Download ¿Los antibióticos son la solución de las infecciones?

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¿SON LOS MICROBIOS LA CAUSA DE LAS INFECCIONES?
O
¿LOS ANTIBIÓTICOS SON LA SOLUCIÓN PARA LAS INFECCIONES?
En medicina ortodoxa o convencional cuando hablamos de infección inmediatamente
pensamos en antibióticos.
Desde Fleming los antibióticos han sido recibidos como la panacea para combatir las
diferentes bacterias patógenas que invaden y se extienden en el organismo de los seres
vivos. Esto ha sido así hasta el momento en que aparecen resistencias a esta medicación
o en el que reaparecen enfermedades como la tuberculosis que se habían considerado
erradicadas en los países considerados del primer mundo, o en el que surgen nuevas
infecciones severas para las que todavía no hay tratamiento farmacológico. La pregunta
que hay que hacerse en estos momentos es si los antibióticos son la solución para las
infecciones.
Desde una visión heterodoxa o no convencional la respuesta pasa por revisar las
premisas de las que partimos, como la de considerar a las bacterias, junto a otros
microorganismos como los virus, como la causa de las infecciones y enfocar el
tratamiento a su destrucción con antibióticos u otros medicamentos como retrovirales
(en los virus los antibióticos no son efectivos). Este principio no se corresponde con la
realidad, puesto que como todos sabemos existen los portadores, personas que tienen el
virus o bacteria y no padecen la enfermedad correspondiente, prueba de que el
microorganismo no es el causante de la infección. Existe algo que es más importante
que el agente denominado patógeno: el terreno. Es decir, las condiciones y situación
de los tejidos que son colonizados.
Si el terreno (tejidos y células de diversas partes del cuerpo) es propicio para que las
bacterias o virus se nutran, crezcan y se multipliquen, tendremos invasión e infección.
Si el terreno no es adecuado para su supervivencia, aunque estén presentes no se
produce la infección. Y esto nos lleva a reconsiderar otra cuestión. El hombre ha
convivido en paz con determinados microorganismos siempre que se ha mantenido un
equilibrio entre los ecosistemas que le son propios a cada uno de ellos. Incluso, en el
interior de nuestro intestino encontramos bacterias saprofitas que se convierten en
patógenas cuando gracias a cambios en el “terreno” se multiplican de forma
desmesurada. Lo mismo ocurre en nuestro exterior, en el medio ambiente que nos
rodea: microorganismos que ocupan un papel necesario en un proceso biológico externo
(muchos de ellos todavía desconocidos para nosotros), pueden convertirse en agresivos
para el ser humano si su medio es modificado. Luego, un mismo agente puede pasar
de beneficioso a patógeno, de modo que no sería correcto denominarlos agentes
patógenos. Quizás este calificativo debería imputarse a quien propicia estas situaciones
alterando los diferentes ecosistemas.
Queda en evidencia pues que los microbios, virus o bacterias, son elementos
imprescindibles para que exista la infección, pero no son su causa. La verdadera causa
es el estado del terreno interno (tejidos del organismo, sistema inmunitario) y externo
(medio ambiente) de la persona.
Por lo tanto los antibióticos, sustancias tóxicas o selectivas, que destruyen bacterias y
células de nuestro cuerpo, no solo no combaten la causa de la infección sino que
debilitan todavía más el terreno, facilitando nuevas infecciosas y nuevas recaídas. Es
por eso que las infecciones hospitalarias son las más graves, porque se encuentran las
bacterias que han creado más resistencias a los antibióticos y los cuerpos más
debilitados.
Ahí tenemos también el ejemplo de la tuberculosis, una enfermedad que se erradicó con
las medidas higiénicas que se incorporaron en las grandes aglomeraciones urbanas
(alcantarillado, agua potable...) y que reaparecen en los colectivos con importante
inmunodepresión, generalmente secundario al consumo de drogas o determinados
medicamentos tomados de forma crónica (corticoides...).
Los antibióticos son un gran recurso terapéutico para combatir determinadas
infecciones, sobretodo las más agresivas, pero por si solos no son su solución. Si de
verdad se quiere erradicar la plaga de las enfermedades infecciosas que causan miles de
muertos cada año, especialmente en el tercer mundo donde el hambre, secundaria a una
colonización irracional, es la epidemia más grande de todas, trabajemos el terreno como
hacen las denominadas medicinas no convencionales. Depuremos y eliminemos las
toxinas que hay en el cuerpo, nutramos correctamente nuestras células, estimulemos
nuestro sistema inmunitario, utilicemos puntualmente los antibióticos y cuidemos
nuestro entorno, de forma que la convivencia con los microorganismos genere cada vez
menos enfermedad.
Pedro Ródenas (Médico Naturista)