47,
2011]. La respuesta inhibitoria alterada, que parece mantenerse a largo plazo, se ha propuesto
como uno de los endofenotipos candidatos más
claros en el trastorno bipolar.
Cada vez más investigaciones señalan, asímismo, que los pacientes bipolares presentan
dificultades en tareas que requieren memoria
de trabajo verbal, visual o espacial.
Aprendizaje y memoria
En general, las alteraciones de aprendizaje y
memoria se han asociado a las fases agudas
de la enfermedad y a los períodos de eutimia.
Algunas investigaciones destacan la presencia
de alteraciones en la memoria verbal. En 2003,
investigadores de la Universidad de Cincinnati hallaron que tanto los pacientes eutímicos
como los sujetos maníacos mostraban dificultades para recordar la información en los test de
aprendizaje de listas de palabras (entre ellos, el
Test de Aprendizaje Verbal de California); pero
solo los individuos con manía presentaban problemas en la tarea de reconocimiento. Ello hace
pensar que las dificultades de codificación de
información resultan más marcadas en estos pacientes. En cambio, a las personas con trastorno
bipolar anímicamente estables les resulta más
complicado recuperar la información.
Respecto a la memoria visual, algunos pacientes manifiestan alteraciones en las fases
agudas de la enfermedad, en especial aquellos
con historia previa de psicosis y en sujetos bipolares evaluados durante un primer episodio
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psicótico. En niños y adolescentes con trastorno
bipolar, los escasos estudios señalan alteraciones en la memoria visuoespacial no relacionadas con la presencia de sintomatología afectiva
ni tampoco con la comorbilidad con trastorno
por déficit de atención con hiperactividad.
Con todo, uno de los datos más consistentes
se enmarca en la disociación entre la memoria
declarativa y la memoria implícita o procedimental. Mientras que la primera, como hemos
visto, estaría alterada en el trastorno bipolar, la
segunda se conservaría. Según revelan investigaciones con familiares no afectados por la
enfermedad, estos también presentan, aunque
en menor grado, dificultades de aprendizaje y
memoria verbal. Los hallazgos hablan a favor,
por tanto, de que dichas disfunciones mnésicas constituirían un marcador de rasgo de la
patología y podrían hallarse presentes antes del
inicio de la enfermedad, además de empeorar
con la evolución del trastorno, como veremos
más adelante.
Funciones ejecutivas
Tampoco aquí existe unanimidad científica. Recientes metanálisis señalan que el rendimiento
de los pacientes bipolares eutímicos en las pruebas de función ejecutiva (entre ellas, el Test de
Clasificación de Cartas de Wisconsin) es inferior
que el de los sujetos sanos. El grado de deterioro difiere según la dimensión ejecutiva (fluidez
verbal fonética, manipulación mental, inhibición de la respuesta y cambio atencional, entre
otros). Estas alteraciones también se presentan
en los pacientes bipolares eutímicos, en especial
en los adictos al alcohol. Por tanto, las disfunciones ejecutivas parecen persistir al menos en
un subgrupo de pacientes con independencia
de su estado clínico.
Por otro lado, las alteraciones ejecutivas reflejan la existencia de cambios neuroanatómicos
(estructurales o funcionales) en la corteza prefrontal. De hecho, el volumen cortical, en especial el del área prefrontal, de los pacientes con
trastorno bipolar difiere del de los individuos
sanos; en concreto, presentan alteraciones en
la corteza prefrontal dorsolateral y cingulada
anterior.
Neuroprogresión
Uno de los hallazgos más
consistentes es que las
disfunciones, sobre todo en
la memoria verbal y las funciones ejecutivas, se asocian
a una peor evolución en el
Funcionamiento psicomotor y más
trastorno bipolar. Se da una
El funcionamiento motor se ha estudiado poco
en el trastorno bipolar. No obstante, se ha descrito un enlentecimiento psicomotor mayor
en depresivos bipolares que en los unipolares.
En la comparación de bipolares eutímicos con
probandos sanos, algunos autores han observado un déficit de coordinación y secuenciación
motora que persiste durante el estado anímico
estable. Incluso alguno de los estudios encuentra alteraciones psicomotoras en familiares de
primer grado sanos de pacientes bipolares. Ello
supone que, junto con las funciones ejecutivas,
el funcionamiento psicomotor podría constituir
un endofenotipo cognitivo del trastorno bipolar.
Las personas con trastornos bipolares presentan alteraciones en el procesamiento de
información con contenido emocional: el reconocimiento de expresiones faciales. En este
sentido, muestran una respuesta sesgada, principalmente, hacia la información negativa (tris-
correlación entre déficits en
dichos dominios cognitivos y
múltiples recaídas. Así pues,
los pacientes más crónicos y
con múltiples episodios tienen mayor probabilidad de
mostrar deterioro cognitivo
que aquellos más jóvenes
y con menos recaídas. No
obstante, solo los estudios
longitudinales podrán dar
una respuesta sobre si
las alteraciones son o no
progresivas. Ello confirmaría
la hipótesis neurodegenerativa, aunque en el caso del
trastorno bipolar sería más
apropiado el concepto de
neuroprogresión.
DISFUNCIONES EJECUTIVAS
Las personas con trastorno bipolar presentan un desempeño inferior en pruebas de
función ejecutiva (como es el caso del Test
de Clasificación de Cartas de Wisconsin,
CORTESÍA DE LOS AUTORES
en la imagen) que los sujetos sanos. Tales
alteraciones las funciones ejecutivas, en
especial aquellas relacionadas con tareas que
requieren control inhibitorio, constituirían un
marcador de rasgo importante en el trastorno bipolar.
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VARIABLES REVELADORAS
Existen variables clínicas, farmacológicas y pronósticas que, de forma directa o indirecta, se relacionan con el funcionamiento
cognitivo de pacientes con trastorno bipolar.
Síntomas subclínicos
a déficits cognitivos: suponen un efecto
namiento cognitivo en los pacientes bipo-
La mayoría de los pacientes bipolares pre-
neurotóxico, sobre todo en el hipocampo
lares. Se ha visto que aquellos individuos
sentan síntomas menos intensos a pesar
y la corteza prefrontal, de manera que
que presentaban síntomas psicóticos, sin
de seguir un tratamiento farmacológico.
disminuyen los receptores glucocorticoi-
tener en cuenta su diagnóstico (trastornos
De hecho, es difícil que los pacientes estén
deos. Varios estudios muestran que a
unipolar, bipolar o esquizofrenia), obte-
completamente asintomáticos (muchos
mayor cuantía de fases maníacas, peor
nían un peor rendimiento que los sujetos
presentan persistentes síntomas
sin esos síntomas. Asimismo, otros
leves o moderados de depresión).
estudios indican que la sintoma-
Por otro lado, es probable que ese
tología psicótica influye de forma
tipo de problemas subyacentes al
negativa en el rendimiento en las
trastorno tenga un peso específico
funciones ejecutivas y la memoria
en la capacidad cognitiva, además
verbal. No obstante, el efecto de
de una influencia negativa en el
los síntomas de la psicosis no expli-
funcionamiento psicosocial. Sin
ca por sí solo la disfunción cognitiva
embargo, el sentido de la causa-
en pacientes bipolares.
lidad no está demasiado claro: es
Factores hormonales
dificultades psicosociales también
La hipercortisolemia (incremento
desarrollen más depresión. En
de los niveles de cortisol) puede
cualquier caso, debe evaluarse al
darse durante las fases maníacas
paciente cuando se encuentre en
y depresivas del trastorno bipolar.
remisión clínica, con el fin de evitar
Algunas investigaciones sugieren
el efecto confusor de los síntomas
que niveles elevados de cortisol
afectivos.
producen lesiones en el hipocam-
Duración de la enfermedad
Los años de evolución del trastorno bipolar parecen desempeñar
una función relevante en el funcionamiento cognitivo. La cronici-
© DREAMSTIME / UDVARHÁZI IRÉN
posible que los pacientes con más
po, incluso tras la remisión del
episodio agudo, lo que comporta
disfunciones en la memoria declarativa. La atrofia y pérdida de las
neuronas hipocampales puede estar inducida por el estrés. Además,
los potenciales efectos neurotóxi-
dad, entendida como duración de
la patología, se ha asociado a más dificul-
rendimiento de la memoria verbal, fun-
cos de la hipercortisolemia explicarían,
tades mnésicas, aunque también es posible
ciones ejecutivas y atención. Sin embargo,
en parte, que se complique el curso de
que estas disfunciones sean un predictor
los déficits cognitivos pueden presentarse
la enfermedad con cada episodio y que
de cronicidad. Asimismo, se ha detectado
desde el inicio del trastorno. El concepto
las fases maníacas puedan vincularse es-
una relación entre duración de la enfer-
de carga alostática —es decir, el desgaste
trechamente al déficit cognitivo. Por otro
medad y rapidez psicomotora, memoria
que comporta una sobreactivación de los
lado, los pacientes medicados con litio y
visuoespacial y, sobre todo, verbal.
sistemas fisiológicos que intervienen en la
que presentan hipotiroidismo no tratado
adaptación al estrés— puede explicar los
obtienen un peor rendimiento en tareas
Número de episodios
efectos negativos que provocan los episo-
de aprendizaje verbal y memoria si se les
El número de recaídas ejerce una influen-
dios repetidos: al ir incrementando, impli-
compara con individuos bipolares sin al-
cia negativa en el funcionamiento cog-
can alteraciones a nivel molecular que se
teraciones tiroideas.
nitivo. Se han encontrado correlaciones
traducen en un impacto neurocognitivo.
Medicación
entre los déficits neuropsicológicos y un
38
mayor número de episodios o una peor
Síntomas psicóticos
El efecto del tratamiento farmacológi-
evolución de la enfermedad. En concreto,
La historia previa de sintomatología psi-
co resulta difícil de evaluar en pacientes
los episodios maníacos parecen asociados
cótica podría asociarse a un peor funcio-
bipolares, puesto que, por lo general,
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siguen una medicación combinada y a dosis
variables. Aun así, el déficit en la capacidad
cognitiva no parece ser un efecto primario
del tratamiento. Los efectos negativos del
litio sobre la cognición parecen menores y
de pequeña importancia. Respecto a los anticonvulsivantes, existen escasas pruebas de
alteraciones cognitivas, aunque se ha descrito
una dificultad leve en la concentración por
el tratamiento con valproato o carbamazepina. Los nuevos antiepilépticos (lamotrigina y
gabapentina) afectan menos al rendimiento
teza, miedo, etcétera). Dicho patrón alterado de
habilidades cognitivo-sociales sugiere una disfunción de los circuitos neuronales que median
los procesos emocionales, sociales y lingüísticopragmáticos (uso social apropiado del lenguaje
verbal y no verbal). Durante los últimos años
ha surgido un mayor interés en torno a la cognición social en el trastorno bipolar, aun así,
queda mucho por investigar. Otro factor que
debe considerarse es que los pacientes en fases
agudas presentan dificultades para la toma de
decisiones. También parece existir una relación
entre alteración en la toma de decisiones y la
historia de tentativa suicida, probablemente
como factor de riesgo de vulnerabilidad.
cognitivo de personas bipolares que los habi-
GLOSARIO
Endofenotipo
Fenotipo interno que no se
advierte clínicamente, pero
que puede observarse de
manera indirecta a través de
las deficiencias que surgen
en la ejecución de las pruebas neuropsicológicas.
Función ejecutiva
Conjunto de habilidades
cognitivas que permiten la
anticipación y el establecimiento de metas, el diseño
tuales. Asimismo, los antipsicóticos convencio-
¿Neurodesarrollo o neuroprogresión?
de planes, el inicio de
nales pueden asociarse a un efecto negativo
Resumamos. Existen dudas sobre si los déficits
cognitivos son previos al inicio de la enfermedad, lo que iría a favor de la hipótesis de alteraciones en el neurodesarrollo, o si bien es el
propio impacto de la enfermedad el que ejerce
una influencia negativa en la cognición, lo que
apoyaría la hipótesis de un deterioro cognitivo
o proceso neurodegenerativo. Sin olvidar que es
posible que ambos procesos sean compatibles.
Desde un punto de vista neuropsicológico, los
déficits se mantienen, aunque todavía resulta
complicado establecer si dicho deterioro es estable o progresivo.
Lo más probable es que algunas alteraciones
neurocognitivas sutiles se encuentren presentes
antes del inicio de la enfermedad, si bien los estudios con poblaciones de alto riesgo de trastorno bipolar son, hoy por hoy, escasos. No obstante, investigaciones de la Universidad de Valencia
y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández de Alicante indican que
al menos un porcentaje pequeño de bipolares
presenta alteraciones ligadas al neurodesarrollo,
dato que sugiere que un subgrupo de pacientes
presenta mutaciones en genes implicados en la
migración neuronal. Esas anomalías podrían
incluso predecir la presencia de disfunciones
ejecutivas en esos pacientes.
En los últimos años también ha surgido un
mayor interés en la posibilidad de que familiares de primer grado de pacientes con trastorno
bipolar presenten disfunciones cognitivas. Si
los déficits neuropsicológicos encontrados en
los pacientes fuesen una expresión fenotípica
de la vulnerabilidad genética para la patología,
cabría esperar que los individuos sanos con una
predisposición genética manifestasen las mismas alteraciones. De hecho, algunos estudios
actividades y operaciones
en el funcionamiento motor a corto plazo,
aunque su efecto en la vigilancia y el procesamiento visual de la información resulta
beneficioso a largo plazo. En este sentido, la
mayoría de los autores coinciden en que los
antipsicóticos no mejoran la función cognitiva,
pero tampoco la empeoran (debe tenerse en
cuenta que la mayor parte de las investigaciones se han realizado con pacientes esquizofrénicos). Con respecto a los antidepresivos,
no existen pruebas claras de que empeoren
la función cognitiva. Finalmente, las benzodiazepinas (fármacos para tratar el insomnio
y la ansiedad) pueden producir disfunciones
mnésicas, atencionales y de rapidez motora si
se administran de manera prolongada.
Otras variables
El abuso y dependencia de sustancias supone
un peor curso de la enfermedad: afecta la
función cognitiva, así como la presencia de
comorbilidad. En el caso del alcohol, empeora la función ejecutiva y la memoria verbal
del individuo. No obstante, por lo general,
esos déficits se deben más al propio trastorno que al abuso de alcohol. La ciclación rápida (cuatro o más episodios de cambio en
el estado del ánimo por año) podría influir,
asimismo, en el deterioro cognitivo. Todavía
se ha estudiado poco esa relación. También
el subtipo diagnóstico resulta de interés. La
bibliografía, igualmente escasa, sugiere que
los sujetos bipolares II presentan disfunciones cognitivas, aunque quizás en un menor
grado que los de tipo I en ciertos dominios
cognitivos.
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mentales, la selección de la
conducta y la organización
de las tareas en el tiempo y
en el espacio.
Memoria de trabajo
Sistema de capacidad limitada que permite manipular
las informaciones (entre
ellas, las verbales, visuales
y espaciales) para realizar las
tareas cognitivas.
Memoria declarativa
Almacenamiento mnésico a
largo plazo. Recuerdos que
pueden evocarse de forma
consciente.
Memoria procedimental
Parte de la memoria que
participa en el recuerdo de
las habilidades motoras
y ejecutivas necesarias para
realizar una tarea.
Trastorno bipolar
Afección en el estado de
ánimo que se caracteriza por
la alternancia de períodos de
euforia y excitabilidad (manía) y períodos de depresión.
Trastorno unipolar
Estado anímico de depresión sin período de euforia.
39
Tratamiento de las alteraciones neurocognitivas
Aunque se ha señalado la posible influencia negativa de los síntomas subclínicos en la adaptación social y laboral del paciente bipolar, es posible que los factores cognitivos puedan
predecir incluso mejor el funcionamiento general. Por ese motivo, el clínico no debería infravalorarlos ni confundirlos con síntomas depresivos residuales. Es importante evaluar si existe
déficit cognitivo, optimizar dentro de lo posible el tratamiento farmacológico y buscar otras
estrategias o intervenciones para mejorar estas dificultades, siempre teniendo como objetivo
la recuperación funcional del paciente. Será necesaria la implantación de técnicas de rehabilitación neurocognitiva adaptadas con el fin de reducir las alteraciones cognitivas y mejorar
BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA
así la calidad de vida del enfermo.
En cualquier caso, los programas psicoeducativos van a ser de gran utilidad para mejorar la
conciencia de la enfermedad y el cumplimiento terapéutico, así como para prevenir recaídas,
PERSISTENT COGNITIVE DYS-
evitando o reduciendo el deterioro cognitivo que se asociaría al propio proceso de la enfer-
FUNCTIONS IN BIPOLAR I DI-
medad. Los programas de rehabilitación neurocognitiva serán una estrategia terapéutica
SORDER AND SCHIZOPHRENIC
dirigida no solo a mejorar el rendimiento cognitivo sino también a conseguir la recuperación
PATIENTS: A 3-YEAR FOLLOW-
funcional del paciente bipolar. Dicha intervención debería constar de un entrenamiento en
UP STUDY. V. Balanza Martí-
técnicas neurocognitivas y estrategias para afrontar esos déficits, una psicoeducación sobre
nez et al. en Psychotherapy
los mismos y los factores relacionados, así como la resolución de problemas cotidianos, con el
and Psychosomatics, vol. 74,
objetivo de facilitar la trasferencia a la vida real del paciente.
págs. 113-119, 2005.
NEUROPSYCHOLOGICAL DEFICITS AND FUNCTIONAL IMPAIRMENT IN BIPOLAR DEPRESSION,
HYPOMANIA AND EUTHYMIA.
G. S. Malhi et al. en Bipolar
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FUNCTIONAL OUTCOME IN
BIPOLAR DISORDER: THE ROLE
OF CLINICAL AND COGNITIVE
FACTORS. A. Martínez Arán
et al. en Bipolar Disorders,
vol. 9, págs. 103-113, 2007.
NEUROCOGNITIVE ENDOPHENOTYPES (ENDOPHENOCOGNITYPES) FROM STUDIES OF
RELATIVES OF BIPOLAR DISORDER SUBJECTS: A SYSTEMATIC
REVIEW. V. Balanza Martínez
et al. en Neuroscience &
Biobehavioral Reviews, vol.
32, págs. 1426-1438, 2008.
con adultos que presentan un riesgo genético de
trastorno bipolar apuntan a alteraciones leves en
ciertos componentes de las funciones ejecutivas
(planificación, inhibición o flexibilidad cognitiva) y de la memoria verbal. Sin embargo, en
2010, David Glahn, del Centro de Investigación
en Neuropsiquiatría Olin, sugirió a partir de una
amplia muestra multigeneracional como endofenotipos potenciales otro tipo de funciones cognitivas, a saber, la velocidad de procesamiento y
las memorias de trabajo y declarativa. También
estudios con gemelos sin la enfermedad pero con
progenitores enfermos han revelado alteraciones
en la memoria de trabajo y en el recuerdo demorado de información verbal. De hecho, los hijos
de pacientes bipolares presentan un peor rendimiento académico, dato que sugiere un cierto
grado de afectación cognitiva en individuos con
alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
Tales argumentos implican la posibilidad de
endofenotipos cognitivos que ejerzan de marcadores de rasgo de la enfermedad y, por tanto, sea
posible la identificación de factores biológicos
del trastorno bipolar.
FUNCTIONAL IMPAIRMENT IN
BIPOLAR II DISORDER: IS IT AS
A largo plazo
DISABLING AS BIPOLAR I? A.
Nos encontramos todavía en una etapa inicial de
la investigación. El gran problema en el estudio
de las disfunciones cognitivas en el trastorno
bipolar es que se han abarcado desde una perspectiva transversal, no a lo largo del tiempo. Con
R. Rosa et al. en Journal of
Affective Disorders, vol. 127,
págs. 71-76, 2010.
40
todo, en 2005, Vicent Balanzá Martínez, de la
Universidad de Valencia, observó junto con sus
colaboradores déficits persistentes en pacientes
estables en 12 de un total de 13 medidas cognitivas. En 2008, María Mur, de la Universidad
de Lérida, tras un seguimiento de dos años de
pacientes bipolares eutímicos y en tratamiento
con litio, mostró que existían deterioros persistentes en funciones ejecutivas, así como en la
velocidad de procesamiento, a pesar de que el
promedio de tiempo de eutimia de la muestra
era de tres años. Es decir, las alteraciones neurocognitivas se mantenían incluso cuando los
períodos interepisódicos eran prolongados.
Si bien se requieren más estudios longitudinales para dilucidar la evolución de las disfunciones cognitivas en el trastorno bipolar, podemos
señalar de momento que perduran a largo plazo.
Brisa Solé, neuropsicóloga, trabaja como investigadora
en el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi
Sunyer (IDIBAPS) en el programa de trastornos bipolares.
Anabel Martínez Arán es especialista en psicología
clínica del Hospital Clínico de Barcelona e investigadora
del programa de trastornos bipolares del IDIBAPS y del
CIBERSAM. Eduard Vieta es profesor de psiquiatría en
la Universidad de Barcelona, jefe del servicio de psiquiatría
y director de la unidad de trastorno bipolar del Hospital
Clínico Universitario de Barcelona. También es investigador del IDIBAPS y del CIBERSAM, donde coordina el área
de investigación en trastorno bipolar.
MENTE Y CEREBRO 56 / 2012