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Enciclopedia
de las
religiones
en
México
Genaro Zalpa
Enciclopedia
de las religiones
en México
Enciclopedia
de las religiones
en México
Genaro Zalpa
Enciclopedia de las
religiones en México
Primera edición 2014
Primera reimpresión 2015
Segunda edición (versión electrónica) 2015
© Universidad Autónoma de Aguascalientes
Av. Universidad 940
Ciudad Universitaria
Aguascalientes, Ags. C.P. 20131
http://www.uaa.mx/direcciones/dgdv/editorial/
© Genaro Zalpa Ramírez
ISBN versión electrónica: 978-607-8359-75-2
Esta publicación contó con recursos promep,
Presupuesto de Consolidación 2009 y conacyt 2013
Impreso y hecho en México/Printed and made in Mexico
Índice general
Introducción
13
I. Los inicios del cristianismo
21
II. Ruptura entre Oriente y Occidente
31
III. El universo católico
35
1. La Iglesia Católica Apostólica y Romana
35
2. Catolicismo Romano Oriental
55
• Iglesias católicas orientales
56
3. Catolicismo independiente de Roma
• Iglesias católicas independientes de Roma
59
59
IV. Cristianismo ortodoxo
75
• Iglesias ortodoxas
79
V. Las reformas del siglo xvi y la división del
cristianismo occidental
1. El luteranismo
• Iglesias luteranas
2. El calvinismo
• Iglesias calvinistas
85
111
114
118
120
3. Los menonitas
• Iglesias menonitas
4. El anglicanismo
• Iglesias anglicanas/episcopales
5. El presbiterianismo
• Iglesias presbiterianas
6. El congregacionalismo
• Iglesias congregacionales
7. El cuaquerismo
• Asociaciones religiosas cuáqueras/amigos
8. El metodismo
• Iglesias metodistas
9. Movimiento Plymouth Brethren
• Iglesias Brethren
VI. El cristianismo norteamericano
123
125
127
129
133
134
146
146
162
164
166
174
183
183
185
1. Las iglesias cristianas evangélicas en México
194
2. El movimiento bautista
196
• Iglesias bautistas
202
3. Movimiento de restauración
• Iglesias cristianas restauradas
269
271
4. El movimiento adventista
305
• Iglesias adventistas
307
5. Movimiento cristiano sabatista neoisraelita
• Iglesias cristianas sabatistas neoisraelitas
6. El mormonismo
323
325
351
• Iglesias mormonas
365
7. El cristianismo evangélico
367
• Iglesias cristianas evangélicas
368
8. El movimiento de santidad
552
• Iglesias de santidad
553
9. El pentecostalismo
• Iglesias pentecostales trinitarias
10. Movimiento unitario
563
570
829
• Iglesias pentecostales unitarias
829
• Iglesias cristianas unitarias
862
• Iglesias unitarias El Padre
868
11. Iglesias cristianas interdenominacionales
869
12. Ciencia cristiana
872
• Asociaciones religiosas de la ciencia cristiana
VII. Iglesias de origen mexicano
873
875
1. Espiritualismo trinitario mariano
• Iglesias espiritualistas trinitarias marianas
2. Movimiento de mexicanidad
• Asociaciones religiosas de mexicanidad
3. Fidencismo
• Iglesia fidencista cristiana
VIII. Judaísmo
• Asociaciones religiosas judías
IX. Islam
• Asociaciones religiosas islámicas
X. Fe Bahá’í
• Asociaciones religiosas bahá’ís
XI. Budismo
• Asociaciones religiosas budistas
XII. Hinduismo
• Asociaciones religiosas hinduistas
XIII. Sintoísmo
• Asociaciones religiosas sintoístas
875
880
933
933
935
935
939
942
945
948
951
952
953
956
963
965
977
979
XIV. Otras asociaciones religiosas
983
Bibliografía general
987
Índice alfabético
995
Agradecimientos
D
eseo agradecer al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(conacyt) el financiamiento de la primera etapa de esta investigación
y a la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de
Gobernación (dgar) el permitirnos y facilitarnos el acceso a los expedientes en el archivo de las asociaciones religiosas registradas.
El maestro en psicología, Jesús de Anda Muñoz, colaboró en todo el
proceso de investigación y particularmente en la redacción del apartado sobre la Iglesia Católica. La maestra en educación, entonces licenciada
en sociología, Rocío Angélica Sepúlveda Hernández y los licenciados en
sociología, Rocío Gaytán Nieto y Pedro Antonio Hernández Serrano,
así como Rodrigo de Anda Jiménez, colaboraron en la elaboración de
fichas descriptivas de las asociaciones religiosas con base en los datos
del archivo. Nota del autor
L
a enciclopedia está basada en una cuidadosa revisión de la literatura consignada en la bibliografía, pero en aras de la facilidad de lectura
se evitó llenar el texto de citas. Éstas sólo se añaden cuando se considera muy necesario y cuando se toman expresiones textuales de las
obras consultadas. En la descripción de la historia, las creencias, la vida
litúrgica, la organización y las obligaciones de cada iglesia, en algunas
ocasiones se citan textualmente los documentos que las iglesias entregaron al solicitar su registro, los cuales se conservan en el archivo de la
Dirección General de Asociaciones Religiosas (dgar) de la Secretaría de
Gobernación (segob). En esos casos, el texto se marca en gris para diferenciarlo de la redacción del autor. El número del expediente del archivo
del cual se toma la información está indicado en el encabezado de cada
iglesia.
Introducción
E
sta enciclopedia tiene el objetivo de hacer la descripción de las
religiones y de las iglesias presentes en México, un país en el que la
diversidad religiosa se ha ido ampliando cada vez más aunque la Iglesia Católica sigue teniendo el mayor peso numérico, social, político y
cultural, si bien el porcentaje de la población que declaró ser católica
descendió de 98.2% en 1950 a 82.7% en 2010.
Las enciclopedias se diferencian de los diccionarios en que ellas
ofrecen una información más amplia que éstos sobre los temas que
abordan, pero sin alcanzar en el tratamiento de cada uno la extensión y
complejidad de las monografías. La información aquí presentada puede ser considerada como una exposición introductoria dirigida tanto al
público en general como a los especialistas. En esta enciclopedia, el lector encontrará una panorámica general de las religiones practicadas en
México y de las iglesias registradas como asociaciones religiosas, todo
ello expuesto en un lenguaje accesible, pero no exento de precisión.
Asimismo, los especialistas hallarán los conocimientos básicos que les
podrán servir como punto de partida para profundizar en el estudio
de las religiones o de las iglesias que les interesen.
Esta obra es la continuación, ampliación y revisión de la publicada
en 2003 con el título de Las iglesias en Aguascalientes. Panorama de
la diversidad religiosa en el Estado (Zalpa, 2003), cuyo objetivo fue
clasificar y describir las religiones que se practicaban en Aguascalientes hasta la fecha de su publicación. De modo que la presente obra es
14
enciclopedia de las religiones en méxico
una continuación en dos sentidos. El principal es que tiene el mismo
objetivo de presentar una visión panorámica, clara y ordenada de las
religiones que se practican en un espacio geográfico. Otro es que se
conservan partes de las descripciones de algunas de las iglesias asentadas en Aguascalientes, particularmente aquellas que estuvieron basadas
en entrevistas con los pastores.
También es una ampliación de ese trabajo por dos razones. La primera es que no se circunscribe al estado de Aguascalientes sino que
amplía su mirada al espacio más vasto de las religiones que se practican en todo el país. La segunda es que el campo religioso en Aguascalientes, durante el tiempo que duró la investigación en la que se basó
el libro citado, era casi exclusivamente cristiano y, por consiguiente,
la diversidad religiosa a la que se refirió fue la diversidad de iglesias y
movimientos dentro del cristianismo. Esta enciclopedia, en cambio,
va más allá, abordando una diversidad religiosa más amplia que supera las fronteras del cristianismo.
Adicionalmente, es una revisión porque en el tiempo transcurrido
desde la publicación de la obra anterior, algunas ideas acerca de la
clasificación de las iglesias se han clarificado, aunque este campo es
tan controvertido que es difícil que se ponga punto final en el tema.
No obstante, hay algunas diferencias importantes. Una es que
mientras que el trabajo sobre la diversidad religiosa en Aguascalientes
se basó en gran parte en entrevistas con los pastores de las iglesias,
para la elaboración de esta enciclopedia se recurrió a la consulta de los
archivos de la Dirección General de Asociaciones Religiosas (dgar)
de la Secretaría de Gobernación (segob). En consecuencia –y ésta es
otra diferencia–, el universo de las iglesias que se clasifican y se describen –y sus datos–, son los registrados en la dirección mencionada
como asociaciones religiosas (ar), mientras que en Aguascalientes se
tuvo la posibilidad de modificar tales registros, incluso eliminando algunas iglesias y añadiendo otras, por medio de un trabajo de campo
que nos llevó a recorrer todo el estado, aprovechando su extensión
reducida. Pensamos que así como en el caso de Aguascalientes, es posible que algunas de las ar registradas en la dgar ya no existan, mientras que otras que están funcionando como tales no estén registradas.
También es casi seguro que un número no determinado –pero importante de iglesias–, haya cambiado de domicilio. Pero ni el tiempo ni
los recursos nos alcanzaron para verificar lo anterior.
La lista de registros de asociaciones religiosas en la dgar enumera
más de 3 500, pero no todas ellas son en realidad iglesias diferentes. La
introducción
15
razón es que las diócesis y las órdenes religiosas católicas se registraron
como ar diferentes, cada una con su propio número de registro. Esto
hace que alrededor de una cuarta parte de los registros se refiera a
unidades de la Iglesia Católica; y las otras tres cuartas partes, a iglesias diferentes las cuales, aunque comparten creencias que permiten
clasificarlas bajo una denominación religiosa común, son doctrinal y
organizacionalmente independientes. Estas últimas son las que constituyen el universo de este trabajo.
La enciclopedia tiene varios trabajos académicos como referencia, algunos publicados en Estados Unidos concernientes al campo
religioso norteamericano: Handbook of Denominations in the United
States de Mead, Hill y Atwood (2005, publicado por primera vez en
1951); Encyclopedia of American Religions de Melton (1999, primera edición en 1985, la más reciente es del 2009); America’s Religions.
From Their Origins to the Twenty-First Century de Williams (2002,
primera edición en 1985) y The Unauthorized Guide to Choosing a
Church de Carmen Renee Berry (2003). También se consultaron otros
que se refieren a la diversidad religiosa en distintos países como la
Enciclopedia delle religioni in Italia de Introvigne, Zocatelli, Macrina
y Roldán (2001); la Guía de la diversidad religiosa de Buenos Aires de
Forni, Mallimaci y Cárdenas (2003), y la Guía de la diversidad religiosa en Montevideo de Néstor da Costa, cuyo universo de estudio está
indicado en los títulos respectivos.
A partir de los años noventa se publicaron en México varios libros
que abordaron la diversidad religiosa en diferentes regiones del país
(ver referencias en De la Torre, 2007, p. 3). Más recientemente se
publicaron dos obras colectivas que fueron el resultado de una investigación acerca de los perfiles y las tendencias del cambio religioso en
México de 1950 a 2000 auspiciada por el Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología (conacyt). Una es el Atlas de la diversidad religiosa en
México, coordinado por Renée de la Torre y Cristina Gutiérrez Zúñiga
(2007), cuyo objetivo fue:
[...] contribuir a la comprensión del cambio religioso en México, a partir
del análisis estadístico de los datos de los censos nacionales de 1950 a
2000 y la utilización de sistemas de información geo-referenciados que
permitieran ubicar geográficamente la distribución de la diversidad religiosa y las dinámicas que explican el cambio religioso en México (De la
Torre y Gutiérrez Zúñiga, 2007, p. 4).
16
enciclopedia de las religiones en méxico
La otra obra es Regiones y religiones en México. Estudios de la
transformación sociorreligiosa, coordinada por Alberto Hernández y
Carolina Rivera (2009), la cual incorpora trabajos que “por un lado,
exploran las estructuras y relaciones sociales regionales en que se
desarrollan los proyectos religiosos; y, por otro, hay una aproximación a las acciones de los grupos e individuos dentro de esa estructura” (Rivera y Hernández, 2009, p. 7). Esta enciclopedia se diferencia
de los libros regionales en su carácter nacional; y de los dos últimos
mencionados, en que su objetivo no es explicativo, sino descriptivo.
Pretende ser una obra de referencia básica y general, enciclopédica.
También se diferencia –y es importante señalarlo– de muchos
libros escritos sobre religiones y sectas que circulan en el mercado editorial adoptando un tono apologético y que ponderan alguna
religión por encima de otras o pretenden defenderla atacando a las
demás. Aunque el tema son las religiones, la perspectiva que aquí se
adopta es académica, no religiosa. Los argumentos religiosos que se
puedan encontrar en la descripción de cada religión son los de las
propias iglesias o, en su caso, de los entrevistados; no del autor de la
enciclopedia.
Se habla de religiones en el sentido etimológico de la palabra: relación (religare), que es el sentido con el que se utiliza en las ciencias
sociales. Las religiones son las distintas formas de entender y practicar
la relación de los grupos humanos con lo sobrenatural. Como lo dice
Maffesoli refiriéndose al concepto de religión de Durkheim:
Debe entenderse claramente que para Durkheim la religión de la que
habla es sobre todo esa pulsión que me relaciona con lo otro, lo que siguiendo a Bolle de Bal se puede llamar una “relación”, es decir, ese cimiento
misterioso, no lógico, no racional, que no consiste solamente en momentos excepcionales como las fiestas, las liturgias y los rituales, que es en
lo que comúnmente se piensa que consiste la religión (Maffesoli, 1993,
p. 149).
Se utiliza también el término “movimiento religioso” en ese mismo
sentido. Se evita el uso de la palabra secta –a no ser que se encuentre
en los expedientes o que los entrevistados la usen– por sus connotaciones negativas en el discurso social, político y religioso, aunque en
el campo de las Ciencias Sociales hay una literatura muy amplia que
busca definir los usos del vocablo con criterios científico-sociales sin
que, sin embargo, exista acuerdo sobre su significado. Hamilton (1995)
introducción
17
expone las posturas de varios autores en torno a esta cuestión (ver resumen en Zalpa, 2003, pp. 14-16).
En cuanto a la organización temática de la enciclopedia se consideraron dos modelos: uno es el de la organización alfabética y otro
es el del ordenamiento de los temas; en este caso, las religiones y las
iglesias siguiendo algún criterio de clasificación. Un ejemplo del primer modelo es la Encyclopedia of World Religions (Schadé, 2006),
cuya primera entrada es Aachen, una ciudad alemana que aparece
en la enciclopedia porque en ella Carlomagno edificó una capilla;
la segunda es Aarón, el hermano de Moisés, y así continúa. Ejemplos del segundo modelo son las enciclopedias citadas como obras
de referencia. Éstas organizan sus materiales, es decir, las religiones,
iglesias y movimientos religiosos, siguiendo uno o varios principios
de clasificación, adoptan criterios doctrinales, pero los mezclan con
criterios geográficos e históricos. Éste es el modelo que se va a seguir
en esta enciclopedia: se utilizan fundamentalmente las doctrinas o
credos religiosos como principio de ordenamiento, aunque no están
ausentes el punto de vista histórico y, en menor medida, el geográfico.
No es una tarea fácil la clasificación de las religiones como lo muestra el hecho de que las obras citadas coinciden sólo parcialmente en
sus agrupaciones. Pero nos parece que es una tarea útil porque le permite al lector hacerse una idea esquemática general de las diferencias
y las semejanzas que hay entre las principales tradiciones religiosas y
entre los movimientos y agrupaciones al interior de cada una de esas
grandes tradiciones.
En el curso de la elaboración de esta enciclopedia el autor formó
parte de un grupo de especialistas (Cristina Gutiérrez Zúñiga, Renée
de la Torre, Alberto Hernández, María Eugenia Patiño) quienes junto
con representantes del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (conapred) y de la Dirección General de Asociaciones Religiosas (dgar) de la Secretaría de Gobernación, colaboraron con el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) en la elaboración
de un descriptor nacional de religiones que sirviera como esquema
para la clasificación de los resultados de la pregunta sobre adscripción
religiosa del Censo General de Población y Vivienda 2010 que pudiera
ser adoptado por otras instancias como la propia dgar y las mismas
iglesias. Después de considerar varias propuestas y de analizar y comparar los clasificadores que se utilizan en los censos de otros países y
en algunas enciclopedias, se decidió, por una parte, adoptar criterios
doctrinales y, por otra, facilitar la comparabilidad histórica de los cen-
18
enciclopedia de las religiones en méxico
sos de nuestro país entre sí y con los censos de otros países. Con estos
criterios se construyó un clasificador que contempla diez grandes credos o tradiciones religiosas:
Cuadro 1. Credos religiosos
Cristiano
Origen oriental
I
II
Judaico
III
Islámico
IV
New age
V
Esotéricos
VI
Raíces étnicas
VII
Espiritualistas
VIII
Otros movimientos religiosos
Otros cultos populares
IX
X
Fuente: Descriptor de religiones del inegi.
Como puede verse, algunas de las casillas de este esquema no siguen un criterio puramente doctrinal, como la casilla II que utiliza
también criterios geográficos al referirse a los credos de origen oriental,
y la VII que incorpora criterios etno-históricos. Ineludiblemente, aparecen también los otros en las casillas IX y X.
En esta enciclopedia se adopta también una perspectiva doctrinal
para la clasificación de las religiones. Pero, al no tener que hacer frente
a la exigencia de la comparabilidad histórica de los censos, se adoptaron categorías y subcategorías diferentes, como puede constatarse en
el índice.
Cada categoría es precedida por un ensayo histórico descriptivo,
que es más o menos largo dependiendo de la información disponible
y de la importancia medida en términos del número de iglesias de una
categoría asentadas en México; es decir, mientras que se reconoce que
la descripción de la tradición religiosa hindú, por poner un ejemplo,
debería ocupar un espacio amplio correspondiente a su importancia
en una enciclopedia de las religiones en la India, no lo es tanto en
México, donde las religiones de ese origen son relativamente pocas,
introducción
19
comparadas con el número de iglesias cristianas. Consecuentemente,
en esta enciclopedia se le asigna un mayor espacio a los ensayos introductorios de las religiones que se han desarrollado en Occidente.
Es muy importante hacer notar que las diferencias en la descripción
de cada iglesia se deben a la diferencia de los datos disponibles. De la
mayoría se dispuso solamente de las notas que cada una consignó al
registrarse como asociación religiosa y que se pueden consultar en el archivo de la dgar, mientras que para unas pocas se contó con literatura
secundaria accesible, lo que permitió enriquecer la exposición.
Una limitante mayor fue que, al registrarse, muchas iglesias cristianas fueron asesoradas, presumiblemente, por despachos de abogados que les proporcionaron plantillas con la descripción de creencias,
organización, culto, etc., resultando que no hay entre ellas ninguna
diferencia registrada en los archivos. Otro buen número reporta su
doctrina copiando los índices de uno de estos dos libros: Teología sistemática de Millard Erickson (2008) y Fundamentos de teología pentecostal de Guy P. Duffield y Nathaniel M. Van Cleave (2002). En estos
casos –que no son pocos–, se utilizaron diferentes maneras para consignar los datos de cada iglesia. Algunas veces se anotaron tal cual,
aunque se repitieran, por lo que da la impresión de copia y pega; en
otras sólo se puso la anotación de que los datos son los mismos que
los de otras iglesias, las cuales se citan; en otras se optó por resumir
diciendo únicamente que el credo es, por ejemplo, pentecostal trinitario o cristiano evangélico; y en otras, finalmente, sólo se consigna el
nombre y la dirección de las iglesias.
En la descripción de cada iglesia, si la información lo permitió, se
ordenaron los datos de la siguiente manera:
•
•
•
•
•
•
•
•
Nombre.
Número y año de registro ante la dgar entre paréntesis.
Dirección registrada que, como ya se dijo, no quiere decir que
sea la actual.
Historia, ya sea general y/o de su asentamiento en México.
Creencias.
Vida litúrgica, culto o servicios religiosos.
Organización.
Deberes de los fieles.
Un trabajo como éste requerirá una actualización permanente, no
sólo porque con seguridad se irán añadiendo nuevas iglesias al regis-
20
enciclopedia de las religiones en méxico
tro de la dgar, sino también porque la obtención de más información
–y más precisa– podría hacer cambiar y refinar la descripción de las
categorías, así como la ubicación de las iglesias en ellas.
La principal aspiración de esta enciclopedia es proporcionar a los
estudiosos una base que sirva como punto de partida para la discusión, única manera de avanzar en el conocimiento del fascinante universo de las religiones que se practican en nuestro país y de las iglesias
y asociaciones que agrupan a sus miembros.
Los inicios
del cristianismo
L
as raíces del credo cristiano se remontan a la primera comunidad
de creyentes seguidores de Cristo que se constituyó alrededor del año 33
en Jerusalén. Todas las iglesias que se reconocen como cristianas reclaman tener sus orígenes en esa comunidad originaria, fundada por Cristo mismo, que ha sido llamada Iglesia Apostólica haciendo referencia a
los apóstoles –sus más cercanos seguidores–, a los que se añade Pablo de
Tarso. Este personaje, habiendo sido un perseguidor de los cristianos,
fue uno de los primeros conversos, gran propagador del cristianismo y
autor de varias de las cartas que forman parte de la Biblia, el libro sagrado que los cristianos creen que contiene la palabra revelada por Dios en
varios textos que se agrupan en el Antiguo y el Nuevo Testamento. El
Antiguo Testamento se compone por los libros que contienen la palabra
de Dios revelada al pueblo judío, mientras que el Nuevo Testamento
contiene la palabra de Dios revelada por su Hijo, Jesucristo.
Actualmente, existe un gran número de iglesias cristianas diferentes, todas las cuales se consideran las auténticas continuadoras de la
Iglesia Apostólica y reivindican fundar sus creencias en el mismo libro
sagrado: la Biblia. Esta diversidad no es un hecho reciente, sino que
desde sus mismos orígenes las variadas interpretaciones del legado de
las enseñanzas de Cristo dieron origen a controversias y a divergencias dentro de la comunidad cristiana. En el Nuevo Testamento, en
los Hechos de los Apóstoles y en la Carta de Pablo a los Gálatas, se da
cuenta del desacuerdo que surgió entre las iglesias fundadas por éste
22
enciclopedia de las religiones en méxico
y la Iglesia de Jerusalén, acerca de si los cristianos no judíos debían o
no seguir las leyes mosaicas1, como la obligación de la circuncisión2,
entre otras. Pablo sostenía que no, pero tuvo que defender su postura
ante la comunidad de Jerusalén en donde se encontraban los apóstoles
Pedro y Santiago, quienes eran considerados pilares de la comunidad
cristiana. El resultado del que se ha llamado Concilio de Jerusalén3
fue un compromiso por el que se aceptó que los conversos cristianos
no judíos no se circuncidaran, pero se les impusieron algunas normas
alimenticias y de conducta sexual.
Para algunos analistas como Johnson (2004, pp. 13-93), la controversia y su resolución fueron de capital importancia, pues según él,
lo que estaba en juego no era solamente la obligación de acatar o no
algunas normas, sino una cuestión más de fondo acerca de si la religión naciente debía de considerarse como un desarrollo del judaísmo,
una secta judaica peculiar, o una religión diferente en continuidad con
el Antiguo Testamento, pero específicamente cristiana. Lo que Pablo
sostuvo, y la comunidad de Jerusalén aceptó, fue esto último, dando así
origen al cristianismo como una religión distinta.
Pero las divergencias no desaparecieron con ese acuerdo, sino que
dieron origen a las primeras disidencias que tuvieron como resultado
la conformación de comunidades cristianas diferentes. Como ejemplo se puede mencionar a los ebionitas, una comunidad de cristianos
judíos establecidos en Egipto que no aceptaron la resolución de Jerusalén y continuaron poniendo en práctica la ley mosaica. Esta comunidad
desapareció, pero, como se verá, sus ideas fueron recogidas por algunas
iglesias cristianas actuales.4
Otro elemento importante de ese encuentro es el hecho de que Pablo haya sentido el deber de ponerse de acuerdo con la comunidad de
Jerusalén en el asunto que se discutía. Ello hace suponer el reconocimiento del lugar especial de autoridad que tenía dicha comunidad
basada en la congregación cristiana originaria, así como de que allí
residían Pedro y Santiago, testigos personales de las enseñanzas de
Cristo, como lo eran también los otros apóstoles. Pablo, aunque no
formó parte de los primeros seguidores de Jesús, llegó a ser reconocido como apóstol, y junto con Pedro fue considerado como uno de
los dos pilares más importantes del cristianismo. Se sabe que al final
3
4
1
2
Leyes establecidas por Moisés.
Consiste en extirpar el prepucio del pene. Era una práctica prescrita para los varones judíos.
Aunque es llamado así, generalmente no se añade a la lista de los concilios ecuménicos.
Como las iglesias sabatistas.
los inicios del cristianismo
23
de sus vidas Pedro y Pablo se establecieron en Roma, donde murieron
martirizados, lo que le confirió a la comunidad cristiana de esa ciudad
el lugar y la autoridad que antes había tenido la de Jerusalén.
La autoridad de los apóstoles en su calidad de testigos de las enseñanzas de Jesús fue cardinal para la formulación de las creencias básicas del cristianismo como religión nueva, distinta. Algunos de ellos son
autores de varios textos del Nuevo Testamento, como el Evangelio de
Mateo; el Evangelio, las Epístolas (cartas) y el Apocalipsis de Juan; las
Epístolas de Pablo, de Pedro, de Santiago y de Judas. Otro Evangelio
es obra de Marcos, discípulo de Pedro, mientras que Lucas, quien fue
discípulo de Pablo, escribió el Evangelio que lleva su nombre y los
Hechos de los Apóstoles.
Esa misma autoridad de testigos fue importante para la preservación
del cristianismo frente a interpretaciones que se consideraron erróneas,
como el ya mencionado ebionismo, el gnosticismo5 –combatido por Pablo–, y el docetismo,6 entre otras. Pero al ir desapareciendo estos testigos
directos y al formarse comunidades cristianas en los diferentes territorios del Imperio Romano, fueron surgiendo, en diferentes tiempos y
espacios, interpretaciones divergentes del mensaje de Cristo que fueron sostenidas por comunidades que disputaban entre sí por medio de
sus dirigentes, en algunos casos llamados obispos.7 Así, en los primeros
siglos del cristianismo, en medio de esas disputas, se fue forjando la
tradición cristiana y se fueron rechazando interpretaciones que se consideraron erróneas, algunas muy localizadas en algunas regiones y otras
más extendidas, como el marcionismo8 y el montanismo.9
En sus primeros tres siglos de existencia, el cristianismo fue algunas veces tolerado y otras perseguido por las autoridades romanas,
hasta que a principios del siglo iv, en el año 312, fue reconocido por
Constantino como religión del Imperio. Desde entonces empezó a
contar con el apoyo del poder imperial para imponer las creencias
que se consideraban acordes con las enseñanzas de Cristo. Este hecho fue fundamental para la historia del cristianismo, pues a partir de
Movimiento religioso fundado en el conocimiento (gnosis: verdad). Creen en la dualidad
bien/mal, y en que el conocimiento es transmitido a unos pocos elegidos.
6
Sostenían que Jesús no fue realmente hombre. Su cuerpo fue sólo apariencia (dokesis), por
lo tanto no sufrió.
7
De la palabra griega επισκοπος (epískopos), que significa vigilante, superintendente.
8
Recibe su nombre de Marción, quien sostenía que el cristianismo no tenía ninguna relación
con el Antiguo Testamento.
9
Hacia el año 150, Montano sostenía que la segunda venida de Cristo era inminente y predicaba el ascetismo, el martirio voluntario y la práctica del profetismo.
5
24
enciclopedia de las religiones en méxico
entonces, su organización, su actuación y su desarrollo se ligaron más
o menos estrechamente, más o menos pacíficamente, pero siempre de
una manera muy intrincada y compleja con los poderes políticos durante varios siglos, lo que en el tema que nos ocupa influyó tanto en la
unidad como en la división de las iglesias cristianas.
En los siete siglos que transcurrieron desde el año 312 en que
Constantino reconoció al cristianismo como religión del Imperio y
hasta el 1054 en el que se dio la división entre las iglesias cristianas de
Oriente y de Occidente, se desarrollaron varios procesos que fueron
importantes en la historia del cristianismo, tres de los cuales describiremos brevemente enseguida.
El primero fue que las diferentes comunidades, las cuales empezaron a ser llamadas iglesias (tomando el nombre del griego ekklesia:
asamblea, comunidad), fueron adquiriendo paulatinamente una estructura jerárquica cuya introducción se había iniciado con la distinción
entre los funcionarios religiosos (el clero) y los creyentes comunes (los
laicos), pero que se enfatizó al centralizarse en los obispos, quienes se
consideraba que eran sucesores de los apóstoles y, por lo tanto, detentadores de la autoridad para decidir acerca de cuestiones doctrinales,
pastorales y administrativas. Los obispos, por lo general, asentaron
sus sedes en las ciudades más importantes de las diferentes provincias del Imperio. Eran auxiliados por diáconos y sacerdotes (también
llamados presbíteros) que eran ordenados por ellos eligiéndolos entre los fieles que consideraban más capaces, pero que no recibían una
formación especial. Paulatinamente surgieron también los párrocos
que eran presbíteros a quienes se les encargaba la administración
eclesiástica de áreas en torno a centros rurales importantes. Aunado
a lo anterior se dio un proceso por el cual los obispados adquirieron
una función no sólo religiosa, sino también política, administrativa
y económica.
A esta organización jerárquica se opusieron recurrentemente
movimientos que preconizaban que los fieles podían tener contacto
personal con Dios y recibir la inspiración directa del Espíritu sin la mediación de los clérigos.
Un segundo proceso que se desarrolló en estos siglos fue el de la
intrincada relación del cristianismo con los poderes políticos. Los gobernantes, siguiendo probablemente el modelo del Imperio Romano
en el que el emperador era también el pontífice máximo, se consideraban a sí mismos elegidos por Dios para velar por la nueva religión
–el cristianismo– y se arrogaban funciones religiosas como convocar
los inicios del cristianismo
25
concilios regionales o ecuménicos, nombrar obispos, decidir en las
disputas doctrinales, etc. Por su parte, los obispos intervenían en los
asuntos políticos en nombre de la superioridad del orden cristiano
preconizado entre otros por san Ambrosio (340-397), obispo de Milán,
y por san Agustín (354-430), obispo de Hipona, lo cual llevó intermitentemente a alianzas y choques entre el poder político y el poder religioso.
Quizá pueda resumirse esta situación diciendo que en una sociedad con un orden cristiano aceptado se reconocía que el origen
de toda autoridad –ya fuera eclesiástica o profana–, era Dios; pero,
¿quién, en nombre de Dios, tenía el derecho de gobernar? ¿Los obispos o los gobernantes civiles? O, ¿quién tenía la facultad de designar –o
reconocer– a las autoridades? ¿Los obispos designaban o legitimaban
con su reconocimiento a los gobernantes? O, al revés, ¿los gobernantes
debían designar o legitimar a los obispos? Los conflictos aumentaban
porque con las cuestiones teológico-religiosas se mezclaban, asimismo, asuntos de interés político y económico.
Un tercer proceso ligado con esta división fue el de la paulatina afirmación de la primacía del obispo de Roma en la Iglesia Occidental que
se basaba en la presencia y el martirio de Pedro y de Pablo en la ciudad
imperial. Se estableció que Pedro había erigido su sede en Roma en el
año 40, que había consagrado como su sucesor a Lino y que a partir de
entonces se había dado una sucesión ininterrumpida de pontífices romanos. Junto con lo anterior, a finales del siglo iv, empezó a utilizarse
el texto de Mateo 16:18-19, “Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro, o sea
piedra, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las fuerzas del infierno no la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos:
todo lo que ates en la tierra será atado en el Cielo, y lo que desates en
la tierra será desatado en los Cielos”.10
Aunado a esa primacía religiosa se dio un proceso de crecimiento
de la relevancia política y económica del papado que llegó a rivalizar
con el poder de los emperadores. En el siglo viii, con base en un texto
falsificado llamado La donación de Constantino,11 se argumentó que
este emperador había regalado a los papas12 el dominio sobre el Impe Los textos bíblicos están tomados de la Biblia de Jerusalén.
En 1450, Lorenzo di Valla, secretario del papa Nicolás V, demostró que el documento era
una falsificación.
12
El término papa en latín significa “padre” y hasta el siglo xi se usaba para referirse tanto al
obispo de Roma como a otros obispos de diócesis importantes. A partir de ese siglo, bajo el
pontificado del papa Gregorio vii, se usó ya exclusivamente para referirse al obispo de Roma,
el papa.
10
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rio de Occidente, por lo que tenían el derecho de legitimar, ungiéndolos y coronándolos, a los reyes y emperadores, así como también
el de detentar el gobierno efectivo sobre una región de Italia central
que llegaría a conocerse como los Estados Pontificios.13
Estos tres procesos ayudan a entender los conflictos y el mantenimiento de la unidad del cristianismo durante varios siglos hasta que
se dio la primera gran división que no pudo evitarse entre las iglesias
cristianas de Oriente y de Occidente. Hasta entonces, las numerosas interpretaciones divergentes del cristianismo que fueron surgiendo a lo
largo de varios siglos fueron combatidas por las iglesias oficiales con el
apoyo del poder secular, etiquetadas como herejías y posteriormente
suprimidas, aunque algunas de sus ideas resurgieron más tarde en las
iglesias cristianas actuales.
El emperador Constantino buscaba que el reconocimiento del cristianismo le ayudara a mantener la unidad del Imperio, para lo cual era
necesario preservar la unidad de la religión cristiana, pues en el seno
de ésta, como ya se dijo, surgían continuamente disputas acerca de la
verdadera doctrina de Cristo. Con este fin convocó en el año 325 al
Concilio de Nicea, el primero de los concilios ecuménicos en el que
se hizo una formulación de la doctrina cristiana que fue consensuada
y aceptada por todos los obispos asistentes, y la cual, en adelante, se
consideró como el credo cristiano oficial tanto por las iglesias como por
el Imperio que se comprometió a tutelarla. Es conocido como Credo
Niceno el siguiente texto:
Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido del Padre antes de todos los siglos.
Luz de luz, verdadero Dios de Dios verdadero. Engendrado, no creado,
consubstancial con el Padre por el cual todas las cosas fueron hechas.
Quien por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo. Y
se encarnó del Espíritu Santo y de la virgen María, y se hizo hombre; fue
crucificado también por nosotros bajo Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y al tercer día resucitó según las Escrituras. Y subió al cielo y está
sentado a la diestra de Dios Padre, y vendrá otra vez con gloria a juzgar a
los vivos y a los muertos; y cuyo reino no tendrá fin. Y en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que procede del Padre, el cual con el Padre y el
Hijo debe ser adorado y glorificado; que habló por los profetas. Y en una
13 Que abarcaban un territorio más amplio que el actual estado del Vaticano.
los inicios del cristianismo
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santa Iglesia Católica y Apostólica. Confesamos un bautismo para remisión
de los pecados. Y esperamos la resurrección de los muertos, y la vida del
mundo venidero. Amén.14
En ese concilio también se condenó la herejía de Arrio, quien sostenía que Cristo no era de la misma naturaleza que Dios Padre, por
quien había sido creado. El concilio adoptó la fórmula de que Cristo es
consubstancial (de la misma substancia) con el Padre, es decir, que
es Dios y que no fue creado.
La formulación de las verdades esenciales del cristianismo se completó en el Segundo Concilio ecuménico que tuvo lugar en Constantinopla en el año 381 y se plasmó en el que se conoce como el símbolo o
credo niceno-constantinopolitano, aceptado hasta la actualidad por la
mayor parte de las iglesias cristianas. Su texto es el siguiente (los lectores
católicos seguramente reconocerán el credo que se recita en las misas):
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo
único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue
sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo y
está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para
juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre (y del Hijo), que con el
Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén (Catecismo
de la doctrina cristiana, s/f, pp. 10-12; el texto se encuentra también en el
catecismo del P. Ripalda, múltiples ediciones).
Se escribió la expresión y del Hijo entre paréntesis, con cursivas
y en negritas, para hacer notar que esa expresión no se encuentra en
el símbolo niceno-constantinopolitano, sino que fue añadida cinco
14
Traducido del original en griego por J. Wilhelm (The Catholic Encyclopedia).
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siglos más tarde, en el Cuarto Concilio de Constantinopla llevado a
cabo en los años 869 y 870. El añadido de esa expresión fue motivo
de las divergencias doctrinales entre las iglesias Oriental y Occidental
que, junto con problemas políticos, culminaron en el siglo xi con la
primera gran división del cristianismo.
Hay otros dos credos reconocidos por unas u otras iglesias cristianas: el credo apostólico y el credo atanasiano. Del primero se dice
que fue formulado por los doce apóstoles, cada uno de los cuales habría
enunciado uno de los doce artículos de fe que contiene, por lo que es conocido también como símbolo de los apóstoles. Tal parece, sin embargo, que no puede asegurarse con certeza ese origen apostólico –aunque se acepta que contiene verdades esenciales del cristianismo– las
cuales puede decirse eran predicadas por los apóstoles, aunque no en
la forma exacta que tiene el credo. Existen dos versiones de este credo,
una de ellas es la llamada romana porque se sabe que se recitaba en
Roma en ocasión de la celebración de los bautismos:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso; y en Jesucristo su único Hijo, Señor
nuestro, que nació del Espíritu Santo y de la virgen María; fue crucificado bajo Poncio Pilatos y sepultado; al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre, y desde
allí vendrá al fin del mundo a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en
el Espíritu Santo, la santa Iglesia, el perdón de los pecados y la resurrección de la carne (Thurston, 1907).
La otra versión se difundió más ampliamente, tanto en la Iglesia de
Occidente como en la de Oriente:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra; y en
Jesucristo su único Hijo, Señor nuestro, que fue concebido del Espíritu
Santo y nació de la virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilatos,
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió al cielo y está sentado a la diestra de
Dios Padre Todopoderoso, y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar
a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable (Thurston, 1907).
El credo atanasiano se llama así porque su autoría se atribuyó
–tal parece que sin fundamento histórico–, a san Atanasio. También
los inicios del cristianismo
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es conocido como símbolo quicumque (quien quiera), porque con esa
palabra empieza en latín. Es aceptado también por la Iglesia Católica,
aunque casi no se usa