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TEMA 8: EL SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN EN ESPAÑA. 1. DELIMITACIÓN Y CLASIFICACIÓN DEL SECTOR CONSTRUCCIÓN ESPAÑOL La construcción forma parte, junto con las ramas industriales y energéticas, del sector secundario de la economía, produciendo activos reales en forma de edificaciones (inmuebles de uso residencial y distintos usos no residenciales) e infraestructuras (de transporte, comunicaciones, energéticas, hidráulicas...). La Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE-93 Rev.1) recoge la actividad de construcción dentro de la Sección F, incluyendo todas las fases; esto es, la preparación de las obras, la construcción general de inmuebles y obras de ingeniería civil, las instalaciones de edificios y obras (eléctricas, térmicas, de fontanería....), el acabado de edificios y obras (revocamiento, carpintería, revestimiento, acristalamiento, pintura...), así como el alquiler de equipo de construcción y demolición 2. VALOR AÑADIDO, EMPLEO Y PRODUCTIVIDAD En la economía española, el sector construcción ha tenido un comportamiento pro-cíclico, marcando la oscilación general de coyuntura económica del país, aunque de manera más pronunciada, tanto en las etapas expansivas del ciclo, como en las depresivas. En las primeras, al crecer su VAB por encima del PIB , ha cobrado importancia relativa en la estructura productiva del país, generando empleo e incrementando la participación de los activos de construcción en la demanda interna. En las segundas, su VAB ha crecido menos que el PIB o bien ha acusado en mayor medida la recesión económica (decrecimiento real del PIB), destruyendo una importante proporción de su empleo y pudiendo desestabilizar la demanda interna. 1 Entre 1970 y mediados de la década de los ochenta, el sector de la construcción siguió en España la misma tendencia decreciente que en el conjunto de Europa, en términos de aportación al VAB total de la economía. La participación del VAB de la construcción se redujo, en precios constantes, del 12% del VAB Total en 1970 al 7,5% en 1984. El boom inmobiliario de la segunda mitad de los ochenta permitió que recuperase dos puntos y medio porcentuales entre esta última fecha y 1990. La crisis económica internacional de comienzos de la década de los noventa, y que habría de derivar en la recesión de la economía española en 1993, hizo declinar a la baja el peso relativo de la construcción, hasta el 8% del VAB total, nivel en el que se mantuvo estable durante el periodo 1992-1997, sostenido, a pesar de la atonía del sector inmobiliario, por cierta recuperación de la vivienda protegida y la construcción de la red de infraestructuras estatales, autonómicas y locales. El crecimiento de la demanda de vivienda a partir de 1998 ha permitido un espectacular impulso de la oferta de edificación residencial, dando lugar a un nuevo boom inmobiliario, que posibilitó de nuevo el despegue económico del sector construcción y que dura hasta hoy en día. También han contribuido al auge constructor la política de infraestructuras de los sucesivos gobiernos, cofinanciada, en gran parte, por el presupuesto comunitario a través de la política estructural de la UE, y la edificación no residencial, estimulada por los buenos resultados empresariales en el marco de una economía dinámica. Por todo ello, el VAB de la construcción ha crecido progresivamente hasta representar en la actualidad el 10% del VAB total en términos reales. Esta aportación relativa del sector de la construcción a la economía del país es muy superior la media europea (En el conjunto de la UEM, no llega al 6% del VAB total). En términos nominales, el crecimiento de la aportación del valor añadido de la construcción ha sido aún más pronunciado, pasando del 7% del VAB total en 2 1997 al 11,6% actual, hecho que pone de relieve la mayor inflación de la producción de activos de la construcción que del conjunto de bienes y servicios generado en el país y el peso relativo alcanzado por el sector sobre el VAB total en precios corrientes (En 1970 era del 8,9%) Durante la última década, de expansión económica, mientras que el VAB del conjunto de la economía ha crecido en términos reales un 3,7% de media cada año, el VAB de la construcción lo ha hecho en un 6% aproximadamente, acumulando una ventaja de casi un 25% en diez años, hecho que le ha permitido precisamente esa ganancia de participación en la economía del país. El sector de la construcción ha dado empleo aproximadamente al 9 -10% de la población ocupada en España, de manera estable entre 1980 y 1998, con una notable contención durante la crisis de los primeros ochenta, momento en que la caída de la actividad productiva de construcción se tradujo en la destrucción de casi 200.000 empleos y su participación en el empleo nacional llegó a disminuir hasta el 7,4% en 1985. En la crisis económica del inicio de los noventa, el hundimiento de la actividad constructora (reducción del VAB de la construcción de entre el 6 y el 7% de forma consecutiva durante dos ejercicios económicos, 1992 y 1993) generó una nueva destrucción cuantiosa de empleo (220.000 puestos de trabajo entre 1991 y 1994), pese a lo cual su peso relativo se contuvo en tan sólo un punto porcentual, hasta el 9,2%, a causa de la destrucción de empleo del conjunto de la economía (800.000 empleos entre 1991 y 1994). Empleo en la construcción 0,14 0,12 Empleo construcción/Población ocupada 0,08 0,06 0,04 0,02 3 20 06 20 04 20 02 20 00 19 98 19 96 19 94 19 92 0 19 90 % 0,1 Durante la fase expansiva del sector que abarca desde 1998 hasta hoy en día, el empleo en construcción ha crecido en un millón de ocupados y ha ganado en importancia relativa, creciendo desde el 10% de la población ocupada total en aquel año hasta el 12,5% en 2005. En 2007, éste número ha alcanzado el 13,2%, debido a que el auge en el sector de construcción ha generado más crecimiento en mano de obra que la ocupación total de España (Ministerio de Fomento). Segun el INE, España es el país en la Unión Europea que más personas ocupa en construcción. En el año 2005 habia más de 2,5 millones de ocupados en construcción, dejando lejos a Italia, siguiendo en segundo lugar, con 1,8 millones. La tasa de paro del sector ha sido notablemente mayor que la media nacional durante las etapas depresivas; entre 1980 y 1985, la tasa de paro en el conjunto de la economía aumentó del 11,4% al 21,5% mientras que en el sector de la construcción creció del 22,7% al 35% y entre 1992 y 1994, aquélla pasó del 16 al 24% y ésta se incrementó del 16,1% al 28,7%. Sin embargo, en las etapas expansivas la aceleración de la actividad de construcción y la consiguiente creación de empleo ha permitido reducir la tasa de paro en mayor medida que el conjunto de la economía. Desde 1997, en el proceso convergente con la UE, la construcción viene presentando tasas de paro menores que el conjunto del mercado laboral español. El paro en construcción en 1997 era el 19,48%, mientras que en el mercado laboral español aún era el 20,61%. Desde entonces, la tasa de paro en construcción ha siempre sido más baja. y en la actualidad, mientras que en éste es del 7,3% en el sector de la construcción es inferior al 6%. Esto enseña que el comportamiento cíclico de la construcción siempre era más pronunciado que la coyuntura ecónomica en general. La productividad por hora en Espana es 16 puntos inferior a la media europea. A más la productividad aparente del trabajo en la construcción es baja, significativamente inferior a la media nacional. En el presente viene a estar en un nivel medio del 76-77% de la productividad media del trabajo y a lo largo de 4 la fase de auge económico del sector en esta última década se ha reducido en términos reales, perdiendo ocho puntos porcentuales sobre la media nacional desde 1995. El crecimiento de la producción (VAB) del sector se ha debido, en consecuencia, al espectacular incremento del empleo, pese a la perdida de productividad. Las razones de esta reducida y decreciente productividad aparente del trabajo residen en características propias del empleo en construcción, tales como: Ø La reducida cualificación de la mano de obra: sólo el 18,5% de los ocupados en el sector tienen estudios de al menos bachillerato, frente al 40,6% del total de ocupados (datos censo de población 2001) Ø La reducida presencia femenina entre la población ocupada en el sector: 5,3% en la actualidad, frente al 40,5% en el conjunto de la economía. Ø La elevada temporalidad en la contratación: 57% de los asalariados. Ø La alta siniestralidad laboral: el 33% de los accidentes laborales mortales en 2005, año especialmente trágico, se han producido en el sector construcción. El 27,2% de promedio en el periodo 1997-2005 Ø La notable proporción de población ocupada inmigrante no comunitaria: casi el doble de la media del mercado de trabajo nacional; 20,3% frente a 11%. 3. IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LA CONSTRUCCIÓN EN LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Tal y como puede deducirse del apartado anterior, durante los últimos años, de continuada expansión de la economía española, el sector construcción ha sido uno de los grandes motores de este importante crecimiento de la producción y el empleo. No obstante, teniendo en cuenta que se trata de un sector de acusada fluctuación coyuntural, intensivo en mano de obra, reducida productividad y escasa intensidad tecnológica (recuérdese la baja proporción de empresas innovadoras y que realizan de forma sistemática actuaciones de I+D), se 5 presenta como un motor en exceso vulnerable para seguir impulsando a medio –largo plazo a una economía que pretende ser crecientemente competitiva (Véase PNR). Los activos de la construcción han ganado peso en la demanda interna del país. En términos reales, la vivienda, que en 1997 representaba el 5,2% de la demanda interna, en la actualidad supone prácticamente el 7% de la misma. Esta ganancia ha sido aún mayor en términos nominales, pasando del 4,7% de la demanda interna en 1997 al 8,8% de la misma en 2006, lo que viene a señalar que la adquisición de vivienda es el componente más inflacionista de la demanda interna española. En nuestro entorno económico inmediato, por el contrario, la vivienda ha perdido importancia sobre la demanda interna. La media de la UEM, ha pasado del 6% en 1997 al 5,5% en la actualidad a precios constantes. Por su parte, las obras de ingeniería civil y de edificación no residencial, agrupadas en la categoría “Otras construcciones” de la CNE, han ganado también, aunque en menor medida, importancia relativa sobre la demanda interna del país, pasando del 7,1% en 1997 al 7,5% en 2006 en términos reales y del 6,9% al 8,0% entre ambas fechas en precios corrientes. El sector de la construcción ha sido clave para la economía española durante el último decenio. Aunque desde el año 2007 comienzan a registrarse datos sobre una posible decrecimiento del ritmo de construcción de casas, la importancia del sector de la construcción en la composición del P.I.B. de España y en la generación de empleo siguen siendo fundamentales. La contribución del sector de la construcción residencial al crecimiento agregado del PIB ha sido del 9,3% durante el primer semestre de 2007, lo que supone un retroceso de más de siete puntos respecto al 16,5% que representaba de media en el período comprendido entre los años 2000 y 2006. 6 4. EL DESARROLLO DE LAS REDES DE INFRAESTRUCTURAS La compleja y accidentada orografía del territorio español, que supone un serio obstáculo para el normal funcionamiento del mercado interior, conjuntamente con el retraso en la configuración de la red nacional de infraestructuras, debido al menor grado de desarrollo económico del país en relación con la UE, y con la posición periférica de España en el marco de la misma, ha obligado a redoblar los esfuerzos necesarios, en forma de inversión en infraestructuras de transporte, comunicaciones, energéticas, hidráulicas…, que permitan compensar los efectos negativos del grado de desarrollo socioeconómico, la distancia y las barreras físicas sobre el normal funcionamiento de las diversas relaciones humanas que conforma nuestra sociedad y nuestro sistema económico. La Política de Cohesión Económica y Social y la estrategia de competitividad de la UE conceden a las infraestructuras un carácter estratégico en la vertebración del territorio comunitario y en el crecimiento y competitividad de la economía de la Unión. Habida cuenta de su situación periférica y de su menor grado de desarrollo, España ha recibido durante estas dos últimas décadas un importante volumen de ayudas para la financiación de proyectos de infraestructuras, a través de los Fondos Estructurales, del Fondo de Cohesión y de la partida presupuestaria destinada a proyectos de Redes Transeuropeas (de transporte, energía y comunicaciones). En el escenario de crecimiento y modernización de la economía española y con el soporte de las ayudas otorgadas por la Unión Europea, los distintos gobiernos han desarrollado una activa política de infraestructuras en forma de sucesivos planes de infraestructuras; Plan General de Carreteras 1984-1991, Plan Director de Infraestructuras 1993-2007 (PDI), Plan de Infraestructuras de Transportes 2000-2007 (PIT) y Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte 2005-2020 (PEIT), actualmente vigente. Las principales actuaciones se han dirigido a impulsar la construcción de las vías rodadas de gran capacidad (autovías y autopistas) y de las líneas ferroviarias de alta velocidad, a ampliar los principales aeropuertos nacionales y extender el sistema 7 aeroportuario español y a incentivar la iniciativa privada en la financiación y construcción de la red de infraestructuras del país. El PDI programaba una inversión media de más de 5.500 millones de euros corrientes al año, el PIT de casi 8.100 y el PEIT de más de 11.200, cifras que ponen de manifiesto la trascendencia económica de la construcción de infraestructuras y su notable crecimiento nominal. Al mismo tiempo la pronunciada concentración en el área de infraestructura debe contribuir fundamentalmente a la estabilización del sector constructor. El PEIT prevé una inversión total de casi 249.000 millones de euros en el periodo 2005-2020, concentrando las actuaciones ferroviarias casi el 44% de dicho importe. 5. MERCADO DE VIVIENDA Y BOOM INMOBILIARIO En el mercado inmobiliario no sólo intervienen actividades secundarias de construcción de inmuebles, sino también actividades terciarias de servicios inmobiliarios (promoción inmobiliaria, intermediación inmobiliaria, administración inmobiliaria y alquiler de bienes inmobiliarios), recogidos en la división 70 de la CNAE 93 – rev.1 La evolución reciente del mercado inmobiliario se ha caracterizado esencialmente por un espectacular crecimiento de la demanda, que ha impulsado la oferta de vivienda. El número de viviendas iniciadas en 1997 era de 337.000 y ha aumentado cada año, pese a estabilizarse en torno a 560590.000 viviendas entre 2000 y 2002, llegando a alcanzar la cifra record de casi 912.000 viviendas en 2006. No obstante la creciente oferta, los precios de la vivienda han experimentado una espectacular espiral inflacionista. A comienzos de 2007 el precio medio nominal de la vivienda en España (2.024 €/m2 ) prácticamente triplica el observado diez años antes (691 €/m2), lo que evidencia la pujanza de la 8 demanda residencial, mayor que la oferta. Las razones que han posibilitado el crecimiento de la demanda son varias y de diversa índole. Demográficas: Ø El crecimiento de la población, impulsado por un saldo migratorio muy positivo. Ø La Llegada a la edad de emancipación (formación de un nuevo hogar) de los nacidos durante el Baby-Boom, colectivo que integraba una demanda retenida en los hogares familiares, por causa de las desfavorables situaciones laborales, económicas y financieras imperantes en el país a lo largo del primer lustro de los noventa y que le dificultaban e incluso imposibilitaban el emanciparse. Ø Ciertos cambios en la conformación de los hogares, que implican la reducción del tamaño medio familiar. Es una cuestión estructural, pero que se ha consolidado durante la última década, por la proliferación de situaciones crecientemente comunes entre la sociedad española, como las separaciones y divorcios, la maternidad y adopciones por parte de personas solteras, etc. Económicas y de empleo: Ø El crecimiento económico y la confianza en la evolución económica del país, es decir el efecto positivo de la fase alcista del ciclo económico iniciada a mediados de los noventa sobre la situación económica del país en general y de los hogares en particular, así como en las expectativas económicas de éstos. Ø La creación de empleo asociada a la larga fase de crecimiento económico y pese a la elevada temporalidad de la contratación laboral. Financieras: Ø La disminución de los tipos hipotecarios en el proceso convergente para acceder a la tercera etapa de la UEM y la posterior Política Monetaria del BCE (tipos bajos). Ø La creciente competencia entre entidades financieras por la captación de clientes hipotecarios, que se produce en el marco de un continuo proceso de liberalización del sistema financiero español, y que posibilita una 9 variada oferta hipotecaria, en la que juegan un papel relevante cuestiones como el alargamiento del plazo de amortización y el aumento del porcentaje de cobertura financiera de los préstamos. Ø Fiscales: las ventajas fiscales a la adquisición de vivienda ofrecidas por la reforma de la normativa reguladora del IRPF vigente desde el año 1998 hasta 2005, en perjuicio del arrendamiento. Ø De inversión: el atractivo del activo residencial como destino de la inversión nacional y extranjera, a causa de su importante y continuada revalorización en especial ante la incertidumbre mostrada por los mercados bursátiles en el arranq ue de esta década. Ø Turísticas: el desarrollo residencial en los principales destinos turísticos de la costa mediterránea española, aprovechando la elevada demanda, como lugar de segunda residencia y de retiro, por parte de residentes en Centroeuropa y la Europa Atlántica, esencialmente Reino Unido y Alemania. Ø Intrínsecas al propio parque inmobiliario existente: la concentración de la demanda hacia el régimen de tendencia en propiedad, de manera que tan sólo el 11,5% del parque de viviendas principales (domicilios habituales) está ocupado en régimen de alquiler, aspecto íntimamente vinculado a cuestiones culturales y socioeconómicas de la población. Con el fin de garantizar el derecho de todo residente en el territorio español a una vivienda digna (Art. 47 de la Constitución Española), las Administraciones Públicas desarrollan una serie de actuaciones en materia de política de vivienda: ayudas a la vivienda protegida (de precio máximo regulado y destinada a colectivos de rentas bajas y medias y que cumplan otros requisitos específicos), tratamiento fiscal a la vivienda (propiedad Vs. alquiler), especialmente en la tributación sobre la renta y el patrimonio personal, fomento de la vivienda en alquiler, política urbanística y de suelo… El gasto público agregado en todas ellas en términos del PIB es muy reducido, en comparación 10 con la media comunitaria (En 2003, en España representaba un 0,2% del PIB, en la media de la UE 25 un 0,5% del PIB). El crecimiento de la demanda de vivienda ha sido de tal magnitud, que está condicionando el funcionamiento reciente de la economía española, en cuanto a determinados aspectos clave. Probablemente, el más importante sea la acusada reducción del ahorro financiero de los hogares, al destinar una cantidad creciente de su renta disponible a la adquisición de vivienda, en detrimento de la adquisición de activos financieros con los que financiar la inversión empresarial y la inversión pública. De hecho, en los últimos ejercicios económicos, según la Contabilidad Nacional de España, el sector institucional de los hogares ha presentado creciente necesidad de financiación. Ello ha incrementado la dependencia exterior de la economía española, para su financiación. La burbuja inmobiliaria El principal síntoma de la misma fue el incremento anormal de los precios muy por encima del IPC (Indice de Precios al Consumidor) incrementos que se explican principalmente recurriendo a factores externos, como la especulación y la recalificación de suelos. Otros síntomas serían un elevado número de bienes inmuebles construidos y una gran cantidad de operaciones de compraventa, todo ello unido a un extraordinario desarrollo del crédito. La burbuja ha tenido su inicio en 1998 y se ha prolongado hasta agosto de 2007, manifestándose principalmente en una elevación sostenida de los precios superior al 10% anual y llegando en algunos años hasta cerca del 30% anual según pone de manifiesto los informes elaborados por el portal inmobiliario español Idealista.com. La burbuja inmobiliaria en España explican el comportamiento reciente del mercado inmobiliario en España, ofreciendo una previsión de su evolución futura. El resultado de la explosión de la burbuja es una brusca caída de la demanda y, presumiblemente, de los precios en el corto plazo, que desde septiembre de 2007, ya se está produciendo y que podría estar provocada por la salida de los especuladores del mercado al alcanzar un precio máximo por metro cuadrado, 11 y por la incapacidad del mercado para absorber la enorme oferta de vivienda construida y vacía disponible. El cambio de ciclo inmobiliario español (e internacional) habría tenido lugar a partir de la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos en agosto de 2007, un componente de la crisis económica de 2008. 12