Download Un Corazon comprometido a obedecer

Una Mujer Conforme al Corazón de Dios
Un Corazón que Obedece
La obediencia a Dios es someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios, con
gozo.
Hay varios elementos fundamentales para que nos convirtamos en mujeres
conforme al corazón de Dios. Ya hemos tocado algunos de ellos como la devoción
a Dios, la devoción a su Palabra, la Oración. Pero es necesario un ingrediente más,
que es tan importante como la sal en los alimentos, se trata de la Obediencia a
Dios.
El corazón en el que Dios se deleita es un corazón obediente, cooperador y
que le responde a El y a sus mandamientos, un corazón que obedece.
Hay dos clases de corazones:
De piedra
De Carne
Un corazón de piedra cuando no somos sensibles a la palabra de Dios, un
corazón de carne, cuando permitimos que el moldee nuestras vidas a través de su
Santo Espíritu.
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Dos personajes bien conocidos de la Biblia nos pueden ilustrar lo
anteriormente referido: Saúl y David.
Hablando Dios a través del profeta Samuel, regaño a Saúl, rey de Israel por no haber
obedecido las instrucciones especificas de Dios
1 Samuel 13:8-14
(8) Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel
no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
(9) Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el
holocausto.
(10) Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl
salió a recibirle, para saludarle.
(11) Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el
pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los
filisteos estaban reunidos en Micmas,
(12) me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado
el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
(13) Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el
mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová
hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
(14) Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a
su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo,
por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.
Este una y otra vez sobrepaso sus límites, aquellos que Dios le había puesto.
En varias ocasiones desobedeció a Dios. Sin embargo tuvo mucho cuidado de
ofrecerle sacrificios a Dios, Saúl no le ofreció a Dios el supremo sacrificio, que es
la obediencia de un corazón completamente devoto a El. Esto
trajo como
consecuencia que Dios lo desecho.
1Sa 15:22-23
(22) Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como
en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor
que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
(23) Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría
la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te
ha desechado para que no seas rey.
Dios no se complace en la desobediencia, mas se goza en que hagamos su
voluntad. Esta es la razón por la cual Dios, declara de David “Varón conforme a mi
corazón”
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“(Hech 13:22) Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también
testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón,
quien hará todo lo que yo quiero.”
Dos clases de corazones:
 David hombre dispuesto a obedecer, Saúl satisfecho con
simples actos externos de sacrificios.
 David sirvió a Dios. Saúl se sirvió a si mismo e hizo las
cosas a su manera.
 David estaba preocupado por seguir la voluntad de Dios.
Saúl le importaba su propia voluntad.
 El corazón de David estaba concentrado en Dios. El de
Saúl estaba concentrado en Saúl.
 Aunque David pecó en diversas ocasiones, tenia un
corazón dispuesto a obedecer el mandato de Dios; el tenia lo que
era importante a fin de cuentas un corazón conforme al de Dios. En
marcado contraste, la devoción de Saúl hacia Dios era impulsiva y
esporádica.
Aunque David era bien conocido por sus habilidades físicas y por su fuerza
como guerrero, con humildad dependiera de Dios, confiando en El y reconociéndolo
una y otra vez “El Señor es la fortaleza de mi vida Sal 27:1). Saúl por otro lado,
era orgulloso: dependía de sus propias habilidades, su propia sabiduría y juicio y su
brazo de carne.
Ambos tuvieron la oportunidad de guiar a Israel, solo que David buscó siempre
la dirección de Dios y la siguió, sin embargo, Saúl buscaba la dirección de Dios para
al final seguir sus propios instintos.
Si pero cómo?
Un corazón comprometido a hacer la voluntad de Dios es un ingrediente
importante cuando se trata de manifestar nuestro amor hacia El.
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Dios nos manda a cuidar nuestro corazón Prov. 4:23 “Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” a medida que transitamos el
camino de la vida, Dios dice que examinemos la senda de nuestros pies, Pro. 4:26”
Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos” y mirar hacia
lo que tenemos delante, no hacia la derecha o la izquierda Pro.4:27” No te desvíes
a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal”, debemos seguir las sendas
establecidas por Dios Pro. 4:26” Examina la senda de tus pies, Y todos tus
caminos sean rectos”.
Dios dice que la clave para vivir una vida de obediencia, una vida que se mantenga en
sus caminos, es el corazón. Si cuidamos nuestro corazón, si con diligencia lo
atendemos y lo cuidamos, entonces todas las demás cosas, las acciones, lo que
"entra y lo que sale” de la vida será manejado a la manera de Dios. Un corazón que
responde a Dios y a sus caminos, conducirá hacia una vida de obediencia, y estas
normas ya probadas pueden ayudarnos a permanecer en la senda de Dios.
Concéntrese en hacer lo que es correcto
Prov. 3:6 Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
Sant. 1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Sant. 4:17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Rom 14:23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con
fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
Deje de hacer lo que esta mal
Fil. 4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Heb. 2:18 Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a
los que son tentados.
Confiese cualquier cosa mala
1 Juan 1:8-9 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,
y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Prov. 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará;
Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.
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Aclare las cosas con los demás
Lev 19:17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo,
para que no participes de su pecado.
Siga adelante lo antes posible
Fil. 3:13-14 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa
hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo
que está delante,
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
La obediencia como muestra de fidelidad
El ser humano fue creado para obedecer, por eso vemos en génesis que lo
primero que Dios le puso al hombre fue una prueba de obediencia.
(Gen 2:16) Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer;
(17) mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás.
La obediencia a Dios es uno de los deberes supremos de los hombres, porque
Él es el Hacedor, y los hombres dependen de su bondad y están sujetos a Su ley
“(Hech 4:19) Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo
delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”
“(Hech 5:29) Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario
obedecer a Dios antes que a los hombres”
La obediencia a Dios debe hacerse de corazón, en todas las cosas y en todo
lugar.
(1Jn 5:2-4) En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando
amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
(3) Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos.
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(4) Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe.
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