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Nº 1 Título: A ti, a vosotros… En Las Calmas viniste a nacer, de tus primeros gritos, nos hiciste temer, hoy creces entre nosotros, y tal vez pronto, te veamos emerger. Vida nos has quitado, para más tarde devolver, incomprendido por muchos, temido por todos, tú sigues tu camino, que ilumina el saber. Cuando calles para siempre, tus silencios serán el eco, de aquellos tiempos en los que, nos diste más que nos quitaste, nos enseñaste más que nos ocultaste. A ti , volcán de Las Calmas, a ti, isla de El Hierro, a vosotros herreños, por todo lo que me dais ¡gracias! Nº 2 Título: Volcán Sentado, espero mirando el infinito, volcán, Y pongo mi mano en tu piedra antigua y sentirte gritar, No quieres ser isla sobre el mar, Sino dormir bajo tu calma. Moriré seguro sin tu lava, Me iré y tú quedarás, Fundiendo secretos de hierro, Bajo tus aguas. Nº 3 Título: El Volcán Herreño Hoy quiero deshabitar mi alma de temores, habitar una isla tetraédrica mecida por la Tierra y anclada en el mar de las calmas con hilos de seda, balanceada en las sendas sinuosas del tremor. Deseo oír el sonido de la lluvia en la efervescencia de las olas, notar las vibraciones de su rojo corazón palpitante, habitar en ese tetraedro de hierro verde y frondoso. Navegar contemplando las fisonomías triangulares y aristas cortantes repleta de dentelladas severas y esculpidas que me aterran. Te miro esquivo con el semblante angustiado y con pereza desde los altos áticos ásperos despojados de la Restinga, como una lagartija herreña donde el viento me acaricia y el sol me calienta, huelo el aliento reptil de tu chimenea y no veo la boca de tu proeza, el fogón donde nacen tus flores azabaches repletas de pétalos impetuosos. Sospecho que tu pedestal volcánico solo tiene muros efímeros de cartón piedra. La pacha mama construyendo una basílica vertical con cúpula diáfana en un valle oceánico profundo fúnebre y siniestro custodiado por candiles que como un solo soplo apagan las velas. Un serpentín que destila azufre derramándolo en tus aguas de plata, una tormenta ascendente de margaritas moradas en los llantos del otoño. Siniestra mancha del color de la fermentada y consumida hojarasca. Mañana pretendo morar la cumbre de un alba azulada, dejar el rastro de mis huellas en el terreno nacido y desolado de una isla aún sin nombre, unida al cordón umbilical del coraje de su madre. Que las corrientes y las mareas disuelvan tu mácula, para alimentar peces, moluscos, crustáceos y algas por el microcosmos del agua. Que los mástiles y gallardetes se batan en el atracadero del muelle, entre los labios de Eolo, mareas, olas y temporales. Que la música de pitos herreños, tambores y chácaras callen para siempre la tinieblas vaporosas y escarlata del volcán de las calmas oscilantes y etéreas. Que todo sea una alucinación del color de la arenilla confundida en la calima blanca y Canaria. Nº 4 Título: Se gesta incierto, atlante Agitando las aguas de este Mar de Las Calmas Fabricando burbujas con ímpetu constante Convirtiendo en temor la paz del habitante Se gesta incierto, atlante. Transforma en su paleta el líquido azulado Labrando su fortuna sobre pétreos rugidos Sin el canal de parto aún bien definido Desconcierta a la ciencia que se cree tajante. Produce enfrentamientos entre participantes Mueve la pedanía de la Restinga viva Incendiando el Atlántico con toda su saliva Que es olla amotinada con hervor impactante. Los peces van de luto por parientes, vecinos Deseando la calma del intruso enemigo Y se alejan nadando con rumbo fugitivo Implorando volver a su andar rutilante No advierte la desdicha de la gente adaptada Se burla del titán que circunda su giro Se une con Neptuno en cómplice mirada Danzando con sus piedras en los fondos marinos. Lucha contra las rocas y disfruta las fallas Presionando las aguas con empuje constante Creando laberintos de magma donde vaya Mimando toda boca que lo haga aspirante Restingolitas dulces en un Pinar de hielo La virgen de los Reyes le suplica consuelo Pero el volcán no escucha y se impulsa arrogante Se gesta incierto, atlante Nº 5 Título: EL PIRATA DEL MAR DE LAS CALMAS A los piratas y corsarios nos atrapa de vez en cuando el silencio, quizás porque el barco errante que pisamos nos lleva a la deriva sin rumbo, es como una especie de secuestro necesario que divisamos catalejo en mano hacía un nuevo horizonte despejado y libre de tempestades de ladridos frente a esa imaginaria fachada de los mares por donde solemos navegar. Hoy en la blanca afonía de mi voz he tomado el timón hacía un bosque intimo lleno de aguas verdosas y cansado de recoger piedras en las covachas de la existencia, he virado al centro de la fragosidad más intensa, el ancla quizás se ha agarrado a una roca nueva recién salida del horno interior de la Tierra; me he sentado al borde de la proa esperando a que la lava fundida acabase fraguando, tatuando en carne y tinta los pensamientos. Parezco un diminuto gladiador que salta al mar red en mano en busca de algunas “restingolitas”, unas parecen albóndigas cañoneras y otras albóndigas del Ikea. Evidentemente estoy en un lugar imaginario donde los garfios escarban en el fondo del océano y el palo mayor de mi barco comienza arribar en una playa lejana, es un lugar inmaterial habitado por fantasmas y en un tiempo donde el prólogo y el epilogo se confunden, es un proceso mental repleto de saltos en el espacio acuático de nuestra esfera celeste. Me he aventurado a destripar mi galeón porque en este lugar pueden salir sirenas mágicas o dragones que expulsen fuego eterno, me he acercado al vientre profundo de los versos y metáforas que arroja el volcán de la calmas, he oído las resonancias de sus lamentos como el periplo final de su existencia. Antes de que llegue el atardecer he llenado mis bolsillos de “restingolitas”, parecen bolitas de chocolate rellenas de coco. He bajado en mi submarino de cristal con los ojos muy abiertos en la clara penumbra y mi pupila se ha deslizado sobre los pliegues montañosos de ese cementerio de agua, una piedra sólida e inconfundible del mar que me abraza y nunca me engaña. No me preguntéis sobre la batimetría, mi buque es de madera de roble carcomido por la sal y mi alma es la oscura sombra gemela que ha buceado en las tinieblas recogiendo palabras hídricas y embriagadoras. Nº 6 Título: ERUPTIVO AMOR En un lugar del paraíso existía una isla llamada Hierro. Una joven a la que Poseidón quiso castigar por mar a su destierro. Latía con fuerza su corazón, se estremecía la vida por sus adentros, pues no acertaba la ocasión de encontrar el amor, como sus ancestros. Pero un gran día oyó temblar y a su guarda vio alterado, porque un garboso volcán había llegado enamorado. Mil señales le enviaba y con burbujas le anunciaba que con ella aquí estaba aquel tiempo que esperaba. Pero de una forma inevitable, el celoso mar apagaba todos los encendidos detalles que su amado le enviaba. El valeroso enamorado luchaba contra el mar, desolado todo por estar a su lado y no morir en su intento, ahogado. Vertía lenguas de fuego, verdes llantos de esmeraldas, suspiros de azufre llenos, de agonía, en las calmas. La isla esperaba con agrado la arribada de su amado, soberbio, rudo, exaltado, bien vestido y bien armado. Y que extendiera su gran mano para estar siempre a su lado. Y mientras dura la refriega tremorosa en tierra espera de las siete, la más nena, la más occidental de las morenas. Nº 7 Título: Beautiful Bob There is a boy down Restolinga way Named Bob, born in 2011. Nothing he does makes any sense, And he can sometimes do your head in. Bob climbs El Hierro from top to bottom, And he runs whilst standing still. He’ll drink jellyfish and eat the sea And roll upwards down the hill. Bob whispers when he is shouting, He listens with his tongue. He doesn’t talk, yet he’s oh so clever, Even when he’s right, he’s wrong! Bob shouts Hello when it is time to go, And he says Good Night in the morning. He eats far too many sulphuric fish And he trumps when he is yawning. Nº 8 Título: VOLCÁN MUJER DE LAS CALMAS Hasta el fondo del mar te fui a buscar, monstruo a veces, y, a veces, la sirena de atardeceres en que te fui a amar sentado entre tus rocas y mi arena. Mujer volcán, volcán mujer del alma, que primero moviste mis cimientos y luego floreciste entre Las Calmas con la brutal pasión de un sentimiento. Hay días en que quiero tu mirada, y días en que temo esa visión, me muevo entre ver todo o no ver nada, alejarme o quemarme en tu pasión. Brutal mujer volcán bajo las aguas que tiñes de las rosas de tu ira, hoy que sigo sin verte tengo maguas, y por toda tu luz mi isla suspira. Indomeñables labios de la tarde, que inoculas el miedo y el amor, yo no sé si te apagas o es que ardes, si es ya fría tu luz o da calor. Por abismos oscuros te derramas de nuevo hacia el origen de tu vida, pero entre tus lamentos tú me llamas invitándome al fondo de tu herida. Tanto temo no verte como amarte, igual quiero el recuerdo que el olvido, lo mismo eres un vómito que un arte, por ti quiero perderme o estar perdido. Altiva como un Julan sumergido, florecida tabaiba de fuego, yo te adoro, y espero bucear hasta tu nido, donde forjas la isla del tesoro. Tanto esperarte en tardes infinitas, tanto temor de labios clausurados, que con tu mancha, ya, penas me quitas y penas me da el verme enamorado. Hoy quiero navegar hasta tu orilla, náufrago de tus besos y tus llamas, desembarcar sobre tu maravilla, aunque yo sepa al fin que no me amas. Hijo soy del alisio y de la maresía, del risco, de la niebla y la sabina, si en ti vi la tristeza y la alegría cómo no amar tu alma submarina. Por qué no te he de amar, mujer de luz, si volcánico soy desde la cuna, si desde niño cargo con la cruz del frío malpaís bajo la Luna. Por qué temerte tanto si en tus brazos nací y crecí esperando tu regreso, por qué no te he de amar si en tu regazo habré acaso de dar mi último beso. Y por qué no quererte si, bravía, tu alma fue para mi primer ventana donde yo vi llegar la luz del día a la sombra del Teide, una mañana. Y por qué no besar tus labios rojos, si como garoés emocionados, por ti destilan lágrimas mis ojos, en las mejillas de los acantilados. Déjame que te quiera y no te tema y que seas en mi tu voluntad, tu corazón de fuego, si me quema, será la ardiente luz de mi verdad. Hasta el fondo del mar te fui a buscar, infernal sirenita meridiana, corazón del ayer y del mañana; y en el fondo del mar, sobre el abismo, me reencontré, mujer, conmigo mismo. Nº 9 Título: Lava Más ardiente y poderosa no hay nada en este planeta. Cuando decides demostrar tú presencia, ruges con potencia y pones en vilo. Has venido a salir por el fondo del mar de la isla del Hierro, cerca de la costa de la Restinga. Los peces que no huyeron espantados, acabaron muriendo por tus gases. Nos sorprendistes al encontrar repentinamente colores que pitastes y nos regalastes, inusuales piedras a cambio de tus pillerias. Creastes esculturas que seguro podremos visitar cuando nos lo permitas. Vemos en el horizonte como el agua hierve y se tiñe de tonos inimaginables. Seguro que el día que te vayas, te echaremos de menos. Nº 10 Título: A LA MAR LIMA En el aire…ceniza…alma, lucha en trazas de luces, quiebra el agua, la piedra clama a la piedra a gritos, el anhelo se derrama. Hay un halo de fuego que besa los pinos, un pueblo que se mece rasgando la tierra, la sed de los mimos, cuando el gesto hace pero no quema. Suelta alguna rabieta al viento, nos destina, nos lleva a los instantes, nos arroja vida y en ella nos envolvemos, en aquellos velos grises, en verdaderos cuentos, cuando en atisbos sugiere fantasía, y allí… nos vemos. Deviene en las calmas retumbando callado, fabricando delicias con suavidad, manipulando un yunque a brisas. ¡Ay!... a la mar lima, remando a merced de la oscuridad, adivinando en el borboteo tus caricias. Hierro que llamas, que graznas al olvido y recuerdas en candil fundido, Hierro que renace en verdes varas y que habla en el lecho, Hierro de marinas que hablas en montañas, que grabas…un volcán en nuestro desnudo pecho. Nº 11 Título: CAMINOS Como sábanas de seda de varios colores moviéndose en el agua como si el viento fuera quien las mece. Así entraste en mi vida, moviéndote suavemente. A través de tus palabras pude ver poco a poco lo que sientes, y, poco a poco, como el gigante que ruge bajo el agua con fuego en sus entrañas, hiciste que el fuego creciera dentro de mi alma. Tus miradas sin ver tus ojos, tus silencios sin ver tus labios, tus sentimientos, sintiendo tu alma, como el movimiento de la tierra sentí como el corazón temblaba agitándose a cada día que pasaba. Un día cerré mis ojos, deje que mis sentimientos hablaran, y te hablaron, te mostraron un camino, el camino que yo día tras día recorro, como los caminos que crea la lava, pues es un camino ardiente, que me lleva hasta tus labios, que me lleva hasta tu corazón, que me deja a los pies de tu amor. Nº 12 Título: CORAJE Tierra de mar y montaña, tranquila, sosegada, y ahora con la mirada puesta en el Mar de las Calmas. Con el característico y desagradable olor a azufre que viene y va, con una población hastiada de esperar, a la par que expectante, el día a día en El Hierro es una mezcla de cotidianidad y sorpresa. Nadie se levanta sin preguntarse cómo habrá amanecido el volcán y nadie pone un pie en la cama sin conocer cómo se ha desarrollado el día frente a La Restinga o si se han registrado sismos en Frontera. Sin quererlo, los herreños se han convertido en el centro de todas las miradas, en la noticia de portada de Canarias y del resto del mundo. Resulta curioso entrar en cualquier bar y comprobar como el típico bullicio a la hora de la comida se apaga para dar paso a los informativos. Viven pegados a la televisión, a los medios de comunicación esperando la noticia que no llega, la de una erupción definitiva y suficiente para dar lugar a una nueva isla, islote, en definitiva, a una nueva oportunidad para ellos, un atractivo para atraer turistas y así poder recuperar, en parte, lo que el volcán ya se ha llevado y que, sin lugar a duda, merecen. Los herreños han demostrado en estas semanas que merecen todo nuestro reconocimiento, por su actitud ejemplar, por su saber estar, por su colaboración con las autoridades, con los propios profesionales de los medios de comunicación desplazados a la Isla y con las personas que tímidamente empiezan a llegar para ver el espectáculo de la Naturaleza. Una de esas personas hace unos días frente al volcán, en la Montaña de Naos decía, ‘vine a ver el volcán, no he visto nada más que la mancha, pero no me voy decepcionado porque he sentido mucho’. Cada conversación, cada palabra, cada mirada e incluso las vacías calles de La Restinga después de los desalojos de sus vecinos dicen tanto o más que los piroclastos humeantes emergiendo a la superficie o que cualquier sismo en Frontera, aunque la espectacularidad del fenómeno tampoco tenga precio. Pero es cierto, para saber lo que ha supuesto y supone el volcán a El Hierro no es suficiente con verlo, hay que sentirlo. Cuando llevas un tiempo en la Isla tienes la extraña sensación de que el tiempo se paró hace días, semanas, cuando empezó todo y, por momentos, esa sensación se convierte en una especie de dejavú, una sensación de familiaridad te invade mientras se pasan las horas muertas frente a un volcán al que todos miran, al que todos invocan para salir del atolladero, de la delicada situación en que les ha dejado, con cancelaciones diarias de turistas y aficionados al buceo que han decidido posponer su viaje hasta que el Mar de las Calmas vuelva a ser ese lugar tranquilo y especial, de insuperable riqueza marina, que tanto ha dado a los herreños. Ahora las miradas se dividen, entre La Restinga y Frontera, tanto en un lugar como en el otro viven con el ojo puesto en el mar, en los temblores, en un volcán que siempre ha dormido bajo sus pies y que ha dado paso a la incertidumbre, pero también a la ilusión de que ocurra lo que ocurra, suceda lo que suceda, El Hierro seguirá siendo noticia durante mucho tiempo. Si algo me queda claro es que el epicentro del volcán no está ni estará en La Restinga ni en Frontera, sino en el coraje y en las ganas de los herreños por salir adelante. Nº 13 Título: UN DÍA COTIDIANO Se desdibuja la imagen; La Restinga... Su color, su peculiar olor, y las rutinas de la vida de diversas familias que se sostienen en un trapecio sin "red", viendo como su futuro, al margen de los caprichos la naturaleza, pasan también por manos desconocidas que sienten lejanas y ajenas. Por sus mentes, o por la mía, por qué no, según recuerdo en la letanía sin aún divisar aquel remanso de paz, una paz endémica que combinaba a la perfección el trabajo duro por el modus vivendi que ofertaba una zona estratégica para la pesca y el duro quehacer también de aquell@s que permanecían ejerciendo sus labores que complementaban a los que se hacían a la mar, a faenar con mayor o menor fortuna. El olor a pescado fresco se hacía presente antes de llegar al pueblo. Sin pausa, pero sin prisa, un mar azul fuente de esfuerzo y trabajo duro, en ocasiones mal agradecido conforme a la dureza de la faena. Un buen día sus colores, sus olores, se tornaron por el puro capricho de nuestra naturaleza volcánica en eso mismo, a un bello durmiente le dio por despertar, y entre temblor y temblor hizo tambalear no solo la tierra y a sus gentes, revolucionó la mar, fuente y materia prima de los habitantes de ese santo lugar. El olor se malogró en un insoportable "aroma" a azufre como si procediese del mismísimo infierno. Tiñendo la mar del azul más intenso al verde, que lejos de su apariencia esperanzadora arrojaba a los entendidos, los pescadores, al desencanto de que aquello no eran buenas nuevas. Un pescador sin faena es como un ser inerte que, aunque fuerte y aguerrido, se siente ahora inseguro. "Obligados" a abandonar no sólo su " modus vivendi", sus hogares, sus redes, sus nasas, sus olores a familia, sí, a familia, a comunidad, para ser trasladados a un futuro no se sabe si a corto o medio plazo, pues, en esta ocasión, el factor humano no es el que decide en esta parte de la historia. La Madre Naturaleza ha recordado que el suelo de las Islas, sí, ese mismo que pisamos, tiene entrañas y que éstas, precisamente, no duermen, no, sólo descansan. Nº 14 Título: UN GUSANO LLAMADO TREMOR Hay un gusano que ruge silenciosamente en las profundidades más insondables de una isla del Atlántico en forma de triángulo al que los dioses le dieron un bocado en cada lado y en cuyo vértice Sur deslizamos nuestras miradas cada mañana en la penumbra cerúlea de la alborada. Siempre nos muestra un color azul marino, pero sabemos que es rojo incandescente como la sangre y a medida que pasan las horas, se va transformando; es como una metamorfosis continua sin principio ni fin, como un ciempiés infinito sin destino. Las gentes que dicen creer haberlo visto, cuentan que algunas veces crece como un adolescente y otras decrece como un anciano o quizás tenga personalidad propia y nos muestre sus periodos de alta autoestima o depresión. Sus formas son aleatorias y confusas, lo mismo se convierte en la silueta de una trompeta tocando notas cuyas vibraciones es oída por el agua del océano o formando ondas en una botella de la cual hasta ahora no sabemos si es agua o Anís del Mono. Otros, dicen que su perfil se asemeja a un doble peine con colmillos arriba y abajo, como el lienzo pictórico de una espina de los peces ausentes. Hoy me he asomado a verlo y tiene el contorno de una serpiente sin escamas que se ha tragado a un trío de ratones. Un roedor en el desayuno, otro en el almuerzo y me imagino que el último se lo dilapidó en la merienda acompañado del Cola Cao que flota en el mar de las calmas, porque dicen que en multitud de ocasiones tiene digestiones freatomágmaticas, que son notables en la cantidad de escarpias que tiene su piel. Hasta el día de hoy parece tener un pacto de convivencia con la isla, una alianza con las medusas del mar y unos estornudos sísmicos, pastosos y deshidratados, nos amenaza con sus burbujas en un infatigable remolino de espirales eternas , nos intimida con sus piroclastos y sus restingolitas, es como estar en una guerra donde solo existen barricadas y atalayas para divisar los movimientos del enemigo, pero los herreños ya ha construido una fortaleza interior inexpugnable, los que allí habitan han sacado el coraje y la inteligencia suficiente para poner las paredes interiores de sus cuerpos en un continuo estado de alerta. Ellos saben que no están solos y que su isla es la más pequeña de una familia de 7 miembros, sus hermanas mayores la miman, le dan ánimos y ven un espejo perpetuo donde poder mirarse esperando el testamento final y la muerte del gusano llamado TREMOR. Nº 15 Título: EL VOLCÁN El volcán como trastoca, a nuestra querida isla, tan pequeña como es se mueve con su avaricia. Todos lo vamos sufriendo unos menos otros más, nos va moviendo a su son nos quita hasta el respirar. El pueblo de La Restinga se sabe mal lo ha pasado, y también el de Frontera a su gente ha trastocado. Valverde también lo pasa porque por todos lo sufre, es como un padre con hijos que a todos los quiere y cubre. Pero él en eso no piensa sólo intenta estremecernos, porque estemos asustados y que bien no descansemos. La Restinga pueblo alegre Tuvo que dejar sus casas, El pescador su trabajo El volcán cobró revancha. Pensemos que al fin acabe este vivir con temores, recuperar nuevas fuerzas también nuevas ilusiones. Nº 16 Título: El Hierro Cuando tengo que decir un ejemplo de una isla digo “El Hierro” Cuando tengo que describir un lugar describo a “El Hierro” Y cuando tengo que decir mi isla preferida digo “El Hierro” Fíjate: aunque solo sea un sueño. Nº 17 Título: Iliadas Sólos, ante la composición natural De un universo atlantico Estrellado y nebuloso Que tiñe el agua de campos Y temblores restringueros Vemos, La génesis encendida Del arché insular en auge La fuerza de los elementos Forjan el cosmos marino Iliadas de cenizas En horizontes espumosos Eterno retorno de olas Junto a nuestros vulnerables ojos Aquí estamos Y aún con temor, nos deleitamos Nosotros, aquellos distantes de los secretos naturales Que rigen el ir de las vidas Curiosos, Sólo aspiramos a pretender acercarnos al porqué de sus rumores del ardor, del temblor que nos oscila Y de la calma, que en él se esconde En Iliadas de cenizas En horizontes espumosos Eterno retorno de olas Junto a nuestros vulnerables ojos Nº 18 Título: ROJO,NEGRO,ROJO Rojo, negro, rojo. Tu susurro a veces da tristeza, a veces belleza. Rojo, negro, rojo. Temo que tu voz sea potente. Hay gente. Rojo, negro, rojo. Nº 19: Título: EL CUENTO DEL VOLCÁN. Un día sin esperarlo la tranquilidad termino, asustados en nuestras casas nuestro suelo temblo. Una y otra vez El Hierro rugio hasta que una bonita tarde un volcán aparecio. Timido y enfadado su magma solto y a la gente de de esta isla sin querer apago. La Restinga solitaria a su gente despidio para mas tarde recibirles con un paisaje desolador. Aguas verde oliva mucha fauna destrozo y a los pescadores sin sus trabajos les dejo. Pasado ya un tiempo la calma casí volvio y en nuestro bonito mar el volcán de las calmas descanso. Nº 20 Título: Calma Aquella noticia matinal en la radio de mi coche camino al trabajo no pasó desapercibida por mi oido, apartandome de la actitud indiferente y fria, que todo el mundo dice que poseo. "Hoy se ha vuelto a registrar un sismo considerable. Ha sido sentido en el municipio herreño de la Restinga, en cuya costa se puede ver con claridad la mancha verde" Así día tras día, cada mañana... Noticias que relatan el cambio geológico a gran velocidad. Algo así como la formación embrionaria de una ínsula semejante a la que mis pies desnudos contactan en este momento. Me siento tan pequeño, tan humilde frente a todo un mundo que cambia ajeno a mi y mis previsiones... Me limito a mirar facinado el ciclo natural de las cosas. Soy un testigo del cambio, y eso es todo un presente para mi pequeña e insignificante existencia frente al mundo - Pienso al poco de haber bajado del avión y haberme acercado a una costa solitaria y en calma, haberme desnudado los pies y haber decidido, que por varias horas, no quiero hacer nada productivo. Deseo actuar indifernte para las masas; voy contemplar el volcan sumergido, desde esta playa en la que solo estoy yo, como un privilegiado sin miedo, durante muchas, muchas horas. Soy ahora mismo un contraste hombre-naturaleza, tan pequeño y tan gigante, frente a los rumores de un océano fecundo de secretos. Nº 21 Título: Y cien noches Navegando en una isla a la deriva, sintiendo los tremores nocturnos y las sacudidas, las mismas que hacían crujir el camarote de aquéllos “correillos” en un mar tormentoso. Mirando el camino de la luna, mientras las hojas de las palmeras bailan al escuchar el roce del aire; temiendo que el ladrido de los perros sea el presagio de tu rugido y vuelvas a taparnos las bocas del túnel. Durmiendo a velas, con el colchón en un garaje, para poder salir corriendo si te enfadas y con mi niña atada al sonido de mi corazón, que sueña con callar al monstruo que nunca duerme. Deseando que la pesadilla termine en la próxima aurora y que al alba el canto del gallo nos anuncie tu despedida. Nº 22 Título: Ella Esa mañana desde que se levantó notó la prisa en su cuerpo, le dolían las mandíbulas de tanto refugiarse entre sus dientes y la tensión del cuello hacía que mirara al suelo. Se vistió con rabia y bañó con lágrimas de impotencia la tostada; no podía tragar y de su cuerpo se escapó un grito lleno de tremores, de crujidos nocturnos y de ráfagas de azufre. Llegó al trabajo hinchada como la isla y Elsa, sin mirarla, la asomó a Las Calmas para ver que los contrastes turquesas hacían más bello el azul del mar, que los matices de verdes no eran los de las hojas de los árboles y que las formas circulares eran señales de vida. Se abrazaron mientras el recorrido del magma las hacía flotar en tierra Nº 23 Título: En La Restinga Cuando la isla dormía, era verde, era negra. En los charcos transparentes mis piernas se bañaban, y en el mar mi cuerpo se dejaba llevar por un movimiento salado. El viento me convirtió en sabina inclinada por su fuerza y el agua del garoé rezumaba por mis poros. La tierra soñaba en calma. Ahora la isla se mueve, se expande y respira. El magma busca su camino y en el recorrido tiembla el aire, cruje el sol, vibran nuestras antiguas raíces. La isla habla, nos recuerda nuestro pasado, con un sonido constante, con un largo tremor, preludio de ríos de lava, la señal de su fuego profundo.